Cuatro largas horas después de que el barco saliera del puerto del viento, por fin había llegado a su destino la Fortaleza de Jadez. Este lugar tenia varias edificaciones pequeñas hechas de ladrillo color gris, una escalera que unía el primer piso con el segundo y otra un poco más larga la cual conducía a lo más alto de este sitio, en donde, se encontraba un castillo un poco más pequeño que los normales pero echo del mismo material.
Yugi bajo del barco con la intensión de comprar provisiones e irse lo más rápido posible hacia la ciudad de la luz, sin embargo cuando cruzo el puerto y entro a la fortaleza se dio cuenta que esta había caído bajo las garras de los hombres de mitad bestia.
Habían unos cuatro en el piso inferior dos en las esquinas y dos custodiando la entrada al lugar, tres en el segundo piso caminando de un lado a otro, mientras que en el piso superior había dos guardias protegiendo la entrada al castillo, dos en las esquinas y un al centro de la escalera, este era diferente su cabello era rubio ceniza, sus ojos era color carmín, su test era morena, tenia una cicatriz en la mejilla derecha, usaba un pantalón de color rojo oscuro con líneas negras que tenia forma de triángulos que cruzaban todo el pantalón, una gabardina sin mangas del mismo color y unas botas negras que le llegaban un poco más a bajo de la pantorrilla.
- Si no se meten con nosotros, les perdonaremos la vida, ahora Jadez le pertenece a los hombres bestia - dice el rubio ceniza en voz alta para que todos oigan.
- Ahora que los hombres bestia, se han apoderado de este lugar no sé cuando podre zarpar otra vez - se lamentaba él captan del barco.
- * Rayos, esto no estaba en mis planes, si no logro salir de aquí, jamas podre ir a ver al zumo sacerdote, creo que deberé hablar con los aldeanos y tal vez alguno de ellos, me de alguna idea para poder irme de este sitio.
Luego de que tomara esta decisión, el joven príncipe fue con cada humano para poder obtener información al respecto pero la gente solo le decía que tenia miedo y lo único que quiera era que todo volviera a la normalidad. Yugi continuo con su tarea hasta que dio con el almacén de alimentos, tomo los que iba a comprar y paso a la caja para pagar lo que había tomado.
- Oye ¿Quieres salir de Jadez ? - le pregunta en un susurro.
- Si, pero no se puede con los guardias que protegen la salida de la fortaleza - se lamenta, el joven príncipe a la vez que suspira.
- Te equivocas, si hay una forma - le sonríe el vendedor de forma tranquilizadora.
- ¿En serio? ¿Cual es? - pregunta Yugi sorprendido.
- Veras durante la noche los hombre bestia se transforman en hombres lobo que solo se dedican a pelear entre ellos hasta el amanecer, durante ese transcurso la salida se queda sin custodia por lo que podrías irte sin problemas - le explica el dueño a la vez que le echa las cosas en un pequeño saco de género.
- Entiendo, muchas gracias por la información - dice el príncipe pagando sus cosas y tomando el saquito entre sus manos.
- De nada y buena suerte - se despide el vendedor.
- * Ya tengo lo que necesito, ahora iré a la posada, dormiré hasta la noche y de allí me iré de esta fortaleza*
Yugi se retira de la tienda, una vez fuera de ella, camina hacia la posada, en donde arrienda un cuarto hasta la noche, entra en el, se acuesta en la cama y duerme hasta el anochecer. Luego que llegara la noche, el joven príncipe se retira de la posada, se da cuenta que no hay guardias en la puerta de la salida de la fortaleza por lo que no lo piensa dos veces y sale por ella.
- * Por fin estoy fuera, ahora si puedo dirigirme a la ciudad de la luz*
El joven príncipe comienza a caminar hacia el norte topándose con conejos monstruo, por lo cual no duda en sacar su lanza y comienza a combatir hasta eliminarlos. Luego tomo el camino del este topándose con hongos caminantes, los cuales venció sin mayor inconveniente, después tomo el oeste encontrándose con ambos, tres de cada uno por lo que lucho contra ellos hasta vencerlos.
