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DEFECTUOSO por Alicia_Wesley

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Notas del capitulo:

ACLARACIONES:


1) Es normal que se "corrija" o "reprenda" a un Omega sea por su actitud, acciones, o comportamiento. El Alfa de la Familia, sea Papa, Esposo, o Hermano mayor llevan la tutela en la familia dependiendo de la situación familiar (Por ejemplo; Un Omega sin pareja está sujeto a su Padre Alfa, Un Padre Omega sin Pareja, está sujeto a su hijo mayor Alfa, y a su Padre Alfa en caso de convivir juntos.)


2) Los Betas no son afectados por la voz Alfa a menos que esta venga de uno muy dominante. Pero si pueden reaccionar de diferentes maneras al estar expuestos por feromonas fuertes.


3) El que tu pareja no sea tu destinado no significa que le ames más o menos. La diferencia es que el instinto siempre va a inclinarse más hacia las feromonas que le parezcan, al Alfa u Omega, más atractivas. Pero la atracción solo seria física, no emocional. Si el Alfa u Omega ya están enamorados de una persona, lo más probable es que lo que sientan por su destinado sea algo físico. Pero si no se está enamorado a la hora de conocer al Destinado, entonces la conexión puede ser más fuerte.


4) ESTAS ACLARACIONES TIENEN CONSONANCIA ESPECÍFICAMENTE CON MI HISTORIA. CADA OMEGAVERSE ES DISTINTO.

Capítulo VI


"Ser un Omega es Difícil"


— ¿Qué tal te pareció mi familia? —Pregunta seriamente el hombre de cabellos negros. Sus ojos verdes delataban sus vagas esperanzas pero sus labios en forma recta disfrazaban sus gestos con indiferencia. Los Alfas no acostumbraban a mostrar sus emociones, y sus padres odiaban cuando mostraba alguna parte de si mismo que no le identificaba como uno. —Se que no son los más simpáticos, pero de verdad les agradaste.


—Joseph, son tu familia. —Expreso Román con algo de gracia. Le divertía ver a su prometido tan nervioso. —No voy a enamorarme de ellos como lo estoy de ti, pero si, son muy agradables. Si ellos te convirtieron en la persona que eres hoy en día, definitivamente me agradan, y mucho.


De sus labios delgados se escapo un jadeo cuando Joseph le tomo desprevenidamente de la cintura y le apreso contra su pecho. Desde allí podía oír claramente los latidos acelerados de su corazón, y una calidez y regocijo lleno su pecho con satisfacción. Solo Dios sabía cuanto amaba a este hombre.


— ¿Podías ser más perfecto? —Le pregunto el Alfa fingiendo a propósito suspirar por amor.


—Imposible. —Dijo rápidamente. —No quiero sonar engreído, pero, ¿Qué mejor omega que yo? Es decir, ¿a caso no ha visto mis increíbles curvas?


Joseph no pudo evitar soltar una risa socarrona a la vez que acariciaba con deleite aquellos cabellos castaños que le pertenecían a su pareja, y que no podían ser más brillantes y lacios. Sus risas podían oírse a cuadras de distancia, y entre charlas y chismorreos el rato se les pasaba volando tal y como cada día que les tocaba verse. Siempre tenían algo nuevo que contarse.


— ¡Oh, oh! —Expreso Román con aquel aire inocente que tanto hechizaba a su prometido. — Ahora, me di cuenta de que tu hermano mayor... eh... del que siempre me hablas—"Drue" le recordó Joseph. —Si, Drue. Creo que no llegue a saludarlo o siquiera verlo.


—No pudo asistir. —Le aclaro. —Tuvo un inconveniente justo antes de abordar el avión hacia acá.


—Oh, qué lástima. —El omega suspiro cuando aquella mano acaricio su cuello, e inconscientemente inclino un poco su cabeza para que este tuviese más piel que tocar en esa área tan sensible para los omegas. —Tal vez el destino no quiere que lo conozca, digo, tal vez sea más guapo que tu y entonces no me pueda decidir...


