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Viviré en tu memoria por NDTaurus

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Notas del fanfic:

 

Advertencias: Universo alternativo; Drama; No apto para personas sensibles.

Aclaraciones: Los hechos descritos en esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es mera coincidencia; Los personajes utilizados en esta historia pertenecen a Eiichir? Oda; Texto sin fines de lucro; Datos oficiales de personajes alterados. 

***

El turno en urgencias siempre resultaba ser agotador, y ese día no había sido la excepción. Un accidente múltiple en la carretera le mantuvo trabajando 13 horas sin descanso. Entró a su oficina arrastrando los pies y se recostó de espaldas sobre el sofá, estaba realmente cansado y lo único que quería era cerrar los ojos un rato. Se tomaría una hora de descanso antes de dar su última vuelta y regresar a su departamento.

Tomó su teléfono para echar un vistazo, eran las 5 de la mañana. Tenía 2 llamadas perdidas y varios mensajes que comenzó a responder en nivel de importancia.

—Es reconfortante verte con esa sonrisa a pesar de la larga noche que hemos tenido —Marco le sonreía apoyado en el marco de la puerta—. ¿Te mensajeas con tu novio? —Hizo una mueca de disgusto al verse sorprendido y se incorporó con un gruñido—. No me mires así, eres una persona transparente, y tu mirada se ve enamorada, a pesar de esas horribles ojeras. En serio, deberías hacer algo con ellas.

—No soy una persona “trasparente” y, ¿De verdad? ¿Tú me aconsejas hacer algo con mis ojeras? ¿Tú entre todos en este hospital? —Marco sonrió y se rascó la nuca—. ¿Necesitas que te ayude con algo?

—No, solo quería agradecer el apoyo —Marco suspiró—. La verdad es que me siento culpable por hacer que te quedaras, de nuevo…

—Déjalo estar, me gusta mi trabajo, y a Kid no le molesta del todo... —hizo una mueca frunciendo los labios, se notaba que tenía un conflicto y Marco sintió la culpa acrecentándose en su interior.

—Lo sabía, tienes problemas con el pelirrojo…

—No, no es eso —se tomó unos segundos—. La verdad es que no me he sentido bien estos días. ¿Crees que puedas conseguir a alguien para el turno de la noche? Sería bueno tener el fin de semana completo para descansar… —Marco no pudo evitar mostrar sorpresa. Law jamás le había pedido un día en lo que llevaba trabajando en ese hospital. 

—Claro, no hay problema con eso. ¿Quieres que te haga un chequeo? —El ofrecimiento le causó algo de gracia—. Es en serio, si te sientes mal entonces deberías hacerte un chequeo.

—De acuerdo —dijo con algo de fastidio mientras se ponía de pie, se acercó a la camilla y comenzó a sacarse la parte superior de su ropa. Marco cerró la puerta tras de sí y encendió la luz principal.

—¿Síntomas?

—Dolor muscular, fatiga, inapetencia… mareos… dolor de cabeza…

Marco frunció el ceño al escuchar el listado de síntomas —debería golpearte ahora mismo por no haber abierto la boca antes—. Se acercó para tomar su temperatura, estaba en márgenes normales. Revisó sus ojos, sus oídos y su garganta.

—Avísame si duele —pidió Marco cuando comenzó a palpar con sus dedos, desde la parte posterior de sus orejas hacia abajo. Hizo una mueca de dolor cuando le presionó cierta parte del cuello—. Ok, recuéstate.

Marco escucho sus pulmones con el estetoscopio y palpó con atención algunas partes de su cuerpo. Trataba de mantener una expresión neutra mientras continuaba con la revisión, pero el afecto que le tenía a su compañero de trabajo le jugaba una mala pasada.

—No me gusta tu expresión —Marco le miró en silenció y con continuó su inspección.

—No me gusta lo que encuentro en el examen físico —dijo finalmente—, necesito que te hagan un hemograma y un perfil bioquímico.

