Yuu fue el que despertó primero, se encontró con Kouyou durmiendo a su lado, más específico escondido en su pecho, sonrió y comenzó a acariciar su cabello con suavidad mientras miraba el reloj, ya iban a dar las 4 de la tarde, ellos habían llegado ahí a las 9 de la mañana, habían dormido mucho.
El pelinegro dejo un beso en su frente y lo movió con suavidad.
—Cariño, mi amor despierta—dejo un par de besitos más en su cabeza, el castaño entre abrió los ojos.
—5 minutos más…—se quejó con voz rasposa y volvió a esconderse en su cuello, Kouyou no iba a negar que dormir con Yuu era bastante cómodo.
—Amor, ya es tarde tenemos que comer algo ¿no tienes hambre?
—No—dijo en un puchero, escondiéndose más en el cuello de su prometido, Kouyou podía ser muy mimoso en las mañanas, pero eso era solo porque seguía medio dormido.
Yuu sonrió y siguió acariciando su cabello imaginando las futuras mañanas de su vida con ese hermoso hombre que se estaba volviendo a dormir a su lado. Dejo un beso en su frente y se separó con mucho cuidado, el sí tenía hambre.
Dejo al menor dormir mientras el bajaba a la cocina y preparaba algo de comer para ambos, la mente de Yuu comenzó a divagar, hacer la comida solo para dos, en una casa muy lejos de todo, donde no tuviera que ocultar su relación.
Aun no sabía cómo carajo iba a hacer para zafarse de su matrimonio y mucho menos que pasaría con su hija, pero él estaba desesperado por un poco de felicidad real en su vida, amaba a Kouyou con locura, eso ya lo sabía, no tenía duda alguna de ello, pero él seguía siendo un exitoso empresario casado y con una hija, no podía simplemente desaparecer y ya.
Suspiro con algo de frustración, el anillo ya se lo había dado, ya había hecho la apuesta más grande y había ganado al Kouyou comprometerse con él, pero el verdadero reto seria casarse legalmente siendo hombres y sin que su actual matrimonio interrumpiera los planes.
Para mucha gente la respuesta era bastante obvia, divorciarse, si, era lo más lógico, el problema aquí es que Yuu no se podía divorciar, la empresa se formó gracias a su matrimonio con esa mujer y se mantuvo gracias al nacimiento de su hija y el hecho de que en un par de años tuvieran que darle un hermano o hermana menor a la pequeña no mejoraba la situación, la salida más fácil para el no aplicaba.
Suspiro y apago la estufa, la comida ya estaba hecha así que subió de nuevo encontrándose con el castaño estaba saliendo del baño, bostezando aun, sonrío, a sus ojos Kouyou era la cosita más tierna.
— ¿Qué tal tu siesta amor?
—Me dejaste solo en la cama—hizo un puchero que Yuu no dudo en besar.
—Prepare la comida para ambos. —sonrió y dejo un beso más en su frente.
—Bien, porque tengo hambre—bostezo de nuevo y bajo junto con Yuu, el mayor sirvió dos platos y comieron en un cómodo silencio, aunque este no duro mucho ya que Yuu no había visto a su amor por bastante tiempo y quería saber que había hecho en su ausencia.
—Y dime Shima ¿Qué hiciste mientras no estuve?
“La pregunta correcta sería ¿Qué no hice?”
Lo pensó y una ligera sonrisa de burla se le escapo, ya estaba más despierto ahora que había comido, pero solo se aclaró un poco la garganta y respondió.
—No mucho, lo de siempre, supongo, estar en el departamento, hacer las compras, estar con Akira, salimos de vacaciones un par de veces, me divertí—sonrió recordando la vez en Kyoto y todas las cosas bonitas que surgieron de ello.
Claro que para Yuu mencionar las vacaciones solo le provoco un escalofrió horrible en la espalda, el bien que recordaba esas vacaciones y espera que una situación tan tensa como esa no le volviera a ocurrir.
—Me alegra que te la pasaras bien cariño—tomo su mano y sonrió.
