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Cambios por JennVilla

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Falta poco para el Baile de Navidad y Harry aún no se ha decidido a pedir a Draco, que sea su pareja.

—Oh Harry, ¿quieres dejar de seguir luciendo tan miserable? —dice Hermione con desespero una tarde, en la sala común— ¡No será tan malo!

—Lo dudo. Ya sabes que todo me sale mal. Además, el último Baile de Navidad fue lo bastante malo como para quitarme los ánimos

— ¡Pero eso ya no tiene nada que ver, Harry! ¡Ya todos hemos crecido y madurado!

—Aun así, necesito pedirle a alguien que sea mi pareja. —Harry suspira abatido.

—Te refieres a Malfoy. —dice Ron mirando atentamente su tablero de ajedrez.

—Bueno, si es que él dice que sí.

—Dirá que sí, Harry —dice Hermione—. Tienes que tener un poco de confianza en ti mismo.

— ¡Pero es que ni siquiera sé cómo pedírselo a un chico!

—No es que sea muy diferente. Además, tú conoces mejor a Draco ahora, que a las chicas que te gustaron antes.

—Y Malfoy tendría que estar loco para decirte que no —añade Ron—. Recuerda que él tiene una deuda de vida contigo.

—Eso suena como si fuera una obligación el ir al baile conmigo.

—Bueno, lo dije como parte de un plan B. —dice Ron sonriendo tímidamente

Harry sonríe también y suspira.

—Está bien, se lo pediré mañana.

—Has dicho eso desde el día en que anunciaron el baile —regaña Hermione—. Tienes que actuar antes de que sea demasiado tarde.


Pansy entra alegremente en la sala común de Slytherin, y Draco y Blaise le miran con suspicacia.

— ¿A qué se debe tanta felicidad? —pregunta el rubio.

—Tengo pareja para el baile. —canturrea la chica mientras se sienta junto a ellos.

—Oh. ¿Quién es?

—Millicent. Ella acaba de pedírmelo. —dice ella con tranquilidad.

—Ah… es una pena. Y yo que pensé que iríamos juntos, como en los viejos tiempos... ¿Y tú qué, Blaise? ¿Con quién irás?

Blaise sonríe.

—He invitado a una pequeña belleza de séptimo año. Es completamente mi tipo.

—Tiene que ser realmente aceptable, si es que logró llamar tu atención —Pansy sonríe—. ¿Y tú, Draco? ¿Con quién irás?

Draco frunce el ceño y mira hacia otro lado.

—No iré.

— ¿Qué? ¿No ibas a ir con Potter?

— ¡Qué ridículo! —dice Draco— Eso no pasará. E incluso si fuéramos juntos, ¿crees que podríamos sobrellevarlo de la manera correcta sin arruinarlo todo? Además, sería el gran escándalo de Hogwarts: "El salvador del mundo mágico y el Mortífago, son pareja para el Baile de Navidad"

—No puede ser tan malo —dice Pansy—. Además, muchos han visto que has cambiado, y que eres más agradable con los amigos de Potter.

—Sí, bueno, ahora mismo siento que estoy faltando seriamente a mis deberes como Slytherin, ahora que me recuerdas eso.

—Bueno, sea lo que sea, estoy segura de que ellos te ven de distinta manera. Y Potter mucho más, cariño. ¿Por qué no le preguntas si quiere ser tu pareja?

—Oh, estoy seguro de que tiene una fila de chicos y chicas para escoger. Yo no estaría en su consideración.

—No estés muy seguro de ello —dice Blaise—. Yo he visto la manera en que te mira, así como tú lo miras a él.

—No es cierto, y además, nada de eso puede pasar; si mi padre se llega a-

—No deberías preocuparte de lo que tu padre quiera o no, Draco. ¡Él casi arruinó tu vida por completo! —casi grita Pansy.

—De todas maneras, ahora mi prioridad número uno es finalizar mis estudios, y el bienestar de mi madre —dice Draco con rotundidad—. Ahora, si me disculpan, debo terminar mis deberes.

Draco se pone de pie, y sin mirar a nadie, se va hacia su habitación.

—No veo la hora de que Draco deje de tener en cuenta lo que piense su padre o no. —se lamenta Pansy.

—Bueno, hasta entonces, podemos seguir en lo del Baile —dice Blaise—. Por ejemplo, algo así sobre cómo hacer que Potter y Draco vayan juntos a este.

Pansy le mira fijamente.

— ¿Qué tienes en mente?

—Oh, pensé que eras tú la que iba a formular un maravilloso e inteligente plan para ello, Pans. —la sonrisa de Blaise es traviesa.

—A veces me das un poco de miedo. —Pansy dice, pero sonríe.