—Pero…

—No, no hay peros. Necesito hacerte exámenes para saber qué tienes, no puedo decirte específicamente qué es sin los resultados, hay un mundo de posibilidades y tengo que descartar. Lo sabes.

—¿Qué encontraste?

—Tienes inflamados algunos ganglios, tu hígado y bazo están dilatados. Dame tu mano —pidió—, quiero probar algo —levantó su mano y Marco le presionó por unos segundos la uña del pulgar, la soltó y mentalmente contó los segundos que se tardó en regresar a su color natural.

Frunció el ceño y repitió él mismo la acción que hizo su compañero —iré ahora a toma de muestras—. Se puso de pie y comenzó a vestirse con desánimo.

—Pediré que vengan a tomarte las muestras aquí, recuéstate y descansa. También te pediré un transfer, no te irás sólo a casa.

Marco dejó la sala para hablar con el jefe de enfermería. Él, por otro lado, se sentó un tanto consternado en el sofá, las posibilidades se enlistaban en su cabeza, pero había una que sonaba mucho más fuerte que las otras. Marco no se lo dijo, pero estaba seguro de que pensaban en lo mismo, después de todo, el otro conocía sus antecedentes médicos casi tan bien como él mismo.

***

La alarma de su teléfono sonó a las 6:30 de la mañana, soltó un par de gruñidos y con el ceño fruncido estiró su brazo fuera de las mantas para alcanzar el celular, ¿Cómo se le había olvidado desactivar la alarma?, ya que tenía el aparato en la mano, aprovechó de revisar sus mensajes y se relajó al ver las notificaciones.

La noche anterior, Law, le había enviado un texto explicándole que debería quedarse a apoyar al turno siguiente debido al accidente que minutos antes había visto en televisión, después de leer el mensaje le llamó de regreso, pero no obtuvo respuesta, lo intentó de nuevo y tuvo el mismo resultado, realmente debían tener mucho trabajo en urgencias, por lo que decidió dejarlo.

Law trabajaba en un hospital de enseñanza como titular en cirugía general y de seguro estaría con trabajo hasta el cuello. Así que esperaría hasta que el médico tuviera tiempo de hablar. De todas formas, le dejó unos cuantos mensajes diciéndole todo lo que planeaba hacer con él durante el fin de semana, Tal vez eso le sacara una sonrisa después de su eterna jornada.

Ahora, grata era su sorpresa al leer que sus planes eran recibidos con entusiasmo.

El médico le había respondido hace poco más de una hora, seguramente ahora estaba realizando una última ronda a sus pacientes antes de regresar a casa, así que ya faltaba relativamente poco para que llegara al departamento. Con eso en mente se desemperezó y salió de la cama para comenzar a preparar el desayuno.

***

El aroma de comida recién hecha inundó sus fosas nasales cuando abrió la puerta del departamento, y a pesar de que era un rico aroma, en lugar de darle hambre le produjo nauseas.

Dejó su abrigo sobre el perchero y se quitó las botas para luego calzarse las pantuflas. Caminó con pesar hasta Kid —quien estaba sentado en la barra de la cocina leyendo el diario, sin prestar atención a su entorno debido a lo alta que estaba la música en sus auriculares— y le abrazó por la espalda. Kid se sobresaltó y miró por sobre su hombro para ver a Law acurrucándose contra su espalda.

—Al fin llegaste —dijo Kid mientras se quitaba los auriculares—. Por lo que se ve en las noticias tuviste una noche difícil —asintió ante las palabras de su novio sin despegarse de su espalda—. Bueno, el desayuno ya está listo, así que...

—No tengo hambre…

—Oh no, debes comer. Necesitas recuperar energías. Además, últimamente tu mala alimentación está pasándose de la raya. Estoy seguro de que no comiste nada durante la noche —aseveró Kid.

