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The beautiful boy and the beast por OldBear

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Parte 6.


For evermore.


Dos años habían transcurrido desde el día en que la maldición sobre el castillo real había sido derrotada. La memoria de todos los aldeanos había sido restaurada, y poco a poco fueron encontrando a sus familiares olvidados del castillo.


La viuda de Weasly pudo volver a abrazar a cada uno de sus pequeños, y Draco, volviendo a su forma original, pudo ser capaz de volver a abrazar a sus padres nuevamente, quienes dejaron su altivez a un lado por un segundo y no dudaron en abrazarse cuando se vieron libres de aquella maldición.


La institutriz saludó nuevamente a su viejo amigo Dumbledore, y cada objeto viviente fue de vuelto a su normalidad.


La nieve perpetua cesó su caída, y el castillo se llenó de la luz que durante tantos años le fue negada. El sol alumbró los jardines y las flores y el pasto florecieron. Los lobos del camino desaparecieron, y el camino volvió a ser fácil de encontrar y seguro para transitar.


Los rayos del sol de aquella mañana se filtraron a través de las rendijas de los gruesos cortinajes, despertando al rey Severus de su apacible sueño. El rey se estiró ligeramente por debajo de las sabanas, sintiendo su piel desnuda tocar el cuerpo de su amado. Le abrazó para pegarlo a su cuerpo, despertando a Harry sin quererlo en el proceso. Unos suaves labios se unieron a los suyos dándole los buenos días. Y el aroma del omega llenó sus fosas nasales, inundando su corazón de felicidad.


-Deberíamos levantarnos, ¿o no rey? -preguntó Harry, previniendo la hora que era.


-Creo que tengo el derecho de permanecer un poco más junto a mi esposo. -respondió el rey, deslizando ligeramente su mano por el cuerpo del omega. -Además tú deberías mantenerte en cama, no es prudente que te esfuerces tanto.


Harry hizo una mueca de disgusto, no deseando querer aceptar aquella petición.


-Estoy embarazado, Severus, no invalido.


El rey de aquellas tierras miró la mueca de su esposo y sonrió, elevando una mano para acariciar el vientre de cinco meses que llevaba.


Era inaudito como su vida había cambiado con la llegada de aquel hermoso joven que había salvado su vida en todos los sentidos. Y no solo a él y a los residentes del castillo, sino a muchas personas más.


Severus no deseaba que ningún omega siguiera siendo menospreciado, y aunque sabía que cambiar las normas llevaba tiempo, se esforzó para que en su reino los omegas fueran tratados con más respeto y, sobre todo, se les diera acceso a la educación sin repudio.


Después de la boda, la cual fue magnifica y esplendorosa, comenzaron por habilitar una sala en el gran castillo para que Harry pudiera enseñar a todos los omegas que quisieran aprender. Harry era un excelente maestro, después de todo Remus Lupin le había enseñado todo lo que necesitaba aprender. Aunque luego de la noticia del embarazo Severus quería que su amado descansara, el joven rebelde jamás dejó de dar una sola clase, y no lo haría.


Sirius le Black fue feliz al ver a su hijo encontrar la felicidad y ver que lograba formar su propia familia. Harry le pidió que viviera con ellos, pero el alfa lo rechazó y en su lugar decidió que el también lucharía por sus sentimientos, y se propuso confesarse a Remus Lupin, quien sin ser sorpresa para nadie le correspondió.


Harry los visitaba regularmente en su casa en el pueblo pero, después del embarazo, eran ellos quienes viajaban al castillo para verlo. Después de todo estaba embarazado, y ninguna persona que le rodeara le dejaba hacer el mínimo esfuerzo aunque el afirmara que no era invalido.


Severus volvió a ver a Harry y le acarició el rostro, delineando sus facciones, sonriendo al darse cuenta cuan afortunado había sido de encontrarse un ser tan hermoso no solamente en el exterior, sino también en el interior.


-Supongo que podemos quedarnos un rato más. -Aceptó Harry ante la mirada de Severus, sintiendo la intensidad de esos ojos sobre él y viendo cómo se acercaba a besarlo. -Un poco más en la cama no nos hará daño.


Sus manos se encontraron bajo las mantas, entrelazando sus dedos, y los anillos de boda chocaron uno con el otro.


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