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Solo un poco equivocado #4 MiHae por Chulixxx

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El problema de ser un futbolista famoso era que Donghae no podía ir a un bar gay y recoger a alguien cuando quería echar un polvo. No podía follarse a un extraño al azar que pudiera vender la historia a los periódicos apenas él se fuera.

Tenía que ser extremadamente cuidadoso, por lo que sus opciones eran limitadas. Se suponía que podía follar con hombres que tuvieran tanto que perder como él mismo, si fueran descubiertos conocía a algunos futbolistas que casi seguro eran gays pero el riesgo era el doble.

O quizás sólo estaba siendo paranoico.

De cualquier modo, conectar con hombres siempre era demasiado riesgoso. Por eso era por lo que mayormente estaba limitado a coquetear con hombres y follarse mujeres. El sexo con mujeres era insatisfactorio en el mejor de los casos y, en el peor, vagamente desagradable, pero era más seguro.

Más inteligente.

No era tan estúpido, como Bum, para arriesgar su carrera por una polla.

No valía la pena.

Pero a veces, el deseo de sentir un cuerpo duro contra el suyo se tornaba demasiado, y no tenía más remedio que rascarse la picazón; la frustración sexual lo volvía irritable y malicioso, que era algo que no podía darse lujo, ya que era mucho más difícil ser un buen chico agradable, cuando todo lo que quería era una follada áspera para relajarse.

Y cuando quería un polvo duro, sus opciones eran muy limitadas.

Por eso estaba allí.

El club estaba oscuro y brumoso, con el característico olor a sudor y sexo. Había luces en el escenario, que fue lo primero que le llamó la atención al entrar.

El escenario de la derecha estaba actualmente vacío, pero el de la izquierda, estaba ocupado por un desnudo moreno, que estaba flagelando a un rubio deslumbrante.

Las luces estroboscópicas iluminaban escasamente a la gran habitación, llena de gente, apenas permitiendo distinguir a los individuos agrupados en parejas o tríos... o grupos.

Era una gran orgía.

El hedor a sudor, sexo y alcohol empapaba el ambiente, se filtraba en todo. Varias filas de sillones se alineaban en las paredes, pero Donghae no se molestó en mirar a sus ocupantes.

Mientras se abría camino en el club, numerosas manos lo tanteaban y acariciaban, intentando acercarlo más.

Haciendo una mueca, se sacudió las manos de encima. Nunca había estado en eso de las orgías. 

Era malo en compartir; lo había sido siempre, incluso cuando era un niño.

Pero para ser honestos, esa era sólo una de las razones.

La verdad era que no podía evitar la incómoda sensación en el estómago que tenía cada vez que tantos desconocidos le tocaban. No importaba cuántas veces se dijera que estaba seguro aquí, era inútil. Algunos hábitos nunca morían.

Estaba acostumbrado a cuidar de sí mismo desde una edad muy temprana y, en aquel entonces, cada extraño era peligroso.

Incluso después de que fuera adoptado, las cosas no habían cambiado mucho.

Los Kim habían sido gente amable, siempre involucrados en causas de caridad y trabajos de voluntariado, pero tenían poca idea de qué hacer con un niño y estaban más que dispuestos a dejarlo y más tarde a Kibum por su propia cuenta.

Había estado bien con ello.

Depender de otras personas era tonto; siempre lo había sabido.

Estaba por su cuenta, como de costumbre.

- ¿Buscando a alguien? - dijo una ronca voz masculina, agarrándole el brazo. - ¿Tal vez a mí?

Se detuvo y miró al hombre en la penumbra. A pesar de que no lo veía del todo bien, el chico parecía ser bastante atractivo y no aparentaba ser un desgraciado. Sólo un excitado tipo normal, en busca de una follada anónima.

No era mucho más alto que él, pero la mano en su brazo era grande y fuerte.

- Servirás. - dijo Donghae. - Tengo una política muy estricta sobre los condones. Nada de fluidos corporales.

El chico se rió, acercándolo más.

- No te preocupes, yo también. - Sus manos se movieron por el cuerpo del pelianaranjado, tanteándolo. - Agradable. - murmuró, deslizando sus manos bajo los pantalones de Donghae y amasando sus mejillas. - ¿Quieres hacerme una mamada o...?

- Fóllame.

- Está bien, sin dudas puedo hacer eso.

