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El candidato al trono por ami4alice

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Notas del capitulo:

Bueno, con este capítulo cierra el arco del territorio Lak. 

Espero les guste <3

El tiempo pasó y ya tenían aproximadamente cinco meses en Lak, bastante tiempo y la verdad, aún no habían logrado nada. Aunque Kari no lo demostraba, Dewis estaba seguro que la situación comenzaba a frustrarlo, si continuaban así, iban a cumplir con el año y no habrían puesto al territorio Lak de su lado. Eso sería un gran peso para Kari, puesto que al no tener el apoyo de la potencia económica del imperio, terminaría por destruir en segundos su mandato, ya que no tendría un soporte monetario. Lo único relevante para resaltar en todo ese tiempo que llevaba en Lak, es que recorrieron cada una de las zonas del territorio, descubriendo un par de cosas que desconocían.

El territorio de Lak era la potencia económica del imperio, pero aun siéndolo, tenía enormes problemas debido a la cercanía que tenía el territorio con el mar. Las zonas costeras constantemente sufrían de terremotos que causaban la destrucción de la mayoría de viviendas, además de la perdida de maquinaría costosa e irremplazable, sacando la perdida humana que también era un declive en Lak. Pocas personas residían en Lak debido a esa problemática que pasaban constantemente. Nadie podía predecir un terremoto y tristemente aun no tenían materiales que ayudaran a resistir los desastres por los que pasaban. Tuvieron una temporada de crisis debido a que no podían cumplir con el mínimo de trabajo cuando perdieron más de tres empresas debido a los terremotos. El palacio, que se encontraba en la capital del territorio, como se encontraba cerca del territorio de Urak (la capital), sufría menos daños que las otras zonas.

Ese día se encontraban en la habitación de Kari tomando el desayuno. A pesar de que Kari tenía oportunidad de ir a las reuniones del consejo con el príncipe heredero, aún no había logrado mucho. Los consejeros eran tercos y que hablar del príncipe, todos arraigados a tradiciones que en la actualidad era una locura mantenerlas. Tristemente los rumores que se corrieron desde el primer día de su estadía le estaban jugando en contra en las reuniones. Más que discutir formas de cambiar las cosas, parecía ser una penitenciaría donde le juzgaban debido a los rumores. Kari salía enojado y frustrado al acabar cada una de esas reuniones, es más, con solo recordarlas, Kari tendía a fruncir el ceño y eso que normalmente llevaba en su rostro una expresión amigable, así se encontraba, rayando el límite de su paciencia.

Kari dejo la taza de té que llevaba sosteniendo por un rato, mismo tiempo en que su mente rememoraba lo sucedido en la reunión pasada. Chasqueaba para seguir molesto con todos esos viejos del consejo, pero Dewis sabía que lo que más le frustraba era el príncipe heredero. A Kari no le llevó mucho darse cuenta de la situación que Dewis se percató a principios de su estadía, por eso le enojaba aún más el comportamiento del príncipe heredero. Dejó de estar sumido en sus pensamientos para dirigir su mirada a Dewis, quien estaba en el otro sofá disfrutando de un bocadillo, ya que el desayuno lo acabaron hace solo un par de minutos.

-Si estuvieras en su situación… -Dewis no necesito de mucho para entender de lo que estaba hablando Kari -. ¿Qué es lo que harías?

Se quedó en silencio, la respuesta que tendría que dar no se trataba de una precisamente sencilla.

-Estaría enojado –fue lo primero que dijo -. También herido y esas cosas no me dejarían hacer nada. Porque para ambos esa es la verdadera felicidad.

-¿Puedes llamar a eso felicidad?

Dewis tomó una servilleta para limpiarse las manos, antes de levantarse y caminar a donde se encontraba Kari.

-Si yo tuviera a alguien más que me hiciera feliz… ¿Te apartarías de mi lado?

Ahora fue Kari quien mantuvo un silencio, dejando la taza sobre su plato.

-Quisiera decir que no, pero si te hace realmente feliz, simplemente me apartaría…

Lo sabía, después de todo, así sucedió en su línea original, donde Kari moría por su bienestar.

-Lo más seguro es que ellos piensen igual.

-Si yo tuviera a alguien que me hiciera feliz, ¿dejarías de estar a mi lado?

Dewis frunció un poco el ceño al haber recibido la misma pregunta que él realizo.

-Eso es jugar sucio –se quejó -. No, soy el tipo de persona que aun cuando consigas a la persona que te traerá la mayor de la felicidad, no me iré de tu lado.

No mentía, al final en su línea original se quedó al lado de Kam aun cuando lo único que le trajo fue desgracia. La conversación se vio cortada cuando un carraspeo se hizo sonar, haciendo que ambos se giraran para ver a Noel y Simón.

-Cualquiera pensaría que vienes como consorte y no como su caballero. Por eso es que hay rumores entre los sirvientes.

Ambos rieron de forma nerviosa ante la queja de Noel.

-Son el tema más candente de la servidumbre –ahora fue Simón quien comento algo -. Han puesto en una encrucijada a todos.

Dewis se sintió un poco avergonzado, porque la verdad es que se había tomado el trabajo a la ligera. Desde que llego estuvo todo el tiempo relajado, simplemente comiendo junto a Kari y hablando con este, tal cual como hacían antes de que él se volviera caballero y Kari se convirtiera en el nuevo emperador. Al encontrarse al lado de Kari no podía evitar relajarse y sentirse cómodo, porque esas eran las sensaciones que le daba. Se levantó del sofá, dispuesto a iniciar su trabajo como caballero, pero en eso su acción fue interrumpida por la mano de Kari, que sostenía su muñeca.

-Entiendo que eso ha sido nuestra culpa –dijo Kari -. Pero hoy pensaba llevarte a la reunión.

-¿Qué? –fue Noel el que dijo algo, teniendo mala cara -. ¿Acaso se le ha fundido el cerebro?

Ahora fue Kari quien puso una mala cara, mirando a Noel.

-Estoy consciente de que los de rango inferior no pueden asistir a la reunión, pero… -soltó Kari junto a un suspiro -. En ese lugar estoy completamente solo, me serviría algo de apoyo.

-¿Y cómo piensa hacer? –fue Simón quien tuvo curiosidad.

La sonrisa que mostró Kari les certificaba a los tres hombres que ya tenía algo planeado para hacer que Dewis pudiera estar en aquellas reuniones donde se discutían asuntos importantes sobre el territorio. A veces su señor podía tener unas locas ideas, ellos como sus caballeros de hace muchos años, podían certificar ese hecho.

Su señor, el nuevo emperador, era una persona aterradora cuando se lo proponía.

.

.

.

El día de la reunión llego puesto que esta se daba cada quince días a menos que sucediera una urgencia. Ese era el tiempo perfecto para estar atento de los asuntos importantes del territorio, pero sin atosigar o apresurar las cosas que se tenían que hacer o chequear. Por eso es que había pasado tanto tiempo desde su llegada, ya que las reuniones no se daban tan seguido para gusto de Kari. Ese día tal cual como Kari le señaló, asistiría a la reunión, por eso mismo se preparó, colocándose su mejor traje, pero igualmente dejaba en evidencia que se trataba de un caballero. Ese tipo de capa que llevaba encima solo la asociaban con los caballeros, pero Dewis no deseaba que lo reconociera como otra cosa, porque él era un caballero.

