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El candidato al trono por ami4alice

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Notas del capitulo:

Bueno, bueno, bueno. Aquí vengo con un especial de tres capítulos de esta historia.

Este es la primera parte de tres, espero lo disfruten.

El viaje a Marisk fue relativamente corto, menos tiempo que el que tuvieron que viajar hacia los otros dos territorios. Aunque lo que si no se esperaron es que a mitad del camino sucediesen problemas en la carretera al otro territorio, haciendo que tuvieran que desviarse un poco, tardando un poco más de lo acordado. El día pautado para llegar iba a ser cuando se ocultara el sol y al final terminaron llegando en la madrugada del día siguiente. Esa era la razón principal del porque en ese preciso momento, cuando ya se encontraban dentro de los terrenos del palacio, Kari y Dewis se hallaban dormidos en el carruaje, el primero se encontraba acostado, teniendo su cabeza reposaba en el regazo ajeno, mientras que el segundo estaba recostado del borde del carruaje. Cualquier persona normal se agotaría por viajar, sobretodo ellos que se encontraban en esa travesía, donde tenían que encontrarse más atentos que nunca. Fue Dewis quien primero comenzó a despertarse, al sentir como el carruaje se detenía, se restregó los ojos para darse cuenta que habían llegado al fin, puesto que el carruaje se detuvo.

Llevo su mirada a Kari, viendo cómo se encontraba de lo más cómodo acostado en sus piernas, también tenía que decir que a sus ojos se veía adorable. Una cara que seguramente solo él tendría el placer de verla, esperaba que siguiera siendo así durante mucho tiempo. Se inclinó un poco hacia Kari, no sin antes llevar una mano a su cabello para acariciarlo, le gustaba la sensación que causaba en su mano la suavidad del cabello plateado de Kari.

-Kari, hemos llegado…

A pesar que su objetivo principal había sido despertarlo, aquello lo dijo con una voz tan suave que no despertaría a nadie. Aunque Kari ya se encontraba despierto desde hace rato y lo confirmo cuando sintió su mano en la mejilla, siendo lo primero que recibía un beso, que aunque no lo espero, lo correspondió con gusto.

-Hubiese preferido durar así un poco más…

Dewis solo alcanzo a desviar la mirada un poco avergonzado, viendo como la puerta estaba siendo abierta. Escuchó un suspiro de parte de Kari antes de que se acomodara para poder salir del carruaje, Dewis le siguió al poco tiempo.

-Bienvenido sea nuevo emperador.

Cuando llevo su vista la frente, Dewis se percató que los estaban esperando, alguien que se veía muy elegante, aunque su sonrisa no le daba buena espina. Tenía el cabello de color gris como sus ojos, así que ese traje completamente blanco con detalles plateados iba a juego con su cabello. La verdad es que se sabía muy poco de la situación actual de Marik, aunque era una costumbre el avisar cualquier cambio en la monarquía del imperio, no todos cumplían con esa norma, la cual en realidad no estaba pasmada en una ley o similar. Por eso mismo es que en la actualidad muy poco se sabía sobre Marik, ya que hace mucho tiempo atrás que dejaron de reportar sus asuntos al imperio. El emperador estaba de manos atadas, porque no podía interferir con asuntos de otros territorios para mantener cierta independencia, mientras no estuvieran planificando una rebelión, jamás podría interferir de tal forma en un territorio o imponer algo en contra de las cuestiones mismas del territorio. Aunque el puesto más alto en la jerarquía era el emperador, la verdad es que se trataba de una posición bastante limitada.

-Muchas gracias por el recibimiento –dijo Kari -. ¿Con quién tengo el placer?

-Yo soy Antoy Bartoli, señor –dijo con una amable sonrisa -. Seré el futuro gobernante de estas tierras.

-Entiendo.

Dewis pudo percibir que Kari no supo que más decir, debido a que quizás sentía el mismo mal presentimiento que él.

-Seguramente estarán algo agotados, así que el sirviente les guiara a sus habitaciones, aunque espero que se presente en la fiesta de esta noche.

-¿Una fiesta?

-Sí, señor –comento Antoy -. Una fiesta para celebrar la estabilidad del reino Marik.

-Comprendo, entonces apareceré esta noche en su fiesta si le parece correcto.

-Estaremos gustosos de recibirlo.

El hombre hizo una reverencia junto al sirviente. Justo en ese momento, Dewis pudo notar una rara mirada de parte del sirviente, pero no iba dirigida a ellos, sino a su patrón. Esa forma de mirar a otros la reconocía, porque fue la que por un tiempo mostraba al encontrarse con Kam, miedo.

A pesar de que le pareció extraña aquella mirada, decidió no acotar nada y seguir a la joven que en silencio los guió a sus habitaciones. Luego de otra reverencia de parte de la joven, se fue de allí dejándolos completamente solos. No solo fue la mirada de la joven, la mayoría de sirvientes que se cruzaron desviaban sus ojos en otra dirección, como si estuvieran entrando en pánico. El comportamiento de los sirvientes en definitiva era demasiado sospechoso para dejarlo pasar. Cuando entraron en la habitación, los dos suspiraron al unísono, al parecer ambos se encontraban en la misma línea de pensamiento. Kari se sentó en el mueble mientras que Dewis camino hacia las puertas que daban al balcón, que se encontraban cerradas en ese instante.

-¿También estabas pensando sobre el comportamiento de los sirvientes?

Hubo silencio primero, porque Dewis dudo un instante.

-Sí… -comento -. Ni siquiera en Disk que se encontraban en disputa los sirvientes se comportaron de tal forma…

-Eso es muy cierto, hay definitivamente algo extraño aquí.

