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Pecado por PinkuBurakku

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Notas del fanfic:

 

Fanfic hecho con la inspiración de la vieta humorística de Danny1209 en su página de facebook. Gracias por crear contenido tan divertido que me ayuda como inspiración. 

Los personajes de Marvel no me pertenecen, yo solo los uso para mi entretenimiento y sin ningún animo de lucro. Solo por diversión. Creditos a su autor original. 

 

Ironpool - Deadpool Top - Iron man Bottom. 

Leve mención del spiderpool, stony. 

Notas del capitulo:

 

¡Hola! Bienvenidos a un nuevo one shot, de esos que nacen de la nada como las buenas historias. Esta vez el primer fanfic de esta pareja en particular que me llama mucho la atención y es poco su contenido; pero si no hay, lo creamos. Para eso estamos aquí. Gracias por leerme nuevamente. 

Es un Ironpool, bastante sexoso y de moral reprochable. Espero les guste. 

La historia tambien se encuentra en Wattpad bajo el mismo seudonimo y nombre. 

 

PK. 

     

 

     Di un nuevo giro a la corbata, analizando la posibilidad de cambiarla; el rojo me iba increíblemente pero justo ahora no estaba seguro ni de mis propios gustos. Estaba demasiado nervioso, en verdad casi histérico. Un estado de alteración tal, que por momentos podía sentir las manos temblar un poco intentando ajustar la ropa a mi esbelto cuerpo, me intentaba calmar, pero esto parecía una titánica tarea, de la cual aún no podía encontrar el valor para cumplirla. Deje la jodia corbata en paz, respirando profundo, repitiendo en mi cabeza que todo iría bien, debía ir bien; no había espacio para más. Hable, amenace al mal nacido que todo tendría que ir bien. La imagen de su cabeza asintiendo, pero su mirada en mis labios, no ayudó contra el vendaval de sensaciones que aglomeradas en el estómago, estaban por hacerme vomitar. Jodida mierda conmigo, siempre haciendo las cosas mal, siempre siendo el mismo Tony Stark, lo peor del asunto; no me arrepentía de nada. Así de hijo de puta era.

Uno vez más calmado; repitiendo la letanía que todo iría bien, ajuste nuevamente la corbata, dando con el ángulo justo dónde la quería; repase mi cabello y aplique un poco más de perfume sobre mi cuello, intentando apartar el repentino pensamiento que a aquel maldito mercenario, le gustaba el olor de mi piel combinada con la costosa colonia. Debía parar en verdad, pero tener tantos recuerdos de una misma persona, una única y prohibida persona, estaban poniendo en jaque a mí poca cordura, la moral desde hace rato había perdido la batalla y ahora intentaba por todos los medios aferrarse a un inexistente recuerdo de que era lo bueno; de pensar en Peter, mi hermoso hijo no se merecía tal inmundicia de padre, debía ser mejor por él, hacer las cosas medianamente bien por él, se lo había prometido a él y a mí, nada de pensar más en Wilson. Deje el perfume de lado para dar un repaso rápido a mi imagen. Un perfecto hombre de mediana edad, maduro, audaz, esbelto; con una sonrisa seductora y un porte elegante. Ataviado de ropa costosa, perfume caro y una presencia arrebatadora. Tony Stark nunca se vería en mejor forma que ahora, ni antes ni después; mi momento dorado era ahora, con algunos años tras la espalda y muchos más por vivir, siempre guiado por la única manera que conocía. Perdido en los vicios de la vida. En los más sórdidos y cadentes pecados.

Ignorando por enésima vez al mercenario en mi cabeza, sonreí a mi reflejo. Pero la sonrisa quedó consumida en la nada al escuchar los pasos en la habitación, los cuales desembocaron a mi lado;mi hermoso Peter ataviado de unos ajustados jeans, una camiseta nerd y una chaqueta de cuero, me sonreía mirando el impecable reflejo, mí sonrisa menguó al repasar su ropa, quizás me debí arreglar menos para la cena, después de todo el que tenía que brillar en este día tan especial era él, no yo. El que tenía que abordar toda la atención de Wade, debía ser él, no yo. Aún así, mi ego no me permite vestirme con menos, el pequeño y oscuro gusano corrompedor en mi interior, me gritaba que no era mi culpa que mi porte fuese mucho más imponente que el de mi primogénito, que el estilo, la elegancia y el buen gusto, había sido una cualidad que la pequeña arañita no había heredado de mí, sino que era una pésima cualidad acuñada de su otro padre fuera de moda e insulso. Sacudiendome la culpa, le regale una sonrisa grande a Peter, ignorando mí conciencia gritándome hipócrita.

-Padre, gracias por venir a la cena que Wade hizo por mí cumpleaños- Agradeció contento mi tierno vástago, totalmente eufórico que su padre por fin diera el paso para aceptar a su novio. Sin imaginarse siquiera cuántas veces había aceptado a su novio de maneras más, literales y carnales.

-¿Peter, en serio crees necesario esto?... Wilson ni siquiera sabe que iré, no sabes cómo va a reaccionar...- Intente por milésima vez persuadirlo, el problema no era ir, sino cómo reaccionaría el mercenario, aunque me haya dado su palabra que todo se arreglaría con Peter, dudaba mucho de un antihéroe como él-... Si preparó una cena romántica, será todo un error que yo esté entre ustedes- Le hice ver uno de los tantos temores, yo no sabría cómo reaccionar y estaba seguro que Wade tampoco.

-Por favor padre, estoy intentando arreglar todo con Wade… Se nuestro historial, pero él prometió intentarlo en serio esta vez- Argumento mi pequeño y mordí mis labios para no refutar. Sí él estaba con Wilson nuevamente era por pedido mío. No por él o porque él mercenario en realidad lo quisiera, digo, no negaba que había cierta atracción hacia mi hijo, pero esta se veía manchada por cosas más...Oscuras, cosas que ni siquiera su inteligente mente alcanzaba a desglosar.