Un gruñido bajo le hizo estremecerse, a su Alfa no le agradaban esas bromas para nada, pero a él le daba igual. A Román le encantaba exprimir esas reacciones de su novio, no había nada mejor que sentirse protegido y amado por él.


—Nada de eso. —Pronunció serio. —Todo esto es mío.


Román se inclino más hasta que sus labios rozaran los labios de su Alfa y susurro con un deje de sensualidad;


—Todo tuyo.


 


Román


Sus ojos se abren de golpe mientras el aliento vuelve a sus pulmones, y la oscuridad le da una fría bienvenida cuando a simple vista puede notar como el reloj, con números rojos vibrantes, marcaba las ocho de la noche.


Un escalofrió viaja por su columna y el calor poco a poco se extiende por su cuerpo, se intenta levantar y lo logra con cierta dificultad llegando a colocar fatigosamente su espalda contra el respaldar de la cama.


Su cabeza palpita y una incómoda humedad entre sus muslos le hacen estremecer. Entonces su mente que se encontraba en las nebulosas reconoce su habitación, su cama matrimonial, las fotos familiares enmarcadas en la pared y su lámpara de noche que enseguida enciende asustado por la oscuridad y el repentino cambio de panorama. Lo último que recordaba era haberse hundido en el sofá masturbándose para aliviar el calor, pero luego fue tan difícil soportarlo que simplemente se desmayo y todo se volvió negro.


Y finalmente; ese extraño sueño que simplemente lo había llevado al pasado como si de un paseo se tratase. No pudo evitar sonreír un poco al recordar el rostro joven de su alfa y lo dulce y embarazoso que era para aquel entonces. Sin embargo, eso había sido un extracto de sus recuerdos. La realidad ahora era distinta, y su relación se había vuelto algo fría. Mientras que Román se esforzaba cada día por acercarse más a Joseph, este solo se alejaba. Y luego, Drue. El hermano mayor de su alfa, el hombre que-


De repente sus pensamientos se detienen abruptamente por el sonido de pasos que impactan en el pasillo, aquello le pone los vellos de punta. Acerca sus piernas a su pecho y el aliento queda atrapado en sus pulmones. Deja de respirar por lo que le parece una eternidad. Su mente le juega una mala broma trayéndole recuerdos de aquel hombre de mirada maliciosa y hebras castañas, dientes perfectamente derechos, y una voz firme y gruesa que el solo recordarla le debilitaba las rodillas. Pero, dueño de un olor tan hipnótico que solo le haría delirar.


¡Joseph, te necesito! Grito en su mente nervioso y asustado hasta la medula. Tengo miedo, ¿Dónde estás?


— ¿Román, estas despierto? —La voz fuera de la habitación le hace sobresaltar, pero enseguida le trae una especie de calma mientras suspira con alivio. Su corazón sigue latiendo con fuerza, pero poco a poco se relaja nuevamente. — ¿Puedo pasar? —Era su hermano. Al menos ya sabía que no se encontraba solo, y mucho menos que había sido movido a la habitación por algún secuestrador o acosador queriéndose aprovechar de su calor y poca lucidez. O en un caso peor; Drue.


—Sí, pasa adelante Forth. —Dice, y se sorprende de lo ronca que sale su voz. No recordaba haber llorado tanto, aunque el dolor terrible de cabeza y el escozor de sus ojos le indicaban lo contrario. El calor aun estaba allí, pero se sentía como una picazón algo molesta sin llegar a ser desesperante. No obstante, por lo húmedo que se sentía seguramente la lubricación no se había detenido ni siquiera mientras dormía, lo que le indicaba claramente que su hermano le había colocado algún supresor inyectado. Esos eran los más eficaces, detenían los síntomas de dolor, fiebre, y disimulaba las feromonas, pero aun así su cuerpo seguía generando mancha como loco. Incluso podía sentir su recto palpitar por el vacio.


