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El candidato al trono por ami4alice

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Notas del capitulo:

Buenas buenas, aquí os traigo otro capitulo. 

Espero les guste <3 

Después de que se corriera por todo el imperio la noticia de que la sagrada escritura escogió a un solo candidato, el palacio del emperador como en el templo estuvieron agitados, debido a la gente que buscaba una explicación. No era común que se diera esa situación, ya que los candidatos aun no cumplían ni la mayoría de edad, pero si lo pensaban un poco, nada estaba siendo como en el pasado, desde que la sagrada escritura escogió a otro candidato once años después que los primeros candidatos. Poco a poco, las facciones de nobles en la capital comenzaron a dividirse, porque algunos no estaban de acuerdo con el candidato que gano la competencia. Además de los nobles de la capital, estaban los demás territorios del imperio.

Las noticias siguieron saliendo a la luz, una tras de otra y el hecho de que el heredero de la familia Aliskar se volvió caballero, estuvo de boca en boca junto a otra noticia, en donde se dejaba presente que este mismo decidió formar parte de los caballeros del nuevo emperador. Así es como Dewis termino usando aquel uniforme negro con el escudo de la familia Miskal, le incomodaba un poco porque aún seguía presente en él los recuerdos de la muerte de sus padres, cargaba el uniforme de las personas que acabaron con su familia en su línea original, por eso en un principio le costó mucho ponérselo, pero termino  por aceptar el colocárselo, ya que tal evento no se iba a repetir, él se encargaría de ello a toda costa.

Esas dos noticias, el de la sagrada escritura y él formando parte de la guardia del candidato de la familia Miskal, provocaron un revuelto entre muchos nobles, los cuales, aparte de la familia a la que formaba parte Kari, ninguna otra facción se mostró conforme con aquel resultado, ya sea por estar en desacuerdo al apoyar al candidato de la familia Noth o simplemente por ser neutros con respecto al asunto mismo. Ahora, más que prepararse para una coronación, tenían que comenzar a convencer a los nobles, más los territorios. Por suerte para Kari, debido a que Dewis formaba parte de su guardia, Leslik se puso de su lado, así que quedaban por convencer a todos los otros territorios, aparte de los mismo nobles de la capital.

Tristemente, como era costumbre en el imperio, cuando un caballero comenzaba a formar parte de alguna de las dos facciones de caballero (la del emperador o la de su padre), tenían que residir en el lugar de la que formarían parte. Dewis tendría que vivir en el palacio del emperador junto al candidato al que serviría. Así que él ya no podía tener a sus sirvientas personales para atenderle, le tocaba ser el que sirviera a otra persona. Suspiro levemente sin poder evitarlo mirando al pequeño espejo delante de él, no importaba cuántas veces se viera en el espejo, no se acostumbraría a ese uniforme. Sin poder evitarlo paso su mano por donde se encontraba el escudo de su familia, además de la espalda, había una pequeña versión en su brazo derecho.

Se golpeó las mejillas para poder despejar su mente, por alguna razón, desde que el templo anunció el hecho de que la sagrada escritura escogió a un candidato, algo en él se había agitado y repentinamente se encontró recordando las palabras de aquel animal con el que se encontró la primera vez que llego a Leslik. Había sido tan ajetreado por dicha noticia que ni oportunidad tuvo de ir al templo para averiguar ese hecho, aunque el miedo de oír la respuesta fue otro motivo por el que aún no se enfrentaba al templo. Agitó su cabeza, si seguía divagando en pensamientos, no saldría nunca de su habitación a cumplir con su deber. Acomodó la espada en su cinturón, dio una última mirada al espejo y salió del cuarto, al hacerlo se cruzó con Simón, quien se sorprendió al verlo, según pudo ver por su posición, iba a tocar la puerta cuando él la abrió.

-He venido por ti.

-¿Ya es tan tarde? –soltó Dewis sorprendido -. Lo siento, apenas estoy empezando y ya estoy atrasado.

Simón negó con la cabeza luego de incorporarse y regresar a su expresión serena de siempre.

-No, como tú has sido el único asignado a la guardia personal de Kari, Noel y yo nos encargaremos de ti a partir de ahora.

Dewis inclinó un poco su cabeza, había tenido una duda todo este tiempo, así que no pudo contenerse en preguntar. Al parecer Simón entendió que había algo que quería decir, porque espero en silencio a que él hablara.

-Siempre he tenido una duda… ¿Cómo funciona la guardia personal de cada candidato?

Simón hizo un gesto para que comenzaran a caminar, así que no paso mucho para que lo hicieran.

-Normalmente se le asigna un grupo más grande de personas  para protegerlo, los mejores entre los aspirantes a caballero, pero no son los únicos que se le asignan.

-¿Tantos?

Hubo un momento de silencio en donde pudo notar que Simón se estaba pensando las palabras que iba a decir en ese momento, tal vez era algo difícil de explicar.

