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El candidato al trono por ami4alice

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Notas del capitulo:

Bueno, bueno. Aquí les traigo un nuevo capítulo, esta vez esta centrado en el otro candidato... 

Espero les guste.

Un fuerte ruido se escuchó por toda la habitación.

Kam en un ataque de rabia había tirado todo a su alcance, incluyendo también los muebles.  No lo podía creer aun, que la sagrada escritura, mucho antes de tiempo, eligió a un ganador y lo peor de todo es que él no fue el ganador. Kari Miskal había sido el único nombre que quedo como candidato, a pesar de todo el trabajo que realizaron en conjunto por sus candidaturas. Si al final iba a elegir al otro, ¿por qué igualmente apareció su nombre? ¿Acaso la sagrada escritura se estaba burlando de él?

Volvió a tirar las cosas que aún tenía cerca, llegando hasta patearlas, debido a su ira. Todo estaba siendo una ridícula broma, empezando desde elegir al patético hijo de un caballero como candidato al trono, peor aún, cuando ya se encontraba bastante avanzada la partida. No importaba cuánto buscara encontrar una respuesta, no la conseguía para nada. Ahora todo se estaba yendo por el desagüe, todo su esfuerzo y dedicación, no solo tenía que enfrentarse a la humillación de perder, sino también a su propia familia, la cual odiaba quizás más que lo que lo hacía por los otros candidatos.

¿En qué momento todo se terminó descarrilando?

De nuevo se quedaba sin una respuesta clara sin importar cuánto lo pensara. Paso sus manos por el cabello, antes de ver como en todo ese desastre que provoco, resaltaba un lienzo que hasta hace un momento estuvo cubierto por una sabana, el cual él hace muchos años lo cubrió para no seguir viéndolo. Era el primer retrato que se hizo junto al emperador Perk y el otro candidato.

Recordaba perfectamente ese día, ¿cómo no hacerlo? Si fue allí cuando conoció por primera vez al otro candidato que sería su rival y con el que pelearía el puesto de emperador. Lo curioso es que en aquel entonces no lo odiaba tanto como en la actualidad. ¿En qué momento eso cambio? Quizás parte de la culpa la tenía su familia. Cuando se presentaron por primera vez al emperador, tendrían apenas dos años de edad, misma en la que se comenzaría a vivir en los establecimientos del emperador e iniciar con su estricta educación. No hay un lugar como el hogar, pero desde que comenzó con su candidatura se dio cuenta que él no tenía algo similar. En aquel entonces hizo un bonito día, se encontraban a finales del verano.

Él asistió junto a sus padres nada más, ya que su hermano mayor fue dejado de lado, en realidad ni siquiera conocía su cara, podía pasarle por un lado y no se daría cuenta de la persona de quien se trataba. Todos venían bien presentables para la ocasión, una de las características principales de la familia Noth se trataba siempre de la elegancia, así que jamás se les verían impresentables. Otra razón por la que odiaba a su familia es que solo al nacer es que se conocían a los futuros candidatos de emperador, su familia supo antes de que él mismo tuviera consciencia de sí mismo su futuro o por lo menos su posible futuro. Es por ello que sus padres le exigieron demasiado a un simple niño, que apenas tenía dos años de edad.

Con dicha edad le exigían que hablara claramente como un adulto y que supiera escribir y leer, a menos que fuese una especie de niño genio, dudaba que pudiera lograrlo y no lo hizo, por eso sufrió constantes castigos. Sus padres le obligaban a ser lo que ellos no llegarían a convertirse y lo peor es que no podía quejarse, porque significaba un nuevo castigo para él. Pretendían que él lograra entender libros complejos sobre el universo e historia del imperio, palabras demasiado profundas para un simple crío de dos años, donde apenas se sabía caminar bien y con decencia. Una que otra marca sobre su cuerpo que ocultaba la ropa delataba la “educación” que actualmente estaba obligado a recibir.

Ese era el motivo por el que no quería presentarse como futuro candidato a emperador. ¿Y si el emperador terminaba siendo como sus padres? Tenía un enorme miedo de pasar de un infierno a otro mucho peor. Cuando tuvo la oportunidad, luego de llegar a los establecimientos del emperador, se escapó de sus padres, tal vez si no se presentaba al emperador acabaría esa tortura que vivía diariamente. Se fue al jardín que le pareció el mejor lugar para ocultarse, entre todas esas plantas sería difícil encontrarle, por eso hallar un lugar para no ser encontrado le resultaría sencillo. Al momento en que encontró un espacio entre unos arbustos de flores, se sentó allí abrazando sus piernas y ocultando su rostro. Ni siquiera era capaz de llorar en aquella situación, porque la cara de sus padres venía a su mente como una clase de maldición.

El sonido de las hojas crujiendo al ser pisadas hizo que elevara la mirada, encontrándose con una hermosa mujer de ojos color turquesa y cabello semejante al de sus ojos. Se encontraba agachada mirándole fijamente con una expresión que nunca iba a obtener de sus padres, puesto que era una sonrisa, una cálida y hermosa sonrisa.

-¿Qué haces aquí?

Su voz fue tan dulce como su mirada. Kam se encontró fascinado por aquella hermosa mujer, tanto que las palabras no salían de su boca. ¿Qué debía decir? Se preguntaba constantemente sin saber qué hacer, pero al encontrarse con la mirada de la otra persona, quien le regalo una suave risa tan angelical, volvió a quedar embobado sin soltar alguna palabra.

