---Al día siguiente---
-Entonces, ¿No existe ningún problema?- La Diosa Metztli, menciona esto concentrada hablando bastante tranquila, que se podría decir sola, pero en realidad comunicarse con alguien más.
-No, no hay nada de problemas, entonces… Los mandare de inmediato-
-Muy bien Atena, de verdad será una linda sorpresa para ellos- Sonríe la joven, mientras da saltitos en su propio eje.
-Veo que te llevas bien con ellos- La voz suena tranquila, algo alegre en cuestión.
-Son agradables, están algo locos, pero es su encanto para ser buenas personas- Pensativa, recargándose en la pared –Aunque, son muy inocentes y torpes con sus habilidades sociales-
-Es normal, no conocen nada más que el entrenamiento y relacionarse entre ellos- Suspira algo nostálgica, dándose cuenta que sus caballeros dorados han sacrificado tanto por ella y que jamás podrá pagarles todo lo que han hecho.
-Bueno, al menos aquí están aprendiendo a mantener bajo perfil… Aunque, si entendimiento de bajo perfil, es no usar su cosmos, pero al menos lo intenta- Suspira la joven, mirando hacia el jardín trasero.
-Gracias Metztli, de verdad… Creo que has sido una gran guía para ellos en ese sentido-
-De nada, son amigos ahora para mí, yo encantada de ayudarlos siempre- Los nervios se apoderan de ella, pues aún sigue sin decirle absolutamente nada, sobre que los caballeros dorados se están casando y tendrán hijos, pero… Es algo que al final se enterara.
Es mejor evitar su reacción tan temprano.
-Entonces, a mi igual, si estarán felices pasando un día entero con los caballeros de bronce en tu país, daré mi consentimiento y ellos llegaran en un momento-
-Bien, aquí los esperaremos, disfrutaran mucho ir a Guadalajara-
-Correcto Metztli, deja los reúno e irán contigo en unos minutos- Corta la comunicación bastante entusiasmada.
-Con la sorpresa para Camus y los preparativos de la boda ya acomodados- Mira que ha hecho algo espectacular con su propio jardín, es sin duda maravilloso tener ese toque divino –Solo será cuestión de un día divertido afuera, para la tarde-noche celebrar y bien, oficialmente Milo y Camus estarán casados-
Aparece una tabla, donde lleva unas hojas y ha anotado varios puntos como en una lista, palomeando las cosas que ya están listas y bien hechas.
-Con que vengan los de bronce, estará cubierto el punto tres- Ladea la cabeza –Si especificaba solo uno, ella sospecharía, si pedía a los cinco, pues pensó lo que planea para otra cosa- Una risa nerviosa –Aun no sé cómo reaccionará al saber que esto ocurre, pero… Si lo hago de una vez, ya no podría hacer nada, además que no creo que se enojó- Mira a uno de sus perritos, que la observa atentó -¿Cierto?-
Obviamente no obtiene respuesta alguna, pero si unos ojos que le indicarían que debería hablar con la otra Diosa esa es la interpretación de la pelicastaña rojiza.
-Mejor…- Con una risa nerviosa, vuelve sus ojos a la tabla portátil –A ver, solo algunas mesas, adornos muy sencillos, me tome la libertad que sean acorde a sus tonos de cabellos, peliaguamarino y peli cerúleo- Sonríe asintiendo –El pastel ya está a la orden, quedara delicioso, a lo que pude ver, los tamales les gustaron, pero debo evitar los duces- Niega con la cabeza con una sonrisa –Camus ya está preocupado por como Milo está comiendo muchos, pero es obvio… Al parecer el embarazado no tiene síntomas, todo le afecta a su prometido- Sonríe, sonrojada y súper emocionada –Que adorables son cada uno de ellos-
Pareciera una organizadora de bodas, fijándose en cada mínimo detalle.
-Después de ellos se casen, será el turno de Shaka y Mu, y fuera de ellos nadie más me ha dicho de que desean casarse- Alza la ceja algo suspicaz –Aunque deberían pensarlo seriamente algunos, que ahora al recordar mi otro poder, el dar vida a externos, creo que siento algunas nuevas vidas más, pero debería asegurarme pronto- Desaparece la tabla y la pluma que igual invocó.
-Lo veré durante la hora del almuerzo- Sonríe sin más, adentrándose hacia la cocina por la puerta que conecta la patio, para primero dirigirse a la sala, para dejar que pase unos minutos antes de que todo inicie.
Sin embargo su sorpresa fue muy grande, cuando vio un bulto enorme en uno de los sillones, moviéndose, y produciendo algunos quejidos, como si estuviera demostrando un roto corazón.
