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Viviré en tu memoria por NDTaurus

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Notas del capitulo:

Hola hola, segunda actualización de la semana ¡yey! x'D 

Espero que les guste :) 

***

Abrió sus ojos con dificultad debido a la molestia que le producía la luz. Observó su alrededor, estaba en una de las salas privadas del hospital, tenía una vía conectada a una de las venas de su brazo y una cánula nasal le estaba ayudando con la tarea de respirar.

Recuerda haberle dicho al interno que se iría a descansar, después de eso todo se había vuelto confusión y oscuridad. Suspiró con cansancio e intentó incorporarse, no tuvo éxito, tenía una sensación de malestar prácticamente en todo el cuerpo y maldijo al sentir que su brazo cedía ante su peso.

—¿Qué mierda estás haciendo? —siguió el sonido de la voz y se encontró con la Dra. Kureha entrando a la habitación—, te golpearé si te veo tratando de salir de esa camilla de nuevo —volvió a su posición inicial sin rechistar—. ¿Cómo te sientes?, digo, sé que te sientes mal, pero si lo pusieras en una escala de 1 a 10 según tu percepción del dolor, ¿Dónde estarías?

Meditó unos segundos antes de responder —Un 7… tal vez un 8. ¿Tiene información para mí?

Kureha se acercó y revisó sus signos antes de responder —Te repitieron los exámenes de sangre, pésimos resultados, mucho peores que los de la semana pasada. Fui al laboratorio para ver cómo iban los análisis y ya tengo la confirmación de tu diagnóstico, aún faltan unas pruebas que deben realizar, pero ya es un hecho que tienes leucemia.

Law suspiró y se recargó en la camilla —Bueno, en realidad, ya lo sabíamos…—, dijo con desgano. Kureha le miró con seriedad.

—Si te estabilizas durante el día, mañana iniciaremos tu terapia. No queremos que esta mierda agresiva siga avanzando. ¿Estás de acuerdo? —respiró lo más profundo que pudo y asintió—, bien.

Miró hacia la ventana y notó que en el sillón que estaba a un costado de su cama se encontraba la chaqueta de Kid, sintió algo de culpa y antes de hacer la pregunta Kureha respondió —Chopper acaba de enviar a tu novio a comer algo. Llegó sobre las cinco de la mañana y ha estado contigo desde entonces.

—¿Qué hora es?

—Dentro de cinco minutos serán las dos de la tarde. Pediré que te traigan una comida liviana. Y comerás, a menos que quieras que te meta una sonda por el trasero —no se atrevió a rebatir las indicaciones de la doctora, nadie en su sano juicio lo haría.

—Dra. —Kureha le miró desde la puerta—, gracias —dijo con un amago de sonrisa y ella asintió.

Unos minutos después Kid entró por la puerta sosteniendo una botella de agua, se veía decaído, pero al notar que Law estaba despierto automáticamente sonrió y apresuró el paso para llegar a su lado.

Acarició su mejilla y le dio un casto beso en los labios —Lo siento, te hice pasar un mal rato—, se disculpó y Kid negó con su cabeza.

—No importa, ¿Cómo te sientes?

—La verdad, nunca antes me había sentido tan mal —Kid curvó sus labios en una mueca de tristeza y acarició nuevamente su mejilla—, Kureha dice que, si logran estabilizarme hoy, mañana iniciaré la terapia.

—Estarás bien, vamos a salir de esta —juntó sus frentes y cerró los ojos—, eres más fuerte que esto —se separó unos centímetros y le miró a los ojos—, Dime que pelearás con todo contra esta maldita enfermedad, que harás todo lo que esté en tus manos para mejorar.

—Mientras estés a mi lado pelearé contra lo que sea —dijo con sus ojos humedecidos. Kid le sonrió conmovido por sus palabras, frunció los labios y parpadeó varias veces para evitar llorar. No tuvo mucho éxito.