— ¿Cómo te sientes? —La voz de su hermano le llamo más la atención que el sonido de la puerta chirriar al ser abierta. Forth era un hombre amable, fue lo que pensó Román con una sonrisa mental al verlo sostener una bandeja con, seguramente, una deliciosa sopa tibia. Enseguida sintió su boca salivar. ¿Cuánto había pasado desde su última comida? —No soy muy bueno cocinando, pero intente preparar algo comestible.


El omega quería sonreír abiertamente para transmitirle lo feliz que su cuidado le hacía, pero hasta sus labios agrietados dolían de lo secos que se encontraban. Tan solo estirarlos le lastimaba.


—Ahora que te veo estoy mucho mejor. Gracias.


Forth era un hombre Beta bastante simpático. Sus hombros eran anchos y físicamente se le podía denominar "fortachón", no tenía ningún parecido a Román. Es más, cuando eran más jóvenes y el omega no había sido marcado pensaban que eran pareja, incluso una vez padre e hijo, pero nunca hermanos.


—Hey, todo por mi hermanito mayor. —Dice el de hebras rubias. Le tiende la bandeja a su hermano, quien la toma enseguida, y se acomoda a su lado en la inmensidad de la cama. —Es mejor que comas rápido, el efecto del supresor debería estar pasando en una hora más o menos. Necesitas tomar una ducha viejo, realmente apestas a feromonas.


Román gime hundiéndose en la suavidad de sus almohadas sin dejar que la sopa se derrame. Su cabeza se siente algo fría cuando una brisa fría se cuela por la ventana y el sudor poco a poco se va secando dejándole con una sensación aceitosa y pegajosa.


—Lo único que quiero en este momento es dormir... —Y tener sexo, pensó. Pero no lo dice en voz alta. La imagen de su esposo se ilumina en su mente, y es que realmente lo extrañaba y lo quería a su lado en ese mismo instante. No podía recordar de manera nítida la vaga conversación que habían mantenido por teléfono mientras sufría una ola de calor terrible, pero la manera en que este le respondió diciéndole que estaría allí enseguida, ahora que lo recordaba con lucidez, le llenaba de una calidez que hacía tiempo que no había sentido. Si hubiese estado solo, fuera roto a llorar como un pequeño niño. — ¿Joseph no ha llamado?


—Sí—Respondió con notable frustración. Como si aquella afirmación tuviese un trasfondo bastante desagradable. —El maldito desgraciado me obligo a dejar plantada a una hermosa pelirroja. Dijo que si no venia hacia acá, me deportaría a la policía por falsificación de identidades. No le tengo miedo a él, pero si a su placa y titulo de sheriff. —Román no pudo evitar sonreír ante la notoria preocupación que su compañero tuvo hacia él. Solo quería suspirar por amor. —Déjame decirte algo, unas buenas tetas si lo son todo y el que me diga lo contrario


—Está casado con un hombre. —Completa la frase con los ojos en blanco aun sin poder ocultar aquella expresión de cansancio y oscuras ojeras. Pero aun así, el deseo de ver a su esposo le hace dejar a un segundo plano su fatiga. —Que Jhouna no te oiga diciendo eso Forth—Juega por unos segundos con la cuchara entre sus manos y luego prueba la sopa reteniendo una expresión que delate el terrible sabor que esta tiene. Podía llegar a ser sarcástico cuando quisiese, también grosero, pero jamás desagradecido. —Después quiere hacerse una cirugía, ya sabes cómo son los adolescentes con esas cosas, y tú eres imparable a la hora de meterle algo en la cabeza a las personas.


El hombre Beta suelta una carcajada y niega varias veces sin dejar caer esa sonrisa que tanto le caracterizaba. Su familia siempre fue muy alegre, lamentablemente no se podía decir lo mismo de su nivel de tolerancia.