Wade Wilson, el tormento que arrastro mi vida desde el primer momento en que lo conocí. Al principio estaba reticente, era conocido por ser un padre celoso y aunque mi pequeño hijo ya tuviera 21, para mí seguía siendo un bebé al cual proteger de todo daño, y sin duda un novio mayor que él, más cercano a los cuarenta que a los treinta, era una amenaza tipo a, b, c y todo el jodido abecedario, esto sin duda no pasaría; primero muerto que entregarle a mí bebé a cualquier idiota con medio cerebro, la boca muy grande y la verga demasiado dura -dato que descrubrí por mi propia mano-, sin embargo para Steve, era toda una joya que aunque vulgar, hacia feliz a nuestro Peter; al menos eso era lo que le hacía ver a Peter. Yo conocía sus verdaderas razones para ser tan permisivo con Peter, el Capitán sólo se intentaba ganarse nuevamente un puesto en mi cama y utilizaba a Peter para ello, el héroe de América sólo estaba jugando sucio, poniendo mucho más difíciles las cosas de criar a un bebé adulto, que apenas ayer se metia a mi cama por alguna pesadilla. Por ello, aunque me negue con rotundidad, la insistencia de Steve y los pucheros de Peter pudieron conmigo y decidí aceptar la visita a cenar por parte de Wilson, una cena que fue el primer paso para joder mi mediana tranquilidad y paz mental.

En esa cena mis sospechas se fueron haciendo realidad, el tipo era un idiota de pies a cabeza, demasiado burdo, hablador, cruel, caliente, depravado, mercenario; demasiado adulto. Que sus ojos no dejen de perseguirme durante toda la cena, sólo fue un aliciente para levantar aún más alto mis sospechas, que ahora infundadas, me aterraba más. Fui testigo de cómo ese hombre llamado Wade, era la oscuridad hecha carne posada sobre el hombro de mi hijo, ese sujeto sin duda lo haría llorar y romper su hermoso corazón. Gracias a ello, puse las manos en marcha, debía alejar a ese idiota de mi hermoso retoño. Ciego yo, malditamente vetado por los celos, la rabia y la sobreprotección que no me di cuenta de la trampa cuando ya era muy tarde y estaba enredado en los brazos de aquel mercenario de poca monta. Al principio fueron pequeños detalles que ignore deliberadamente, una risa, un guiño, un halago; todo eso lo aplaste bajo la creencia que el cabrón sólo quería ganarse mi buena voluntad cómo ya tenía la de Steve, sin embargo el supersoldado fue el segundo detalle, aunque Wade lo tenía en la bolsa, solía ser muy más sarcástico, cruel y agresivo con el hombre; se reía de su edad, de su patetica existencia y le recalca con ahínco, que era un idiota por cambiarme por su amigo Bucky. Asuntos en los que no debería inmiscuirse pero que sin duda me daban la satisfacción de ver cómo Steve se contrae y apretaba la mandíbula disimulando una sonrisa para no responderle al mercenario. Peter lo adjudicaba a que el hombre, le tenía resentimiento a Steve porque no estuvo presente en la mitad de su infancia, toda una falacia, tarde comprendí que eran celos; unos celos demasiado corrosivos que oscurecían su sangre al igual que el petróleo. Sólo por el hecho de que el supersoldado había estado en mi cama.

-Se llevará una gran sorpresa cuando te vea, sabes que Wade te adora mucho más que a Steve- Intervino entre las cavilaciones de mis pensamientos la voz de Peter y me obligó a despejar la cabeza y dedicarle una sonrisa.

-Espero que sí, hace mucho tiempo que no veo a tu novio- Intente encontrar una indulgencia para mí alma, fracasando en el intento; Peter no era consciente de todo lo que significaba esa frase.

-No marees a tu padre con la visita Peter, estoy seguro que el chico Wilson estará más que feliz de ver a Tony- La bala de Happy dio de lleno en el blanco y no me pasó desapercibido su doble sentido, bueno me lo merecía. Happy era uno de mis mejores amigos y jefe de seguridad, no me juzgaba; de hecho era como mi hada madrina, siempre resolviendo mis problemas y apoyándome, aunque tenía conciencia de que esto estaba jodidamente mal.

La conversación siguió su rumbo, pero mi cabeza ya había escapado muy lejos de allí, un par de meses y quizás un año completo atrás. Después de esa cena, le siguieron muchas más, en todas ellas la adoración del mercenario por mi aumentaba, al igual que la desazón por la presencia de Steve en todas la cenas; los movimientos del supersoldado para acercarse eran cada vez más frecuentes. Estaba hastiado, así que cuando la cena terminó, sólo pude huir y correr lejos, para mí desgracia, el capitán me siguió, esperando una nueva oportunidad, hizo su jugada maestra y aún a día de hoy no me explicaba cómo había terminado contra una pared y el capitán entre mis piernas. Quizás fuera el hecho que no había atendido mí libido en meses, así me intente justificar. Sin embargo Wade me salvó esta vez, entró en el corredor donde la faena ya subía de nivel y a punta de comentarios sarcásticos y burlas crueles, hizo desistir a Steve; el supersoldado me dedicó una de sus peores miradas al no tener las ganas ni el poder de defenderlo, todo lo que salía de la boca del mercenario aunque con odio, eran absolutas verdades. Una vez fuera el capitán, quise agradecerle al mercenario; nada me preparó para sentir sus labios sobre los míos, atorando su lengua en mi boca, haciendo casi una revisión de amígdalas por la manera tan fiera en la que jodia mí boca. En shock, alcance a apartarlo de mí cuando sus manos azotaron mi trasero con fuerza. Se llevó el golpe de su vida sin duda, y haciendo acopio de su regeneración, le rompí un par de costillas de una fuerte patada con la armadura ya puesta.