—Yuu…
— ¿Dime?
—Cuanto tiempo…—vacilo un poco— ¿Cuánto tiempo te quedaras esta vez?
Yuu no se esperaba esa pregunta, Kouyou se veía decaído, sonrió al notar que no quería que se fuera.
—Tal vez unos 4 o 5 días, no puedo dejar la empresa tanto tiempo sola. —suspiro.
—Entiendo—suspiro.
El teléfono de Yuu comenzó a sonar, lo tomo y miro el remitente, tuvo que tragarse el quejido de pánico al ver que se trataba de su esposa.
—Permíteme amor, es de la empresa.
—Si claro. —dijo Kouyou, el mayor se levantó y salió de la cocina. La expresión de Kouyou cambio, claro que para él no pasó desapercibida la cara de susto. No debería de asustarse porque fuera de la empresa, sería algo muy normal ya que la dejo sola, y además si era de trabajo ¿para que se iba? El entendía de que podía hablar, más de una ocasión se quedó ayudando Akira con sus cosas…
Se levanto y se acercó a la entrada de la cocina, Yuu estaba en la sala, hablando lo más bajo que podía, claro que algo que Kouyou tenía bien desarrollado era el odio y aprovechando que todo estaba en silencio total pudo escuchar medianamente bien lo que el mayor estaba diciendo.
—Cariño, te dije que no me llamaras, estoy trabajando…—suspiro—Lo sé, pero te dije que lo hicieras solo si era importante…
Kouyou se quedó ahí, escuchando una conversación a medias que involucraba a Osaka, una niña y muchas palabras de “cariño y cielo” para su gusto.
Cuando intuyo que la llamada estaba por finalizar decidido ya no escuchar, tomo su plato y comenzó a lavarlo, el de Yuu aún tenía algo de comida, dejo todo en orden y con mucho cuidado subió las escaleras para ir al cuarto por su celular.
Lo desbloqueo y le mando un mensaje al rubio, para la hora que era lo más probable es que ya estuviera en casa pues dijo que iba a llegar temprano.
“Akira ¿has vuelto a casa?”
No tardo ni un minuto en recibir respuesta.
“Si, ¿Dónde estás? Ya comí, gracias por dejar la comida hecha.”
“¿Puedes venir por mí?”
“¿Paso algo malo? ¿estás bien?
“No, no estoy bien, y si, paso algo, algo horrible”
“No me asustes Kouyou ¿Qué paso? ¿te lastimaste en algún lado?”
“El dolor no es físico…”
Akira se tardó un momento más en contestar.
“¿Qué te hizo ese imbécil?”
Kouyou no se sorprendió de que Akira intuyera que se tratara de Yuu, así que se apresuró en responder.
“Tengo que contártelo en persona, no por teléfono”
“¿Dónde estás?”
“Te mando la dirección”
A Kouyou ya no le importaba mucho, se sentía mal en ese momento, tal vez no escucho toda la conversación, pero el rumbo que llevo no le dio a pensar que estaba hablando con su madre que por cosas de la vida estaba cuidando a una niña de la que él no tenía conocimiento pero que era más que obvio que podría ser una hija de Yuu…
Las respuestas sonaban para una esposa preocupada que no sabía dónde estaba su marido.
“Te mando mensaje al llegar.”
Kouyou suspiro y guardo su teléfono, se encerró en el baño para evitar hablar con Yuu, solo tenía que esperar que Akira llegara para largarse de una vez de ahí.
Lo sospechaba, pero saberlo dolía, tal vez estaba sacando conclusiones apresuradas, pero todo apuntaba a eso, el solo era un mero capricho, Yuu tenía una hija y lo más probable es que tuviera una esposa ¿eso lo convertía en un amante entonces?
—Dios no…—sollozo, pero cubrió su boca, lo que menos quería es que Yuu lo escuchara, pero el mayor ni siquiera sabía que el menor ya no estaba en el comedor, el seguía discutiendo con su esposa por teléfono, olvidándose completamente de que no estaba solo en casa.