-Como mínimo son 5 personas aspirantes a caballero y 5 caballeros oficiales. Los oficiales protegen al candidato en la distancia de cualquier peligro, es como decir que cuidan el exterior del castillo, mientras que los aspirantes a caballeros están encargados del interior. Se hace de esa forma para que el candidato forme vínculos con los caballeros que se convertirán en su escudo.

-¿Interior? ¿Exterior?

Simón suspiro.

-¿Tu padre no te lo explicó?

Dewis llevo una mano a su mentón pensativo, sabía que los caballeros se dividían en dos facciones, pero nada más. ¿Había más cosas que tenía que saber?

-Sé que se dividen en dos facciones, la de mi padre y la del emperador…

Tuvo como respuesta negativa el ver como Simón negaba con la cabeza.

-Ciertamente se dividen en dos facciones, pero no así. La de tu padre se cataloga como la exterior, mientras que la del emperador es la del interior. O sea, es la facción del interior y la facción del exterior.

-Espera… ¿Qué? –dijo Dewis al detenerse.

-Así es que se llaman en realidad las facciones… -dijo Simón -. Ah, debemos continuar o de verdad llegaremos tarde.

Le toco tener que quedarse con la duda sobre aquel asunto, porque como dijo Simón, si continuaban allí parados iban a atrasarse. No paso mucho para que se encontraran con Noel, quien estaba junto a Kari. Al verlo pudo darse cuenta por la ropa que llevaba que se encontraría con el emperador, esas ropas tan finas no serían usadas para cualquier reunión, además que él al ser escogido como el emperador, tenía que vestir mucho más elegante a partir de ahora. Llevaba una chaqueta blanca al igual que el pantalón y los zapatos, todo tenía adornos dorados con negro y debajo de la camisa podía notar otra camisa manga larga de color negro, se notaba debido a que llevaba el mismo tono de los adornos. Llevaba el cabello hacia atrás y una capa con el escudo de su familia, también podía ver uno que otro adorno hecho con cadenas doradas.

Cuando sus miradas se encontraron, pudo ver que el otro se encontraba cansado por toda la situación que estaban viviendo y no era de menos ese estrés que se le veía en los ojos. Fue un reflejo el que tuvo en ese instante, porque no dudo en caminar a donde se encontraba Kari y sin dudar llevo sus manos a su rostro, acariciando sus mejillas con sus dedos. Al sentir el tacto de Dewis, Kari cerró por un momento los ojos, simplemente dejándose llevar por aquel cálido tacto. Sus manos se posaron en las ajenas y se fueron deslizando en dirección al otro, pero todo se vio interrumpido de pronto.

-¡Hm-mp! –Noel se aclaraba la garganta llamando la atención de los dos jóvenes -. Entiendo cómo se sienten, pero ahora eres un caballero. Tienen que comportarse.

Kari y Dewis fueron separados por Noel y Simón. Al principio ambos se miraron sorprendidos, pero luego de un minuto, simplemente sonrieron, como si no les quedara de otra que aceptar la situación en la que se encontraban. Kari pasó su mano por el cabello, llevando hacia atrás un par de mechones que se escapaban de su pulcro peinado, todo esto antes de que volvieran a comenzar a caminar, Noel y Dewis a cada lado de Kari y Simón detrás de este. No paso mucho tiempo hasta que se encontraron delante de la puerta hacia la sala de reuniones. Vio a Kari respirar hondo antes de abrir la puerta, normalmente lo hacia el caballero, pero Kari prefería hacerlo por su cuenta.

Esa sería la primera vez desde que entro en esa sala de reuniones que vería a alguien más sobre la alfombra roja, porque en su mayoría había sido él quien se encontraba delante del emperador y aunque en ese momento estaba delante de él, Dewis no estaba siendo el centro de atención. Allí parado delante de todos, Kari sobresalía, por lo menos así lo veía él, con un porte orgulloso y no dudaba de que delante de esos nobles, debía de actuar de esa forma pretenciosa. A diferencia que en sus reuniones, en esta ocasión se encontraban todas las facciones nobles de la capital, con sus aires de superioridad, el principal motivo por el que no podía soportar a los nobles. El emperador Perk se levantó de su asiento, lo cual era extraño, dedico una mirada a todos los presentes antes de hablar.

-Todos deben saber la noticia de la sagrada escritura –inició de forma alta para que todos le escucharan -. Y ese es el motivo de esta reunión –sin dudar dirigió su mirada a Kari -. Me imagino que debemos descartar la posibilidad de que hayas alterado el resultado.

-¡Mentira! –soltó el representante de los Nils -. Seguramente todo lo que diga son mentiras.

-¡Es cierto! –agrego la madre de Kam -. ¡Es imposible que elijan a alguien antes de tiempo!

El emperador levanto la mano para silenciar a las dos familias que habían alzado la voz.

-Entiendo su preocupación, por eso mismo he llamado a un representante del templo. Como antes, ellos certificaran la veracidad de la sagrada escritura.

-Aunque es sorprendente que la sagrada escritura allá escogido antes de tiempo… -soltó la representante de Arau -. Agregado a la aceptación de un nuevo integrante.

