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El candidato al trono por ami4alice

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Notas del capitulo:

¡Hola! 

Aquí les traigo el penultimo capítulo de esta historia... 

Espero lo disfruten

Justo cuando el carruaje se encontraba cerca de la entrada hacia la capital, repentinamente este se detuvo de golpe. Al momento en que Kari se asomó por la ventana, pudo presenciar a Jay en un caballo, el cual venía caminando hacia la misma ventana donde Kari se encontraba asomado. El chico evidentemente estaba confundido por la aparición repentina de la chica, después de todo, la expresión de Jay no precisaba alegría con su llegara, lo cual causo más preocupación en él, aunque evidentemente trato de no mostrarlo en su expresión.

-Lamento haber detenido su llegada –dijo ella -. Pero tiene que seguirme.

-¿Seguirte? ¿Por qué?

Jay hizo una expresión de inconformidad, aun así decidió contestarle a su señor.

-Señor, no es seguro que entre por la puerta principal.

¿No era seguro entrar por la entrada principal? ¿Acaso bromeaba?

Al ver que Jay estaba hablando muy en serio, solo suspiro y asintió con la cabeza para que con un gesto de su mano, indicarle al chófer que siguiera a la chica que iba en caballo. El chófer siguió la instrucción y dejó que la mujer lo guiara, desviándose del camino principal para entrar en la capital. Rodaron un buen rato, hasta que finalmente se detuvieron, cuando vieron a su alrededor, se dieron cuenta que se encontraban más allá de la puerta principal, pero no precisamente en un camino que pudiera servir para el carruaje.

Ambos hombres se bajaron del carruaje, viendo como Jay bajaba de su caballo. Más y más sus sospechas se incrementaban, pero decidió no alterarse demasiado, primero solo haría lo que le solicitaban antes de exigir una explicación. Jay se acercó a ellos e hizo una reverencia  a su señor, luego se incorporó. Se veía algo agitada, como si estuviera realizando un entrenamiento demasiado intenso, pero dudaba que su cansancio radicara en eso.

» A partir de aquí tomara el caballo y seguirá por su cuenta –dijo ella -. Después de aquí, se encontrara con el emperador.

-Entonces aun no obtendré una respuesta.

La chica desvió la mirada y Kari solo se dedicó a ir junto al caballo.

-¿Qué sucede? –fue Dewis quien realizo la pregunta que Kari no quiso.

-Las cosas en la capital se han complicado un poco…

No le creía que solo fuese un poco, aun así, asintió con la cabeza.

-¿No han logrado controlarlo?

Jay negó con la cabeza.

-Aprovechando que no se encontraban, han ido difamándolo, diciendo cosas malas de ustedes… Gran parte de la población se encuentra desconcertada e inconforme.

Con aquellas palabras Dewis repentinamente recordó las palabras de Teresa. A eso se estaba refiriendo cuando dijo que se encontraban en una situación semejante a la del rey de Marik.

-¿Y el templo? ¿Ha dicho algo?

-Eso es lo más extraño… -Dewis la miro con confusión -. Ellos… Han cerrado sus puertas.

-¿Qué?

Dewis no podía creer lo que estaba escuchando.

-Al momento que ha iniciado la duda en la gente, repentinamente el templo cerró sus puertas. Ni siquiera han dejado entrar al emperador.

Ahora comprendía el miedo y la duda en los ciudadanos, el templo jamás había llegado a cerrar sus puertas al público, por eso las personas se encontraban llenas de sentimientos negativos. Dewis no pudo evitar quedarse un poco pensativo, el templo, a pesar de ser neutral, jamás se había negado a colaborar, pero ahora se habían apartado de la problemática que se estaba viviendo.

-Comprendo, gracias por decirme.

Jay asintió con la cabeza, antes de desviar su mirada a su señor.

-Por favor apóyalo por nosotros.

Ahora al que le tocó asentir con la cabeza fue a Dewis, para después caminar a donde se encontraba Kari. Quien se subió primero al caballo fue Kari, luego lo hizo Dewis, tal vez porque Kari se encontraba un poco fuera de sí, por lo que acaba de suceder, fue Dewis quien tomó las riendas del caballo, siguiendo el camino que le indico Jay.

Tal cual como le dijo la chica, no pasó mucho tiempo en caballo para que dieran con el emperador, quien se encontraba esperando cerca de una puerta, la cual desconocían por completo. Al parecer, había otras formas de entrar en la capital además de las dos puertas principales por donde todo el mundo accesaba. Kari bajo primero del caballo, aunque del apuro, casi termina dando contra el piso, pero al final no sucedió ningún accidente. Se acercó al emperador que lo estaba esperando tan imponente como acostumbraba,  no era raro sentir su fuerte presencia, aunque la expresión que tenía no indicaba algo realmente bueno.

-¿Qué ha sucedido?

