El joven Syaoran seguía meditativo por el encuentro que había acontecido, su primera experiencia sexual con otro cuerpo lo había dejado abatido y ávido de querer seguir sintiendo esa ebullición de sensaciones, pero no tenía el valor de pedirle nada a Sakura, es más, no se atrevería a hacerle algo sexual mancillando su pureza, al menos no aún. Las imágenes de Yukito desnudo se superponían de manera muy frecuente, desconcentrándolo ya sea cuando estaba entrenando, estudiando, estando con Sakura, o mientras se bañaba. Su pene se erectaba cada una de esas veces reviviendo los toques de las manos de Yukito y el casi rose de su lengua en su falo.
Sakura no tenía mucha idea de nada de lo que había pasado, solo notaba a Syaoran como distraído, distante y con su temperatura corporal algo elevada, como si tuviera principios de fiebre, pero parecía estar bien.
Entre tanto, en el colegio asechaba un nuevo mal, un ser del cual nadie se percató de su presencia. Apareció el día en que Kero se quedó en casa.
Este ser informe podía tomar la forma que quisiera y decidió convertirse en un humanito macho juvenil tamaño hormiga de cabellos ondulados, cuyo color se encontraba entre castaño y cobrizo, de tez blanca y suave, con un gran pene. Su tamaño lo había decidido así para posarse en el hombro de Syaoran y así susurrarle cosas al oído. Cada palabra o frase que le decía le subía la libido a Syaoran, hasta el punto en el que su autocontrol por tocarse en cualquier parte estaba quebrantándose cada vez más, como gotas de agua que caen constantes sobre una roca hasta romperla. Terminó no aguantando más y decidió ir al baño del colegio.
Una vez en el baño, se encerró, y empezó a tocarse los pezones como “Yukito” lo había hecho en aquella ocasión, con la otra mano se tocaba su cuerpo mientras su pene se erectaba hasta casi el dolor de la emoción. El ser que reposaba en su hombro de forma invisible se volvió del mismo alto de Syaoran, y lo “ayuda” a tocarse y sentir más placer. La lengua de este nuevo ser recorría el cuello de Syaoran, mientras baja el cierre del pantalón suave y delicadamente. Syaoran no soporta más, expone su pene de 17 cm al aire, latiendo y sintiendo la sangre correr por todo él, su temperatura había aumentado, estaba sudando, se empezó a masturbar mientras jadeaba. El ser solo recorría el cuerpo Lee con su lengua, Syaoran eyaculó una gran cantidad de semen salpicando por todas partes, incluso su uniforme.
Todo esto era extraño para el mismo Syaoran, no es la primera vez que se masturba, pero sí la primera en la que se sentía de esta manera y expedía tanto fluido. Se limpió con papel higiénico su uniforme y salió sin que nadie más lo viese, pues dejó el cuarto del retrete totalmente invadido de su semen. Decidió irse a casa, le texteó a Sakura y se fue.
Decidido a distraer su mente, buscó libros en su biblioteca personal, donde el hombrecillo hizo aparecer uno muy extraño y ajeno a la colección de Syaoran. Era un libro de magia esotérica occidental, “magia blanca” leyó Syaoran, lo abrió al azar, el primer hechizo que ve es cómo controlar a una persona para que deje sus vicios con hilos, pero spoiler, la magia no es ni blanca ni negra, todo depende de cómo se la utilice. El hombrecillo una vez más le susurró al oído e inspiró al joven Syaoran a construir un nuevo hechizo a partir de ese.
Tomó su teléfono y marcó a Yukito:
—¿Yuki?
—¿Si Syaoran? ¿Qué necesitas?
—¿Puedo hablar contigo en persona?
—¡Claro que sí! Justo estaba por llamarte para pedirte exactamente lo mismo, siento que tenemos que hablar de lo que sucedió aquella noche.
—¡Sí! Tenemos que hablar de eso, a solas por favor.