Soltó un suspiro al tiempo que rompía el abrazo. No, no había comido nada durante la noche, sólo había tomado café, y definitivamente no tenía fuerzas para replicar las fundadas acusaciones en su contra —de acuerdo, comeré—. Sentenció finalmente mientras Kid se giraba en el banquillo para tomarle de la cadera.

—Realmente te ves agotado. Después de desayunar te irás a la cama a descansar, necesitas dormir, aunque sea unas horas. ¿Está bien? —Asintió sin ánimos de objetar y se apoyó en el hombro de Kid. Quien, sorprendido, le apartó con delicadeza y le miró a los ojos en busca de algo que le ayudara a descubrir qué era lo que ocurría—. ¿De verdad? ¿Así nada más, sin peros?

—Sólo estoy cansado —soltó con desanimo. Kid frunció el ceño y le puso una mano en la frente—. Kid…

—Lo hice como una broma —le interrumpió Kid—, pero me parece que realmente tienes fiebre, ¿No te has tomado la temperatura?

—Me la tomé en el hospital poco antes de salir, estaba en parámetros normales —apoyó su rostro en la mano fría de Kid y cerró los ojos, se sentía tan bien.

—Entonces ya te sentías mal antes de salir del hospital —asintió nuevamente y Kid no pudo evitar preocuparse, esa actitud tan dócil definitivamente no era una buena señal—. Mmmm… ok, desayuno a la cama.

—¿Qué? —preguntó con el ceño fruncido.

—A la cama, te llevaré el desayuno a la habitación —dijo Kid mientras lo encaminaba al lugar mencionado.

—No creo que sea una buena idea comer en la cama… —un súbito mareo le hizo perder el equilibrio.  Kid soltó una maldición y se apresuró a afirmarle antes de que terminara en el suelo.

—Law… —se llevó una mano a la cabeza en un intento inútil por mitigar el dolor y le pidió un segundo a Kid—. Llamaré a emergencias.

—No.

—Law… tu nariz está sangrando —verificó las palabras de Kid y volvió a negar.

—Solo necesito algo para parar la hemorragia, hay gasas en el botiquín del baño —Kid le dejó sentado en el suelo, apoyado en la pared, para ir por lo indicado—. Y no llames a emergencias, esto no es una emergencia —podía ver que Kid estaba nervioso, y lo entendía, de todo el tiempo que llevaban juntos jamás le había visto enfermo, ni siquiera un resfriado.

Kid volvió con las gasas, se arrodilló a su lado y se las entregó —dime qué tengo que hacer—, a Law se le hacía adorable ver a Kid actuando de esa forma.

—Esperar unos minutos para que esto se detenga.

—Por favor, vamos al hospital.

—Kid, de verdad no es necesario. Solo dame unos minutos.

El sonido del segundero de la sala le estaba sacando de quicio, ¿Cómo podía Law estar tan tranquilo?, era médico, se respondió, era normal para él ver cosas así. Pero él no, para él esto era algo fuera de lo común, y estaba a punto de replicar nuevamente cuando Law le interrumpió —quiero ir a la cama, ¿me ayudas a ponerme de pie?

—Ok —se puso de pie y le tomó en brazos.

—No me trates como una princesa, bájame —reclamó haciendo referencia a la forma en que Kid le había levantado.

—No me importa —le dejó en la cama—. Insisto en que debemos ir al hospital.

—Kid, solo necesito comer algo y descansar, después de eso me sentiré mejor —se fijó en el semblante de Kid, que irradiaba preocupación, y acarició su mejilla mientras le miraba con algo de culpa. Soltó un suspiro y le regaló una sonrisa—. Marco me hizo un chequeo antes de salir del hospital —comenzó a hablar—, me tomaron unas muestras de sangre para hacer unos exámenes y en cuanto estén listos los resultados me llamará para saber qué es lo que anda mal conmigo. Así que no hay necesidad de preocuparse. ¿Está bien?

