Las vacaciones se fueron como agua entre los dedos, la rutina se acoplo más rápido de lo que se pensó, o bueno, casi toda la rutina…
—Entonces ¿no vamos a vernos tampoco este fin de semana? —pregunto Kouyou denotando la decepción en su voz.
—Perdón bebé, pero he tenido mucho trabajo últimamente, recuerda que ya volví a Osaka y tengo que arreglar todo lo que tenía fallos en la empresa, pero te prometo que el próximo fin de semana te lo compensare. —respondió Yuu, con el ruido ambiental se notaba que estaba en la oficina, se podía escuchar también el sonido de las teclas de una computadora.
—Mmm… bueno—suspiro—adiós—y colgó sin esperar respuesta. Dejo el teléfono de lado y se acostó en la cama, ya le estaba molestando que Yuu no pudiera tomarse un poco de tiempo para él.
Antes era verse todos los días, con el tiempo solo fueron un par de días a la semana, luego solo los fines de semana y ahora ya tenía que preguntar si podían verse o no, ahora todo era a base de promesas las cuales a veces se cumplían.
—Si así es ahora no me imagino cuando nos casemos—dijo pensando en voz baja, abrazo una almohada y cerró los ojos.
Su teléfono celular comenzó a sonar, intuyo que sería Yuu así que no contesto, no quería hablar con el ahora, estaba molesto. Pero justo cuando termino de sonar su tono de celular empezó a sonar el teléfono de la casa, y ahí sí que se extrañó, Yuu no tenía el número de su casa así que se apresuró a ir a la sala para contestas.
— ¿Hola?
—¿Por qué no contestas tu teléfono?
—Oh, Akira—sonrió—Perdón, estaba durmiendo.
—No importa, necesito que me traigas unas cosas a la oficina.
— ¿Qué se te olvido?
—Hay unos papeles en mi mesa de noche. Dentro del cajón, tienen el logo de la empresa de la esquina superior izquierda.
—Bien, deja voy—regreso a la habitación y abrió el cajón de la mesita de noche de Akira, removió un par de cosas y encontró los papeles, pero entre estos se cayeron unas fotos. —Oh…—levanto las cosas, pero primero conto los papeles— ¿son 7?
—Si, son 7, traelos por favor.
—Okey—dejo los papeles en la cama y tomo lo que se le cayó—te veo allá.
—Gracias—y colgaron.
Kouyou se sentó en la cama y se puso a revisar las fotografías que se le habían caído, sonrió con ternura al ver que todas eran de momentos donde Akira y el estaban juntos.
La primera era una cuando estaban en guardería, jugando juntos en el suelo.
Otra en unas vacaciones en la playa donde sus familias fueron juntas.
Una más en el jardín de los Takashima.
De ahí se saltaba hasta la escuela media donde a Akira le habían regalado una cámara fotográfica, se habían sacado muchas fotos durante los recesos o en las clases de educación física, rebelar tantos rollos había salido algo caro pero las mejores fotos las conservaron, como esa.
De ahí se saltó a una después de acabar la universidad, recordaba ese café al que fueron después de despertar con resaca luego de la fiesta de final de curso. Ambos se veían destrozados, pero sonreían a la cámara.
Y de ahí, 4 más actuales, una en casa, justo en la sala, todo estaba a obscuras pero la luz de la televisión los alumbro lo suficiente.
Una más de el mismo preparando la comida, pero sonriendo a la cámara ya que había notado al rubio tomarle la fotografía.
La penúltima era de su ultimo cumpleaños-el cual habían juntado con el de Kouyou- donde salían Takanori y Yutaka también.
La última había sido una de su viaje a Kyoto, ambos con Yukatas muy bellos en el parque donde se había montado el festival.
Se sintió conmovido, no sabía que Akira seguía imprimiendo las fotografías que se tomaban, pero ahí no paro la cosa, removiendo unas cuantas cosas más del cajón, encontró un pequeño álbum de pasta gruesa de color rojo que Akira había comprado en la tienda en Kyoto.
Por alguna razón que desconocía eso le lleno el pecho de sentimiento, ahora tenía una tremenda necesidad de ir con Akira, abrazarlo y no soltarlo hasta que el rubio se hartara.
Dejo todo en su lugar, saco un folder del mismo cajón-Akira tenía un montón de cosas ahí- guardo los papeles y después de cerrar todo bien, se fue.
No se tardó mucho en llegar a la compañía, no estaba muy lejos de casa así que el viaje en taxi fue bastante rápido. Entro por la puerta principal hasta la recepción donde anuncio que Akira lo esperaba, la mayoría de las personas que trabajaban ahí ya lo conocían, Akira llevaba ya bastante tiempo en la empresa y no era raro ver a Kouyou merodear de vez en cuando por ahí.
Lo pasaron con la secretaria del rubio entonces, tuvo que usar el elevador para subir hasta donde estaba la oficina de Akira, la secretaria al verlo le sonrió encantada pues ella seguía teniendo la fiel idea de que él y Akira eran pareja.
—Oh Kouyou—le sonrió—¿Qué te trae por aquí?
—Akira me pidió que le trajera unos papeles—sonrió— ¿está muy ocupado?
—Para ti nunca está ocupado, deja anunciarte—se giró al teléfono y presiono un botón— Suzuki-sama, Kouyou está aquí.
“Hazlo pasar”
Fue lo que se escuchó desde la bocina del teléfono.