La atmosfera que se había formado entre ellos se rompió con un par de golpes en la puerta. Kid se secó las lágrimas con la manga de su camisa y rodeó la camilla para ganarse al lado de la ventana —Perdón por interrumpir, Dr. Trafalgar, le he traído su comida.

Asintió dándole permiso para ingresar y la chica puso la bandeja sobre la mesa lateral, acomodándola para que quedara a una altura cómoda.

—Em… Dr. —Law le miró con atención— la Dra. Kureha dice que, por favor, coma lo que más pueda —él se carcajeó despacio.

—Gracias Samantha. Estoy seguro de que no lo dijo con palabras tan amables.

—No… no lo hizo —sonrió—. Bueno, volveré más tarde, con su permiso —dijo con cortesía y se retiró.

Miró la comida con algo de aprensión —no se ve mal—, dijo Kid para luego sentarse en el sillón —esa doctora me agrada.

—¿Kureha?

—Sí, es agradable.

—S…sí, supongo que a su manera lo es —sonrió y tomó la cuchara para comenzar a comer sin mucho ánimo.

***

Kid estuvo con él todo lo que restaba de ese día, salió de esa habitación 3 veces, dos para ir por algo de comer y una para la ronda médica de la tarde.

—Ya son las 8, debes irte —le habló Law con un tono suave.

—No quiero dejarte solo —respondió frunciendo los labios.

—No estaré solo, aquí está lleno de gente que conozco. Bepo y Penguin tienen turno de noche, dijeron vendrán a verme en sus ratos libres, así que ve tranquilo —agregó con una sutil sonrisa—, diría que me preocupa que pases solo la noche, pero estás acostumbrado.

—Por una o dos… ahora serán muchas noches sin ti —Law hizo una mueca con sus labios.

—Oh vamos, sólo será una semana y regresaré a casa —tomó su mano y entrelazó sus dedos—. Después tendré que regresar por unas semanas más.

—Cuatro semanas más según la Dra. Te harán de nuevo ese examen en la cadera y dependiendo del resultado se verán las opciones….

—Exacto, y si funciona…

—Funcionará —interrumpió Kid y Law sonrió.

—Ok, funcionará, encontraremos un donante y me harán un trasplante, y en el caso hipotético de que no lo haga —Kid iba a interrumpirle, pero antes de que lo hiciera Law le detuvo y continuó—. Hay que ponerse en todos los escenarios. En el caso hipotético de que no funcione, tendrán que hacerme un tratamiento un poco más agresivo y aplazaremos lo del trasplante. Eso es todo —Kid suspiró y asintió con pesar.

—Estás bien, pero hay que pensar positivo ¿sí? —Law asintió—, pórtate bien y se un chico fuerte —acarició su mejilla y besó su frente—, vendré a verte mañana…

—Cuando salgas del trabajo, lo sé. Estaré esperándote —juntaron sus narices de forma juguetona y se besaron suavemente en los labios—. Hasta mañana.

—Hasta mañana.

Kid dio un último vistazo hacia atrás y salió de la habitación. Law suspiró y se recargó en la camilla. Era terrible no tener nada que hacer. Kid le llevaría algunos libros para que se entretuviera, pero eso sería hasta el día siguiente y él ya comenzaba a detestar el sonido del segundero de ese maldito reloj de pared.            

Estaba a punto de intentar lanzarle algo cuando Marco entró por la puerta —¿Cómo estás?

—Aburrido. ¿Puedo pedirte un favor? —Marco le dijo que sí, siempre y cuando estuviera dentro de sus posibilidades—, ¿Puedes quitar ese maldito reloj de la pared? Me está volviendo loco —Marco tomó el reloj y le quitó la batería —Gracias.

—De nada —volvió a poner el reloj en su lugar—, Kid dijo que pasaría a dejarte unos libros en la mañana.

—Sí. Él es tan atento… —dijo sin poder evitar sonreír—, ahora sólo me queda pensar en cómo pasar esta noche.

—Durmiendo —Law le miró con su habitual ceño fruncido—, ¿Qué parte del descanso tu no entiendes? —Bufó con fastidio—, es en serio, Law.