—Mi sobrino tiene más autoestima que eso. —Inquiere con orgullo. —A demás, no sería necesario. Un omega como el ya tiene la vida echa. Una linda cara, un buen cuerpo, y unas feromonas atractivas. Cualquier alfa estaría a sus pies con una buena jugada. Y listo, tiene la vida resuelta. —Román se estremece ante aquellas palabras. Parpadea lentamente y se siente algo aturdido, sabe que su hermano sigue hablando, tal vez diciendo alguna otra tontería, pero solo sabe que aquellas palabras le han hecho sentir como si le hubiesen dado una bofetada. A caso, ¿así había sonado él, cuando le había dicho a Jhouna que un alfa como su destinado no era suficiente? ¿Así de frio, insensible, y superficial había sonado? — ¿Qué?


Su hermano le observa con un ceño fruncido pero en sus ojos se ve reflejada la más pura preocupación. No, pensó firme. Desear lo mejor para su hijo, el ser que mas amaba en este mundo, jamás sería algo superficial, insensible, y mucho menos frio. No lo era, y nunca lo seria.


—Nada. —Dijo simple. Entonces puso a un lado la bandeja sintiendo de pronto una falta de apetito. Sus hormonas disparadas le hacían ser una persona tan cambiante en tan solo cuestión de segundos. —Oh, casi se me pasaba preguntarte. ¿Jhouna comió bien? El realmente detesta la sopa.


El hombre a su lado le mira confuso e incluso restriega su cabello dejando bastante claro que realmente no sabe de lo que Román está hablando.


—No le he dado nada a Jhouna.


— ¿De verdad? —El omega frunce el ceño y cruza sus brazos con algo de inquietud. Definitivamente ese chico le iba a sacar canas verdes y arrugas prematuras. —Esta mañana tuvimos una discusión... yo fui muy duro y por eso el se fue de casa realmente enojado. Pero ya debe de haber regresado, tal vez cuando colapsé en el sofá. Mi bebé debe de estar muy hambriento.


El moreno estaba realmente preocupado. Jhouna siempre había sido un niño hiperactivo, pero ahora que era todo un adolescente siempre estaba causando problemas. Tenía peleas en la escuela, a veces golpeaba a sus compañeros, y siempre terminaba en dirección por diferentes razones. Su padre no podía lidiar con ello porque se encontraba mayormente fuera de casa por su trabajo. En cuanto a Román, aunque intentara aconsejarlo eran muy pocas las veces que era escuchado.


—Román, tu hijo no estaba aquí cuando yo llegué—El omega sintió su sangre helar. Un escalofrío atravesó su columna vertebral y aunque abrió sus labios para decir algo nada salió de su boca. —Tampoco ha aparecido desde que he estado aquí. Solo estamos tú y yo, hermano.


Jhouna no había vuelto a casa. Su hijo se había enojado tanto que aun no volvía, y ahora que eran las ocho de la noche es que de daba cuenta de ello. Se sentía como la más inmunda basura, su estomago se revolvió y su piel se erizo.


—No, no puede ser—Susurro mas para sí mismo que para ser escuchado. Su omega interior se inquietó, su piel se sentía apretada y una horrible sensación de malestar le azotó el cuerpo. Quería vomitar. De pronto se encontraba más pálido que un papel.


¿Dónde podría estar? ¿A quién habría recurrido? ¿Por qué no había vuelto todavía?


No sabía la respuesta a esas dudas, pero si estaba seguro de que jamás se había sentido tan mala madre y padre como en ese preciso momento.


Forth se dio cuenta de que el omega se estaba sintiendo mal, tanto física como emocionalmente, y todo debido a su expresión corporal. Su cuerpo temblaba y el color había desaparecido de su rostro. Enseguida se acerca a él para tomarle de una de sus manos y así llamar su atención. El Beta conocía a Román lo suficiente como para reconocer que estaba a punto de caer en el espacio omega. Sin su compañero Alfa, no podría salir facilmente de él. No podía arriesgarse.


