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Amor Secreto por Angie404

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Notas del capitulo:

Canción que canta Onodera: Gin no bara versiok Subaru Sakamaki, mismo seiyuu de Onodera 

Capítulo 44

Accidentes

Un ligero movimiento estaba logrando sacarlo de ese hermoso sueño. Se quejó, y escuchó una risilla, en ese momento no supo si seguía soñando. Se estiró de manera satisfactoria en la cama, sintiendo todo ese delicioso dolor invadir cada poro de su cuerpo, eso le confirmó que, efectivamente, no había sido un sueño.

⁃ Ritsu, son las 7a.m. tenemos que irnos pronto, puedes seguir durmiendo en el auto

Aquella voz se deslizaba por sus tímpanos como el algodón. Si pudiera comérsela se sentiría como un esponjoso cheesecake japonés. Sonrió sin siquiera notarlo, aún sin abrir los ojos. Sintió la cama moverse debajo de él y las sábanas desprendiéndose de su cuerpo. Luego una sensación cálida, húmeda, que enseguida se enfrió al quedar en contacto con el ambiente lo hizo espabilar por completo. Al abrir los ojos pudo ver a Takano dando besitos y lamidas aquí y allá por su cuello y pecho, eso lo espantó.

⁃ ¡¿Q-que haces Ta-Takano?!

Dijo separándose de forma sorpresiva del pelinegro. Este lo miró atónito por unos segundo, pero luego volvió a reír.

⁃ Tenía que despertarte de algún modo, y funcionó ¿no?

Esa deslumbrante sonrisa lo encandiló, no recordaba haber visto a Takano tan feliz, nunca, eso hizo que su corazón palpitara estrepitosamente, encendiéndole la cara en rojo brillante. Volvió a reír, como si le divirtieran sus expresiones de vergüenza, y ahogándose mas en ella Onodera decidió huir de ahí lo más rápido que pudo para encerrarse en el baño. No había terminado de bajar la pierna de la cama cuando una punzada y un tirón lo hicieron detenerse en seco. Cerró los ojos fuertemente para recuperarse de la repentina sensación, y cuando estaba a punto de continuar ya no había forma de que sus pies tocaran el suelo. Takano lo había cargado como toda una princesa, por instinto el castaño que aferró a su cuello, pero no se atrevió a verlo. Tras soltar otra risilla nasal, Takano se encaminó al baño para dejarlo delicadamente en la bañera, la cual ya estaba llena de espuma. El calor del agua le relajó todos sus músculos, robándole un suspiro mientras cerraba los ojos.

⁃ Toma

Al abrirlos, se encontró con esas grandes manos ofreciéndole una pastilla y un vaso de agua. Lo miró al fin, esos ojos avellanas lo veían con dulzura.

⁃ Lo pedí en recepción, es para el dolor

Onodera supo de inmediato a que se refería, y desviando la mirada al sentir la cara enrojecer de nuevo, tomó ambos objetos. Takano sonrió y acarició tiernamente los cabellos castaños.

⁃ Buen chico -. Dijo alegremente.

⁃ ¡No soy un perro para que me hables así!

Ese sonrojo y ceño fruncido miraron a Takano con pena y rabia mezclada. Por un momento el pelinegro se sorprendió por tal actitud hostil después de haber pasado la noche más acaramelada de su vida, pero rápido estalló en carcajadas, al final del día la actitud de ese chico era así, y no la podía cambiar.

⁃ Bien, te dejaré para que te asees, si necesitas ayuda para salir avísame

Y dejó finalmente el baño. Onodera suspiró agotado cuando la puerta se cerró y se hundió en el agua de la bañera hasta casi llegar a su nariz. Pensar que Takano ya tenía todo listo en el baño antes de despertarlo le alegró, no lo iba a negar, pero también lo hacía sentir culpable de aprovecharse de un momento de debilidad, su mal presentimiento crecía con el correr de los minutos y sabía que las cosas no iban a terminar bien. Lo mejor era que Takano no sintiera nada por él y solo le siguiera la corriente, pero si ese sentimiento era mutuo, significaba que la separación sería más dolorosa, tenía que romperle el corazón de alguna manera antes de que pasara cualquier tragedia. Sintiendo un nudo en la garganta y unas inmensas ganas de llorar, abrazó sus propias piernas por debajo del agua, dejándose abrazar por esa repentina melancolía.

