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El candidato al trono por ami4alice

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Notas del capitulo:

¡Buenas! Aquí le traígo un nuevo capítulo <3

Espero lo disfruten. 

Ya habían pasado un par de días desde que Josue había reclamado el trono, así que las cosas finalmente comenzaban a calmarse un poco desde aquella noche. El trabajo no se detuvo, puesto que la coronación de Josue se puso en marcha provocando que las cosas se pusieran un poco ajetreadas. Por eso mismo, Kari no pudo discutir mucho sobre su asunto con Josue, ya que lo veía poco, además que hasta él mismo se encontraba ocupado, puesto que se ofreció a ayudar con la coronación del príncipe heredero. A parte de todo eso, también estaba el asunto de que estuvo cuidando a Dewis todo ese tiempo, aunque lograra escapar de las manos de Antoy, no significó que había sido de gratis. Las heridas que sufrió duraron toda una semana en curarse, causando que estuviera de reposo durante ese periodo, una larga y estresante semana para Dewis y Kari, ya que el primero no deseaba estar postrado en una cama.

Luego de tanto, ya solo estaban a días para la coronación, así que la actividad en el palacio se vio reducida, la mayoría de cosas se encontraban listas a esas alturas. Dewis ya se encontraba mejor y había vuelto al trabajo, por eso mismo es que los dos decidieron ir al despachó de Josue, para poder llevar a cabo su hora del té, desde que Kari y Josue se asociaron para derrocar a Antoy, habían descubierto que tenía varias cosas en común y su amistad comenzó a surgir mientras más se trataron.

Kari llegó a la entrada del despacho, la cual se encontraba custodiada por dos guardias, con el ascenso de Josue, Airi como su caballero personal, había pasado a ser la capitana de los caballeros. Esa mujer también había tenido unos días ajetreados puesto que se encontraba restaurando el honor de los caballeros. Muchas personas fueron igualmente sancionadas por lo sucedido, así que las prisiones se encontraban un tanto llenas, después de todo, Josue no iba a ser tan cruel para condenarlos a muerte, primero tendrían que enfrentar un juicio para dejar en evidencia el nivel de sus pecados, luego se tomaría una decisión. Los guardias tocaron la puerta al ver al nuevo emperador, después de que recibieron una afirmación para pasar, fueron ellos mismos quienes abrieron la puerta.

-Aun a estas alturas pareces ocupado.

-Ya deberías saber lo tedioso del trabajo de gobernar.

Kari se encogió de hombros. Josue estaba sentado mientras sostenía una hoja y una de sus manos estaba cerca de su frente, detrás de él se encontraba Airi, al parecer se encontraban discutiendo algo.

-¿Interrumpo algo?

A pesar de haber preguntado, Kari se acomodaba en el sofá a un lado del escritorio. Dewis se posicionó detrás de Kari.

-No, está bien, vienes a discutir algo importante que se ha estado aplazando, ¿cierto?

Kari asintió con la cabeza, Josue se giró a ver a Airi quien también realizó el mismo gesto, caminando a donde se encontraba Dewis.

-Iré a iniciar el entrenamiento de los caballeros... ¿Te quieres unir?

Dewis se sorprendió por la invitación, llevando su mirada a Kari, quien asintió con la cabeza.

-Será todo un honor formar parte del entrenamiento.

Kari era consciente de que desde hace un par de días que Dewis quería entrenar y que no pudo debido a la semana que fue obligada a pasar en cama, por eso le permitió ir con Airi. Ambos caballeros dejaron a sus señores retirándose del despacho. Al estar a solas, Josue se levantó de su asiento y se posicionó delante de Kari.

-Ha estas alturas ya debes saber mi decisión final… ¿O me equivoco?

El nuevo emperador sonrió de forma algo cómplice.

-Bueno, aun no le he dicho a Dewis que me has dado el papel hace un par de días atrás… -dijo encogiéndose de hombros -. Además, no podría quedarme a tu coronación si señalo que ya lo tengo.

Tal cual como había señalado Kari, hace un par de días atrás, Josue lo cito en su despacho para darle el documento que indicaba que Marik como territorio estaba apoyándolo en su ascenso a emperador. Así que ya Kari tenía de su lado a cuatro territorios, solo quedaban Petik y Arak por convencer, además de la capital. Aun a pesar de que ya tenía lo que deseaba, seguía quedándose en el territorio porque Kari había conseguido un fiel amigo en Josue, al fin y al cabo, ambos hombres guardaban un secreto que probablemente se llevarían a la tumba.