Kari dejó de ser paciente y fue directo al punto. El emperador Perk suspiro.

-De alguna forma, Kam ha logrado convencer a las facciones nobles para que se pongan de su lado, no solo eso… Han hecho dudar al pueblo.

Sus buenas noticias se superponían con las malas que acababa de recibir. No podía creer las cosas de las que era capaz Kam, aunque debió de suponer algo como aquello, ese chico siempre lo odio, un odio tan grande el cual Kari jamás llego a comprender.

-Ahora… ¿Qué se hará a partir de ahora?

La expresión seria en el rostro de Kari decía más de lo que dijo.

-Por ahora he logrado que puedas acceder a la capital sin tanto alboroto.

-¿Qué hubiese pasado si entro por la puerta principal?

-Las personas hubiesen caído sobre tu carruaje buscando respuestas y otras cosas…Ni siquiera fuesen permitido que avanzaras. Habríamos tenido que mandar a la guardia y si fuésemos hecho eso…

-Le estaríamos diciendo que ellos tenían razón.

El emperador asintió con la cabeza.

-A partir de este punto, irás de incógnita hasta que llegues a las tierras de los Miskal.

 Asintió con la cabeza, aunque antes de hacerlo chasqueó con su lengua. Aquello era una evidente orden de que su tarea por ahora era permanecer encerrado. Le molestaba encontrarse así, pero tampoco iría en contra de una orden del emperador Perk.

-Entiendo.

Después de decir aquello, se le acercaron unos caballeros que le entregaron un nuevo conjunto de ropa, además de unas capas que servirían para ocultarlo. Dewis también recibió un cambio de ropa y al tenerlo, ninguno de los dos dudo en apartarse un poco para poder cambiarse. Al estar listos, volvieron junto al emperador.

-Te quedaras allí hasta que te dé un aviso –indicó el emperador -. Me encargaré de los nobles primero.

Kari asintió con la cabeza, desviando su mirada al momento en que aquella pequeña puerta fue abierta, descubriendo que no se habría de forma tan común y corriente como se pensaría. La puerta se veía bastante normal y grande, suponía que para que pudieran entrar a caballo o a carruajes. Kari desvió su mirada un momento hacia el otro lado, notando que se encontraba un bosque, lo cual le causo curiosidad… ¿Cómo pasarían por allí los carruajes?

»Nos veremos cuando te dé el aviso.

-Comprendo, nos veremos entonces.

El que hizo una reverencia fue Dewis, antes de que ambos hombres traspasaran la puerta. Luego de pasar al otro lado, Kari sintió un escalofrió en su espalda, al momento en que se volteó, se percató que la puerta que vieron antes, por la que accedieron, no se encontraba más allí. Lo único que había era la gran pared que protegía la ciudad.

» ¿Cómo…?

Cuando se giró a ver a Dewis, este no lo estaba mirando.

-Creo que no es momento de sorprendernos, debemos seguir.

Le daba razón, aunque no dejaba de sorprenderle descubrir algo como aquello. A diferencia de Kari, Dewis si era más consciente de lo que sucedió.

Cuando trabajo para Kam en su línea original, luego de que ascendió a emperador, descubrió un par de cosas que solo el emperador y unos pocos conocían, uno de ellos era esas puertas de acceso. Además de la puerta principal, había cuatro puertas ocultas para que se accediera a la capital sin necesidad de tanto protocolo, venían originalmente de aquella época en que el imperio estaba en guerra. Una forma discreta para que los aliados entraran al territorio sin levantar sospechas. Ahora que Kari se iba a volver emperador, seguramente se enteraría de eso y muchas otras cosas que nadie más sabía.

Ambos hombres decidieron seguir con su misión de llegar a las tierras de los Miskal, terrenos donde Kari se encontraría seguro. Tuvieron que caminar un largo trayecto y parte de este formaba parte de la ciudad principal, debido a ello les tocó caminar por caminos desolados en la ciudad. Había varios lugares que Kari como candidato a emperador desconocía por completo, tal vez para mantener en alto el hecho de que la capital, por ser el lugar principal donde residía el emperador, no presentaba lugares desagradables, lo cual era una completa mentira. Así como otros territorios, la capital tenía sus zonas rojas o peligrosas.

Tristemente a Kari le tocó descubrir esos lugares en un mal momento, ya que esas mismas calles fueron las que tuvieron que recorrer para así poder llegar al territorio de los Miskal. La capital, a diferencia de los otros territorios, no se distribuía en zonas o estados, sino que se dividía en terrenos, mismos que eran gobernados por las diferentes familias importantes en la capital. Aunque había una pequeña zona que se encontraba en el centro de todas las demás  tierras, la que estaba cerca del palacio del emperador, ese lugar no estaba gobernado por alguna familia noble, todos la consideraban la zona neutral en la capital. Esa misma fue la que Kari y Dewis recorrieron para llegar a las tierras de los Miskal, ubicadas en el sureste de la capital.