Se decidió por el traje de su familia, el ceremonial que tenía bastantes adornos bordados, además de la capa que llevaba cadenas y piedras preciosas de adorno, un trabajo bien hecho por el artesano de la familia, digno de elogios. Llevaba el pelo acomodado hacia atrás, aunque en el proceso de acomodarse, unos cabellos rebeldes se negaron a quedarse en su lugar. Cuando estuvo listo, salió de su habitación, caminando a la de Kari, que se encontraba al lado, al final cumplieron con la orden de este de que sus cuartos fuesen continuos y no se encontraran en otra zona del palacio. Como en esa ocasión irían a una reunión, Noel y Simón no podían asistir, por eso no se encontraban allí, a ellos se les había asignado otra tarea. Tocó la puerta, esperando porque esta fuese abierta, aunque cuando recibió el permiso de acceso, fue él mismo quien la abrió.

-Ya estoy listo…

Su comentario fue vago, debido a que se distrajo, ya que no pudo evitar el quedarse mirando al otro. Cuando Kari iba vestido de esa forma le recordaba que se trataba del emperador. Llevaba un traje algo holgado y un poco informal. Las mangas tenían detalles en azul y dorado, porque la camisa como el pantalón era de color blanco. Tenía un cinturón completamente azul con detalles en dorado y piedras, además de cadenas, lo más resaltante seguramente se trataba del cinturón. Llevaba botines altos de color negro y el cuello un poco más abierto que lo que acostumbraba, eso le daban un toque sexy. Tampoco podía dejar de lado la forma en que llevaba el pelo, peinado de medio lado, parecía como si tuviera un lado de su cabello más largo, aunque en realidad no era así. Ciertamente verlo vestido así le robo un poco el aliento.

-Tú también te vez bien.

Dewis paso saliva cuando se dio cuenta que llevaba rato mirándolo sin decir nada, pero fue demasiado tarde cuando se dio cuenta que Kari lo tenía acorralado.

» Ciertamente… El traje de caballero te queda muy bien.

Se avergonzó, desde su llegada a Lak, Dewis era más consciente de muchas cosas y una de ellas se trataba de la forma en que Kari tendía a acercarse y que a él no le importaba.

-Tú también te vez bien.

Una corta risa de parte de Kari le distrajo lo suficiente para que no se diera cuenta, sino hasta que tuvo a Kari más cerca, que se le acercó para darle un beso y él no se resistió en corresponderlo. ¿Podía darle un nombre a eso que sentía cuando se besaban?

-Es mejor irnos de una vez.

Al decir aquello, Kari se separó, con eso Dewis entendió que ya era momento de irse. Abrió la puerta para dejar pasar a Kari, luego salió él cerrando la puerta al encontrarse afuera. No le llevó mucho llegar al salón donde se daban las reuniones. Tenía que admitir que el lugar era bastante hermoso. En las paredes se encontraban un par de cuadros que deducía se trataban de los anteriores reyes, las cortinas eran gruesas y si se cerraban por completo, no se podría saber en qué momento del día se estaba. Además el diseño que tenían no lo había visto nunca antes. Había una mesa en todo el medio, con sillas bien adornadas y acolchadas, suponía para que no fuera incomodo estar ahí sentado por horas. En el medio de la mesa se encontraba un candelabro de seis velas, todas a un nivel diferente, el mantel de la mesa tampoco se quedaba atrás. En definitiva, se trataba de una sala de lujo.

El primero en darse cuenta de su presencia fue el príncipe heredero, pero antes de poder decir algo, ya Dewis se estaba sentando, puesto que Kari corrió la silla para él. Luego de eso, comenzaron a llegar los demás integrantes del consejo, en realidad no eran muchas personas las que formaban parte de ese importante círculo. El príncipe, el joven de cabello castaño que sería el futuro consejero principal, un hombre mayor que por asociación, dedujo que tenía que ser el padre de Mari, por el tono de piel y por último un hombre con gran panza y bastante mayor.

-¿Qué es lo que está pasando aquí? –el hombre de piel morena se quejó en tono grueso -. ¿Qué hace un caballero aquí?

-Yo lo he traído.

Kari fue el que contestó a la incógnita, teniendo una sonrisa. Al parecer Kari disfrutaba de molestar a esos ancianos.

-¿Acaso está loco? –soltó el otro hombre viejo -. ¡Esta es una reunión importante! ¡¿Acaso se está burlando de burlando de nosotros?!

Kari se mantuvo en silencio, así que Kyon entro de inmediato en acción.

-Tiene que dar una explicación –dijo Kyon -. Puede ser que sea el nuevo emperador, pero se encuentra en nuestra jurisdicción, así que le pido que obedezca nuestras costumbres.

-Pero yo no he ido en contra de sus reglas.

-¡¿Qué?! –soltó el hombre de tez morena -. ¿Y qué se supone que significa esto?

La verdad es que a Dewis le molesto ser señalado de esa forma y tratado como una cosa y no como un ser humano. Aun así se mantuvo en silencio todo ese rato, sin moverse de su lugar.

-Solo aceptan a personas de alto rango –comento Kari tranquilamente -. Él lo es.

-Disculpe que lo contradiga –dijo Kyon antes de que alguno de su consejo explotara contra el nuevo emperador -. Pero él solo es un caballero.

-No –indico Kari mirando a Kyon -. Él ahora está aquí sentado como el embajador de Leslik, así que no es un simple caballero, es el embajador con el territorio que ustedes tiene un trato.

Kari se disfrutó un poco la tensión en los hombros de Kyon.

» ¿O acaso pretenden insultar al representante de Leslik?

Todos se callaron con frustración, no podían perder ese trato que tenían ahora con Leslik, ya que aunque no lo dijeran en voz alta, ese acuerdo los estaba sacando de la quiebra. Si perdían a Leslik, perdían la mayoría de cosas que tenían hasta ahora. El dinero no se producía solo y la decadencia de los residentes de Lak causaba una baja en los trabajadores. Estaban guindando de un hilo que causaba que no pudieran arriesgarse. Al final se resignaron y se sentaron en sus respectivos puestos, aunque no había en específico un lugar asignado.

-Entonces empezaremos con la reunión.

El príncipe fue el que habló, cambiando de tema.

-¿De qué se hablará hoy?

Kari preguntó mientras tomaba los papeles dejados frente a su silla, los cuales compartió con Dewis, ya que este no tenía con que guiarse para llevar el hilo de la reunión.

-Discutiremos sobre las pruebas que se están procesando para los materiales de las edificaciones. Buscamos una forma de lograr que no se vean afectados por los terremotos.

-Entiendo… -dijo Kari con un suspiro -. Supongo que seguiremos sin discutir mi tema.

Lo último lo susurro un tanto frustrado.

La reunión continuó de forma normal, aunque la mayoría de personas ignoraba por completo la presencia de Dewis en la sala y cuando lo miraban por soltar algún comentario, su mirada no precisaba agrado. Ahora entendía el motivo de que Kari saliera frustrado de esas reuniones y eso que siempre pensó que estar frente al emperador en aquella sala con la alfombra roja era frustrante, al parecer había un lugar peor que ese. Se tocaron otros puntos además de la modificación de los edificios cerca de la costa, temas relacionados a la situación actual por la que pasaba Lak. Dewis dejó escapar un suspiro al ver que la reunión se acercaba a su final, ya no aguantaba estar en ese sitio.