La elegante mujer abrió su abanico para cubrir un poco su cara. A pesar de que no se aceptaba una heredera mujer en las otras familias, la señora Petrit tenía el control de la familia Arau debido a que su esposo había fallecido hace un buen tiempo y al no haber concebido un heredero, ella manejaba esa facción de nobles.

-Ciertamente curioso –apoyó el representante de la familia Manh -. Es aún más curioso que ambos se hayan aliado. ¿Podría ser esta una rebelión?

Dewis no pudo evitar tensarse ante aquellas palabras, porque malos recuerdos vinieron a él. Jamás llego a pensar que sus acciones egoístas podrían causar una desventaja hacia Kari. Todos le miraban, juzgándoles, no sabía cómo Kari podía soportar todo eso sin siquiera inmutarse en su lugar.

-Bueno –dijo Kari al fin -. Si hablamos de alianzas sospechosas, podríamos tener una muy larga conversación con las suyas, ¿no es cierto señor Kilyu?

El heredero de la familia Manh se tensó en su lugar antes de chasquear y desviar la mirada. La risa de la señora Petrit llego a sus oídos, haciendo que el otro hombre rechinara los dientes.

»No hay nada de raro –continuó Kari ahora dirigiéndose a la representante de los Arau -. Más que sus ingresos mensuales señora Pretrit.

Ahora la que se encontró con una expresión nada agradable fue la mujer. Dewis se sorprendía de como Kari podía enfrentarse a esas personas que le superaban en experiencia y edad tan fácilmente.

-¿Acaso te crees un niño muy listo al decir todo eso? –todos pudieron oír a la madre de Kam gritar aquello -. ¡No te creas tan grande!

-No me siento tan grande –inició Kari mirando a la mujer -. Como lo hace la familia Noth sobre lo demás.

La sonrisa sínica que mostró Kari fue suficiente para que la mujer se encogiera en su lugar. Esa expresión fue suficiente para que el representante de la familia Nils se tragara las palabras que pensaba decir. Kari no había llegado con las manos vacías y aunque podía darse cuenta que no le gustaba actuar de esa forma, delante de esas personas que no dudaban en tomar ventaja de cualquiera que se lo permitiera, tenía que ser peor que todo ellos para ganar. El emperador también se mantuvo en silencio, porque se suponía que ese chico tenía que enfrentarse a los nobles sin ayuda, no fue sino hasta que vio la señal de uno de sus caballeros, que volvió a hablar en aquella gran sala.

-Al parecer –dijo en tono alto para concentrar toda su atención en él -. El representante del templo ha llegado.

Todos dirigieron su mirada hacia la entrada de aquella sala, donde los caballeros abrieron las puertas dejando entrar a una hermosa chica de cabello blanco puro, con unos reflejos negros como la noche. Venía acompañado de uno de los guerreros santos del templo, personas que seguían la fe, pero que entrenaban para proteger el templo, sobre todo al sumo sacerdote. Dewis notó cuando se pararon a su lado, que aquel protector de la chica tenía el cabello azul como el cielo y unos ojos morados, por lo menos eso alcanzó a ver cuándo sus miradas se encontraron. Como de costumbre, la mujer solo hizo un gesto cuando estuvo delante del emperador.

-Hemos venido como representantes del sumo sacerdote –indicó la chica en un tono dulce -. Mi nombre es Jeiss Vera y soy la intérprete del sumo sacerdote.

Todos sabían que el sumo sacerdote había nacido sin voz y solo era su hermana gemela la que tenía la capacidad de escuchar la voz inexistente de su hermano, siendo ella la que predicaba la palabra. Ella se veía como si una diosa estuviera en aquella habitación, así que Dewis no pudo evitar preguntarse si el sumo sacerdote se vería igual.

-Entiendo –fue la voz del emperador la que lo saco de sus pensamientos -. Aclare a todos los presentes la veracidad de la sagrada escritura.

La mujer asintió con la cabeza.

-El hecho de que la sagrada escritura escogiera a un solo candidato, es la verdad absoluta.

No se hizo esperar los comentarios de los representantes de las familias de nobles allí presentes, con respecto a las palabras de la chica. Con aquello no quedaba ninguna duda con respecto a ese asunto, ya el próximo emperador había sido escogido, no había vuelta atrás.

-Como… -la voz de Kam no se alzó al principio -. ¿¡Cómo es posible que lo escoja ahora!? ¡¡Ni siquiera hemos cumplido la mayoría de edad!! ¿¡Cómo es posible!? ¿¡Cómo!?

La mujer con elegancia y una sonrisa en su rostro camino hacia donde se encontraba Kam, inclinándose un poco al joven en cuestión, quien se encontraba evidentemente molesto.

-Kam Noth –dijo la mujer con firmeza -. El sumo sacerdote me ha mandado a darte unas palabras.

-¿Unas palabras? –soltó Kam desconcertado -. ¿De qué habla?