Para mí mala suerte, ese jodido beso encendió mucho más de lo que nunca aceptaría mis sistemas y esa misma noche en medio de la furia y la lujuria, me había masturbado hasta la saciedad con la imagen vivida de los besos de ese jodido demente. Lo peor del asunto, fue no sentir una pizca de culpa al correrme con la sensación del mercenario apropiándose de mi lengua. Al día siguiente intente no pensar en mi pecado, echarle la culpa a la calentura del momento con Steve, sin embargo, sabía que era muy hipócrita de mi parte, ese encuentro fue el encargado de colocar todas las piezas en su lugar e ir maquinando una verdad esquiva hasta entonces ante mis ojos. Luego de ese encuentro, siguieron más, el mal nacido casi vivía en mí casa pegado a Peter, tanto que los incómodos e irracionales celos aparecieron, mismos que sepulte con un par de folladas a personas que al día siguiente ni recordaba el nombre; así intente sacar de mi sistema aquella sensación de los hábiles labios del mercenario. Pero todo se fue a la mierda a la primera pelea de Peter y el susodicho, había sido todo un caos de gritos, maldiciones y golpes a la pobre pared, intentando minimizar el daño que se podrían hacer ambos. Fui un mero espectador que para mi enfermiza satisfacción, había disfrutado de la pelea, no por mí pequeño, sí no por el mercenario; supuse que habría una ruptura luego y nada sería mejor que eso en estos momentos, Wade definitivamente tenía que irse de nuestras vidas.

No obstante, las cosas nuevamente no sucedieron como esperé y al tener a mi pequeño llorando en brazos, descubrí la razón de sus peleas. Wade se sentía inseguro gracias a su apariencia, un problema que sin duda nunca adjudicaría al mercenario, su ego parecía equiparable al mío. Accedí a ayudarlo; por Peter. Nos tomó un par de meses, pero por fin el mercenario había recobrado su apariencia de antaño gracias a las nanopartículas, nunca había visto a mi hijo tan feliz, sin embargo, el mercenario se equivocó al agradecer. Nos agradeció a ambos, con genuina alegría. Beso a Peter para mi malestar, sin embargo esa misma noche al quedarse en nuestra casa, gateo hasta mi habitación mostrando todo su agradecimiento entre mis piernas, el maldito tuvo el descaro de darme una de las mejores mamadas de mi vida, derritiendo todos los sistemas ante lo sedoso de su boca y lo furioso de sus succiones, al correrme lo hice en su garganta, tan profundo como Wade me permitió. Debía sentir asco, molestia, ira, debería matarlo. Pero nada sucedió, sólo me quedé allí, viendo lo atractivo que era el malnacido con el semen escurriendo por la comisura de sus labios y la sonrisa ladina predadora. Lo aleje antes de poder ir más allá. Esa misma noche decidí que había ido demasiado lejos con esta locura y me tome como personal, demostrarle a Peter que tan idiota y desquiciado era su novio; tan parecido a mi , que definitivamente no lo quería cerca de Peter.

Nuevamente la vida me dio una cachetada, con fuerza. Justo cuando le estaba por mostrar a Peter que clase de hombre había escogido, el susodicho terminó con Peter, su patética excusa había sido que estaba perdidamente enamorado de otro. Console a mi hijo en silencio, pensando cómo mataría al desgraciado, porque con un Stark nadie se metia. Al dormir Peter, me encamine hasta la residencia del malnacido, encontrandolo en la jodida azotea dónde lo golpee con mis propias manos hasta que estás sangraron, dejando ir un poco de la ira que sentía por el sujeto y por mí, por caer ante un mal nacido que había hecho llorar a Peter; no había persona más buena, inteligente y hermosa que mi propio hijo, sin embargo, el mercenario me demostró que sí había alguien mejor que Peter, yo. Wade se había enamorado de mí, del oscuro corazón que portada, la lujuria desmedida y suciedad de mi cuerpo; de mi alma corrompida. Quise matarlo nuevamente, y matarme con él, sin duda esto había sido mi culpa, le había dado alas al desgraciado. Pero en vez de eso, lo azote contra la pared, le mordí los labios con furia y deje que fuera el mercenario quién me enseñara lo podrido que estábamos ambos, cuando todo acabó, no podía ni siquiera diferenciar entre lo correcto o lo incorrecto; el semen, el sudor, los arañazos y los gemidos se habían adueñado de mí conciencia para siempre.

Esa noche, en esa azotea; encontré lo que toda mi vida estaba buscando, una alma tan podrida y corrompida como la mía. Una nueva forma de dominancia, enajenación y perversión, un placer tan prohibido y mórbido que removió todos mis huesos y quemo mis defensas. Me entregué de lleno a la oscuridad de lo prohibido, cometiendo un pecado capital. Porque no había peor adúltero, prostituta, ateo o ladrón que se comparara a mí, sus pecados eran minimizados ante la sodomía con la que entregue mi cuerpo esa noche; ninguno de los círculos de Dante hablaba del pecado mortal que había cometido, porque nadie es tan perverso como para follarse en una sucia azotea, al novio de su hijo y gemir como una puta su nombre en medio de alaridos, nadie. No me plantee redimir mis pecados, ni siquiera justificarme, no pude y no quise. Simplemente me deje llevar por el tórrido y buen sexo que se me ofrecía y que me volaba la cabeza con cada embestida. Deadpool definitivamente sabía joder a una alma tan golosa y poco saciable como la mía; sabía dónde tocar, cómo y con qué fuerza, se amoldaba tan bien a mi que me pregunté, cómo carajos me había conformado con algo diferente en la antigüedad. Cómo era que no sabía de esta forma de follar tan sucia, única y poco culposa, cómo era que el sexo podía tener un nuevo significado; el magnífico sexo me atrapo y antes de poder plantearlo, ya había caído por completo ante el mercenario; las largas noches se triplicaron en su casa, mis salidas fueron más frecuentes y el taller brillaba por mi ausencia en las tardes. Con la ayuda de Happy que sabía de primera mano todo, fue mucho más fácil de sobrellevar, engañar y salirme con la mía. Mi cuerpo intoxicado cayó y tras él, mi alma depravada le siguió, mis sucios sentimientos lo acompañaron y antes de poder preverlo, el primer te amo salió de mis labios.

