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Él acarició el muslo de Donghae, aplicando un poco de presión.
- ¿Te duele cuando hago esto?
- No realmente.
Los dedos se movieron hacia la parte superior del muslo de Donghae y presionaron.
- ¿Ahora?
Sacudió la cabeza.
- Está bien. Voy a quitarte la ropa interior.
Él no estaba preguntando.
No hacía falta que preguntara.
Era una cosa completamente normal para un fisioterapeuta.
Vio como Zhou Mi puso las manos en sus caderas. Se veían un poco oscuras contra su piel, y Donghae de ningún modo estaba tan pálido.
Las manos jalaron el bóxer por sus muslos.
Era algo que muchos otros fisioterapeutas habían hecho anteriormente, y el tacto de este no era diferente: profesional e impersonal.
Pero no había nada profesional o impersonal en la forma en que el cuerpo de Donghae reaccionó.
Las manos de Zhou Mi quedaron inmóviles en sus muslos, con los ojos fijos en la polla medio erecta del chico.
Donghae se preguntaba si era posible morirse de mortificación.
Apartó la mirada, sintiéndose traicionado por su propio, estúpido, cuerpo.
¿Qué estaba mal en él?
- No tuve sexo en meses.
Zhou Mi se mantuvo en silencio.
Sus manos reanudaron el movimiento y rápidamente quitaron el bóxer.
- Es sólo que la piel de mis muslos es muy sensible.
- No tienes por qué estar tan a la defensiva.
Donghae apenas se contuvo de patearlo.
Se abstuvo de hacerlo sólo por su lesión: no le daría a Zhou Mi otro motivo para regañarle en su tono de "oh-soy-tan-superior". No es que Zhou Mi necesitara motivos.
- No estoy a la defensiva.
Estaba bastante orgulloso de cuan pareja y calmada sonó su voz.
- Por supuesto que no lo estás.
Moviendo su mano hacia arriba, sus dedos a menos de dos centímetros de la polla de Donghae. Le acarició la ingle.
- ¿Esto duele?
Antes de que pudiera sacudir la cabeza, Zhou Mi presionó con fuerza su dedo en el músculo.
Donghae chupó aire.
- Sí.
Afortunadamente, el dolor solucionó su pequeño problema.
Estaba casi blando de nuevo.
Casi.
- Estás lo suficientemente en forma como para empezar con un programa paulatino de rehabilitación. - dijo Zhou Mi, para sorpresa de Donghae. - Ejercicios de estiramiento y fortalecimiento muscular. Vamos a empezar con estiramientos estáticos suaves. Recuerda que los ejercicios de estiramiento no deben ser dolorosos. Si duele, pararás. Avanzaremos a ejercicios más dinámicos cuando estés listo. Lo mismo para los ejercicios de fortalecimiento. Aumentan la carga sobre los músculos poco a poco.
- ¿Cuándo?
Los ojos oscuros lo miraron fijamente.
- La palabra clave es poco a poco.
- Pero...
- No está abierto a debate. Sí, Jong Hoon me dijo que querías volver tan pronto como fuera posible, pero vas a volver cuando estés listo, y ni un minuto antes. - Zhou Mi sonrió un poco. - Y deja de darme esa mirada. Te ves ridículo.
- ¿Cuál mirada?
- La mirada con ojitos de cachorro. No funciona sobre mí. Tengo cinco hermanos menores. Soy inmune a esa mierda.
- No te estoy poniendo ojitos de cachorro.
Donghae dijo distraídamente, muy consciente de las manos de Zhou Mi en sus muslos.
Eran tan grandes.
Era algo así como una debilidad suya.
Le gustaban los hombres con manos fuertes y capaces. Y las manos de este capullo eran perfectas. Le hacían pensar en sexo.
- ¿Es realmente necesario que mantengas las manos en mis muslos?
Le preguntó un poco más tembloroso de lo que habría querido.
Zhou Mi miró hacia abajo, como si recién ahora notase dónde estaban sus manos.
Donghae tenía esperanza de incomodarlo, pero el médico no parecía nervioso en lo absoluto.
- No lo sé. - dijo, su mirada cambiando a la polla, nuevamente medio dura, de Donghae - Parece que te gusta mucho.
La cara del menor se acaloró.
- ¡Vanidoso engreído! Te dije que mis muslos eran muy sensibles.
- Entonces, que mal por ti. Ahora que la inflamación se fue, voy a masajearlos todos los días, sobre todo después de tus ejercicios. Hablando de ejercicios... -Zhou Mi subió el bóxer de Donghae y se puso de pie - ...Vamos a empezar con estiramientos muy suaves. Estiramiento de aductores cortos, aductores largos y los músculos flexores de la cadera.