Jeiss con elegancia acomodo su cabello, sin quitar esa sonrisa de su hermoso rostro. Sus orbes rosados se encontraban fijos en los orbes naranjas.

-Tú desaprovechaste la oportunidad cuando la tuviste. No puedes venir a reclamar absolutamente nada.

Todos se quedaron confundidos, porque aquellas palabras la mujer las dijo en un susurro, solo para que el heredero de los Noth la escuchara, quien también se encontraba confundido, pero a la vez sintió una opresión en su pecho. Jeiss se giró para regresar a su lugar anterior.

»He dicho todo lo que había venido a decir, así que me retirare.

-Eso… -soltó el emperador un tanto confundido -. Entiendo. ¿No tiene más nada que decir? ¿No habrá también algo del sumo sacerdote para el nuevo emperador?

La mujer negó con soltura.

-El sumo sacerdote solo comento: él ya tiene las respuestas consigo, no necesita de mi ayuda.

Si ya antes se encontraban todos confundidos, ahora lo estaban aún más. Luego de su respectivo gesto de despedida, la sacerdotisa y el guardián se marcharon de la sala de reuniones. El emperador regreso su camino al trono, donde se sentó.

-Tal parece que ya no hay ningún inconveniente con respecto a quien tomara mi lugar –dijo el emperador en tono tranquilo -. ¿Alguien tiene algo que acotar?

Hubo silencio en la habitación, al parecer nadie quiso comentar algo y es que muy difícilmente se podía ir en contra de la sagrada escritura.

» Si no hay más nada que decir, la reunión ha finalizado.

Al decir esas palabras, todos comenzaron a tomar su propio camino y cuando estuvieron a solo ellos cuatro en la sala, pudo ver como Kari dejaba escapar un largo y pesado suspiro.

-¿Estas bien? –pregunto Dewis preocupado -. Debió ser difícil.

Kari dirigió su mirada a la de Dewis.

-Está bien, tarde o temprano tendré que enfrentarme a esas personas, después de todo, forman parte del imperio e igualmente tienen su propio poder.

-Sí.

Los nobles tenían un cierto poder en el imperio, por eso como futuro emperador, no podía tenerlos de enemigos, porque eso significaba como tener dentro del hogar al que te asesinara en el futuro. Sino los ponía de su lado, se le iba a complicar todo al momento de tomar el poder. Kari pasó una mano por su cabello, dejando escapar otro suspiro.

-Regresemos.

Los otros tres hombres asintieron con la cabeza antes de seguirle a las afueras de la sala de reuniones. No pasó mucho tiempo caminando, cuando se encontraron con el guardián de la sacerdotisa. Se suponía que ambos se habían ido ya, entonces… ¿Qué estaba haciendo ese hombre allí parado? Más bien, parecía como si los estuviera esperando. El guardián separo su espalda de la pared para pararse enfrente del pequeño grupo.

-La sacerdotisa quiere hablar en privado.

-¿En privado? Eso es…

El hombre negó con la cabeza a las palabras de Kari, antes de dirigir su mirada a Dewis.

-Con él es con quien desea hablar.

Dewis se tensó por reflejo al no entender lo que estaba pasando, aun así llevo su mirada a Kari un momento, quien la llevo al hombre delante de ellos.

-Ahora él es mi responsabilidad, así que si tiene algo que decir, tendrá que ser en mi presencia.

-La sacerdotisa está al tanto de eso, pero solo pueden venir ustedes dos.

Kari miró a Noel y Simón, quienes asintieron con la cabeza. El otro hombre se giró para comenzar a caminar y luego de una mirada entre ellos, Dewis y Kari le siguieron.

Caminaron un buen rato, terminando en el jardín del palacio, donde cerca de una fuente se encontraba la sacerdotisa que antes habló delante de todos los nobles. Se veía tan hermosa rodeada de toda esa vegetación que parecía formar parte de ella, como si se tratara de un hada. Fue en ese momento cuando sus miradas se encontraron que Dewis se percató de que los ojos de la sacerdotisa eran rosados. Ella se levantó de su asiento para hacer algo que no hacía para el emperador, arrodillarse.

-Desde que entre en la sala, había deseado mostrar mi respeto a usted.

Inevitablemente Dewis llevo su mirada a Kari al no entender la situación.

-¿De qué está hablando?

Kari fue el que habló, a lo que la mujer se levantó sacudiendo la túnica blanca que tenía puesta.

-Desde que el sumo sacerdote ha hablado de ti, hemos querido conocerte –comento con una pausa -. El gran niño amado de la sagrada escritura.

Algo dentro de Dewis se agito con aquellas palabras. Pocos sabían respecto a ese asunto, más bien, Dewis no lo comento con nadie, por eso le tomó por sorpresa que le llamaran así. Kari le miró y Dewis no pudo decir nada, las palabras se ahogaron en su garganta.

-¿Qué quieres decir con niño amado de la sagrada escritura?

La mujer sonrió, estando en silencio por un corto minuto.