» Cambiando de tema… ¿Cómo vas con la búsqueda de tu querido primo?

Josue soltó una corta risa.

-Va muy bien, aunque seguimos sin dar con él –dijo encogiéndose de hombros -. Tengo que agregar… Pobre del que piense que él es tu debilidad.

Ahora el que rió fue Kari.

-Puede que piensen que es mi punto débil, pero están muy equivocados –dijo Kari con una pausa -. Él es y será siempre mi fortaleza.

Hubo silencio por un par de minutos, hasta que Josue decidió romperlo.

-Entiendo –comento -. Yo también tengo dos personas que son mi principal fortaleza.

Josue era consciente que si no hubiese sido por Airi y Samantha, quienes fueron las que más lo apoyaron en ese trayecto que tuvo que pasar para poder recuperar lo que le pertenecía, se fuese desmoronado hace mucho tiempo. Ambas mujeres eran lo más importante para él chico, obviamente la gente a la que servía también lo serían, pero esas chicas resaltaban por sobre los demás. Kari sonrió en respuesta a las palabras ajenas.

-Si nos descuidamos –inició Kari -. Pronto nos volveremos nosotros su debilidad.

Josue rió ante las palabras del otro hombre, quien se levantó de su asiento con cierta elegancia. Antes de irse, Kari le dedico una mirada a Josue, una sonrisa, la misma que el rey de Marik recordaba de esa noche.

-Espero que encuentres a tu primo.

Nada más fue dicho y Kari dejó el lugar.

.

.

.

La noche en que Josue se declaró rey, Antoy se fue corriendo del palacio, tomó un caballo y se alejó del lugar lo más rápido que el animal se lo permitió. Iba a ser el escape perfecto, nada lo iba a detener, por lo menos así pensó el chico.

-¡Ah!

Antoy despertaba de golpe, mientras huía algo sucedió que causo que perdiera la consciencia.

Miró a su alrededor, notando que se encontraba en una habitación, sentado en una silla, pero eso no era realmente lo importante, se encontraba atado a esta. Trato de moverse, pero se percató de algo más, sus manos también se encontraban amarradas por una soga que le estaba lastimando las muñecas. Aunque quisiera gritar, no iba a poder, porque un pañuelo se encontraba cubriendo su boca. Podía oler algo de humedad en la habitación, pero el sonido que más le llamó la atención fueron las cadenas que chocaban entre sí mientras trataba de moverse. No tenía escapatoria, no importaba cuánto mirara, parecía que habían hecho un excelente trabajo atándolo. La verdadera pregunta que tenía que resolver es… ¿Quién lo había llevado a ese lugar?

No le costó obtener una respuesta, algo de luz entro en su habitación cuando la puerta principal fue abierta. Al principio no pudo ver quién estaba entrando ya que estaban cubiertos por una capa, creyó que se trataba de una sola persona pero pronto descubrió que eran solamente dos, por el tamaño de ambos, dedujo que se trataban de hombres, lo primero que se le cruzo por su mente es que se trataban de mercenarios. Uno de ellos se acercó a él y le quito lo que cubría su boca, movimiento estúpido según Antoy.

-¿Acaso saben quién soy yo? –dijo Antoy con orgullo -. ¡Será mejor que me dejen ir…!

No hubo respuesta de parte de los sujetos, eso enojo a Antoy.

» ¿Qué es lo que quieren? ¿Dinero? ¿Fama? Yo puedo aportárselos si así lo desean, así que déjenme ir.

La desesperación comenzaba a aparecer en Antoy, más aun cuando escuchó la risa del hombre parado más lejos de él.

-Así mismo te quería ver primito, pidiendo por clemencia.

No le llevo nada el reconocer la voz de Josue.

-¡TÚ-!

La desesperación paso a volverse ira.

-Oh, esa es una linda expresión.

Josue se quitó la capucha que tenía encima, dejando en evidencia que se trataba de él. El rostro de Antoy se puso rojo debido a la ira.

