Capítulo 25
La cabeza le dolía, al igual que otras partes de su cuerpo que prefería ignorar. Al intentar levantarse de la cama se dio cuenta que tenía las manos atadas a la cabecera, y dando un suspiro al verse complicada su labor inició con las maniobras para safarse de las ataduras, nada que no hubiera hecho ya, y una vez libre se sentó en la cama. Miró durante algún momento algún punto perdido en el piso, y luego llevó su mirada hasta el último punto que recordó haber visto, y ahí estaba aún Asami, solo con la mitad del cuerpo sobre la cama, completamente desnudo, con en vaso vacío tirado a un lado. Con cuidado de hacer el mínimo ruido se levantó de la cama y camino hacia la salida, con rumbo a la oficina que convenientemente tenía Justo en frente.
Las paredes eran de cristal, lo eran casi todas, así que el vigilarlo desde la oficina era mucho más fácil. Una vez dentro fue directo hacia la computadora, la cual tenía apenas una contraseña, así que rápido pudo desbloquearla. Entre una de las otras tantas pulseras que Asami no había tomado las molestias para quitarle había una que escondía en su interior una memoria USB, así que la colocó en cuanto pudo en el conector de la computadora. Dentro ya de la carpeta de archivos seleccionó la opción de copiara todo en la memoria, a lo que la computadora le arrojó una ventana avisándole que la acción tardaría algunos minutos. Dejando el asunto de forma tranquila, Ritsu decidió recorrer el lugar por si encontraba alguna prueba que pudiera ser útil, aunque lo hacía más por simple curiosidad.
Salió de la oficina hacia el pasillo, prestando atención a la suave alfombra bajo sus pies descalzos hasta llegar al balcón que daba vista al resto del departamento, no había prisa ni presión, pues tenían estudiado que el único piso de aquel edificio que no tenía cámaras de seguridad era en aquel en que Asami vivía, ese departamento lujoso y frío. Bajó lentamente por las escaleras y caminó directo a las enormes puertas cerradas de cristal que daban hacia una enorme terraza, y se mantuvo ahí viendo como los primeros rayos de Sol bañaban la ciudad de un ligero color dorado, era un espectáculo hermoso, y en ese momento se imaginó a la persona con la que le hubiera gustado compartir aquella hermosa vista. Su atención fue entonces a su reflejo, su cabellera junto con sus extensiones estaban enmarañadas y desalineadas, sus labios hinchados y mordidos, y como no, todo su cuerpo marcado. Verse lleno de esos chupetones le provocaron náuseas, era repugnante la manera en la que se veía, y todo su cuerpo estaba lleno de ellas, pero lo que más lo hizo rabiar fue aquella marca que tenía entre su cuello y su hombro, una mordida que al parecer había sangrado un poco, se veía morada e inflamada. La tocó ligeramente y dolió, por lo que optó por ignorar el asunto.
Si Takano lo viera en ese estado, ¿que le diría o pensaría? ¿Mantendría sus palabras de decir que no le parecía asqueroso? El se sentía de esa forma, y más al recordar aquellos fragmentos de la noche anterior, porque si, estuvo consciente durante algunos lapsos de tiempo, y no lo provocó la brusquedad con la que Asami lo había penetrado, que no dudaba de ello, si no que lo había despertado sus propios gemidos. Aquella bebida además de sedante parecía ser un estimulante, te dejaba inconsciente pero te mantenía receptivo, seguramente una droga creada por su misma gente. Y suponía aún más de aquello puesto que, su piel seguía hipersensible. En aquellos momentos de lucidez le fue imposible no confundir a Asami con Takano, pero definitivamente no era él, no se oía como él, no se movía como él, y no se sentía como él... Abrazándose a si mismo se prometió intentar olvidar aquel acto, e intentar no volver a hacer algo parecido.