Luego tomo el camino del sur donde había un letrero " si vas al norte iras a la caverna, si vas al sur iras al pueblo del lago". Después de leerlo, Yugi toma el camino del norte donde no hubo enemigos hasta que vio la entrada estaba a punto de pasar por ella pero una barrera invisible lo hace chocar y retroceder.
- * ¿Qué demonios hace una barrera mágica en este lugar? rayos ¿Qué voy a hacer ahora? - suspira * creo que lo mejor sera ir al pueblo del lago, ojala me digan como deshacer esta barrera*.
El príncipe regreso a donde estaba el letrero y continuo por el sur hasta que llego al pacífico pueblo del lago. En este lugar, se dedico a preguntarle a los aldeanos pero no logro nada hasta que vio como un joven miraba el lago como si fuera la séptima maravilla del mundo, lo que trajo la atención del tricolor.
- Anoche vi una luz que flotaba sobre este lago, intente decirle a los demás pero nadie me cree, quizás esta noche la podamos volver a ver, estoy seguro - dice el joven entusiasmado.
Yugi no dice nada, sino que se retira del lugar, va a la posada, se acuesta a dormir hasta que en medio de la noche una luz atraviesa la ventana del cuarto lo que logra despertarlo.
- ¿Qué?
El príncipe sale corriendo de la posada y ve es luz brillante flotando por el cielo.
* ¿Qué fue eso? Sera mejor que lo investigue*
Yugi sale del pueblo siguiendo aquella luz a la vez que camina por el norte, este, sur, oeste y sur este y norte, luchando con los mismos enemigos que lucho en un principio eliminando a cada uno de ellos. El tricolor continuo con su seguimiento hasta que vio la luz descender en un pequeño prado de flores, el chico se acerco a ella dándose cuenta que se trataba nada más y nada menos que un hada.
Esta hada tiene el cabello platinado, los ojos azul oscuro, un vestido celeste que deja ver sus brazos, rodillas, piernas y pies. Ademas posee brazaletes de oro en sus muñecas y tobillos. También tiene dos alas grandes y dos pequeñas de color blanco con un borde dorado.
- Por favor, resiste, no te mueras le anima Yugi una vez que llega a su lado.
- Ah, estoy bien, gracias por preocuparte, disculpa pero ¿Quien eres tu?- dice ella a la vez que comienza a elevarse.
- Me llamo Yugi, príncipe del reino ventisca y ¿Tu? - se presenta haciendo una respetuosa reverencia.
- Soy Kizara una hada que viene del santuario santo de la tierra sagrada - comenta ella dedicándole una sonrisa.
- Mucho gusto - sonríe el chico gentimente.
- El gusto es mio, disculpa ¿Podrías hacerme un favor?- pregunta la chica mirándolo a los ojos.
- Si, esta a mi alcance con gusto lo haré, dime ¿De que se trata? - cuestiona el tricolor interesado.
- Necesito que me lleves a ver al zumo sacerdote que reside en la ciudad de la luz - responde ella esperanzada por una respuesta positiva.
- Que coincidencia yo también voy para allá, sin embargo hay una barrera mágica que no me permite pasar - dice Yugi suspirando resignado.
- No, te preocupes con mis poderes esa barrera no sera más un estorbo - comenta el hada sonriendo.
- Genial - en eso se escucha un estruendo - ¿Qué fue eso? viene del pueblo de lago, debo ir a ver
- Espera iremos juntos, solo déjame meterme en tu interior, no te preocupes no me veras, pero podremos comunicarnos - dice la chica usando sus poderes y desparece de la vista del chico.
- ¿Qué? espera - reacciona Yugi pero ya era tarde.
- No, pierdas el tiempo y vamos de una vez - le ordena el hada desde su interior.
- ¡Ah! tu voz se escucha en mi mente - dice el príncipe sorprendido y a la vez asustado.
- Date prisa - vuelve a ordenar la chica.
- De acuerdo
Así tanto Yugi como el hada se pusieron rumbo de regreso al pueblo del lago, deseando dentro suyo que no haya pasado nada malo.
Continuara...