-¿Crees que has ganado primito? ¡Esto apenas comienza! Ya verás, así como los idiotas de tus padres… ¡Tú también caerás!

Lo siguiente que se escuchó en aquel cerrado lugar fue el quejido que dejó escapar Antoy al caerse, Josue se había acercado y golpeado la silla para que se cayera y diera contra el suelo, logro su objetivo.

-Vamos, todavía no debes ser duro con el invitado de honor.

Antoy respiró hondo y abrió sus ojos de par en par al reconocer la otra voz.

-¿Por…?

-¿Por qué? –le interrumpió Kari -. A veces, debes estar consciente que hay personas con las que jamás debes meterte, ya que no te encuentras a su nivel.

Kari explicaba mientras recogía al otro hombre del suelo. Apretó la silla un poco mientras se acercaba bastante a Antoy, su expresión se veía aterradora a percepción de Antoy.

»No debiste tocar a mi caballero.

En un movimiento ágil, Kari tomó lo que se encontraba en una pequeña mesa cerca de la silla y se lo clavó en la pierna a Antoy. Una aguja, la cual no dudo en comenzar a inyectarle su contenido al otro hombre.

-¡AAHH!

El grito que produjo Antoy rebotó por todo el lugar. La sonrisa en el rostro de Kari se ensancho aún más.

-¿Acaso no dijiste que no fuésemos crueles con el invitado?

Kari se encogió de hombros mientras no tenía ni un toque de delicadeza cuando saco la inyección.

-A partir de este momento, cada uno de tus pecados serán pagados.

La desesperación en Antoy comenzó a regresar, puesto que notó que aquella no se trató de la única inyección en la pequeña mesa.

-¡Esperen! Yo… ¡Lo siento! Por favor perdónenme… Yo… ¡Haré lo que sea!

La voz de Antoy se quebró mientras trataba de pedir clemencia por su vida. Kari llevo la mano a la muñeca ajena, deslizando sus dedos con una delicadeza sorprendente, Antoy creyó que sería perdonado, pero la crueldad en Kari volvió a aparecer, no dudando en inyectarle de nuevo de forma poco delicada.

De nuevo el grito de Antoy lleno la habitación. Lo único que se pudo escuchar por unos minutos fueron los gritos de Antoy, puesto que Kari fue inyectando en varias zonas de su cuerpo distintas inyecciones con diferentes drogas, las mismas que utilizaba Antoy con personas inocentes.

-Tengo que decir –dijo Kari luego de un rato -. Ahora entiendo por qué comprabas esas drogas, son de excelente calidad.

Antoy se encontraba desecho, sus sentidos se habían perdido hace mucho, aun así, el dolor iba en aumento para él. Tenía la cara demacrada y sudaba frío, realmente se encontraba y se veía horrible. Kari terminó de acomodar todo, lo cual tiró al suelo, donde le prendió fuego, cuando toda la evidencia fue quemada, apagaron el fuego y se deshicieron de lo poco que quedaba de evidencia. Antes de cualquier otra cosa, Kari tomó un trozo de un metal caliente y sin dudar se lo pego directamente a Antoy.

-¡AAAAHH!

Josue que estuvo solo viendo todo ese rato, se sorprendió de lo cruel que podía llegar a ser el otro hombre. Kari sin lugar a dudas era un lobo en piel de oveja.

-Por… por favor…Tengan piedad… se lo suplico…

Antoy se encontraba tan desesperado como para suplicar por su vida a las personas que más odiaba.

-¿Detenernos? Pero si ahora es que comienza la verdadera fiesta.

Kari levantó una mano para señalar a Josue con esta, haciendo que la mirada de horror en Antoy se acentuara mucho más. Josue se acercó a su primo con una sonrisa.

-Dime… ¿Disfrutaste matando a mis padres?

Antoy no contesto, sintió miedo de las consecuencias si contestaba a la pregunta del otro hombre.

-Tal parece que le comieron la lengua los gatos.

Kari se encontraba ahora en el mismo lugar donde estuvo antes Josue, solo mirando con los brazos cruzados mientras se mantenía en silencio. Josue llevo ambas manos al rostro demacrado de su primo, teniendo una sonrisa sobre sus labios.

-Una semana… -dijo con una pausa -. Estarás aquí una semana en la cual te torturare sin cesar, cortaré cada día una parte de tu cuerpo hasta que ninguna zona de este se encuentre unida.