Asintiendo, el chico se puso sus pantalones cortos de gimnasia y se sentó en la alfombra.
- Dobla las rodillas. - instruyó Zhou Mi. - Ahora presiona suavemente hacia abajo con los codos sobre las rodillas, para aumentar el estiramiento...
- Ya sé cómo hacerlo.
Respondió sintiendo un suave estiramiento en la cara interna del muslo. Aunque no era doloroso, se sentía un poco incómodo.
- Aguanta por medio minuto.
Continuó haciendo caso omiso de sus palabras. Como si no hubiera dicho nada.
Donghae lo fulminó con la mirada.
- Ahora estiremos el aductor largo. - dijo Zhou Mi, con la comisura de su boca torciéndose hacia arriba. Cruzó los brazos sobre el pecho. - Dado que sabes cómo hacerlo todo. Obviamente, no necesitas de mi ayuda.
Dudó.
No estaba seguro de que ejercicio de estiramiento era, pero estaría condenado si lo admitiera ahora.
Se paró y separó los pies.
Mirándolo y tratando de evaluar si estaba haciendo el estiramiento adecuado, dobló la rodilla izquierda hacia un lado y se inclinó hacia la izquierda.
- Bien.
El mayor dijo y Donghae sonrió en señal de triunfo... hasta que volvió a hablar.
- Pero ese no es el estiramiento al que me refería.
Donghae frunció el ceño.
- Estoy bastante seguro de que éste estira al músculo aductor largo.
- Lo hace. Pero quería que hicieras algo más.
- Entonces, que mal por ti.
Contestó con voz burlona, lanzando las propias palabras de Zhou Mi en su contra.
- Ya terminé de estirar el músculo aductor largo.
Un músculo se contrajo en la magra mejilla de Zhou Mi.
- Siéntate en la alfombra.
Su paciente no se movió.
- Siéntate.
No se movió.
Zhou Mi dio un paso hacia él y luego otro, las cejas juntas y su mandíbula tensa.
- ¿Te gusta ponerte difícil?
- Síp. - murmuró, mirándolo a los ojos - Pero está claro que no tanto como a ti te gusta mandonearme.
Se miraron uno al otro apenas a pulgadas de distancia.
El silencio se prolongó.
El corazón de Donghae latía tan rápido, que casi podía sentir la adrenalina corriendo por sus venas.
- Ya hice el estiramiento del músculo aductor largo. No tengo que hacer nada más, sólo porque se te antoja verme hacer lo que digas.
La mano de Zhou Mi se cerró en un puño antes de que Zhou Mi estrechara ambas manos detrás de su espalda.
- Soy tu fisioterapeuta.
Su tranquilo tono de voz en desacuerdo con la intensidad en sus ojos.
- Harás lo que digo si quieres ponerte en forma. Es tan simple como eso.
- Eres mi fisioterapeuta, no mi jefe.
- Cuando concierne a tu recuperación, soy tu jefe.
Donghae levantó las cejas.
- ¿Y qué vas a hacer si me niego a hacer lo que dices? ¿Nalguearme?
Una extraña expresión cruzó el rostro de Zhou Mi.
- ¿Piensas que no lo haría?
Donghae sonrió
- ¡Te reto a intentarlo!
Las fosas nasales de Zhou Mi se encendieron.
- No me tientes.
Dio un paso atrás.
- Sobre la alfombra.
Le ladró.
La respuesta de Donghae murió en su garganta.
Zhou Mi estaba ahora realmente enojado, mucho más enojado de lo que la situación ameritaba.
¿Por qué?
Lentamente, se sentó, mirando a su fisioterapeuta con curiosidad.
- Las piernas tan separadas como te sea posible y las rodillas estiradas. - dijo el terapeuta, su tono todavía duro. - Mantén la espalda recta e inclínate hacia adelante.
Hizo lo que le dijo.
- Mantén la posición por veinte segundos.
Los segundos pasaban.
- Flexores de la cadera.
Dijo Zhou Mi, sonando un poco más tranquilo ahora.
Donghae hizo los estiramientos necesarios sin hacer ningún comentario.
Cuando terminó, Zhou Mi se dio la vuelta.
- Vas a hacer todos ellos cuatro veces por día. Cinco, si no te sientes dolorido.
Y luego se fue, dejando a Donghae mirándolo, frustrado y, en gran medida, desconcertado.