Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El candidato al trono por ami4alice

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Con este cerramos el especial de tres capítulos seguidos.

Espero lo disfruten tanto como yo escribiendo <3

 

Al final al dejar la posada terminaron yendo a la casa a las afueras de la ciudad, mismo lugar que antes pensaban ir cuando se encontraban en la tienda de ropa. Allí se dieron cuenta que el dueño de la tienda les había dicho la verdad sobre la existencia de dicho lugar. Una casa de dos pisos, completamente de madera, había que subir unos escalones para poder dar con la entrada principal, la cual tenía a su izquierda unos muebles de metal con cojines. Una bonita entrada, pero la cual nadie más observó ya que entraron directo a la casa, yendo a la habitación de la izquierda, misma donde descansaba una chimenea encendida y unos muebles bien cuidados. Cualquiera que entrara allí se podría dar cuenta de lo bien cuidada que estaba la casa, además de lo caro de los muebles. Justo cuando estaban dejando sus abrigos en un perchero, escucharon una exclamación aguda. La mujer que Dewis vio antes, la prometida de Josue, apareció con una expresión de sorpresa y una bandeja en su mano.

-¡C-creí que volverías más tarde! –soltó avergonzada por la fachada que llevaba -. Ah…

La chica de cabello castaño llevo su vista a ellos, pero la regresó a su prometido. Esta se encontraba con un vestido sencillo y su pelo medianamente recogido, aunque unos mechones escapan y su vestido se encontraba completamente sucio, al igual que sus manos.

-Ha habido un cambio de planes.

-Entonces… iré… iré a cambiarme.

El príncipe no llego a contestar y continuó con su camino hacia la otra sala, seguido de la dama que era su caballero. Dewis que seguía siendo el último que se movía, observo a la chica un momento, antes de acercarse a ella.

-¿Está todo bien? –pregunto preocupado -. Nos volvemos a ver.

La mujer parpadeo un par de veces hasta que recordó finalmente ese encuentro con el hombre delante de ella.

-¡Ah! Que vergüenza que me vea de esta forma.

Dewis negó con la cabeza.

-Para nada, es un placer ver que se encuentra bien.

La chica asintió con la cabeza un momento, antes de llevar su mirada a la otra sala.

-Debería ir, estaré bien.

-Entiendo.

No agregó más nada a la conversación porque se fue a la otra sala, donde el príncipe como Kari se encontraban sentados en los sofás, quedando frente a frente y él se colocó detrás de Kari, tal cual como estaba la chica que protegía a Josue.

-Empecemos escuchando lo que tiene para decir, nuevo emperador.

Aun cuando no se encontraba viéndolo directamente, Dewis dedujo la clase de expresión que se encontraba haciendo Kari en ese preciso momento ante las palabras del hombre delante de él. A veces, Kari tendía a ser bastante malo al momento en que la otra parte actuaba de aquella forma en que estaba actuando el príncipe.

-¿Ni siquiera una bebida primero?

El ceño fruncido ajeno le hizo entender que la broma no fue bien recibida. Kari se encogió de hombros restándole importancia a la mala actitud del príncipe.

» Como bien le dije antes, quiero saber toda la verdad –comento recalcando una palabra en específico -. Según puedo ver, el pueblo lo adora y apoya a usted, entonces… ¿Qué sucede en el palacio?

Josue acentuó un poco el ceño fruncido antes de dejar escapar un suspiro. También llevo dos de sus dedos a su frente, intentando aliviar la presión que allí se alojaba.

-Seré directo –comento Josue en tono tranquilo -. Los nobles buscan denigrarme para quitarme el poder, para así tener todo el control del territorio. Usted ya los ha visto… ¿Qué clase de futuro cree que nos espera con ellos teniendo el control?

La ironía de parte de Josue fue obvia, debido a eso Kari suspiro un poco, llevando una mano a su mentón.

-El pueblo no confía en su primo, más bien está consciente que solo traerá desgracia, eso lo entiendo, pero… ¿Cómo llego a estos niveles?

Josue chasqueó desviando la mirada un momento.

-Todo comenzó a irse a la mierda cuando ellos lograron su objetivo de asesinar a mis padres.

A pesar de la gran noticia que estaba soltando, el principal involucrado se veía de lo más calmado. Kari volvió a suspirar, recargándose del espaldar un poco más buscando relajarse.

-Asesinaron a sus padres… déjeme ser adivino del infierno. Sacaron una noticia diciendo que fue usted quien planifico su asesinato ¿cierto?

Obtuvo una asentida de cabeza ante sus palabras.

» Luego de esa noticia, fácilmente obtuvieron a los nobles que tienen un cierto poder en el territorio… Lo único que quedaba era seguir regando la noticia de sus despiadadas hazañas.

-Espere… -el que habló ahora fue Dewis -. ¿De verdad fueron capaces de creer tal mentira?

-¿A quién crees que quisieran creerle? ¿Al que les dará la libertad de hacer lo que quieran o aquel que los tendrá amarrados de una correa?

No necesito más que esas palabras de parte de Airi, la mujer caballero, para despejar sus dudas. Un suspiro por parte de Josue hizo que volvieran a mirarlo.