Harry se siente como león enjaulado en su habitación de Gryffindor.

Está pensando en todas las maneras para pedirle a Draco que sea su pareja, y también en los posibles escenarios, posibles respuestas, y posibles reacciones a cualquier respuesta, tratando de exceptuar la de salir corriendo.

Pero como esto no le está ayudando mucho, decide actuar como le dicte la razón, así que sin pensarlo mucho, busca a Draco en el Mapa, para ir directamente allí, y poder tener una respuesta pronto.

Pero grande es su sorpresa al encontrar su nombre en el Bosque Prohibido.

¿Qué está haciendo Draco allí?

Harry no se detiene y sale de su habitación corriendo.

Cuando al fin llega allí, después de esquivar la vigilancia de Filch, Harry no tiene que internarse mucho en el bosque para encontrar al rubio.

— ¿Potter? —Draco le mira con asombro y luego el enojo cubre sus facciones— ¿Qué haces aquí?

—Sólo… vine a verte. Quería ver si estabas… bien. —jadea Harry por el esfuerzo.

— ¿Viniste corriendo?

—Bueno, un poco. El camino hasta acá es un poco largo, si tienes en cuenta las escaleras moviéndose, luego los pasillos y luego Filch.

Draco se cruza de brazos y le mira con escepticismo.

— ¿Cómo supiste que estaba aquí?

—Eh…

—Ahora que lo pienso, siempre has tenido una extraña cualidad para saber dónde exactamente estoy, Potter.

Harry palidece y decide cambiar el tema.

—Bueno, ¿y tú qué haces aquí, de todas maneras? ¿Y solo?

Draco le fulmina con la mirada, esperando que Harry desista de una respuesta, pero eso no pasa. Así que suspira y dice:

—Estoy tratando… de hacer mi Patronus.

—Oh, ¿en serio? —Harry pregunta.

—Sí. ¡Pero es imposible!

Harry sonríe.

—Tal vez yo pueda ayudarte.

Draco le mira con confusión por un momento, pero luego parece pensarlo y suspira.

—Está bien…

Ambos chicos se posicionan y Harry se acerca por detrás de Draco, provocándole un escalofrío en la nuca.

—Muy bien, mantén tu varita firme, y piensa en un recuerdo feliz. Focalízate en él.

Draco cierra los ojos y se concentra. Harry demora un poco en seguir, ya que está observando cómo las rubias pestañas de Draco acarician sus mejillas.

—Eh… ¿Ya lo tienes?

—Sí.

—Lanza el hechizo entonces, no pierdas de vista el recuerdo.

Draco inspira y grita:

— ¡Expecto patronum!

Ambos esperan a que algo suceda, pero el aire frio del bosque sigue siendo igual y no aparece nada.

—Oh, no importa —dice Harry—. No es que salga tan fácil siempre. Podemos intentarlo de nuevo.

Draco asiente y se prepara nuevamente, pero esta vez pasa lo mismo, y el hechizo sale infructuoso. Intenta un par de veces más, pero sigue igual.

—Oh, vamos. No nos quedaremos aquí toda la tarde. —gruñe Draco.

—Lo intentaremos luego, ¿qué dices? –ofrece Harry.

—Está bien.

Ambos salen de allí lentamente en medio de un silencio incómodo. Llegan hasta unos de los jardines del Colegio y se sientan junto a un parterre.

—Y… ¿para qué me necesitabas? —pregunta Draco después de un momento.

—Oh… bueno, nada en realidad. No puedo creer que hagan otro Baile de Navidad. Los únicos recuerdos que tengo del último, son realmente vergonzosos.

—Pobre Potter y Weasley —se burla Draco—, ¿quiénes serán las desafortunadas que compartirán el rincón con ustedes esta vez?

—No lo sé. —Harry se encoge de hombros sonriendo.

— ¿Y por qué no has buscado una? Todos morirían por ser tu pareja, Harry.

Harry decide no pensar mucho en el significado de esas palabras, y más bien devuelve la pregunta:

— ¿Y qué hay de ti? —pregunta Harry sonriendo tímidamente.

—Ni siquiera he considerado ir, en primer lugar.

— ¿Qué? ¿Por qué no? —las cosas no pueden salir peor, Harry piensa con desánimo.

—No soy el estudiante más querido, en este momento —Draco desestima con gesto tranquilo—. No sería bien recibido en algo como un baile; estuve en el bando equivocado, ¿recuerdas? No hay lugar para mí allí en el baile.

—Pues yo quiero que estés allí. No me importa lo que los demás digan —Harry declara con firmeza—. Además, no estarás solo allí. Pansy y Blaise también asistirán, ¿no?