-¡¡¡AAAAAAAH!!!- Sin pensarlo, un ataque de sus manos sale, alusión al agua, para golpear directamente a quien sea que estuviera allí.
Y claro que se trata de una persona, alguien que aún sigue sufriendo en silencio, una terrible desilusión.
Que cuando el ataque de la Diosa conecto, logro voltearlo con todo y el sillón, produciendo un fuerte retumbar en toda la casa.
Claro que haciendo despertar a los demás.
Cabe menciona que es muy temprano por la mañana, para lograr alcanzar a Atena en la comunicación antes de que si quiera se fuera a descansar.
-Ay…- Un leve quejido se escucha de quien está ahora yace en el suelo, con unas sábanas empapadas cubriéndolo.
-¿He? ¿Qué?- La jovencita se fija que ha atacado a un amigo -¿Aldebarán?- Confundida, lo mira atenta -¿Qué haces aquí?- Se da cuenta de lo que ha hecho –Ay, perdóname, te ataque sin saber…- Le extiende la mano para ayudarlo a levantarse.
Una mirada triste por parte del caballero dorado más corpulento, levantándose por su propia cuenta, dejando estirada la mano de la Diosa –Esta bien no se preocupé- Baja su mirada, sin siquiera pensarlo, comienza a poner el sillón en su lugar.
-¿Ocurre algo?- La menor pregunta ladeando su cabeza confundida.
Podía sentir la enorme tristeza dentro del corazón del toro, la desesperación, el dolor, la desgracia de un amor no correspondido.
-No, nada…- Responde triste, limpiando con su antebrazo las lágrimas que recorren sus mejillas, Sin importarle estar completamente empapado y en pijama delante de la joven.
-Claro que algo está pasando… Sobre todo porque no estas durmiendo en tu habitación con Kanon- Entrecierra sus ojos, pensando con cuidado sus palabras y recordando algo -¿Hay algún problema entre Kanon y tú?-
-No, señorita Metztli, no ocurre nada- Su tono, su aspecto, su semblante, todo es tan diferente al del Brasileño, antes una sonrisa y alegra, ahora solo es dolor y amargura extrema.
-Pero…- Estando a nada de seguir interrogándolo, unos cuantos dorados más, se presentan.
-¿Qué fue eso?- Aioros bajo con completa preocupación las escalares, nerviosa por lo que hubiera sido ese estruendo.
-¡¡¡¿QUIÉN LE GUSTA DESPERTAR A LOS DEMÁS A ESTAS HORAS DE LA MADRUGADA?!!!- El cangrejo también fue levantado ya arrastrado hasta la sala de esa casa.
-¡¡¡¿TODOS ESTÁN BIEN?!!!- El castaño Chino, suene más alarmado ahora, posiblemente estaba teniendo un muy buen sueño y se asustó por que fuera un ataque y esto hiriera a su borreguito, futuros hijos y las demás.
-Oh, si…- La joven, ríe nerviosa, dándose cuenta que claro que asustaría a los demás por el desastre que ocasiono –Lo siento, me asuste al ver a Aldebarán aquí, creí que era un ente maligno- Fue lo primero que se le paso por la mente.
-Oh, entonces… ¿Nada malo ocurre?- Sagitario se pregunta esto, mirando atento alrededor y no notando nada fuera de lo normal.
-No, nada de nada, ja, ja,ja, y lamento haber importunado su sueño- Se disculpa con gentileza, pues sabe que es horrible despertar de esa manera.
-Ay, tan temprano despertando a los demás, eso no se hace niña- Raca su cabeza, sin muchas ganas de ser cortes con la Diosa.
-Ya me disculpe, y además no es tan de madrugada, son las siete de la mañana, tampoco es que lo hiciera a propósito- Frunce el ceño, olvidando un momento la atención del segundo caballero.
-Aun así, creo que sería bueno, algo para compensarnos, por esta falta de respeto- Se ríe con malicia y pensando lo que sea, para fastidiar a la pelicastaña rojiza.
-Claro- Una sonrisa se dibuja en el rostro de la oriunda del país -¿Te gustaría un poco del platillo de ayer? Aún deben quedar tripas de cabra- Mira atenta al cangrejo, esperando ver su reacción.
-Pues no está mal, esa comida que…- Solo le tomo cinco segundos analizar las palabras de la joven, cuando reaccionó -¡¡¡¿Tri… Tripas?!!!- Lanza el grito lo más potente y alarmado posible.
-Así es, lo que ayer, que te di para la resaca, se llama “Machito” es un platillo para la resaca de los borrachosos como tú-Ladea su cabeza, con cierta burla hacia el peli morado –Sabia que te gustaría-
El asco y desagrado se hace presenta en los ojos del cuarto guardián, sintiéndose asqueado con esto.
