Kouyou terminó con la espalda contra el colchón y un caliente rubio encima que comía su boca a besos, no sabían qué hora era, tampoco les importaba, estaban demasiado perdidos en comerse la boca el uno al otro.
Cuando las manos de Akira se colaron debajo del pijama de Kouyou este gimió, tal vez eso hizo reaccionar a ambos pues se separaron un poco, solo un poco, porque inmediatamente volvieron a besarse, la cordura no estaba en ese momento en la habitación.
El rubio bajó sus besos por el cuello del menor mientras sus manos seguían debajo de su ropa, tocando tanta piel como le era permitido, siempre pensó que la piel de Shima era muy suave y no se equivocó.
Sus manos se deslizaron con suavidad por todos lados de su torso mientras continuaba marcando el cuello del menor, Kouyou se abrazó a su espalda mientras soltaba suspiros de placer, era la primera vez que alguien lo trataba de manera tan delicada, que al tocarlo lo hiciera con tanto cuidado, como si tuviera miedo a romperlo.
El por lo general siempre tenía sexo rudo, no tenía paciencia para juegos previos que no fueran la dilatación, era impaciente mas no idiota, si no lo dilataban bien dolía y ese dolor le costaba desaparecer, al menos una semana y media.
Pero en esos momentos, el que Akira lo estuviera tratando con tanto cuidado no le molestaba, lo estaba excitando de sobremanera porque eso quería decir que el rubio lo deseaba y estaba disfrutando primero de tocarlo.
—A-Akira—gimió muy suave y eso solo sirvió para que el rubio se encendiera más.
Mordió con fuerza su cuello al mismo tiempo que llevaba sus manos a las piernas del menor y las apretaba hasta enterrar sus dedos, Kouyou tenía un punto sensible en los muslos cerca de las entrepiernas que lo ponía mal, y supo que acertó cuando escucho el así gritó de placer combinado con desesperación que soltó.
Con el castaño medio aturdido aún, Akira se apresuró a desvestirlo, Kouyou lo noto hasta que sintió algo de frío.
—Aki—lo llamo suave, el rubio lo miro y se acercó para besarlo de nuevo, esta vez con hambre, pero con el mismo sentimiento de amor, Kouyou llevo una de sus manos a su nuca y enredó sus dedos en el cabello del mayor, muchas veces había fantaseado el cómo sería si lo hacía con Akira, nunca creyó que se cumpliría.
—Solo relájate—dijo tras separarse de esos bonitos labios de pico de pato. —Yo me encargaré de todo.
Kouyou entonces se acercó de nuevo para que lo besara, el rubio no se negó, lo apego de nuevo a sus labios y los mordió con una fuerza mínima mientras una de sus manos bajaba para acariciar el miembro erecto del castaño, pero solo un poco, lo que realmente le importaba era dilatarlo.
Acarició de nuevo sus piernas, las separó y las jalo, dejando su miembro pegado completamente al trasero del menor, Kouyou gimió y movió su cadera al mismo tiempo que Akira hacía fricción.
— ¿Tienes lubricante? —pregunto el rubio mientras se movía contra el trasero de Kouyou, se sentía extrañamente bien.
—En el cajón de mi mesita—jadeo mientras movía la cadera, estaba ansioso.
El rubio lo soltó y se levantó para ir por el lubricante, una botella medianamente grande que iba casi a la mitad, regresó a la cama, Kouyou abrió de nuevo sus piernas y el mayor se acomodó entre ellas.
— ¿Te has estado divirtiendo solo? —dijo moviendo la botella resaltando el hecho de hasta dónde iba.
—Si Yuu no iba a atenderme no me iba a ir con cualquiera por respeto así que... —suspiro, el rubio de inmediato lo beso, haciendo que se callara.
—No hablemos de él…—dijo sobre sus labios, hablar de Yuu era volver a la realidad, realidad en la que estaba terriblemente mal lo que estaban haciendo, y ahora, ambos estaban demasiado calientes como para detenerse.
Akira se quitó el pantalón y la ropa interior de ambos quedó fuera, Kouyou trago grueso al ver el miembro completamente duro de Akira, se veía tan jodidamente deseable que tenía ganas de metérselo entero a la boca y ahogarse con él.