-Para obtener respuestas, por favor vengan a ver al sumo sacerdote –Kari frunció el ceño debido a lo esquivo que sonó su respuesta -. Él los esperara el tiempo que sea necesario, después de todo, tarde o temprano vendrán a verlo.

-No quiero sonar grosero, pero ¿para qué iríamos a ver al sumo sacerdote?

-Cuando llegue el momento lo sabrán.

La mujer volvió a hacer una reverencia, antes de marcharse junto a su guardián, dejándolos solos. Dewis seguían sin hablar, con la mirada baja debido a que ser llamado así le tomó por sorpresa, no esperaba que alguien supiera de eso, ya que con los únicos con los que habló respeto al tema fueron entes astrales.

Su mente se volvió un desastre, preocupado de lo que pudiera pensar Kari, ahora alguien terrenal conocía sobre ese secreto que no le había dicho a nadie, ni siquiera a sus padres. ¿Qué pasaría si Kari se lo tomaba mal? Si Kari comenzaba a odiarlo por eso, no lo podría soportar. Por alguna razón, los miedos que tuvo una vez cuando tenía un amor no correspondido por Kam, vinieron de golpe, pensando en que sería juzgado por su compañero por segunda vez. En su línea original, Kam llego a pegarle una vez cuando le oculto algo mínimo y recordar eso le hizo entrar en pánico. Así que decidió actuar primero antes de que la cosa se pusiera peor.

-¡Eso fue…! Eso fue algo que aún no termino de entender, por eso no he comentado nada con respecto a ello, no lo tomes a mal, no es como si quisiera guardarte secretos, es solo que…

-Dewis.

-No sabía cómo hablar con respecto al tema, ya que si no lo entiendo yo mismo, ¿cómo podría explicárselo a alguien más? Además, también hay otras cosas que sigo sin entender bien, pero solo dame algo de tiempo para poder aclarar mis ideas y…

-Dewis.

-Cuando tenga claro todo, te explicaré debidamente, así que por eso, solo espera un poco, no te decepcionaré, tampoco te traicionaré, yo estoy de tu lado y eso no va a cambiar, por ello…

-¡Dewis!

Finalmente Dewis elevó la mirada cuando escuchó su nombre tan fuerte, encontrándose con la mirada de Kari. Dewis había hablado sin parar y ni siquiera se dedicó a mirar a su compañero, que más que estar juzgándole, se encontraba preocupado, eso pudo entender con su mirada.

» Esta bien, puedes tomarte el tiempo necesario, no por eso voy a cambiar de parecer con respecto a ti.

Las manos ajenas en sus mejillas le hicieron sentir un inmenso alivio, lo suficiente para que un par de lágrimas se escaparan de sus ojos, mismas que Kari limpio con su mano.

El sentimiento que tuvo en ese preciso instante fue indescriptible, quizás porque en el pasado no llego a sentirlo nunca. Kam nunca llego a darle esa seguridad, en realidad, desesperadamente siempre lo busco y este jamás se lo dio, eso fue uno de los motivos por lo que la confianza en sí mismo terminó en la basura. Si no podía obtener de la persona que más quería un sentimiento tan sencillo como el apreció o cariño, ¿qué le esperaba obtener de otros? Dewis en aquel momento fue un niño demasiado inseguro de sí mismo, la típica actitud de una persona que constantemente lo único que recibía era el despreció. Anhelaba un amor que en absoluto le iban a dar y se culpaba a si mismo porque no se lo dieran. Una triste realidad que le llevo a un mal final, en donde su muerte fue la única salvación.

Su vista se mantenía fija en la de Kari, quien tampoco aparto la dirección de su mirada de su compañero. El silencio lleno el ambiente, ninguno de los dos dijo algo, solo se quedaron allí mirándose, sus respiraciones era lo único que producía algún sonido. Ambos parecían mirarse de una forma como si estuvieran diciendo lo que no salía por sus labios. Dewis sentía esa seguridad que siempre busco en ese chico delante de él, pero, de pronto sintió algo más allí, lo supo cuando notó que los orbes turquesa bajaban un poco, mirando otra parte de su rostro, que aunque por el ángulo no podía asegurar nada, algo dentro de él se lo aseguró.

Abrió su boca, dejando escapar un ligero suspiro. Dewis estaba tan acostumbrado a la cercanía, que simplemente no notó el momento en que sus rostros estaban a escasos centímetros. Las palabras siguieron faltando en aquel momento y lo único que se encontró capaz de hacer Dewis, fue dirigir su mano a la manga de la chaqueta blanca de Kari, apretando un poco la tela ajena. Como si aquel gesto se hubiese significado algo, Kari deslizo un poco más allá sus manos, enredando sus dedos en el cabello de Dewis, acercando su rostro un poco más. Cuando Dewis supo que iba a pasar lo inevitable, no dudo en cerrar sus ojos y solo dejarse llevar.