—Mmm… Puede ser hoy en mi casa si gustas. Toya tiene clases hasta tarde, pero yo ya terminé mis materias del día de hoy, puedo pasarme por mi casa para vernos.
—Perfecto, nos vemos en una hora.
Llegado el momento, se encontraban solos Syaoran y Yukito, Yukito notaba que algo no andaba bien con Syaoran, pero no estaba seguro de qué y solo asumió que estaba en la misma situación de Toya o algo parecido. Syaoran le pidió a Yukito que hablasen en el cuarto, pero que él se adelantara, necesitaba preparar algo primero referente a lo que tenía que decirle.
Yuki va al cuarto, se sienta en su cama y percibe una sensación similar a la que le pasó cuando lo de luna roja, así que se transformó.
—Perfecto.
—¿Syaoran? —Entra y cierra la puerta con seguro—, Me preguntaba cómo sería estar contigo, con tu verdadera identidad.
—¿A qué te refieres?
—No intentes resistirte, es en vano. —No puedo moverme a libertad ¿qué está pasando?, se preguntó Yue—. Ya no soportaba este fuego que me recorre desde aquel día en que tu cuerpo tocó el mío Yue, necesito que apagues el incendio que comenzaste. Hazte responsable.
—Syaoran de qué hablas ¿tú me estás sometiendo?
—Sí. Sabía que no aceptarías que te haga mío si solo te lo pedía.
—Esto está mal veas por donde lo veas…
Con horror, Yue alcanza a ver cómo detrás de Syaoran aparece la imagen de un hombre desnudo en celo.
—Así que ahora me puedes ver. Ja…, no puedo creer que nos comparen a nosotros contigo solo porque tienes alas.
—¿Quién eres y qué le has hecho a Syaoran?
—Yo soy una humilde creación de Dios, un demonio, y mi mayor placer es seducir a los humanos para que hagan cosas que le desagradan a Dios.
—¿Por qué Dios crearía criaturas así?
—No lo sé, una vez intenté cuestionarlo y solo por eso me desterró del cielo y dejé de ser un ángel para llamarme demonio, que por cierto es diferente a lo que ustedes llaman yukai.
—¡Syaoran! Tú no quieres hacer esto.
—¡Oh! Creeme que sí quiere, yo no hubiera podido hacer nada si el deseo original no fuese de él mismo. Yo solo le di un empujón —dijo con una sonrisa maléfica y atractiva—.
Yue estaba frustrado, con su voluntad atada, pronto el hechizo de Syaoran tomará más poder y Yue se volverá una marioneta que seguirá las ordenes de Syaoran sin cuestionarlas y si todo sale bien, terminará olvidando todo lo que pasará.
—Syaoran… te arrepentirás, piensa en Sakura, piensa en mí… —Con un último suspiro de voluntad dijo Yue estas últimas palabras—.
—El demonio se empezaba a reír descontroladamente mientras Yue se arrodillaba frente a Syaoran para continuar con lo que habían comenzado aquella noche roja— ¡A ver! Haré las de Deus ex machina porque el único ship real que debe haber aquí es el de Yuki y Toya, esto es una abominación.
—¿Quién habla de abominaciones, sodomita? ¿Quién eres tú sucio travesti?
—Respetame que me bañé y me maquillé muy bien antes de venir acá, demonio atrevido. Yo soy la kike y ¿tú?
—¿Crees que te daré mi nombre con tal facilidad?
—¿Por qué quieres complicar las cosas?
Mientras esta discusión se desarrollaba, el acto sexual entre Yuki y Syaoran se empezaba a consumar, luego de haberle dado unos besos en el abdomen, Yue se levantó y empezó a besar a Syaoran desenfrenadamente.
—¿En serio crees que alguien como tú puede evitar esto?
—Mira, que hayas tomado la forma de un hombre atractivo con un falo de 21 cm que obviamente nunca me entraría, porque soy estrecho, no te da el derecho de hablarme de esa forma. Te lo digo por segunda vez, respétame y para este jueguito, creación de Dios.
