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Solo un poco equivocado #4 MiHae por Chulixxx

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Dos semanas después...

- Hey .

Saludo Zhou Mi, cerrando y bloqueando de la puerta principal.

Lynn levantó la vista del montón de cartas en su regazo y sonrió.

- Hey.

Miró con incertidumbre las llaves en la mano de Zhou Mi.

- Pedí una llave de repuesto después de que el principito se quedó dormido por tercera vez y no podía molestarse en salir de la cama para abrir la puerta.

Explicó, poniendo sus llaves en el bolsillo.

Lynn resopló.

- Eso es más o menos como me dieron una llave de repuesto. - miró a Zhou Mi con curiosidad. - Pero pensé que ya te habías ido y venido hoy. Me pareció que la sesión de entrenamiento fue por la mañana.

Se encogió de hombros, Zhou Mi se acercó.

- Me pareció que era tu día de descanso.

Lynn le lanzó una mirada afilada, pero no hizo comentarios sobre el cambio de tema.

- Estoy un poco atrasada en el correo de los fans. Tengo que terminar de pasar por estos y facilitar a los no espeluznantes a Donghae para responder.

Eso le dio a Zhou Mi pausa.

- ¿En realidad lo hace por sí mismo?

Ella sonrió.

- Lo sé, ¿Verdad? No suena como él, pero supongo que acaricia su ego leer todas las cartas que llegan.

- Hmm.

Zhou Mi cogió una de las cartas. Echó una ojeada a través de ella y negó con la cabeza. A veces se olvidaba de lo famoso que era Donghae.

- ¿Zhou Mi?

Miró hacia arriba y encontró a Lynn mordiéndose el labio.

- ¿Puedo hacerte una pregunta?

- Por supuesto.

Lynn vaciló antes de decir lentamente.

- Donghae ha sido extraño últimamente.

Después de un momento, Zhou Mi preguntó.

- ¿Extraño?

- Ha sido... distraído y simplemente extraño. Por ejemplo, yo llegue cuatro minutos tarde ayer y ¡Ni siquiera ha dicho nada!

- Son tan sólo cuatro minutos, Lynn. - le dijo mirando hacia atrás en la carta. - No es el fin del mundo.

- Vamos, ¡Lo conoces! ¡Él está constantemente aburrido y le vuelve loco amenazarme con despedirme por las razones más tontas. ¡Pero esta vez no molestó en absoluto!

Zhou Mi se rió.

- ¿No deberías estar contenta de que no lo hizo?

- P-por supuesto que lo estoy. Es simplemente extraño.

- No es que extraño.

- Pero eso no es todo. Creo que está viendo a alguien.

Poco a poco, Zhou Mi levantó la vista de la carta.

- ¿Viendo a alguien?

Lynn asintió.

- ¿No le has visto el cuello? ¿Los chupones? Solía burlarse cuando veía chupones en alguien y ahora está...

- Donghae está lo suficientemente en forma para tener relaciones sexuales. - dijo poniendo la carta sobre la mesa. - Eso es lo único que me importa. - Miró hacía arriba. - ¿Está en casa? Necesito hablar con él.

- Lo está.

Dijo ella, volviendo su atención a la correspondencia de los fans.

Subió las escaleras, aliviado de que no tuviera que responder más de sus preguntas.

Él nunca había estado cómodo mintiendo.

A él le gustaba Lynn y mentirle no le sentaba bien.

Por supuesto, técnicamente no había mentido.

Donghae no salía con nadie.

Ellos sólo tenían sexo.

A veces.

Casi se río en voz alta.

¿A veces? Más como todos los días.

A veces, dos veces al día.

La peor parte era que no podían mantenerlo estrictamente en la habitación.

Como ayer, en el medio de una discusión Donghae agarró su cabeza y tiró de él para un hambriento, brusco beso y la verga de Zhou Mi de alguna manera terminó en la boca del chico. En las últimas dos semanas, esos pequeños incidentes habían sucedido con una preocupante, cada vez mayor frecuencia e intensidad.

Por eso tenía que acabar con ello.

Su arreglo sin condiciones estaba sangrando en su relación profesional.

No importaba lo que se dijo, no estaba bien empezar a besar los muslos del chico durante un masaje deportivo.

No lo era.

Su falta de profesionalismo cuando se trataba de él era enorme.

No podía seguir así.

Al menos él ya había tomado medidas para poner fin a esto.

Para empezar, se las había arreglado para no tocarlo este día.

El día no ha terminado todavía, su voz interior dijo con sarcasmo.

Su voz interior sonaba perturbadoramente como Donghae últimamente.

Trató de ignorarla.

No estaba aquí para eso.

No le había mentido a Lynn, realmente necesitaba hablar con él.

Jong Hoon lo había llamado y le preguntó sobre el progreso de Donghae.

Al parecer, los de arriba del club lo querían de nuevo en el terreno de juego, y aunque Jong Hoon no dejó que lo acosaran, le pidió a Zhou Mi acelerar el programa de rehabilitación si ya estaba listo.

Por eso estaba Zhou Mi aquí: hablar.

Y nada más.

Donghae estaba en su habitación, sentado en el sofá con una tablet en sus manos. Él no levantó la vista cuando entró Zhou Mi.