» Esta bien si quieres quedarte allí, pero… ¿Por qué no dar un paseo con nosotros?

Allí, con esas palabras, Kam se dio cuenta que la mujer no andaba sola. A sus espaldas se encontraba una niña quien compartía la misma belleza de la mujer delante de él y seguramente tenía cinco años, está venía acompañada de un niño que se veía de la misma edad que él y se encontraba a espaldas de la pequeña sosteniendo la falda del vestido ajeno. Lo dudo un poco, sobre ir con la mujer, preguntándose si sería lo correcto, ya que desconocía a la mujer, pero cuando su mirada se encontró con la de ella, su cuerpo se movió por su cuenta, llevando una mano para tomar la ajena que se encontraba esperando ser tomada. La mujer lo jaló fuera de su escondite y camino a donde esperaban sus hijos.

» ¡He encontrado un nuevo amigo para nuestro tour!

-¡Mamá! –se quejó la niña en un puchero.

-Vamos, vamos. Entre más es mejor Lelei –la mujer dejo ir su mano para soltar aquellas palabras emocionada -. Sigamos con nuestro recorrido por el jardín.

Lelei le dedicó una mala mirada para seguir a su madre, quien había comenzado a caminar, aunque no agrego particularmente algo a la conversación. Por su parte, él se encontró de nuevo dudando sobre si hacer aquello fue lo correcto, no obstante, antes de arrepentirse sintió como una mano tomó la suya, al llevar su vista en dirección de su mano se encontró con la mirada turquesa del otro niño. Su sonrisa fue tan encantadora como la de la mujer, que le dio la confianza necesaria para ir junto a esas personas en su recorrido. Caminaron por todo el jardín, recibiendo la explicación de la mujer mayor sobre cuestiones de la flora de aquel sitió, siendo una forma diferente de enseñar que le hacía tener el interés en lo explicado.

Esa manera de explicar las cosas era completamente diferente a lo que estaba acostumbrado y llegó a ser hasta agradable aprender sobre las flores de aquel jardín. La mujer lograba ese tipo de sentimientos en él. No supo cuánto tiempo duraron allí, pero lo que sí, es que un deseo egoísta se instaló en su corazón, el de poder quedarse ahí el resto de su vida, aunque regreso a su realidad cuando apareció un caballero del emperador.

-La reunión comenzara en breve.

-Oh vaya, parece que nuestro paseo se terminó –soltó la mujer en un suspiro, se acercó a él y le tomó de las manos -. Nos veremos en otra oportunidad, pequeño.

Algo que quizás recibió por primera vez en su vida se le otorgó en ese preciso instante, se le dio un abrazo. La mujer le regalo un cálido y agradable abrazo que hizo a su corazón sacudirse. De nuevo se encontraba teniendo pensamientos egoístas. Aquella hermosa mujer se apartó de él con una sonrisa, antes de tomar la mano de sus hijos y perderse en aquellos pasillos. Un impulso de seguirles le invadió de golpe, pero no llego a poder ejecutarlo cuando la voz tormentosa de su madre llego a sus oídos, torturándolo como muy bien lo recordaba desde que tuvo uso de razón.

-¡Aquí estas! ¡¿Dónde demonios estabas?! ¿¡Acaso quieres hacernos quedar mal a tu padre y a mí!?

Su madre le obligó a girarse en su dirección, la cual al mirarla pudo notar lo enojada que se encontraba, podía saberlo por su expresión. Tal vez porque se encontraba en público su madre solo llego a agitarlo con algo más de brusquedad, aplicando una cierta fuerza en su agarre a sus hombros, tan fuerte le sostenía que le empezaron a doler los hombros. Esa mujer jamás sería capaz de darle un dulce abrazo como el que acababa de recibir.

Sin poder llegar a defenderse o excusarse, porque su madre no se lo permitió, fue arrastrado del brazo hacia la sala del trono, donde le esperaban todos los que estarían presentes para tal evento. Su brazo fue liberado solo cuando se encontraron en el lugar asignados para la familia Noth, aunque no se vio libre de un castigo, ya que su madre le dio un golpe en la espalda para que se parara recto. Dejo de ver al piso en el que estaba parado al momento en que una voz adulta llego a sus oídos, tan gruesa que le hizo tensar los hombros, el emperador Perk había hablado.

-Bienvenidos sean a la familia Noth y Miskal, familias seleccionadas por la sagrada escritura para traer a un candidato a futuro emperador –su voz se escuchaba por toda la habitación -. Ahora, iniciaremos con las presentaciones.

-Los primeros en presentarse será la familia Noth –el consejero fue el que hablo mientras el emperador volvía a sentarse en el trono.

Su madre volvió a agarrarlo del brazo para que se pusiera a andar. Tenía miedo, de toda esa situación, de las miradas sobre él, aquel ambiente era demasiado pesado para un simple niño de solo dos años de edad. Sintió náuseas y mareos cuando estuvieron sobre aquella alfombra roja con detalles dorados, más aun cuando escuchó la voz de su padre presentarse y  arrodillarse, su madre fue la encargada de hacer que también realizara la reverencia respectiva al emperador.

-¡Larga vida a Kurth y al emperador Perk! –dijo su padre -. Nosotros somos los representantes de la familia Noth, nuestro segundo hijo ha sido seleccionado como candidato por la sagrada escritura.

-Bien, que pase a presentarse.