Afuera, en el balcón de la habitación Takano fumaba tranquilamente mientras veía el mar. Aquella sonrisa idiota no podía desaparecer de su cara, pues estaba convencido de que Onodera albergaba el mismo sentimiento que él en su corazón, si no, no encontraba la manera de haber pasado aquella noche como lo hicieron, solo alguien que lo amara de verdad lo tocaría, vería y abrazaría de esa manera. Había sido la mejor noche de su vida, sin duda alguna, y pretendía que todas a partir de ahí fueran iguales, no dejaría ir al chico por nada del mundo. Aún con esas rabietas y actitud cambiante, con esos aires de prepotencia y superioridad, ese chico era un desastre, pero era el más maravilloso y el desastre que quería. Tanta era su ilusión que no pensó en Asami ni una vez, como si ese mal momento en la cena se hubiera borrado de su mente con tantos besos y caricias. Pero que iba a saber él, ni siquiera se lo podía imaginar.

La puerta del baño abriéndose lo trajo de vuelta a tierra firme, buscando rápidamente que sus ojos avellanas se cruzaran con los verdes, pero no pasó. En su lugar, aquellos ojos cansados vagaban por el suelo buscando algo. Veía como su entrecejo se torcía cada que se agachaba para levantar alguna prenda, las cuales iba arrojando sobre la cama una a una. Rápido se acercó hasta la cama, ayudando en esa casería para que el menor no tuviera que seguir esforzándose. Al ver esto, Onodera solo dejó que Takano siguiera y se encaminó directamente hasta ese incómodo corset. Lo sostuvo por un momento, pensando en las sensaciones nuevas que le había brindado una noche atrás. ¿Limitar la respiración podía convertirse en un fetiche? Le daba curiosidad volver a probarlo con otras cosas y en otras partes de su cuerpo … ¡¿Pero en que estaba pensando?! ¡Por supuesto que algo como eso nunca iba a pasar! … Por lo menos, no con Takano. Sacudiendo la cabeza para alejar todo los malos pensamientos, intentó colocarse aquella prenda, pero pronto se dio cuenta de que los lazos que lo amarraban ya no estaban en su lugar.

⁃ Te ayudo

La voz profunda que lo sorprendió golpeó sus tímpanos provocándole un inmenso escalofrío. No se volteó para verlo, pero pudo sentir cada paso que daba aproximándose. Takano, ya con el lazo que había encontrado tirado por ahí, comenzó a enredarlo entre los ojales. A pesar de intentar ser lo más cuidadoso posible, no podía evitar jalonear de atrás a adelante al menor a intentar colocarlo. Ninguno de los dos decía nada, pero Takano no perdía el tiempo para admirar la figura frente a él, recorría su cuello, hombros y espalda con la mirada. Cuando finalmente amarró con firmeza aquella prenda, sucumbió ante sus impulsos y se agachó para besar y morder aquella suave y tersa piel en algún lugar que no tuviera ya una marca.

⁃ ¡¿Q-que crees que haces?! ¡Basta!

Onodera se había alterado al sentir aquello, separándose enseguida y volteando para encarnarlo. Takano no podía describir lo que sentía siempre al verlo así, con sus cejas arrugadas, su cara roja cual tomate y con esa respiración agitada que delataba su nerviosismo. El chico mantenía ambos brazos rodeando su pecho, intentando consultar el penoso volumen que se formaba gracias al corset. Takano solo sonrió.

⁃ ¿Te apena algo como esto después de todo lo que hicimos anoche? ¿De verdad?

Los ojos de Ritsu se abrieron grandes ante la declaración, pero rápido cambiaron a una mirada más sombría, agachando la cabeza para evitar ser visto.

⁃ N-no se de que me hablas Takano-san … yo ayer sólo llegué a dormir después de la misión

Sin más, avanzó por un lado del más alto sin verlo a la cara, quien, había quedado paralizado al escuchar sus propias palabras como cuchillos en su contra.

⁃ Que… ¿que quieres decir?

Finalmente se volteó, viendo cómo el chico por el cual mataría y moriría sacaba nueva ropa de la maleta y comenzaba a colocársela.