-Han hecho de todo para denigrarme y llegar hasta este punto, donde para ellos soy la viva imagen de un malvado dictador al cual tienen que eliminar.

-¿Y? ¿Qué piensas hacer para acabar con todo?

Josue hizo una mueca de disgusto.

-Hemos intentado de todo para poder voltear el juego a nuestro favor, pero Antoy no es tan fácil de derrotar.

La que habló, con una dulce y grave voz, fue Airi la mujer de cabello rosado. Hubo un silencio en el cuarto luego de que la chica aclarara todo. Kari siguió con su mano en su mentón, se encontraba pensativo sobre algún asunto, después de un rato se giró a Dewis y con su mano hizo un gesto para que se inclinara, este hizo lo que se le ordeno. Coloco sus manos en el espaldar del mueble para poder quedarse en esa posición el tiempo necesario.

-¿Qué opinas tú? ¿La persona delante de nosotros es el villano de esta historia?

Dewis miró de reojo un momento a Josue, luego regreso su mirada a Kari.

-Si fuese un villano, no estaría resguardando a su pueblo. Antes le dio dinero a Teresa, el dinero que seguro se llevaran esos guardias… Él está respaldando a la gente para que no pase a mayores con esos guardias. Además, todos están de su lado y…

-Antoy no te agrado… -fue Kari quien terminó la frase -. Debo decir que también me dio mala espina desde el comienzo…

Kari hizo una expresión de disgusto, su desagrado por Antoy apareció debido a otro asunto más, pero que en ese preciso momento estaba siendo irrelevante. Estuvieron murmurando un poco más, antes de que Dewis volviera a incorporarse y Kari regresara su mirada al príncipe, quien estuvo mirándolos fijamente.

» Hemos tomado una decisión príncipe.

-¿Una decisión? –pregunto con curiosidad Josue.

-Le brindaremos apoyo a usted, príncipe. Ahora mismo, Antoy cree que me encuentro de su parte… Usemos eso a su favor.

-¿De verdad estará de mi lado?

Kari no se molestó por la pregunta, en la situación en que se encontraba el príncipe, era entendible que tuviera ese tipo de reacción dudosa.

-Príncipe, el pueblo es el reflejo del gobernante. Así que, al estar y conocer a las personas de este territorio, los del pueblo, puedo darme cuenta que ellos creen y confían en usted, muy diferente a su primo.

-Todos en el palacio parecían tenerle miedo… -acotó Dewis.

-Bueno, es bien sabido lo mal que Antoy trata al personal. Una mujer solo se equivocó en traer su ropa y fue azotada por ello.

La chica de cabello rosa fue la que le dio una respuesta, una bastante desagradable a su parecer.

-Por eso mismo… -volvió a hablar Kari -. Nosotros lo ayudaremos a usted, en quien confía su pueblo y desea que se mantenga en el poder. Solo eso deja en claro la clase de gobernante que se convertirá y será… Sería un idiota si no me pongo de su parte, además, siempre deteste la nobleza y sus prejuicios.

Kari dejó escapar un largo y pesado suspiro bajo la risa de Dewis.

-¿Odia la nobleza? –soltó Josue -. Entonces, puedo contar con su apoyo…

-Claro que sí. Podrá contar con nuestro apoyó desde adentro de la facción que apoya a Antoy. Hay que impedir a toda costa que alguien así obtenga más poder…

-Bueno, no negaré que me serviría de mucho su ayuda.

-Bien, quedado así… Por favor dígame lo que tiene pensado hacer.

-Antes de eso… -comento el príncipe -. Les debo de dar una advertencia.

-¿Una advertencia? –soltó Kari confundido.

Josue asintió con la cabeza.

-La razón del por qué Antoy está haciendo todo esto es porque desde pequeño a él le gustó tomar las cosas que eran de otros.

-¿Tomar las cosas de otros? –pregunto Dewis. Josue volvió a asentir.

-Sí, desde pequeño siempre quiso las cosas que a mí me gustaban. Si me gustaba un libro, él siempre hacia de todo para tenerlo, pero no buscaba otro libro igual, sino que buscaba todo el tiempo quitarme el mío. Siente un raro atractivo por las cosas importantes de los demás.

Kari hizo una mueca de disgusto.

-Tendré eso presente –comentó en un suspiro -. Ahora sigamos con lo importante.

Antes de iniciar la charla fueron interrumpidos cuando la prometida del príncipe apareció con un poco de té y aperitivos. Duraron un par de horas más sentado en aquella sala, solo se movieron a otra habitación donde el príncipe le detallo mejor lo que tenía pensado hacer para derrocar el poder que había conseguido Antoy, luego de eso decidieron ir a dormir.

Con una nueva alianza debajo de la manga darían inicio al plan para derrocar a Antoy de su horrible y despiadado gobierno. Pronto sería el momento de recuperar la corona.

.

.

.