El emperador se mantuvo en silencio, solo observando desde su asiento, fue el consejero quien comento aquello. Sus padres asintieron y antes de darse cuenta fue empujado por su madre hacia adelante, oyendo un suspiro de decepción cuando se tropezó un poco, pero sin caerse.

» Preséntate –volvió a hablar el consejero.

El nerviosismo volvió a atacarlo, más aun cuando cruzo miradas con el hombre que gobernaba todas esas tierras, se asustó y eso provoco que su lengua se enredara, no pudiendo ser capaz de pronunciar algún sonido. El silencio en la habitación no ayudo mucho, porque podía sentir la mirada de toda esa gente sobre él.

-Él se l…

-Se debe presentar por su cuenta.

Su madre trato de arreglar la mala situación que pasaba su familia por culpa de su inútil hijo, pero la voz del emperador se lo impidió. Kam miró a su alrededor tratando de huir de esa mala situación y al hacerlo se encontró con unos ojos turquesas que conoció hace solo un par de minutos. Se quedó mirándola un segundo que pareció eterno para él en donde la mujer parecía indicarle con un gesto que respirara hondo. Realizo la acción que le indico la mujer, ya sintiéndose más tranquilo.

» ¿Y bien? –dijo el emperador sin inmutarse. Kam le regreso la mirada.

-Kam Noth, señor.

Tenía una mano apretando su ropa en la zona del corazón, lo había dicho al fin, su presentación, aunque su voz salió un poco más bajo, pudo decir aquellas palabras correctamente.

-Muy bien.

Una asentida de cabeza por parte del emperador fue suficiente para que se levantaran y apartaran de la alfombra roja. El siguiente en llamar la atención de todos fue el consejero.

-Que pase la otra familia.

Aquello fue lo último que escuchó Kam antes de encontrarse de nuevo en el lugar que estuvo al principio. Duro con su mirada en el suelo, porque sin necesidad de verlo sabía que su madre le fulminaba con la mirada por lo que acababa de realizar.

Con gracia, la representante de la familia Miskal caminaba por la alfombra roja, siendo acompañado por sus dos hijos. Al detenerse delante del emperador, sostuvo con sus dos manos la falda de su vestido y llevo un pie hacia atrás haciendo la reverencia correspondiente. Su hija realizo el mismo acto con elegancia y su hijo se arrodillo pegando una de sus rodillas a la alfombra.

-Kairi de Miskal en representación de la familia de mi esposo.

La voz la reconoció, así que elevo la mirada para encontrarse con la dulce familia que conoció en el jardín. ¿Ellos eran la otra familia con la que competiría?

-Bien –de nuevo fue el consejero quien hablo -. Que se presente su hijo.

Kam pudo verlo, la elegancia con que el otro niño de su edad daba un paso al frente y volvía a realizar la reverencia, con seguridad, muy diferente a lo que él hizo.

-Kari Miskal, señor.

Antes cuando estuvieron en el jardín, ese niño no dijo ni una palabra, ahora delante de todos, soltó aquello con claridad y sin ningún rastro de nerviosismo. Podía notar hasta un grado de confianza al decirlo.

-Bien –fue lo que dijo el emperador para levantarse de su asiento -. Ahora mismo se han presentado ante mí los dos candidatos escogidos por la sagrada escritura para ser mi sucesor.

No supo si eran cosas suyas, pero parado el emperador Perk se veía más intimidante.

» Espero grandes cosas de ambos.

Fue lo único que dijo el hombre para girarse e irse de aquella sala, el emperador Perk no era mucho de andar dando despedidas, fue el consejero que señalo que ya podrían retirarse de aquel lugar.

-Vaya, vaya –la voz de su madre hizo que le prestara atención -. Parece que de nuevo nos volvemos a encontrar, ¿no es cierto, prima?

Al oír aquello, se giró a lo que veía su madre, la mujer de antes con la que paso un rato en el jardín. ¿En qué momento se movieron para quedar cerca de los otros?

-Supongo que queda en evidencia lo cercana que debimos de ser.

A diferencia del tono despectivo de su madre, la otra mujer uso uno más dulce y se atrevería a decir que hasta alegre. Siguió la mirada de su madre quien la posó en el hijo de Kairi.

-Es un niño bastante capaz –comento su madre -. ¿Ya le has puesto profesor particular?

Kairi negó con la cabeza sin quitar la sonrisa de su rostro.

-¿De qué hablas? –soltó ella en tono inocente y juguetón -. A penas tienen dos años, sería demasiada presión para ellos.

En algún momento su madre posó una mano en su hombro e hizo presión con las palabras despreocupadas de Kairi. Comenzaba a dolerle, pero tenía que disimularlo.

-Supongo que tienes razón –comento su madre -. Si nos disculpas, ya nos retiramos.

-Nos estaremos viendo.

Kairi se despidió animadamente con una sonrisa mientras sus dos hijos se resguardaban a su espalda en completo silencio. Sin agregar más nada se fueron tomados de la mano, suponía que al carruaje que también les estaría esperando. Por su parte fue arrastrado por su madre por aquella mano en su hombro, subiéndose en completo silencio al carruaje que les esperaba. Ese día solo se debían presentar, pronto tendrían que regresar con sus cosas para comenzar a vivir allí.

-Kam.

El tono severo de su madre le dio el primer aviso de lo siguiente que ocurrió. Su madre apretó el abanico en sus manos y antes de agregar algo más, lo estampo con fuerza en la mejilla de su hijo.

» ¡Será mejor que le ganes al hijo de esa mujerzuela! ¿¡ENTENDIDO!?