—Román cálmate—Le dice suavemente. Acaricia sus manos con cariño y le observa orando internamente porque respire y se relaje. Sentía que su hermano estaba exagerando, Jhouna era un omega que aun no se había presentado, no había nada de malo en que estuviese a estas horas de la noche paseando con sus amigos. Era algo normal en un niño de dieciséis años. A demás, debía aprovechar cada momento antes de que tuviese su primer celo, después de eso sería muy difícil tener la misma libertad. —Es un adolescente, debe estar con sus amigos pasándola bien. Tú también fuiste joven Román, recuerda esas fiestas alocadas en las que te emborrachabas y terminabas con un maldito dolor de cabeza. Aun estas en celo, debes tomarlo con calma.


— ¡No me pidas que lo tome con calma! —Gimió angustiado. Estaba asustado, estaba aterrado. Un omega totalmente desarrollado y sin emparejar era una presa fácil, aun mas si se era menor de edad. Román solo quería maldecir en voz alta, pero no podía perder el tiempo, cada segundo contaba para encontrar a su hijo. — ¡A penas termino su primer celo! Nosotros... tuvimos una discusión, se fue de casa con una maleta diciendo que se marcharía. ¡Yo no pude detenerlo, mi calor vino repentinamente y yo... yo fui un estúpido! Pensaba que habría vuelto porque... porque fui un maldito omega ingenuo.


Forth sentía como de a poco el pánico de su hermano se transfería a él. Román estaba tan blanco como una pared y sus manos temblaban al igual que sus labios. El beta le conocía muy bien, sabía que su hermano quería llorar pero no se permitiría hacerlo.


—Hermano, tienes que tranquilizarte. Todo va a estar bien, lo vamos a encontrar y volverá a casa. —Pronuncio intentando ser fuerte para no contribuir a la desesperación de su hermano. En el fondo estaba tan preocupado que solo quería salir a la calle para buscar en cada rincón hasta encontrar el paradero de su sobrino. —Vamos a llamar a Joseph. El puede contactarse con la policía, si llamamos nosotros no nos tomaran en serio.


¿Un adolescente omega que recientemente termino su primer celo, no se encuentra en su casa? Lo primero que harían los policías seria decirles algo así como "Seguro se escapo para tener sexo con su novio escondido".


Cuantas violaciones y secuestros ocurrían diariamente por ello.


—Llámalo tú. —Gruño el omega a la vez que arrojaba las mantas al suelo y se levantaba con esfuerzo de la cama. —Yo voy a buscarlo por mi cuenta, no puedo perder el tiempo.


A Román no le intereso que un fuerte dolor de cabeza le hiciera zumbar los oídos, mucho menos la apuñalada que sintió en su vientre bajo al agacharse para tomar un pantalon de algodón que estaba en el suelo. Sentía que había humedecido la ropa con el lubricante natural que emanaba de su cuerpo empapándose, pero no quiso molestarse en tomar una toalla sanitaria del baño. Le valía muy poco lo que las personas dijesen en ese momento, en su mente solo podía pensar en Jhouna.


Por esa misma razón, Román bajo las escaleras corriendo, ignorando por completo como su hermano maldecía a lo bajo quejándose porque Joseph no contestaba las llamadas. Tomo su abrigo que estaba en el perchero, mas por su hijo que por sí mismo, y aunque probablemente lo iban a intentar detener por no cargar la carta que contenía el permiso de su alfa para poder conducir, decidió agarrar las llaves del auto sin reproche alguno.