—Lo sé… lo sé, es solo que…

—¿Qué?

—No puedo dormir ¿ok?

—Explícate —Pidió para luego apoyarse en uno de los muebles de la habitación.

—Me está costando mucho poder conciliar el sueño —Marco le pidió que se explayara un poco más—. Durante toda la semana, solo he dormido por lapsos cortos de tiempo. En la noche me acuesto, duermo por una hora, quizás menos, a veces me levanto a tomar un vaso de leche o a leer algo para ver si me baja sueño de nuevo. O si no, me quedo dando vueltas en la cama sin poder volver a dormir hasta la madrugada —se tomó un respiro—. Durante el día caigo dormido por el cansancio, pero siento que no descanso nada.

—Deberías haberme dicho eso antes. Y estoy seguro de que Kid no lo sabe o él ya me lo hubiera contado.

—No quiero que se preocupe más, ya es demasiada la carga que tiene como para darle más problemas. Él también tiene responsabilidades, y si le dijera que en la noche no puedo dormir entonces él tampoco lo haría por estar pendiente de mí —suspiró—, tengo sueño todo el día, pero no logro dormir, y es… irritante.

—Necesitas dejar de pensar. Tu cerebro no para de trabajar, eso es un problema —Marco sacó su tableta y comenzó a buscar algo de información—. He agregado un sedante suave que no tiene contraindicaciones a tu tratamiento. Lo tomarás y veremos cómo pasas la noche.

—No me gusta del todo la idea, pero está bien.

***

Bepo y Penguin le visitaron a eso de las 10 de la noche, Bepo le llevó unos audífonos bluetooth y una novela policial. Penguin por otro lado le llevó un libro de crucigramas con alguno que otro juego de números y letras.

Les agradeció el detalle y comenzaron a conversar. Penguin les comentó que estaba comenzando a salir con Ikkaku, una agradable chica de recursos humanos, le desearon suerte, “la necesitarás” agregó Law.

Bepo les informó que el pequeño Zepo, llamado así en honor a su hermano mayor, quería temática de superhéroes para su cumpleaños.

—Es verdad, solo faltan 3 semanas —hizo los cálculos, notó que no podría estar presente y bufó algo desanimado, por primera vez se perdería el cumpleaños de ese niño. Bepo era padre soltero, y él siempre había sido el que le había ayudado a preparar las fiestas de cumpleaños de Zepo.

—Ey —le llamó— Zep ama a su padrino, y entenderá que no esté en su cumpleaños este año —dijo Bepo al notar su abatimiento. Law asintió y se talló los ojos con las manos. Los sedantes que le indicó Marco ya estaban haciendo efecto y sentía como sus parpados se le hacían cada vez más pesados.

Conversaron por otro par de minutos, hasta que Penguin decidió dar por terminada la visita para que pudiera descansar. Bepo le adaptó la camilla para que estuviera más cómodo y se despidieron indicando que volverían de vez en cuando durante la noche. Les dio una sonrisa al verlos salir por la puerta, cerró sus ojos y se quedó dormido.

***

Al día siguiente fue trasladado a una habitación con aislación especial, ya que, el tratamiento debía realizarse en un “ambiente protegido”, para evitar que cualquier posible infección entrara en su sistema, por lo que, cualquiera que entrara en esa sala, debía pasar primero por un proceso de esterilización. Lo mismo con todas las cosas que entraran a esa sala.

Fue grato ver que sus libros, portátil y teléfono ya se encontraban ahí. Todo había sido limpiado con rigurosidad y dejado pulcramente ordenado sobre la mesa auxiliar.

Los mareos y las náuseas eran mucho más fuertes ahora que había iniciado el tratamiento. Sin duda era algo horrible, pero le aliviaba saber que aún podía ver a Kid un par de horas durante la tarde, lamentablemente no podían tener ningún tipo de contacto directo.

