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Solo un poco equivocado #4 MiHae por Chulixxx

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Tiró del menor hacia él.

No llegaron hasta la habitación. Lo hicieron allí mismo, en la alfombra de la sala de Zhou Mi, rodeados por las fotos de su familia y su magnífica prometida.

Fue el peor sexo en la vida de Donghae.

Lo odiaba y odiaba a Zhou Mi, odiaba la forma en que el sexo lo hacía sentir frustrado, crudo, y profundamente insatisfecho, incluso después del espectacular orgasmo que le hizo estremecerse y clavar sus dedos en la desnuda espalda del mayor.

Después, Zhou Mi dijo en su cuello:

- Voy a tener que deshacerme de la alfombra ahora. Y me gusta esta alfombra. Todo es tu culpa. - Su voz era ronca y todavía un poco aturdida. - Tu culpa.

Sus labios se movían calientes a lo largo del cuello del pelinaranja. Zhou Mi chupó con fuerza en la piel sobre su pulso.

Donghae cerró los ojos por un momento, luchando contra el nudo en su garganta. Los abrió y dejó caer las manos de la espalda de Zhou Mi a sus propios lados.

- Suéltame.

No se movió, hundiendo sus dientes en su piel.

Dolía.

Dios, eso dolía.

- Sal de mí.

Susurró.

Cuando Zhou Mi no se movió ¿Acaso estaba tratando de empujarse más profundo? Donghae lo empujó y se puso de pie, tambaleándose un poco.

Su cuerpo dolía.

No le importaba ser follado con poca preparación.

Le encantaba rudo, pero, por alguna razón, esta vez se sentía más magullado de lo que estaba físicamente.

Sin mirar a Zhou Mi, se puso el bóxer y pantalón. Su camisa era un problema. Luchaba con los botones de la camisa, con sus dedos torpes. Necesitó varios intentos para conseguir pasar los primeros a través de sus ojales.

- Mierda, mierda, joder...

Zhou Mi empujó las manos de Donghae y comenzó a abotonarle la camisa. Por supuesto, sus dedos no eran inestables.

Vió a esos largos y fuertes dedos, hacer su trabajo en silencio. El silencio era opresivo, como un ser vivo, un peso pesado presionando en su pecho.

Donghae lo odiaba y odiaba a Zhou Mi.

- Gracias.

Dijo, muy cortésmente, dando un paso atrás.

Zhou Mi se encogió de hombros. Como si no le importara en absoluto. Parecía que ya había perdido interés en la conversación, en él y quería estar en cualquier sitio menos allí.

- Chau.

Dijo Donghae, odiándose un poco a sí mismo por no salir con algo ingenioso y mordaz.

Algo brilló en los ojos de Zhou Mi.

- Adiós.

Respondió escuetamente, dándose la vuelta y alcanzando su ropa.

Donghae se fue.

Suprimiendo la necesidad de cerrar de un portazo al salir, cerró silenciosamente en cambio. No le daría a Zhou Mi la satisfacción de saber que estaba... enojado.

¿Estaba enojado? ¿La sensación de opresión en su pecho era ira? No tenía motivos para estar enojado.

Había sabido todo el tiempo que esto acabaría pronto.

Era sólo... era sólo demasiado abrupto. No estaba preparado.

Esa misma mañana, antes de que lo llevara al chequeo médico, Zhou Mi se había pasado quince minutos besándolo una y otra vez, como si no pudiera obtener suficiente.

Y ahora... ahora, nada. Era simplemente demasiado repentino. Por eso se sentía tan desequilibrado; eso era todo.

- Hey, ¿Vas llegando o te vas?

Donghae levantó la cabeza.

Un tipo alto le sonreía.

Después de un momento, Donghae lo reconoció de la foto.

Este era el hermano que se parecía mucho a Zhou Mi, excepto que era pelirrojo. Al igual que Zhou Mi, sus rasgos faciales eran sorprendentes, era atractivo y de belleza exótica.