-Finalmente estamos aquí…

Kari dejó escapar cuando finalmente entraron en terrenos de los Miskal. No les llevo mucho tiempo llegar hasta un punto de vigilancia.

-¡Bienvenido su señoría!

Cada guardia en los terrenos de los Miskal que los vio, saludo de inmediato, haciendo su respectiva reverencia. Todos allí eran conscientes que ese pequeño niño que conocieron hace tantos años atrás, pronto se convertiría en el emperador de todas esas tierras. Tal vez tanto formalismo de parte de los guardias y sirvientes le llevaron a Kari a despreciar la etiqueta y demás cosas relacionadas a los estatus sociales. Dewis sabía que aunque les daba una sonrisa como respuesta, se encontraba un tanto estresado por tener que ser tan formal todo el tiempo.

Finalmente, luego de tanta caminata, llegaron a la casa principal de la familia Miskal, mismo lugar donde los esperaba la nueva señora de la casa, ya que a esas alturas, Lelei había recibido el título de su padre. También se encontraban allí el padre y abuelo de Kari, todos y cada uno de ellos se acercó a Kari de inmediato, aunque la que demostró más afecto fue la chica, quien abrazo con fuerza al joven.

-Estamos felices de volver a verte.

-Yo también, aunque me hubiese gustado que fuese en otra situación.

La familia Miskal dejo escapar un suspiro en conjunto.

-Hemos tratado de controlar a los nobles, pero al parecer el hijo de los Noth tiene una muy buena carnada.

Fue su abuelo quien habló. Kari siempre se imaginó que Kam era inteligente para ese tipo de cosas, jamás llego a pensar que usaría ese ingenió en su contra, el que si no se sorprendió de lo que escuchaba era Dewis, él sabía muy bien de lo que sería capaz Kam para lograr dar donde más le dolía a Kari. Todos miraron en dirección del padre de Kari cuando este dio un par de aplausos.

-Bien, hablaremos de este tema más tarde, por ahora sube y descansa un poco.

Aunque Kari se quería negar, termino suspirando y asintiendo.

-Bien.

Luego de eso, Kari siguió su camino a su habitación. Dewis lo iba a seguir pero en eso fue detenido por el padre de Kari.

-Nosotros tenemos una conversación pendiente.

El padre de Kari había susurrado eso, pero antes de poder decir algo, Kari miraba en su dirección.

-¿Qué sucede?

-Nada, iré en un momento.

Aunque fue raro que Dewis le hiciera esperar, estaba tan cansado y estresado que por el momento solo acepto sin quejarse, girándose y siguiendo con su camino a la habitación.

-Sígueme.

Ahora veía de dónde saco Kari su don para ordenar a otros, porque al oír al padre de este, sintió el deseo de cumplir con su orden. Sin quejarse lo siguió, caminando por un pasillo, llegando a lo que dedujo se trataba del despacho del padre de Kari, le siguieron Lelei y el abuelo de Kari, así que los cuatro se encontraban en aquella pequeña habitación.

Dewis dudo sobre dónde debería sentarse, pero al ver el lugar donde Lelei y el hombre mayor se sentó, decidió sentarse solo en el sofá frente a los otros dos. El padre de Kari se paró en medió, recostándose un poco del escritorio, tenía sus brazos cruzados sin mirar a nadie.

-Dewis, tú… ¿Le eres leal a Kari?

Fue Lelei la que habló primero. Dewis la miró un instante sin acotar nada, debido a ello el silencio se extendió, por lo menos hasta que el padre de Kari golpeo la mesa frente a ellos con fuerza.

-Contesta de una vez.

Cualquiera en su situación se hubiese sobresaltado por el rudo golpe u ofendido por la pregunta que le hicieron, después de todo… ¿A esas alturas se podría poner en duda su lealtad?

-Hm…-soltó con una pausa inclinando un poco su cabeza  -. ¿Ustedes quieren saber el motivo por el que le envié una carta al hijo de los Noth?

Se suponía que Dewis es el que debía estar sorprendido por ser acribillado de tal forma, pero los que mostraron tal emoción fueron los otros tres, aunque pronto se convirtió en enojo por lo menos en uno de los otros tres.

-¡Tú…!

-¡Padre, alto! –Lelei interrumpió que su padre se lanzara contra Dewis -. ¿Por qué lo hiciste?

La expresión desolada de Lelei al preguntar aquello hizo que le doliera un poco el pecho, aun así, su expresión tranquila no desapareció.

-El motivo de haberlo hecho… -dijo Dewis -. Solo se lo diré a Kari.

-Sino nos lo dices… Es como si estuvieras diciendo que eres un traidor.

Dewis agitó un poco su cabeza en negación.

-Estoy seguro que solo Kari entenderá el motivo de haberlo hecho, por eso…Se la diré solo a él.