Así había pasado los primeros días, ya había terminado uno de sus libros y le quedaban unas cuantas hojas libres en el libro de crucigramas, que resultó ser casi terapéutico. Los medicamentos en su sistema le exigían más horas de sueño, por lo que el problema para conciliarlo se había ido, no así las pesadillas que seguían despertándole cada cierto tiempo.

Abrió los ojos algo sobresaltado y comenzó a toser, pusieron delante de él una chata, a la que se aferró para dejar salir parte del poco contenido que quedaba en su estómago. Sintió como le sobaban la espalda, y cuando volvió a respirar con algo de normalidad le entregaron un vaso de agua junto una toalla de papel para que se enjuagara la boca.

—¿Mejor? —alzó la vista y se encontró con los ojos preocupados de Kid.

—Ya estás aquí… —dijo notablemente afectado, cerró los ojos y al hacerlo una lágrima rodó por su mejilla.

—Claro que estoy aquí, ¿tuviste un mal sueño? —Law asintió y Kid le abrazó con cuidado. Apoyó la cabeza en su hombro y Kid le acarició el cabello, que a esa altura se encontraba lo suficientemente debilitado como para comenzar a caer con facilidad.

Kid suspiró al notarlo y le abrazó con un poquito más de fuerza —Siento tantas ganas de besarte—, dijo Law apoyado en su hombro.

—Y yo. Pero no puedo quitarme la mascarilla si quiero estar aquí —se separaron y se miraron a los ojos—, tu cabello está comenzando a caer —dijo apartando con cuidado el flequillo de su frente.

—Mañana en la mañana van a cortarlo —sonrió con resignación.

—Volverá a crecer cuando termines tu tratamiento —Law asintió.

—Sí, no es algo que me importe realmente —tomó la mano de Kid y entrelazó sus dedos—. Ni siquiera puedo sentir tu piel con esos guantes —Kid sonrió con resignación detrás de la mascarilla. Ya llevaba una semana sin sentir su piel, solo tocándole lo justo y necesario, siempre con guantes.

—Cuando salgamos de esto nos iremos de vacaciones. Saldremos de viaje por dos meses enteros —soltó con entusiasmo.

—¿Ah sí?

—Sí, estaba pensando que podríamos tomar un crucero. ¿Qué opinas?

—Me encanta la idea —admitió sintiéndose feliz al ver los ojos emocionados de su prometido.

Sin perder tiempo, porque las visitas eran —a su parecer— demasiado cortas, tomaron el portátil y comenzaron a buscar los lugares que podrían visitar, y los posibles cruceros que podrían tomar.

***

La primera semana de tratamiento intensivo pasó. Estaba feliz al saber que saldría del hospital por unos días. En casa, Bepo y Marco, ayudaron a Kid a organizar todo para que Law continuara en un entorno seguro. Y le advirtieron que en caso de cualquier complicación debía llevarle de inmediato al hospital.

Penguin se encargó de que el nutriólogo le armara un plan de alimentación detallado y Shachi, como su “kinesiólogo personal” le hizo un programa de ejercicios que debería seguir en casa. Iban a entregarle ambos programas a Law, pero Marco impidió que llegaran a sus manos y se los entregó a Kid. —Es más seguro que siga las indicaciones si es Kid quien queda a cargo.

—Eso es cierto —dijeron ambos al mismo tiempo.

—Vaya amigos que me gasto —respondió Law ofendido por la falta de confianza y Kid no pudo evitar reír, les agradeció la ayuda y Law les levantó el dedo de en medio como despedida mientras se alejaban.

***

Al llegar a casa, Kid le ayudó a acomodarse en la cama, echaba de menos su colchón y sus mullidos almohadones, pero por sobre todo echaba de menos recostarse al lado de Kid.

Y esa noche, después de varias semanas, al fin pudo sentir su calor. No hicieron nada más que abrazarse, Law no tenía las fuerzas suficientes, ni las ganas, como para hacer algo más, los medicamentos también adormecían su lívido. Y Kid, por su parte, no quería por nada del mundo que su moreno se sintiera peor.