-Bueno –dijo el príncipe -. Ya todo ha sido discutido, así que pueden retirarse.

Al señalar aquello, los del consejo se levantaron y marcharon, luego de su saludo al nuevo emperador, por simple cortesía. Aunque justo cuando él y Kari pensaban irse, el príncipe les dedico una mirada que les dejo claro que tenían que quedarse un poco más allí sentados. Al final quedaron solo el príncipe, Kari y Dewis en la sala.

» Entiendo que usted será el nuevo emperador… -dijo Kyon -. Pero le pido que por favor respete nuestras normas.

El tono era severo, estaba hablando muy enserio con lo que dijo.

-¿Acaso yo he hecho algo en contra de sus normas?

La pregunta de parte de Kari le hizo enojar, Dewis se dio cuenta.

-Mínimo trate de avisar para la próxima de algún cambio.

Sus tradiciones le obligaban a no desobedecer su máxima autoridad, que se trata de ese irrespetuoso nuevo emperador delante de él. Kari lo sabía y se aprovechaba de eso.

-Lo tendré presente… Más adelante.

La vena resaltante en su frente le hizo entender que su enojo iba creciendo. Antes de que eso empeorara aún más con un comentario indebido de parte de Kari, decidió interrumpir la conversación.

-Disculpe… -soltó para que le prestaran atención -. Sobre la revisión que realizaran…

Kyon suspiro para sacarse la frustración, mirando a Dewis.

-¿Qué desea saber?

-¿Puedo formar parte de la revisión?

Se sorprendió por la pregunta, aun así decidió pensarse un poco la respuesta. Kari por su parte sí que no estaba sorprendido.

-Que un invitado lo haga es…

-Puedo ir solo a acompañar a la persona que asignen –Dewis insistió, de verdad quería hacer ese trabajo.

-Aún no se ha escogido a alguien…

-Entonces escoja a ese caballero que solo está de niñera.

Kari finalmente había decidido volver a hablar. Kyon volvió a tensar sus hombros.

-¿Por qué…?

-Sería una buena idea –comento -. Ambos son caballeros, así que se llevaran bien… Además, te ahorrarías el tener que escoger a alguien.

-Bueno, eso…

Kari se levantó interrumpiendo a Kyon, por reflejo Dewis hizo lo mismo.

-Se ha decidido todo –dijo Kari -. Entonces no retiramos ahora.

El príncipe se quedó con la palabra en la boca debido a que los otros dos se retiraron de la sala. Estando en su asiento pensó sobre lo que acababa de suceder, por lo menos hasta que escuchó la puerta abrirse de nuevo, al girarse, se encontró con una mirada para nada de su agrado. Kari había vuelto a entrar y camino hacia Kyon, afincando una mano en la mesa.

-No huyas y lo justifiques todo en tus tradiciones.

No necesito decirlo alto, porque sabía que lo escuchó perfectamente, así que se fue al acabar de soltar lo que quiso. Kyon se volvió a quedar con la palabra en su boca. La verdad es que no sabía si el nuevo emperador le frustraba o enojaba, su comportamiento le hacía enojar, pero a la vez le frustraba, porque en el fondo, muy en el fondo… Sabía que tenía razón.

.

.

.

Al final, tal cual como acordaron, Dewis le tocó ir junto a Akio a realizar una de las inspecciones que hasta el momento las estaban ejecutando Noel y Simón. Tenía que decir que no le molestaba el trabajo, en realidad le ayudaba a despejar su mente, pero en esa ocasión, estaba siendo demasiado insoportable, sentía que si el ambiente fuese una cosa, seguramente se trataría de una soga en su cuello. Desde el instante en que se encontró con Akio esa mañana, el ambiente fue pesado, el chico no hablaba a menos que fuese necesario y ni hablar de la mirada que le dedicaba. Dewis sentía que si se despistaba, Akio podría clavarle una navaja por la espalda, por lo menos con eso comparaba la mirada que le daba cuando no lo estaba viendo, aunque no lo mirara, podía sentir esos orbes turquesa, ni siquiera porque eran semejantes a los de Kari aliviaban su pesar.

Fueron a un par de compañías para chequear el estado en que se encontraban y su producción. Aunque las primeras a las que fueron no se trataban de las principales, seguían estando bien cuidadas y el trabajo se daba muy bien, los trabajadores tenían las previsiones adecuadas y les saludaron debidamente cuando los vislumbraban. El respeto estaba presente. En mitad de su recorrido, pudo observar como Akio se detuvo y al mirar al frente pudo observar a una chica de cabello dorado y rizado. Su apariencia era hermosa, aun cuando estaba cubierta de aceite y llevaba unas prendas para nada elegantes. Un traje especial para el trabajo (overol), el cual también se encontraba sucio, además, llevaba una especie de delantal donde descansaba un par de herramientas. Dewis solo reconoció algunas, pero no todas. La mujer estaba dando instrucciones, por lo menos hasta que su mirada se cruzó con la de ellos.

-¡Akio! –soltó la chica a lo que el aludido tenso los hombros -. ¿Qué te trae por aquí?

La mujer desvió la mirada a Dewis, quien se mantenía en silencio. Tuvieron una batalla de mirada, por lo menos hasta que la chica de dorados cabellos decidió volver a hablar.

» ¿Y usted es?

-Ah… Mucho gusto, yo soy el caballero del nuevo emperador.

La chica posó sus orbes amarillos en Dewis, como analizando la información que acababa de recibir. Al terminar de procesarla, sonrió un momento.

-El rumoreado caballero…

Ahora el que tensaba sus hombros fue Dewis con esas palabras, mostrando una sonrisa algo apenada.

-Estamos aquí para hacer un chequeo del trabajo. El mismo que se ha venido haciendo con la llegada del nuevo emperador.

Al fin escuchaba más de una monosílaba de ese chico. La chica mostró una expresión de sorpresa.

-¡Ah! Anana me dijo sobre ello hace poco… -comento con una sonrisa -. Me habló sobre que conoció a dos caballeros muy guapos que vieron el trabajo que se realizaba.

-Sí, esos mismos, pero esta vez somos nosotros.

La chica se quedó en silencio un momento, mirando principalmente a Akio.

-¿Y tú?

Aunque lo dijo en tono bajo, Dewis alcanzó a oír eso. Por su parte, Akio solo miró en otra dirección ignorando aquella pregunta, luego llevó su vista a Dewis, levantando su mano en dirección de la chica rubia.

-Ella es Nami, la encargada de las empresas de esta zona.

- ¡¿Encargada?!

Dewis se llevó las manos a la boca cuando se dio cuenta que aquello había sido grosero.

» Yo… Lo siento por eso.

-No te preocupes –dijo ella entre risas -. No eres el primero que exclama eso.

-Aun así, no debí sobre reaccionar…

-Está bien, está bien. Peor fue cuando quise ejercer… Nadie quería que una joven señorita fuese su jefa.

-¿Joven señorita?