Su madre siempre tuvo un carácter fuerte y explosivo, pero ese día con aquel golpe, se notaba mucho más alterada. El odio y despreció en sus ojos al soltar aquello quedo grabado en su corazón. En ese preciso momento con una expresión de sorpresa, asintió con la cabeza, descubriendo algo en su silencio.

Había dado con la razón de la infelicidad de su madre.

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.

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Paso el tiempo y el momento de tener que mudarse llego, aunque se encontraba un poco nervioso y asustado, ya que aun a esas alturas la intimidante imagen del emperador seguía presente, pero estaba completamente seguro que cualquier lugar sería mejor que su propio hogar con su madre en ella. El lugar era inmenso, pero por supuesto que lo sería para un simple niño de un dos años de edad, aunque tratara de recorrerlo con su mirada no iba a lograr abarcarlo todo por completo, de eso se dio cuenta cuando se cayó en su retaguardia al intentar mirar hacia el techo de aquella edificación. A pesar de haberse caído, ninguno de los sirvientes que le acompañaban le ayudaron a levantarse, su madre tenía la política de que tenía que hacerlo todo por su cuenta, así se mostraría más listo de lo que seguro sería.

Se sacudió después de haberse levantado del suelo, llevando una mirada a los sirvientes que descargaban las cosas que estarían en su habitación, al parecer hasta eso le habían asignado. Kam se preguntó por un momento si al otro niño también estaría acomodando las cosas en la que sería su habitación a partir de ahora. Como sabía que nadie le iba a tomar en consideración sin importar qué hiciera y ya que no vino con su madre, decidió irse a dar una caminata, tal vez podría recorrer todo el lugar antes del anochecer. Al caminar por los pasillos, se encontró con los caballeros asignados al emperador, parados cada tanto en el pasillo, como si fuesen alguna clase de estatuas. Aunque tuvo curiosidad por tocarlos, se contuvo de hacerlo y continuó con su rápido recorrido.

Todo se componía de columnas gigantes con diseños exagerados, un poco de baldosa y un suelo pulido, aparte de los guardias, también se encontró estatuas verdaderas de mármol y oro. Las cosas que estaba viendo eran completamente nuevas para él, su casa era despampanante, pero se quedaba corta a comparación con los recintos del emperador. Igualmente se podía agregar los lienzos colgados en una sección de aquel sitio. La imagen de todos los emperadores hasta la actualidad colgaba en orden cronológico. La única imagen que no estaba era la del primer emperador, de él se conocía realmente muy poco, más que el hecho de no formar parte de la realeza en aquel entonces. Dejo de mirar la pared vacía en donde debía descansar la imagen del primer emperador, para decidir continuar con su recorrido.

Justo al momento en que llego a la esquina y estaba dispuesto a girar, terminó chocando con algo que causo que de nuevo su retaguardia fuese herida. En esta ocasión si dejo escapar un quejido de dolor, pero levantó su vista cuando una dulce voz llego a sus oídos, también quejándose un poco por el choque.

-Vaya, parece que estamos destinado a encontrarnos –Kairi, la madre del otro candidato estaba allí acomodando su vestido -. Ha sido un tiempo Kam.

Hubo silencio de su parte, puesto que no sabía qué decir.

-Mamá.

El otro candidato hizo acto de presencia.

-Oh, cariño –dijo ella con una tierna sonrisa -. ¿Mira a quién me encontré?

La mirada de ambos estuvo en él. Kari se acercó a Kam, ofreciendo su mano para ayudarle a pararse, no puso objeción en ello y se dejó ayudar, encontrándose ahora de pie.

» ¿También estas aquí para acomodar todo en tu habitación?

Asintió con la cabeza.

-¿Te… ayu…ayudamos?

Fue Kari quien habló ahora, tardando en completar la frase, porque se encontró pensando un poco para decirla correctamente, aun había palabras que se le dificultaban para decirlas. Luego de un rato, negó con la cabeza un poco, no necesitaba ayuda porque en realidad él no estaba haciendo precisamente algo.

-Ya que nos encontramos… ¿Quieres dar un paseo con nosotros? –pregunto Kairi -. En realidad nosotros ya nos hemos instalado, entonces estábamos dando un paseo.

-A mamá… gusta… paseos.

Kam por reflejo miró el camino que llevaba recorrido, como si estuviera esperando que alguien de los que le acompañó le hubiese seguido, pero era estúpido tener esa clase de pensamientos, él no le importaba a nadie en su propia casa. Tal vez se debió a la clase de expresión que hizo, pero cuando regreso la mirada, Kairi estaba agachada a su nivel y llevo una mano a su cabeza, acariciándola un poco, al poco Kari también hizo lo mismo. No sabía exactamente como sentirse.

-Tengamos un paseo los tres juntos, igual, tendrán que llevarse bien a partir de ahora porque comenzaran a convivir. Así que empecemos con el pie correcto.

No entendió lo que quiso decir la mujer, aun así, decidió solo asentir con la cabeza. Cuando se vino a dar cuenta, había tomado una de sus manos para comenzar a caminar de esa forma. Él sostenía la mano izquierda de Kairi y la derecha lo hacia su hijo.