-Es suficiente…Llamen a un guardia, no quiero verlo aquí.

El padre de Kari en su enojo se incorporó dispuesto a sacar de las tierras de la familia Miskal a Dewis, pero antes de hacerlo, Lelei negó su orden, ahora, como ella es la que poseía el título, sus palabras estaban por sobre las de los demás, hasta las de su propio padre.

-No… -dijo mirando a su padre, luego llevo la vista al único guardia en la puerta -. Traigan aquí a Kari.

No paso mucho tiempo para que Kari atravesara esa puerta.

-¿Qué sucede? ¿Acaso no me pidieron descansar?

Por costumbre, Kari se sentó al lado de Dewis.

-Es cierto, pero tenemos algo que discutir contigo –Lelei hizo un gesto y uno de los sirvientes trajo en una bandeja unos papeles que le fueron entregados, ellas los tomó y los colocó en la pequeña mesa frente a todos -. Esta es una carta… de tu caballero hacia el hijo de los Noth.

Evidentemente Kari se sorprendió y miró en dirección de Dewis, quien se encontraba calmado, tanto que le hizo dudar, aun así, estiro su mano para tomar el papel. No le llevo mucho leerla, en ella se encontraba escrito la forma de poner de su lado a cada facción de nobles, mucha información que hasta él mismo desconocía sobre las diferentes familias. Dejó el papel sobre la mesa bajo la mirada de todos.

-Esta es la prueba de que tu caballero te ha traicionado.

Fue su padre el que hizo semejante declaración.

-¿Eso es…así?

Kari llevo su mirada a Dewis, quien le miraba en completo silencio.

-Sí, yo mande la carta, pero no te traicione.

-¡¿Aun tienes el descaro para…?!

-¡Padre!

De nuevo Lelei se encontró deteniendo el temperamento salvaje de su padre, aun a esas alturas se preguntaba cómo hizo para tomar el título de la familia Miskal, con esa clase de personalidad. Aunque entendía que su poco temperamento se debía a que estaban atacando a la familia, cosa que jamás perdonaba su padre.

-Entonces… -inició Kari mirando en dirección de la carta -. Le dijiste a Kam como poner a los nobles de su lado, pero no me has traicionado.

-Eso es así… -dijo antes de levantarse de su asiento -. Aun si los hubieras puesto de tu lado, tarde o temprano, esas personas te traicionarían.

-¿Cómo puedes asegurar algo como eso? –pregunto Lelei con seriedad.

Dewis no podía solo decir que lo sabía debido a su línea original, no quería que lo tomaran como un loco. Suspiro un poco, llevando su mirada a Kari un instante. Como si hubiesen tenido una entretenida conversación con sus miradas, Kari se levantó de su asiento.

-Comprendo todo, terminemos con esta reunión.

-Espera un momento –dijo Lelei -. Aun no escuchamos sus motivos, con esto podemos sospechar que él no se encuentra de nuestra parte.

-Él es leal a mí y no lo pongan en duda jamás.

Lelei se tensó, aunque no lo admitiera, le daba un poco de miedo cuando Kari se ponía verdaderamente serio. Sin agregar más nada, ambos hombres decidieron retirarse del despacho de su padre, pero se detuvieron cuando escucharon una risa, el abuelo de Kari había reído repentinamente, provocando que el ambiente se tensara un poco más.

-¿Quieren saber lo curioso? –dijo el hombre mayor -. Le hemos llevado esta misma prueba al emperador… Y ha dado la misma respuesta.

Allí, con esas palabras, Dewis si mostró sorpresa. Tenía la confianza de que Kari creería en él, lo que no se espero es que el emperador Perk también creyera en él de aquella forma.

» Al parecer, tanto tú como el emperador se asemejan.

Aquello fue dirigido más a Kari, antes de que ambos dejaran el lugar y caminaran por los pasillos, Dewis deducía que para la habitación de Kari.

Al llegar, Kari no dudo en ir directo a la cama donde se tiró sobre esta boca abajo. Todo estaba siendo demasiado para él, necesitaba un minuto para descansar o simplemente su cabeza explotaría. Por su parte, Dewis se quitó el cinturón donde llevaba la espada, dejándola sobre el espaldar del sofá, caminando a la cama cuando se vio desposado de algo que podría herir a Kari, ya que al llegar a la cama, no dudo en subirse en esta, acostándose sobre Kari.

-¿Ahora buscaras matarse mientras estoy relajado en la cama?

Dewis sabía que Kari estaba bromeando. No paso mucho para que Dewis se separara un poco para permitirle a Kari girarse y así quedar boca arriba.

-Aunque suene fuera de lugar… -dijo en un suspiro -. Gracias por creer en mí.

Kari sonrió antes de llevar una mano a la mejilla de Dewis.

-Creería en ti sin importar qué –comento -. Aunque tengo algo de curiosidad sobre el motivo que te llevo a dar tal información.