Dewis no llegó a entender aquellas palabras, por lo menos hasta que Akio decidió aclarar el asunto.

-Nami es la prima del príncipe heredero.

De nuevo se sorprendió, solo que esta vez más disimulado que antes, por suerte, Nami se centró más en Akio.

-Oye, no lo digas como si tú no fueras mi primo también.

-Eso… -inició Akio y luego suspiro -. Iré a seguir chequeando lo demás.

-Espera… ¿qué?

Ni chance de reaccionar tuvo cuando su acompañante le abandono en el acto. Realmente que Dewis no se creía la frialdad de Akio, ¿acaso le había hecho algo malo? Comenzaba a pensar que le caía mal por su comportamiento. Dirigió su vista a Nami cuando la escucho suspirar.

-Realmente que no cambiará.

-¿Cambiar? ¿Por qué?

La chica hizo con un gesto de su mano la señal de que le siguiera, iniciando de nuevo su andar por aquel enorme lugar.

-Akio es… el hijo de la primera princesa.

-¿De la primera princesa? Espera… ¿Eso no lo haría a él el heredero?

Nami mostró una expresión desolada ante aquella pregunta, Dewis se preguntó si acaso había preguntado algo indebido, pero la chica continuó su relato.

-Sí, había sido así hasta que se supo la verdad… -dijo con una pausa -. La primera princesa había adoptado a Akio, no se trataba de su hijo de sangre.

Con aquello, Dewis llego a entender un par de cosas que no comprendía. El acoso de la prometida, el trato con el príncipe heredero, la forma en que el mismo Akio se veía como alguien sin vida. Todo cobraba un poco de sentido. Por tradición, solo la familia de sangre podía heredar, ellos no permitían algo como la adopción porque eso dañaría el linaje de sangre pura, así que esa situación debió ser todo un caos cuando salió a la luz.

-Las cosas empezaron a ir mal desde allí… ¿cierto?

Nami asintió con la cabeza, deteniéndose un momento para dar una instrucción y luego regreso su vista a Dewis.

-Si te soy honesta, las tradiciones se pueden ir a la mierda si estas lastiman a las personas que nos importan –comento con un tono tranquilo -. Esa noticia definitivamente daño a nuestra familia. Si te digo la verdad, ese fue el punto de quiebre que hizo decidirme a salir de la nobleza.

-Por eso estas aquí…

-Sí. No quería estar encerrada en ese infierno, prefiero pelear con mis trabajadores o el pesado trabajo que con la nobleza. Ya debiste de conocer a algunos…

-Bueno… Sí.

Dewis recordaba el momento de la reunión, donde le trataron como poca cosa solo por ser un caballero. Suspiro un momento, ahora entendía un poco mejor a Akio y quizás entendía su molestia, cualquiera en su situación odiaría a alguien feliz. Porque a pesar de los problemas por los que pasaba y demás cosas, él se consideraba una persona feliz.

-Esa vez… Además de mí, también Anuel apoyó a Dewis.

-¿Anuel? ¿El otro caballero? ¿¡Es de la nobleza!?

La risa de Nami hizo que se pusiera un poco nervioso, de nuevo estaba sobre reaccionando.

-Anuel, Akio, Kyon y yo, todos somos hijos de las princesas del reino. O sea, somos los nietos de la actual reina.

Eso sí que le dejo sin palabras, aunque ahora podía conectar muchas cosas. En ese lugar las cosas eran un desastre y no precisamente por el trabajo que realizaban, sino más bien por cuestiones personales.

» Más que sorprendido, te vez intrigante.

-Bueno… -dijo Dewis con una pausa -. Si te soy honesto…La nobleza es un dolor de cabeza.

La risa de parte de Nami lo calmo un poco, porque sentía que decir eso le causaría problemas en ese territorio. Por suerte para él se encontraba con esa humilde chica. Conversaron un poco más de otras cosas, principalmente del trabajo que se realizaba y demás cosas. Dewis pudo apreciar las maquinarias que se utilizaba, además de cómo se hacía su mantenimiento, nunca antes tuvo el interés por todo eso, pero ahora que tenía la oportunidad, veía lo bueno de aprender sobre ello. Estaban en la entrada de aquel inmenso lugar cuando otra chica de cabello castaño, con las mismas ropas que Nami, se acercó a ellos.

-¡Nami! –grito la chica acercándose -. Ya he terminado… ¿Almorzamos?

-Claro.

La chica que acababa de llegar dirigió su mirada a Dewis.

-Tu…

-¡Ah! Yo soy Dewis, el caballero del nuevo emperador.

-¡Oh! ¡El de los rumores!

Dewis se apeno un poco al volver a oír eso. Al parecer no iba a dejar de ser tema candente en ese lugar.

-Anana –le regaño Nami -. Lo siento por su comportamiento, nos iremos ahora a comer… ¿Vienes con nosotras?

Dewis desvió un momento su mirada de las chicas, se suponía que tenía que andar con Akio, quien le abandono y aun no hacía acto de presencia. Suspiro un poco antes de regresar su vista a las chicas.

-No, buscaré a Akio. Tengo que regresar con él.

-Ah… Es una lástima, yo quería saber sobre el romance del nuevo emperador.

De nuevo se vio avergonzado ante aquellas palabras y estas fueron suficientes para que la reprimenda pasara a ser física, recibiendo un golpe en su cabeza por tales palabras. Anana se quejó de haber recibido un castigo por su imprudencia, sobándose la zona que Nami golpeo.

-Lo siento, entonces nos retiramos por ahora…-se despidió con la mano, comenzando a caminar con Anana -. ¿Es que acaso no tienes un poco de prudencia?

-¡Pero! Es un tema candente entre todos…

Dewis se iba a morir de vergüenza, un poco más de aquella conversación y se arrepentiría de haber seguido la orden de Kari de dormir en la misma habitación. Agradeció que dejara de escucharlas, suspirando cuando se quedó completamente solo. Miró a su alrededor, ahora tenía que encontrar a su acompañante, esperaba que eso no le llevara mucho tiempo. Ya habían terminado su trabajo por ese día, así que quería volver, pero para eso tenía que encontrarse con Akio, para regresar en el mismo carruaje, porque aunque el otro chico era del lugar, le parecía descortés dejarle solo, aun cuando fue a él quien abandonaron primero.

Decidió caminar un poco para ver si daba con él y su intuición de hacerlo no fue errada, ya que al poco tiempo se encontró con el joven. Se encontraba parado debajo de una sombra, se imaginaba que descansando, al verlo allí, le hizo recordar las palabras de Nami, seguramente había pasado por una horrible situación y seguía estando en el mismo lugar. No se le podía llamar vida a sufrir diariamente y ese chico a pocos pasos de él se encontraba en una inmensa agonía, una silenciosa y de las más peligrosas. No supo en qué momento se acercó, solo lo llego a notar cuando Akio fijo sus orbes en él, con el ceño fruncido como llevaba toda la mañana.

-Te golpearé si sigues mirándome así… -comento con enojo -. No necesito de tu lastima.

Dewis se tensó un poco, se sintió descubierto, pero simplemente no lo pudo evitar.

-Eso no…

-¿No sientes lastimas? ¡Por favor! –comento notándose aún más su enojo -. ¡Eso es lo que piensa siempre una persona privilegiada!

