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Mi apellido es Kaiba. por Artemisa El Britannia

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Notas del capitulo:

Hoy contesto los comentarios que me han dejado. 

 

Espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo. 

Capítulo único

 

Me encontraba manejando hacia la cita que había “agendado” con la enfermera de la clínica, no sabía que esperar en esa salida, así que al llegar me estacione y le pedí a Tristán que se quedara en el auto, pero antes de que pudiera salir alguien abrió la puerta trasera se metió y me dijo “arranca, no podemos hablar aquí”. Tristán ya iba a intervenir cuando encendí de inmediato el auto y empecé a manejar hacia un nuevo lugar de encuentro sin emitir ningún sonido y fingiendo que la chica detrás de nosotros no existía.

Llegamos a un restaurante de comida rápida, baje junto a la chica y mi guarda espaldas se quedó junto al auto con la mejor vista hacia la mesa donde estábamos, estaba listo para intervenir en cualquier momento, pedimos comida, para fingir que era una salida social.

 

-       Lamento lo anterior, la verdad temo por mi seguridad al hacer esto – la chica aún no se quitaba la gorra ni el cubrebocas que escondía su rostro de cualquier cámara.

-       No te preocupes entiendo lo que pasa, vengo con la mente abierta a cualquier cosa que me digas – la chica volteó hacia la ventana y se le quedo viendo a Tristán – tranquila él está de mí lado, además de que no le dije con quién me iba a ver.

-       Debo de contarte algunas cosas que han pasado desde hace aproximadamente 12 años – asentí y la chica suspiro para armarse de valor – su esposo ha tratado de casarse nuevamente desde que murió la señora Xanath, pero su hijo mayor no lo ha dejado, antes de cumplir los 15 años era demasiado molesto y les hacía la vida de cuadritos a las mujeres que llevaba a la mansión, pero cuando cumplió los 15 empezó a seducirlas para que su padre las dejara y tuviera que seguir buscando con quien casarse, todo esto a raíz de que al morir la señora Xanath, al fin el señor Ganzaburo pudo realizarle a sus hijos una prueba de paternidad y da la casualidad que ninguno es hijo de él, pero la prueba arrojo que si son hijos del mismo padre – casi muero de un infartado por esa revelación, ¿ninguno de los hermanos Kaiba era hijo de Ganzaburo? – como no tiene más hijos aún no ha podido revelar esta información para poder desprestigiarlos y así poderlos quitar de la línea sucesoria, en algunas ocasiones resultaba que las novias del señor Ganzaburo al quedar embarazadas sufrían accidentes que las hacían abortar o cuando las llevaban a revisión recibíamos dinero por debajo del agua para practicarles un aborto espontaneo – la chica empezó a llorar por todo lo que había tenido que callar mientras trabaja para mi esposo – y ahora temo por usted, cuando llegó mientras era atendido el joven Seto nos dijo que ya sabíamos que hacer si se llegaba a detectar algún producto y adicional nos pidió algo fuera de nuestra ética laboral – me quede pensando y por un momento cruzo por mi cabeza lo peor, ¿acaso había pedido que me mataran? – quiere que cuando vaya lo suficientemente herido por su esposo lo… esterilicemos – mi boca se abrió hasta el piso, Seto no se andaba con juegos.

-       No puede ser posible – mi cara no tenía precio, si mi esposo no me mataba a golpes, Seto lo haría con tal de yo jamás tuviera descendencia, ambos estaban tan enfrascados en su propia pelea de poder que ya no les importaba que más personas salieran heridas, ahora entendía por qué existía un contrato prenupcial, Ganzaburo me había sentenciado a serle fiel de por vida y si Seto sabía de este contrato él se iba a encargar de que yo no tuviera ningún hijo a cualquier precio.

-       Sé que suena muy radical todo esto, pero nosotras ya estamos hartas de hacer el trabajo sucio de ambos, como el señor Ganzaburo es una bestias enfurecida siempre sus novias terminan golpeadas y tenemos que curarlas para que él siga abusando de ellas, además de que Seto ha causado tanto daño en algunas de ellas por su ambición que han quedado con secuelas de por vida, cuando salió del hospital revisé su sangre y sé que está tomando anticonceptivos, eso le puede ayudar con el joven Seto, pero su marido está desesperado y no dudara en incluso practicar una fecundación invitro con tal de que dé a luz un heredero, queremos ayudarte así que no haremos nada en contra de tu salud, pero tú deberás protegerte fuera del hospital – mi cabeza daba vueltas, me di cuenta de que la situación no me favorecía en nada, Seto me odiaba eso era seguro y seguramente en estos meses que su papá no estuviera intentaría de todo para que yo cayera en sus redes, si por eso estaba tan interesado en empezar a convivir conmigo, si mi contrato prenupcial se anula estaré en desventaja en todos los sentidos, pero si tengo un hijo…

 

Salí del restaurante y Tristán me vio con preocupación, al parecer no traía un buen rostro, así que él se encargó de manejar a la mansión y yo me quede en la parte de atrás pensando en cómo podía salir de esta situación, en esta ocasión estaba entre dos navajas muy afiladas y ambas iban con la clara intención de matar y yo era el objetivo.