Sabía muy bien que Kari quería una respuesta, aun así Dewis no pudo contenerse y se inclinó para besar los labios de Kari, mismo que no dudo en corresponder al gesto.

» Aunque me encantan tus besos, quiero una respuesta.

Dewis rió, sabía muy bien aquello, tampoco es como si lo hubiese besado para evitar la pregunta. Se movió para sentarse en la cama, Kari se incorporó para quedar de la misma forma.

-Como dije antes, esas personas te traicionaran aun si ahora los pones de tu lado… -dijo Dewis -. Por eso mismo, pienso que no debemos centrarnos en ellos.

-¿No centrarnos en ellos? Pero son las cabezas de sus familias.

-Eso es cierto, por eso mismo, debemos hacer que dejen de serlo.

Kari asintió con la cabeza, creía estar entendiendo un poco lo que Dewis le explicaba.

-Por eso hiciste que fuese fácil para Kam ponerlos de su lado, si son acusados de traición o algo similar, su posición será relevada.

Dewis asintió con la cabeza.

-No es en ellos en quienes debemos apoyarnos, sino en otros.

-Pero no podemos poner a cualquiera en su posición.

-Lo sé y no hay que buscar muy lejos –dijo con una pausa -. Hay que buscar en los integrantes de cada familia, allí conseguiremos personas que te serán leal honestamente.

Kari se quedó un momento pensativo sobre aquel asunto. Le daba algo de razón a Dewis, los actuales cabecillas de las diferentes familias nobles estaban cegados de poder, así que no le serían leal a menos que los complaciera con sus locas peticiones, pero en cambio, si buscaba a otros que sucedieran al puesto que si le juraran una honesta lealtad, terminaría ganando esa guerra. El asunto se encontraba en quién de los integrantes de las otras familias debía creer, al llevar su mirada de regreso a Dewis, se percató de algo más que no lo dijo de inmediato.

-Tu… Ya has escogido a las personas ¿cierto?

Dewis asintió con la cabeza.

-Sí, ya sé que persona podemos escoger.

Luego de eso, comenzaron a discutir sobre los candidatos para heredar el nombre de las otras familias de nobles, los cuales se convertirían en su apoyó a futuro como emperador.

Esa batalla estaba ganada aunque el otro bando aun no lo sabía.

.

.

.

Tal cual como le ordeno el emperador, Kari se quedó en las tierras de los Miskal todo ese tiempo desde su llegada. Lo único que si no llego a cumplir fue el hecho de quedarse fuera del asunto principal que acarreaba la capital, mientras se encontraba allí en sus tierras, Kari movió un poco los hilos detrás de escena, siguiendo el plan de Dewis. Mandaron en secreto cartas a los candidatos que eligieron para suceder a los actuales cabecillas de las otras familias nobles, estos no dudaron en corresponder a sus cartas, aceptando las solicitudes que planteó en sus cartas. Ahora, lo que quedaba es que el principal problema explotara finalmente. Tanto Dewis como Kari estaban completamente seguros que no pasaría mucho tiempo para que eso se diera y no estuvieron tan equivocados.

Luego de llevar encerrado en sus tierras una semana entera, en secreto el emperador mando a llamar a Kari, así que una de esas noches les tocó salir con dirección al palacio. Como sabían muy bien que estaban bajo la mirada del bando enemigo, el mandar un señuelo fue completamente normal, Kari creyó sinceramente que no serviría el señuelo, pero se equivocó, los otros con sed de sangre, cayeron por completo en su engaño, lo cual le permitió llegar a salvo hasta el palacio, el cual se encontraba con mayor seguridad de la que él recordaba antes de irse de viaje. Hasta ese momento Kari no sabía sobre el pasaje subterráneo en el palacio, al parecer, se estaba enterando de muchas cosas que no le dijeron al comienzo. El pasaje secreto daba hacia la sala del trono, donde le esperaba el emperador.

-Si tuviera un pintor –dijo el emperador levantándose de su asiento -. Le pediría que pinte la expresión que tienes en este momento Kari.

El hombre había bromeado, causando que Kari le dedicara una mala mirada.

-Si tan solo me hubiese enterado de todas estas cosas con anterioridad, no tendría esta cara –se quejó Kari.

-Bueno… -el emperador inclino su cabeza un poco -. Esa es información que solo se trasmite cuando el sucesor toma el control.

El emperador se encogió de hombros ligeramente, antes de llevar su mirada a Dewis, quien acompañaba a Kari, a diferencia de este, no se veía sorprendido como su señor.

-¿Y? ¿Para qué me ha mandado a llamar?

Fue Kari quien rompió con el silencio. El emperador se giró para caminar hasta su asiento, aunque en mitad de su acción, se detuvo y volvió a mirar en dirección de su sucesor.

-Debido a la situación actual…No se puede realizar una adecuada ceremonia, pero, ellos mismos me lo han pedido, así que he decidido dejar de lado todo el protocolo.