— ¡Román, espera! —Su hermano le tomo del brazo evitando que se dirigiera a la puerta. El omega lo fulmino con la mirada y forcejeo en un intento vago para que el contrario le soltara. —Hey, tienes que calmarte. —Ignoro la manera en que Román le veía, pues aunque sabía que tenían que encontrar a Jhouna cuanto antes, no podían arriesgarse a incluir más problemas en la lista solo porque el omega estaba en medio de un calor repentino, —No puedes irte solo por allí como si no estuvieses en celo, ¿Qué pasaría si un alfa intenta lastimarte?


— ¡Eso no me importa ahora, mi hijo está afuera y no voy a dejar que nadie le haga daño, solo deja que me vaya buscarlo! —Su voz se quebró, y enseguida Forth noto como los ojos de su hermano empezaron a humedecerse. El aroma de desesperación lleno la habitación, y solo era cuestión de tiempo para que el omega se rompiera por la presión que sentía. Román nunca se había sentido tan asfixiado, estresado, y desesperado en toda su vida.


Miles de niños eran secuestrados anualmente, y el 90% eran omegas. Si su hijo llegase a salir lastimado jamás se lo perdonaría. No podía explicar el cómo se sentía en ese momento, era como si fuese el hombre más incompetente del mundo, y es que solo tenía que velar por su familia como el omega que era, y ni eso había hecho bien.


—No, eso no va a suceder. —Pronuncio Forth con determinación. Tomo los hombros de su hermano y lo atrajo para abrazarlo mientras este se forzaba a regular su respiración. —Jhouna es un niño fuerte e inteligente, eso también lo saco de ti Román.


Román trago duro y asintió lentamente intentando concentrarse en calmarse. Su hermano tenía razón, si no se controlaba iba a dejarse llevar por las emociones y terminaría tomando decisiones demasiado precipitadas. Si el Beta no le hubiese parado a tiempo, probablemente estaría siendo detenido en ese mismo instante por la policía debido a su falta de papeles legales. 24 horas en una celda no iba a hacer que su hijo apareciese por arte de magia.


Cinco minutos y las acaricias de su hermano en su cabello fueron suficientes para hacerle estar más tranquilo, su corazón no latía tan rápido y el sudor de su frente había desaparecido. Su cuerpo no dejaba de temblar, pero eso era parte de los efectos secundarios que generaba el supresor de calor.


—Gracias—Susurro tembloroso. Su labio estaba hinchado por tanto mordérselo, y el pánico, aunque seguía latente, había sido opacado por la cordura. Estaba muy claro que no podría encontrar a su hijo en ese estado, tenía que confiar en Forth y llamar a Joseph para que este último se comunicara con la policía, específicamente con sus compañeros de equipo. —Tienes razón. Tengo que calmarme y pensar en claro, lo mejor es que nos comuniquemos con


No pudo siquiera terminar de hablar cuando la puerta de entrada había sido abierta revelando a un hombre de cabellos negros e imponente mirada esmeralda. Su cuerpo trabajado estaba forrado por un uniforme policial que estaba lleno de condecoraciones por su arduo esfuerzo, y el aroma que emanaba de él dejaba muy claro que se trataba de un Alfa dominante.


—Joseph...—El omega se separo de su hermano instantáneamente. Las feromonas de su compañero estaban haciendo que su cerebro tuviese un pequeño corto circuito, y las palmas de sus manos ya estaban empezando a sudar. Su calor estaba dormido debido al medicamento, pero era relevante la manera en que empezó a lubricar como loco al estar en presencia del olor a café y tabaco de su esposo.


Se acerco rápidamente a su compañero como si fuese una pequeña abeja hacia el panal, y se hundió en ese cálido pecho en busca del calor que tanto ansiaba. Aquellos brazos le tomaron de la cintura apegándole aun mas, mientras sus feromonas le cubrían por completo marcándole.