-No… ¡Tú no serías capaz de eso!

-Ah…

Josue soltó aquello, antes de sacar su espada y clavarlo con fuerza en el muslo de Antoy, quien grito con fuerza debido a la acción ajena.

» Tu no tuviste piedad para asesinar a mis padres… -comento en tono tranquilo -. Así que yo tampoco la tendré contigo.

La desesperación aumento y se podía notar en el hecho de que Antoy comenzó a llorar, puesto que sus lágrimas comenzaron a caer. Ninguno de los hombres en aquella habitación dudaba de las palabras del príncipe. Más y más minutos transcurrieron, tiempo que Antoy sintió eterno y seguiría sintiéndolo así a partir de ese momento. Josue cumplió con su palabra de no tener piedad con la tortura que le impuso.

Al cabo de un rato, cuando Antoy cayó inconsciente, ambos hombres decidieron salir de aquel cuarto, a diferencia de Kari, Josue se encontraba lleno de la sangre que le salpico mientras estuvo torturando a Antoy. Aun en las afueras de aquella habitación, se veía todo tétrico y oscuro, Kari y Josue tuvieron que usar una linterna para no tropezarse en el camino de regreso, luego de que Josue se cambiara y limpiara la sangre, ya que no podían levantar sospechas de lo que estaba sucediendo allí, porque a ojos ajenos, aquel chico había logrado escapar.

-Tengo que recordar jamás ir en su contra nuevo emperador.

Kari soltó una risa.

-¡Ja! Puedo decir lo mismo.

Ambo se dirigieron a sus caballos, preparándose para irse de allí. Kari se detuvo por un momento, donde miró el suelo, luego a Josue.

-Haz que sufra hasta el último segundo en que se encuentre vivo.

-¿Piensa que no lo iba a hacer? –dijo Josue con una risa -. Le devolveré cada cosa que hizo mientras se encuentra vivo.

-No olvides desaparecer su cuerpo, nadie puede enterarse de esto.

-Lo entiendo.

No se dijo más nada y se subieron a sus respectivos caballos, yéndose de aquel sitió en mitad del bosque, que nadie más que ellos conocían. A partir de ese día, Antoy supo el daño que causo a otros hasta el último segundo de su vida. Al finalmente morir Antoy, Josue se sintió definitivamente libre.

Logrando así obtener el valor para ir a visitar a sus difuntos padres.

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La noticia de que Kari tenía a Marik de su lado se supo poco antes de la coronación de Josue, por eso mismo, ambos hombres decidieron quedarse a presenciar tal importante evento para Marik. Igualmente, aun le quedaba un mes para completar el año límite, es por ello que decidieron quedarse para apoyar a Josue, que todos los ciudadanos en Marik supieran que así como Kari tenía el apoyo de Marik, Josue como heredero tenía el apoyo del nuevo emperador. Por tal motivo, Kari y Dewis se encontraban alistándose para la ceremonia que se llevaría a cabo dentro de un par de horas. Ambos llevaban su traje ceremonial.

-¿Podrías dejar de mirarme?

Dewis rompió el silencio, ya que Kari se encontraba mirándolo fijamente sin pudor alguno, se lo estaba comiendo con la mirada.

-No importa cuántas veces te vea en ese traje, sigue fascinándome.

Inevitablemente Dewis se avergonzó por las palabras ajenas.

-Puedo decir lo mismo…

Aquello lo susurro, pero no llego a pasar desapercibido por Kari, quien se levantó del mueble donde hasta hace un momento estuvo descansando y se acercó a Dewis, quien estaba frente al espejo, había estado acomodando su cabello.

-Entonces… Ante tus ojos me veo bien con el traje ceremonial.

Dewis iba a esquivar la pregunta, pero fue imposible, al parecer, Kari tenía un gusto por acorralarlo.

-Eres un tramposo.

No pudo evitar hacer un puchero, debido a que no tenía alguna escapatoria, Kari se daría cuenta de su respuesta sin necesidad de que se lo dijera. Este se inclinó hacia Dewis un poco más, pegando su frente en el hombro ajeno.

-Todo el tiempo estuve asustado –a Dewis le sorprendió que Kari tocara ese tema, ya que estuvieron evitándolo un largo rato -. Tenía miedo de que pudiera  perderte.