Un pitido lo sacó de sus pensamientos, era otra de sus pulseras avisándole que la transferencia había sido completada y los archivos ya habían sido recibidos por el cuartel general, así que volvió en sus pasos hasta la oficina para recuperar su pulsera, corriendo aún por las escaleras y aligerando El Paso al acercarse a la habitación. Desconectó la pulsera y se la colocó de nuevo en la muñeca, después dejó todo en la computadora tal y como estaba antes de llegar, y después salió de la oficina rumbo a la habitación. En ella Asami balbuceaba algunas cosas, lo cual indicaba que seguramente el efecto de la droga estaba pasando, así que debía mantenerse ahí a esperar a que despertara para lo que seguía. Se acercó a la mesa cercana a la cama y tomó el vaso que contenía un poco más de la mitad de líquido en sus manos. Se había hablado de cómo entrar, pero no de cómo salir, eso le correspondía buscarlo por si mismo, puesto que tras todas las guardias de espionaje nunca lograron descifrar cómo era que los jóvenes que Asami llevaba salían del lugar, pues nunca vieron salir a ninguno. Después de días lograban encontrarlos sanos y sanos caminando por la zona, por lo que debía estar tranquilo, saldría vivo de ahí, y sabía que la única manera de hacer era seguramente, a través de ese líquido en el vaso.
Aunque había algo que no sabía cómo lidiarlo, y era aquel extraño efecto secundario, que para cuando lograra ser consciente seguramente seguiría afectando su sistema, pero no había de otra. Mientras pensaba en aquello, a sus espaldas Asami se removía en la cama, llamando la atención de Ritsu de inmediato, quien volteó esperando el siguiente movimiento del mayor. Asami se quejaba mientras se incorporaba en la cama, tomando su cabeza sin saber por qué le dolía de aquella manera, quizá alguna marca nueva de alcohol no le había sentado bien. Inevitablemente su vista fue hasta la de el chico que creía se llamaba Tsukishima, parado a un lado de la cabecera de la cama con el vaso entero sus delicados dedos, y le fue imposible no asustarse.
⁃ Pe ... ¿p-pero como tú pudiste? ...
Intentó preguntar el mayor algo pálido. Ritsu solo intentó seguir con aquel teatro.
⁃ Aah ... tenía mucha sed, y no quería esperar para ver a qué hora despertabas ...
Miró el vaso, y luego sus manos, temblaban, pero era la única salida. Llevó el cristal hasta sus labios y se empinó aquel líquido transparente, hasta la última gota. Esta vez y por ser mayor cantidad, actuó de forma más rápida, no hubo tiempo para que Asami tomara el vaso, por lo que calló estrepitosamente al suelo. Ritsu se sentía caer en cámara lenta sobre la cama, ensordeciendo su alrededor y oscureciéndose. Y de nuevo, lo último que pudo ver fue la sonrisa triunfante de Asami acercándose a él.
[...]
Un pitido a la distancia comenzaba a molestarlo, y parecía acercarse cada vez más. Intentó abrir los ojos, pero le pesaban, intentó moverse, pero sus extremidades no reaccionaban del todo. Entonces el pitido ya no estaba lejos, estaba al lado del él, y él solo quería dormir, así que se forzó a abrir los ojos para encontrar la fuente del sonido y deshacerse de el. El sonido provenía del reloj en su muñeca, y era persistente, casi desesperado. Sólo tuvo que tocar la pantalla para que el pitido desapareciera, y dejara paso a una voz menos molesta a sus oídos.
⁃ ¡Onodera! ¡¿Donde estás?! ¡¿Estas bien?!
⁃ Takano ...
Escuchar aquella voz lo tranquilizaba, así que le fue imposible no cerrar los ojos de nuevo, pero el otro no iba a rendirse.
⁃ ¡Por favor contéstame! ¿Que vez a tu alrededor? ¿Puedes identificarlo?
⁃ Takano yo ... no veo bien, todo está, muy borroso ...
⁃ Haz un esfuerzo por favor... solo no me cuelgues, ¿que hay frente a ti?
Forzando su vista pudo percibir una escalera de emergencia y una pared de ladrillos. Intentó levantarse de nuevo, pero las escasas fuerzas en sus brazos lo obligaron a caer de nuevo a donde estaba. En ese momento se dio cuenta del fétido olor que lo rodeaba, y la incomodidad en la que se encontraba. Lo habían arrojado a un montón de bolsas de basura en un callejón angosto, al lado de un contenedor.
⁃ E-estoy en un basurero ... p-pero no se en donde ...
⁃ Tranquilo, tengo tu ubicación y voy para allá, vas a estar bien ...