Pasaron dos meses luego de esa secreta reunión con el príncipe heredero, así que desde su llegada habían pasado seis meses, solo le quedaba medio año para poder obtener a Marik. En esos largos y tediosos dos meses, Kari se encargó de ganarse la confianza de Antoy, haciendo que este creyera que se encontraba a su favor. ¿Quién no se sentiría lleno de confianza si tenía el apoyo del nuevo emperador? Lo único que se podía decir Kari odio de todo ello, fue el tener que tratar con los demás nobles. Durante ese tiempo, Kari tuvo que tragarse su disgusto por las reuniones sociales y charlas políticas, había logrado perfeccionar su sonrisa política gracias a todas esas reuniones. Por suerte para él, todas las noches recibía una pequeña dosis de la persona más importante para él que le ayudaba a mantenerse allí, apartando el deseo de tirar todo a la basura. Aunque gracias a su colaboración, Josue logro tener más información que le ayudaría para iniciar su rebelión. Además de prepararse para esta misma, con armas y todo.

Antoy le había tomado tanta confianza que a veces se reunían en la tarde para tomar un poco de té. Tenía que decir que mientras más trataba a Antoy, más lo odiaba, era la clase de persona que más detestaba, hasta Kam se veía como un ángel al lado de ese horrible hombre. Más de una vez tuvo que tragarse su orgullo al ver a un pobre sirviente ser humillado por ese sujeto. Tal cual como pensaba Josue, no convenía que ese chico tomara el poder, no solo maltrataba a la gente que debía de proteger, era un increíble derrochador, no se medía en cuanto a las cosas que compraba o gastaba. En una oportunidad le dio hasta un globo completamente de oro, con eso podría arreglar el desastre de pueblo que tenía, pero no, se lo dio a él como obsequio en vez de a su necesitado pueblo. Kari merecía recibir un premio por su buena actuación.

Esa tarde, como cualquier otra en esos dos meses, se encontraba en el jardín, tomando el té con Antoy como acostumbraba. El hombre al principio le pareció inteligente por lo que le decía, pero mientras más lo escuchaba más se daba cuenta que parecía solo estar repitiendo lo escrito en un libro o un muy buen guión. Ese hombre no tenía la naturaleza de un gobernante, hasta Kam podía ser mejor gobernante que el hombre delante de él. Kari pensaba en eso todo el tiempo que hablaban y ese día no estaba siendo diferente, más platicas estúpidas y sin sentido.

-¿Entonces?

Kari se sobresaltó al oír la voz de Antoy.

 -Está pidiendo su opinión sobre los asuntos económicos que estaba explicando.

Fue Dewis quien murmuro aquello para hacer recordar a Kari.

-Oh… Me parece excelente tu idea –aunque no sabía cuál era -. Deberías buscar aplicarla.

-Hm… Sabía que usted me apoyaría.

Esa sonrisa de estafador no le dejaría de molestar sin importar cuánto la mirara. Antoy se silenció un rato, antes de fijar su mirada en Kari, parecía querer decir algo, pero dudaba.

-¿Sucede algo?

-Bueno…-inició Antoy con una pausa –. Ahora mismo tenemos una amistad… ¿cierto?

Kari asintió con la cabeza, no le gustaba por donde iba el asunto.

-Entonces… ¿Puedo pedirle un favor a usted?

-Depende del favor… -dijo Kari un poco preocupado.

Su intuición no le fallo en sentirse preocupado, porque Antoy llevo su dedo en dirección de Dewis.

-Bueno, yo quisiera que me prestara a su caballero.

-¿Prestarle? Usted sabe que no tengo ningún otro caballero, por eso…

-Estoy seguro que sabe defenderse por su cuenta majestad… -interrumpió Antoy -. Además, yo quiero saber sobre su caballero, después de todo es el caballero más joven en la historia.

Kari tensó sus hombros y trato de que su expresión no cambiara por la de disgusto. Allí estaba, la telaraña de ese hombre, que buscaba todos los medios para obtener lo que quería, aun si terminaba aprovechándose de más. Le llevo unos minutos más a Kari volver a hablar.

-Entiendo su interés, pero no sé si deba hacerlo…

-Vamos, somos amigos… Además, prometo que no le pasara nada malo.

Si Kari de verdad se creyera aquello que dijo no estaría tan preocupado, pero sabía que si continuaba declinando, se vería demasiado sospechoso, tenía que volverse la persona en quien más confiaba Antoy para poder derrocarlo del trono.

-Comprendo… ¿Estás de acuerdo? –ante aquella pregunta Kari se giró a Dewis.

-Si es una orden de mi señor, entonces la obedeceré.

-¡Perfecto! –dijo emocionado Antoy mientras unía sus palmas -. Por las próximas semanas tú serás mi caballero.

Las cosas que tenía que sacrificar para poder lograr sus objetivos. No se dijo más nada porque Antoy cambio de tema rápidamente y como Kari tampoco deseaba seguir discutiendo sobre ello, prefirió seguirle la corriente. Después de esa sesión de té, se despidieron y no fue sino hasta la cena que volvieron a encontrarse, allí Antoy señaló que al día siguiente Dewis tenía que ir con él como su nuevo caballero. La cena pasó rápido ya que ninguno de los dos deseaba encontrarse junto a Antoy.