Al cerrar la puerta, Zhou Mi dijo:

- Jong Hoon quiere acelerar tú programa de rehabilitación.

- Ya era hora. - dijo Donghae, con los ojos todavía en su Tablet. - ¿Y no podrías haber llamado para decirme eso?

Zhou Mi abrió la boca y la cerró.

- Vete. No me gusta cuando la gente me mira.

Lo estudió. Parecía... enojado.

- Lynn cree que estás viendo a alguien.

Donghae resopló sin levantar la vista de su tablet.

Se acercó y cruzó los brazos sobre el pecho.

- Mírame cuando te estoy hablando.

- ¿Por qué?

Porque cuando estoy en la habitación, siempre debes mirarme a mí.

Zhou Mi tuvo que morderse la lengua para pararse de decir eso. ¿Qué demonios?

- Mírame.

Ordenó.

Donghae levantó sus ojos de bebé, y una oleada de deseo golpeó a Zhou Mi tan fuerte y rápido que atrapó su aliento en su garganta.

Si creyera en esas cosas, él habría pensado que el niño era un incubo, porque no había nada racional sobre este embriagador querer y este deseo de besar esa boca con puchero y poseer.

Él no lo entendía, no podía explicarlo o racionalizarlo.

Esto era ridículo.

No era él.

No era este hombre.

No sería este hombre.

- Deja de decirme lo que tengo que hacer. - replicó de mal humor. - Y, ¿Pensé que habíamos terminado por hoy?

- Lo hemos hecho.

Donghae arqueó una ceja, todo arrogancia altiva.

- Déjame, entonces. ¿No ves que estoy ocupado? Yo no tengo tiempo para ti.

Nadie podía meterse bajo su piel como Donghae.

Poniendo una mano sobre el respaldo del sofá, Zhou Mi se inclinó hacia abajo, así que estaban cara a cara.

- ¿Qué te pasa, mocoso?

Dijo, su voz más suave de lo que había previsto.

Donghae tragó antes de mirarle.

- Nada. Simplemente no me gusta que asumas que eres quien lleva la voz cantante. No estoy de humor para ti. Si crees que puedes venir aquí siempre que lo deseas y meter la verga en mí, piénsalo de nuevo.

Sus labios estaban fruncidos, el de abajo empujando hacia fuera.

- No estoy aquí para tener relaciones sexuales. - continuó, arrastrando sus ojos de esa boca. - Te dije ayer que fue la última vez.

Humor cruzó el rostro de Donghae y desapareció.

- ¿Cómo me dijiste el día antes de ayer? ¿Y el día antes de eso?

La mandíbula de Zhou Mi se apretó.

- Esta vez va en serio. No te he tocado hoy, ¿Verdad?

El pelianaranjado le dio una mirada viciosa.

Zhou Mi se quedó inmóvil como si le ocurriera algo.

- Querías que te tocara.

Esa no era una pregunta.

Poniendo sus manos sobre el pecho de Zhou Mi, trató de empujarlo.

- Te dije que te fueras.

Zhou Mi no se movió. Su mano se encontraba en la mejilla de Donghae.

- ¿Querías que te besara?

Su voz se convirtió en un tono áspero mientras se inclinaba.

Tal vez un beso más.

Solo uno.

Muy corto.

Y entonces acabarían.

- No.

Sus manos en movimiento hasta el pecho del hombre.

- Por lo general eres un mentiroso mejor que esto.

Murmuró antes de moldear sus bocas. Ambos gimieron, enterrando las manos en el cabello del otro mientras se besaban profundamente. ¿Había sido sólo un día? Demasiado maldito tiempo.

- Donghae, he terminado el...

Ellos se apartaron, respirando con dificultad.

Lynn estaba en la puerta, con los ojos muy abiertos y docenas de cartas a sus pies.

- Oh.

Dijo débilmente.

- Si le dices a alguien. - dijo Donghae con fuerza. - Me aseguraré de que nunca encuentres otro trabajo.

Lynn palideció.

Suspirando, Zhou Mi se apretó el puente de la nariz.

- Lynn, por favor espérame abajo. - Ella prácticamente corrió fuera de la habitación y Zhou Mi se volvió hacia Donghae. - El chantaje no es la forma normal de las personas de lidiar con cada situación.

Donghae se puso en pie.

- Pero tengo que hablar con ella y asegurarme de que ella...

Zhou Mi lo agarró y lo volteó.

- Tú no vas a ninguna parte. No vas a amenazarla.

El menor se limitó a mirarlo con los ojos abiertos, moviendo la cabeza una y otra vez.

Él estaba hiperventilando.

- Cálmate.

Le dijo con firmeza, pero no sin amabilidad, apretando los hombros del chico.

- Nada pasará. Ella no le dirá a nadie. Voy a tratar con ello. Lo prometo.

La respiración de Donghae se niveló un poco, y los temblores se detuvieron, pero esos ojos... Maldita sea. Zhou Mi se inclinó y rozó sus labios contra los del menor.

Ambos se quedaron inmóviles.

Donghae exhaló temblorosamente.

Zhou Mi se retiró y salió de la habitación.

Se pasó la mano por el pelo mientras tomaba las escaleras hacia abajo. 

 


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