-¡¡¡¿CÓMO ME DAS TRIPAS DE CABRAS PARA COMER?!!!-
-Necesitabas recuperarte y fue un placer ayudar- Hace una reverencia de burla –No fue tan malo o ¿Si?-
-¡¡¡¿CÓMO HACES ESO?!!! ¡¡¡¿QUÉ NO VES QUE MI MEJOR AMIGO ES UNA CABRA?!!!- Haciendo referencia a Shura de capricornio.
De igual forma, bajando el peliverde, con un adormilado Aioria, sujetándole el brazo, aun tallándose los ojos.
-¿A quién le llamas cabra?- Le pregunta con un gesto de cierta molestia.
-Pues a ti- Señala la Diosa –Ella me dio de almorzar ayer tripas de cabra-
-¿Y?- Shura no parece importarle tanto –En la fiesta de la amiga de la señorita Metztli, comiste carne de cabra y no te perecía importa que fuera tu amigo-
-Es diferente, las tripas no son deliciosas- Refuta el cangrejo con furia.
-Pero, si te las comiste tan felizmente ayer en el almuerzo- Risita malvada, ya se las debía, por andar de bocón el día que visitaron Nuevo León.
-Eres una Diosa, pero a veces creo que eres un pequeño monstruo- Al parecer está indignado por esto.
-Ay, gracias- Sonríe burlescamente –Es un genial halagó lo que me dices-
Sin más, algunos caballeros continuaron bajando, ya mejor vestidos, pues los primeros tres, se presentaron con sus pijamas, dándole igual que la misma joven los viera, pero al menos iban vestidos en su totalidad, no solo con ropa interior, algo de decencia en esta casa por parte de ellos al fin.
Al parecer nadie nota la tristeza de Aldebarán o simplemente, no sabía si sería bueno hablarle o decir algo, pues no eran como que muy cercanos, además otros se devolvieron para ir con sus parejas a ayudarles en lo que necesiten, pues dos de los primeros ya están casados y esperando a un futuro bebe.
Anqué Sagitario por un instante se queda mirando algo molesto como su hermanito esta tan cercano a Capricornio, sabe que son pareja oficial, pero… No si han pasado a otro nivel y algo le indica en su ser, que así ha sido ya.
Cada quién empezó haciendo lo que creían como una tarea doméstica y la Diosa decidió que prepararía el almuerzo para ellos, sin tripas claro.
Que la molestia en Death Mask, no sería callada en lo más mínimo ahora.
Fue hasta que bajaron Shaka, Mu y con su pequeño, que el pelilila se dio mayor cuenta de cómo su mejor amigo se encuentra.
Tratando de hacer el quehacer, sin mayores ánimos.
Le toma de raro, si apenas el día de anterior a ayer, le pedía concejos y estaba nervios, por como actuaba el gemelo menor y ahora, parece que ha llorado toda la noche.
Mu es una persona que también tiene una preocupación enorme por sus amigos, de aquellos que si te ven mal, estarán buscado saber el porqué, para ayudar a solucionarlo.
Incluso llegando hacer terco, por saber que ocurre o a la vez, solo estar allí para consolar si se necesita.
Llego a tener una conversación con su prometido, que algo le pasaba al segundo guardián, claro sin decirle toda la verdad, tampoco sería comunicativo, al saber que era mejor tratar el tema con discreción.
Con solo una mirada, le indica muchas cosas a virgo, que por esta ocasión, tendría que alejarse un poco, para hablar con Aldebarán.
Algo que Shaka no podía negarle, pero… Es inevitable sentir algo de celoso por esa atención.
Sabe que está mal, sentir algo así, y más por motivos de que su borreguito pelilila, se preocupa por un amigo, algo que hace lucir al Lemuriano como el ser más puro del mundo.
Se ocuparía de que Kiki, dejara a solas a los dos, pero claro que no perdería de vista a su Mu, y no dejaría que se alearse mucho.
Es algo posesivo, pero sabe que debe darle espacio a quien ama, no debería exagerar.
Sin más y aprovechado que la sala esta algo solitaria.
Mu comienza con el interrogatorio a su mejor amigo.
Poniéndose igualmente a dar una limpieza a la zona.
-Y ¿Cómo estás?- Una pregunta que puede desquebrajar a muchos si se usa de manera correcta.
-No tengo mucho que decir…- Un respuesta tajante.
-¿Hablaste con Kanon?- Pegunta directo.