—Amor, por favor, ya para, de verdad estoy ocupado y no me gusta pelear contigo. —dijo ya harto.
— ¡Eso es lo que me desespera! ¡Parece que quisieras tenerme lejos! ¡A mí y a la niña!
“A veces si quisiera”
Pensó, pero obviamente no lo dijo.
—Mi vida, no es eso, pero entiende que, si salí, es por trabajo, no porque no quisiera estar con ustedes. Además, te avise con tiempo que tendría que salir en algún momento.
El ruido de un auto se escuchó justo afuera de la casa, lo cual asusto a Yuu, se asomó por la ventana, el auto había estacionado justo enfrente de su casa, lo cual era bastante extraño porque nadie sabía dónde vivía.
El mundo se le vino abajo al recordar que no estaba solo cuando los pasos apresurados de Kouyou se escucharon por las escaleras, la desesperación lo invadió cuando vi al menor prácticamente salir corriendo de la casa directo a ese auto, el cual una vez con el castaño dentro arranco.
Yuu aventó el celular a cualquier parte de la habitación y salió disparado por las llaves de su auto para seguir al auto en el que se había ido Kouyou.
Claro que el auto le tomo ventaja pues primero tuvo que ir por las llaves a la habitación, siguió el sendero que los acaba del condominio en donde estaba su casa, no había otro camino por el cual irse, pero al momento de llegar a la carretera maldijo pues ya no veía el auto por ningún lado, ir a al departamento del menor seria suicidio, Kouyou le dijo que Akira llegaría temprano y justo ahora lo más seguro era que Kouyou ya él estaba contando a Akira todo.
Decidido a esperar, pensó positivo que tal vez el menor no se fue así de rápido porque lo escucho hablar-que era lo más probable- si no porque tenía cosas que hacer y Akira amablemente paso por él, si, quería pensar eso, aunque era técnicamente imposible, seria tener demasiada suerte de la cual ya tenía duda de tener.
Cuando llegaron al departamento Kouyou se soltó a llorar, Akira lo sostuvo para que no se cayera pues las piernas le fallaron, era como volver a esa época en la que el menor se encerró en su depresión por culpa del divorcio de sus padres.
Y el estaría ahí para el cómo en ese entonces.
Pasaron un par de días, tal vez una semana en la que el ánimo de Kouyou estuvo por los suelos, no decía ni una sola palabra pero bueno, el rubio no tuvo necesidad de preguntar si quiera que fue lo que hizo, Kouyou le fue medio contando ese mismo día en el camino con palabras algo incoherente pero que el entendió porque él lo sabía, por fin Kouyou descubrió que era el amante, suspiro al encontrarlo de nuevo llorando en la cama así que fue y abrazo a su mejor amigo contra su cuerpo, Kouyou no dudo ni un momento en abrazarse a Akira y esconderse en su pecho, el rubio se mantuvo abrazado a él todo el tiempo que fuera necesario, Kouyou necesitaba desahogarse aunque ya hubiera pasado una semana entera haciéndolo.
No supo por cuanto tiempo se la pasaron en la misma exacta posición, pero supo que fue mucho cuando se sumieron en una obscuridad absoluta, Kouyou ya no temblaba, tampoco lloraba, estaba quieto, no tranquilo porque podía sentir la tensión en su cuerpo, pero al menos ya no lloraba. Akira tentó terreno, no quería que con abrir la boca todo se fuera a la mierda de nuevo.
Dejo un beso en su frente y acaricio su cabello, Kouyou lo miro, o al menos lo intento, le dolían los ojos y la obscuridad no le ayudaba para ubicar el rostro de su mejor amigo.
— ¿Estas mejor?
Kouyou solo asintió, sus ojos por fin pudieron enfocar al rubio, sonrió débilmente, Akira suspiro un poco aliviado, que Kouyou estuviera sonriendo le decía que las cosas no estaban tan mal.
—Quiero vengarme.
Fue lo único que salió de sus labios y ahí fue cuando Akira supo que las cosas iban a cambiar de ahora en adelante…
Fin del capítulo 22.