De nuevo tuvo un recorrido por los aposentos del emperador, solo que esta vez por otros lugares diferentes a la primera vez que dieron un paseo. La mujer era encantadora y también bastante habladora, le contaba sobre muchas cosas, aunque por alguna razón sentía que la mitad eran cosas fantasiosas, por la forma en que las relataba. No creía que la historia de amor que les relató de verdad hubiese pasado. Ese se convertiría en el primer momento que entablaría su pequeña amistad, porque aun en contra del pensamiento de su madre, Kam simplemente no pudo dejarse llevar y ser amigo del otro candidato, para de esa forma poder tratar con Kairi, esa encantadora mujer a la que no podía quitarle la vista de encima. Fue triste que Kam entendiera muchos años después, el tamaño del odio que guardaba su madre hacia Kairi, uno que le hizo pasar un desagradable momento.

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.

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Tenía siete años, faltando poco para cumplir los ocho cuando su madre decidió darle una lección que causaría el quiebre en su relación con el otro candidato a emperador. Ese día se le había permitido ir a visitar la casa de su familia, desde que vivían en los aposentos del emperador, cada tanto se les permitía volver a su propia casa, para que no perdieran el contacto con esta. A pesar de las buenas intenciones si por él fuese se quedaría todo el tiempo en los aposentos del emperador, con el tiempo llego a descubrir que no era un hombre tan intimidante, por lo menos no como lo era su madre. Se encontraban a principios de invierno y hace poco se había dado el inicio de las pruebas para caballero.

Se encontraba en los adentros de los recintos de su familia, ya que la nieve había comenzado a cubrir la mayoría del jardín, así que no podía salir mucho como acostumbraba. A diferencia de en su hogar, en invierno en el palacio los sirvientes apartaban un poco la nieven, sobretodo en el jardín donde al emperador le gustaba pasar las tardes, lo sabía porque más de una vez le toco acompañarlo. Estaba almorzando en ese instante, cuando repentinamente vio las puertas abrirse, dejándose ver a su madre con su imagen intimidante, con un gesto por parte de su madre fue suficiente para que los pocos sirvientes que habían dejaran la habitación. Quedar a solas con su madre nunca serían buenas noticias.

-Kam.

El cuerpo de Kam se tensó en su asiento, sintiendo como se pegaba a la silla.

-¿Qué sucede madre?

-Me he enterado de algo.

Su madre con elegancia acomodando su vestido, mientras se sentó en el asiento frente a él.

-¿De qué? Que recuerde, no he hecho nada que pueda ser criticado.

Kam se encargó de siempre tratar de mostrarse perfecto delante de cualquiera, hasta del mismo emperador. Todas las noches se repetía la misma frase: tú eres perfecto. Con eso lograba convencerse lo suficiente para mostrar toda sus capacidades, que nadie dudara que él sería siempre el mejor candidato. Por eso mismo se preguntaba a lo que se estaba refiriendo su madre en ese momento, aunque fuese lo que fuese, seguro no serían buenas noticias.

Su madre mostró una sonrisa en su rostro, algo poco común en ella. Con la misma elegancia que se sentó, se levantó de su asiento, caminó a donde él se encontraba sentado y llevo una mano a su rostro. No iba a sentir el calor de su piel ya que su madre llevaba guantes, pero si su movimiento, así que cuando estuvo esa mano en su nuca, pudo esperarse lo peor. Aun manteniendo una sonrisa en su rostro, su madre aplico toda su fuerza para llevar la cabeza de su hijo directo a la mesa. Su sorpresa anterior causo que no se preparara para el golpe que recibió, su cara dio directo hacia la mesa. Pudo sentir como algo de sangre cayó a la mesa y un fuerte ruido recorrió la habitación, aquello era más común de lo que se podía pensar.

-¡¿Acaso me vez la cara de estúpida?!

Su madre grito con fuerza, antes de tomar la tetera y cuando su hijo separo su rostro de la mesa para mirarla desconcertado, lo golpeo con ella. Esta vez sí pudo reaccionar a tiempo y atravesó sus brazos, aunque gracias a esto, fueron ellos los que recibieron el golpe, lastimándose con los trozos de vidrio que cayeron al romperse la tetera que era vidrió. Aun cuando cargaba mangas largas, no se salvó de salir lastimado. A la tetera le siguieron las tazas, luego los platos, algunos todavía tenían algo de comida, cuando se quedó sin cosas para lanzarle, comenzó a golpearle con el abanico, uno de material pesado, así que cada golpe le dolía.

» ¿Te has estado juntando con el hijo de esa mujer? ¿¡No es cierto!?

Allí entendió la histeria de su madre.

Ciertamente, en esos años, desde que comenzó su estadía en los terrenos del emperador, se había relacionado con el otro candidato y a diferencia de lo que quería que hiciera su madre, no se llevaba mal con él, en realidad tenían una buena amistad. Kari era un hombre bastante capaz, a veces le hacía dudar de sí mismo cada vez que interactuaban, porque a diferencia de él, Kari parecía mostrar un talento natural para todo. Aun así, no se sentía mal de aquella diferencia, porque Kari jamás le hizo sentir menos, más bien todo lo contrario. Cuando él no se creía capaz de algo, Kari se encargaba de demostrarle que no debía sentirse inferior, que él era tan capaz como lo era Kari.

» ¿¡Cómo te atreves a ser amigo de ese insulso!? ¡¡No aceptaré nunca algo como eso!! Esa mujer debe pagar… ¡¡Es solo una mujer maldita que ha arruinado todo!!