Entraron en la habitación en completo silencio, jamás pensaron que su juego les llevaría a tal desenlace. Querían que Josue ganara esa guerra, pero no sabía si lo que estaban por sacrificar valdría la pena. Ninguno de los dos parecía querer decir algo, después de todo, esa sería la primera vez en que se separarían desde que se volvió el caballero de Kari. Dewis no deseaba servir a nadie más, sobre todo a Antoy, que no dejaba de desagradarle sin importar cuánto le mirara, sentía algo malo de ese hombre. Además, también estaba la advertencia que les hizo Josue hace un tiempo atrás. Decidió ignorar por completo ese hecho y agitar su cabeza, pero ni siquiera alcanzo a dar un paso cuando se encontró tirado sobre la cama con Kari encima de él, le tomó por sorpresa que Kari hiciera tal cosa.

-Si él llega a tocar aunque sea una pequeña parte de ti, seré yo quien le cortara su cabeza.

Dewis parpadeo un par de veces, antes de llevar ambas manos al rostro ajeno.

-Jamás permitiría que hiciera algo como eso.

Kari se equilibró con una mano y la que ahora tenía libre la dirigió sobre la ajena, cerrando por un corto momento sus ojos.

-Habló en serio –dijo en tono severo -. Le arrancaré los ojos con gusto.

-Suenas aterrador –soltó Dewis entre risas -. Además… yo no dejaría que alguien más que tú me tocara.

Las mejillas de Dewis se tornaron carmesí ante semejante declaración. Kari movió una de las palmas de Dewis y la besó.

-Entonces… -dijo cuándo se inclinó para apegar sus frentes -. Tocaré cuanto me provoque.

El rojo en sus mejillas aumento, pero además de un ligero movimiento de cabeza afirmando su respuesta, no hizo más nada y simplemente se preparó para lo que continuó. Sus labios se unieron en un beso donde ambos parecieron disfrutar de la invasión ajena, dejando entrar el evidente deseo que se tenían. Mientras sus bocas se encontraban ocupadas, sus manos comenzaron la tarea de apartar cada una de las prendas, siendo tiradas y cayendo al azar en alguna parte de la habitación. Lo último que fue quitado se trató de los zapatos junto a las medias, al momento en que ambos se encontraron tal cual vinieron al mundo, no dudaron en terminar de subir a la gran cama preparada para el nuevo emperador.

Entre besos y toques se cubrieron con las sabanas, siendo las cuatro paredes de la habitación los confidentes de lo que sucedió esa brillante noche. Donde nuevamente, ambos hombres se dejaban llevar por su deseo, aunque tristemente todo terminaba sin llegar realmente al final. Aun a esas alturas, ambos hombres no se habían entregado completamente, pero ya habría momento para tal intimo encuentro, por ahora había otra clase de prioridades.

Sus deseos carnales tendrían que pausarse un poco más.

.

.

.

Definitivamente Antoy le desagradaba.

Desde el primer momento en que tuvo que llevar a cabo su trabajo de ser su caballero la incomodad no dejó de estar presente, principalmente porque ese hombre no conocía el espacio personal. A diferencia de cuanto lo hacia Kari, con ese hombre le molestaba, más aún porque este parecía hacerlo intencional. Rodearle con su brazo, acercarse demasiado, palmearle la cabeza, todo le molestaba enormemente y aunque quisiera quejarse se contuvo, porque no podía ser él quien arruinara los planes de Kari y el príncipe, así que decidió contenerse con respecto a su enojo con ese sujeto.

También tomó la decisión de intentar ocultárselo a Kari, sabía que este iba a explotar si le contaba algo de todo lo que le sucedía, así que se esforzó todo el tiempo en mantener una sonrisa que disimulara su incomodidad y disgusto. Rezaba desde lo más profundo de su corazón que todo aquel infierno se acabara pronto, pero sin saberlo, Antoy se las había ingeniado para que no solo fuesen semanas las que ejerciera como su caballero, más rápido de lo que deseo, paso todo un mes estando al lado de aquel hombre. Como acostumbraba, ese día se encontraba en el despacho de aquel desagradable sujeto, quien estaba haciendo su trabajo, pero repentinamente se detuvo y le miró un segundo, luego se levantó de su asiento.

-Debo decir que… -inició acercándose a Dewis -. Que entiendo un poco el por qué le gustas al nuevo emperador.

-¿Disculpe?

Dewis trato de ocultar su molestia, pero por estar tratando de mantenerse al marguen, fue tarde cuando se percató que Antoy le acorralo contra una de las estanterías.

-A pesar de que eres solo un caballero… No eres solo eso para el nuevo emperador… ¿Me equivoco?

La tensión apareció en sus hombros, más aun cuando Antoy se quitó el pañuelo que llevaba en su cuello. ¿Qué debía hacer? Si golpeaba a ese hombre, la amistad entre Kari y ese sujeto se vería muy afectada. Dewis apretó sus puños un poco frustrado.

-Disculpe, pero no sé a qué se refiere.

-Me refiero… -dijo con una pausa -. A que me gustaste desde el primer momento en que me percaté de que eres importante para el emperador.

Se sobresaltó por aquellas palabras, pero antes de poder hacer algo, el hombre le cubrió la boca y nariz con su pañuelo, allí se dio cuenta la razón de que se lo quitó, tenía algo más que solo el jabón que se usó para lavarlo. Intento forcejear para escapar, pero el olor en el pañuelo fue demasiado efectivo. A Dewis lo único que le alcanzó a hacer antes de que perdiera el conocimiento fue dejar una especie de señal para que Kari lo notara, esperaba que se diera cuenta de ello rápido.

