Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Querido diario por Cat_Game

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Día 6, fecha: 20 de Febrero


Si antes creía que mis padres eran unos insensibles, ahora lo creo más. Con la discusión que tuve con mi tío, me pude dar cuenta de que lo único que soy para mi familia es ser un “degenerado”. Bueno…eso sólo incluye al resto, no a mi tío.


Por la mañana, durante el desayuno, mi tío y yo hablamos de algunas cosas cotidianas, como el clima, el mercado, la economía, aunque de eso no sabía mucho, y así, temas populares. Hasta que lancé la pregunta: “¿por qué?”


—Tío, ¿por qué le hablaste a mamá?


—Por que ella fue la que envió un mensaje diciendo que estabas desaparecido y que están muy preocupados por ti —dijo mi tío.


—¡Por dios! Eso es mentira.


—No lo sé, David.


—Además, podría vivir contigo, ¿no? Puedo trabajar en la tienda y pagar mis estudios con los ahorros de un año.


—A tus padres no les parece una buena idea. Imagínate que alguien viva con un depravado como yo, y peor, un menor.


No contesté. Todavía no descubría por qué mi tío evitaba a la familia. ¿cometería un error al indagar?


—Mañana por la mañana estarán aquí —él continuó—, y es muy probable que llamen a la policía si es que haces algo que les de sospechas.


—¿Sospechas de qué?


Mi tío no respondió. Dio un sorbo a su taza de café y desvió la mirada hacia la ventana. ¿Se había molestado?


—Todavía no pasan las dos semanas —decidí excusarme—, y me dijiste que podía quedarme dos semanas. Además, también mencionaste que me ayudarías.


—Cada uno de nosotros tiene vidas diferentes, David, y tú ya no eres un niño pequeño como para seguir en una burbuja.


Él regresó la mirada hacia mí y yo lo reté.


—Es una lástima que tus padres sean unos pelmazos, pero yo no puedo resolverte la vida.


—Pensé que eras mi familia.


—Un apellido y un lazo consanguíneo no significan que estemos obligados a ayudarnos. ¿Quieres mi ayuda de verdad? No te conozco, sólo te vi dos veces en toda mi vida y ésta es la tercera. ¿Quieres ser mi amigo?, no será fácil.


—¿Estás insinuando que ayudarías a un amigo antes de ayudarme a mí? —renegué.


—Sí. Mis amigos son mi verdadera familia. El resto de los cabrones que dicen ser mi familia me señalaron, me hicieron daño; así como a ti. Pero en lugar de acobardarme y lloriquear como un bebé, hice lo que toda persona debe hacer.


—¿Y qué es eso? ¿Qué tengo que hacer?


—Apoderarte de tu vida y responsabilizarte por ti mismo. Aunque todavía eres muy joven, y será un poco más difícil, pero si te están pagando el cole, ¿por qué no aguantar un par de años más hasta que puedas salir de casa?


—Prefiero la muerte.


Y, sin otra palabra más, me levanté, salí de la cocina y subí las escaleras a toda prisa. Comencé a hacer mi maleta mientras me cambiaba de ropa…me sentí como un intruso. ¡Joder! ¿Por qué me sentía así, tan lleno de rabia y como si algo se incrustara entre mi pecho y espalda?


Cuando terminé de hacer la maleta, abrí la ventana y usé las tejas del techo de adorno, luego me pasé al árbol y bajé hasta la calle. ¡A la mierda con todos!


Corrí. Corrí lo más rápido que pude, pero sin un rumbo fijo. Llegué a una estación de camión y abordé. Ni siquiera me interesó gastar de lo poco que tenía para sobrevivir.


En el transporte, me quedé más tranquilo y sólo aguardé. Cuando visualicé el cruce de una avenida del norte, bajé y caminé por la carretera hacia las afueras de la ciudad.


Pensé que duraría así un tiempo indefinido, y que caminaría hasta quedar totalmente fuera de la ciudad, pero no fue así.


Un coche se acercó por el carril junto a la acera; el chofer era el sujeto que se había presentado como Juan Sánchez. Me detuve y él prendió las intermitentes.


—Hey, ¿David?, ¿a dónde vas? —Juan preguntó.


—Lejos —no mentí.


—¿Estás bien, pasó algo malo con tu tío?


Di unos pasos hacia el carro y me incliné un poco para facilitar la comunicación.


—No —dije.


—¿Seguro? Luces mal… Anda puedes decirme.


Suspiré con profundidad. ¿Qué más daba caer en otro pozo? Tan sólo iba en picada, así que no habría diferencia.


Juan abrió la puerta del coche y yo entré.


—¿Te importa si damos una vuelta mientras charlamos?


No protesté. Sentí que el carro se movió un poco, pero hubo un sonido estridente de un motor en aceleración en conjunto con llantas derrapando al frenar; había provenido del coche negro tipo sedán que quedó al frente de nosotros.


A continuación, una persona se bajó y lo reconocí; era mi tío. Él dio unos pasos largos y abrió la puerta del conductor; jaló a Juan de la ropa y luego gritó que me bajara del auto. Obedecí.


—¡¿Qué carajo crees que estás haciendo con el chico?! —mi tío gritó—, ¿qué clase de pervertido eres?


—Oye, tranquilízate —Juan repuso al levantar las manos y dar un paso hacia atrás.


—¡Es un menor! ¡Maldito pervertido de mierda!


—No pensaba hacerle daño.


—¡No me vengas con tonterías! ¿Por qué carajo subiste al niño a tu auto, para llevarlo a casa?


—Tío —intenté hablar.


—No, David —contrapuso mi tío—, tampoco voy a abandonarte como tus padres lo hicieron, como todos en esa familia de mierda lo hicieron conmigo. Ve al carro; yo me encargo de este cabrón.


—¿Realmente es tu sobrino? —Juan habló con un tono más serio del que recordaba.


—No te metas en mi vida privada. Y si te vuelvo a ver cerca de él, te va a ir mal.


—Deberías cuidar tus amenazas. No soy el único de la UDYCO que está detrás de ti.


¿De la UDYCO? Pero…¿por qué investigarían a mi tío en relación con las drogas?


—Tú y todos esos cabrones de la policía pueden irse al carajo. No tienen ni una sola pista, ni una prueba, ¡nada!


—Por ahora, Louis Ramirez.


La discusión se detuvo. Me percaté de que mi tío caminó hacia mí y retiró la maleta de mis manos.


—Oye, ¿David? —la voz de Juan se hizo presente—, ten cuidado. Las apariencias engañan, y quizás tu tío no es el héroe que parece. Si llegas a ver algo, puedes llamar a la policía.


—Déjanos en paz —mi tío dijo.


De regreso a casa no dijimos nada. Lo único que mi tío hizo fue pedirme una disculpa y ya. Yo decidí que no era el momento adecuado para cuestionamientos, así que me guardé las dudas.


Sin embargo, debo agregar que estaba en demasía confundido. Por un lado había sido buscado por mi tío y él me había dicho que no me abandonaría; pero…en la otra mano, él era investigado por la policía. ¿Por qué? Pero…pero…él había sido el único en toda la familia que me había demostrado cariño con sus actos y palabras. ¿Qué se supone que debo pensar de él ahora?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).