27
En cuanto a los cumpleaños, éste no era tan malo después de todo.
El cuerpo le dolía gratamente después del sexo y la segunda sesión de entrenamiento, pero un largo baño caliente lleno de sales aromáticas le refrescó.
Cuando salió del baño, se sorprendió al encontrar a Zhou Mi descansando en el sofá delante de la televisión.
- Pensé que ya te habías ido.
Zhou Mi miró.
- Le prometí a mi hermana que quedaría con ella después del trabajo y la llevaría a otro lugar. Ella trabaja muy cerca. No tiene sentido conducir a casa sólo para volver a conducir dentro de una hora.
Se acurrucó más cerca y vaciló.
Nunca supo cómo actuar con Zhou Mi en momentos como éste: cuando no estaban entrenando ni iban a joder. Había sido tan difícil encontrar el equilibrio correcto últimamente, las líneas se difuminaban.
Se dio cuenta que no era el único que luchaba con ello.
Cuando no estaban teniendo relaciones sexuales, Zhou Mi actuaba alrededor de él como siempre lo hacía, ligeramente burlón, un poco cínico y mandón, pero a veces, su comportamiento era... apagado.
Ni siquiera entendía esos momentos cuando yacían el uno al lado del otro después del sexo, saciados y felices, y Zhou Mi pasaba los dedos a lo largo de su columna vertebral, acariciando su nuca, el pelo sudoroso.
La gente decía y hacía cosas estúpidas después del sexo. Pero no era sólo durante el sexo.
Zhou Mi se le quedó mirando.
No sucedía muy a menudo, pero cuando pasaba, hacía que se sintiera divertido en el interior. No le gustaba la sensación, porque era totalmente adicto a ella.
Y lo peor de todo era que ni siquiera podía culpar a Zhou Mi por el tratamiento caliente y frío: a veces se sentía tan necesitado de su tacto que se encontró dando un paso más cerca de él cuando no estaban teniendo sexo.
Entonces se daba cuenta de lo que estaba haciendo y atacaba a Zhou Mi con comentarios mordaces innecesariamente.
Mierda.
Esto nunca debería haber durado tanto como lo hizo.
Hacía ya casi un mes.
Nunca jodió con la misma persona durante tanto tiempo.
¿A quién quería engañar? Antes de Zhou Mi nunca había jodido con el mismo tipo dos veces.
- ¿Te vas a quedar ahí toda la noche?
Dijo Zhou Mi, sin mirarlo. Había apoyado sus manos detrás de la cabeza en ese gesto universal de chico, de aspecto muy masculino, relajado y casual.
Donghae atrapó su labio entre los dientes, mirando el espacio libre junto a Zhou Mi, y se dirigió con decisión hacia el sofá.
Se dejó caer junto al hombre.
- ¿Qué estás viendo?
- Regreso al futuro.
Donghae arrugó la nariz.
- Aburrido.
- No he pedido tu opinión.
Donghae se recostó, la pierna en equilibrio con la rodilla. Su pie desnudo presionado contra la pierna de Zhou Mi.
- Pero es aburrido. Es mi cumpleaños y quiero ver otra cosa.
Ocultó su sonrisa, consciente de que sonaba como un niño malcriado.
Él no daba una mierda y sabía que Zhou Mi tampoco, y no esperaba que él actúe diferente. Vivir bajo las expectativas del hombre siempre fue divertido. Con él, podía ser tan inmaduro y malicioso como quisiera.
Él no tenía por qué ser agradable, de buen carácter y relajado.
No tuvo que fingir.
No tenía que ser nada. Se sentía... diferente. Libertador. Se sentía bien.
- Hay otra televisión en la casa.
Dijo Zhou Mi, sin apartar los ojos de la pantalla.
Donghae frunció los labios, sintiéndose algo molesto de que Zhou Mi no le estaba prestando atención. Él presionó su pie más firmemente contra la pierna del mayor.
Sin darle un vistazo, Zhou Mi atrapó el pie.
- Deja de retorcerte.
Él no quitó su mano. El pulgar del hombre comenzó a acariciar la parte inferior de su pie, distraídamente.
Retorciéndose, no pudo dejar de escapar una risa de sus labios.
Era cosquilloso, siempre lo fue.
Zhou Mi quitó la mano.
Donghae dejó de sonreír.
Él lanzó una mirada de reojo a Zhou Mi y se mordió el labio.
- Estoy aburrido.
Golpeando con los nudillos en el brazo de madera del sofá. Ruidosamente.
Lo hizo por dos minutos completos, antes de Zhou Mi finalmente dejara escapar un suspiro de exasperación.