Cuando estuvo inconsciente, un hombre entro en el despacho. Antoy acomodó el pañuelo en su bolsillo, mientras estaba agachado, porque ya Dewis se encontraba en el suelo inconsciente.

-Sabes a donde tienes que llevarlo… -le dijo al hombre que solo asintió con la cabeza -. A partir de ahora nos divertiremos de verdad.

Antoy acarició la mejilla de Dewis, antes de que el hombre lo tomara y colocara sobre su hombro. Antoy se levantó, miró a su alrededor un segundo para llevar su mano a la estantería delante de él, movió un libro y este produjo un ruido al moverse hacia un lado, dejando en evidencia una puerta por donde se marchó el sujeto que acababa de llegar junto a un inconsciente Dewis.

Las cosas estaban empeorando mientras más tiempo pasaba y el momento en que Josue se enfrentara a Antoy estaba cada vez más cerca, lo único que cambió y acelero las jugadas fue la desaparición de Dewis. Un factor que no iba a dejar de lado Kari.

.

.

.

Finalmente luego de tanto tiempo, Dewis logró regresar del mundo de la inconsciencia.

Despertó de golpe, encontrándose en una especie de habitación, que a pesar de todo, la habitación estaba bien amueblada según pudo apreciar en una primera ojeada. Con un movimiento ligero escuchó el sonido de las cadenas chocando, dándose cuenta de que se encontraba encadenado de sus manos y también de sus pies, esas cadenas le iban a dificultar su escape de aquella habitación. No tenía ventajas por ningún lado y además, descubrió que había un baño. La cadena en sus pies se encontraba unida a la pared y solo le daba acceso al baño y al otro extremo de la pared. La única puerta que deducía daba al exterior no podía alcanzarla, aparte de no haber ningún objeto que pudiera utilizar para escapar, estaba atrapado sin duda alguna.

Suspiro con pesadez, percatándose del hecho de que no llevaba su ropa, puesto que cargaba una más ligera, solo una camisa y un pantalón, algo fácil de quitar y aunque no quiso tener malos pensamientos, no pudo evitar pensar lo peor en su actual situación. El agua en el baño corría con normalidad, así que deducía que esa habitación no se encontraba fuera de servicio. Dewis regreso pronto a la mullida cama cuando escuchó la puerta principal abrirse. Cuando termino de acomodarse, pudo observar a Antoy, con su aire de superioridad.

-Me alegra ver que has despertado sin ningún problema –dijo con una sonrisa -. Aunque, tengo que decir que dormiste más de lo que pensé.

Allí sí que se preocupó. ¿Cuánto tiempo llevaba inconsciente?

-¿De qué estás hablando?

Antoy sonrió inclinando su cabeza, satisfecho con la clase de respuesta que obtenía ante sus palabras.

-Bueno, ya han pasado tres días desde que estuvimos en mi despacho.

¿Tres días? ¿Hablaba en serio? Estaba completamente desconcertado.

» Pero no tienes de qué preocuparte.

Antoy aprovecho que Dewis estaba desconcertado y se acercó, tomando su mentón para que le mirara. Dewis sintió un escalofrió recorrer su cuerpo al momento en que Antoy bajo un poco su vista.

» Yo no me aprovecho de gente inconsciente.

La risa que dejó escapar Antoy le molesto, pero pronto lo tomó nuevamente por sorpresa. Sostuvo su rostro con fuerza y sin más se acercó robándole un beso, el cual no duro mucho debido a que Dewis lo mordió con fuerza. Escupiendo cuando se separaron.

-Sobre mi cadáver permitiré que hagas algo.

Nuevamente Antoy rió y antes de acotar algo, simplemente soltó un puñetazo en la cara de Dewis.

-¿Crees que me importa tu opinión? –soltó Antoy, antes de jalar a Dewis por las cadenas -. Será divertido ver cuánto dura tu convicción. Mientras más difícil es más divertido…

Dewis sintió como su piel se le erizo al momento en que descaradamente Antoy lamió la mejilla cercana a la oreja donde le susurro aquellas desagradables palabras. La reacción de Dewis fue el de intentar lanzar un puñetazo, pero Antoy logro esquivarlo ya que las cadenas le impidieron reaccionar debidamente, además de eso se percató de algo más. Se sentía algo mareado en ese preciso momento, además de cansado.

» Tal parece que la droga está haciendo efecto finalmente.

-Tu… ¿Qué demonio has hecho?

-Bueno, mientras dormías te he inyectado drogas para estimular tu cuerpo…

No pudo evitar chasquear, pero aunque quisiera, su cuerpo no reaccionaba como quisiera. Además su respiración se comenzaba a descontrolar.

»Está bien –dijo Antoy -. Seré paciente… Cuando llegue el momento, tú mismo te entregaras a mí.

En serio que con cada segundo que pasaba, Dewis estaba odiando más a ese sujeto tan despreciable. Más aun cuando reía de esa forma llena de inmenso egocentrismo, una risa burlona y llena de soberbia. Cuando intento acercarse de nuevo, usando todas las fuerzas que aún le quedaban, le lanzó un golpe, obviamente falló.

» No te desesperes, ya tendremos nuestro momento para jugar… -dijo alejándose y caminando en dirección de la puerta -. Espero que disfrutes de tu estadía.