Dijo el tipo con una sonrisa, volteándolo contra la pared y empezando a trabajar en su cinturón.

Donghae apretó la frente contra la pared fría y cerró los ojos.

Respiró hondo y trató de relajarse, pero la persistente excitación que había estado picando bajo su piel durante los últimos días, no estaba.

En cambio, se sentía incómodo...como si estuviera haciendo algo malo.

"Absolutamente no."

La mirada de Zhou Mi era dura y acerada.

"El sexo está fuera de los límites."

Cambió el peso de un pie al otro, tratando de forzar el recuerdo fuera de su mente. No iba a obedecer las órdenes de Zhoumi, como... como un niñito bueno.

No lo era.

No lo haría.

Sus pantalones estaban siendo bajados.

- ¡Ey! ¿Qué...? - El tipo sonaba sorprendido. - ¿Qué demonios, amigo? ¡Encuéntrate a alguien más, yo no comparto!

- Desaparece.

Los ojos del castaño se abrieron de golpe, su pulso por las nubes.

Zhou Mi.

Era Zhou Mi.

- Whoa, ¡Tranquilo! Está bien, lo entiendo.

El tipo se alejó.

Lentamente, Donghae se volteó.

Apenas podía distinguir las facciones de Zhou Mi en la penumbra, pero no necesitaba ver correctamente su cara para poder sentir la ira que emanaba en cada rígido movimiento de su cuerpo, visible en su mandíbula apretada.

- ¿Estás acosándome?

Le dijo cerrando la cremallera de sus pantalones.

Zhou Mi no dijo nada.

Simplemente tomó la muñeca de Donghae, su agarre como una banda de acero, y lo arrastró hacia la salida.

Su respiración saliendo en duros jadeos, Donghae iba tropezando tras él.

- ¿Me estás acosando?

Preguntó de nuevo una vez que estaban fuera.

Zhou Mi se mantuvo en silencio, arrastrándolo hacia su coche. Abrió la puerta, empujó al chico al interior, se metió en el asiento del conductor y luego se pusieron en marcha.

Después de unos minutos de silencio enojado, cargado, Donghae cruzó los brazos sobre su pecho.

- ¿Te comió la lengua el gato?

Zhou Mi no dijo nada, sus ojos en la carretera.

Estaba tan tenso que hizo al menor retorcerse un poco.

- No vas a hacerme sentir culpable.

Odiaba la forma en que sonaba, a la defensiva.

- No hice nada malo.

Silencio.

Donghae apretó los dientes.

- ¿Y qué crees que estás haciendo, de todos modos? ¿No tienes mejores cosas que hacer que acechar a tus pacientes por la noche?

- No cuando esos pacientes son declaradamente idiotas que no pueden tomar un "no" por respuesta. Sabía qué harías algo estúpido.

- Lo que haga en mi tiempo libre no es asunto tuyo.

- Es asunto mío cuando es probable que arruines tu lesión. - La voz de Zhou Mi podría contener vidrio molido. - Te digo que dejes el sexo y, unas horas más tarde, te encuentro en un club de sexo de mala muerte, con los pantalones alrededor de los tobillos, listo para dejar que un desconocido sin asearse te folle y joda todo mi trabajo.

- Sólo quería sexo. No es un crimen querer sexo. ¡Si quiero follar, por un demonio que lo haré!

- No estás autorizado a tener sexo a menos que yo lo diga.

Donghae parpadeó.

- ¿Disculpa?

Zhou Mi no habló de inmediato, con la mirada fija al frente.

- Tú no sabrías cuándo es correcto que puedas tener relaciones sexuales. Es por eso por lo que puedes tener sexo, sólo después de que yo te diga que estará bien.

Los ojos de Donghae se clavaron en él.

Las palabras de Zhou Mi eran bastante razonables.

Pero...

- A pesar de lo que piensas, no soy idiota. - Donghae dijo, observando cuidadosamente a su médico. No podía verlo bien en la penumbra. - Si no soy el que hace todo el trabajo durante el sexo, debería estar bien. No habría vuelto a lesionarme la ingle en la posición en que estaba.

Un músculo en la mandíbula del alto pulsada.

- La última vez que me fije, no eras fisioterapeuta.

Estrechando la mirada, el menor lo estudió.

La sensación de que algo estaba mal sobre el comportamiento de Zhou Mi persistía, pero no lo presionó.

 


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