Kari siguió sin entender de lo que hablaba el emperador.

-La juramentación.

Dewis fue quien habló después, haciendo que Kari se girara a verlo, luego regreso su mirada al emperador quien asintió con su cabeza a las palabras dichas. Allí con esas palabras y la confirmación del mayor, Kari entendió a lo que se estaba refiriendo, por eso no le pareció extraño cuando entraron los caballeros que formaban parte de las dos facciones. Dewis pudo ver a su padre ahí después de tanto tiempo.

-Entiendo.

Al decir aquello, Kari camino a donde se encontraba parado el emperador. Todos conocían la juramentación que realizaban las dos facciones de caballeros a los diferentes emperadores, con cada sucesión se daba una nueva juramentación.

El emperador Perk se quedó parado a un lado del trono, lugar donde Kari se sentó un momento, mientras los caballeros terminaran de acomodarse para poder dar inició a la ceremonia. Por su parte, Dewis se quedó apartado de los demás, solo mirando desde lejos todo lo que estaba pasando, él ya había hecho su juramentación, así que no tenía motivos para formar parte de aquel evento, solo miraría desde la distancia. Roy estaba como líder de la facción del emperador, mientras que su padre venía por la otra, ambos se acomodaron delante de los demás, quienes se encontraban en filas y columnas perfectamente acomodadas. Dewis pudo deducir por la cantidad de gente que veía que allí no se encontraban todos los caballeros, igualmente, no creía que entrara tanta gente en la sala del trono.

El primero en arrodillarse fue su padre.

-Yo, Mario Aliskar, representante de la facción del exterior, me arrodillo ante usted nuevo emperador. Presentamos nuestro juramento, siendo leales y dispuestos a cumplir con sus órdenes, protegiéndolo a usted y al pueblo hasta el último aliento de nuestra vida. ¡Gran vida al emperador Kari y el imperio Kurth!

-¡Gran vida al emperador Kari y el imperio Kurth!

Los demás caballeros de la facción de su padre gritaron aquello mientras se arrodillaron en conjunto. Como espectador debía decir que la sincronía de los caballeros era increíble. Kari se levantó de su asiento, levantó su mano para dirigirla en dirección contraria a su cuerpo.

-Caballeros leales a la realeza, acepto su juramento.

Después de decir aquello, Kari camino hacia el padre de Dewis y sacando su espada de la funda, hizo el mismo gesto que realizó hace tiempo atrás para Dewis, llevando su espada de un hombro a otro, luego paso a guardarla en su funda. El líder de la familia Aliskar se levantó al igual que los caballeros detrás de él, mismos quienes realizaron una despedida y se retiraron de la sala. Lo siguientes en realizar las mismas acciones que realizaron los otros caballeros fueron los del emperador.

- Yo, Roy Malk, representante de la facción del interior, me arrodillo ante usted nuevo emperador. Presentamos nuestro juramento, siendo leales y dispuestos a cumplir con sus órdenes, protegiéndolo a usted y al pueblo hasta el último aliento de nuestra vida. ¡Gran vida al emperador Kari y el imperio Kurth!

Al igual que hizo el padre de Dewis, Roy realizó las mismas acciones, así que Kari repitió el gesto de la espada con Roy. Se imaginaba que Kari solo hacia el gesto a los líderes por cuestiones de tiempo y comodidad, no se encontraban con todo preparado para ejecutar la misma acción tantas veces, sería demasiado para Kari. Pasaron alrededor de tres grupos en cada una de las facciones, treinta personas en cada grupo, los caballeros abundaban a pesar del hecho de que no muchos deseaban convertirse en caballero, además, allí también se encontraban muchos de los de otros territorios, después de todo, el examen se hacía en la capital, agregado a que primero tenían que cumplir un período en alguna de las dos facciones antes de regresar a su territorio. En esos tantos grupos que pasaron, Dewis pudo ver de lejos a Kokade, le alegraba ver que se encontraba bien.

Cuando paso el último grupo, en la sala solo quedaron los dos líderes, allí Dewis vio que podía acercarse otra vez a Kari, quien se notaba algo cansado, una ceremonia algo pesada para hacerla en tan poco tiempo. Tanto su padre como Roy se acercaron al trono, así que los cuatro hombres se encontraban alrededor del trono, el emperador Perk a la izquierda, Dewis a la derecha y Roy y su padre enfrente. Ahora que había terminado la ceremonia, tenían otros asuntos que discutir.

-Con esto, todos los caballeros están de tu parte.

El emperador fue el primero en hablar.

-¿Todos están de mi parte?

Kari no se creía que todos los caballeros se encontraran de su lado, era demasiado bueno para ser verdad. El emperador Perk dejó escapar una risa.

-Pues para tu sorpresa, todos lo están y quiero acotar que nadie fue obligado a realizar el juramente.