—Sí, ellos irán —Draco trata de no pensar en la primera frase de Harry—, pero ellos ya tienen sus respectivas parejas.

Ambos se sumen en el silencio, y Harry toma aire y saca valor para por fin decir lo que tiene que decir.

— ¿Y qué tal si vamos juntos?

Draco le observa con perplejidad a medida que un tono rosa aparece en sus mejillas.

— ¿Qué?

—Quiero decir, si no quieres, entonces está bien, no hay problema —se apresura a decir Harry—, pero puede que sea más divertido ir juntos que con alguien que no conocemos, ¿no? —Harry sonríe y añade— Y te prometo que no bailo tan mal.

— ¿Sabes bailar?

Hay un breve momento de vacilación, y luego Harry asiente.

—No creo que sea buena idea. —dice Draco después de una pausa.

Harry trata de no lucir desilusionado y mira al suelo.

—Oh, lo siento. No quise incomodarte o-

— ¡No se trata de eso! Es sólo… es sólo que he recibido suficientes amenazas de muerte de tus admiradores y-

—No pasará nada si estás conmigo. Todo estará bien, Draco. Tú estarás bien. Además, sería beneficioso para mí, ya que todos los que me molestan recibirían un mensaje claro, si te ven a mi lado.

Draco gira el rostro pero Harry alcanza a ver otro sonrojo.

—Estás muy seguro de ti mismo.

—Así es. —Harry se cruza de brazos y le mira socarrón.

Draco suspira exasperado y lanza los brazos al aire.

—Oh por las Barbas de Merlín, está bien, iremos juntos.

— ¡Genial! —exclama Harry con alegría y Draco le mira con curiosidad— Eh, quiero decir… Bien, entonces allí nos vemos.

—Está bien. Nos vemos, Harry. —Draco sonríe y se va de allí, dejando atrás a un Harry muy contento y emocionado.


Harry cree que su sonrisa permanecerá por siempre en su rostro, ya que desde la tarde anterior no se le ha borrado y sigue allí, como fijada por un hechizo.

—Compañero, tu sonrisa ya me está asustando —dice Ron frente a él en la mesa del Gran Comedor—. ¿Qué pasó?

—Oh, Ron, ¿no es obvio? —dice Hermione con una sonrisita— ¡Harry por fin se lo pidió!

— ¿Qué? ¿Cuándo pasó eso?

—Ayer en la tarde. —dice Harry sonriendo a su plato de comida.

— ¡Oh, estoy tan emocionada por esta noche! —Hermione dice con voz soñadora— ¿Ya tienes tu traje listo, Harry?

—Eh…Tengo el traje que utilicé en cuarto año.

— ¡Harry, por Dios! ¡Ese de seguro no te sirve ahora! Oh, honestamente, que descuido el tuyo. Tienes suerte de que yo haya planeado una salida a Hogsmeade para hoy —Hermione relaja su expresión y sonríe a Harry—. Te ayudaré a escoger uno que le quite el aliento a Draco.

Ron hace un gesto de compasión a su amigo y Harry muy tarde comprende el porqué.

Luego de varias horas probándose trajes en un pequeño local de ropa en Hogsmeade, Harry está cansado y estresado ya que Hermione y Pansy -quien inexplicablemente se unió a la tarde de compras-, no se deciden en dar el visto bueno en cualquiera de los que se prueba.

Harry, como último intento, prueba con uno sencillo de pantalón negro y una túnica corta roja. Al parecer, esta si es de agrado de las chicas y Harry por fin se siente libre.


Neville y Luna son pareja para el baile y charlan entretenidos con Harry, mientras esperan a que el baile de inicio.

Ron y Hermione llegan juntos y se unen a ellos.

—Todos lucen muy bien, chicos. —dice Hermione sonriendo encantada.

—Bueno, tú también estás preciosa, Hermione. —dice Harry apreciando el bonito vestido azul de su amiga.

—Creo que ya llegó tu cita, Harry. —canturrea Ron con tono malicioso y mirando hacia la entrada.

Harry sigue su mirada y por poco su quijada cae al suelo.
Draco está vistiendo una túnica azul oscuro, y sus ojos grises parecen relucir con ella.

El rubio repara en él, y sonríe con timidez mientras se acerca.

—Bueno, te dejamos en lo tuyo, Harry. —dice Hermione sonriendo ante la expresión de Harry.

—Nos vemos luego, compañero. —dice Ron con picardía y se va junto a Hermione y los demás.

Draco y Harry por fin están frente a frente y Draco le sonríe después de saludarle. Harry cree que es hora de cerrar la boca.

—Luces bien. —dice Harry.