Eso sí que llego a afectarle, puesto que Dewis no se sentía una persona privilegiada, él se esforzó para estar donde estaba. Por lo menos así lo veía él.

-¿Qué? ¡¡Si tienes algo que decir, entonces solo dilo!!

Ahora Dewis también se encontraba enojado. El enojo comenzaba a correr por las venas de ambos hombres.

-¿Qué? ¿Quieres que hable sobre lo privilegiado que te encuentras? ¿Acaso no te puedes dar cuenta tu solo?

-¿Privilegiado? ¡Por favor! ¿Crees que las cosas solo llegar porque sí? ¡No seas estúpido!

-¿Qué…?

-¿Crees que lo que ahora tengo fue porque nací con ello? ¡Ja! ¡Yo también he pasado por cosas malas para llegar hasta este punto!

En un punto de su discusión habían comenzado a caminar, alejándose de aquella gran construcción donde se encontraba la maquinaria pesada. Entrando en la zona urbana de aquel sitio.

-¿Cosas difíciles? ¡Ja! Claro, se nota las complicaciones que has vivido.

-¿Qué puedes saber tú sobre lo que he vivido o no? ¡No te creas mucho!

-¡Puedo decir…!

Los gritos entre ambos se detuvieron cuando de pronto se escuchó el ruido de una maceta caerse. Akio quien ya sabía lo que podría suceder al ver esa señal, miró a su alrededor para notar lo que estaba por ocurrir. Dewis que se encontraba enojado debido a que el otro simplemente dejo de verlo y hablarle, tardo un rato en darse cuenta de lo que estaba sucediendo, principalmente porque perdió el equilibrio haciendo que casi diera contra el piso, al tener las manos en plena calle se percató de un hecho importante… El suelo se estaba moviendo.

-¡Un terremoto!

No supo quién grito aquello, porque todo a continuación se convirtió en un desastre. Cosas cayéndose y gente corriendo de un lado a otro, no solo eso, en un punto el movimiento estaba siendo tan brusco que caminar con normalidad estaba siendo imposible. Pudo apreciar como el suelo se estaba rompiendo en dos y se levantaba. Por poco el suelo debajo de él se quebraba en dos, en realidad lo hizo, pero Akio lo apartó de allí rápidamente, impidiendo que fuese una de las muertes a declarar.

Todo eso estaba siendo demasiado para él, esa sería su primera vez experimentando un terremoto, descubriendo de la peor manera que esos desastres no eran para nada agradables. El fuerte ruido, las paredes, edificios, ventanas y muchas cosas a su alrededor comenzaba a derrumbarse, además de las calles que se partieron en dos, huecos que se tragaban edificios. Todo le impresionó demasiado para reaccionar con rapidez. Para su suerte andaba con Akio que le fue arrastrando por aquel lugar, donde veía a la gente gritar y correr de un lado a otro. Andar mirando a otro lado hizo que se distrajera lo suficiente para tropezarse y volver a dar al suelo, que se movía aun en ese momento.

-¡Levántate rápido!

Dewis dirigió una mirada a Akio, pero no alcanzó a levantarse, un desastre peor llego a ellos.

-¡Tsunami!

Otro grito que no supieron de dónde provino se escuchó en todo el lugar, haciendo que ambos hombres se giraran en dirección a donde sabían se encontraba el mar.

-¡Demonios!

Lo último que escuchó fue a Akio decir eso, antes de que el agua los golpeara con agresividad. Dewis perdió el conocimiento al momento en que el agua dio con ellos, volviéndose su vista completamente negra.

Ese día definitivamente había terminado mal.

.

.

.

Ya habían pasado un par de horas desde los dos desastres naturales que sucedieron en la frontera del territorio de Lak. A penas había bajado la cantidad de agua, los equipos de búsqueda se pusieron en marcha, todos comenzaron a trabajar para averiguar cuántas personas se perdieron o encontraban fallecidas debido a los desastres. Esta vez sucedieron dos desastres en conjunto, haciendo que no estuvieran preparados para enfrentarse a tales eventos. La prioridad era restaurar la maquinaria y descubrir el estado de la materia prima y demás cosas. También estaba incluida la vida humana, pero tenían presente que podía darse lo peor, por nada, en las partes costeras de Lak vivía poca gente, la mayoría se encontraba en la capital del territorio, para evitar que más de su gente muriera, solo los estrictamente necesarios vivían allí, aun así, era un alto índice de personas.

Kari se encontraba caminando por los pasillos, frenándose justo cuando llego a una puerta, la cual no dudo en abrir, quizás con demasiada brusquedad, en su expresión se evidencia la molestia que llevaba encima. Cualquiera que lo conociera sabría que él era de los que poco se molestaba, pero allí estaba, con una expresión que podría  acabar con cualquier persona que hiciera o dijera algo inadecuado. Las personas dentro del salón se sorprendieron, antes de caer en la indignación.

-¿Qué se cree? ¡Estamos en emergencia! No estamos para sus niñe...

El hombre se silenció, pasando saliva cuando Kari le dedico una mirada, luego la dirigió al príncipe heredero.

-¿Qué han sabido de las personas desaparecidas?

Intento sonar lo más neutral que pudo, pero se evidenciaba que se encontraba enojado.

-No mucho, se ha priorizado la movida de la maquinaria y materia prima.

-¿Me estás diciendo que dejaran morir a los desaparecidos?

Según la expresión de Kari, se notaba que aquello no se trató de la respuesta que buscaba.

-Debido al tsunami las personas desaparecidas pueden estar en cualquier lado y eso causa que sea difícil ubicarlos, además… Aunque busquemos, lo más seguro es que lo único que consigamos sean cadáveres. La maquinaría y materia prima es primordial.

Alejandro dijo aquello como si fuese lo más obvio. Si no fuese porque Noel le tomó del brazo, Kari hubiese hecho algo horrible en aquella sala. Como si estuvieran teniendo una conversación con las miradas, Kari dejó escapar un pesado y largo suspiro.

-Tengo entendido que uno de los desaparecidos es el caballero asignado a su prometida. ¿Acaso lo dejara morir?

-Yo…

-¡Claro que sí! –soltó el hombre que era el padre de Mari -. Es solo un caballero, no tiene valor.

Un golpe fuerte se escuchó en el salón, Kari había golpeado la mesa hasta astillarla. Miró de mala manera a aquel hombre, acentuando su molestia en su expresión.

-Le he preguntado al príncipe heredero, no ha usted.

Su tono fue severo, haciendo que el hombre se tensara. Todas las miradas recayeron en Kyon.

» Volveré a preguntar… ¿Acaso lo dejara morir?

Hubo silencio donde Kyon solo turnaba su mirada entre todos los presentes, paso saliva, tomando una decisión en ese momento.

-Desperdiciar tiempo en buscar persona que pueden ya estar muertes, es un lujo que no se puede tener.

La misma mesa que fue astillada, termino rota en dos cuando otro golpe le fue dado. Kari había golpeado la mesa justo luego de aquellas palabras, viendo con severidad a Kyon. Luego de sacar su frustración con la pobre mesa, suspiro, teniendo un aire más calmado.

-Entiendo. Haz tomado tu decisión.