Kari termino de romper la distancia entre sus labios y así tuvieron su primer beso, uno que Dewis correspondió y ambos disfrutaron, porque ese beso fue algo que desde hace un buen tiempo ambos habían querido tener, pero que nunca tuvieron el valor para llevarlo a cabo, hasta ese momento.

Un dulce primero beso que seguramente ambos tendrían muy presente.

 .

.

.

Luego de la reunión que tuvieron aquel día, tiempo después, uno de los caballeros del emperador apareció en el despacho de Kari, indicando que el gobernante quería verlos, así que no les quedo de otra que ir a donde el caballero le indico que se encontraba el hombre. Aunque en un principio creyeron que se trataba solo de Kari, pero el caballero especifico que requerían a ambos, así que tanto Kari como Dewis fueron a ver al emperador. Es por ello que en ese preciso instante se encontraban en aquel lugar, delante de aquel imponente hombre, aunque Dewis tenía una duda y por ello su mano se encontraba en su mentón, mientras miraba fijamente a las personas que lo acompañaban en ese sitio.

¿Por qué se encontraba en la biblioteca de los recintos del emperador junto a este y Kari?

Comprendía que quisiera hablar con Kari, ya que este se trataba de su sucesor, pero la duda nacía puesto que se preguntaba qué tenía que ver él en todo el asunto. Kari estaba sentado frente al emperador, según sus recuerdos de su línea original, se encontraba sentado frente a aquella mesa donde él tantas veces jugo con el emperador. La recordaba muy bien, ya que estuvo en esa biblioteca bastantes veces. Él por su parte se encontraba parado, se trataba de un caballero, así que sería descarado sentarse en esa situación, aunque el emperador posó su mirada en él y solo causo que tensara sus hombros.

-Es problemático que estés allí parado cuando tiene que ver contigo también.

-¿Conmigo?

Dewis no entendía el motivo de que aquella reunión entre el monarca y su sucesor tuviera que ver con él. ¿Acaso había hecho algo malo?

-Sí, así que siéntate también.

Allí, tanto Kari como Dewis entendieron el motivo de que hubiese dos tazas de té además de la del emperador. No estaban esperando un tercer visitante, ese asiento pertenecía a Dewis. Aun con algo de duda, tras un gesto del emperador para que se sentara y dedicándole una mirada a Kari, el cual asintió con su cabeza, decidió sentarse donde se le señaló. El silencio invadió el lugar, aunque el emperador parecía estar pensativo sobre algo, ambos hombres decidieron esperar a que volviera a decir u opinar algo.

»Estamos en una situación problemática –dijo el emperador -. Desde que la sagrada escritura te ha declarado emperador antes de tiempo, todos se han vuelto locos, sobre todo los nobles.

-¿Qué tan mal favorecido me encuentro? –pregunto Kari, aunque ya se daba una idea.

-De las cinco facciones, dos se mantienen “neutrales” y las otras dos apoyan al heredero de los Noth. Estas en una posición crítica.

-Entonces… Aunque suba al trono, no obtendré la aprobación de los nobles, así que caeré en una batalla eterna de poderes.

-Tristemente.

Dewis escuchaba a ambos hombres, ciertamente se había dejado en evidencia con la reunión pasada que los nobles que dominaban la capital no se encontraban muy satisfechos con el hecho de que Kari fuese el sucesor. Si subía al trono en esa situación, las cosas solo iban a empeorar, ya que no tendría ningún apoyo como monarca y seguramente los nobles le harían la guerra hasta quitarlo del poder. Aunque la sagrada escritura había escogido al gobernante, no significaba que la población lo hubiese hecho, aunque eso estaba más inclinado a la nobleza. Lo más seguro es que supieran que si Kari subía al trono, todos sus beneficios que se los ganaron por “derecho”, los iban a perder indudablemente.

Tenían que pensar en una forma de hacer que se pusieran de su lado, de todas las familias, Dewis pensaba que a los Noth se les tenía que dejar de lado, porque dudaba que tras lo sucedido, algún día lo aceptaran como monarca. Sin poder evitarlo Dewis suspiro, mientras trataba de buscar en sus recuerdos algo que le ayudara a que los nobles apoyaran a Kari. Lo único que logro obtener fue que en aquel entonces, fácilmente todos los nobles apoyaron a Kam, porque al parecer el chico iba con sus ideales y ciertamente fue así, Dewis recordaba que cuando subió al poder Kam, les dio mucho más poder a los nobles, provocando que el pueblo decayera aún más, hundiéndose en la pobreza. Los nobles se hicieron más ricos, mientras que el pueblo se moría de hambre. De pronto, divagando en esos horribles recuerdos, se percató de algo.

-Ah.

Aquello lo dejo escapar con una sonrisa en su rostro, el emperador fue el primero en darse cuenta de la expresión de Dewis.

-Parece que tienes algo en mente.

-¿Qué?

La voz del emperador le tomó por sorpresa, ya que se encontraba sumido en sus pensamientos. Se giró a Kari cuando le escuchó suspirar, viendo como al encontrarse sus miradas, este asintió con la cabeza.