Kari se recostó en el sofá, llevando su cabeza hacia atrás mientras tenía los ojos cerrados. Otro territorio, otro problema para agregar a la ecuación.

Lo que Kari si no se espero fue que Dewis se moviera de su lugar y caminara hacia detrás del sofá donde él se encontraba recostado. Se dio cuenta cuando sintió las manos ajenas cerca de su rostro, abriendo sus ojos y observando de inmediato esos orbes marrones similares a la miel, aunque tenía que admitir que lo que más lo atrapaba seria aquella sonrisa. Desde el primer momento que tuvo el placer de verla había quedado enganchado de ella. Tan resplandeciente y hermosa, aquella sonrisa era como su sol personal y deseaba que siguiera siéndolo el resto de su vida. Kari elevó una mano para llevarla al rostro ajeno.

-Estoy seguro de que tú podrás con cualquier problema al que te enfrentes.

Fue inevitable que Kari sonriera al oír aquellas palabras, Dewis siempre sabía lo que tenía que decir para animarlo.

-Mientras sigas a mi lado, cualquier cosa es posible –comento con seguridad dándole una suave caricia a la mejilla ajena -. Aunque quisiera obtener algo que me animara mucho más…

-¿Algo?

Dewis estaba completamente confundido ante aquellas palabras, separándose cuando notó que Kari se iba a incorporar, estando ahora de rodillas sobre el sofá. Su mano volvió a ir al cabello de Dewis, jugando con uno de sus mechones.

-¿Qué tal… un baño para relajarnos?

La vergüenza ajena le pareció preciosa, pero también le hizo notar que el otro iba a replicar, así que decidió adelantarse.

» Tomar una ducha seguramente me relajaría bastante, además, tenemos que prepararnos para la fiesta de la noche… ¿no lo crees?

Dewis se encontró contrariado, ya que le daba un poco de razón a Kari, pero no dejaría de ser vergonzoso lo que estaba proponiendo su señor. Se notaba en su expresión que estaba en toda una batalla mental para poder dar una respuesta. Al final, pareció tomar una decisión, Kari esperaba que a su favor.

-Está bien, pero… -dijo bajando la mirada -. Solo será por esta vez.

Claro que Kari mostraría esa sonrisa de victoria cuando el otro estuvo de acuerdo. Después de eso, llamo a una sirvienta para que preparara el baño, lo cual no le llevo mucho tiempo debido a la gran cantidad de sirvientes que estaban en el palacio, a su parecer demasiados, pero él no era quien para juzgar cuantos sirvientes querían los reyes en sus palacios.

-Ah… no es necesario.

Kari se había dirigido a la sirvienta que iba a comenzar con el proceso de despojarlo de su ropa, suponía que eso era normal allí, pero en esta ocasión, Kari tenía otros planes. Todas las mujeres asintieron con la cabeza y se retiraron de la habitación.

-Debiste dejar que lo hicieran…

Dewis que había estado clavado como una lámpara en un solo lugar de la habitación, finalmente se dignó a hablar.

-¿Por qué? Yo quiero que tú hagas ese trabajo…

No se sorprendió de aquel comentario, ya que se imaginaba que al sacar de la habitación a las sirvientas, eso es lo que iba a decir. Dudo y miro hacia varios puntos en la habitación, su batalla interna aun no terminaba a esas alturas, aun después de haber aceptado. Al parecer Kari notó eso.

» Si no lo deseas, aun puedo tomar un baño solo…

Tampoco iba a obligar al otro a hacer algo que no deseaba hacer, por eso mismo llevo sus manos a su propia camisa para comenzar a sacar los botones. Ciertamente necesitaba un baño para relajar los músculos y prepararse para la fiesta de esa noche, ya que no sabía qué cosas le podrían estar esperando allí.

No lo podía negar, que aunque quisiera (lo cual no era así) no podía apartar la mirada de Kari, más aun cuando la camisa que llevaba puesta cayó al suelo. La sagrada escritura ciertamente había sido injusta al darle tanto potencial a Kari y hablaba en muchos sentidos diferentes. A pesar que tenían la misma edad, Kari era mucho más alto y robusto, una clara diferencia que le molestaba un poco, aunque al mismo tiempo le atraía. Se supone que él era el caballero de Kari, tenía que protegerlo, eso fue lo que se prometió al momento de hacer el juramento, pero la verdad es que sabía que los besos no formaban parte de este. Tampoco su inexplicable atracción hacia el otro hombre, simplemente no podía apartar su mirada.

» Será peligroso si me sigues mirando así.

Dewis tensó los hombros cuando se vio descubierto por Kari.

-Yo no…

No se le ocurrió alguna excusa para decir, porque en serio que lo estaba mirando demasiado.

En su defensa, Kari tenía mucho para ser apreciado, desde sus tonificados brazos, hasta sus abdominales, los cuales le hacían preguntarse si serían tan duros como se veían. También tenía que agregar que su clavícula hacia que se viera mejor su pecho. Y lo torturaba el hecho de que parecía estar en equilibrio lo delicado y rustico en aquel cuerpo majestuoso, ¿cómo podía verse guapo y a la vez tener ese cuerpo tan protuberante?

La vergüenza fue más notoria en su cara cuando el otro hombre comenzó a despojarse de su parte baja, si seguía mirando no solo sería peligroso para Kari. Lo sabía muy bien, porque él como hombre estaba reaccionando al estímulo delante de él. Lo peor de todo no fue darse cuenta de eso, sino que Kari se percató del asunto, antes de poder reaccionar o huir, fue acorralado contra la pared.

-Me alegra saber que te gusta lo que estás viendo.

-¡Eso…!