Y colgó la llamada, le fue imposible no sonreír ante la gentileza y la preocupación que emanaba la voz del pelinegro, e intentando salir de esa situación tan penosa intentó levantarse de nuevo, mínimo para alejarse del hedor. Logró ponerse de pie y recargarse en la pared, pero las rodillas le temblaban, el efecto no había pasado aún, así que sentir la pared fría en su cuerpo caliente le arrebató un jadeo de la boca, eso no estaba bien.
⁃ ¡¡Ritchan!! ¡Gracias a Dios!
Volteó al lugar del que provenía el sonido, al fondo del callejón Kisa y Yukina lo veían aliviados y con una sonrisa en sus rostros, no estaban muy lejos de él, así que se apresuró a alcanzarlos, pero cayó al suelo en el intento.
⁃ Ritchan ... ¿que te hizo ese malnacido?
Exclamó Kisa furioso al llevar hasta donde estaba su ahora amigo y ayudarlo a levantarse.
⁃ Y apestas ... ¿no pudo haberte dejado en un lugar menos asqueroso?
Dijo Haitani al acercarse a ellos. Ahora que miraba mejor todo, pudo darse cuenta de inmediato de que estaba en uno de los callejones laterales al antro. Kisa y Yukina solo vieron mal a Haitani, quien solo alzó los hombros sin quitar la sonrisa burlona de la cara. En eso un fuerte sonido de derrape se escuchó, al otro extremo del callejón Takano daba vuelta en la moto, la que le había quitado a Nao a la fuerza, parándola casi enseguida para correr hacia donde estaba su pareja. Onodera no pensó en nada más, tenía que estar con él, sentía que debía, y quería estarlo, así que sin importarle nada corrió hacia su compañero, perdiendo el equilibrio a los pocos pasos, pero no llegó a tocar el suelo, rápido fue atrapado y envuelto en los brazos de Takano.
⁃ De verdad estás bien ...
⁃ ahora lo estoy
Ambos se sonreían, y lo único que Takano podía hacer era acercarlo más a su cuerpo en un abrazo protector. Aquello fue suficiente para relajar a Ritsu por completo, quien cerró sus ojos ante tanta calidez, sintiéndose a salvo tan solo con escuchar los latidos de su corazón.
[...]
Un nuevo pitido lo despertaba, pero están vez estaba bastante familiarizado con él, así que en su curiosidad abrió los ojos, cerrándolos casi de inmediato al cegarse con la luz sobre él. Bajó la vista y abrió los ojos, su cuerpo se encontraba cubierto por una fina sabana blanca y en su brazo se encontraba insertada una aguja, siguiendo aquel delgado tubo dio con el suero. Al hacerlo pudo ver a alguien de reojo, e intentó mejor su cabeza para verlo mejor. Se quedó estático un momento al sentir que no podía hacerlo del todo, y se dio cuenta de la enorme gaza que cubría aquella fea mordida en su cuello, por lo que suspiró agradecido de no tener que ver aquella cosa horripilante hasta que sanara. Aquello puso a su acompañante en alerta, Takano, quien leía un libro sentado en un sillón al fondo del cuarto se levantó rápido para encontrarse con el castaño, sentándose en una silla al lado de la cama.
⁃ Hasta que despiertas bello durmiente
⁃ De que hablas, voy a seguir durmiendo
Y cerró los ojos manteniendo la sonrisa en la cara, acto del que se arrepintió casi enseguida, pues pudo escuchar a su compañero riendo, le hubiera encantado verlo.
⁃ Hiciste un buen trabajo, así que está bien si es lo que quieres
⁃ solo bromeo, no creo poder dormir de nuevo ... ¿llevo mucho así?
⁃ No, solo unas ocho horas, el área del archivos ya encontró la información que buscábamos y hasta más, de verdad lo hiciste increíble
Takano acariciaba el castaño cabello lentamente, como si hacerlo fuera algún tipo de recompensa, y claramente Onodera se dejó hacer.
⁃ ¿Entonces ya saben en donde están las personas desaparecidas?
⁃ Si, solo vamos a esperar a que te recuperes porque te quieres en la misión
⁃ ¿En serio? ¿A donde vamos a ir?
Y suspiró fastidiado.
⁃ Vamos a Seúl...