Para su suerte, Antoy se fue sin agregar más nada, volviendo la paz a aquel oscuro lugar.  Dewis se dejó caer sobre la cama, no podía quedarse allí, tenía que encontrar una forma de escapar, pero con esa droga corriendo por sus venas se le dificultaba un poco el asunto. Ahora un nuevo problema se había sumado a toda la complicada ecuación y todo había sido su culpa por descuidarse. No supo si se debió a la droga, pero se sentía realmente horrible por la manera en que se estaban dando las cosas, lo único que deseaba en ese preciso momento era poder ver a Kari. Dewis nunca pensó que querría ver tanto la cara de Kari como en ese preciso instante.

-Kari… -sollozo Dewis -. Kari… quiero verte…

Aquello fue lo único que soltó antes de comenzar a llorar un poco, la situación estaba siendo más de lo que podía procesar. Quería resistir y ser valiente, pero no lo lograría sino dejaba por un momento tener un instante de debilidad, como por ejemplo el que estaba pasando, donde se encontraba dejando ir toda la frustración que tenía. Su meta ahora sería el mantenerse con vida hasta que pudiera volver a ver a Kari, no permitiría morir tan fácilmente después de todo lo que paso para llegar hasta ese punto.

Sobreviviría sin importar lo que tuviera que hacer, porque él decidió que el lugar en el que querría estar era al lado de Kari. Solo junto a él quería pasar el resto de su vida. No se dejó vencer por Kam en esta nueva vida, no lo haría en esa situación desventajosa.

Ganaría a toda costa para poder ver otra vez a Kari.

.

.

.

-No esperaremos más, atacaremos esta noche.

La seriedad con que Kari soltó aquellas palabras impresionó a varios de los que se encontraban en la habitación. Josue le miró un instante, sabiendo que no iba a lograr contradecir esa rotunda decisión, nadie mejor que él conocía el estado en que se encontraba actualmente el nuevo emperador. Más bien, Josue se vio sorprendido de que no le cortara la cabeza a Antoy cuando le dijo que unos bandidos se llevaron a su caballero.

-Entiendo, todo está listo de todas formas. Además, es perfecto ya que se estará dando una fiesta, el momento ideal para una conmoción.

Desde que Kari había comenzado a ayudar a Josue, este había descubierto un par de cosas sobre su propio palacio, caminos que desconocía y también tuvo acceso a las armas, mismas armas que les dio a los hombres del pueblo, ya que estos serían su ejército. Ninguno pareció molesto con aquella decisión de pelear por su territorio. Los otros hombres en la sala asintieron con la cabeza a las palabras de su príncipe, antes de hacer una reverencia y retirarse para terminar de cuadrar hasta el último detalle de la emboscada que iban a causar.

Josue pensaba hacer lo mismo e irse a preparar, pero detuvo su partida cuando escuchó el dedo del emperador golpear la mesa delante de este. La mirada que tenía no parecía la de alguien amable, es más, podía llegar a pensar que delante de él se encontraba una persona completamente diferente al amable emperador que conoció en un principio. Con esa situación que se presentó que no tomaron en cuenta, Josue se dio cuenta que lo mejor era no tener a Kari de enemigo.

-En mitad del desastre, dejaremos ir a Antoy.

-¿¡Qué!?

Josue se impresionó por lo que estaba escuchando.

-Eso no tiene sentido… -fue la chica de cabello rosado la que hablo -. ¿Por qué lo dejaríamos ir? Él ha hecho…

-¿Atrocidades? –soltó Kari mirando un instante a Airi -.Lo sé, pero no queremos que ser un asesino se vuelva real. ¿Cierto?

-¿Qué tiene pensado? –preguntó Josue con seriedad.

-Le dejaremos ir para demostrar lo compasivo que eres… Eso incrementara las personas que se inclinen hacia tu lado.

La cara de Josue fue todo un poema, puesto que seguía sin entender el punto al que quería llegar Kari. Ciertamente quería recuperar el apoyo que perdió y no deseaba que su fama de asesino siguiera estando presente, pero no comprendía el punto del otro hombre.

» Antoy huira  y quedará para el resto de personas como desaparecido.

Una muerte detrás del escenario. Allí fue cuando comprendió lo que estaba pensando hacer el nuevo emperador. De aquella forma no tendría que contenerse al momento de hacerle pagar a Antoy todas las cosas que había hecho, asintió con la cabeza un momento antes de decidirse a hablar.

-Entiendo, está bien.

Después de esas palabras, comenzaron a planear la forma en que actuarían para lograr tener el final que deseaban. Kari no iba a dejar a Antoy libre, no después de lo que fue capaz de hacer, porque si una cosa le desagradaba a Kari, es que se aprovecharan de su buena voluntad, además de tocar las cosas importantes para él. Si fuese que Dewis lo dejó por decisión de este, no se enojaría, pero sabía que todo fue un plan de parte de Antoy, no se creyó para nada eso de los bandidos.

Kari estaba decidido a eliminar por completo a aquel hombre.

.

.

.

La noche llego dando inició a la fiesta que organizo Antoy.

