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Tres lados por Adid

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Notas del capitulo:

Esto es algo que practicamente tenía desde que publique el anterior, solo que hasta ahora pude terminarlo. Desde un principio tenía planeado que este fic fuera una coleccion de ideas entre estos tres. Espero algún día terminar un par más que tengo planeados.

Su peor pesadilla se había vuelto realidad. No lo podía creer. Había estado tan cerca de derrotarlo. ¡Dos veces! Y en ambas había fallado miserablemente. Claro, en ninguna de ellas había sido su culpa, pero eso no cambiaba el desastroso resultado.


Bill había logrado alcanzar su dimensión y, tal y como había prometido, se había encargado junto a sus amigos de mancillarla y retorcerla de las formas más grotescas. Sin embargo Stanford no estaba dispuesto a darse por vencido. Ni ahora ni nunca. Aún tenía que existir una manera de detener a Bill. Y sí Ford no podía, aún quedaba la esperanza de que el pequeño Dipper, quien le había demostrado ya lo confiable que podía ser, pudiera encontrar una forma de salvar su mundo.


Mientras tanto seguiría luchando.


Esa determinación lo mantenía vivo y fue también la que lo hizo reaccionar con furia cuando fue capaz de moverse de nuevo. No sabía qué es lo que había pasado pero era obvio que Bill lo había congelado de alguna forma cuando se enfrentaron pues, en lo que para él había sido un parpadeo, había pasado de estar frente al triangulo en medio del pueblo a estar en una habitación extraña en la que Bill no estaba en ningún lugar a la vista.


Pero sí había alguien más.


Ford no había tenido casi tiempo de sorprenderse por el repentino cambio de escenario cuando se dio cuenta que había alguien en la habitación, alguien tocando el piano y cantando. Alguien a quien conocía bastante bien.


“We’ll meet again, don’t know where don’t know when…”


— ¿Stanley?


— Hola seis dedos.


Lo saludó su hermano con su usual voz de descarada despreocupación. ¿Qué demonios pasaba?


— Bill quería hablar contigo personalmente pero lo convencí que me dejara intentarlo primero. Deberías agradecérmelo, la verdad es que está de un humor que ni el mismo se soporta.


Eso lo sacó de su estado de shock. ¿Qué diantres tenía que ver su hermano con Bill?


— ¿Dónde estamos?


Fue lo único que atinó a preguntar.


— En la punta de la pirámide, las habitaciones privadas de Bill. Todo un honor. O eso dice él, la verdad a mí me parecen muy deprimentes, pero quién soy yo para cuestionar sus gustos en decoración.


— ¿Qué está pasando? ¿Por qué estás tú aquí?


Se estaba exaltando, no entendía nada y por el momento no se le ocurría nada más que interrogar a su hermano.


— Tranquilo, cerebrito. Lo que está pasando es el Raromagedón y yo estoy aquí porque soy un invitado de Bill.


Eso no tenía ningún sentido por donde quiera que se mirara. Por qué Stan sería un invitado de Bill.


— Porque, genio, tenía que recompensarme de alguna forma el haberlo ayudado a llegar a este lado.


— ¿Qué?


— Bueno, realmente no estoy seguro que la palabra “ayudar” sea la correcta. Al final los dos trabajábamos por nuestros propios intereses, pero nos terminamos favoreciendo el uno al otro.


Ford sintió que la cabeza le daba vueltas. Por supuesto, como es que no se le había ocurrido consultarle al mismo Stanley sobre Bill, él era el que más tiempo llevaba en Gravity Falls y quien se había empapado más con su investigación. El orgullo se lo había impedido. Y también la soberbia, pues no había creído que Bill y Stan pudieran llegar a entenderse. No podía pensar con claridad, todo era demasiado confuso. Y Stan no había dejado de tocar en todo ese tiempo, impidiéndole concentrarse.


— No sabía que sabías tocar el piano


Fue lo único que se le ocurrió añadir, pues estaba demasiado desconcertado. Había intentado sentarse pero se levantó rápidamente al sentir el sofá sobre el que había caído gruñir y retorcerse.


— Oh, no sé en realidad. Solo estoy presionando teclas al azar y la música sale sola. Los poderes de Bill son impresionantes ¿no?


Eso finalmente hizo que reaccionara. Recordándole lo grave de su situación. Stan no podía estar de lado de Bill, simplemente no podía.