De nuevo no tuvo oportunidad de una reacción porque Kari actuó primero, tomando su mano y dirigiéndola a cierta zona.

Allí se dio cuenta que aunque no fue el que se estuvo desnudando, su mirada provoco el mismo estimulo en su compañero. Dewis no podía ocultar que le agradaba el hecho de saber que causaba una reacción en el otro hombre. Aún tenía sus dudas y lo reflejaba en su cara completamente. Iba a decir algo, pero nuevamente Kari se adelantó a él, se inclinó hacia su oreja para susurrarle unas palabras que fueron suficientes para que Dewis cediera.

-Está bien solo dejarse llevar –susurro en el oído de Dewis -. ¿Qué es lo que quieres hacer en este momento?

¿Qué quería hacer en ese preciso momento?

La respuesta estaba clara.

Solo basto una mirada a Kari para que Dewis llevara una mano a la mejilla de este y sin siquiera tener una gota de duda, besarlo. Obviamente Kari correspondió al gesto, llevando primero una mano a la cortina y deslizándola para que la habitación solo fuese iluminada por las lámparas. Luego de certificar que nadie les vería por el balcón, llevo su mano a la ropa ajena, la cual no dudo en comenzar a quitar. En mitad de su tarea fue ayudado por Dewis, quien también comenzó a colaborar con la labor de desnudarlo.

Lo último que sonó en la habitación fue cuando el cinturón que llevaba Dewis con su espada cayó al suelo, siendo una de las últimas cosas que se quitó Dewis. Al ya encontrarse con menos ropa, comenzaron a moverse hacia el baño, entre besos y toques que mostraban su lujuria, ninguno de los dos parecía dispuesto a contenerse en esa ocasión. Dewis dejó escapar un jadeo cuando dio contra la puerta que daba al baño dentro de la habitación, siendo Kari quien llevo su mano al pómulo de la puerta para abrirla. Los besos parecían interminables, porque ninguno de los dos tenía en sus planes el dejar de besarse. Aunque tuvieron que detenerse cuando estuvieron dentro del baño, tampoco deseaban provocar un accidente.

-Hay que… -dijo Dewis -. Tomar el baño…

-Claro que sí.

Dewis terminó reaccionando el gesto de Kari de lamerse sus labios, suspirando como reflejo. Ambos entraron en aquel inmenso baño, donde fácilmente se podrían bañar cien personas sin problema alguno. Tenía que decir que las estatuas de mármol le parecían un tanto exageradas, pero no tuvo suficiente tiempo para prestar atención al baño como tal.

Su plan original había sido sentarse al lado de Kari, pero al parecer este tenía otros planes, porque lo tomó de la muñeca y lo atrajo hacia él, terminando así sobre las piernas ajenas. Antes de que pudiera quejarse, de nuevo era atrapado por los labios de su compañero. No se cansaría de repetirlo, pero le gustaban los besos de Kari, desde el primero que se dieron en el jardín del palacio del emperador. En mitad de sus besos, a Dewis le tocó ahogar un par de jadeos, las manos de Kari no se quedaron quietas en su cintura, muy diferente a él, quien las mantuvo sobre los hombros ajenos, pero al ver que las manos del otro no se quedarían inmóviles, decidió no quedarse atrás. Deslizó sus manos por el cuello ajeno, le gustaba esa zona del cuerpo de Kari, luego las deslizó hasta delinear con su dedo la clavícula de este. Finalmente tenía el placer de tocar aquel tonificado pecho que antes miró en la distancia.

Dewis dejó escapar un sorpresivo jadeo, rompiendo con uno de los tantos besos al sentir como descaradamente Kari había apretado su trasero. La risa traviesa que dejo escapar Kari lo dejó completamente en evidencia que había sido intencional. Hizo un puchero, pero no le detuvo de seguir disfrutando de su trasero, así como Dewis se gozó de la vista anteriormente, Kari también lo había hecho, teniendo en el primer puesto de zonas que quería tocar el trasero del otro hombre. Aprovechando que no se estaban besando, Kari se dirigió al cuello de su compañero, lamiendo la zona, siendo esto lo primero que hizo. Dewis por supuesto que se estremeció ante el contacto.

-Eso no es… justo…

-Tú también eres libre de hacer lo que quieras.

Dewis frunció el ceño, pero no en señal de molestia, para nada que estaba molesto en esa clase de situación. Lo pensó un poco y al final tomó una decisión.

Dispuesto a cumplir con su capricho, Dewis se inclinó un poco, precisamente al hombro izquierdo de Kari, bastante cerca de su clavícula. Al encontrarse allí, primero lamió la zona, antes de sin previo aviso morderlo, dejando la marca de sus dientes en la blanca piel de Kari. Este dejó escapar un suspiro por la sensación que causo la mordida, pero más que enojarle, había inclinado su cabeza a la derecha para darle espacio al otro de dejar su marca.

-Será difícil que desaparezca.

-Esa es la idea… ¿no?

El que mostraba ahora una sonrisa de ganador fue Dewis, al lograr su objetivo de dejar una marca en Kari que no desaparecería pronto, su venganza por el anterior chupete que le dejo en el cuello. Kari también mostró una sonrisa un tanto traviesa.

Ahora el que se encontró dejando una marca en el cuello fue Kari.

Al darse cuenta que ninguno de los dos podía dejar quieta su boca, simplemente tomaron la decisión que lo más ideal sería seguir con sus besos, así que no se contuvieron en cuanto a ellos. Las manos siguieron con su tarea de recorrer y aprender cada parte del cuerpo del otro, tocando y disfrutando de cada toque que realizaban. Con cada uno de sus movimientos dejaban en evidencia que se encontraban en el paraíso, puesto que adoraban cada parte del cuerpo del otro, evitando dejar alguna zona sin tocar, bueno, si hubo una que no tocaron, por lo menos hasta que se separaron de un beso que duro más de la cuenta y fue mucho más profundo que los anteriores. Habían probado cada centímetro de la cavidad bucal ajena.