Dewis no pudo evitar sentirse algo ligero al oír aquellas palabras, puesto que él pensaba lo mismo. Toda esa mala situación le había llevado a darse cuenta que no quería dejar de estar al lado de Kari. Dewis elevó una mano, llevándola hasta el cabello de Kari, despeinándolo un poco.

-Yo también tenía miedo… -dijo, aunque tenía una sonrisa en su rostro -.  En lo único que podía pensar es en que quería volver a tu lado.

Hubo un silencio de parte de Kari, antes de que se separara de forma algo brusca de Dewis. Este se vio sorprendido por la acción ajena, pero antes de darse cuenta, Kari le había tomado en brazos, llevándolo a la cama, donde lo bajo con toda la delicadeza del mundo.

-Aún queda un rato para la ceremonia.

Dewis pensaba que a veces Kari era demasiado injusto, le hacía tomar una decisión, cuando en realidad ya estaba tomada, por eso mismo, hizo un puchero.

-Tú… -dijo con una pausa, llevando una mano al rostro ajeno -. Debiste decirlo antes de estar listos.

Kari rió.

-Bueno, nos vestimos nosotros mismo, así que… Solo tenemos que volverlo a hacer.

Dewis acentuó más el puchero, antes de llevar una mirada a Kari. Parecía como si Dewis se fuese a comer a Kari con la mirada, al final llevo sus manos a aquel broche que sostenía la capa del otro hombre, presionándolo para dejar que la capa cayera hacia el suelo.

-Si no quedamos bien arreglados… Será toda tu culpa.

Al momento en que Dewis dijo aquello, ya Kari llevaba media camisa desabotonada. Una risa de parte de Kari fue lo último que se dejó escuchar, antes que ambos hombre se dedicaran fervientemente a su tarea. Sin vergüenza ambos sucumbieron a sus deseos más carnales. Entre besos y toques sugestivos fueron quitando lentamente cada una de las prendas hasta que finalmente no quedo nada.

Se besaron hasta que quedaron satisfechos, utilizando sus labios para muchas otras cosas diferentes. La habitación fue llenada por otro tipo de sonidos diferentes a sus voces, sonidos que expresaban lo mucho que estaban disfrutando el momento.

El anhelo era desbordante y el deseo inmenso.

Y no se detuvieron hasta que ambos estuvieron completamente saciados.

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Después de que todos los problemas fueron resueltos, Samantha ya no tuvo más problemas de acoso, por eso mismo podía andar de forma tan tranquila por los pasillos, además de que muchos de la servidumbre le tenían un gran apreció a la chica. Estaba caminando por aquellos largos pasillo debido a la petición que le dio su prometido de buscar a sus invitados de honor. Se encontraba vestida de manera elegante, un vestido que iba a juego con la vestimenta del príncipe heredero. El color fue rosa pastel con detalles plateados, llevaba guantes y un adorno floral en su cabello, el cual se encontraba todo recogido en un elegante moño.

Mientras caminaba por los pasillos, se detenía a saludar a los sirvientes y responder dudas sobre los lugares donde irían las cosas. Es más, responder dudas fue lo que hizo que tardara en llegar a la habitación asignada para el nuevo emperador. Ya la ceremonia iba a comenzar y el joven no se había aparecido en la sala de espera donde se encontraba el príncipe heredero, por eso la habían mandado a ella a buscarlo. Al llegar a la puerta de la habitación, dejo escapar un suspiro antes de decidirse a tocar, pero no llego a esperar una respuesta del otro lado del cuarto cuando la abrió.

-Permiso nuevo emperador, el príncipe…

Samantha no logro seguir con su oración debido a lo que presenció al momento en que entro en la habitación. La chica en su impresión llevo sus manos a su cara para cubrirla un poco, avergonzada de no haber esperado una respuesta para entrar. El problema no fue interrumpir sin previo aviso, se trató de lo que vio al entrar al cuarto, el nuevo emperador estaba sobre su caballero y sus ropas se encontraban algo desarregladas, además, había entrado justo cuando se besaban, así que interrumpió el momento.