El segundo caballero dorado, se lo piensa dos veces antes de siquiera responder, ya que… Siente que con el Lemuriano, la persona a la que tiene una gran confianza, podría quebrarse para llorar a mares, pues no ha dejado expresar su sentir.
-Lo intente… E hice una estupidez…- Aprieta el paño con el cual limpia unos estantes, sintiendo como algunas lágrimas traicioneras, caen.
-¿Qué paso?- Las esmeraldas se fijan atentas al otro, notando las gota de sal.
Un suspiro sale del latino –Fui un completo idiota al creer que él se fijaría en mi…- Baja la mirada, sintiendo, la desesperación en su ser.
-¿Alde?- Pregunta dudoso, pero percatándose, que no solo eso lo pondría de tal mal semblante.
-Mu, le hice algo muy malo a Kanon… Y puede que ambos… No quisiéramos, pero… El alcohol… Yo… Debí haberme detenido, aunque…- Sumamente trae los recuerdos de la noche en que pasaron juntos el peli cobalto y él, dándose cuenta que fue un imbécil por creer que eso era algo más que solo un acostón y ya.
Las orbes del Lemuriano contemplan al de mayor tamaño, primero sintiéndose algo confundido, pero… Luego comprendiendo a que se podría referir.
-¿Fue algo que ambos querían?-
-Solo con alcohol, es la única forma en que Kanon estaría con alguien como yo- Una sonrisa demasiado desgarradora se hace presente en el rostro del otro.
-Aldebarán… No digas eso, tal vez… No fue el momento correcto y puede que hablara el alcohol en eso… Si ahora intentas decirle tus sentimientos y…-
Aries piensa que la conversación fue entre el alcohol y la acción, que al final se arrepintiera y la reacciona fuera en ese momento, sin decir lo que en verdad sienta el otro.
Cosa que se sabe no fue así, pero el grandote le da solo respuestas a medias, difícil conectarlas, si no se sabe toda la verdad.
-Se lo dije… Y él me dejo en claro que era mejor olvidar lo que paso entre nosotros…- Algunas lágrimas surcan esas mejillas, los ojos hinchados se presentan con detonación de llanto y sin haber dormido –Le debí haber asqueado por completo… ¿Por qué creí que alguien como yo, le pudiera gustar a alguien como él?-
-Aldebarán de Tauro, no digas algo así- Siempre le ha molestado que su mejor amigo, sea tan duro contra sí mismo, diciéndose palabras desagradables, solo por no tener la belleza prototipo que todos los demás mantienen.
Cada quien es diferente, las facciones pueden ser finas o gruesas, y no por eso alguien debe ser considerado como desagradable por la mera apariencia o hacer comparación vulgares.
Es una falta de respeto por completo a cualquiera.
-Tú tienes tus cualidades, que no debes olvidarlo, y no te consideres alguien de mala apariencia…-
-Tú dices eso porque eres mi amigo, y por qué nunca te has debido preocupar por sentirte menos o inferior a los demás, por el aspecto físico o cosmos, eres fuerte y tienes a alguien que te ama por tantas cosas, y yo… Creí que había encontrado a alguien así, pero…- Aprieta su puño –Solo fui yo, mis estúpidas ilusiones…- El ceño fruncido, la molestia en su ser, no sabe que más decir, pues ha tomado una decisión, algo extremista, pero es lo mejor que cree prudente.
-Eso no significa que no puedan ser amigos, escucha…- Inatenta rogar por la atención del toro, ayudarlo en lo que pueda, pero es difícil hablar por completo en confianza, si van llegado los demás de sus compañeros dorados.
-Tome la decisión de no volverlo a molestar con mi presencia- Declara, limpiando sus lágrimas de nueva cuenta con su antebrazo, para seguir el quehacer por mera cortesía.
-¿Qué quieres decir?- Junta sus tikas, algo confundido.
La respuesta no llegó a conectar con sus oídos.
Pues de un estruendo se hace presente, acompañado de cosmos ya conocidos por los dorados, que han llegado de repente, sin previo aviso ni anda por el estilo.
Justamente esto presentándose en donde la Diosa se encuentra cocinando, y alarmando a todos, aunque ella se acostumbró desde la última vez.
-¿Por qué ha Atena le gusta siempre mandar a sus caballeros así como así?- Sonríe, cruzándose de brazos y ver a cinco jóvenes, menores que ella.
Y claro que estos sin comprender lo que están viendo.
Claro que igualmente los dorados presentes, tampoco se piensan que hacer, pues los únicos que saben que ellos podrían venir, era desde luego la pareja que este día se van a casar.
Los cuales aún están en su habitación, terminando de prepararse para bajar y que Milo, deje de estar vomitando por haber comido demasiados dulces la noche anterior.