Ambos se encontraban jadeando y solo una mirada basto para saber lo que ahora tenían que hacer.

Dewis se separó un poco, llevando una mano hacia atrás y colocándola en la baldosa del suelo en el baño, también separó un poco más sus piernas, a esas alturas estaba demás decir que ambos hombres se encontraban excitados. Fue Kari quien primero dirigió una mano a sus partes privadas, uniéndolas y comenzando a mover su mano. El ruido del agua caer fue reemplazado por los gemidos de ambos hombres ante lo que ahora estaban haciendo, el chapoteo del agua le daba una sensación placentera al ambiente. Kari decidió ser un poco malo y sin dudar apretó un poco la punta del miembro ajeno, haciendo que como consecuencia, Dewis clavara un poco sus uñas en el hombro de este, ya que esa mano se encontraba reposando en el hombro izquierdo de Kari.

Obviamente aquello hizo que Dewis frunciera el ceño, ya que sabía que Kari fue malo intencionalmente, por eso mismo deslizó su mano hacia la nuca de este, donde alcanzo un poco del cabello plateado ajeno. Sin siquiera pensarlo demasiado, tiro de este hacia atrás, provocando que Kari terminara echando su cabeza en dirección de donde fue jalado. Despegó su mano izquierda de la baldosa y se inclinó un poco hacia adelante, llevando esa mano hasta la parte intima de su compañero. Allí comenzó a jugar con uno de sus genitales. Los gemidos de ambos hombres llenaban ese cuarto de baño. Kari, cuando Dewis se distrajo y dejó de jalarlo, se inclinó hacia este para sin más, lamer desde donde se encontraba ubicado el diafragma hacia arriba, tomando provecho y mordiendo un poco uno de sus pezones. No alcanzo a repetir la acción debido a que fue jalado nuevamente de su cabello.

Un cruce de miradas fue suficiente para que de nuevo sus labios se unieran.

Ambos disfrutaban del contacto de sus labios, jugando con la lengua del otro, realizando una danza con esta y jadeando en el proceso. Cuando Dewis tuvo su venganza de apretar un poco el sexo de Kari, este gruño en mitad de su beso. La verdad es que oír ese gruñido ahogado causo que se le estremeciera la piel a Dewis, ya que le pareció sexy. En un punto, para aumentar las sensaciones, ambos habían comenzado a mover sus caderas, haciendo mayor el aumento de la excitación en su parte baja. Como si tuviesen una clase de comunicación mental, al momento en que Kari apartó su mano, fue Dewis quien tomó el mando ahora, ambos decidieron llevar su propio ritmo al mover su mano, pero no por eso, el placer se vio reducido.

Al tener sus manos libres, Kari no dudo en volver a tocar el cuerpo de Dewis a su antojo. Además de su trasero, lo otro que le gustaba era tocar su costado, lugar que sabía muy bien el otro era sensible, el gemido que ahogo Dewis se lo confirmo. Si seguían a ese ritmo, no iba a pasar demasiado tiempo para llegar finalmente al clímax.

-Kari…

El tono que uso Dewis al decir su nombre fue la señal que le indicó a Kari que pronto, ambos hombres llegarían al orgasmo. Por esa misma razón, también dirigió su mano a sus miembros, colaborando con el movimiento ajeno, el ritmo fue más rápido y desenfrenado. El beso fue rotó, pero la cercanía no se perdió, porque a pesar de todo, tanto Dewis como Kari no querían perderse de la expresión ajena.

La excitación llego a su punto máximo, causando que ambos hombres se liberaran al mismo tiempo, soltando el nombre de su compañero al momento en que el clímax hizo acto de presencia. Los abdómenes de ambos hombres terminaron completamente sucios, aunque gracias al agua que los cubría hasta más arriba de su ombligo, no se ensuciaron tanto. Los dos se encontraban jadeando, debido a que su respiración fue volviéndose un desastre mientras más se dejaban llevar por sus deseos, por eso mismo Dewis tenía su frente contra el hombro derecho de Kari, tratando de recuperar el aliento perdido.

-Esto si es un baño relajante…

Dewis lo terminó pellizcando aunque rió por aquel comentario.

Cuando al fin lograron recuperar algo de energía, se movieron, decidiendo ahora tomar un baño correctamente, aunque obviamente la cercanía de ambos no se perdió en el proceso. Tampoco dejaron de besarse de diferentes maneras. Al momento de acabar de lavarse adecuadamente, tomaron la decisión de quedarse un poco más dentro del agua caliente, por ello es que Dewis se encontró recostado del pecho ajeno y este del borde de aquella inmensa bañera, si es que eso se podía llamar bañera. Además, en el proceso de limpiarse, encontraron unas esencias dejadas por las sirvientas, una de ellas causo que hubiese espuma, así que Dewis aprovecho de jugar un poco con esta.

» ¿Qué clase de cosas crees que nos estén esperando?

Kari se encontraba mirando hacia el techo, mientras Dewis soplaba la espuma en sus manos.

-No lo sé.

Y la verdad es que era cierto, desde que todo comenzó a cambiar, siendo completamente diferente de su línea original, ya Dewis no sabía lo que tenía que esperarse. Aunque no se arrepentía de las decisiones que tomó esta vez y dudaba que ese hecho fuese a cambiar. Kari dejó escapar un suspiro, antes de abrazar a Dewis por la cintura y descansar su mentón en uno de los hombros del otro hombre.