» ¡Lo siento! Yo no quise interrumpir de esta forma…

Se excusaba sin quitar sus manos del rostro, se encontraba enormemente avergonzada por la descortesía que tuvo. No es como si no hubiese sospechado antes, solo que jamás creyó que lo confirmaría de aquella forma, interrumpiendo un momento íntimo.

-Está bien –escuchó al nuevo emperador -. Nosotros hemos cometido la primera falta.

La chica apartó un poco sus dedos para poder mirar en dirección de los otros dos, ya se encontraban separados y el nuevo emperador se encontraba arreglado, aunque no podía decir lo mismo del caballero.

-Yo… -inició con una pausa -. He venido porque Josue me ha enviado…

Trató de excusarse de nuevo sobre el motivo de encontrarse allí parada. Kari mostró una ligera sorpresa, antes de sonreír y acercarse a la chica, colocando una mano en su hombro.

-Gracias por venir a buscarnos.

A Samantha le sorprendía lo rápido que el otro hombre se arreglaba, puesto que ya no se veía tan desalineado como hace solo un par de minutos, nadie le creería si dijera que vio hecho un lio al nuevo emperador. Su vista se desvió, llevándola al caballero, quien también se acercaba a ella, pero a diferencia del nuevo emperador, este aún se seguía arreglando, por eso mismo, al tenerlo cerca, pudo notar las marcas que el cuello de la camisa logro ocultar muy bien. Aunque le impresionaba un poco, lo primero que cruzo su mente fue el hecho de si ella lograría tan buena relación con Josue, rezaba por lograrlo algún día.

No se aportó más nada a la conversación y los tres se dirigieron a la sala de espera donde se encontraba el príncipe heredero, en un par de segundo se convertiría en el rey legitimo del territorio, cualquiera en su situación se encontraría nervioso. Pudieron notar que se encontraba así debido a que caminaba de un lado a otro, siendo seguido por sus sirvientes que se encargaban de que nada en el traje ceremonial se arruinara antes de la gran entrada del rey. Tanta caminata estaba poniendo nerviosa hasta a la chica caballero quien parecía tener un tic en su mano, pues golpeaba el mango de su espada con cada vuelta que daba su señor.

-Parece que abrirás una zanja.

Josue se detuvo de golpe cuando escuchó la voz de Kari.

-Creí que estaría preparado para todo esto…

Kari soltó una risa ante el comentario ajeno.

-Lo estás, no lo pienses demasiado.

-No sé cómo puedes estar tan tranquilo, lo tuyo será peor.

Otra risa de parte de Kari se escuchó, antes de que se encogiera de hombros. Al entrar se había dirigido a uno de los tantos muebles de la habitación, Dewis decidió pararse al lado de Airi mientras que Samantha se sentó frente a Kari.

-No olvides que luego de la coronación, tengo que hacer todo un tour turístico por cada territorio para presentarme. Así que son en total siete presentaciones.

La cara de terror de Josue le sacó otra risa a Kari.

-Me estoy muriendo por una… No soportaría otras.

Finalmente dejó de caminar y se sentó en el mismo mueble donde descansaba Samantha.

-Estarás bien, no te preocupes.

Samantha se había girado y tomado la mano de Josue, quien dejó escapar un leve suspiro de alivio con las palabras de la chica. Josue correspondió el gesto al tomar la mano de su prometida.

-Has hecho cosas más sorprendentes que algo como esto, así que no te preocupes tanto.

Kari se encogió de hombros, restándole importancia al asunto. Josue respiró hondo antes de relajarse al dejar escapar el aire de sus pulmones, finalmente lo hizo con aquella acción. No paso mucho tiempo cuando la puerta principal fue tocada, al darse el permiso para pasar, se dejó ver un sirviente.

-Su señoría, la coronación dará inicio.

Los hombros de Josue se volvieron a tensar por un cortó momento, luego volvió a relajarse, levantándose de su asiento, siendo seguido por su prometida quien tomó el brazo de su compañero, ya se encontraban listos para ir a la coronación, fueron seguidos por Kari y los dos caballeros.

El momento de oficialmente gobernar su reino había llegado.

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La despedida finalmente llego, ya no podían seguir quedándose en Marik.