— ¿Me perdí de algo? —La pregunta del Alfa vino acompañada de una mirada algo fría hacia Forth. No solamente tenía que ver con el hecho de que ambos eran la peor mezcla para un viaje familiar, sino que el olor de omega ansioso y preocupado llenaba cada rincón de la habitación. —Pude intercambiar boletos con un hombre en el aeropuerto, por eso pude llegar más temprano. —El Beta se rasco la cabeza algo nervioso, pero decidió guardar silencio. El no sería quien le daría la noticia a su cuñado, hoy no tenía ganas de cavar su propia tumba.


—Román—Pronuncio Forth con algo de incomodidad. El omega se había perdido por un momento en el aroma de su compañero, tanto así que se estaba frotando contra su pecho. Su hermano no iba a permitir que tuviese sexo a mitad de la sala mientras su sobrino andaba desaparecido. — ¡Román, Jhouna!


El omega enseguida se tenso, y el aroma a vainilla que había empezado a extenderse en el aire se corto repentinamente. Joseph frunció aquellas cejas pobladas y se separo del omega para levantarle el rostro y mirarle a la cara. Sus mejillas estaban rojas y sus pupilas dilatadas, en definitiva estaba en celo, aunque el olor débil le indicaba que había sido suprimido.


— ¿Dónde está Jhouna? —Le pregunto al omega. Algo estaba pasando, le estaban ocultado algo. Su instinto no solo de Alfa, sino también de Padre, Esposo, he investigador policial le decía que claramente allí estaba sucediendo algo. —Le estuve llamando durante mi estadía en el aeropuerto y nunca me atendió la llamada.


—Jhouna... —Susurro el omega algo aturdido. Entonces sus pupilas se dilataron aun más y su cuerpo se estremeció. — ¡Jhouna! ¡Oh, Dios, tenemos que encontrarle! Joseph, tienes que llamar a tu departamento policial ellos te harán caso y


El Alfa enseguida se tenso. Su rostro demostró claramente la preocupación y la molestia que estaba sintiendo en ese momento. Las feromonas furiosas empezaron a llenar la habitación.


—Román, explícate. —Dijo brusco. Su esposo había empezado a divagar y eso solo aumentaba su enojo. — ¿Qué está pasando? ¿Dónde está Jhouna?


El omega se sintió pequeño cuando había sido el objetivo de esa mirada tan fría, aquel aroma a café y tabaco se había convertido en algo demasiado picante como para que su omega interior se sintiese a gusto.


—No está en casa, el... él se escapo—Murmuro apenado y decepcionado de sí mismo. No podía evitar pensar nuevamente que era una madre y padre fatal. —Pero fue mi culpa, su celo... el tuvo su celo y entonces nosotros discutimos


Si Román pensaba que su esposo no iba a molestarse aun mas estaba totalmente equivocado.


El Alfa gruño con rabia y tomo los hombros del omega acercándole para que le enfrentara. Las pupilas de sus ojos estaban tornándose rojos, y el alfa interior de Joseph rasguñaba su interior queriendo salir a gritos.


— ¿¡Tuvo su primer celo y no me lo dijiste?! —Grito haciendo que Román gimiera y mostrara su cuello en muestra de sumisión.


Las rodillas del omega estaban temblando, y por ello sentía que en cualquier momento caería al suelo. Su celo, la huida de su hijo, y las feromonas revueltas de su esposo le estaban causando un estrés horrible. Era como si le estuviesen asfixiando con una bolsa de plástico en su cabeza.


—Ahora eso no importa—Dijo con la voz entrecortada, estaba en un punto en el cual no sabía siquiera como era capaz de pronunciar bien las palabras. —Te-tenemos que buscarlo


Pero Joseph estaba demasiado furioso como para verlo, le grito de nuevo haciéndole sentirse miserable e inútil. Lo peor era saber que su hermano estaba justo detrás del presenciando aquella terrible discusión, y su hijo... su pequeño bebe estaba en la calle solo sin la compañía de familia o amigos. Sin embargo, Román respiro fuerte y levanto la mirada dándole la cara a su esposo que era la clara muestra de un Alfa dominante y prepotente.


