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Cambios por JennVilla

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Pansy está guardando un puesto para Draco en la mesa de Slytherin, y cuando le ve entrar al Gran Comedor, sonríe.

—Draco, ¿cómo estás cariño? —dice cuando el rubio se sienta junto a ella.

—Igual de mal que ayer... Y que el día antes de ayer. —dice Draco con cansancio.

—Espero que estés tomando las pociones que Madame Pomfrey te recetó. Te ves tan mal… —dice Pansy con preocupación.

Draco aparta la mirada y Blaise, frente a él, le mira con suspicacia.

—Es cierto. ¿Estás seguro de que estás siguiendo todas las recomendaciones de Pomfrey?

Draco tuerce la boca con disgusto y decide no contestar. Pronto Blaise olvida el tema, y algo más allá de él, llama su atención.

—Miren nada más... Potter está mirando para acá.

Draco levanta la mirada rápidamente y gira un poco su cabeza para encontrarse con que Harry Potter le está mirando intensamente. Draco le devuelve la mirada y Harry se sonroja. Draco bufa y le alza una ceja con desdén.

—Veo que tú y Potter regresaron a eso de las miradas asesinas. —dice Pansy con una sonrisita.

— ¿Y qué con ello? —pregunta Draco con disgusto— Incluso después de la guerra, Potter sigue siendo un idiota.

—Probablemente... Pero será mejor que no seamos bordes con él. No queremos meternos en más problemas —dice Pansy con cautela—. ¡Incluso yo he sido agradable con Potter esta mañana!

— ¿Ah sí? ¿Así que ya quieres formar parte del club de admiradoras de Potter? —dice Draco con burla.

Pansy pone los ojos en blanco.

—Tenía un mejor concepto de ti, Parkinson. —continúa Draco.

—No. Sólo le dije "hola" y le sonreí. Creo que hice algo mal, pues él no es que me haya dado la mejor de sus miradas.

Blaise y Draco suspiran con sufrimiento ante la idiotez de su amiga.

—Pero sólo es el comienzo. —sigue Pansy con alegría

Blaise ondea una mano despectivamente y mira a Draco con interés.

— ¿Así que ya has hablado con él, Draco?

Draco vuelve a bajar la mirada y Pansy ríe.

— ¿Qué, Potter se te comió la lengua?

—Cállate —gruñe Draco—. Y sí. Tuve que aguantarlo toda una clase de pociones. ¡Él se distrae con cualquier cosa! ¡Y así hace que me distraiga yo también!

—No puedes apartar tus ojos de Potter, ¿eh? —Blaise sonríe.

—Te recomiendo que cierres la maldita boca, Blaise. —dice Draco con enojo.

Pansy y Blaise ríen sin misericordia y Draco suspira con fastidio.

—Merlín... ¿Por qué ustedes no están tomando clases de pociones conmigo? —Draco se lamenta— Ahora estoy obligado a reunirme con Potter en la biblioteca. —exhala con dramatismo.

Pansy finge sorpresa.

— ¿Quieres decir que tienes una especie de cita-estudio con Potter?

Draco le fulmina con la mirada y le apunta con un tenedor.

—Te juro Pansy que voy a lanzarte todo mi almuerzo si sigues insinuando cosas tan horripilantes como esas.

—Oh deja der tan dramático, Draco —dice Pansy—. Es sólo que pensar en ustedes dos en una biblioteca, tratando silenciosamente de estrangularse mutuamente... Es muy divertido, en realidad.

Blaise ríe un poco y dice:

—Bueno, pero eso era en el pasado. Ahora Draco puede empezar a disfrutar la compañía de Potter.

Draco siente sus orejas calientes por la indignación.

— ¡Suficiente! —gruñe— Ya no quiero saber nada más sobre ustedes dos.

Draco se pone de pie bruscamente y sale a zancadas del gran comedor. Pansy y Blaise sonríen con picardía y dirigen la mirada a Harry quien casualmente está mirando por donde se fue Draco. El Gryffindor nota la mirada de los dos Slytherin sobre él y se sonroja.

—Tengo que... tengo que ir a hacer la tarea de pociones. —se excusa Harry con Hermione y Ron.

Ron le sonríe con la boca llena de postre.

—Dale un golpe a Malfoy de mi parte. —grita, esquivando un golpe de parte de Hermione cuando Harry se aleja de la mesa.


Harry entra a la biblioteca y encuentra a Draco en una de las primeras mesas.

—Eh... Hola. —saluda Harry.

