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Querido diario por Cat_Game

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos y todas!

Espero que estén muy bien y que se sientan felices y tranquilos.

Por fin he podido encontrar la libreta donde estaba escribiendo esta historia, así que seguiré posteando los capítulos paulatinamente.

¡Si tienen algún comentario háganmelo saber, con gusto los leeré!

:)

Día 11, Fecha: 9 de Marzo


Hoy fui a la casa de Antonio. Me invitó a jugar un rato y también a ver vídeos juntos.


Un día antes le pedí permiso a mi tío, además le expliqué que no estaríamos solos. Obviamente mi tío me interrogó como si fuera a ir a una especie de lugar super peligroso. Pero al final lo convencí.


La casa de Antonio está ubicada al norte, así que tomé el bus correspondiente y llegué. La casa tenía una fachada agradable con algunos detalles en los ladrillos y tejas. Me acerqué con un poco de pena y toqué el timbre una vez quedé frente a la puerta. El porche tenía unas macetas colgadas y dos mecedoras en la esquina derecha; era un sitio muy hogareño.


Antonio abrió la puerta, me saludó y me permitió el paso. Pensé que me encontraría con sus padres, pero no fue así; toda la sala, con sillones blancos, estaba sola. La cocina, dividida por una barra y un mini-bar, lucía desolada justo como el comedor.


De forma pronta, sentí la mano de Antonio sobre la mía y me dirigió hasta las escaleras.


Los días pasados habían sido agradables; en la escuela solíamos conversar mucho, también por el chat y a veces nos sentábamos solos en el almuerzo para evitar preguntas de Marco, Rafa y Hugo.


Sin embargo, no había sospechado que Antonio me invitaría su casa para tener…un momento así de íntimo. O eso deduje.


Al llegar a su habitación, él cerró la puerta y me ofreció asiento en la cama. Yo acepté, me senté y Antonio se colocó junto a mí.


—¿Vamos a jugar? —decidí preguntar.


—Sí, ¿qué quieres jugar? Compré el Resident Evil 6 —Antonio replicó—, pero también tengo Army of Two.


Me sentí aliviado al saber que sus intenciones no eran otras.


Decidimos jugar Resident Evil 6 en modo cooperativo por unos minutos; pues sólo terminamos la mitad de una misión.


—Oye, David —Antonio presionó el botón de pausa—, en una semana habrá una convención. ¿Quieres ir conmigo?


—¿Una convención? —dudé.


—Sí, de videojuegos y anime. De hecho, quería preguntarte si has hecho alguna vez cosplay.


—No, por desgracia no.


Antonio se levantó, caminó hacia el clóset amplio de la izquierda y deslizó la puerta. En el interior había ropa variada, pero Antonio sacó unas prendas llamativas.


—Podemos hacer cosplay juntos —Antonio repuso con rapidez al mostrarme la ropa—, de alguna pareja popular de videojuegos o de anime. ¿Qué dices?


No era mala idea, así que asentí con la cabeza.


—¿Cuál pareja podemos seleccionar? —pregunté.


Antonio se acercó al escritorio donde estaba su laptop, luego la abrió y tecleó. Yo me puse de pie y quedé a su lado. La pantalla mostró algunas opciones, entre ellas personajes de juegos como Final Fantasy X, The Legend of Zelda, Resident Evil, entre otras.


—Hay muchas opciones, así que creo que podríamos seleccionar y comenzar a buscar todo lo necesario —Antonio dijo.


“Todo lo necesario”, me sonó a inversión. Tal vez era una buena forma de gastar los ahorros que me habían quedado antes de entrar a la escuela.


—Sí, está bien.


Y, a pesar de que sonaba fantástico, no pude evitar sentirme completamente distanciado y fuera de lugar. No sé qué era lo que pasaba en realidad, pero toda la relación con Antonio me hacía dudar. ¿Por qué?, quizás ahora me puedo preguntar ya que vivía algo…bonito y romántico.


De forma sorpresiva, Antonio se puso de pie, acortó la distancia entre los dos y sujetó mi cintura. Desvié la mirada de su rostro y toqué su brazo.


—¿Qué pasa? —Antonio dudó.


—Quizá podamos seleccionar con calma…


Antonio me besó y luego empujó con suavidad mi cuerpo hacia la parte libre del escritorio; podía sentir sus manos entrar por debajo de la sudadera roja que traía ese día. Intenté detenerlo, pero Antonio rozó mi entrepierna con una de sus manos.


De manera inesperada, escuché un sonido en la planta baja; otra vez hice un intento por distanciar mi rostro, pero Antonio acrecentó el beso. Su lengua se metió en mi boca y sentí un pellizco en mi pecho.


—Ah-Antonio —dije apenas entre la caricia—, creo que alguien está en la casa.


Y, antes de que pudiéramos advertir, la puerta de la habitación fue abierta. Antonio reaccionó a toda prisa y se distanció de mí. Al mirar hacia la entrada, encontré a un hombre de tez oscura, de rostro maduro, cuerpo robusto y vestido con un traje de oficina.


—¿Tony? ¿Qué rayos estás haciendo? —preguntó el hombre.


—¿Papá? Ibas a llegar más tarde, ¿no? —Antonio repuso.


—No seas ridículo, te hice una pregunta. ¿Para eso querías que tu madre se llevara a tus hermanos al cine?, ¿para traer a una chica y hacer este tipo de cosas?


Suspiré con fuerza y pena. El papá de Antonio me confundió con una chica y nos había descubierto besándonos. Agaché el rostro y busqué por alguna forma de salir de allí.


—Creo que será mejor que te vayas —el padre de Antonio habló con un tono menos alto. Lo miré y descubrí que se había dirigido a mí—. Tengo algunas cosas que hablar con Tony.


Asentí. Contemplé a Antonio, pero él no me miraba. Supuse que no le diría nada a su padre, y…comprendí la razón por la que me sentía tan ansioso en nuestra relación. Yo era una especie de amante secreto.


Renegué en silencio, me excusé con sumo respeto y el padre de Antonio me guió hasta la puerta principal sin decir nada.


No era la primera vez que era un secreto para otras personas. Sin embargo, me dolía mucho, ya que no deseaba sentirme como una especie de “artículo” que causa pena o remordimiento.


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