-Sea lo que sea, lograremos resolverlo.

-Por supuesto que sí.

Kari deslizó sus manos por los brazos ajenos, luego de que las moviera, llevándola hasta las manos de Dewis y ayudándolo con la recolección de espuma, que los dos en conjunto decidieron soplar. Sin importar qué problemas se llegaran a enfrentar, los iban a resolver como venían haciéndolo, no tirarían la toalla tan fácil.

Ambos tenían como objetivo principal hacer que aceptaran a Kari como emperador y lo iban a cumplir a toda costa.

.

.

.

La noche finalmente llego y fue el momento en que dio inicio la fiesta.

En ese gran salón donde se encontraban reunidos, había muchas personas que se veían importantes. Por lo menos esa fue su percepción por la forma en que vestían y actuaban, todos elegantes, igual a la facción de nobles en la capital. Dewis no pudo evitar sentir repelús al ver a esos hombres y mujeres, porque le recordó a la facción que tantos problemas le estaba causando. Además de eso, también estaba el asunto sobre los sirvientes, los cuales eran tratados como basuras por las personas de alto estatus. Ese comportamiento le enojo, pero al ser el caballero de Kari, lo mejor es que no le trajera problemas a este. Suspiro tratando de contenerse, se encontraba solo en ese momento ya que Kari estaba con Antoy, suponía que realizando cuestiones políticas, seguramente a esas alturas ya Kari estaba harto de tanto protocolo. Dewis se encontraba parado cerca de una de las puertas que daban a uno de los tantos balcones de ese gran salón, desde allí podía ver el cielo estrellado, que se encontraba tan hermoso, era una completa lástima que nadie le prestara atención.

Por encontrarse mirando en dirección del cielo, al bajar la mirada se percató que había un movimiento extraño afuera, eso causo que se pusiera en guardia y de inmediato llevó su mirada de regreso al salón, buscando a Kari para encontrarse a su lado por si algo ocurría en la fiesta. No le llevo mucho dar con él, quien se encontraba con su sonrisa política, esa que usaba cuando quería salir de allí por lo aburrido o estúpido de la conversación. Kari sintió que Dewis fue un ángel salvador cuando apareció en el momento justo para darle una excusa y así poder irse de ese grupo de personas, que la verdad no le estaban dando ningún aporte a su vida o conocimientos.

-Parece que mi caballero ha venido por mí, supongo que me retirare ahora.

-¿En serio? Es una lástima, iba a comenzar a hablar sobre…

-Tendrá que ser en otra ocasión, nos vemos.

Kari cortó al hombre antes de que se alargara en su despedida, despidiéndose con la mano y yéndose a otra zona del salón con Dewis. Al encontrarse lejos de ese grupo de personas, Kari dejó escapar un pesado suspiro mientras tenía una mano cerca de su entrecejo.

-Parece que estabas llegando a tu limite… -soltó Dewis con una corta risa.

-Si creía que los nobles en la capital eran estresantes, es porque no conocí a los de aquí… Ahora los de la capital se ven como unos santos…

Dewis volvió a reír ante el comentario de Kari.

-Por cierto, te busque porque he observado algo extraño afuera…

-¿Algo extraño?

Aunque la pregunta fue soltada al aire, no llego a ser contestada.

Repentinamente la puerta del gran salón fue abierta de golpe, dejando ver a una persona quien a pesar de lo sucio y desalineado que se encontraba, se notaba por su vestimenta que se trataba de un noble. Pero lo que más llamo la atención no fue su apariencia elegante, sino que se encontraba cubierto de sangre (a parte de la tierra) y llevaba en su mano izquierda lo que parecía ser la cabeza descuartizada de alguien, mientras que en la derecha reposaba la espada. Muchas personas se asustaron y otras vomitaron por tal escenario que se les presento, pero el principal involucrado se veía tranquilo a pesar del pavor que estaba provocando en la sala. El más afectado en ese preciso momento fue Antoy, quien veía con terror lo que sucedía. El joven que acababa de llegar con esas fachas estaba acompañado de una mujer de cabello rosado, por sus ropas suponía que se trataba de su caballero.

Camino a paso seguro, moviendo un poco su cabello completamente negro, tan negro como la noche de ese día. Se detuvo delante de Antoy, quien parecía encontrarse rechinando sus dientes, aunque lo disimulo rápidamente con una expresión de preocupación.

-¡Josue! ¿Dónde has estado? ¿Qué ha pasado?

Antoy se mostró preocupado y la mayoría creyó la actuación, menos dos personas quienes eran los visitantes en ese territorio. Por su parte el joven que acaba de llegar cubierto de sangre mostró una sonrisa, antes de levantar su espada y colocar la punta cerca de la garganta de Antoy.

-Muy preocupado que estabas… -dijo con ironía -. Tanto como para mandar a mercenarios a matarse ¿cierto?

Se vio el momento en que Antoy trago saliva.

-No sé de lo que estás hablando Josue… -dijo Antoy -. Todos estábamos preocupados por ti.

-¿Tanto para hacer una fiesta? Que halagador.

-Jos…

Antoy no llego a terminar la frase, porque Josue giro su espada y le dio con el mango en el estómago, haciendo que el hombre cayera al piso, causando también más tensión en la sala. Tiró la cabeza degollada, provocando que cayera cerca de un grupo de nobles que retrocedieron del miedo, luego llevó una mano a la cabeza de Antoy, donde reposaba la corona que demostraba ser el soberano en ese territorio.

-Agradezco que cuidaras muy bien de mi corona.