Tenía una contextura diferente, sin embargo: su cuerpo era delgado y no muy musculoso. Debía tener algo más de veinte.

El tipo le tendió una mano.

- Heechul.

Donghae la estrechó brevemente y forzó una sonrisa.

- Soy...

- Kim Donghae. - dijo el pelirrojo, dedicándole una atractiva sonrisa. - Jugador del Chelsea y la víctima actual de Zhou Mi.

- Ya no más...

Los ojos del chico barrieron encima de él, con intermitente excitación en su cara.

- ¿Quieres decir que te recuperaste? ¡Ya era hora! - Ante la mirada de sorpresa de Donghae, Heechul le dio una sonrisa y un guiño. - Soy fan del Chelsea desde que era un niño. ¿Cómo lo estoy haciendo hasta ahora? Estoy tratando muy duro de no hacer el ridículo.

Cierto.

Zhou Mi le había mencionado que uno de sus hermanos era su fan.

Donghae sonrió, dejando a su máscara pública deslizarse en su lugar. Luego de cinco años en el candelero, ya era como una segunda piel para él. Ni siquiera era una mentira la mayor parte del tiempo.

A él le gustaba ser el centro de atención.

Le gustaba caer bien.

Le gustaba ser admirado y adorado por los aficionados. Era realmente fácil.

- ¿Fan del Chelsea? - Donghae dijo con una sonrisa. - Tu hermano te debe odiar.

Sonriendo, Heechul movió las cejas.

- ¿Cuál?

Donghae se echó a reír.

- El malo, ¿uh?

- Sip. Soy la oveja negra de la familia. - Se estremeció dramáticamente e, inclinándose al oído de Donghae, dijo con voz cómplice, horrorizada. - Son todos Gunners.*

La risa de Donghae fue interrumpida cuando la puerta se abrió tras él.

- ¿Qué haces aquí?

La voz de Zhou Mi sonaba helada.

Donghae se tensó.

Heechul volvió la cabeza, su sonrisa fácil transformada en una expresión de desconcierto.

- Es bueno verte, también, hermanito. ¿Quién robó la jalea de tu rosquilla? Esta sigue siendo mi casa, como tú continúas diciéndome.

- Cierto. - dijo Donghae, alejándose un paso. - Me tengo que ir.

Pero el pelirrojo lo agarró del brazo.

- Hey, ¡No tan rápido! No puedo dejarte ir, así como así.

- Heechul, ya hemos hablado de esto. -dijo su hermano bruscamente. - No puedes molestar a mis pacientes.

- No hay problema. - sonrió a su hermano, claramente disfrutando de molestarlo. - Él ya no es tu paciente.

- Heechul.

La advertencia en la voz de Zhou Mi era inconfundible, y la sonrisa de Heechul se desvaneció, una expresión de genuina confusión apareció en su rostro.

Ignorando a Zhou Mi, cuyos ojos estaban causando un agujero en su nuca, Donghae sonrió a Heechul.

Le gustaban sus fans.

Y le gustaba éste.

Y le gustaba molestar a Zhou Mi más que nada.

- Me tengo que ir ahora, pero puedes pedirle mi número a Zhou Mi. Llámame.

Sorpresa y placer cruzaron el rostro del pelirrojo.

- Genial, lo haré. Nos vemos.

Asintió y se alejó, negándose a mirar atrás hacia Zhou Mi. Sabía que, si lo hacía, no sería capaz de mantener la compostura. Dios, había terminado con esto, con esta cosa extraña, patética, lo que sea que fuera.

Al carajo Zhou Mi.

Ya estaba terminado.

Hecho.

No podía esperar a que su vida volviera a la normalidad. Zhou Mi era bienvenido a casarse con su preciosa prometida y vivir su "felices para siempre".

A Donghae no le importaba una mierda.

Y si su garganta estaba un poco apretada y le dolía, nadie podría adivinarlo.




*(Gunners. Forma en que se llama a los hinchas de Arsenal, otro equipo del futbol inglés).

 


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