—Yo solo estoy para cumplir sus designios divinos.
—Lo sé y desde mi mundo he estado contra él y sus designios. Aquí no será la excepción.
Yue ya había desvestido por completo a Syaoran, su tes pálida y sonrojada a la vez se mesclaban dulce y pasionalmente, sus piernas velludas al igual que su pubis y axilas, lo hacían ver tan sexi y dominante a pesar de su corta edad.
—Invoco a los 4 elementos tierra, agua, fuego y viento, acudan a mi llamado con sus atalayas, atalaya del norte, del este, del sur y del oeste, vengan a mí y bríndenme su bendición y protección. Invoco este círculo de protección entorno a este territorio, ningún ser puede entrar o salir a menos que yo lo diga. Este es un espacio que no es espacio, este es un tiempo que no es tiempo. El círculo, está cerrado.
—¿Qué ganas encerrándonos?
—He reterritorializado este lugar, y hora se juega con mis reglas demonio. Invoco el poder de Neftis, permíteme ser tu receptáculo para deshacer aquello que se encuentra oculto y a su vez eso se vuelva contra quién lo impulsó.
La casa había quedado vacía, estábamos todos en un plano diferente al que nos encontrabamos, estábamos en un no lugar dentro de la caza. Solo seres con facultades mágicas podían ver la luz que desprendía el círculo mágico invocado con seres de gran tamaño custodiando cada punto cardinal. Los ojos de la kike cambiaron, se volvieron totalmente negros, su cuerpo delgado y de apariencia frágil se mantuvo, sus uñas crecieron y con su visión, ahora expandida, halló los hilos que envolvían a Yue.
—Y ahora ¿vas a controlar a Syaoran? o ¿qué? No puedes hacer nada.
—No, solo a ti, tú iniciaste esto, diste el empujón ¿no es así? —el demonio se puso nervioso, la oscuridad que envolvía a la kike era tremenda, los hilos empezaron a envolver a ese ser malicioso, al tiempo que Syaoran y Yue (transformándose en Yukito), caían desmayados— ¿Cuál es tu nombre?
—Lucifer.
—¿Es en serio? Incluso tus poderes son incipientes como los del Dios Abrahámico. En mi mundo no hubiera tenido oportunidad contra ti. ¿desde cuándo trabajas para Dios?
—Lo de siempre, queremos ver quién tiene más poder.
—Pensé por los luciferistas que solo eras un portador de luz celestial y que por eso traicionaste a “Dios”.
—Una cosa no quita a la otra.
—Entonces ¿por qué jugaste de esa manera con Syaoran?
—Me vas a exorcizar o ¿no?
—Algunos seres de las otras esferas realmente me decepcionan. Invoco al poder de Isis y Cernunnos, vengan en mi favor para desterrar a este ser de este lugar y que no vuelva a molestar a quienes nos encontramos aquí.
Ambos seres se manifestaron y solo se llevaron al demonio que ya se encontraba manso por la atadura que él mismo había labrado cuidadosamente, le tomaría algo de tiempo librarse de su propio hechizo. Me dispuse a vestir a Syaoran, e hice lo que tenía que hacer, borrarles la memoria de lo que había pasado, no quería que ninguno tuviese ese mal sabor de boca del uno sobre el otro y la única forma de hacerlo que conocía era besándolos en la boca uno a uno, así, esos recuerdos se integrarían a los míos como si yo los hubiera vivido, total ya he vivido cosas peores, por algo quise huir de mi mundo. A ambos los besé con lengua y al mismo tiempo les brindé de mi energía para curar cualquier herida o mal que haya quedado del contacto con Lucifer. Los recosté como pude sobre la cama de Yukito y a lo que iba a salir del cuarto, entra Toya y solo atino a desmayarme en sus brazos. Creo que me excedí.