Su sonrisa demostraba estar disfrutando de la cara que mostró Antoy en ese momento, una llena del inmenso odio que le tenía. Josue clavo con fuerza la espada en el suelo, antes de llevar su mirada a todos los presentes. La misma basura que él conocía muy bien y que estarían felices si moría.

» Si no desaparecen en diez minutos, les arrancaré la cabeza a todos.

Nadie se quedó en la sala para averiguar si aquel chico de cabello negro iba a cumplir con su palabra. Pronto todos los carruajes estuvieron en la entrada llevándose a todos los invitados de la fiesta. Los únicos que quedaron en aquella gran sala, fueron Josue, Antoy, Kari y Dewis, además de la chica que acompañaba a Josue. Kari no se movió de su lugar, porque él más que nadie quería una explicación de lo que acababa de pasar. Sin dudar se acercó a los otros dos hombres.

-¿Debo preguntar qué está ocurriendo?

Antoy chasqueó y Josue no dudo en cumplir su palabra, aunque no llego a tocar a Kari. Su movimiento fue interceptado por Dewis, quien estuvo todo el tiempo en guardia. Josue tenía que admitir que ese chico fue ágil, si hubiese estado en su mejor momento, seguramente fuese luchado con ese tipo, pero estaba agotado y herido, no iba a ganar aunque se esforzara, podía verlo en la mirada del otro hombre. Kari hizo que Dewis retrocediera al darse cuenta que Josue hizo lo mismo, también pudo notar como la chica de atrás también se había preparado para lo peor.

» Yo solo he venido por una explicación… -dijo Kari con una pausa, mirando un momento a Antoy -. Pero supongo que tendré que esperar hasta mañana.

No agrego más nada y comenzó a caminar a la salida de aquel salón. Iba con total tranquilidad mientras caminaba, el que le dedico una mala mirada a los que llegaron a la fiesta sin previo aviso fue Dewis.

Caminaron a paso tranquilo hacia la habitación, ya Kari había llegado a su límite en cuanto a lo que podía soportar, ahora veía un poco todo el panorama sobre lo que se enfrentaba. No necesito de mucho para dar con una teoría, por el comportamiento que tuvo Antoy con la llegaba del otro joven y por lo que este mismo dijo, se podía dar una idea. Antoy le había mentido completamente cuando lo recibió como si fuese el nuevo gobernante, fue estafado de la peor manera y se ganó un enemigo innecesario al no conocer la situación. Al estar dentro de la habitación, Kari golpeo con fuerza uno de los muebles y causo que una que otra lámpara se cayera por lo brusco que estaba tratando todo. Estaba molesto, bastante, porque se dejó engañar demasiado fácil, jamás pensó que la situación en Marik fuese tan crítica. Luego de sacar su rabia tirando un par de cosas, se sentó en el sofá, Dewis se encargó de recoger lo poco que se salvó en aquel huracán que fue Kari.

-Como si no fuese suficiente los problemas que ya tengo…

Dewis entendía el enojo ajeno, ahora tenía que buscar una forma de solucionar todo o perdería a Marik, si lo hacía, sus probabilidades de que sufriera de un atentado al subir al trono contra él eran bastante altas.

-No es tu culpa, no sabíamos la situación de Marik.

-Y eso es lo peor…

-Así que ese chico es el rey… -soltó Dewis mirando la puerta de la habitación -. ¿Quieres saber lo más extraño?

Kari dejó de mirar al piso para ver a Dewis, puesto que se sintió curioso de aquella pregunta.

-¿Qué?

-No había ningún sirviente en la sala… -comento -. Para ser más precisos, llevaban un buen rato sin aparecer… Además, lo que vi afuera… Si pienso un poco, la ropa que llevaban… se trataban de los sirvientes.

-¿Lo que sucedió afuera?

Dewis miró a Kari, porque hasta ese momento no lo había visto.

-Antes de que apareciera el chico, hubo un movimiento extraño afuera y si no mal recuerdo, creo que se trataban de los sirvientes.

-¿Crees que ellos sabían todo?

Agitó su cabeza junto a un suspiro.

-No lo sé… pero ellos han actuado raro desde el comienzo.

Hubo un silencio por parte de Kari, antes de que se levantara del sofá.

-Lo he decidido –dijo -. Mañana iremos al pueblo.

-¿Estás seguro?

Al momento de realizar la pregunta, Dewis se acercó para ayudarlo a quitarse aquella ropa que llevaba.

-Tenemos que averiguar bien la situación, me niego a decidir sin tener claro todo el panorama.

-Entiendo –dijo Dewis mirándolo -. Preparare todo para que podamos ir al pueblo lo más pronto posible.

-Bien… -comento Kari en un suspiro -. Por ahora vamos a dormir…

Dewis asintió con la cabeza para terminar de ayudar a Kari a cambiarse y así este pudiera irse a dormir. Demasiadas cosas habían pasado y necesitaba de un buen descanso para pensar con mejor claridad. Tenían que averiguar lo que estaba pasando con Marik y pronto, porque su tiempo estaba transcurriendo sin detenerse. Un año podía irse más rápido de lo que se pensaba si se descuidaban. El día siguiente llegaría y ellos se prepararían para lo que vendría.

.

.

.

Conseguir una excusa para poder hacer que Kari estuviera libre y así ir al pueblo fue más difícil de lo que alguno de los dos hombres pensó. Al parecer, como Kari llegó y supuso que Antoy era el rey, esa facción hizo suposiciones de que Kari los apoyaba, por eso les fue más difícil el dar una excusa para poder tener el tiempo de ir al pueblo. Kari no deseaba que alguien se enterara de que irían allí, además que estaba el asunto de que podrían reconocerlo, por eso tuvieron que pensar en una solución, tomando la opción de que Kari usara una peluca, con eso se podría ocultar un poco su cabello plateado, más aun cuando seguramente ya el anunció de su ascenso era conocido. Tenían que jugar bien sus cartas o todo iría a la basura más rápido de lo que ellos pudieran contar. El otro asunto importante fue sobre ese chico que llego a interrumpir la fiesta, aunque la mayoría de información que tuvieron se debió a lo que escuchó Dewis mientras realizaba ciertos favores para Kari.