-¡Espere un momento! ¿Qué piensa hacer?

El otro viejo que se encontraba en la sala soltó aquello cuando lo vio caminar a la puerta. Kari se giró a verlo con una sonrisa.

-¿Acaso no es obvio?

-Perderá su tiempo buscando inútilmente –murmuro el padre de Mari -. Tarde o temprano tendrá que elegir nuevo emperador… Entre su pueblo o la persona más importante para usted.

Solo dos personas llegaron a notar como Kyon apretaba los puños cerrados, puesto que aquellas palabras le habían afectado, aun cuando no fueron dirigidas a él. Por su parte Kari seguía teniendo una sonrisa en su rostro, teniendo su mirada fija en aquel molesto hombre.

-¡Ja! –soltó haciendo que las miradas recayeran en él -. ¿Por qué tengo que elegir? ¿Por qué ustedes me lo dicen? ¿Por qué la situación me obliga? ¿Quién me obliga a elegir?

-Eso…

-Si todo parece decirme que tengo que elegir… Entonces lo único que tengo que hacer es mandar todo a la mierda y escoger los dos.

-¡Eso es demasiado!

-¿Por qué? –pregunto, haciendo que el hombre se silenciara -. No tengo que elegir… Solo tengo que ser lo suficiente para poder escoger las dos opciones. Y para eso, no hay ningún problema.

Kari dirigió su mirada a Kyon, quien se había mantenido todo ese rato en silencio, este sintió la mirada ajena y elevo su cabeza un poco, puesto que la había bajado para apreciar el suelo.

» Solo aquellos que no son capaces creen que necesitan elegir una sola opción, cuando solo tienen que crear la tercera opción.

Se giró dispuesto a irse, ya había dicho lo que tenía que decir.

-¡No lo encontrara! ¡Es imposible!

Ese molesto hombre le comenzaba a irritar de verdad, Kari con toda la calma del mundo se giró para poder verlo de nuevo directamente a los ojos.

-Pues déjeme decirle dos cosas –dijo Kari con una pausa -. La primera, a mí me encantan las cosas imposibles, puesto que son las más divertidas. Y en segundo lugar… No importa dónde este, siempre lo encontraré, eso se lo puedo asegurar.

El silencio invadió de nuevo la habitación ante aquellas palabras, todos quedaron sin habla, sobretodo el príncipe heredero. Ahora mismo, delante de él, entendía el motivo de que ese nuevo emperador le irritaba tanto. Lo odio porque ese hombre tenía esa confianza para elegir lo que él quisiera sin dudar. Kyon dio un paso dispuesto a decir algo, pero solo alcanzo a realizar el gesto.

» Espero que el príncipe heredero no se arrepienta de la decisión que tomó por voluntad propia.

Aquellas palabras hicieron que se atragantara con sus pensmaientos, porque habían dado justo en el clavo. No se dijo más nada, porque Kari se marchó de la habitación, junto a su poderosa presencia, que hacía que otros se silenciaran cuando era necesario. Ese hombre se veía tranquilo, pero ahora veían lo aterrador que podía llegar a ser.

-¿Quién demonios se crees? ¡¿Solo por qué va a ser emperador?! ¡Ja! Ya veremos si lo logra… Con esa actitud jamás obtendrá la corona.

Los malos comentarios sobre el comportamiento de Kari en la sala no se hicieron esperar. Kyon los escuchaba, viendo como esas personas estaban llenas de veneno, por lo menos los más viejos en ese consejo, porque al igual que él, Alejandro se encontraba en completo silencio, tal vez a ese chico también le afecto lo suficiente las palabras del nuevo emperador.

-Ya veremos como ese orgullo debido al poder que tiene sigue en pie cuando todo se derrumbe.

-Lo veremos, como ese orgullo será desmoronado.

-¡Silencio!

Kyon que normalmente no alzaba la voz finalmente lo hizo, mirando a esos dos hombres con severidad.

-¿Qué es lo que sucede su excelencia?

El tono nervioso de uno de los dos hombres se hizo presente. Kyon les miró un momento, estaba seguro ahora, esos hombres lo único que le interesaban eran ellos mismos. Con todo lo sucedido, entendía un poco más las palabras de su abuela.

¿No te arrepentirás de tu decisión? Porque si es así, eso significa que no es lo que deseas.

Kyon respiro hondo antes de decidirse a hablar de nuevo.

-Se cambiara todo. Se dividirán en grupos, uno buscara a las personas desaparecidas y otro se encargara de la maquinaria.

-¡Pero su excelencia…!

-¡Silencio! –de nuevo subía el tono de voz -. ¿Acaso irán en contra de una orden?

Pudo ver la tensión en la cara de esos vejestorios, les irritó la actitud del príncipe heredero, una semejante a la de Kari.

» Si no tienen más nada que decir, entonces pónganse en marcha.

-¡Sí!

Aun a pesar de que no estaban conformes con esa nueva orden, no les quedo de otra que obedecerla.

Así, unos grilletes habían caído al suelo, permitiendo finalmente la libertad.

.

.

.

De pronto finalmente despertó.

Veía hacia el suelo, viendo una alfombra que le pareció algo extraña, puesto que no recordaba haber visto ese tipo de patrón en alguna de las alfombras que conocía. Al inclinarse un poco, se dio cuenta de algo aún más extraño, un largo mechón de cabello, pero eso no fue lo único, el color de este no era el suyo. Un color turquesa, como los ojos de Kari. De pronto se fue percatando de otras cosas… ¿Por qué llevaba guantes?

Aquello no era lo único extraño, llevaba vestido y ropa de mujer, que él recordara no tenía ese tipo de fetiche. Se levantó de golpe, tropezándose debido a los tacones que llevaba. Aunque todo se veía relativamente igual, nada le parecía familiar, además, aún seguía el asunto sobre la ropa que llevaba y el cabello que tenía. Al darse cuenta que se encontraba dentro de una habitación, se levantó para dirigirse a la peinadora, allí encontraría un espejo que le mostraría exactamente la apariencia que tenía, porque no sentía como si fuese él mismo. Y no se equivocó, porque la cara que vio en el espejo no fue la suya.

Una mujer, de la misma edad que él se encontraba frente al espejo. Tenía el pelo de color azulado, casi turquesa, semejante a sus ojos, piel blanca y suave como la porcelana. Llevaba un vestido extravagante que le recordó a la ropa que le gustaba a su madre ponerle de niño. Tenía parte del cabello recogido, aunque unos mechones se habían salido, en realidad se encontraba despeinada. Esa apariencia se le asemejaba a alguien, pero no daba exactamente con quién.

-¡____!

Escuchó a una mujer entrar, una sirvienta, diciendo su nombre, pero justo en el preciso momento en que el nombre fue dicho, de nuevo todo parecía llenarse de oscuridad. ¿Qué es lo que estaba pasando?

No llego a comprenderlo y todo su escenario cambió, encontrandose de pronto arrodillado en el suelo o por lo menos lo que parecía ser el suelo, porque se veía más como si estuviera sobre el agua. Todo estaba cubierto de una gran oscuridad, aun así, donde él se encontraba había luz. Miró a su alrededor un momento, antes de centrar su mirada en el frente, donde se encontraba una mujer. Se veía semejante a la que acaba de ver o mejor dicho ser hace tan solo unos minutos, solo que un poco más mayor de lo que él fue. La mujer le regalo una sonrisa y Dewis sintió una calma y nostalgia al mismo tiempo. ¿Por qué aquella mujer le parecía tan familiar?