A lo largo de esos años, desde que fue escogido para emperador, cuando se enteraron de quién era el otro candidato, su madre tenía un motivo diferente para pegarle. Parecía como si estuviera liberando con cada golpe la ira y odio que llevaban conteniéndose todos esos años. Aun a esas alturas desconocía lo que llevo a su madre a terminar de tal forma, porque tuvo miedo de preguntarle directamente a Kairi, ya que sentía que si preguntaba directamente, la mujer iba a despreciarle por meterse donde no le llamaban, pero ya era un niño de casi ocho años que entendía bastante cosas y la mala relación de su madre y Kairi era una de ellas. No importaba cuántos golpes le diera, Kam jamás se atrevió a devolver alguno de ellos, porque al final, esa agresiva y resentida mujer seguía siendo su madre.

Después de tantos años sufriendo de esa clase de abusos y al notar que simplemente cada golpe pasaba de él, su madre paso a aplicar otra cosa. Tomo su cabello, comenzando a tironearlo con evidente brusquedad y fuerza. Esta vez su madre sonrió satisfecha cuando dejó escapar un quejido de dolor. En un punto lo jalo tan fuerte que fue a dar de espaldas contra el piso y la silla. De nuevo se quejó al caer al suelo, sobre gran parte de los trozos de vidrio de los utensilios que uso ese día. Uno que otro llego a lastimarle perforando un poco contra su piel, ahora había más sangre que antes y nadie vendría a socorrerlo.

Al elevar su mirada, pudo observar la de su madre, una vacía que lo miraba como si fuese peor que la misma basura, aun cuando se trataba de su propio hijo, el que engendro. Allí tirado en el suelo herido, es que se preguntaba el por qué termino en esa situación. ¿Qué llego a hacer mal para tener ese tipo de vida?

Más y más golpes le fueron dados, hasta que su madre se cansó de ello y el problema pasó a ser verbal y no físicamente. Más que el talento natural de Kari, era su madre quien lo hacía sentir verdaderamente inferior, patético y una basura, que jamás llegaría a tener valor en esa vida. Kam se levantó cuando su madre se marchó de aquel lugar sin agregar más nada, suponía que había dicho todo lo que quería cuando llego. Ahora tendría que soportar nuevas cicatrices sobre su cuerpo, la violencia que sufría de parte de su madre era el motivo de que Kam siempre llevara ropa abrigada aun en verano, para que nadie descubriera las cicatrices en su cuerpo. Luego de dedicarse a curarse, no dudo en mandar a preparar un carruaje para irse de regreso a los aposentos del emperador, suponía que lo mejor sería dejar de estar en ese lugar, ese sitió que tenía que llamar hogar.

No tardó mucho en terminar con todo y encaminarse de regreso, tampoco duro mucho en el carruaje debido a que su hogar no era muy lejos de los recintos del emperador. Justo cuando estaba llegando, se encontraba en la entrada otra carroza, a lo que le toco esperar. Se asomó por la ventana para poder ver bien de quién se trataba, llegando a descubrir que era la familia de Kari, quienes al parecer vinieron con él de regreso. Siguió asomado allí viendo cómo se despedían amorosamente de Kari, no solo eso, logro alcanzar a oír un poco de la conversación.

-Kari, nos vemos después –escuchó decir a Lelei luego de un abrazo -. A la próxima me acompañas con la práctica de espada.

-Por supuesto.

-¡Nosotros también!

Rei y Ryo soltaron al unísono mientras tiraban de la chaqueta de su hermano mayor.

-Ustedes son muy jóvenes aun –dijo el padre de Kari palmeando la cabeza de sus hijos, al ver la expresión desolada que pusieron, suspiro un poco -. Bien, pero solo con espadas de madera.

-¡Bien!

-Parece que si seguimos así, pronto tendrás que preparar una espada de madera para Tomh.

Kam reconocí perfectamente la risa de Kairi, quien sostenía en sus brazos al último hermano de Kari. Su esposo le regalo una sonrisa antes de rodear con su brazo a la mujer, posando su mano en su cintura, regalándole un beso en su mejilla, bajo el sonido producido por todos sus hijos. Un ugh fue soltado al unísono por todos los hijos de la familia Miskal, a excepción del menor que parecía no entender bien la situación.

-Vamos, vamos. Ya es momento de que se vayan… -comento Kari interrumpiendo el momento -. Estamos reteniendo el paso…

Kari comenzó a empujar a sus padres, quienes rieron por la acción de su hijo. Sin agregar más nada, el padre de Kari hizo una señal con su mano para que sus hijos entraran en el carruaje, aunque se asomaron por la ventana para seguir pendiente del momento. El padre de Kari le dio un fuerte abrazo a su hijo y luego pudo observar a Kairi dejarle un beso en la frente. Observarlos solo causaba un fuerte dolor en su pecho y un vacío inmenso, porque había mucha diferencia entre su familia y la de Kari. No paso mucho cuando la carroza se puso en marcha y aun cuando estaba andando, se escuchaban los gritos de sus hermanos. Un sentimiento comenzó a instalarse en su pecho cuando se acomodó en su asiento, ya que su propia carroza comenzó a andar de nuevo.

Le llevo un rato bajar de la carroza, porque sus sentimientos comenzaron a tornarse un tanto oscuros, preguntándose una gran cantidad de cosas. ¿Por qué parecía que él era el único sufriendo en todo eso? ¿Por qué su familia era tan diferente? ¿Qué hizo para merecer una familia que no le quería? Porque su madre le maltrataba y su padre simplemente pasaba de él como si no existiera. Esa fue la clase de ambiente en el que constantemente se la pasaba. Al ver a la familia de Kari, simplemente se sintió mucho más vacío, porque él no tenía esa clase de amor, no se sentía necesitado y mucho menos amado. Aun con el caos de sentimientos, bajo del vehículo.