Ese día iba caminando por el pasillo, cuando se detuvo de golpe, su primer instinto fue ocultarse. Los que venían caminando por los pasillos se trataban de unos nobles, la facción de Antoy, porque hasta de eso se enteró Dewis, al parecer la mayoría de nobles en el territorio apoyaba a Antoy en vez de Josue, el verdadero heredero al trono. Para su suerte, las personas se detuvieron cerca de donde él se encontraba oculto, así que no se le dificulto el oír con claridad la conversación de las otras personas.

-No puedo creer que en serio haya sobrevivido.

-¿Acaso este no es el tercer intento?

-Silencio –dijo uno de los tres hombres allí parados -. ¿Acaso quieres que te ejecuten? ¿Olvidas lo que le paso a los Malls?

La cara de los otros dos hombres se volvió pálida.

» Si andamos hablando descuidadamente, ese mocoso no dudara en ejecutarnos.

-Es aterrador… -comento otro hombre -. Como no muestra arrepentimiento por asesinar a otras personas.

-¡Ja! Por nada tiene esa fama de un tirano –dejo escapar otro de los hombres en voz baja -. Acabará con su reinado en un santiamén.

-¿Acaso ya no está perdido el pueblo?

-Esa plaga pronto desaparecerá.

Dewis dejó de escuchar la conversación porque los hombres decidieron retomar su caminata, aunque sin necesidad de escuchar más, se daba una idea de lo  hablarían. Eso solo le traía más preocupación y urgencia de ir al pueblo, porque por los medios comunes, Kari no logro que le permitieran salir del palacio, les dieron excusa tras excusa para impedirle dejar ese rango del territorio. Ahora entendía un poco su insistencia de no dejarlo ir al pueblo, si se encontraba en una situación tan crítica, no sería raro que le impidieran ir, porque así no vería la gravedad del asunto. Suspiro, saliendo de su escondite y limpiando un poco su ropa, cuando acabo decidió retomar su caminata también, tenía que volver al cuarto donde se encontraba Kari para darle la nueva información que había obtenido.

Solo dio unos pasos en aquel pasillo cuando escuchó las risas de unas mujeres, su instinto le grito que se dirigiera al origen de las risas y él no fue en contra de ese presentimiento. Llego hasta una zona del jardín, donde había un grupo de mujeres en un semicírculo, frente a ellas estaba otra mujer tirada en el piso. Las mujeres paradas se veían orgullosas con la hazaña que habían realizado, porque la mujer en el piso tenía su vestido hecho un desastre y qué decir de su cabello.

-¡Ja! Realmente no puedo creer lo que estás diciendo… ¿Por qué no lo repites para nosotras?

-Lo repetiré las veces que sean necesarias… ¡Josue no es un mal rey! ¡Tampoco es un dictador!

La risa de las mujeres se hizo más notoria.

-Ya la escucharon, ¿cierto? -comento la que parecía la alfa en ese grupo de mujeres -. Aun cree estúpidamente en ese horrible ser que se cree nuestro gobernante.

-No seas ridícula –dijo otra de las mujeres antes de patear a la otra chica -. Ese asqueroso ser jamás podrá contra nuestro amado Antoy. Él si es digno de gobernarnos.

Una pelea de poder.

Esa es la conclusión que llegaron los dos luego de que discutieron sobre el tema. En Marik había una lucha por el poder, siendo Antoy quien estaba ganando al tener la facción de nobles de su lado, los cuales tenían bastante poder económico. Además, la muy mala fama que tenía Josue no le ayudaba para obtener algún apoyó. Ese chico estaba ejerciendo el poder sin ningún apoyó. La situación se le hacía familiar.

-¡Antoy no es bueno! Él lo único que quiere es robar las fortunas y…

La mujer en el piso no llego a terminar la frase cuando otro golpe se le fue dado. Ya Dewis no pudo soportar más y cuando otro golpe iba a ser dado, lo interrumpió, tomando la muñeca de la dama.

-¡¿Qué?!

Dejo escapar la agresora, sorprendida por la llegada de Dewis.

-Es suficiente, lárguense de aquí.

La mirada seria de Dewis y que pusiera la mano sobre el mango de su espada fue suficiente intimidación para que el grupo de chicas se marchara, aunque mostraron su disgusto por su presencia. Dewis suspiro para girarse en dirección de la chica, ayudándola a levantarse del suelo.

» ¿Te encuentras bien?

-Sí, gracias por ayudarme.

Hubo silencio, Dewis no supo que decir o más bien cómo decirlo.

-Tú… pareces estar del lado de Josue…

-¡Por supuesto que sí! Como su prometida tengo que estar de su lado, además, él no es una mala persona… eso son solo rumores que se han regado para hacerlo quedar mal, él…

Dewis busco en su bolsillo para sacar un pañuelo, la dama había sollozado un poco en mitad de sus palabras.

-Entiendo.

Aquello fue lo único que dijo mientras la guiaba para que se sentara un momento, así podría calmarse un poco.

» ¿Te sientes mejor?

-Sí, gracias por ayudarme de nuevo.

Dewis agitó su cabeza en negación.

-No hay nada que agradecer, te he ayudado porque me ha parecido agradable tu convicción.