⁃ Ayer te lo dije, ¿no?, “imagina que nos amamos solo por esta noche”

Cada palabra atravesaba como balas todas las esperanzas de Takano, rompían sus tendones, perforaban su corazón. ¿Que estaba diciendo ahora?

⁃ Ritsu, pero tú ayer-

⁃ ¡Ayer estuviste con mi supuesta prima! ¡Con un fantasma! ¡Una fantasía! ¡Con alguien que no es real! ¡Yo nunca dije o hice nada!

Aquellos gritos desoladores, alarosos, desgarraron la garganta del castaño. La habitación quedó sumida en un frió inimaginable.

⁃ … ¿Es en serio? ¿Acaso solo me usaste?

La voz de Takano salía pesarosa, dolida, parecía que fuera a llorar en cualquier momento.

⁃ Creo que yo fui claro desde al principio … era fingir, pretender por una noche, después hacer como que nada pasó. Tú mismo me diste esa lección, ¿recuerdas?

De nuevo silencio. Takano se encaminó hasta la pequeña figura que temblaba del otro extremo de la cama.

⁃ Dímelo a los ojos, no te creeré hasta que lo hagas

Retó el mayor posiciónense de frente, listo para librar cualquier batalla. Estaba convencido de sus sentimientos, estaba convencido de que los mismos existían para el otro, por eso no podía entender tanta habladuría, tanta ridiculez. Temeroso pero decido, Onodera levantó la mirada y lo encaró, con aquellos ojos vidriosos.

⁃ … si pensar que te usé calma tus emociones confundidas, entonces dalo por hecho, te usé.

Sentenció finalmente el castaño. Takano no podía soportarlo más. Pasando velozmente empujó al menor antes de salir disparado de la habitación, azotando la puerta. En cuanto el sonido maderoso rebotó entre las paredes Onodera se rompió, cayó en sus rodillas al suelo, desparramando todas las lágrimas que había contenido desde que supo que nada tendría un final feliz. Berreaba incontrolablemente, su pecho subía y bajaba arrítmico, su cuerpo entero temblaba errático. Gritó, gritó como nunca lo había hecho en su corta existencia, existencia que sentía se le estaba arrebatando con el pasar de los segundos. Lo había logrado, había alejado a la persona que más amaba en este mundo, amaba a Takano Masamune como nunca lo había hecho y como muy probablemente nunca lo iba a hacer. Todo había terminado antes de empezar.

Takano no estaba mejor, caminando desorientado por los pasillo intentaba no desmoronarse. No entendía, por mucho que le diera vueltas a todo, por qué su gran amor había soltado esas palabras. ¿Habría confundido las señales? ¿Acaso solo le gustaba tener sexo con él? Lo más lógico era hacer caso a las mismas palabras que habían salido de su boca, que así era, que lo había usado. Pero algo faltaba, algo no estaba bien, por mucho que se lo hubiera dicho a los ojos aún no lo comprendía.

Pasó un tiempo antes de que Takano llegara a la recepción después de haber dado vueltas sin rumbo por el hotel. A lo lejos, vio a su compañero completamente caracterizado, con esa larga cabellera castaña amarrada en una coleta alta, un vestido tejido de amplias mangas de un color azul celeste y unas zapatillas blancas ni tan altas como las de la noche anterior. Al verlo así, como si fuera otra persona su mal humor se fue. Quizá, si hablaban todo más calmados podrían resolver la situación, él se quedaría a su lado incluso si solo quisiera usar su cuerpo, no quería dejarlo ir. Pero antes de que pudiera dar un paso más, una alta figura lo hizo paralizarse en su sitio.

Onodera había tardado mucho en tranquilizarse, y un rato más en arreglarse pues, inconscientemente había dejado escapar pequeñas lágrimas que corrían su maquillaje apenas lo colocaba. Ya en la recepción del hotel, con todas las maletas abajo y el auto esperándolos en la entrada, solo quedaba firmar algunas cosas antes de retirarse, antes de enfrentar de nuevo a Takano.

⁃ Buenos días señorita Eleonor, espero que haya pasado una noche maravillosa.