—Bien, algo he aprendido viviendo contigo. ¿Cuáles son los posibles diagnósticos? —preguntó cruzándose de brazos, sintiéndose orgulloso de haber provocado esa mirada de asombro en los ojos de Law.

—Aún es muy pronto…

—No me salgas con eso —silencio—. ¿Tengo que llamar a Marco para averiguarlo? —Law torció sus labios en una mueca—. Law —dijo Kid con un tono severo y el aludido respiró profundo antes de continuar hablando.

—Aunque lo llames no podría decírtelo, tenemos un código médico-paciente ¿sabías? —Kid le miró con el ceño fruncido, su paciencia era muy limitada, y a esa altura ya se estaba agotando. Law volvió a suspirar y se apoyó en el respaldo de la cama—. No es que no quiera decírtelo, pero es difícil. No quiero aventurarme a decirte un diagnostico errado —apretó las mantas de la cama con sus manos—. Sería estúpido que ambos estemos preocupados y que al final resulte ser algo sin importancia…

—Dudo que sea algo sin importancia si te deja en esas condiciones —Law bajó la mirada a sus manos aún empuñadas y Kid le tomó con delicadeza del mentón—. Law, sólo dímelo —suplicó mirándole a los ojos.

Law se perdió unos segundos dentro de esos ojos color ámbar que le miraban con preocupación y sintió que algo se rompía en su interior. Sus ojos se llenaron de lágrimas ante la atónita mirada de Kid —Tengo… —respiró profundo para controlar sus emociones—. Tengo los mismos síntomas que tenía Lami…

Kid se puso de pie y dio un par de vueltas por la habitación, se sentía como un león enjaulado. Se obligó a apaciguar las ganas que tenía de golpear la pared —Kid…—, le llamó Law con mesura.

—Si llegase a ser…, maldición —abrió y cerró su mano—, espero que no… pero si lo es, ¿qué tan avanzado estaría?

—No, no lo sé. Primero debemos esperar los resultados de los exámenes que me acaban de hacer para saber si efectivamente es…, y en caso de ser así me tengo que hacer otros exámenes para determinar el tipo y la etapa —tanto él como Kid sentían la impotencia de no poder hacer nada al respecto—. Ni siquiera sé específicamente cuándo comenzaron los síntomas... —agregó con algo de desanimo.

—Puede ser… ¿hace unos 8 días? —Law miró con duda a Kid, quien se sentó con las piernas abiertas al borde de la cama—. Si no me equivoco, comenzaste con síntomas hace 8 días.

—¿Cómo lo sabes? —Preguntó con algo de incredulidad.

—Eres una persona rutinaria y con manías. Manías muy marcadas. Así que es fácil saber cuándo algo está fuera de lugar.

Law soltó una risa nerviosa —ok, me asusta tu atención a los detalles…—, comenzó a analizar las palabras de Kid en silencio. Trató de recordar el día que indicaba y no encontró nada extraño. —Me rindo, no lo sé, ¿Qué fue lo que hice diferente?

—Salí del trabajo a las 16:30, como todos los días —comenzó a relatar—, tú tenías turno de noche, por lo que te irías a trabajar como a las 19:30, lo que nos daba tiempo suficiente para pasarlo bien y comer algo antes de que te fueras y con eso en mente pasé a comprar algunas cosas para la cena. Cuando llegué a casa oí el sonido de la música que usas para leer la revista de ciencias que llega una vez a la semana. Dejé las compras en la cocina y fui a tu estudio, estabas dormido en tu sofá con la revista sobre tu regazo.

—Pues, si, supongo que estaba cansado…

—Me atrevo a decir que más de lo normal. Jamás te duermes mientras lees. Si estas leyendo y te da sueño detienes tu lectura, guardas lo que sea que lees de forma pulcra en el lugar que corresponde, apagas la música y te vas a la cama —Kid sonrió al recordar la escena—. Te veías tan relajado que preferí no despertarte. Bajé un poco el volumen de la música y tomé la revista antes de que cayera al piso. Volví a la cocina, abrí una cerveza y comencé a preparar la cena. Te hice onigiris, tus favoritos, y casi no probaste bocado.