-Sabía que eras tú el que estaba llegando también.

Ver la cara de Kari, quien le estaba esperando al borde de las escaleras, no ayudo mucho con sus malos sentimientos y pensamientos.

-Ah… Tú también estas llegando.

Se forzó a contestar, pero eso solo le llevo a darse cuenta de un asunto importante, por alguna razón sentía que Kari era demasiado brillante para él. Como si a él le tocara vivir en la oscuridad, mientras que Kari se quedaba en la resplandeciente luz. También se obligó a sí mismo el caminar al lado de aquel hombre lleno de luz, acentuando su propia oscuridad.

-¿Cómo te fue en la visita a tus padres?

Aunque una parte de él le decía que Kari no hizo la pregunta en mal plan, se encontraba tan lleno de malos sentimientos, que simplemente concluyó eso. ¿Cómo le iría con sus padres? Un recordatorio de lo poco querido y desea que era.

-Lo normal –dijo en tono bajo -. Yo vi a tu familia…

-Ah sí… Aunque les dije que no era necesario, vinieron conmigo todo el camino… -Kari se rascó la nuca -. Es un poco vergonzoso.

La vergüenza que mostró Kari, que dejaba en evidencia lo mucho que quería a su familia y que ese sentimiento era devuelto, simplemente atribuyó a que se hundiera mucho más en aquella oscuridad que comenzaba a engullirlo lentamente. Kari siguió hablando, pero él se detuvo, solo viendo la espalda de su compañero, nunca cayó en cuenta de la gran diferencia entre sus familias hasta ese momento, donde él volvía de haber sido agredido por su madre, pero Kari venía de haber tenido un buen encuentro con los suyos. ¿Por qué la diferencia era tanta?

Sin darse cuenta, Kam estaba comenzando a caer en el mismo pozo que decidió instalarse su madre… La envidia. Esta comenzaba a invadir todo su cuerpo, comenzando a transformarse en otra cosa…

El odio.

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Estaba en su noveno cumpleaños cuando la noticia llego a sus oídos. La muerte de Kairi de Miskal comenzó a estar en boca de los nobles, la noticia simplemente se corrió como el agua. Luego de dar a luz a su último hijo, Takumi, la mujer no pudo recuperarse, muriendo al mes de haber dado a luz. Esa noticia de la muerte de Kairi, fue otro factor que hizo que siguiera hundiéndose más y más en aquel oscuro lugar.

No lo podía creer ni aceptar que la mujer, que quizás fue su primer amor, había muerto, aunque le dieron la noticia y la invitación al velorio estaba sobre el escritorio asignado para él, seguía sin aceptarlo. Por primera vez en su vida, sintió unas inmensas ganas de llorar y no se contuvo, era algo bueno que no hubiera nadie además de él en aquel despacho. Al primer sollozo le siguieron muchos otros, llorando como si no hubiese un mañana y quizás para él no lo había. La única persona que alegraba su vida y que también logro que no se hundiera tal cual como su madre, por lo menos no todavía, se había ido de ese mundo. Su pequeña vela en esa oscuridad, simplemente fue apagada de golpe, el impacto para él fue demasiado.  Después de ese día, cada noche lloró hasta que se dio el velorio.

Ese día las flores y demás fauna parecían brillar mucho más que de costumbre, sabía que se encontraban en primavera, pero tantos colores de parte de la naturaleza le cegaban horriblemente. Aun cuando se trataba de un velorio, parecía demasiado colorido y resplandeciente, podía hasta sentir una melodía ser entonado por el viento que suavemente se movía a su alrededor, que hacía que las hojas se movieran. No sabía cómo sentirse realmente, estaba triste y dolido, demasiado, pero si demostraba tales sentimientos, seguro sería agredido por su madre, quien disimulaba muy mal el hecho de que estaba contenta porque Kairi se hubiese muerto. De su madre se esperaba esa clase de reacción, pero lo que llego a impactarle bastante fue que el único que no estaba llorando la partida de Kairi, era Kari.

Todos lloraban desconsolados (a excepción de su madre), pudo notar que hasta el emperador, puesto que tenía un poco los ojos rojos, aunque lo disimulaba bien, tal vez se veía como él, conteniendo el hecho que lloró por la partida de aquella mujer. Pero a diferencia de todos, Kari no estaba soltando una lágrima, ni tampoco se veía como si antes lo hubiese hecho, nada, como si la partida de su madre no le doliera, ni siquiera cuando sus hermanos lloraban a su lado. Ver esa expresión, que parecía mirar a la nada le enojo enormemente. ¡Se trataba de su propia madre, quien le daba amor! ¿Acaso no podía llorar un poco o como mínimo sonreír?

Apretó los puños inevitablemente, porque Kari se veía ajeno a todo lo que estaba pasando, a los rezos del Sumo Sacerdote, a los sollozos de todos los demás, solo estaba allí parado mirando a la nada. Se hizo todo el procedimiento para enterrar a Kairi y ni siquiera en el cementerio vio a Kari llorar, aun cuando el padre de este sí que se descompuso al momento en que dejo de ver la urna. Según pudo ver, el hijo menor de la familia Miskal se encontraba en los brazos del antiguó jefe de la familia, el abuelo de Kari. Se notaba lo mucho que la familia Miskal quería a Kairi, por sus expresiones, por eso no terminaba de entender el motivo que hacía que Kari no expresara absolutamente nada en su rostro.