Aquella voz se metió hasta lo más profundo de su ser, revolviéndole el estómago apenas digirió de quién se trataba.

⁃ Asami-san … fue una gran noche, muchas gracias por recibirme

⁃ No hay nada que agradecer, siempre que quieras, solo tienes que llamarme y este lugar estará a tu disposición total

La mano de Asami se aproximó sin pena hasta tomar una de las suyas, la cual llevó hasta su labios y besó galantemente. Onodera no pudo evitar sonrojarse. Debía aceptar al menos que era un hombre con una belleza sobrehumana, si ese sería el rostro que vería por el resto de sus días, mínimo intentaría no rechazar ese tipo de contacto.

⁃ A-ahora que lo dice… respecto a lo de anoche, estoy dispuesto a hablar sobre su propuesta

Los ojos de Asami se abrieron en sorpresa ante la declaración, probablemente no se esperaba que saliera de su papel mientras estuviera ahí. La sorpresa duró poco, rápido sonrió ampliamente mientras acariciaba su rostro lentamente.

⁃ Solo si puedo pedir algo a cambio

Interrumpió con firmeza antes de que el mayor se sintiera completamente seguro. Por supuesto no se iba a entregar así como así, esto era un intercambio. La sonrisa amable de Asami se torció en una más perversa.

⁃ Por supuesto, lo negociaremos. Y no te preocupes, en un rato más te haré llegar la información para nuestro encuentro

Sin separar el contacto visual ni un momento. Asami lo tomó por el mentón de forma delicada y alzó su rostro ligeramente. De forma lenta veía como Asami se acercaba, quería gritar, correr, estaba entrando en pánico, pero no podía hacer nada, su cuerpo estaba paralizado. Inevitablemente sus labios se unieron con los de aquel hombre, era un beso dulce, para nada demandante, pero lejos de ser reconfortante. A pesar de la corriente eléctrica que lo recorrió no pudo sentir nada más, no era lo mismo que con Takano, pero tenía que acostumbrarse. Después de segundos que parecieron eternos, porque realmente lo fueron, Asami finamente se separó y soltó su rostro, pero no podía separar su mirada de él. El pelinegro sonría triunfante, como el ganador recién galardonado de una competencia. Se agachó y quedó a la altura de su oído, hablando mientras veía de lejos a aquel otro hombre desmoronarse en frente suyo.

⁃ Nos vemos pronto, Ritsu… y asegúrate de venir solo y como tú esta vez

Dijo a modo de despedida y se alejó. Onodera no podía moverse de su lugar, el miedo y la frustración lo atacaban desde distintos frentes. Por un lado quería gritar, dispararle por la espalda y terminar con todo, por otro, solo quería huir y esconderse. La voz de uno de los trabajadores avisándole que el auto lo esperaba en la puerta lo despertó, al mirarlo, pudo notar la mirada fría de Takano a su lado, intentado leerlo desde antes de siquiera hablarlo, sería un largo viaje juntos, pero confiaba en que no hablaría por lo ocurrido en la habitación, era mejor así.

Finalmente subieron al hermoso deportivo de los Onodera, Takano avanzó en medio del silencio hasta llegar a la carretera, aquella que recorría todo un peñasco a la orilla del mar. La tensión entre ambos no solo se podía cortar con un cuchillo, si no que parecía atravesarlos a ambos por el estómago, era horrible.

⁃ … ¿que hablaste con Asami ayer?

Se atrevió a preguntar Takano finalmente. Onodera presionaba sus ojos y su boca pensando en lo mucho que deseaba que esas palabras nunca fueran pronunciadas.

⁃ …Será mejor que lo hable con todos cuando lleguemos a Marukawa, es algo delicado

⁃ ¿Con todos? ¿Confías tan poco en mi como para que no pueda saberlo? Recuerdas que de momento seguimos siendo pareja, ¿verdad?

Eso le dolió, y no quería mentirle, al menos no respecto a temas que tuvieran que ver con el trabajo.

⁃ No es eso, confío en ti mas que en mi mismo, eso nunca lo dudes. En quien no confío es en Asami, podrías estar en peligro

Aquello último no lo quería decir realmente, pero su atención estaba tan perdida en los campos que se veían al lado de su ventana que no se dio cuenta ni de que lo dijo. Al escuchar aquello, los ojos de Takano se abrieron grandes en miedo, ¿tan terrible era la situación? Ni siquiera los había visto hablar tanto, aunque la mirada que Asami le intercambió era hasta amenazante…

⁃ Eso significa que también tú estás en peligro, ¿correcto?