Para nuestra fortuna, la suerte no acompaña a dos almas retorcidas como nosotros. Peter volvió a la batalla, sin darse por vencido que su novio estuviese enamorado de algún otro idiota, su mensaje de voz entró en la bandeja del teléfono de Wade en una agitada noche, rompiendo nuestra resquebrajadiza burbuja. Fue una fuerte pelea, pero al final vencí por Peter. Todo acabó tan rápido cómo empezó y decidí corregir mi camino, salir con personas de mi edad, nada funcionaba para olvidar, pero lo intenté de verdad. Sin querer caer nuevamente entre los brazos de la lujuriosa depravación. Peter volvió a los brazos de Wade cómo siempre debió ser y nuevamente yo entregue mi corazón para la felicidad de alguien más, esta vez no era un amigo de la infancia, era mi propio hijo; eso hizo más llevadero el asunto. Pero la vida seguía igual de hija de puta conmigo, mandando una detrás de otra prueba; en silencio presencié las peleas de los enamorados, habían terminado cuatro veces en tres meses. Pero ahí seguían más por costumbre he de decir, pero ahí estaban. Huí de ellos dos, lo había logrado hasta el cumpleaños de Peter. Este insistió con férrea fuerza que fuera a su cena con Wade, había notado el distanciamiento en ambos, pero no se imaginaba el porqué; nunca se lo dije y preferí martirizarme en silencio, carcomiendo mis celos y escupiendo la sangre que enjuagaba mis labios cada vez que Peter salía con su adorado novio.

Acepté después de muchas negativas, decidido a ir, recordando que no debería haber peligro. Wade había jurado que lo intentaría. Qué me olvidaría y aunque yo no pude, esperaba que al menos por su lado, el panorama fuese mejor. Suspire cuando el conjunto de apartamentos del mercenario estaba en nuestro radar y Happy estaciono frente a la acera. El primero en bajar fue Peter, alegre hasta el extremo. Yo me tome el tiempo, deshecho totalmente en nervios, queriendo correr hacia el lado contrario. No debería estar aquí, pero sí Peter había insistido tanto, no podía retractarme.

-Pareces un adolescente que verá por primera vez a su amado- Se rió Happy por el retrovisor y quise borrar esta sonrisa, no sabía hasta dónde sus malditas palabras cobraban sentido.

Ignorando al idiota de mi amigo y salí para encontrar a Peter, este me esperaba en la entrada del bloque de apartamentos; el portero que tantas veces me había visto ingresar en el complejo; me dedico una mirada sardónica al reconocerme. Rodé los ojos, no era su jodido problema. Sentí el corazón martillar en el pecho mientras el ascensor subía las plantas hasta su piso, el pasillo se veía interminable y cuando Peter metió la llave en la cerradura, deje de respirar.

- ¡Wade ya estoy aquí!- Gritó Peter entrando como si fuese su casa. Un ataque de envidia me recorrió ante esto, pero lo frené lo suficientemente rápido para no mostrarlo en mí rostro. No estaba aquí por mí, sí no por Peter.

-¡Feliz cumpleaños Baby Boy!..- Grito el mercenario desde lo que supuse era la cama. Maldije mi vida, no era tan fuerte. Estaba apunto de echarme sobre mis pasos cuando la imagen de Wade entró en mi panorama, jadee por lo bajo.

-Aquí…- El mercenario estaba de rodillas sobre la cama-... Esta…- Llevo las manos hasta su escandaloso jersey rojo y mordí mi labio inferior con fuerza al ver sus abdominales quedar al aire libre. El idiota no se había dado cuenta de mí presencia-.. Tu cena…- Por fin el jersey desapareció, el idiota no traía nada encima, toda su perfecta y trabajada anatomía quedó al aire libre, un corrompido David; no, ni siquiera Miguel Ángel podría esculpir algo semejante.

Todo quedó en silencio, tres pares de ojos viéndose. Wade por fin notaba mi presencia. Sus ojos recorrieron con descaro y asombro mí cuerpo, repasando cada parte de mí anatomía con ojo crítico, sonriendo de lado al ver lo perfecto que me veía; indiscutiblemente y contra todo pronóstico le devolví la sonrisa, orgulloso de haberme tomado esos minutos de más en arreglar mi vestimenta. Me hinché de orgullo, alzando el pecho, logrando que la camisa y el saco que llevaba encima se ajustaran mejor a mi torneado torso. Mis ojos se desviaron a su desnudo cuerpo, recorriendo con una lacónica sonrisa cada centímetro de piel, tan exquisito cómo lo recordaba, tan jodidamente prohibido y morboso. El mercenario llevó una mano hasta su pelvis, flexionando un poco la cadera hacia adelante, su polla dio un salto y vi con trastornada gracia cómo se endurecía ante mis ojos, sin inmutarse que mi hijo estaba en medio de nosotros.

-¡Wade! - Grito iracundo Peter, tirándole el jersey al cuerpo, el cual rebotó sin pena ni gloria cayendo sobre la cama-... Tapate con un jodido demonio, mi padre está aquí- Rompí el contacto con Wade al escuchar las palabrotas de la boca de Peter, él nunca maldecía. Había sacado los modales de Steve.

-Tony- Murmuró aún sin reaccionar del impacto después de tres largos meses sin vernos. Al parecer él tampoco había olvidado.

-Wilson- Sisee señalando a Peter con la cabeza y sólo por fin, el mercenario dirigió su mirada a la de Peter. Ni siquiera esto lo inmuto, parecía que sus neuronas se habían fundido.

-Hola Baby Boy… Hola S-señor S- Tartamudeo al hablar, un nuevo silencio se cierne sobre los tres. Peter esperaba que se vistiera, su pene estaba demasiado feliz por verme aunque seguramente Peter pensara que esto era debido a él. Wilson parecía ido en los recuerdos sin moverse y yo, no sabía qué hacer; esta era una prueba muy directa, los recuerdos también me atacaban y sentía que mi temperatura aumentó a pesar que la conciencia me gritaba lo enfermo que era esto.

Me gire, dispuesto a irme de allí y pajearme en la soledad de mi habitación, lo había prometido. No caería, no podía, no debía. Aunque muriera por dejarme ir por los recuerdos y la enferma necesidad, ya había entregado mí corazón por Peter y así se debía quedar, era un pecador reivindicado, un buen padre, un buen ciudadano, un buen héroe.

-Señor S, usted también puede comer de la cena de Peter- Un buen hijo de puta. Gire nuevamente mirando al mercenario boquiabierto, definitivamente se le habían fundido las neuronas.

