Al día siguiente Akira amaneció de muy buen humor. Había dejado pasar la oportunidad ya que necesitaba que Shiroyama estuviera ahí, no solo su esposa e hija, quería que Shima viera la clase de hombre que era su “amado” Yuu Shiroyama.
Fueron a desayunar algo a un restaurante cercano mientras planeaban el día, había una tienda de ropa que Akira había visto no muy lejos del festival al que Kouyou quería ir en la tarde.
— ¿Qué clase de ropa es?
—Casual, tengo demasiada ropa formal por culpa de la oficina—dijo mientras bebía de su malteada de chocolate. —tu eres el que debería de comprarse ropa formal.
— ¿Y cómo para qué?
—No sé, cuando em acompañes a fiestas o que se yo.
Siguieron desayunando, la puerta de entrada se escuchó varias veces dándole entrada a personas o familias que iban con el mismo propósito de desayunar.
Kouyou estaba lo suficientemente ocupado devorando su comida como para voltear-ya que le estaba dando la espalda a la puerta-, pero Akira no, él estaba frente a Kouyou y lo pudo ver perfectamente.
Se petrifico al ver como Yuu junto con su esposa e hija entraban al restaurante, se le veía algo cansado a diferencia de la niña que venía bastante feliz al igual que su esposa, pidieron una mesa que quedaba a unos cuantos metros de la suya, pero en la misma alineación como para que Akira y Yuu quedaran de frente a la distancia.
El rubio tomo su celular y escribió un rápido mensaje con una sonrisa siniestra en el rostro que Kouyou no noto por estar concentrado comiendo.
Yuu apenas estaba viendo que pedir cuando sintió su celular vibrar en su bolsillo, lo saco discretamente y vio que era un mensaje de Akira, por un momento se desconcertó, el rubio estaba de vacaciones-según lo que le habían dicho- ¿Por qué le hablaría?
Dudoso abrió el mensaje:
“Mira al frente.”
Yuu alzo la vista y miro justo al frente sin saber que esperar.
Dio un brinquito en su asiento, el alma bien se le pudo ir del cuerpo, Akira estaba a unos cuantos metros, lo peor de todo es que conocía perfectamente la cabellera castaña que estaba sentada justo al frente de Akira, Kouyou venia con él.
El corazón le estaba bombeando a mil por hora, tenía a su esposa e hija en la mesa y a solo unos metros a su amante y al mejor amigo de su amante que tenía información clave para arruinarle todo.
Estaba perdido.
Tecleo rápidamente un mensaje de respuesta:
“Por favor, aquí no, hay demasiada gente.”
“¿Crees que me importa? Eres un cínico.”
“Akira, te lo estoy suplicando, aquí no.”
“¿Por qué tendría que ser considerado contigo? Estas jugando con mi mejor amigo”
“Kouyou no es un juego, él es lo más real que tengo.”
“Aun no respondes. ¿Por qué tengo que ser considerado contigo?”
“No lo sé, pero por favor, hay mucha gente y no quiero armar un escándalo.”
Ya no obtuvo respuesta, levanto la vista y lo encontró comiendo de lo más tranquilo mientras se reía con Kouyou, sabía que no podía seguir mirando, su esposa conocía a Akira y ni decir su hija, el mesero se acercó y sus mujeres pidieron sus platillos, el escogió lo primero que vio, realmente ya no tenía hambre, estaba demasiado nervioso y asustado como para pensar en comida.
Pudo respirar tranquilo cuando después de unos 10 minutos Akira y Kouyou se fueron, para evitar que el castaño mirara a cualquier otro lado el rubios se encargó de abrazarlo por los hombros y hablarle de quien sabe qué cosa.
— ¿Todo bien Yuu? —pregunto su esposa al verlo tan alterado y después calmado.
—Todo está bien.
La chica asintió y siguió comiendo sin prestarle más importancia…
Si tan solo supiera.
~
Regresaron al hotel después de pasar por unas cosas a una tienda cercana, las botellas del hotel eran demasiado caras y muy pequeñas, así que mejor compraban sus cosas afuera.
Kouyou se recostó en la cama y cerró los ojos, estaba algo cansado.
— ¿Tienes sueñito? —pregunto el rubio sentándose a su lado.
—Algo, después de comer siempre me da sueño.
—Bueno, el festival es hasta en la tarde así que no puedes dormir un poco, aún es temprano.
—No, porque si me duermo no me levanto—se rio un poco y se sentó en la cama. —creo que me daré un baño. —se levantó y empezó a buscar sus cosas.
—Andale pues—sonrió y ahora fue él el que se acostó.
El buen humor no se iba, le había encantado la situación de pánico en la que puso a Shiroyama, tuvo que apartar un par de veces su vista de el para qué Shima no sospechara nada, pero esa cara de miedo era lo más épico y satisfactorio que pudo tener en ese momento.
Pero si, Yuu tenía razón, había demasiada gente en ese restaurante, hubiera sido un fuerte escándalo y él no tenía la paciencia para lidiar con las masas enfurecidas.
Tal vez si ocurría en su oficina todo sería mucho más sencillo. Dentro de nada sería el nuevo director general de la empresa, tenía una excusa lo suficientemente buena para citar a Shiroyama junto con su familia, alguna mentirilla sobre una reunión y hacerlos llegar a su oficina primero, donde el a estaría con Kouyou.
Soltó la carcajada de solo imaginarlo, menos mal que Kouyou ya se había metido al baño, si no ya lo estaría interrogando.
Dejo el celular de lado y se acomodó mejor en la cama, perderían un rato el tiempo, después irían a comprar.