No contestó, no porque no quisiera, si no porque no lo había pensado. Aunque realmente no creía que estuviera en un verdadero peligro, Takano, su familia y Marukawa si.

⁃ Te lo repito, somos pareja, no tienes que hacerlo todo por tu cuenta

⁃ Esto es algo que debo hacer solo

⁃ ¿Por qué?

De nuevo silencio, no le iba a decir lo que realmente estaba pasando.

⁃ Ritsu, ¿me amas?

Aquella pregunta le llegó como una bala, acelerándole el corazón y cortándole la respiración, ¿que estaba diciendo? Lo miró buscando una respuesta, pero la mirada gatuna se mantenía estática en el camino. Rápido se volteó, intentando ocultarse en su asiento, no iba a responder eso.

⁃ ¿Eso significa que si?

⁃ Eso no significa nada

Con eso, el último clavo al ataúd de un posible amor se sellaba para ambos. El negarse a responder mínimo no heriría más a Takano, ya no tenía fuerzas para engañarlo, si intentaba hacerlo terminaría llorando, era mejor así, que pareciera que no le importaba. En medio del silencio, un lejano y diminuto sonido puso a Ritsu en alerta, erizando todo el bello de su cuerpo cuál animal salvaje reaccionando a un posible peligro. De repente, por su vista periférica se manifestó un auto que intentaba rebasarlo a un costado. Fue como si el tiempo se detuviera por un momento.

En el otro auto, en el asiento del pasajero, Asami lo miraba con una sonrisa triunfadora. En la mano, una tableta le mostraba la parte más alta de la torre Asami, arriba, en el cielo nocturno de la foto unos número que no correspondían a la hora del momento, 11:50. Después otro sonido aún más cercano, un gatillo.

⁃ ¡Cuidado!

Todo pasó tan rápido. Varias armas detonaron en el momento en el que Onodera se abalanzó para proteger a Takano. El pelinegro, siendo su vista limitada por unos momentos, derrapó en la curva intentando regularizarse y ponerse a salvo, pero de nada sirvió, pues un fuerte golpe en la parte trasera del vehículos los hizo volcarse y salir volando hacia el barranco. Sus corazones se aceleran y se detenían al mismo tiempo, Takano solo abrazó fuertemente al chico sobre él esperaron el impacto contra el agua.

Arriba, varios autos negros se pararon rodeando la imponente figura de aquel hombre a la orilla del barranco. Sonreía victorioso viendo el auto hundirse lentamente.

⁃ Señor, ¿vamos por él?

Preguntó uno de los hombre armados. Asami se mantuvo viendo el trágico escenario un tiempo más.

⁃ No, confiemos en que hicieron bien su trabajo y le dieron a su acompañante. Él es especial, saldrá sin problemas de ahí

Finalmente Asami se dio la media vuelta y se encaminó a su auto, en donde otros dos hombres esperaban con la puerta abierta a que ingresara. Una vez sentado, uno de los hombres cerró la puerta. No podía evitar sentirse exitado por la situación, sabía que ese chico estaba preparado para eso y más, si conseguía salir vivo de eso entonces sin duda lo quería para él. Ya podía imaginarse teniendo a ese chiquillo a su disposición siempre que quisiera, un arma letal que obedecería todas su órdenes sin chistar, y qué mejor que poder jugar con él cuando quisiera, después de todo, la noche de Halloween había sido una de sus mejores noches. Si pasaba aquella prueba, todo sería perfecto, y ya no podía esperar.

⁃ Nos veremos pronto, Onodera Ritsu

Susurró para él mismo mientras los autos se alejaban del accidente.

En el auto, las cosas no estaban del todo bien, pero podrían ser peor. El ser el auto que era, rápido mandó la ubicación y alerta al cuartel en cuanto detectó un posible accidente. El protocolo de seguridad que se había activado les estaba dando tiempo antes de que el agua entrara completamente, solo les quedaba salir. Ágilmente, Takano cortó su cinturón de seguridad y el de Onodera, permitiéndoles moverse libremente.