La dama lo miró un momento, antes de sonreír un poco.

-Tú también tienes a alguien en el que crees al cien por ciento, ¿cierto?

-Sí.

-¿Por qué es tan difícil hacer que entiendan lo que quiero explicar?

-Las personas solo ven lo que quieren ver.

La mujer suspiro un momento.

» Yo… -dijo Dewis con una pausa -. Me tengo que retirar ahora, ¿estarás bien?

-Sí, gracias por preocuparte.

Ambos sonrieron levemente, antes de que Dewis decidiera retomar su camino, aunque claro está, primero se cercioro de que las mujeres de antes no se encontrara por el alrededor y volviera a intentar acosar a la chica. Jamás estaría de acuerdo con ese tipo de maltrato a los demás, porque él lo vivió de la persona que creyó amar en su momento. Eso no traía ningún beneficio, para nadie.

No le llevo mucho tiempo llegar hasta la habitación donde se encontraba Kari, luego de tantos problemas, finalmente habían logrado obtener algo de tiempo para poder ir al pueblo, aunque claro está que lo estaban haciendo sin que la facción que apoyaba a Antoy se diera cuenta de ello. Dewis había logrado convencer a otros de que Kari se encontraba indispuesto y no podría salir de su habitación por unos días, eso les daría algo de tiempo para poder averiguar lo que verdaderamente estaba pasando allí, aunque por los rumores se daban una idea, no querían crear suposiciones erróneas.

Entro en la habitación, donde al hacerlo no se encontró con Kari en el sofá, aunque lo que si vio fue la taza de té que uso minutos antes. Dirigió su mirada por toda la habitación, pero siguió sin dar con Kari, por lo menos hasta que notó que las cortinas de la terraza se movieron con la entrada del viento. Camino hacia esa zona, apartando un poco la cortina, al dirigir su mirada hacia la derecha, se encontró a Kari acostado allí, en el mueble de metal con cojines que había en la terrada de la habitación, un perfecto lugar para descansar un rato. Suspiro un poco antes de acercarse a Kari, al estar cerca se percató que este se encontraba dormido o por lo menos descansando. A sus ojos se veía tan adorable que no pudo evitar llevar una mano en dirección de Kari.

Primero le tocó el rostro, acariciando su mejilla, preguntándose si con esa acción se iba a despertar, pero eso no sucedió, así que aprovecho para poder apreciar su expresión dormida. Fue por eso que termino agachado frente a aquel mueble, afincando sus codos en sus rodillas que estaban cerca de su pecho. Si era honesto, a Dewis no le importaba si el tiempo se detenía en ese preciso instante, quería tener el placer de poder admirar el rostro de Kari un poco más.

-Si sigues mirando, será difícil para mí despertarme…

La voz de Kari le hizo avergonzar un poco.

-¡Estabas despierto!

-Bueno, si estaba dormido… -dijo Kari mientras se incorporaba -, por lo menos hasta hace unos minutos…

-¿Cómo cuánto?

-Hm… -Kari dudo sobre dar una respuesta -. Como desde… que pusiste tu mano en mi cara.

-¡Eso es desde el principio!

-Bueno, bueno… ¿Lograste algo?

Dewis hizo un puchero debido a que sabía que Kari estaba desviando el tema, pero él prefirió dejarlo así, no quería dar una explicación sobre el motivo de quedársele viendo de esa forma. Aunque fuese extraño, aun a esas alturas, Dewis no terminaba de entender sus propios sentimientos.

-Sí, he logrado conseguir tres días para que podamos ir al pueblo… -comento -. Aunque la excusa es que no lograste soportar la comida de este lugar…

-Así que estaré indispuesto debido a una diarrea.

-Era la mejor excusa, si decía que estabas enfermo, enviarían a un médico, sería más complicado.

Kari suspiro.

-Supongo que sí –indicó -. Algo es algo. ¿Conseguiste lo otro?

-Me costó, pero sí.

Dewis le entrego lo que hasta hace un momento estuvo en sus manos, antes de que lo dejara en el piso para admirar el rostro dormido de Kari. Una peluca de color amarillo como el sol, sería lo idóneo por el color de ojos de Kari. Si era rubio con esos ojos, se podría decir que pasaría más desapercibido, la excusa que usarían si llegaban a preguntar, es que Kari era el hijo bastardo de algún noble, ya que se enteraron de lo mal que trataban a los hijos bastardos.

-Muy bien… Entonces saldremos esta noche.

Dewis asintió con la cabeza.

» Obtendremos a Marik, al igual que hemos obtenido a Disk y Lak.

Kari no necesito decirlo para que Dewis entendiera el gesto que realizó. Este llevo su mano en dirección del otro y Dewis lo correspondió, tomando su mano y entrelazando sus dedos.

-Claro que sí, no permitiremos que nada nos detenga.

Nada más fue dicho, porque ambos se inclinaron en dirección del otro y unieron sus labios en un beso. Ya a esas alturas el besarse era un gesto tan natural como el respirar, así que ambos lo hacían como si fuese lo más común del mundo. El besarse les ayudaba a liberar cierta tensión, porque con lo que iban a tener que hacer, seguramente sus cuerpos estarían tensos. Kari agradeció haber dejado a Marik de último, porque no creía que hubiese soportado ir a otros dos territorios luego de haber hecho todo lo que en ese momento estaba haciendo. El más problemático de todos los territorios había sido Marik definitivamente.

Ahora tenían que prepararse para la noche, el momento de la verdad.

Notas finales:

¿Disfrutaron del capítulo? 

La relación de Kari y Dewis ha avanzado un poco más.

Nos vemos en el siguiente capítulo <3


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