Todo pasó en cámara rápida, Peter enfurecido hasta la locura y con todo el rostro rojizo se acercó a paso acelerado a Wade, dándole uno de los peores golpes que vi darle a alguien, el odio refulgía en cada uno de sus movimientos, la mandíbula del mercenario cedió ante la fuerza de Peter, y la sangre emano de su boca, su mejilla también sufrió una pequeña fisura; me mantuve alejado, no podía intervenir, mí propia rabia escalaba por mí sistema al ver las lágrimas de Peter, Wilson era demasiado idiota para su propio bien. Cuando el rostro del mercenario era una pila de sangre y heridas, Peter por fin lo soltó.

-¡Eres un idiota Wilson, terminamos pedazo de imbecil!- Los gritos furiosos de Peter llenaron la habitación. Me mordí con fuerza el interior de la mejilla. Esas palabras eran cómo un oasis en el desierto de mi alma. Aunque sabía que Peter le perdonaría esto y volvería con él, ahora; sirvió para sentirme menos mal conmigo mismo. Menos culpable por haberlo deseado apenas entre-... Vamonos padre- Rugió esta vez para mí, pero yo definitivamente tenía otros planes. Era mi turno de desahogar la rabia,culpabilidad y sobreprotección.

-Ve a casa Peter, tengo que hablar un par de cosas con Wilson- Peter de camino a la puerta pareció dudar, pero antes de irse, le dedicó una sonrisa triunfante a Wade; torcida y maliciosa, seguramente con la idea que le destrozaría la cara antes de irme. No estaba tan lejos de la realidad. Peter por fin se fue dejándonos a los dos solos.

-Eres espléndido con las palabras Wade, un puto genio- Mis palabras salían con furia, teniendo presente la sonrisa que Peter le había dedicado a Wilson, sólo en ese pequeño gesto, me dejó ver que tanta de su oscuridad había alcanzado a mí hijo.

-Tony, te dije que no iba a funcionar - Se defendió el idiota, sentándose sobre la cama, mientras las gracias de su regeneración le componían las partes de su cuerpo que Peter había roto.

-Cómo mierdas me vas a invitar a follar contigo… ¡Delante de Peter!- La furia baño con más fuerza mis venas.

-Te extrañe, no lo pensé… - Se justificó de manera muy mala, señalando su verga que a pesar de todo seguía rígida-... El tambien te extraño, vamos Tony… No sabía que vendrías- Intentó acercarse y yo retrocedí, alejándome de su cuerpo, sabía que caería ante el delirio sí el calor de su cuerpo se mezclaba con mi necesidad.

-Prometiste intentarlo- Le recordé cruzado de brazos intentando calmarme. Sabiendo que la furia no funcionaba con Wade; al menos no ese tipo de furia, su mente no funcionaba cómo las normales.

-Lo intente Señor S, pero es difícil… Lo amo y me ama, ama qué lo folle hasta gritar y yo amo estar en su aterciopelado y apretado agujero- El demencial sujeto compuso una de sus sonrisas más mortales acercándose otro pasó, mientras yo retrocedí dos más.

-Ya lo hablamos Wilson- Le advertí sintiendo su armario pegado a mi espalda. El Mercenario se acercó a pesar de mis palabras hasta estar a un palmo de mí.

-Yo nunca estuve de acuerdo, sabe qué me gusta el culo de su pequeño hijo… Pero el de usted me vuelve jodidamente loco, usted es todo lo que necesito- Lo maldije con ahínco, hablar así de Peter, levanté la mano sujetando con bastante fuerza su dura polla. El mercenario se quejo y yo me regodee.

-Estas hablando de mí hijo, animal… - Le recordé aprisionando con bastante fuerza sus testículos, ignorando el calor de estos-... A mí me puedes tratar cómo una jodida cosa, pero a Peter no- Aclare dejándolo por fin libre, sin embargo el antihéroe, sonrió grande gimiendo al verse libre de mis dedos, masajeando con vulgaridad sus partes lastimadas. Su pecho se pegó al mío y su boca buscó mis labios.

-Ahora es mi turno, suegrito- Hablo burlón, enterrando con fuerza desmedida sus dientes en mi cuello, amoldando ambas manos a mí trasero. Di un respingo sorprendido, encajando los dedos en sus brazos tirando de ellos para separarlo de mí cuello, qué cuál vampiro succionaba hasta la saciedad. Lamiendo con perversión mis venas hinchadas.

Sus palabras en vez de removerme, me carcomieron de celos y aunque luche por no jadear, lo termine haciendo. Qué idiota era al haber pensado que podía resistirme al idiota de Wilson, mis instintos más oscuros afloraron con demasiada facilidad, desbordados de la prisión dónde los había encerrado por tanto tiempo. Enterré con mucha más fuerza las uñas en la piel desnuda de Wade, dándole espacio en mi cuello, balanceando las caderas contra las suyas cuando sus hábiles manos me empujaron hacia adelante. Moria de celos y de rabia y cómo la primera vez que cedí ante la perversión de nuestro particular juego, lleno de furia arremetí contra su cuerpo. Encaje los labios en su cuello, mordiendo con saña, succionando su manzana de Adán, queriendo arrancar de su garganta esa jodida palabra. No quería ser su puñetero suegro, lo quería para mí. Era egoísta, lo sabía. Lo de ser buena persona, no iba con mi oscura y pecaminosa alma.

-Te necesito, en estos meses… He llorado en cada paja con tu nombre, mis bebés sufren por no acabar en tu garganta- Me reí ante su burda seducción rayando en la vulgaridad. Perdí demasiado rápido la batalla contra su jodido aroma y sus fuertes brazos. Nunca fui suficientemente fuerte para resistirme a ellos.

-Follaste con mi hijo maldito animal, no mientas- Me queje con furia dejando que me despoje de la chaqueta, arranque el saco y deslice la corbata, colgándose de esta. Buscando mi mirada, sus pupilas demostraban el hambre de sus acciones. La necesidad, el deseo, la lujuria, la perversión, la suciedad. Todo brillaba en sus ojos. Me vi reflejado en ellos.