⁃ Onodera, necesito que patees con el tacón de tus zapatos lo más fuerte que puedas tú cristal, en cuanto lo rompas toma aire y sal, yo estaré siguiéndote

Se miraron por un momento, confiando en que todos saldría bien. Usando todas sus fuerzas, Onodera tuvo que patear tres veces la ventana antes de que el cristal se rompiera y el agua ingresara ferozmente. Ignorando el punzante dolor en su hombro derecho, nadó lo más rápido que pudo hasta llegar a la superficie, en donde respiró jalando una gran bocanada de aire. Miró primero hacia arriba, hacia la carretera por la cual iban circulando hacía apenas unos minutos, no había nadie ahí. Luego buscó a su alrededor, intentando encontrar a su compañero, pero no había nadie con él.

⁃ Takano … ¡Takano-san! ¡¿Donde estás?!

Comenzaba a entrar en pánico, el dolor en su espalda se volvía más intenso. Cuando estuvo a punto de sumergirse para buscarlo, la cabellera oscura saltó desde las profundidades. Al verlo respirar agitado nadó rápidamente hasta él, con la esperanza de ayudarlo en lo que necesitara.

⁃ Maldición, me dió en el hombro

Declaró Takano antes de que lo alcanzara, Onodera se paralizó al ver aquel líquido rojizo manchando el agua a su alrededor. Takano lo miró, distorsionando su rostro una vez se encontró con los ojos verdes llenos de angustia.

⁃ Tranquilo, puedo nadar todavía, debemos ponernos a salvo primero

Takano miraba a su alrededor, buscando un posible lugar en el que pudieran resguardarse hasta que llegaran por ellos. Lo encontró a unos 50 metros de donde estaban, adentro del barranco un enorme hueco parecía ser la entrada a una cueva rodeada de rocas.

⁃ Ritsu, por allá

Dijo sin mirarlo y comenzando a nadar con dificultad hacia el sitio. Onodera sin más lo siguió, le costó mucho trabajo, demasiado, pues el que el corset limitara su respiración le estaba afectando al avanzar, y ese extraño dolor en su espalda le daban punzadas espantosas siempre que movía sus brazos, se estaba quedando sin energías. Finalmente, Takano fue el primero en llegar a la cueva, dejándose caer en la arena apenas tocó tierra firme, por fin podría centrarse en sentir su dolor mientras esperaban. Aunque el alivio duró poco, pues, al intentar hablar con su compañero no lo vio por ningún lado.

⁃ Onodera … ¡Onodera! ¡Ritsu!

Corrió hacia el mar, dispuesto a entrar de nuevo aunque su brazo ya no diera para más. Un dolor tirante le hizo sostenerse el brazo por unos instantes, frenando su carrera. Podía sentir el líquido caliente escurriendo por todo el brazo hasta manchar la arena bajo sus pies, eso no estaba bien.

⁃ ¡Tsk! Maldición

Justo cuando estaba lamentándose por no poder ir a buscar a su compañero, unas débiles pisadas lo alertaron. Frente a él, el cataño caminaba arrastrando sus pies, completamente agotado. Verlo así le heló la sangre, pues una cantidad inmensa de sangre escurría por sus piernas manchando sus pasos. Finalmente, Onodera cayó en la arena mientras tosía toda el agua que había tomado, y por más que quizo, ya no se pudo levantar.

⁃ ¡Ritsu! ¡¿Que pasó?! ¡¿algo te mordió?!

Gritó Takano apenas llegó a auxiliarlo, jalonando el vestido tejido sin importarle recibir un reclamo por aquello, pero no pasó. En su lugar, el menor contestaba en un hilo de voz.

⁃ No… nada me mordió, pero me duele la espalda

Finalmente Takano se pudo deshacer del vestido, topándose de frente con el escenario más horrrible que podía imaginar, lo que nunca quería ver. La espalda del castaño estaba profanada por dos impactos de bala. La sangre salía a chorros, y no se había dado cuenta porque el vestido había absorbido casi todo, estaba pesadísimo no por el agua del océano, si no por la sangre.