»Bueno, creo que tengo algo.

-Dinos.

Dudo un momento en continuar, pero después de respirar hondo, decidió seguir aquella orden.

-Ciertamente los nobles dominan la capital debido a su poder adquisitivo, entonces, creo que deberíamos buscar en otro lado.

-¿En otro lado? –pregunto Kari, obteniendo una asentida de cabeza por parte de Dewis.

-En los territorios.

Ahora el que mostró una sonrisa en su rostro fue el emperador.

-Aunque no obtengas su aprobación, puedes doblegarlos a través de los territorios. Los nobles tienen poder, pero eso solo se limita a la capital.

El emperador se vio emocionado al decir aquello, como un niño pequeño en época festiva. Dirigió su mirada a Kari, quien hasta el momento se mantuvo en silencio, ambos hombres cruzaron miradas como si estuvieran teniendo una interesante conversación a través de esta.

-Un año... –dijo al principio en tono bajo -. Estoy completamente seguro que me tomara máximo un año para obtener a los otros territorios.

-Bien, creo que eso sería lo mejor, así cuando subas al trono, cumplirás con las costumbres.

Los tres hombres en la sala estuvieron de acuerdo con ese hecho, ya que en esos momentos, Kari apenas tenía quince años, si los años que le quedaban para la mayoría de edad los dedicaba a ganarse los otros territorios, entonces cumpliría con la tradición de que el sucesor a emperador tome el poder al cumplir su mayoría de edad. Cumpliría con la tradición del imperio y además tendría el apoyo de los otros territorios, con eso podría descansar un poco en cuanto a los nobles que dominaban la capital.

Tanto Kari como Dewis llevaron su mirada a la entrada de la biblioteca cuando el sonido de la puerta abriéndose llego a sus oídos. Quienes entraron fueron su padre, el de Kari y Lelei, quienes al acercarse, hicieron sus respectivas reverencias, tanto para el emperador como para Kari. El emperador se veía tranquilo, como si se esperara la aparición de los otros tres. Lo que le pareció curioso a Dewis fue no ver al consejero del emperador.

-Se ha tomado una decisión –dijo el emperador -. Nos dedicaremos a poner de nuestra parte a los otros territorios. Si no podemos ganar la capital, por lo menos todo lo que rodea la capital será nuestro.

La seguridad del hombre era la misma que mostraba delante de todos, tanto de gente importante como del pueblo. Ese hombre todo el tiempo fue conocido por la inmensa seguridad que tenía en cada cosa que realizaba o decía, por eso nadie dudaba de seguirlo. No se podía ir  tan fácil en contra de tanta seguridad.

» Así que, Kari y Dewis viajaran a los otros territorios, mientras tanto, nosotros  nos encargaremos de mantener a las facciones a raya. Espero de su colaboración.

-¡Por supuesto!

Las tres personas soltaron aquello sin duda en su voz. El emperador hizo un gesto para hacerles entender que se podían retirar, la reunión en la biblioteca había finalizado. Dewis miró a su padre un momento, quien se retiraba junto a Lelei y el padre de Kari, él iba a hacer lo mismo, levantándose de su asiento, pero se detuvo a medio camino cuando se dio cuenta que Kari continuaba sentado en su lugar, al llevar la vista al emperador, se percató que se encontraba igual.  Hubo silencio cuando los otros tres se marcharon, siendo interrumpido por una corta risa de parte del emperador.

-Pareces ansioso por preguntarme algo.

-Bueno… -dijo Kari en un suspiro -. ¿Usted sabía que yo iba a ser el seleccionado?

Dewis capto de inmediato que estaban hablando sobre la selección del sucesor a emperador, así que se mantuvo en completo silencio, solo turnando su mirada entre ambos hombres. El emperador volvió a reír suavemente.

-Más que saberlo… Diría que se trataba de quererlo.

La respuesta pareció sorprender a Kari, aunque volvió a su expresión habitual de inmediato.

-De los dos, ¿usted quería que ganara yo? ¿Por qué?

El emperador se quedo en silencio un momento, antes de desviar su mirada, precisamente a Dewis, quien se sobresaltó un poco al ser ahora el punto central de las miradas ajenas.

-Porque tenía fe en lo que ella traería al mundo –dijo en tono suave, casi se podía decir que dulce -. Y en lo que ella apoyaba.

-¿Ella…? –soltó Kari -. ¿Habla de mi madre?

Vagamente Dewis recordaba a la madre de Kari, en realidad podía decir que no recordaba nada de ella y no sabía el motivo de ese hecho. Los otros parecían sumidos en su conversación, como si no pudiera haber nada que penetrara lo que los otros dos estaban hablando. El emperador se levantó de su asiento con soltura, sin quitar su mirada de Kari, quien tenía delante.

-Ella más que nadie creía que ustedes eran la respuesta correcta. Así confié todos estos años en su buen juicio.