Regresaron a los recintos del emperador, donde se realizó una sencilla reunión para terminar de despedir a Kairi. Ya que no quería seguir viendo la expresión sin vida de Kari, decidió salir del salón y caminar un poco por el jardín. Caminar por aquel sitió tan colorido, simplemente le hizo recordar la primera vez que estuvo allí, fue el primer momento en que se encontró con Kairi, la hermosa mujer que le regalo una sonrisa a penas verse. Ese, más otros recuerdos junto a la mujer simplemente le hicieron quebrarse aún más, tuvo que llevar sus manos a su rostro para ocultar sus sollozos.

Kairi era una mujer joven, entonces… ¿Por qué tuvo que morir tan rápido?

En un punto todos sus pensamientos se tornaron realmente oscuros, recordando la expresión que vio en Kari, haciendo que sintiera un inmenso odio por el chico. Allí, exactamente ahí fue que comenzó a tornarse en un sentimiento de odio, uno que fue creciendo mientras más tiempo pasaba, con ayuda de su familia, el sentimiento fue empeorando. Se estaba dejando consumir por la oscuridad de nuevo, pensando en la horrible persona que era Kari por no llorar la partida de su propia madre. Más malos pensamientos le invadieron y sintió que todo a su alrededor perdía color y sentido, todo era cubierto por la oscuridad, que se iba tragando todo a su paso, ya no habría nada que le alumbrara en aquel tenebroso lugar.

Su vista, que se encontraba en dirección al piso, fue interrumpida por una flor de color rosado. ¿Cómo algo podía tener color en ese oscuro lugar? Una esperanza fue la que hizo que elevara su mirada. Se encontró con unos orbes marrones, semejantes a la miel, quien tenía en su rostro una cálida sonrisa, una que le recordaba a la que hacia Kairi.

-Cuando se está triste… -le escuchó decir -. No hay nada más agradable que ver un hermoso paisaje.

De golpe, como si fuese magia, la oscuridad a su alrededor desapareció, siendo alumbrado por los diferentes colores. Todo estaba brillando, permitiéndole ver su alrededor.

Recibió la flor que el otro niño le dio, al principio no lo reconoció, pero al ver el escudo de la ropa que llevaba, pudo ubicarlo. El sello de los caballeros, precisamente de la familia Aliskar, aquel niño seguramente sería su heredero. Ese aire agradable y cálido que sintió con Kairi, podía también sentirlo con ese niño, que seguramente rondaba la misma edad. Cuando en sus manos dejo de estar la flor, le dio la espalda para comenzar a caminar de regreso al jardín, precisamente las flores que en ese momento se encontraban en su mejor esplendor, no era por nada si  se encontraban en primavera. Al momento en que le vio girarse, elevo una mano, buscando detener su partida, no quería que de nuevo, la luz que alumbraba su vida desapareciera, pero no llego a detenerlo, porque una mano se lo impidió.

La oscuridad regreso de golpe al momento en que la mano de su madre sostuvo su muñeca. Apretaba con fuerza, pero no dejo salir ningún sonido de dolor, no quería mostrar debilidad ante aquella mujer.

-No te atrevas a cometer el mismo error –dijo su madre -. Tú jamás serás especial.

Para Kam no era necesario tener a otros señalando sus defectos, si ya tenía a su propia madre recordándoselos. No quiso creerlo, por eso mismo hizo algo que nunca antes realizo, de un tirón se soltó del agarre de su madre y se fue en busca de aquel niño que le dio la flor. No quería, no deseaba para nada vivir el resto de su vida en aquella oscuridad. Pero todo fue destruido en un segundo, con aquella imagen que presenció.

El mismo niño de antes se encontraba enfrente de Kari, a él lo reconoció de inmediato, pero no fue lo único que notó. Kari finalmente se encontraba llorando, mientras sostenía las manos del otro niño. A él solo le regalaba una flor mientras que a Kari le consolaba de esa forma tan dulce, ¿por qué? Como una clase de castigo regresaron a su mente las palabras que le dedico su madre.

Tú no eres especial.

Quizás su madre tenía razón por una vez en su vida.

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Kam golpeó de nuevo el escritorio, con solo recordar esos momentos, con solo saber que al final todo lo que su madre le dijo era cierto, todo eso le destruyó grandemente. Al final, luego de tanto, él no fue escogido como futuro emperador, no solo eso, la sagrada escritura le había humillado al escoger a Kari antes de tiempo. ¿Por qué lo estaban haciendo sufrir tanto? En ese momento su odio hacia Kari solo iba en aumento, creciendo con cada segundo que pasaba, lo único diferente es que a la ecuación se unió el desprecio hacia el heredero de la familia Aliskar, ese crío que le trato mal desde que nuevamente se encontraron.

Respiro hondo antes de acomodar su ropa un poco, las cosas no se quedarían de esa forma, eso sí que no. Le haría pagar a esos dos por burlarse de él, por haberle hecho pasar tal humillación, no dejaría que alguien como Kari subiera al trono tan fácilmente, ahora es que comenzaría a mover sus cartas. ¡Nadie se burlaba de Kam Noth!

Así es como Kam tomo la decisión de comenzar a mover los hilos detrás del telón. Esta pelea apenas estaba comenzando y él se encargaría de dejarlo perfectamente claro a sus dos rivales.

Notas finales:

¡Espero les haya gustado!

Ahora entienden un poco el origen del odio de Kam... :(

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Nos veremos en otra ocasión.


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