-No lo he hecho en tres meses, nadie te iguala… Lo que hace el estupido amor- Aclaro antes de arrancar la corbata de mi cuello, tirando de los botones de la camisa, echando todo abajo. Mi oscuro corazón se llenó de una sustancia negra llamada satisfacción sabiendo que nadie más había tenido el cuerpo del mutante; claro que no le creía. Pero prefería su mentira ante la lógica. Así funcionamos.

-Esto esta mal, Wade… Jodidamente mal- Le recordé, intentando mi última jugada, una última pizca de moralidad, mí último suspiro de ser un buen padre. La migaja de sentido no egoísta que quedaba en mi sistema. Wade escupió sobre esta.

-Vamos a follar con Satán en ese caso, porque no pienso dejarte… No esta vez- Mi última pizca de racionalidad murió, los labios de Wade se adueñaron de los míos.

Su lengua penetró mis labios con fuerza, buscando la mía en medio de los litros de saliva que adornaban mi boca. Mordí sus labios con ahínco, disfrutando sin reservas del regusto oxidado a sangre que había quedado después de que su boca fuera rota. Sus manos vagaron por mi ahora desnudo torso, adueñándose de mis costillas estampando con fuerza desmedida mi cuerpo contra el armario. Mis manos vagaron por su piel desnuda, adueñandome de cada porción de esta, arañando su espalda impoluta y rompiendo su piel blanca, manchandola con la oscuridad de mi tacto. Marcandola cómo mía, sólo mía. Empuje nuevamente las caderas cuando su lengua por poco me ahoga y gemi largo cuando sus uñas se enterraron en mis muslos, abriendo las piernas, salte justo a tiempo para capturar sus caderas, mi espalda se estampo nuevamente contra el armario con un ruido sordo. Empuje mi erección con la suya que mojaba mi pantalón de su sucia esencia, la transparencia de su presemen se pego en mi cadera y sabía que ese sería un recordatorio que me deje llevar por la lujuria en sus brazos. Enterré los dedos en su cabello, tirando de este hasta separarlo de mis labios, ataque su quijada mordiendo con maestría, lamiendo con desmedida perversión el sudor que ya perlaba su piel. El mercenario enterró con más fuerza sus dedos en mi pantalón, rozando en medio de mis nalgas, montando mi cabeza rumbo a la locura.

Mi cuerpo fue separado del incómodo armario que me torturaba la espalda, mientras mi camisa caía al suelo. Wade nos condujo a su cama, tirando mi cuerpo con maestría sobre el mullido colchón, su olor corporal tapono mis sentidos y gemí con ganas, totalmente cachondo, me quería arrancar la piel a tiras de lo caliente que se sentía, el mercenario ataco mis pantalones mientras yo me deshacía de los zapatos y calcetines. Al terminar estábamos en igualdad de condiciones, era hora de la verdadera diversión, el interludio de nuestra faena ya había sido dejado atrás. Wilson se posiciono en medio de mis piernas arrancándome un gemido al frotarse descaradamente en medio de mis piernas sudadas, mí entrada contraída vibro ante sus furiosos embates, enterré nuevamente las manos en su cabello empujando mis caderas a su encuentro; los labios de Wade se ajustaron a mis pezones, mordiendo estos con saña hasta que las pequeñas protuberancias se endurecieron irguiéndose entre sus dientes. Rodee su cadera, empujando su cuerpo en un giró, posicionado ahora sobre sus caderas, moviendo mi trasero y cintura con terrible lentitud, incitando aún más a su cuerpo necesitado; el mercenario gimió de puro gusto mientras torturaba sus pezones con mis dedos tirando de ellos, recordando todos mis celos; el hombre debajo de mí, era mío y no lo compartiría, nunca más, ni siquiera con mi propio hijo, me asqueaba la idea de que alguien mas que no fuera yo pudiera ver la piel de Wade roja por las caricias, la sangre derramarse de sus labios y los gemidos al torturar sus pezones. Era mío y le demostraría todo mí amor. Me baje abruptamente de su cintura, bajando mi culo de su cama, arrodillandome al filo de la cama, abriendo sus piernas con malicia. Wilson estiró una de sus cejas riendo al ver por dónde iban mis juegos, el mercenario se dejó hacer, acomodando sus largas piernas en mis hombros. Sosteniéndose sobre sus codos.

No éramos niños, no había necesidad de tomarse el tiempo, nuestra necesidad iba más allá de lo humano, empuje la boca contra su cadera, chupando con gula esta, lamiendo con descaro su pubis, tirando con saña del poco vello que cubría la base de su pene, respirando con lujuria del almizcle natural de su cuerpo. Babeando por tenerlo dentro, Delinee las venas de su verga, desde la base; tomando el tiempo de embarrar con mi saliva toda la extensión hasta llegar al glande, chupando este con descaro, cerrando mis labios en torno a su carne caliente e hinchada. Aflojando la quijada para recibirlo por completo, comiendo lo más que podía de su gran tamaño, suspirando de gusto cuando sentí sus testículos chocar contra mis labios, había querido hacer eso desde el primer momento que lo vi erguido con ese gran jersey rojo. Wade echó la cabeza hacia atrás; sabía bien que lo volvían loco las gargantas profundas, saque su polla cuando las arcadas atizaron mi columna vertebral; un chorro de presemen de mi hombre y mi propia saliva salieron detrás de su erección, todo era tan sucio cómo nosotros. Lleve las manos hasta su cadera, enterrando los dedos en esta tomando un soporte para comenzar con las verdaderas embestidas, llevando toda su hinchada erección hasta el fondo de mí garganta para volver al salir luego de segundos, dejando sólo su glande dentro, delineando el frenillo y chupando de su uretra, sabiendo que desde allí se vertería mí ansiado premio por tan hábil mamada.