Al llegar baje con cuidado y me topé con los hielos azules esperándome en la entrada, no sabía cómo reaccionar, me sentía enfermo con sólo verlo no podía creer como un chico tan joven era capaz de causar tanto daño a personas inocentes, lo vi a los ojos y algo en mi interior me gritaba que lo golpeara, pero debía de guardad las apariencias no debía de revelar la ventaja que tenía en esos momentos, ellos debían de seguir pensando que yo no sabía nada, así me mantendría a salvo.

 

-       ¿De nuevo tú? – mi cara reflejaba fastidio, pero mis ojos mostraban odio puro debía de bajar la intensidad de las flamas de la venganza, porque eso haría en nombre de todas aquellas que sufrieron acabaría con el imperio Kaiba.

-       Ya te dije que mi padre me pidió que cuidara de ti – Tristán volvió a ponerse entre nosotros, veía con determinación a Seto, tal vez no podía defenderme de Ganzaburo, pero si podía defenderme de las demás personas que intentaran hacerme daño.

-       Y yo te dije que eso era una mentira – Seto volvía a verme con enojo por no obedecerlo, si no supiera nada sobre su plan malvado era obvio que ver una mano amiga dentro de mi encierro era como una luz, pero a partir de este momento no confió en nadie dentro de este lugar – si quieres saber mi itinerario llámale a mi asistente, ella te dará los por menores.

 

Subí a mi habitación y empecé a trabajar desde casa, después de todo era el jefe del área de desarrollo en sistemas, debía de estar al tanto de todas las situaciones que pudieran surgir, me enfrasque tanto en mi trabajo tratando de olvidar los estragos que se asomaban en la montaña rusa que tenía por vida, pero poco me duro el gusto, mi esposo llamó y me preguntó directamente si estaba en cinta (seguramente en el hospital debían de avisar si yo me llegaba a presentar), resoplé y le dije todo lo que me había dicho la doctora al momento de usar el ultrasonógrafo.

 

-       No, al parecer estoy algo lastimado por dentro y hasta que no me recupere no se llevara a cabo ningún embarazo, tranquilo estoy tomando medicamento y algunas vitaminas, piensan que si vuelves y lo intentamos con todo fervor podrás cargar un bebé antes de que yo muera – mis comentarios los hice con evidente sarcasmo, quería hacerle saber que lastimarme solo fomentaría que su anhelo de tener un bebé no se cumpliera, así mínimo me ahorraría las palizas, Ganzaburo resoplo y se quedó callado – por cierto tu hijo quiere empezar a “cuidarme” deberías hablar con él – la mejor defensa era el ataque, si mi esposo sabía que su hijo empezaba a mover sus piezas lo mantendría alejado de mí, otra problema que me evitaría.

-       Hablare con él, te enviare un mensaje del día en que regrese, más te vale estar listo para ese entonces o sufrirás las consecuencias.

 

 

Mi cabeza estaba llena de pensamientos cada vez más obscuros y lúgubres, debía de empezar a tener un plan para salir del embrollo en el cual ahora estaba, literalmente estaba siendo succionado por arenas movedizas, no había ninguna opción a salir o ser rescatado por lo cual debía de hacer lo que me había dicho la enfermera, empezar a cuidarme de mi nueva familia.

 

Después de haberme curado empecé a salir a trabajar nuevamente, la seguridad en la mansión había aumentado como por arte de magia y Ganzaburo había mandado a Seto a arreglar unos asuntos en la cede de China, lo cual me había dejado prácticamente sólo con Mokuba, el cual se veía muy triste por no tener a su hermano y bastante renuente a convivir conmigo. Ya llevábamos 1 semana solos en la mansión y la única palabra que había cruzado conmigo era “quítate” cuando habíamos chocado en el pasillo que daba a la cocina, al parecer mi destino era vivir de manera solitaria en ese lugar.

Iba de camino a la cochera donde estaba el automóvil que mi esposo me había regalado por nuestra hermosa boda y vi a Mokuba peleando con su chofer, que al parecer trataba de calmarlo, pero solamente enfurecía más, al final el chofer le había aventado las llaves del carro y se fue, Mokuba quedó de piedra parado, a los pocos minutos empezó a llorar y se sentó a la mitad de la cochera haciendo berrinche con los pies. Jamás lo había visto perder el control de esa manera, generalmente era demasiado alegre y su hermano se encargaba de todo… ahora entiendo.