Toda esa organización le recordó al primer día, puesto que todo estaba muy bien adornado y acomodado, además que se encontraban las mismas molestas personas que conoció ese día. Los mismos idiotas que apoyaban a un mal gobernante. A Kari solo le quedó usar su sonrisa política mientras bebía algo de alcohol para pasar el mal trago de no saber el paradero de Dewis. Pronto la sala se silenció cuando apareció el anfitrión de tan llamativa fiesta, a Kari le causó una gran curiosidad el hecho de que el otro hombre llevaba un parcho en su mejilla.

-Me alegra que todos hayan podido venir a mi fiesta –dijo Antoy con alegría -. Por favor no duden en disfrutar de su estadía.

Uno de los invitados se acercó a Antoy, un hombre bastante gordo y con un bigote bastante feo y sucio por la comida que se encontraba consumiendo, ni siquiera cerraba la boca para masticar.

-Oh vaya, ¿qué es eso en tu cara? –pregunto el hombre -. ¿Te has lastimado?

Antoy llevo una mando al parcho junto a una corta risa.

-Un pequeño y adorable gato me ha rasguñado.

Kari no comprendió bien porque la risa burlona de Antoy le irrito más de lo normal. Antoy se acercó a Kari luego de despedirse de un par de personas que se le acercaron para saludar.

» Me alegra que haya venido –dijo Antoy en un fingido tono preocupado -. Creí que no aparecería por aquí debido a… Bueno, usted sabe.

En serio que las ganas de tomar esa cabeza iban en aumento mientras más lo escuchaba hablar. Kari siguió sonriendo como si nada malo estuviera pasando.

-Es cierto que me siento triste por ello, pero no puedo decepcionar a un buen amigo.

Kari elevó su copa y Antoy llamó a un sirviente para también sostener una y golpear ambas, produciendo un sonido bastante conocido. Antoy le dio un sorbo luego de mover el líquido dentro de la copa.

-Estoy seguro que nuestra amistad perdurará por mucho tiempo.

Las palabras de Antoy le daban cierta gracia, porque se suponía que los amigos no clavaban puñales por la espalda ni sentían envidia de las cosas que  se tenían. Kari desvió un momento su mirada, antes de regresarla e inclinarse hacia Antoy un instante.

-No creo que nuestra dulce amistad pase de esta noche –susurro cerca del oído ajeno -. ¿No es cierto, asesino?

La expresión en el rostro de Antoy le complació y le dio un sorbo a su bebida, antes de que Antoy cambiara de expresión, dispuesto a hacer algo desagradable que nunca llego a ejecutar. Pronto por las ventanas entraron bombas de gas que comenzaron a llenar el salón. El momento de entrar en acción daba inicio.

Al haberse llenado de humo la habitación causo que el pánico no se hiciera esperar, todos comenzaron a salir del salón, encontrándose con muchos ciudadanos del territorio listos para amarrarlos y lanzarlos hacia las celdas. Allí entre las personas había muchos que fueron abusados por esos nobles desagradables, así que no dudarían en tratar de la misma forma en que fueron tratados a esas horribles personas. Justo al momento del desastre, Antoy no dudo en dar la orden a sus guardias para que atacaran a las personas, la cuales no dudaron en defenderse de vuelta, ya no le tenían miedo a esos soldados que vendieron su propia patria por poder y dinero.

Al ver que no podía controlar más la situación y que estaba comenzando a tener la desventaja, Antoy no dudo en tratar de escapar, chocando justo con la persona que menos quería encontrarse. Josue se encontraba allí, impidiendo la huía del otro hombre, teniendo una sonrisa en su rostro y su espada en su mano dominante. El fuerte ruido de afuera se escuchaba en cada rincón del palacio, nadie parecía querer dar su brazo a torcer, por lo menos las personas que tenían más para perder si Josue volvía a tener el control completo del territorio.

-Hola primito, parece que quieres perderte de lo mejor en la fiesta.

-¡Tú…!

La irá comenzaba a carcomer cada rincón del cuerpo de Antoy.

-¿Qué sucede? ¿Acaso no me querías en tu importante fiesta?

Antoy sabía que estaba siendo sarcástico.

-Bueno… ¿Acaso tenía la obligación de invitarte?

No dudo ni un segundo en devolverle a su querido primo lo mismo que le estaba dando, Antoy no se quedaría atrás, más aun cuando logro recuperarse de la impresión de todo lo que pasaba. Josue soltó una risa burlona.

-Supongo que eso es cierto.

Josue ni dudo en mover un poco su espada, era más que obvio que aquello era una abierta provocación, Antoy se daba cuenta de ello y por eso llevo su mirada a su alrededor, debido al pánico, la mayoría de los invitados dejaron la habitación.

-¿Qué piensas hacer? –soltó el hombre -. ¿Acabaras conmigo como lo hiciste con tus padres?

A diferencia de lo que creyó causaría su provocación, Josue se veía en extremo tranquilo allí donde estaba parado.

-¿No querrás decir así como los asesinaste tú?

Hubo un silencio de parte de Antoy. En ese momento donde no había nadie a su alrededor, no le importó ser un poco honesto, su sínica expresión lo dejaba muy en claro, lo sincero que estaba siendo.

-¿Vas a llorar a estas alturas por eso? –soltó Antoy -. Creí que eras diferente Josue.