-Es momento de regresar.

Fue lo que escuchó de aquella mujer, tenía una dulce y agradable voz.

Pronto todo a su alrededor comenzó a llenarse de luz y comenzó a observar como todo a su alrededor comenzaba a desaparecer por completo. Aunque quiso, las palabras no salieron de su boca y eso que se esforzó por pronunciar alguna palabra, no quería irse sin preguntar primero algo, pero no alcanzó a hacerlo. Aunque sí pudo oír algo antes de que todo fuese cubierto por la luz.

Por favor cuida de Kari.

Eso fue lo último que pudo oír de la mujer de pelo azul, antes de que todo desapareciera a su alrededor.

De pronto, exhalo aire de golpe abriendo los ojos, como si estuviera terminando con un ahogo repentino que tuvo. Al mirar al frente se dio cuenta que se encontraba acostado y que no veía el cielo, porque lo primero que pudo ver fue que había grandes rocas encima de ellos, lo suficientemente alto para no aplastarlos. Entonces recordó de golpe todo lo sucedido a horas de mediodía. Había sucedido un terremoto y luego un tsunami. ¿Cómo aún se encontraba con vida?

-Me alegra ver que aun sigues con vida…

Al oír esa voz se giró para ver a Akio.

-¿Cómo… cof… tu…?

Le costaba hablar, suponía que debido a toda el agua que trago por el tsunami, aun se preguntaba cómo seguía con vida. Se movió, dispuesto a levantarse, pero en eso notó algo grave. Akio no se movió de su posición por una razón en concreto… tenía un trozo de metal clavado a su costado.

» Eso…

-Está bien… No me afectara mientras no me mueva…

Dewis no lo creía mucho, después de todo, su piel pálida demostraba que no le quedaba mucho tiempo de esa forma. Se movió para acercarse al otro hombre, tratando de averiguar si había una manera de salvarlo.

-¿Me protegiste?

No pudo evitar preguntar, tenía la duda. Akio le llevo unos minutos contestar.

-Aun a pesar de todo… No quiero causarle problemas.

Dewis sintió como su pecho fue oprimido. Él se encontraba sin ninguna herida, lo cual le parecía extraño, mientras que Akio estaba herido y quién sabe cuánta sangre había perdido, la situación era grave para el otro.

-No debiste hacerlo…

-Lo siento… -le escuchó disculparse -. Por todo lo que dije, solo…

-¿Estabas celoso?

Akio rió, aunque su risa fue interrumpida cuando tosió, la falta de sangre comenzaba a afectarle.

-Creo que… Si… -dijo con una pausa -. Yo también… quería ser elegido…

Sin poder evitarlo, Dewis tomó la mano ajena.

-Lo serás. Solo ten fe… -dijo con seguridad -. Todo este sufrimiento, solo hará la recompensa más grande.

Quería darle esperanza a Akio, que parecía que no le quedaba mucho tiempo. De verdad que deseaba ayudarlo, pero sentía que cualquier cosa que hiciera sería completamente inútil.

-Ya veo… La recompensa será más grande…

-Tu… ¿Hay algo que desees hacer?

La pregunta tomó por sorpresa a Akio, quien se quedó un rato en silencio, pensativo.

-¿Crees que saldremos de aquí?

-¡Claro que sí!

-¿De dónde sacas tanta confianza?

Ahora fue Dewis quien se silenció unos minutos, pensando en cómo iba a decir lo siguiente.

-Porque confió en Kari –fue lo que contesto -. Confió que sin importar el lugar, él me encontrara sin lugar a duda.

-¿Acaso no estas… confiando demasiado?

-Si no confió en él, entonces… ¿En quién debería confiar?

-Eso…

-¡Ya verás! Así que cuando salgamos de aquí por favor ten el valor para decir lo que quieres.

Dewis sostenía con fuerza la mano de Akio, el chico hizo una expresión de controversia.

-¿Realmente podré…?

-¡Claro que sí! –comento con ánimo -. Solo nosotros mismos somos los que decidimos en nuestra vida. Ten más confianza.

-Ah…

Nada más fue dicho, porque Akio comenzó a sollozar de forma baja, como si sus lágrimas se trataran de un secreto. Nadie más allí se enteraría sobre lo sucedido, Dewis guardaría muy dentro de él aquellas lágrimas que demostraban lo duro que estaba siendo la vida con el otro y lo mucho que anhelaba por un amor que seguía estando allí. Porque no había que ser un genio para saber que el amor de Akio era correspondido aun en la actualidad.

Sostuvo su mano con fuerza mientras le veía llorar. A veces solo se necesitaba un momento de alivió para poder continuar y enfrentarse a las dificultades de la vida. Él mejor que nadie sabía sobre ello, ya que también paso por una situación difícil y tuvo muchos arrepentimientos, pero ahora mismo todo eso estaba en el pasado, seguramente cometería más errores en el futuro, pero estaría bien, porque al final, seguía siendo humano, lo importante es que él seguiría confiando en Kari sin importar cuánto tiempo pasara. Por eso mismo es que estaba seguro.

Kari los encontraría.

.

.

.

Con cada hora que pasaba hacia que fuese más complicado la desaparición de Dewis. Tiempo perdido significaba que el otro se encontraba en riesgo. Kari hizo lo que quiso, así que no dudo en comenzar con la búsqueda, pero parecía que aquellos molestos viejos iban a tener la razón, porque mientras más buscaba, menos lo encontraba. Aunque había que ver el lado positivo, conseguía a otras personas que también se encontraban desaparecidas. En ese momento, cuando ya era el amanecer del día siguiente, la mayoría de personas desaparecidas las había encontrado Kari, siendo tratadas para que no fallecieran, ya que algunas si se encontraban gravemente heridas. Aunque estaba contento con los agradecimientos, eso solo hacía que se alterara, ya que seguía sin dar con la persona que deseara.

De pronto, miró en cierta dirección, sin importar lo que le dijeran no se iba a rendir porque los resultados no eran los que quería, si fuese así, jamás hubiese sido un candidato a emperador. Al mirar en aquella dirección, se le quedó viendo fijamente, como si le estuviera señalando algo. Ese sitio no dejaba de parecerle inquietante. Se giró a ver a Noel, quien lo acompañaba al igual que Simón.

-Ese lugar… -dijo para llamar la atención del chico -. ¿Ha sido chequeado?

Noel miró en la dirección que miraba Kari, luego la movió a las hojas que llevaba en su mano, chequeando un momento estas, antes de contestar.

-Al parecer no… -comento -. Aquí dice que no.

-Trae lo necesario. Moveremos esos escombros.

No fue necesario comentar algo más para que comenzaran a moverse para remover aquellos escombros. En un punto, hasta el príncipe heredero se encontraba con ellos, ayudando a las personas que fueron afectadas por el desastre natural.