Draco levanta la mirada y observa a Harry con desinterés.

—Llegas temprano.

Harry sonríe y toma asiento frente al rubio.

—Igual que tú —como Draco no le presta atención, Harry dice: — ¿Qué lees?

Draco suspira con fastidio y deja que sus dedos resbalen por la cubierta del libro para que Harry vea el título.

— ¿A qué se te parece esto, Potter? Tenemos que leer este texto sobre el Veritaserum. Te sugeriría que hicieras lo mismo.

—Bueno, pues yo tengo algo que nos puede ayudar. —dice Harry con una sonrisa sabihonda mientras saca de su maletín un libro.

— ¿El mismo libro que utilizamos para nuestras clases? —Draco se mofa— ¿Es en serio, Potter?

—Sí, es uno de esos... Pero este tiene las anotaciones de Snape.

Harry contempla cómo Draco es ahora todo oídos.

— ¿Qué? ¿Cómo lo conseguiste?

Harry se rasca la nuca, no queriendo recordar algunas cosas.

—Es una larga historia. —se excusa.

Draco le da una mirada inteligente.

—Así que esa vez en sexto año cuando tú de repente te convertiste en el mejor de la clase... ¿Estuviste haciendo trampa? ¡Ya lo sabía yo! —exclama Draco enojado.

—Yo no le llamaría hacer trampa —dice Harry tranquilamente—. Es sólo tener buena suerte.

Draco suspira y extiende su mano.

—Sólo... sólo dame ese libro. Necesitamos avanzar.

Draco tira bruscamente del libro cuando Harry se lo ofrece. Lo abre y busca en él un poco para enseguida ponerse a leer.

Harry le contempla en silencio por un momento y se sobresalta cuando Draco habla.

—Snape era un genio.

— ¿Lo extrañas?

—Naturalmente. Él fue uno de los mejores profesores que tuve. Además de que él y yo compartíamos los mismos sentimientos hacia un idiota en particular. —termina con una sonrisa.

Harry pone los ojos en blanco y la sonrisa de Draco se ensancha.

—Deberías hacerlo más seguido. —dice Harry después de otro momento de silencio.

— ¿El qué?

—Sonreír. Es... es agradable.

Draco no puede evitar sonrojarse un poco mientras mira sorprendido a Harry.

—Bueno, lo haría a menudo si no tuviera que lidiar a diario con un idiota como tú. —dice Draco en medio de su confusión.

—No sería un idiota como tú dices, si de tu boca no saliera solamente insultos. —dice Harry con una sonrisa.

Draco azota el libro contra la mesa y fulmina a Harry con la mirada.

—Ya basta de esta ridiculez. No estamos aquí para charlar; venimos a estudiar y eso es lo que vamos a hacer.

Harry se rinde y deja el tema por la paz. Luego se dispone a leer del libro que Draco tenía anteriormente.


Harry puede decir que el rato de estudio que está teniendo con Draco es realmente gratificante puesto que él nunca se había concentrado tanto en algo relacionado con las clases. El ambiente, aunque un poco incómodo al tratarse de tener a Draco frente a él, es fácil de manejar en cuanto a concentrarse en lo que se está estudiando. Harry sabe que está aprendiendo muchas cosas en todos esos treinta minutos que llevan allí en la biblioteca, solamente leyendo un libro y tomando apuntes.

No se da cuenta cuando Ginny entra a la biblioteca.

— ¡Harry! —exclama ella alegremente acercándose a la mesa.

—Oh, hola Gin.

Ginny le sonríe e ignora a Draco olímpicamente.

—Estuve buscándote hace un rato. Ser la capitana del equipo de Quiddicth puede ser un poco estresante, así que quería preguntarte si podrías ayudarme un poco con el entrenamiento de los nuevos jugadores para el equipo.

—Oh claro —dice Harry con una sonrisa—, no le diría que no al Quidditch

Ginny sonríe y gira su cabeza apenas dándose cuenta de la presencia de Draco.

—Weasley. —saluda él.

El gesto de Ginny se ensombrece.

— ¿Qué estás haciendo aquí con él? —sisea ella en su dirección.

—Estamos- —empieza Harry.

—En medio de una importante investigación para un proyecto —continúa Draco—, y no necesitamos a una comadrejilla metiendo su hocico donde no le incumbe.

—Malfoy...

—Bueno excúsame por ser tan precavida acerca del chico con la marca oscura, que trató de matar a Harry. —dice Ginny con voz fría.