Ahora sí que no pasó desapercibida la sorpresa en la cara de Kari. El emperador solo sonrió antes de con un gesto de su mano hacer hincapié en que se estaba retirando de aquel sitió. No paso mucho para que ambos se quedaran completamente solos en aquella mesa situada en la biblioteca de los recintos del emperador. Dewis llevo su mirada a Kari, quien seguía en completo silencio, esperando pacientemente a saber qué haría ahora Kari.

-Ya veo… -dijo casi en un susurro Kari, levantando su mirada, ya que había estado mirando al suelo -. Así que mi madre siempre ha creído en mí.

Más que verse preocupado o aliviado, Kari se veía feliz por lo que acababa de decir, por lo menos esa fue su percepción. La madre de Kari había muerto cuando ellos tenían nueve años, casi los diez, así que él no recordaba mucho de aquella mujer, solo lo poco que escuchó de otras personas y alguno de esos comentarios no fueron nada agradables, por eso no sabía muy bien que deducir de la madre de Kari, pero por la expresión que hacia Kari, podía saber que fue una buena madre.

Dewis lo atribuiría al momento que estaban viviendo, pero sin poder evitarlo, dirigió su mano a la de Kari para tomarla, notando como al poco tiempo, Kari correspondía al gesto que inició Dewis. Dirigió su mirada a este, aun manteniéndose un poco más en silencio.

-Sin importar qué pase, yo seguiré creyendo en ti.

Fue Dewis quien habló, teniendo una sonrisa en su rostro, porque se trataron de palabras desde lo más profundo de su corazón. Pudo sentir claramente como Kari apretó un poco el agarre en su mano. Como si supiera lo que le estaba diciendo Kari con ese gesto, Dewis se inclinó hacia adelante. Quizás se debía a que empezó a quererlo desde la primera vez que lo hicieron, pero Dewis esperaba ese tipo de resultados cuando se inclinó en dirección de su compañero. Por su parte, Kari hizo lo mismo, inclinándose en dirección de Dewis, tal cual como la primera vez, sus labios se unieron en un beso.

-Lo sé –dijo Kari separándose solo un poco de los labios ajenos -. Es lo mismo para mí, yo también creo en ti.

Y sus labios volvieron a unirse en otro beso.

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Si era honesto, en ese preciso momento se sentía un poco extraño, ya que sería la segunda vez que se embarcaría en un viaje hacia otro territorio, la diferencia de aquella vez cuando fue a Leslik, es que en esta ocasión se encontraba acompañado. Habían pasado tantas cosas, muchas habían cambiado a lo que recordaba de su línea original, esperaba de todo corazón que lo hubiese hecho para bien, ya que no quería que se repitiera lo mismo que él recordaba. Dewis elevo su mano para cubrir un poco su rostro del sol que estaba haciendo ese día en que partirían a los demás territorios. Aun cuando se suponía que como caballero tenía que ayudar, todos los que estaban preparando el carruaje que usarían, se negaron a dejarle ayudar.

Se decidió que lo mejor era viajar con pocos acompañantes, así que además de él y Kari, Noel y Simón irían con ellos en su viaje a los demás territorios. Esperaba lograr rápidamente el objetivo de poner de su lado a los otros territorios, porque al Dewis formar parte del grupo que apoyaba a Kari, Leslik ya se encontraba de su parte, porque Dewis seguía siendo el embajador de esas tierras. Ahora quedaba que Kari lograra poner de su lado a Lak, Arak, Marik, Petik y Disk. De todos ellos, los principales que tenía que poner de su lado eran a Lak, Disk y Marik, porque Petik y Arak se trataban de territorios más subdesarrollados a comparación de estos tres, semejantes a Leslik, pero no llegando a su nivel. Dewis se giró al oír pasos encontrándose con Kari.

-Ya todo está listo para partir.

Dewis asintió con la cabeza a las palabras ajenas.

-¿Crees que lograremos ponerlos de nuestro lado? –pregunto Dewis.

-No lo sé, pero…  –fue lo que contesto Kari -, es nuestro trabajo hacer que lo hagan. Así que no podemos dudar.

-Eso es cierto. Obtengamos a los demás territorios.

-Por supuesto.

No se dijo más nada en esa conversación, ya que ambos comenzaron a caminar en dirección del carruaje, donde ya les estaban esperando Noel y Simón. Se despidieron de las personas que estaban allí para despedirlos, porque tampoco estaban llevando sirvientes en su viaje. Se subieron al carruaje y se pusieron en marcha al primer territorio que visitarían. Tenían que regresar victoriosos, para que no hubiese ninguna duda al momento en que Kari tomara la corona. Nadie podía dudar sobre la capacidad de Kari para gobernar, ese sería su objetivo a partir de ahora.

Su viaje para obtener el trono había comenzado.

Notas finales:

¡Espero lo hayan disfrutado! 

No olviden dejar su comentario <3 

Ahora la aventura de Dewis y Kari esta comenzando... ¿Cómo les irá en los otros territorios? ¿Los pondrán de su lado? 

¡Las respuestas estan en los siguientes capitulos!


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