⁃ Ta… Takano-san … tengo mucho frío

Escuchar aquella declaración lo horrorizó. No, no y ¡no! No iba a permitir que algo malo le pasara a su niño. Rápido se quitó su ensangrentado sacó e intentó hacer un torniquete por el pecho y espalda del menor, no sabía ni siquiera si era eso lo que debía hacer, no estaba pensando con claridad después de todo. Una vez amarró bien la prenda, tomó el delgado cuerpo y lo aprisionó entre sus brazos, intentando darle el calor que había pedido.

⁃ Tranquilo Ritsu, la ayuda está en camino, aguanta sólo un poco

Ritsu sabía que aquella era una posibilidad muy remota, había perdido mucha sangre ya. Quizá era mejor así, si él no estaba de por medio quizá ya nadie correría peligro.

⁃ Takano … deberías dejarme ir, solo les he causado problemas

Aquella palabras completamente de despedida afectaron a Takano de sobremanera, haciéndolo llorar casi de inmediato. Mordía sus labios he intentaba que las lágrimas no salieran. Abrazó con más fuerza al menor, sintiendo cómo su cuerpo estaba cada vez más frío, no lo aceptaba, no lo permitiría.

⁃ N-no digas eso tonto… no eres un problema, al contrario, no se que haríamos sin ti… no se que haría sin ti

Ritsu sonrió ante aquello, pensaba que Takano debía ser más sincero, pero esas palabras lo conmovieron.

⁃ Si me voy ya no estarás en peligro, Asami ya no te hará nada

Débilmente, levantó una de sus manos y acarició la cara húmeda del pelinegro. Que cosas, hasta llorando se veía guapo. Takano lo miró sorprendido unos segundos, pero rápido lo atacaron las emociones y comenzó a llorar de manera más intensa, ocultando su cara en el cuello del castaño. ¿Acaso era eso? ¿Se iba a entregar a aquel hombre con tal de protegerlo? No lo podía creer. Primero en Corea, luego en Rusia, ahora ahí mismo, Onoder Ritsu le había salvado la vida en más de una ocasión. Ahora todas las veces que lo trató mal resonaban con más fuerza en sus recuerdo. Había sido una mierda y no se merecía el perdón de nadie, y aún así, ahí estaba de nuevo el castaño, salvándolo de unas balas que iban destinadas a matarlo.

⁃ Perdóname Ritsu, por mi culpa estás herido, nunca me lo perdonaré

Escuchó una débil risa, he intentado descubrir la razón enderezó de nuevo la cabeza. Onodera lo miraba sonriente, con los ojos vidriosos y soltando lágrimas, el rubor rosado de su rostro ya no estaba por ningún lado, lo estaba perdiendo. La delgada mano de Ritsu volvió a alzarse a acariciar su rostro antes de hablar.

⁃ No es tu culpa, nunca ha sido tu culpa … Takano-san, yo te salvaría, una y otra vez sin importar que …

Las lágrimas seguían saliendo sin que pudiera detenerlas. Era horrible, una persona espantosa, había intentado romper a alguien como Onodera, quizá hasta lo había conseguido. Definitivamente , no se lo merecía, pero tampoco lo iba a dejar ir. Entonces vio cómo los ojitos verdes perdían de a poco su brillo y se entrecerraban con somnolencia, eso no significaba nada bueno nunca.

⁃ Ritsu, no te duermas, tienes que mantenerte despierto, por favor

Suplicaba acariciando el bello rostro, pero el otro ya no lo veía.

⁃ Pero tengo mucho sueño … solo quiero dormir un poco, solo un poco

Sus ojos se iban cerrando de a poco. Como un acto divino, a Takano se le ocurrió una idea para mantenerlo entretenido.

⁃ Ritsu, ¿recuerdas la canción que me cantaste hace tiempo?, ¿podrías cantarla para mi ahora, por favor?

Onodera ya no era consciente de las palabras que revoloteaban alrededor, su cuerpo ya había dejado de doler, ahora solo se concentraba en la cálida sensación que lo rodeaba. Miró a lo lejos, a aquel inmenso mar que se perdía infinitamente por el cielo. Entonces se sintió en paz. Sin pensarlo mucho las palabras comenzaron a salir de su boca:

⁃ … Mientras nuestros cuerpos de acercan y nuestros labios se encuentran. El amor es tan distante …

“Una leve sensación de inspiración, el deseo que susurro en tu odio. Incluso si alcanzamos el oscuro abismo al final de este sentimiento con el que soñaríamos. Ahora está hermosura y dolor están durmiendo dentro de nuestros corazones.