Aunque ciertamente le parecía una lástima el tener que marcharse, pero el año se había completado y ellos tenían un compromiso que cumplir, aun le quedaban dos territorios más por poner de su parte. Por eso mismo, el carruaje para empezar su viaje al siguiente territorio se encontraba listo en la entrada del palacio.  Además del rey y la reina de Marik, después de todo, Josue no podía permitirse el no despedirse de aquel hombre que lo ayudó tanto.

-En serio, es una lástima que no se puedan quedar.

La que daba su opinión era Samantha.

-Nos encantaría pasar más tiempo, pero tenemos cosas que terminar –indicó Kari con tono tranquilo -. Ahora me toca a mí enfrentarme a mi futura coronación.

Josue rió al momento de oír aquel comentario de parte de Kari.

-Arreglaré todo para estar presente cuando finalmente tomes tu lugar.

-¡Oh! Romperás mi corazón por ser tan dulce.

Aunque Josue quiso darle un golpe a Kari por su sarcasmo, no lo hizo, pero el otro si recibió su merecido, puesto que Dewis si llego a darle un leve golpe en el pecho a Kari.

-Estaremos felices de verlos allí.

Dewis se acercó a los otros dos, dándole la mano a Samantha y luego a Josue, siendo Airi la última. Realmente que Dewis había conseguido en Airi otra amiga como lo eran Noel y Simón, personas que amaban ser caballeros y se sentían orgullosos de serlo.

-Para la próxima que nos veamos, seré también un caballero oficial.

Airi no dude en dedicarle esas palabras a Dewis, quien asintió con su cabeza.

-Lo estaré esperando con gusto.

-Bien, es hora de irnos –indicó Kari mirando a todos los presentes -. Nos veremos dentro de poco.

Luego de aquellas palabras, tanto Kari como Dewis se subieron al carruaje, el cual se puso en marcha de inmediato, el momento de marcharse había llegado finalmente. Su tiempo en aquel lugar había acabado, así que tenían que moverse al siguiente lugar. A pesar de que en el territorio anterior tuvieron tristes despedidas, en esta ocasión se fueron con nuevas amistades. Las cosas parecían ir bien para Kari, ya que estaba logrando obtener el apoyo de la mayoría de los territorios.

Rezaba para que las cosas siguieran de la misma forma durante un largo tiempo, el suficiente para llegar en paz hasta su ascenso al poder. Aunque sabía que las cosas no iban a ser tan fácil, más aun después de que luego de la anterior carta que le envió al emperador sobre su progreso, este no llego a darle una respuesta. Había varias cosas de las cuales preocuparse, pero por ahora, deseaba centrar toda su atención en la tarea que le impusieron. Dejaría para otro momento la situación con el emperador y la capital.

Ahora mismo, tenía que prepararse para el nuevo territorio al que irían.

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A diferencia de los otros tres territorios a los que visito primero, Petik y Arak no fueron precisamente difíciles.

Las personas fueron realmente amables desde su llegada y no había tantos problemas sobre su gobierno. En el caso de Arak, estaban siendo guiados por esposos algo mayores, tenían un niño que adoptaron hace un par de años atrás, a diferencia de los otros territorios, el poder en Arak no se daba por sucesión, sino por elección de la pequeña comunidad que vivía en aquel territorio más agricultor que otra cosa. Llegaron a conocer a todos los residentes en una semana, también, debido a que al llegar aceptaron ponerse de su lado, tomaron la decisión de quedarse un poco más y conocer más sobre sus costumbres y demás cosas.

Arak a pesar de que no resaltaba mucho a comparación de otros territorios, tenía sus puntos fuertes, porque las personas eran tan amables que daban ganas de quedarse allí a vivir, tanto fue así, que los residentes del lugar le dieron una casa al nuevo emperador, para que se quedara cuando decidiera pasar unos días en el territorio. Era el lugar perfecto para relajarse de tanto estrés político, tener una relajante vida bastante común y corriente. Poner de su lado a Arak le llevó solo dos días, los dos meses que duraron allí fue por decisión propia, notando no solo lo positivo del territorio, sino también los problemas que presentaba. Fue conocido allí como un emperador comprensivo y celoso, ya que aunque Dewis se veía debilucho, no tenía ni un poco de ello, lo demostró cuando realizaron trabajos manuales. Colaborar con el trabajo manual de Leslik le había dado resultados.