Zhou Mi se acercó y le agarró la mano.
- Cállate.
Puso la mano del chico en el muslo, manteniéndolo en su lugar con su propia mano.
Donghae se quedó mirando la mano de Zhou Mi cubriendo la suya y luego en el brazo a su alrededor.
Oh.
El brazo de este se puso rígido, como si sólo ahora se diera cuenta de que efectivamente estaba abrazando a Donghae.
Unos segundos tensos pasaron. Zhou Mi claramente no sabía qué demonios debería hacer acerca de la situación en la que se había metido.
Sus labios temblaron, el menor le dio la mano, así que estaban palma con palma.
- Aw. - el mierdecilla arrulló, entrelazando sus dedos. - ¡Aun estás en mi corazón! ¡Creo que me voy a desmayar!
- ¿Tú tienes un corazón?
Dijo su voz mezclada con diversión. Su brazo se relajó.
- Está bien. - dijo Donghae, apretando los dedos de Zhou Mi. - Sé que no puedes evitarlo.
Poco a poco, Zhou Mi volvió la cabeza hacia él.
- ¿Qué?
Donghae asintió.
- Está realmente bien. Te dije que soy irresistible.
El mayor sacudió la cabeza.
- Eres...
- ¿Ingenioso, brillante, caliente?
Riéndose, le lanzó una mirada divertida.
- ¿Te sientes enamorado cuando miras tu reflejo?
Sonriendo, puso la cabeza en el respaldo del sofá, su rostro sólo a pulgadas de distancia de Zhou Mi ahora.
- ¿Crees que soy narcisista?
Y le dio una extraña mirada.
- Cumples todos los requisitos.
Donghae miró perezosamente.
- Tal vez. Pero ¿No son todas las personas narcisistas? Creo que Freud lo dijo. La diferencia es sólo en qué grado.
Recibió otra mirada indescifrable del hombre.
Zhou Mi levantó la mano, la que no estaba apretada en los dedos del otro y rozó sus nudillos contra la mejilla.
El chico se congeló, inseguro.
- Tú eres arrogante, seguro de ti mismo y altanero. Pero... - Sus ojos recorrieron el rostro de Donghae. - ... a veces pienso que en realidad tienes una baja autoestima y todo tu carácter espinoso es sólo un mecanismo de defensa.
El menor abrió la boca, pero la cerró sin decir nada.
- Bueno, estás equivocado.
Dijo al fin.
Asombrado de lo débil que sonaba su negación, él frunció el ceño.
Zhou Mi bajó la mirada hacia su boca con el ceño fruncido y la besó suavemente.
- Deja de poner esta cara ridícula. - dijo Zhou Mi antes de chuparle el labio. - Dame tu lengua.
Donghae hizo.
De alguna manera, él no estaba seguro de cómo terminó con los brazos alrededor del cuello y estaba besándole.
En algún lugar en el fondo de su mente, sonó una campana de alarma.
Pero la ignoró, chupando la lengua del mayor y haciendo pequeños ruidos de placer.
Dios, tan bueno.
El tacto, el sabor, el olor... le hizo sentirse mareado y cálido.
Tan cálido.
La alarma sonó de nuevo y aturdido se dio cuenta de por qué: sólo se estaban besando, sin sexo en el menú.
Esto se estaba volviendo demasiado extraño.
Todo esto entre ellos había sido lo suficientemente confuso ya. Esto se sentía casi tan raro como los besos suaves que Zhou Mi le había dado en la tarde después de que le había hablado de su padre.
Casi.
Podía sentir la rareza ahora, también, colgando en el aire entre ellos cuando Zhou Mi rompió el beso para acariciarle detrás de la oreja, la ternura de sus toques contrastando con el agarre firme del hombre en sus caderas.
Enterrando sus dedos en el cabello del alto, lo arrastró de nuevo a su boca, con ganas de más besos. Y agradecido, lo besó a fondo.
El teléfono celular de Zhou Mi sonó.
Hicieron caso omiso de ello.
El teléfono no dejaba de sonar.
Suspirando, rompió el beso y contestó el teléfono.
- Sí, - dijo antes de aclararse la garganta. - Estoy en mi camino.
Sin mirar a Donghae, se puso de pie.
- Tengo que irme. No te olvides que tienes chequeo médico mañana. Debes estar listo a las nueve. - Se dio la vuelta antes de volverse y agacharse para cepillar sus labios. - Feliz cumpleaños, cara de muñeca.
Se había ido antes de que Donghae pudiera decir nada.
Todavía un poco aturdido, se dejó caer hacia atrás contra el sofá y tocó los labios bien besados.
Bueno, joder.