Durmiendo silenciosamente, las cicatrices debajo de tu cuello. Incluso en el momento en que las lágrimas se desbordaron, es una maldición eterna. Ahora está hermosura y dolor están durmiendo.

Una leve sensación de inspiración, el deseo que susurro en tu odio. Incluso si alcanzamos el oscuro abismo al final de este sentimiento con el que soñaríamos. Ahora está hermosura y dolor están durmiendo dentro de nuestros corazones… “

Takano se mantuvo un momento en silencio cuando Onodera se detuvo, de alguna forma sentía aquellas palabras entonadas como armas sobre sus oídos, como si expresaran lo que sentían y pasaría. Inconsciente, apresó más al castaño bajo sus brazos.

⁃ Amo tu voz … en realidad, ¿hay algo de ti que no ame?

Ante la declaración Onodera pretendía sonreír, pero sus fuerzas apenas y ayudaban a mantener sus ojos abiertos, no respondió nada.

⁃ Ritsu, no pares por favor, sigue cantando

De nuevo, no hubo respuesta. En su lugar, la poca fuerza que lo mantenía sentado entre las piernas del pelinegro desaparecieron, desplomándose. Takano pudo atraparlo antes de que su cabeza llegara al suelo, completamente aterrorizado. La sangre ya no podía ser contenida por la tela del saco, caía goteando en la arena, en el pantalón de Takano, empapaba su mano y manchaba su camisa, era mucho, era demasiado, era imposible detenerlo. El pánico, el miedo y el remordimiento volvieron a atacar la mente del pelinegro.

⁃ No, ¡Ritsu! Por favor quédate conmigo, no te vayas, por favor mírame

Con el cuerpo del castaño recostado en sus piernas, Takano tomaba su rostro con firmeza, pero el otro estaba completamente ido.

⁃ Por favor, Ritsu, la ayuda viene en camino, resiste un poco más

Entonces, aquella mirada perdida se dirigió a él, sus ojos verdes recobraron un poco el brillo. Abrió la boca con la intención de decir algo, pero antes de que las palabras pudieran salir una violenta tos provocó que una abundante cantidad de sangre saliera desde su garganta, el escenario no podía ser peor. Takano lo limpió desesperado con una de sus mangas, no podía creer lo que estaba pasando, era inconcebible. Onodera, sin rendirse, miró de nuevo a Takano y volvió a abrir la boca.

⁃ Masamune … quiero que sepas, que yo… que yo te am-

⁃ ¡No! No lo digas ahora, dímelo cuando toda esta locura termine, tonto, ¿acaso te estás despidiendo? Tú no vas a ningún lado

La mano que Takano sostenía en el rostro se Onodera lo acariciaba gentilmente, sus palabras pretendían salir suaves pero el temblor en ellas delataban los temores que lo atacaban. Ritsu sonrió, se sentía afortunado de haber amado a alguien tan increíble como Takano. Sin poder evitarlo sus ojos se cerraron, e importándole poco lo que Takano pedía volvió a hablar.

⁃ Te amo…

Declaró apenas audible, su voz se había ido, aquello salió en un susurro, uno que a Takano le pareció escuchar como un grito.

⁃ Ritsu, yo … Ritsu, ¡Ritsu despierta!

Los gritos del mayor se volvían cada vez más intensos y desesperados, pero Onodera los escuchaba ya muy distantes y distorsionados. De lo único que se arrepentía era de haberse expuesto de esa manera, hubiera preferido una muerte más tranquila sin él ahí para observarlo, pero lo hecho hecho estaba. De a poco, su vista comenzó a difuminarse, las palabras gritadas al aire ya no se entendían, y la luz de la mañana en aquella playa comenzaba a apagarse, todo se volvió oscuro.
Y después, nada.

Notas finales:

- Se asoma lentamente 

 

No me maten por este capítulo JAJAJAJAJA solo quedan dos para acabar 


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