El rubio abrió la botella y dejó caer el líquido en 3 de sus dedos mientras que Kouyou no podía despegar la vista de su pene, Akira lo noto, pero por supuesto que lo noto, no todos los días podías ver a Kouyou babeando literalmente por un pene así que no desaprovechó y se burló.
—Si tanto te gusta lo que ves ¿Por qué no lo chupas? —lo dijo de broma claro, nunca pensó que Kouyou le fuera hacer caso.
Kouyou empujo a Akira dejándolo contra la cama para después descender y toparse cara a cara con su miembro, primero lo lamio desde la base a la punta de manera muy lenta, dejando el cerebro del rubio desconectado por la oleada de placer, gimió ronco cuando lo sintió y eso solo alentó a Kouyou a seguir.
Se concentró en lamer solo la base de su miembro mientras jugaba con sus testículos, los temblores en el cuerpo del mayor y sus jadeos le indicaba que iban por buen camino. Decidió entonces subir las cosas un poco de nivel.
Se detuvo, pero no definitivamente, solo paso de la base a la punta para comenzar con movimientos circulares con su lengua que le hicieron ver estrellitas al rubio, Kouyou pudo sentir el sabor del líquido preseminal, así que se apresuró a repartirlo con su pulgar por todo el glande.
—Shima—jadeo—solo hazlo y ya.
—Que impaciente—se burló.
—Llevas tentándome todo el tiempo ¡Solo hazlo!
Y Kouyou no espero más, se metió todo el miembro de Akira a la boca, hasta la garganta, el rubio gruñó , se sentía demasiado bien, una de sus manos fue directo al cabello de Kouyou, lo tomo con fuerza, pero no lo jalo ni nada, dejaría que el menor se moviera primero.
El castaño entonces comenzó a sacarlo lento hasta que solo la cabeza estuviera dentro de su boca para después volver a bajar rápido, los jadeos de Akira solo lo alentaban más a seguir, podía notar el placer en su voz.
Su cabeza subió y bajó varias veces hasta que el rubio lo detuvo, Kouyou lo miró sin entender, pero cuando el mayor lo dejó con la cara contra la cama lo supo.
—Quiero correrme en tu culo, no en tu boca.
La manera tan sucia y deseosa en la que lo dijo simplemente logró poner a Kouyou más caliente de lo que ya estaba, Akira siempre era tan correcto que escucharlo de este nuevo modo lo tenía inquieto.
El rubio tomó la botella de lubricante de nuevo, vació algo del contenido entre los glúteos del menor, Kouyou gimió suave, el contraste de su cuerpo caliente y el líquido frío lo hizo temblar.
Fue metiendo dedo por dedo, trato de hacerlo bien, pero a la vez rápido, estaba impaciente, Kouyou solo podía enterrar el rostro en la almohada mientras apretaba la cobija entre sus manos, se sentía demasiado bien, aunque ardía un poco, llevaba un tiempecito sin hacer nada de nada, pero eso no era lo que hacía que su rostro estuviera oculto, era el hecho de que fueran los dedos de Akira los que lo estuvieran dilatando.
Cuando Akira lo sintió listo se apresuró a sacar sus dedos y tomar el lubricante de nuevo, esta vez lo esparció por su pene y después lo froto contra el trasero de Kouyou, el menor tembló soltando un jadeo, no supo porque se puso nervioso, incluso inseguro, de hecho estuvo tentado a decir que mejor no, pero de su boca solo salió un fuerte gemido, Akira se había adentrado en el de una sola estocada, apretando sus glúteos con fuerza, separándolos para poder ver mejor como su miembro estaba dentro del trasero de Kouyou… de su mejor amigo.
Por una milésima de segundo tuvo lucidez de lo que estaba haciendo, pero solo bastó que el castaño moviera un poco su cuerpo para buscar movimiento por parte de Akira para que dejara de pensar.
Reafirmó el agarre en su trasero y comenzó a moverse, los huesos de su cadera empezaron a impactar con el trasero del menor, tener esa vista solo lo ponía más caliente, Kouyou subió más el trasero, Akira había dado en un punto sensible al usar justamente esa posición.
Entonces fue cuando la mente de ambos de desconectó, se dejaron llevar por el placer y el instinto, sin importarles nada.
No importaba el compromiso de Kouyou con Yuu.
No importaba que fueran mejores amigos.
No importaba el pacto que hicieron sobre respetarse y nunca tocarse de esa forma.