Kouyou se tomó su tiempo en el baño, pero cuando salió se dio cuenta de que Akira estaba dormido, se vistió con algo cómodo y se recostó a su lado. Comenzó a acariciar con suavidad su rubio cabello, sonrió, eran pocas las veces que se podía permitir ver a su mejor amigo desde tan cerca, era guapo, no lo iba a negar, de hecho, si Akira no le hubiera aclarado las cosas, se le hubiera lanzado encima a la primera oportunidad.
Pero no, él era respetuoso y si su mejor amigo no era gay, tenía que aceptarlo. Aunque a veces tenía sus dudad, más de una vez lo había encontrado mirando sus piernas sin ningún descaro o a veces se embobaba demasiado al punto de sonreír inconscientemente cuando lo veía hacer alguna cosa que el rubio considerara “tierna”.
Akira solo se hacía tonto, probablemente fuera gay de closet.
Sus dedos viajaron por su mejilla hasta sus labios, los cuales acaricio sin pudor, eran rellenitos y suaves, muy besables… pero no, Akira era intocable y el-sorprendentemente- ya estaba comprometido, y no con cualquiera, sino con Shiroyama Yuu.
Se quedó dormido después de un rato, aún era temprano para salir.
Yuu por otro lado estaba que se moría de los nervios, maldita sea la hora en que su hija había visto ese maldito comercial, bueno, tampoco sabía que Akira y Kouyou estarían en Kyoto, pero ahora tendría que cuidarse al doble, no, al triple, si Yumiko llegaba a ver al rubio inmediatamente iría a saludarlo, su esposa ya le había dicho que el chico le había agradado tanto a él como a su hija.
Y eso solo lo jodía más.
—Lo único que me falta es que estén en el mismo hotel…—suspiro frustrado y se sentó en la cama, Yumiko y su hija estaban tomando un baño, él se quedó en la cama sin saber que hacer, hoy también iban a salir y esta vez no se podía zafar, tenía que acompañarlas si o si y eso solo aumentaba las posibilidades de un encuentro con Kouyou y Akira.
Y lo que menos quería era eso, si Kouyou lo llegaba a reconocer y se acercaba él tendría que retroceder o huir, porque Yumiko siempre parecía chicle-y no la culpaba después de todo era su esposa- y el hecho de que lo viera con ella sumando a su hija haría que todo se fuera por el caño.
Lo peor de todo es que se cumpliría lo que Akira quería, que fuera el mismo el que le dijera las cosas, y con Yumiko ahí lo más probable es que ella también lo dejara-aunque era poco probable, tenían que estar juntos por las empresas, pero, sobre todo, por Hikari-.
—Yuu es tu turno—dijo la mujer saliendo del baño y cargando a su niña.
El pelinegro se levantó suspirando y se adentró al baño, era el karma, estaba seguro de ello.
~
Akira ya estaba en la tienda revisando la ropa que compraría mientras Kouyou se entretenía en el celular, estaba algo confundido con el cambio de actitud de Akira durante el desayuno-porque si, se dio cuenta- su ánimo había mejorado considerablemente pero también esa aura siniestra que conocía había salido a flote.
¿Y por qué?
No entendía, Akira era la persona más buena del mundo-para el- y esa aura siniestra solo la había visto en un par de ocasiones-como cuando Takanori hacia algo que no debía y Akira se vengaba de él, por poner un ejemplo- ¿que lo había puesto así?
Se distrajo de sus pensamientos cuando vio a Akira ya con un par de bolsas en la mano.
— ¿Tienes todo lo que quería?
—Si—sonrió—vamos para que te cambies para ir al festival que quieres.
—Está bien—sonrió y se abrazó a su brazo, se fueron de ahí justo al hotel.
Cuando llegaron subieron a su habitación por uno de los elevadores justo cuando del elevador de al lado salía Yuu con su familia ya cambiado para salir.
Kouyou venia husmeando lo que había en las bolsas de Akira, así que no lo vio.
Pero Akira si, y por supuesto que Shiroyama también lo vio, y la cara de pánico que puso fue de las mejores, claro que las puertas se cerraron y ya no tuvo tiempo de seguir disfrutando lo que había causado.
Contuvo la risa para que Kouyou no sospechara nada.
Este día se ponía cada vez mejor.
Yuu se tuvo que sostener de la puerta al momento de salir, estaba seguro de que le estaba dando un pre infarto.
“No puede ser, no, no, no puedo tener tan mala suerte, es el puto karma, lo sabía, dios no, no, no ¿ahora qué voy a hacer?”
Eran los múltiples pensamientos que estaban rondando en la mente del pelinegro justo ahora.
— ¿Cariño? —Yumiko se acercó para sostenerlo.
— ¿Papi que tienes? ¿te sientes mal?
Mal era poco, se sentía horrible.
La cabeza le daba vueltas, su respira con se aceleró, estaba mareado y pudo jurar que se le bajo la presión.
—Mejor volvamos a la habitación… tu papi se ve mal—dijo Yumiko acercándose más para que Yuu se apoyara en ella, incluso las piernas se le sentían débiles.
—Papi…—lo miro la niña preocupada.
—E-Estoy bien…hay que llevar a Hikari al festival, a eso vinimos.
—Pero ve cómo te pusiste ¿Qué tienes?
—Creo que se me bajo la presión… Llevala tú, no quiero que se quede encerrada en el hotel, yo me quedo a descansar.
— ¿Seguro?
—Si amor, ustedes diviértanse, yo me recostare, estaré bien en la mañana, lo prometo.
—Bueno…—lo ayudo a llegar a los elevadores, después de eso ellas se fueron.
Yuu iba directo a su habitación, definitivamente, el karma se las estaba cobrando desde ya.
Fin del capítulo 17.