Con eso Dewis sintió un escalofrío, él ya sabía que los caballeros se pondrían del lado de Kari, por nada la mayoría disfruto de la caída de su familia cuando se supo la verdad de lo que hizo. Los caballeros hace un tiempo atrás habían tomado su elección sobre a quién iban a jurar su lealtad. En ese momento entendía un poco mejor el hecho de que la mayoría de caballeros se revelara contra Kam aun siendo emperador y los pocos que se quedaron, fueron los que hicieron sufrir a su familia delante de él.

-Entiendo.

Fue lo único que dijo Kari.

-Pasemos a tratar otro tema… -dijo el emperador con una pausa -. Está siendo cada vez más difícil tratar con los nobles, ellos se están preparando para lo peor y no exactamente de su lado.

El silencio reino por un instante.

-Tenemos que encontrar una forma de hacer que vuelvan a este lado.

Roy habló primero, Dewis desvió un momento su mirada a su padre, quien se veía pensativo.

-Pienso que… -comenzó su padre -. No se pondrán de nuestro lado, al parecer el hijo de los Noth ha logrado sostenerlos bien fuerte.

Mientras los otros tres hombres se debatían, Kari llevó su mirada un momento hacia Dewis, quien no había comentado nada hasta ese momento.

-El señor Aliskar tiene razón –habló Kari  -. No tiene sentido buscar ponerlos de nuestro lado. Así que, démosle lo que más desean.

-¿Lo qué más desean? –preguntó Roy.

-Démosle una guerra.

-¿Una guerra? Pero eso…

Roy se silenció cuando vio la mano elevada del emperador.

-¿Tienes algún plan?

-Hemos decidido dejar que esos cabecillas de las familias se hunda por su propio peso –indicó Kari -. Dejemos que inicien una guerra y usemos eso en su contra.

De nuevo el silencio reino, por lo menos hasta que Kari llevó su mirada a Dewis, señal para permitirle al otro hablar. Aquel día habían conversado de muchas cosas, no solo sobre quién heredaría el lugar de cabecilla en las familias.

-Luego de pensarlo un poco –dijo Dewis -. Decidimos que lo mejor sería que se dé la guerra, pero no bajo sus condiciones, sino de la nuestra.

-¿Cómo se supone que haremos eso? –pregunto Roy.

-Haremos que piensen que ellos tienen la mano ganadora, pero en realidad, somos nosotros quienes la tenemos –continuó Dewis hablando -. Le haremos creer que estamos perdiendo, que ya es nuestro final, cuando piensen que van ganando, no dudaran en dar el último golpe, allí es cuando demostraremos que han caído en nuestra trampa.

-Para dejarlo más claro –dijo Kari -. Seguiré con mi encierro, mientras más lamentable me vea, mejor para ellos.

Tanto Roy como el padre de Dewis se veían confundidos, el emperador salió a su rescate.

-Ustedes no harán nada –comento, levantando su mano al momento en que Roy iba a quejarse -. Por lo menos hasta que la guerra inicie, todos se prepararan en secreto para ir a las tierras Miskal en el momento indicado.

-¡Sí!

Ambos hombres dijeron al unísono.

-También… -interrumpió Kari -. Necesito de su ayuda emperador Perk.

-Oh…Eso no me lo esperaba –soltó el hombre junto a una risa.

-Quiero sacar a mi familia y la mayoría de personas de las tierras Miskal, por lo menos de los poblados cercanos a donde planeamos ejecutar la guerra.

El emperador asintió.

-¿No notarían la escases de las personas?

-No se preocupe –dijo Kari con una sonrisa -. Ya he resuelto ese problema.

La confianza que mostró Kari le dejaba en claro que antes de sentarse allí en el trono, tenía todo planificado. Asintió con la cabeza y luego de una despedida, se retiró del salón del trono, había varias cosas de las que tenía que encargarse antes de que la bomba explotara. Roy también se marchó junto al emperador, quedando allí solo el padre de Dewis, Kari y Dewis. Kari aprovecho para levantarse de su asiento.

» Dewis… -Kari se giró para decirle algo a su caballero, pero pudo notar como este miraba en otra dirección -. Os daré unos minutos.

No necesitaba de mucho para darse cuenta que Dewis deseaba hablar con su padre, por eso mismo se retiró de la sala del trono, esperaría afuera por su caballero para volver a las tierras de su familia. Al momento en que tuvieron más privacidad, Dewis dejó de contenerse y fue hasta su padre para darle un abrazo, mismo que correspondió el gesto.

-Tu madre estuvo mucho tiempo preocupada por ti… -lo escuchó decir en el abrazo -. Al igual que yo.

-Estoy feliz de verte –dijo para separarse -. Realmente han pasado muchas cosas.