Su caballero se había vuelto popular entre las jóvenes de aquel pequeño poblado que gobernaba el territorio. Llego a recibir hasta propuesta de matrimonio, pero todo acabo un día en que el emperador simplemente no soporto más y causo todo un espectáculo. Ser besado delante de varias personas fue una de las grandes vergüenzas que tuvo que pasar, luego de eso a Kari le tocó volver a contentar a Dewis. Las mujeres dejaron de proponerle cosas y en cambio, le señalaban cuestiones sobre intimidad que Dewis jamás llego a considerar hasta ese momento.

Hasta ahora, Kari y Dewis no habían dado aquel paso para llegar a entregarse completamente, pero debido a todo lo ajetreado que estuvieron sus días últimamente, no llegaron a plantearse bien el asunto, por lo menos hasta que esas mujeres le comentaron sobre lociones y demás cosas que ayudarían para poder sobrellevar el paso final sin problema alguno. Antes de que se fueran, de regalo le dieron una loción ideal, la cual estaba bien guardada en su maleta.

En el caso de Petik la cosa no fue muy diferente al anterior territorio. Se podría decir que la única diferencia de Arak, es que en esta ocasión les tocó ser ganaderos, sobrellevando a una gran cantidad de animales a los cuales no se encontraban habituados. Jamás se hubiesen imaginado las dificultades de criar animales hasta que llegaron a Petik. En esta ocasión, no había como tal una familia que gobernara, era más bien un consenso los que tomaba las decisiones. Un grupo de personas, entre viejos y jóvenes, también incluían a las mujeres, entre todos decidían el futuro que tendría el territorio. Tuvieron que ir a caballo en la mayoría de ocasiones, ya que los carruajes no eran muy habituales en aquel lugar, pero el uso de caballos sí, ya que las casas de los vecinos no quedaban precisamente cerca.

Kari y Dewis adquirieron en esta ocasión toda una experiencia sobre el cuidado de los animales que consumían en la capital. Las personas también fueron amables, no tanto como en Arak, pero si llegaron a servirles, aunque no demasiado como lo hacían en la capital, lo respetaban por ser el emperador, pero no tanto como para montarle una especie de altar. El otro asunto que llegaron a notar de Petik es que en ese territorio, estaban bien arraigados a la palabra del templo, para ellos la sagrada escritura era la única verdad posible, así que ni dudaron en tratar a Kari como el emperador, puesto que aquello había sido decisión de la sagrada escritura.

Ambos territorios fueron mucho más fáciles de poner de su lado, debido a ello tomaron la decisión de quedarse un poco más allí, aunque no fuese necesario. Kari deseaba conocer un poco más de esos dos territorios los cuales nunca causaban problema alguno, aparte de uno que otro bandido y pueblos nómadas regados, no presentaban mayor problema para la capital, más bien, mucha gente llegaba hasta a ignorar a ambos territorios, aun cuando de estos es que surgían la mayoría de cosas que se consumían en la capital.

Al haber obtenido todos los territorios (sacando la capital), finalmente llegó el tiempo de regresar a la capital, podrían regresar a su hogar. Al momento de retornar a sus tierras ambos se encontraban cerca de cumplir sus diecinueve años, o sea que la mayoría de edad para poder heredar el puesto de emperador se estaba cumpliendo, lo que quedaba para poder lograrlo era poner a los nobles de su parte, lo cual aún seguía siendo una gran encrucijada. También se encontraba el asunto de que el emperador había dejado de contestar a sus cartas y eso le preocupaba, el hombre nunca fue de los que dejaba una carta sin respuesta, más aun cuando se trataba de un tema delicado como la tarea que le dejo asignada.

De todas formas, Kari se preocuparía, pero se concentraría en que solo faltaban un par de minutos para poder ver a su familia y al emperador. Traía buenas noticias y esperaba que al llegar, los demás que se quedaron le dieran buenas noticias también, aunque aquello estaba siendo demasiado positivo.

-Todo estará bien.

Escuchó a Dewis animarlo.

El otro tenía razón, todo iría bien, más aún porque él logro cumplir con la tarea que le impusieron. No había nada que le hiciera sentirse mal.

Notas finales:

Eso ha sido todo por ahora... Nos veremos para el siguiente capitulo.

Inicia la cuenta regresiva... Solo dos capítulos más y se termina la historia... (o no).


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