— ¡YA BASTA! —Le grito con aquellas fuerzas que solo su lado de madre le había otorgado. Sus manos se encontraban como puños, y aunque sabía que su imagen era la de un frágil omega en medio de un celo repentino, retuvo el aire en sus pulmones y dio un paso adelante. — ¡Si realmente te importara lo que pasa con Jhouna estarías más tiempo en casa y no resolviendo asuntos del trabajo! ¡Yo soy quien se encarga de cultivar las relaciones en esta familia, y tu solo me recriminas cada vez que cometo un error! ¡Estoy cansado de tus desplantes, así que si alguien debe estar enojado soy


¡PLAF!


El sonido de un golpe resonó en la habitación, y fue como si de pronto el tiempo se detuviera. El corazón de Román latía tan rápido que pensó que podría salirse de su pecho. Pestaño varias veces, pero su vista nublada seguía enfocada en la pared blanca a su izquierda, allí habían cuadros con imágenes de su familia, imágenes de Jhouna, de Joseph, he incluso de él sonriendo felices. ¿Qué les había pasado?


"¡Con esa actitud solo harás que tu Alfa te reprenda Román, nunca serás un omega que enorgullezca a nuestra familia!"


Su Madre siempre le decía aquello. Por un tiempo fue como una mantra que no desaparecía de su mente, pero cuando su compañero le había demostrado que era un omega especial, esas pesadillas habían terminado. No obstante, ahora su mejilla ardía y su sangre se diluía en su lengua pues su labio inferior se había roto. Joseph le había dado una bofetada.


Era común ver en las calles como un omega era reprendido por su Alfa. Las enciclopedias lo denominaban "Corrección", los libros de romance lo llamaban "Muestra de Amor", las películas para adultos "Erotismo".


En ese momento Román solo sintió dolor. Ni siquiera los gritos que su hermano le dedicaba a su esposo lo habían despertado de su ensoñación. Pero entonces, tuvo que despertar de su trance.


—Lárgate de mi casa. —Dijo Joseph dirigiéndose a Forth con aquella voz que hacía que Román quisiese obedecer en cuestión de segundos. Su hermano siendo Beta no resultaba tan afectado, pero las feromonas de su esposo eran demasiado, incluso para él.


Finalmente su hermano tuvo que rendirse. No era extraño que a un omega se le mostrara una "lección" para ponerlo en su lugar, y como Beta no había mucho que pudiese hacer más que acoplarse al régimen que marcaba la sociedad y las leyes. Con los puños cerrados y una cruda mirada de desilusión tuvo que decirle adiós a Román antes de marcharse.


— ¿Me obligas a venir y ahora me botas? —Fue lo último que Forth dijo antes de que la puerta se le estampara en el rostro. Joseph no le dijo ni una sola palabra.


 


 


PROXIMAMENTE:


El hombre de hebras negras le miro


—Esto es lo que va a suceder; Vas a llamar a Jhouna para que vuelva a casa. Si no contesta, voy a buscarlo, y te juro que voy a meterlo en un internado omega donde le busquen una maldita pareja. —Román tenía la cabeza gacha mirando el suelo con miedo, podía ver claramente sus lágrimas impactar contra la alfombra. —Ya es demasiado. Se está escapando de nuestras manos, si yo no puedo ponerlo en su lugar alguien más lo hará.


(***)


Su piel empezó a sentirse sensible y la calidez característica de su calor burbujeo en su vientre torturándole. Su Alfa le había golpeado y le había gritado. Pero allí estaba él, deseando ser tocado y amado por el mismo hombre que le había hecho sentir miserable en cuestión de segundos.

Notas finales:

¿Qué piensan de la vida de los padres de Jhouna?

¿Creen que podrían ser felices juntos a pesar de no ser Destinado?

 


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