— ¿Qué no te das cuenta de lo que está haciendo Bill?


Exclamó con enojo y frustración.


— ¿Qué? ¿Más divertido el mundo? No lo sé. Un mundo sin cerdos policías no me suena tan mal.


Contestó Stan encogiéndose de hombros provocando que Ford temblara de furia. No era posible que su hermano fuera tan tonto. ¿Dónde estaban Dipper y Mabel?


— Los chicos están bien.


Stan parecía haberle leído el pensamiento.


— Están junto a Soos y Wendy, todos deben estarse divirtiendo mucho. ¿Quieres unírteles?


No podía ser. No estaba seguro de los otros, pero sabía que Dipper estaba tan convencido como él de que Bill debía ser derrotado. O Stan le estaba mintiendo o él mismo estaba siendo engañado, lo cual era muy probable.


— ¿Qué es lo que quieren de mí?


— Eres listo hermanito. Bien, como te comenté Bill está de muy mal humor, parece que ni él ni sus amigotes pueden dejar el pueblo. Y se le ocurrió que tú sabrías una manera de lograrlo.


— Aún si la supiera, jamás le ayudaría a Bill con nada. ¡Y tú tampoco deberías! ¿No te das cuenta de que solo te está manipulando?


Stan frunció el ceño, dejando por fin de tocar el piano y levantándose de su lugar para caminar lentamente hacía Ford para hablarle con seriedad por primera vez.


— No te recomiendo que le hables de esa forma, ya te dije que no está de humor.


— Y yo ya te dije que no pienso ayudarlo.


— ¿No lo entiendes Ford? Si lo ayudas te recompensara grandemente. Podrías tener lo que siempre hayas querido. Podríamos vivir todos juntos, felices y seguros. ¡Por siempre!


Stan levantó una mano y acunó la mejilla de Ford haciendo que éste se sintiera nervioso por primera vez en la noche.


— Podríamos estar juntos… tú y yo. Como debe ser.


Se acercó, como buscando besarlo. Ford por un momento no se permitió responder, desconcertado y nervioso. Su corazón se aceleró con una emoción que le causó vergüenza. Pero justo cuando sentía los labios de Stan tocar los suyos, lo apartó con un fuerte empujón lleno de ira.


— ¡Estás loco! No quiero nada que tenga que ver con Bill, ni tampoco nada que tenga que ver contigo, especialmente si lo estas apoyando. No me sorprende esto de ti, siempre has sido demasiado necio y cabeza hueca. Pero te darás cuenta de que Bill no es…


No pudo seguir hablando. Repentinamente su cuerpo se había vuelto a petrificar en color dorado. Justo frente a un muy enojado Stan.


Stanley se quedó mirando la estatua dorada que era ahora su hermano, su semblante paso de enojo a tristeza y algo de consternación.


— Haces esto muy difícil seis dedos.


Sintió entonces una mano pequeña acariciar ligeramente sus cabellos que habían quedado expuestos después de que su fez había caído al suelo por el fuerte empujón que recibió de su hermano. No pudo evitar inclinarse ligeramente contra el toque.


— ¿Decepcionado?


Stan dejó salir un suspiro de cansancio.


— Un poco, pero no sorprendido.


— No te preocupes. Sixer pronto verá la luz, ya lo veras. Entonces podrá disfrutar de todo esto con nosotros.


— ¿Eso crees?


— Estoy seguro. Yo mismo me encargaré de eso. Créeme, puedo ser muy… persuasivo.


Stan no pudo evitar temblar ante el tono que usó Bill al pronunciar la última palabra. Tampoco pudo evitar preocuparse por lo que la terquedad de su hermano pudiera acarrearle a éste. Aunque también estaba seguro de que se lo merecía y que Bill no le haría un daño permanente. Se lo había prometido.


Bill tenía razón. Ford solo necesitaba darse cuenta de que todo sería mejor ahora y entonces podrían comenzar a disfrutar de ese nuevo y divertido mundo que les había traído Bill.


Entonces todo estaría bien.


Entonces serían felices.


 

Notas finales:

Bueno, aquí la idea de Bill entre estos dos es más bien algo implicito, pero al igual que en el anterior es obvio que está manipulando a uno de los gemelos y que va sacar toda la ventaja de eso posible.

Gracias por leer.


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