—Y tú también. No estás tan mal.

—Gracias —Harry se sonroja—, todo se lo debo a Hermione… eh, ¿vamos al salón?

—Adelante.

Los dos titubean un poco, pero después, como un acuerdo tácito, se toman de las manos y se dirigen al salón de baile.


El lugar está decorado mucho mejor que en cuarto año, y de alguna manera, Harry se siente más cómodo allí que la última vez.

Y también debe decir que el estar junto a Draco, ayuda mucho.

Draco y Harry se miran y asienten, luego se posicionan y cuando la música empieza, ellos se deslizan por la pista lentamente al ritmo de la hermosa canción. Sus miradas nunca se apartan de la contraria, y ninguno puede ignorar la cálida sensación de sus manos en el cuerpo del otro.

Parecieran que pasan horas y horas de baile, pero Harry y Draco no dejan de moverse y mirarse, y también, inconscientemente, acercarse. Pero la música llega su fin, y los aplausos les obligan a separarse.

—Bailas muy bien. Me sorprendiste. —dice Draco después de aplaudir también. Su mirada está fija en la de Harry, y el Gryffindor siente que va a derretirse.

—He estado practicando. —se encoge de hombros.

Draco se ríe con él, y el silencio recae entre ellos, mientras los demás a su alrededor están buscando algo para beber.

—Pero todo valió la pena, y estoy contento por ello. —dice Harry mirándole atentamente.

Draco se siente muy pequeño por la intensidad de su mirada, y su pecho está casi explotando por la necesidad de hablar y confesarse.

—Harry… yo-

— ¡Un aplauso para nuestros octavos años! —la voz de Minerva se oye por todo el salón, y a esta le sigue una lluvia de aplausos que interrumpe con lo que sea que Draco tuviera que decir.

Después de que el alboroto termine, Harry no pierde el tiempo para preguntar:

— ¿Qué ibas a decir antes, Draco?

—Oh, nada —Draco sonríe sin darle importancia—. Es sólo que necesito un poco de aire fresco.

—Oh, ¿puedo ir contigo? —pregunta Harry un poco desilusionado por el cambio de tema.

—No, es mejor que vayas con tus amigos a beber algo, yo no tardo en regresar, ¿vale?

—Está bien. —Harry sonríe y Draco sale de allí sin agregar nada más.


Ya van cerca de quince minutos y Harry no ha podido participar activamente en las conversaciones de sus amigos.

¿Por qué Draco se está tardando tanto?

Harry está un poco preocupado, y no puede dejar de preguntarse si es que hizo algo mal o si Draco ya no quiere verle O SI…

—Harry, ¿dónde está Draco? —pregunta Ginny.

Harry se sobresalta y levanta la mirada encontrándose con el gesto curioso de Ginny.

—Dijo que saldría por un momento. Creo que iré a ver si está bien. –Harry sonríe y con un asentimiento, sale en dirección a las puertas.

Antes de llegar allí, se encuentra con Zacharias y otros chicos quienes entran por allí, riéndose.

—Smith. —saluda Harry.

—Oh, hola Harry —saluda él con candidez—. Si buscas a Malfoy, quizás lo encuentres afuera.

Harry al ver la sonrisa de Zacharias, no puede evitar tener un mal presentimiento, así que sin decir más nada, pasa por un lado de los chicos y sale apresuradamente.

Sí, allí está Draco mirando hacia las estrellas en el oscuro cielo.

— ¡Draco! —Harry le llama y el rubio gira la cabeza hacia él— ¿Has estado todo el rato aquí? —Draco no responde y su gesto se ensombrece— ¿Qué pasó? —pregunta Harry alarmado.

—Nada —responde él sin mirarle—. Gracias por el baile, ya me iré a mi habitación.

Harry no cree ni por un segundo que él quiera irse por otra cosa que no sea Smith.

— ¿Qué te hizo Smith? ¡Dímelo, Draco!

Draco parece querer decir algo, pero, en un parpadeo, su expresión cambia a una de frialdad y mira a Harry a los ojos con aburrimiento.

—No es nada de tu incumbencia, Potter. Aléjate de mí.

Draco se endereza y pasa por un lado de Harry, empujándole levemente para retirarse de allí.

— ¡Draco, espera!

Pero Draco no lo hace y apresura sus pasos sin atender a los llamados de Harry.

Sigue caminando con la vista nublada, sin saber a dónde lo dirigen sus pasos. Pero pronto se da cuenta de que está acercándose a los baños. Draco se deja hacer, pues lo único que quiere es alejarse de todo y todos.

Cuando ya se encuentra en el baño, deja que por fin las lágrimas bajen por sus mejillas.


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