 

-       Es difícil estar solo y aprender a ser responsable sin sentirse asfixiado – hable mientras abría la camioneta y le daba la espalda, sabía que me veía con odio desde lejos y la verdad a la edad de él seguramente quería que lo vieran como un adulto y no como un niño consentido por su hermano.

-       ¿Tú qué sabes? – para sorpresa mía su voz sonaba entre cortada y con mucho dolor, iba a irme y hablarle cuando se calmara, pero al parecer ese niño de verdad se encontraba mal emocionalmente, me partía el corazón así que decidí ayudarlo mientras su hermano volvía.

-       Bueno soy hijo único y mi papá siempre me decía: “Joey debes de asumir la responsabilidad de todos los errores que sucedan cuando tu estés al mando”, a diferencia tuya yo no tenía a un hermano en el que pudiera apoyarme o para poder repartir la responsabilidad que conllevaba manejar la empresa de mi familia, es difícil cumplir las expectativas de la persona que amas – me había sentado a su lado para poder platicar amenamente y que se sintiera en confianza, después de todo esa maniobra me había llevado a tener muy buena relación con mi empleados.

-       ¿Cómo lograste superar sus expectativas? – sonreí en mis adentros, ya que al parecer había funcionado y ahora nos podríamos llevarnos un poco mejor.

-       No lo he hecho, a la fecha aún me dice: “Espero mucho de ti hijo” – me vio decepcionado al pensar que jamás llegaría al objetivo de ser el mejor – pero a pesar de que me dice eso, cada que tomo una decisión me ve a los ojos y me dice: “Estoy tan orgullo del hombre que eres”, supongo que como padre no se puede dar el lujo de fomentar la mediocridad y por eso siempre me empuja a seguir siendo mejor – le sonreí nuevamente para que se calmara y al parecer había funcionado, ya que tenía mejor semblante que antes - ¿Quieres que te lleve a la escuela? Ya después buscaremos que tengas un nuevo chofer – me sonrió y me sorprendí de que por primera vez me aceptara, además de que me dedicaba una mirada que solo había visto en sus ojos cuando hablaba con su hermano.

 

Durante el camino hacia su escuela me contó el altercado que había tenido con el chofer y a pesar de que no era nada grave la ansiedad de encontrarse solo en la mansión lo habían hecho explotar y el pobre hombre había pagado las consecuencias, me reí de su mini berrinche y le empecé a dar ánimos, le había recordado que su mejor cualidad era la amabilidad, la bondad y la alegría que expresaba, por lo cual el chico me prometió no volver a perder la cabeza.

 

Al dejarlo en su escuela me agradeció mucho que lo hubiera escuchado, que le hubiera dado consejos y además de que lo había llevado al punto más lejano de Domino que por cierto quedaba lejos de Kaiba Corp. Al final le dije que si no le molestaba podía irlo a recoger, muy al contrario de mi pensamiento Mokuba acepto muy gustoso de la convivencia entre ambos. Mientras iba de camino a mi trabajo iba pensando que si Ganzaburo sabía de mi buena relación con su hijo me mataría, seguramente pensaría que estábamos planeando algo en su contra, pero no quería dejar mi amistad con el menor de los Kaiba, de entre todos era el que mejor me caía, además que esa conversación era como agua después de 3 meses en el desierto, por un momento pensé que había perdido la práctica de interactuar con seres humanos y al parecer aun podía ser amable a pesar de lo mal que lo estaba pasando en esos momentos.

 

-       Buenos días a todos - al llegar a mi trabajo mi papá me vio saludando a todos y caminar con más tranquilidad que antes.

-       Vaya algo muy bueno debió de haber pasado para que tengas ese humor excelente – sonreí y le conté que por fin uno de mis hijastros había empezado a llevarse bien conmigo y que ese podía ser el paso para ser una bonita familia, mi padre se alegró por mí, ya que el siempre creyó que mi matrimonio sería un desastre y acabaría siendo un hombre infeliz y amargado – me alegró mucho por ti hijo, espero que esto siga evolucionando para que seas feliz al final de todo tu sacrificio.

-       Papá tranquilo, sabes que a pesar de todo, fue la mejor decisión que tomamos y aunque no lo creas sé que puedo ser feliz – no me creía ni la mitad del discurso que le había dado a mi papá, pero pensé que mínimo podía tener la vida más feliz que se pudiera, además de que no quería preocupar a mi familia – por cierto hoy salgo más temprano y terminaré en casa, prometí recoger a Mokuba – me sonroje al pensar que ya empezaba a actuar como un papá.

-       Si así tratas a tus hijastros no quiero imaginarme cuando tengas a tus hijos.

 

Mi papá me dio la espalda con ese comentario y yo deje de sonreír… ¿cómo iba a explicarle que probablemente jamás sería abuelo de uno de mis hijos?

 

Continuara…

Notas finales:

Dicen que nadie muere por dejar un RW. 


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