El ritmo tomó velocidad, Wilson se echó por completo sobre la cama, enredando sus manos en mi cabello tirando de este, marcando el ritmo que su hábil cadera y mi tortuosa boca querían marcar, acoplandonos en un tórrido juego donde sus jadeos se entremezclaban con los míos, los labios se me hincharon por las arremetidas de su pelvis; follandome la boca cómo un animal. Yendo profundo para salir al segundo, golpeando mi garganta; ahueque mis mejillas aumentando la succión sintiendo cómo su hinchada erección vibraba en mí boca, rodeé con mi lengua todo lo que pude de su extensión, con una nueva embestida. Deslice una de mis manos hasta sus testículos, masajeandolas despacio, contrarrestando el ritmo furioso de sus embistes. Descolando por completo de su cabeza, sus piernas temblaron y sabía que estaba cerca, casi en el agónico umbral del orgasmo. Apure mi boca, moviendo la cabeza hacia adelante y hacia atrás, acortando el camino que recorría su erección hasta llegar a mis labios, fundiendo por completo su pelvis a mi boca; saque la lengua con vulgar sorna, sonriéndole cuando sus ojos conectaron con los míos, el mercenario echó nuevamente la cabeza contra el colchón, flexionando su cuerpo de manera casi imposible, arqueandose con mucho estilo. Dando dos empujes más, esperé impaciente por su simiente, sin embargo este no llegó, el malnacido se sostuvo la base de su necesitada polla, cortando en seco el orgasmo. Le reñí dejándolo libre, sacando por completo su erección de mi boca, bebiendo toda la saliva que la hacía brillar. El mercenario suspiro de puro gusto.

Me levanté del suelo; donde mi culo ya estaba frío, sintiendo cómo las rodillas crujían en desaprobación y mi pene dio un salto pegada a mí pelvis, totalmente tiesa y escurriendo preseminal. Wade se lamió los labios perversamente antes de tirar de mí cuerpo contra el suyo lamiendo los escasos hilos de su esencia que quedaban en mis hinchados labios. Con una de sus manos tomó mi culo, masajeando con brutalidad desmedida, hundiendo los dedos en medio de las nalgas, sin penetrarme pero rozando deliciosamente esta parte tan sensible de mi anatomía. Aprovechando mi descuido nos giró nuevamente, sin dejar de jugar con mi cuerpo, torturandome; estaba a punto de rogar que me follara de manera bruta sin ninguna clase de preparación siquiera. Él lo leyó en mis ojos y largo una sonrisa de superioridad que se me antojo sexy, robando nuevamente mi aliento. Se separó de mí cuerpo, lo suficiente para que la brisa de la tarde tiritara mi cuerpo, temblando levemente ante el contraste del frío con mi piel hirviendo. El señor pool, rebusco entre los cajones de su mesa de noche con rapidez, dictando órdenes que no me moleste en desobedecer. Lo ansiaba, deliraba por tenerlo dentro ya.

-Contra la pared y de piernas abiertas Señor S- Ordenó dando por fin con el bote de lubricante de chocolate. Mi favorito.

Seguí sus órdenes, irguiendo el cuerpo contra la pared, pegando mi trasero a los fríos ladrillos, abriendo las piernas groseramente para su vil antojo. Se relamió los labios desesperadamente antes de continuar. Sentí su pecho pegado al mío, y sus manos levantando mi trasero de la cama, enrollé las piernas en sus costillas cuando me levanté aún pegado a la pared, los ladrillos arañaron la piel sensible de la espalda arrancándome un nuevo gemido. Enterré los dedos en su desordenado cabello cuando tomo mí pene con maestría desmedida, chupando con vulgaridad, jugando con el entre sus suaves mejillas, una de sus manos abandono mi sensible culo y escuche lejano el sonido del bote siendo abierto. Sus dedos entraron en juego embarrados del frío lubricante, el olor a chocolate baño mis fosas nasales derritiendo aún más mi cuerpo, la polla fue absorbida hasta la base por su boca y sentí desfallecer entre sus brazos. Gemi sin pena alguna, llamando su nombre entre alaridos, empujando la cadera contra sus dedos, invitándolo a entrar y dejar la tortura de lado. Mordí mis labios con fuerza, sintiendolos hincharse aún más y la saliva recorrer por el mentón hasta el cuello, mis ojos estaban totalmente desenfocados mientras intentaba ver al techo para no enloquecer y correrme patéticamente contra su boca, di un respingo cuando por fin traspasó la barrera de la carne, penetrando mí febril cuerpo. Metió dos dedos de una sola embestida, moviéndose con agilidad; follándome con ellos. Acelere las estocadas contra su garganta, sintiendo sus dientes rozar escasamente contra mi sensible piel, sin llegar a ser doloroso sólo demencialmente placentero; suspire de gusto, un nuevo dedo entró en la ecuación, este los abría hasta donde mi estrecho agujero le permitía, volviendo a cerrarlos, haciéndose espacio.

-Metelo de una vez Wade o juro que te matare- Ordene viendo estrellas cuando conecto sus dígitos con mi próstata, machacando está en cada embiste de sus dedos.

El malnacido se rio, pero sacó de un limpio movimiento los dedos, mi interior se contrajo ahora vacío y dilatado. Mis piernas se deslizaron a su cintura cuando se incorporó, dejando de lado mi erección chorreante de su saliva. Frotándose con descaro al subir hasta mis labios, pobre mi propia esencia escalando un nuevo nivel de perversión entre ambos, ancle con fuerza las piernas a su cuerpo siendo el único soporte de ambos aparte de sus rodillas; el bastardo encajó ambas manos de manera dolorosa en mis nalgas, abriendolas con fuerza de un sólo movimiento, mí entrada palpito ahora expuesta y las mejillas se tiñeron de un denso rojo gracias a la excitación, Wade rozó el bien abierto agujero con la punta de su ahora aún más hinchada verga, de un sólo movimiento se adentro en mis carnes, grité lleno de satisfacción y dolor. Nada había entrado en ese lugar en mucho tiempo; no había llevado precisamente un celibato, pero definitivamente era quisquilloso con quién entraba en mí. Arquee la espalda transpirada, sosteniendo con fuerza al mercenario de los hombros, tirando de cabello sobre su nuca con malicia, este jadeo saliendo de mí cuerpo, entrando nuevamente, malditamente lento, casi contando cada centímetro que entraba en mí y se fundía en mi carne caliente. Lo necesitaba en pleno movimiento, ya había pagado mi boleto al infierno al sentir mi entrada ser ultrajada por su tamaño, ahora necesitaba ir al paraíso lleno de sus jodidas embestidas. Moví el trasero contra su dureza, apuntando a un mejor ángulo, llevándola aún más profundo, vi las jodidas estrellas. Wilson sonrió pegado a mí cuello que nuevamente era atacado y afianzando un pie en la cama empezó a embestir con fuerza siempre tocando ese punto, no sabía sí era mi jodida próstata pero se sentía igual de bien, de sensible.