Law estaba inmerso en la mirada de Kid, veía el cariño que reflejaba y se sintió reconfortado al tener la certeza de que su pelirrojo realmente se preocupaba por él. Un sentimiento de calidez se acomodó en su pecho.

—¿Cuánto tendrán los resultados? —Preguntó Kid ya más calmado, sacándole de su estupefacción. 

—Deberían estar listos en la noche —estiró su mano hacia Kid, quien acortó la distancia y entrelazó sus dedos con los de Law.

Law podía notar como crecían las dudas en la cabeza de Kid y comenzó a responder las preguntas antes de que fueran formuladas.

—Si los resultados afirman nuestras sospechas tendrán que hacerme unos exámenes desagradables y dolorosos —se estremeció un poco al pensarlo—. Dependiendo de los resultados de esos exámenes —continuó—, se deciden los tratamientos y la forma en que los recibiré, puede ser hospitalaria o ambulatoria —soltó un suspiro—. Kid, aún es muy pronto para especular. Puede que nos estemos preocupando por nada…

Kid terminó de acortar la distancia que los separaba y le abrazó, respiró profundo el aroma de su cuello y besó su mejilla.

—Entonces ¿Desayuno a la cama? —Preguntó con un tono un poco más jovial, intentando despejar un poco esa atmosfera tensa que tanto le desagradaba.

—No me agrada comer en la cama. A menos de que tú seas la comida —respondió de forma sugerente.

Kid alzó una ceja —que cruel eres, ahora no estás en condiciones de hacer ese tipo de declaraciones.

Se puso de pie entre risas, aún estaba un poco mareado, así que lo hizo con cautela. Kid contuvo el impulso de afirmarle y esperó, atento por si algo no salía bien.

—Creo que arruiné los planes del fin de semana —dijo con cara de disculpa. Kid sonrió, acarició su mejilla y besó sus labios, con todo el ajetreo había olvidado hacerlo cuando Law llegó.

—No te preocupes.

—Me hacía ilusión escaparnos a la playa.

—Ya podremos hacerlo más adelante. Ahora prefiero que descanses. Así que nada de ajetreo este fin de semana —terminó diciendo mientras caminaban melosamente abrazados hacia la cocina.

***

Durante el desayuno hablaron de trivialidades. Pero la curiosidad de Kid pudo más que sus ganas de olvidar el tema, y Law terminó respondiendo todas las interrogantes que nacían en su cabeza.

Se ofreció a lavar los platos y Kid le miró con cara de pocos amigos, luego le regañó y le envió a dormir. “No me des órdenes” dijo mientras caminaba hacia la habitación, para hacer precisamente lo que dijo Kid.

Cuando se recostó comenzó a pensar en su hermana, en la diferencia de conocimientos que había en el tiempo que ella falleció debido a un tratamiento incorrecto y los avances que había ahora. Pensó en como ese hecho desencadenó el deceso de sus padres, y cómo fue que, de ahí en adelante, todo se desmoronó. Pensó en el día del incendio, en el orfanato, en la casa de acogida, en la calle, en Doflamingo y en Corazón...

“Corazón”, repitió en su mente con pesar. Kid entró a la habitación, se sentó a su lado y comenzó a acariciar su cabeza. Le sonrió y cerró sus ojos. En definitiva, su historia no estaba libre de penurias, lo había pasado mal, pero tuvo más suerte que algunos en sus mismas condiciones y encontró personas que le ayudaron a salir del agujero en el que cayó por asares del destino. Ahora era feliz y deseaba seguir siéndolo. Con eso en mente se dejó llevar por el sueño, sintiendo como Kid le acariciaba el cabello. Realmente amaba a ese hombre, más de lo que había llegado a imaginar.

Continuará… >>    


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