Los escombros fueron removidos uno a uno, intentando no afectarlo mucho para que estos no cedieran y de haber alguien abajo, no terminara aplastándolo. Fueron varios minutos los que le llevo remover los escombros, porque había demasiados acumulados, parecía toda una torre la que tenían allí, pero no le importó, porque había algo que le indicaba que ese era el lugar, Kari podía sentirlo, ese lugar le llamaba. Cuando uno de los tantos escombros se movió permitiendo ver un poco dentro de aquel lugar cerrado, Kari lo pudo ver finalmente.

-¡Dewis!

El grito hizo que todos se sobresaltaran, hasta los que se encontraban aun debajo de algunos escombros.

-¡Kari!

Allí se encontraban, había dado con él y se encontraba vivo. De la emoción, Kari no pudo contenerse y cuando gran parte de los escombros desapareció, ni dudo en lanzarse dentro del gran hueco donde se encontraba Dewis, tampoco lo pensó para hacerlo.

-¿Estas bien?

-Sí.

Kari se acercó a Dewis, llevando una mano a la mejilla ajena, como si con ese gesto pudiera chequear el estado actual del otro hombre. Dewis también se encontraba aliviado de poder volver a ver a Kari. Salió de golpe de aquel agradable ambiente cuando sintió un apretón de mano, lo cual hizo que se girara, Dewis no podía olvidar que estaba con Akio, que se encontraba herido y ya había perdido más o  menos sangre. Kari dirigió la mirada a donde observo el otro, notando también el estado en que se encontraba. Elevo su vista para poder hablar.

-¡Traten de bajar una camilla! –grito con fuerza -. Hay que subir a un herido.

Tal cual como índico Kari, de alguna manera lograron bajar una camilla para poder subir a Akio, que se encontraba medio consciente debido a la pérdida de sangre. Se escuchó una queja al momento en que Kari lo saco del trozo de tubo que tenía clavado, haciendo presión en la herida e intentando detener el sangrado para que pudiera resistir y así poder ser tratado. El primero en salir fue Akio, debido a su estado, luego le siguió Kari y Dewis.

Con ellos, todos los desaparecidos habían sido encontrados, tal vez unos muertos, pero se podía tomar ese resultado como positivo, ya que a la mayoría los lograron salvar. El médico trato a Akio de inmediato debido a su estado, tratando la herida lo mejor que pudo, aun así, al chico le tocaría durar en el hospital un par de días para terminar de curarse. Junto al doctor estuvo el príncipe heredero, quien no dejó a Akio en ningún momento, sosteniendo su mano todo el tiempo. Allí mismo es donde quería estar, no había otro cosa que quisiera más que sostener esa mano.

-Todo estará bien… Lograras recuperarte.

Kyon soltó aquello sosteniendo la mano ajena, quien se encontraba poco consciente. Luego de oír eso, Akio finalmente cayó al mundo de la inconsciencia, había resistido demasiado y simplemente llego a su límite. Aunque logro salvarse como muchos otros.

Lo siguiente fue un caos debido a todo el traslado que se tuvo que hacer y a las personas que tuvieron que dirigirse al hospital, pero por suerte para todos, las bajas y pérdidas no fueron grandes. Aunque tuvieran previsiones para los desastres naturales, estos siempre se escaparían de sus manos, dando sorpresas inesperadas y no deseadas. Fue días después, cuando se encontraban relajados debido al terminó de toda la situación vivida, que Kari fue llamado a aquella sala donde rompió la mesa. Lo primero que creyó fue que se encontraría con esos molestos viejos o que peor aún, darían una declaración negativa a su propuesta. Kari iba preparado para lo peor.

Suspiro cuando estuvo de frente a aquella puerta, no es que dudara, pero se sentía un poco mal, porque la última vez entro de forma inadecuada. Noel le regaño después de que todo había pasado, tanto Noel como Simón eran conscientes del temperamento de su señor, por eso mismo no le detuvieron, pero si hicieron que reflexionara cuando la adrenalina de todo el suceso desapareció. No se arrepentía de nada de lo que hizo, ciertamente no fue la manera más adecuada de abarcar el tema, pero en su defensa, esas personas le sacaban de quicio, simplemente no lo pudo evitar. Decidido abrió la puerta, encontrándose con la sorpresa que solo estaba el príncipe heredero.

-Les agradezco por haber venido.

Al parecer la mesa había sido reemplazada. Kyon se levantó de su asiento para caminar a donde ellos se encontraban.

-Me has llamado, por supuesto que vendría.

-Supongo que es cierto.

A pesar de todo lo sucedido, el ambiente alrededor del príncipe heredero se veía más relajado, más libre de lo que vieron originalmente al llegar a Lak.

-¿Me darás el veredicto final de mi petición?

Hubo un silencio de parte del otro, luego suspiro para decidirse a hablar.

-Sí –intencionalmente Kyon hizo una pausa -. Luego de discutirlo con la reina, hemos llegado a concluir que seríamos unos idiotas si no nos aliamos con usted.

La sonrisa en el rostro de Kyon hizo que Kari se relajara. Aunque no lo mostrara en su cara, Kari sí que estaba tenso y nervioso por la respuesta que recibiría.

-Entiendo, entonces, el territorio de Lak es nuestro aliado.

-Correcto –indicó Kyon, llevando su mano en dirección de Kari, quien correspondió al gesto -. Será un honor apoyarlo como el nuevo emperador.

-Debo decir lo mismo, ya que usted también se convertirá en el sucesor.

-Supongo que tiene razón.

-Hm…

Ambos hombres que se estrecharon la mano se giraron en dirección del sonido, fijando su mirada en Dewis, quien había hecho un ruido para llamar la atención.

-Disculpe la imprudencia de la pregunta, pero… ¿Él se encuentra bien?

Hubo silencio de parte de Kyon, mismo que uso para procesar la pregunta.

-Ah… Sí, él se encuentra bien.

-No suena muy convincente –dijo Kari.

-Bueno, está vivo, aunque el médico dice que no podrá volver a ser caballero –dijo Kyon -. Eso sería demasiado esfuerzo para su cuerpo, podrá vivir con normalidad, pero no puede sobre esforzarse o hacer trabajo forzado.

Dewis se sintió un poco mal debido a que se sentía culpable, Akio se había herido protegiéndolo a él. Al parecer, Kari no fue el único que llego a darse cuenta de los pensamientos ajenos.

-Por lo menos está vivo –comentó Kari.

-Sí –agrego Kyon con una sonrisa -. Estoy agradecido por tu preocupación, pero estaremos bien… Yo me encargaré de que así sea.

No pudo evitar el sentir un alivió cuando escuchó aquellas palabras, ya que Kyon se veía con bastante confianza al decir aquello. Solo esperaba y rezaba porque todo mejorara para Akio, era momento de que las desgracias fueran cambiadas por felicidad. Nada más fue dicho, debido a que cambiaron al asunto principal de esa reunión, que fue el tratado donde señalaba que el territorio de Lak apoyaba a Kari como el nuevo emperador. Con el papel firmado estaban cada vez más cerca de su objetivo.

Y así, al cumplirse el año… El territorio de Lak estaba de su parte.

Notas finales:

Ahora tienen finalmente un territorio de su lado. Aun quedan otros dos por convencencer... ¿qué cosas les esperaran? 

Ya lo veremos en los otros capítulos. 


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