Mucho más seguro, el vaivén tomó mucha más rapidez y fuerza, entraba hasta el fondo de mí cuerpo para volver a salir por completo, mandando contra la pared mi cuerpo cada vez que una de sus embestidas me azotaban. La fricción hizo arder mi espalda sin duda siendo raspada por los ladrillos, me deshice en jadeos furiosos; las lagrimas llenas de placer se aglomeraron en mis ojos deslizándose sin mi permiso mientras Wade seguía embistiendo con una fuerza y rapidez del demonio, dejando mis entrañas en carne viva antes de volver a atacar, totalmente sensibles sólo alcanzaba a estrechar más el interior atrapandolo por escasos segundos antes de que este decidiera salir nuevamente, cerré los ojos totalmente extasiado; tras mis párpados vi colores debido a la fuerza con la que cerraba los ojos, mi garganta desgasta se desgarraba con un nuevo chillido y sentía todo mi cuerpo temblar, las piernas cederían ante la fuerza con la que Wade me jodía, este lo sabía. Aumentó su inhumano movimiento, la habitación se llenó del sonido de sus testículos chocando contra la abierta entrada, mis dedos se enterraron con más fuerza en su piel sudada, mordí mis labios hasta sangrarlos cuando el orgasmo hizo cosquillas en mi abdomen y descendió rápidamente hasta mi verga, los testículos se tensaron y me corrí de tres grandes chorros manchando el abdomen del hombre pegado a mí. Sus caderas no se detuvieron en absoluto, siguiendo con los duros embates, clavando con más ahínco los dedos en mi culo, sabiendo que quedarían tatuados en la piel por un par de días. Cuatro embestidas hasta el fondo fueron suficientes para que el mercenario terminará, llenando mis entrañas de su impúdica esencia. Manchando todo mi interior de su caliente inmundicia.

El mutante cayó de espaldas sobre el colchón, atrayendo mi cuerpo en el proceso. El golpe fue basto y mi cabeza rebotó contra su pecho al parecer hecho de titanio por el ruido sordo en mí oídos, mordí mis desgastados labios, dolían. A Wade le importo un comino y los atacó con vehemencia, queriendo sacarme el alma en el beso, correspondi lo mejor que pude aún en el letargo posorgasmico; mi cuepro terminó sobre su pecho, enredé las piernas con las suyas y el demente me atizo el trasero con una de sus grandes manos. Nos reímos al acabar el beso, sin saber que venía para dos inmorales como nosotros. Quería decirle que sería la última vez, que al enfriar nuestros cuerpos fuera y le pidiera volver a Peter, pero sería mentir. No podía con la idea de compartirlo, la posesión casi enfermiza se cierne en mí cuerpo, expandiendo el bicho de los celos y la rabia de sólo pensarlo, sabía qué pasaba lo mismo con el mercenario, sí me veía nuevamente con Steve o cualquiera de mis otros ligues, los mataría. No tenía que utilizar mi dotado cerebro para saberlo.

-Juntos hasta el infierno- El aire fue roto por sus labios, ya sin las respiraciones erráticas, sus palabras sonaron con un macabro eco, busqué sus ojos con una ceja arriba. La determinación brillaba en sus irises, supe que la promesa era fidedigna. Nos pudriremos en el infierno.

-Sí te hace sentir mejor, puedo comprar el crucifijo y la sotana, así jugamos a redimir tus pecados..- Dijo en broma y esta vez no pude evitar reírme ante su ácido sentido del humor-... Expíe sus pecados Señor S, Cuéntele al padre Deadpool todas las sucias perversiones de su mente, prometo hacerlas realidad- Su cuerpo se movió, arrastrando el mío. Esta vez me miraba desde arriba, con su ladina y perversa sonrisa.

Me dejé arrastrar nuevamente a sus brazos, corrompiendo aún más mi espíritu podrido; teniendo la certeza que este hombre me pertenecía tanto cómo él era dueño de mi alma, que de buena gana le había regalado a acambio de un par de orgasmos y unos cuantos te amo; no importaba una mierda sí se enteraba Steve o Peter le volvia a pedir regresar, Wade era mío en cuerpo y alma y eso no cambiaria por más lágrimas que Peter derramará o cuantos súplicas tuviera Steve, simplemente cómo lo había dicho, ambos descenderemos al infierno, pero juntos. Ya no me consolaba con ser buen padre, un modelo de héroe o ejemplo de ser humano; ya no podía pelear con mis mórbidos demonios. Los cuales se acoplaban a la perfección con los de Wade.

Entonces en sus brazos lo entendí, porque era de amores no románticos, sin finales de telenovelas; mucho más oscuros y prohibidos. Era de acciones, aventuras morbidas, mordidas en el cuello y semen escurriendo por mis piernas; era de te amos en medio de jadeos y dientes fieros que desgarraban la sensible piel, era de moretones, sinfonía de gemidos y lubricante de chocolate. Era un ser ególatra, egoísta, sádico, algo masoquista, rencoroso, celoso, posesivo, impúdico y vulgarmente cogible; era todo un corrompido, un adúltero; un pecador. Uno que tenía su media naranja, no necesaria; pero sí apreciada. Después de todo, tenía un gran trecho desde mi cama hasta el infierno. Ya tenía mi Virgilio conduciendo el camino, sólo necesitaba mí boleto. Un nuevo gemido se escuchó en la habitación y dejé mis cavilaciones para después, sabiendo que con una nueva corrida, el vaso de mi redención, se iba vaciando otro poco; lo prohibido, nunca fue vulgarmente perverso.

 

Notas finales:

Gracias por leer este adulto One shot, nos vemos en una siguiente entrega. Espero leer su opinión. 

PK


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