—Mira Gin, nosotros sólo estamos trabajando en un proyecto de clases, juntos —intercede Harry ante el cambio de humor de Draco—. No te preocupes por mí, estamos bien, de verdad. Te veré luego, ¿sí? —dice esperanzado en que Ginny se vaya de allí.

—Está bien, Harry —dice ella con gesto ofendido—. Nos vemos. —y con una última mirada a Draco, ella se va con fuertes zancadas.

—La comadrejilla es todavía una busca-problemas. —comenta Draco luego de un rato.

— ¿Tienes que ser tan arrogante? —dice Harry cansinamente.

—Cuando alguien me está fulminando con la mirada, y diciéndome cosas como esas, sí. —dice Draco.

—No la puedes culpar, Malfoy. Lo que pasó en la guerra es... difícil de olvidar.

—Trato de entenderlo —dice Draco con sarcasmo—, es sólo que no es fácil contener mi lengua.

Harry sonríe muy a su pesar y la campana para el cambio de clases se deja escuchar.

— ¿Te toca DCAO? —pregunta Harry.

—Sí. Debe ser muy molesto para ti, ¿no?

—Vamos entonces juntos. —Harry le ignora y se pone de pie.

—Supongo que no tengo elección, ¿no? —dice Draco con cansancio.

—Así es. —dice Harry con facilidad y empieza a caminar confiando en que Draco le seguirá.


Cuando van girando el pasillo, se encuentran con tres Ravenclaw que vienen en su dirección.

—Miren, es el mortífago. —dice uno de ellos cruelmente.

—Debería estar encerrado en Azkaban de por vida. —le secunda una chica con gesto de asco.

—Yo digo que debería estar muerto. —concluye otra chica con rencor.

— ¡Oigan! —Harry grita sin poder contenerse— Podemos oírlos, ¿saben? ¿Por qué no dejan de estar actuando como los mortífagos que dicen odiar?

Los tres Ravenclaw le observan y luego deciden retirarse.

—Vámonos. —dice uno de ellos.

Cuando los tres desaparecen, Draco se gira hacia Harry y le mira con enfado.

—No necesito tu ayuda —le escupe—. Aléjate de mí. —su rostro está descompuesto en ira y humillación. Harry le mira sorprendido.

—Oye, espera. —grita, pero Draco acelera su paso y lo deja muy atrás.


Ya en el aula de DCAO, Harry entra y ve a Draco junto a Blaise. Decide no presionarlo, y sigue su camino para reunirse con Ron y Hermione.

— ¿Qué pasa Harry? —pregunta Hermione con preocupación al verle.

—No es nada. —suspira Harry evitando el tema, sin poder olvidar la reacción de Draco.


La clase termina y los estudiantes se aprestan a salir del aula. Draco se apresura en salir, y Harry no le pierde el rastro.

—Compañero, ¿vienes? —pregunta Ron viéndole ir por otra dirección.

—Luego los alcanzo —dice Harry sin perder de vista a Draco—, necesito hacer algo.

Antes de que dé un paso, es detenido por la voz extrañada de Ron.

— ¿Estás siguiendo a Malfoy de nuevo?

— ¿Qué? —brinca Harry en su sitio— ¡No! Bueno, quiero decir... Puede que lo esté haciendo pero-

—Por las Barbas de Merlín —gime Ron exasperado—. ¿Se está repitiendo lo de sexto año?

— ¡No es lo mismo! —exclama Harry— Es sólo que... Estoy preocupado.

—Quieres decir que estás obsesionado. —dice Ron con simpleza.

—Nos preocupas, Harry —dice Hermione con voz mediadora—. Ya sabemos cómo te pones cuando se trata de Malfoy.

— ¿Qué significa eso? —pregunta Harry— ¿A qué te refieres?

— ¡No es nada! —se apresura a aclarar Hermione— Es sólo que no queremos que te veas envuelto en algo malo.

—Yo... —Harry quiere defenderse pero se rinde— Olvídenlo. Necesito ir al baño de todas maneras. No demoraré. —dice y retoma su camino dejando atrás a unos preocupados Ron y Hermione.


Cuando está llegando a los baños, Harry escucha un grito.

— ¡Cállate! ¡No me hagas hechizarte de nuevo! —grita una voz.

Harry se apresura a entrar al baño, encontrándose con los mismos Ravenclaw del pasillo allí. Ellos están apuntándole con sus varitas a Draco, quien está en el suelo con un moretón en su cara.

— ¡Eres una escoria, mortífago! —grita una de las chicas sin darse cuenta de la presencia de Harry allí.


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