—Pasa—sonrió.
—Gracias—abrió la puerta y entro. Se acerco a escritorio y se las entrego—aquí tienes.
—Gracias Shima, me salvaste la vida—dijo el rubio mirando rápidamente los papeles y escribiendo unas cuantas cosas en su computadora, por lo que se vio bastante sorprendido cuando sintió los brazos del Kouyou alrededor de su cuello y un beso directo en su cien, claro que después del shock le sonrió.
— ¿Y eso por qué fue?
—Por nada en especial—dejo un beso más—Te quiero Akira.
—Yo también te quiero—sonrió y acaricio su cabello, Kouyou lo soltó.
— ¿Quieres que prepare algo en especial hoy?
—Ramen estaría bien—dijo regresando su vista a la computadora, pero sin dejar de sonreír.
—Está bien—se atrevió a dejar un besito más que por poco termina en la boca ya que Akira se movió para verlo cuando sintió su cercanía, lo cual sonrojo a ambos, pero después se terminaron riendo.
—Te veo en casa.
—Si…
Y sin más se fue, Akira sonrió y continuo con su trabajo, extrañamente gracias a ese pequeño momento con Shima consiguió tener un buen humor por el resto de la tarde.
Kouyou se tomó la libertad de regresar caminando a casa, no tenía nada más que hacer, además de que tenía que pasar a comprar las cosas necesarias para el ramen, su teléfono vibro en su bolsillo, como iba a cruzar una calle contesto sin mirar quien era.
— ¿Hola?
—Bebé
—Yuu.
—Que seco—se quejó.
— ¿Qué quieres?
—Cariño, no te pongas así, ya te dije que te compensare en el próximo fin de semana.
—Si, te escuche, pero eso no quiere decir que se me paso el enojo—contesto mientras seguía caminando.
—Pero cariño, no me gusta que estés molesto conmigo, es por trabajo…—que hipócrita se sentía diciendo eso, o sea, si era por trabajo, pero no tenía toneladas de cosas que hacer como decía, a duras penas si iba a la oficina, lo que lo tenía tan ocupado era tener contentas a su esposa e hija, las cuales demandaban mucha atención.
—Si, si, por trabajo, trabajo y más trabajo—bufo molesto—a veces pienso que en realidad solo son escusas para no verme.
—No digas eso, sabes que si fuera por mí ya hasta viviríamos juntos, pero tengo muchas cosas que hacer en la empresa. Perdoname amor.
—Si, si, no es la primera vez que me dices eso Yuu, ya no me emociona como antes porque sé que eso no va a pasar. —siguió caminando.
—Kouyou no digas eso, es uno de mis planes a futuro luego de que nos casemos.
—Yo preferiría que fueran planes a presente, pero, en fin—llego al supermercado— ¿Nada más para eso llamaste? ¿O llamas para cancelarme el fin de semana siguiente también? —tomo una canastilla y comenzó a recorrer los pasillos.
—Shima por favor ¿Por qué eres tan duro conmigo? De verdad estoy tratando de acomodar todo, pero siempre salen imprevistos, y no, no te voy a cancelar el siguiente fin de semana.
—Entonces ¿para qué llamas? —tenía el teléfono entre el hombro y la oreja, estaba seleccionando que fideos secos llevar.
—El viernes de esta semana estoy libre por la noche, quiero verte.
—Mmm…
—Anda, no me digas que no.
—Lo voy a pensar. —dijo caminando al área de las verduras.
— ¡Shima!
—No me hagas berrinches que sabes que si nos vemos en la noche lo único que vamos a hacer es coger y después te vas a ir…—le reprocho mientras metía a su canasta zanahorias, jengibre, espinacas, setas y cebollines.
—Si lo dices así suena feo.
—Si lo digo así es porque es verdad.
—Bueno, no niego que si quiero hacerte el amor—recalco mucho esas palabras—pero también quiero verte, llevamos semanas sin vernos y te extraño.
—Tienes cosas más importantes que hacer, de nada me sirve verte solo por unas horas Yuu. —camino al pasillo de las salsas. —Si voy a estar contigo quiero que sea mínimo todo un día, no solo unas horas en las que nos revolcamos en la cama para que cuando despierte en la mañana ya no estés, no es la primera vez que me haces eso.
—Pero ya me disculpé…
—Si, solo te disculpaste, dijiste que me lo compensarías y me volviste a cancelar—tomo la salsa de soja y una picante.
—Perdoname...
—Conserva ese viernes para adelantar trabajo si quieres, no creo que podamos vernos.
— ¿Por qué no? —se escuchaba molesto, pero a la vez algo triste.
—Es el día de descanso de Akira, y pienso pasarlo mejor con el que contigo. —dijo molesto para después colgar. Claro que su teléfono volvió a sonar, lo miro y vio que era Yuu así que no contesto.
Los dejo sonar y sonar hasta que termino las compras y volvió a casa, y mira que si fue bastante tiempo.
Cuando se dispuso a preparar el ramen ya tenía al menos unas 30 llamadas perdidas del pelinegro, sonrió para sus adentros, estaba bien ser un poquito malo con Yuu a veces-solo a veces- ya le debía muchas, era momento de cobrárselas todas.
—Ya llegué~ —se escuchó desde la entrada. Kouyou sonrió.
Ya sabía cómo se desquitaría.
Fin del capítulo 18.