-Sabías muy bien que ellos no dudarían en abrirte la puerta, tomaste ventaja de eso para clavarles el puñal por la espalda.

Antoy pudo observar como desde atrás venía aquel hombre de su confianza, al verlo pudo saber que esa batalla nuevamente la ganaría él. Ahora podría eliminar por completo a toda la familia real y tomar el trono sin algún impedimento.

-¡Ja!

El chico comenzó a reír luego de las palabras de Josue, al calmarse miró directamente a su querido primo.

» ¿Crees que ganas? Estás muy equivocado, así como los idiotas de tus padres, irás junto a ellos al otro mundo –dijo Antoy con una pausa -. Josue, eres igual de idiota como ellos.

El hombre detrás de Josue elevó la espada y Antoy espero el momento en que atravesara a su primo, pero eso nunca llego. Ese tipo dejo caer su espada, produciendo un ruido que regreso debido al eco en la habitación. Aquello tomó por sorpresa a Antoy, no se esperaba que su hombre más fiel llegara a traicionarlo. Josue miró hacia atrás, en realidad, él no se esperaba esa acción de aquel alto hombre, por lo menos hasta que el hombre terminó arrodillado delante de él.

Un desastroso Dewis hacia acto de presencia, sorprendiendo no solo a Antoy, sino también a Josue. Aquello no estaba dentro de los planes, pero igualmente lo agradeció, porque solo significaba que ahora la balanza se inclinaba mucho más hacia su lado. Dewis miró a un desconcertado Antoy un instante.

-Tenías razón, las drogas sirvieron de algo.

Allí Antoy se dio cuenta de lo estúpido que fue al no estar presente al momento en que su hombre de mayor confianza volviera a inyectar a Dewis para que su cuerpo siguiera estando débil y se sometiera más rápido. De alguna forma Dewis había logrado liberarse y someter al otro hombre, por nada ese chico tenía el título del caballero más joven. La desesperación toco la puerta en la casa de Antoy.

-¡No puede ser! –gritó Antoy con fuerza -. ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No puede ser!

-Supongo que este es el final del juego, primito.

La cara llena de ira que le dedico Antoy fue todo un placer que Josue disfruto. Antoy chasqueó con irritación.

- ¡¿Crees que has ganado?! ¡No seas idiota! Así como tus estúpidos padres, también acabaré contigo.

-¿Así como mis padres?

Josue fingió ignorancia y como Antoy se estaba dejando llevar por la ira, no se percató que estaba cayendo en la trampa.

-¡Por supuesto! ¡¡Te mataré así como lo hice con esos imbéciles!!

La sonrisa que mostró Josue en ese preciso instante en que Antoy declaro aquello le provocó pavor, que pronto entendió el motivo de que le invadiera semejante sentimiento. Al girarse un poco en dirección contraria a la que se encontraba Josue, pudo ver a muchos de los nobles allí parados, observando todo lo que estaba sucediendo, desconcertados de lo que acababan de enterarse.

» No, no, no. ¡Esto es una trampa! Ese dictador me ha engañado por completo, yo…

Las miradas de despreció que le mostraron los nobles hizo que pasara saliva. Sus miradas le decían que nadie iba a creer lo que dijera en ese instante, porque todos ya habían sacado sus propias conclusiones. Llevó su vista a Josue quien lo miraba de tal forma que le hizo sentir inferior.

-Parece que has sido derrocado.

Antoy en su momento de rabia por las palabras ajenas, trato de atacar a Josue, pero este simplemente se apartó. Al notar que Josue no lo atacaría y que no había nadie que lo pudiera seguir, no dudo en salir corriendo de aquella sala. Tal cual como había concluido Kari, Antoy huyó al momento en que se dio cuenta que su poder había desaparecido. Josue miró como escapaba Antoy antes de girarse a los nobles que habían allí.

» ¡Esa es la clase de hombre a la que le iban a dar su lealtad!

Ciertamente allí no estaban los nobles más problemáticos, ya que estos se encontraban en el calabozo, pero sí que estaba una gran parte de los nobles que aún no habían confabulado o tratado de manera horrible a su gente. Josue aprovecho para guardar la espada y caminar para quedar frente a aquellas personas.

» ¡Aquí mismo y ahora, delante de todos ustedes, reclamó mi derecho al trono! ¡Arrodíllense y muestren su lealtad!

Al principio hubo duda en los rostros de aquellas personas, por lo menos hasta que uno de ellos, un hombre viejo pero con buen porte, se acercó a Josue y sin dudar hizo una reverencia.

-Mi lealtad esta con el príncipe.

No paso mucho tiempo cuando los demás nobles de la habitación comenzaron a arrodillarse, mostrando su lealtad al nuevo rey del territorio de Marik. El príncipe heredero había recuperado lo que le pertenecía por derecho y el orden se había recobrado, ahora podían dar un nuevo inicio, al fin y al cabo…

Finalmente Marik tenía un nuevo rey.

Notas finales:

Esto ha sido todo por ahora... Nos estaremos leyendo en otro capítulo.

Doy aviso que lo que queda para acabar esta historian son solo tres capítulos más. Esperenlos ansiosos <3

Nos vemos en otro capítulo. (º3*)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).