Ya no importaba nada.
Para cuando se dieron cuenta, las envestidas estaban siendo muy bruscas, los gemidos pasaron a ser gritos y la piel de ambos terminó marcada por todas partes.
Cambiaron de posición muchas veces, ni siquiera supieron cuánto tiempo lo hicieron o siquiera se preocuparon por comer. Ambos decidieron desahogar todo lo que sentían, todo el enojo, frustración, deseo y excitación.
Terminaron exhaustos en la cama, Akira tenía su espalda y hombros completamente arañados, así como sus hombros y cuello llenos de mordidas y marcas de beso, había algunas marcas de las uñas de Kouyou en sus brazos y ante brazos, además de que sus labios estaban hinchados por las mordidas y salvajes besos que se dieron.
Kouyou estaba peor, tenía mordías en la mayoría de su cuerpo al igual que marcas de beso, su cuello estaba lleno, su pecho, su vientre, sus piernas es donde había mayor cantidad de mordías, incluso en su trasero, las marcas de las manos de Akira por presionar demasiado fuerte sobre su piel.
Aún estaba jadeando, les faltaba el aire pues no se detuvieron hasta que sus propios cuerpos dijeron basta, todos sus músculos dolían por el desgaste físico que habían hecho.
— ¿Qué hora es? —pregunto el castaño con voz suave y soñolienta, estaba recostado boca abajo, su rostro en dirección al rubio, dejando su cabello completamente desordenado dándole un aspecto sexy pero adorable a ojos del mayor.
Akira giro su rostro hacia la mesita de noche, el reloj marcaba exactamente las 7 de la tarde.
—Son las 7—giro su rostro de nuevo y lo miro con una mediana sonrisa. — ¿ya tienes hambre?
—No tengo ganas ni de moverme Suzuki—se quejó escondiendo el rostro en la almohada— ¡Eres una bestia! —y eso solo hizo que el rubio soltara la carcajada— ¡No te rías! —descubrió su rostro para mirarlo molesto— ¡No me podré sentar por 3 semanas! —bufo y se volvió a esconder—Que bien guardadito te tenías esto…
—Debiste de pensar bien antes de pedirme por más, tonto. Tu fuiste el que al final se sentó encima mío y comenzó a moverse sin consideración alguna, incluso cuando te dije que ya paráramos no quisiste escuchar.
Kouyou ya no dijo nada, tenía razón, estaba avergonzado, más ahora que le cayó el golpe de realidad en el que JAMÁS debió de acostarse con su mejor amigo.
— ¿Ahora ya no dices nada? —lo miro extrañado, hasta quieto se había quedado. — ¿Shima?
—… ¿Es correcto lo que hicimos? —hablo esta vez en un tono más apagado, regreso su vista hacia le rubio—Digo…acabamos de romper una promesa que se mantuvo intacta por muchos años.
Akira entendió a lo que se refería, se acomodó de costado para verlo mejor.
— ¿Te arrepientes de lo que paso? —pregunto completamente serio.
—No… y eso es lo peor, que no me arrepiento—suspiro y cerró los ojos, él no podía moverse mucho.
—Yo tampoco—sonrió y acaricio su cabello con suavidad, haciendo que el menor abriera los ojos y lo mirara.
— ¿Qué va a pasar ahora?
—Nada tiene que cambiar si no queremos que cambie Shima. Podemos seguir siendo los mejores amigos que siempre hemos sido y olvidar lo sucedido.
—No quiero olvidar… y dudo que pueda, el dolor durara semanas y las marcas no se quitaran tan rápido. Además…—se sonrojo—Me gusta como lo haces… y no me gustaría dejar de hacerlo.
—Entonces hagamos una nueva promesa—sonrió y tomo la mano del menor para entrelazar sus dedos meñiques. —si la rompes tendrás que comer 1000 agujas ¿okey?
—Okey—sonrió.
—Prometo que cuando necesites desahogarte estaré para ti, así como espero que tú lo estés para mí.
—Sabes que si tonto—sonrió.
—Solo tenemos una regla ¿bien?
— ¿Y esa es…? —lo miro curioso.
—No enamorarse.
—Supongo que puedo prometer eso.
Y lo sellaron, como cuando niños lo hacían, pe ro bueno, las promesas también se pueden romper.
Fin del capítulo 20.