Pasaron una tarde tranquila, aprovecharon de ver unos capítulos de la serie que había quedado inconclusa debido a lo abrupto que fue el inicio de tratamiento de Law, quien, sin darse cuenta se quedó dormido apoyado en el pecho del pelirrojo.

Kid apagó el televisor, cerró los ojos y notó como una sensación de relajo se iba expandiendo por todo su cuerpo, no había reparado en lo tenso que estaba hasta ahora. Tener a Law entre sus brazos y oír su acompasada respiración junto al sonido que producían las campanillas en la ventana era, sin duda, una de las cosas que más le gustaba, y disfrutaría de cada segundo.

Había pensado en tomarse la semana de baja para cuidarle, pero Law le dijo que no lo hiciera “no puedes quedarte a cuidarme cada vez que salga del hospital, no es correcto”, había argumentado el médico, que no cambió de opinión a pesar de sus constantes suplicas. Pero si había accedido a contratar a una persona que le ayudara mientras Kid estuviera en su trabajo.

El fin de semana pasó rápido, Kid siguió al pie de la letra las instrucciones que le dieron los chicos en el hospital, alimentación equilibrada y ejercicios suaves.

El domingo en la tarde, en medio de la cena, Kid le informó que ya había encontrado a la persona perfecta para hacerle compañía durante la semana.

—Genial, pero, ¿no crees que deberías presentármela primero?

—Oh, pero ya le conoces.

—¿Quién es?

—Maggi —Law le miró con incredulidad—, piénsalo, vive aquí mismo, tiene tiempo libre y es muy dedicada.

—Hará todo lo que le digas y te contará con lujo de detalle todo lo que yo haga o deje de hacer durante el día.

—¡Exacto! No puedo pensar en nadie mejor —dijo con una radiante sonrisa.

—Es tu venganza, ¿verdad?

—Oh amor, cómo se te ocurre pensar que yo me vengaría de ti de alguna forma —dijo llevándose la mano al pecho, haciéndose el ofendido. Law le miró alzando una ceja—. Te divertirás con ella, ya lo verás.

—Si, claro, será fantástico —dijo con sarcasmo.

—Me alegra que te guste la idea.

Detestaba la idea, era la peor idea que Kid había tenido jamás, pero fue él quien insistió en que no se tomara la baja porque no quería sentirse como una carga. Así que, con resignación y una dificultosa sonrisa, recibió a la mujer a la mañana siguiente.

Al principio el ambiente entre ambos fue algo tenso, pero al pasar el tiempo, Law descubrió que Maggi realmente no era una mala persona. Sí, tenía ese defecto de querer opinar de la vida de los demás, pero en el fondo, se dio cuenta de que era porque la mujer se sentía algo sola. Su esposo había fallecido muy joven, y su única hija se había marchado de casa al terminar la universidad, visitándole muy de vez en cuando.

Ella por su parte, se dio cuenta de que Law no era un delincuente, a pesar de esos horribles tatuajes. Era un buen chico, que realmente se preocupaba por Kid y que jamás le sería infiel como ella pensó en un comienzo. También tuvo tiempo de conocer un poco a los amigos del cirujano, principalmente a Luffy, Bepo, y Penguin, que le visitaron con mayor regularidad.

Los días pasaron y su relación fue mejorando poco a poco. Al finalizar la semana ya se hablaban de tú a tú y comentaban la telenovela que Maggi solía poner a la hora del almuerzo.

El día Lunes en la mañana, antes de regresar al hospital para su segundo ciclo, ella se acercó al departamento y le deseó suerte, indicándole, además, que esperaba comentar la telenovela con él cuando regresara. Law le prometió que vería los capítulos a la hora de almuerzo sin falta cada día, le dio un abrazo y se marchó con Kid.

—Te dije que era buena —agregó Kid cuando subieron al auto y Law sonrió dándole la razón.  

 

Continuará…>>

Notas finales:

Como siempre, muchas gracias por leer ;) 

 


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