Vio a su padre asentir con su cabeza antes de llevar una mano a la cabeza de su hijo, dando unas dulces caricias. Todo se estaba dando tan rápido que ni tuvo oportunidad de visitar a sus padres, no los había visto desde que su entrenamiento como caballero del emperador comenzó. Nunca creyó que extrañaría esa época donde podía vagar por su casa junto a sus fieles sirvientas. También extrañaba las tardes de té con su madre.

-Ciertamente. Nos asustamos cuando nos llegó tu carta diciendo todo lo que paso…Debió ser horrible estar en un desastre natural.

Dewis hizo una mueca, ciertamente en aquel entonces, también pensó en sus padres y lo mucho que deseaba que le dieran un abrazo. Al final, todavía seguía siendo un niño.

»Y ni hablar de la última carta…Tu madre casi hace su maleta y se va a Marik cuando nos escribiste que fuiste secuestrado. No sabía a quién, pero estaba seguro que golpearía a alguien.

No pudo evitar reír por las ocurrencias de su madre, Dewis sabía que si no hubiese sido porque su padre la detuvo, en serio fuese hecho todo aquello que dijo el hombre.

-No niego que pasaron cosas malas, pero también hubo cosas buenas –dijo con una sonrisa -. Hemos logrado obtener nuevas amistades que están de nuestra parte.

-Estoy seguro de ello –comento su padre con una pausa -. Por cierto, no he visto a esos otros dos caballeros que siempre andaban con el nuevo emperador.

-Ah… -era cierto que no le comento eso en las cartas -. Ellos han decidido seguir su camino.

Vio a su padre suspirar antes de colocar una mano en el hombro de su hijo.

-Esas cosas pasan –comento con una sonrisa -.  Cuando baje la marea, no olvides visitarnos. Todos se alegraran de verte.

Dewis asintió con la cabeza, antes de recibir un beso en la frente de parte de su padre. Se sintió mucho mejor con aquel gesto, realmente lo había extrañado. Luego de la despedida, ambos hombres tomaron su camino. Al salir del salón del trono, se encontró con Kari, que estaba recostado de la pared esperando por él, le regalo una sonrisa mientras se acercaba.

-¿Has terminado? –preguntó.

-Sí, podemos volver ahora.

Kari asintió con la cabeza.

-Tenemos muchas cosas por hacer.

Sin decirse más nada, ambos hombres se pusieron en marcha.

.

.

.

Los días fueron pasando y tal cual como Kari supuso, todo comenzó a inclinarse de la forma en que él quería.

El plan de Kari consistía en engañar al otro bando, la primera fase de este se trató sobre sacar a las personas inocentes que podrían verse involucradas y reemplazarlas con personas de los territorios aliados que supieran pelear, estos fingirían ser ciudadanos bajo el cuidado de la familia Miskal, con ayuda del emperador, entraron a la capital. Lo segundo fue más que todo hacer ver como si el emperador y los caballeros, estuvieran siendo indiferentes ante la situación que pasaba el nuevo emperador, si creían que no tenía apoyó, más fácil caerían. La tercera se trató de esperar pacientemente a que ellos mismos vinieran a la trampa, no tuvo que moverse de la comodidad de su hogar para obtener lo que quería. Además, a esas alturas, el acuerdo con los que tomarían el control de las familias nobles estaba firmado.

Al momento en que la hora de la verdad llego fue en la tarde, justo al momento en que Kari tomaba un poco de té, por ello se encontraba en la sala de estar, junto a su caballero y uno que otro sirviente, aunque en realidad eran personas de los otros territorios fingiendo un papel. Ninguna familia de nobles se había dado a la tarea de detallar a los residentes bajo la protección de la familia Miskal. A parte, tampoco era conocido el hecho de que Kari logro poner de su lado a los otros territorios, así que tenía bastante respaldo para lo que iba a hacer.

-El momento ha llegado.

Escuchó el murmuro de uno de los falsos sirvientes, puesto que el galopeo de los caballos se escuchaba muy claramente, además, antes recibieron un aviso de parte de las personas que se encontraban cercana a la dirección por la que se acercaban los demás nobles.

Kari dejó la tasa de té en la mesa, en ese preciso momento se encontraba con la armadura necesaria para poder enfrentarse a cualquier ejército, agregado a eso, su espada. Al momento de levantarse, no dudo en hacer la señal para que todos se prepararan para el espectáculo. Fueron hasta los establos, donde él y Dewis se subieron a los caballos, siendo seguidos por los pocos caballeros que estaban al corriente de la situación y pertenecían a la familia Miskal. El batallón de Kari alcazaba si acaso a treinta hombres, que se encontraban preparados para la lucha. Se detuvieron a escasos kilómetros, cuando el ejército del otro bando se dejó ver con una diferencia demasiado notable, parecía como si el resultado ya estuviera escrito en piedra. Kari pudo observar como Kam sobre un caballo lideraba el grupo, por lo menos hasta que puso a andar a su caballo, cerca de donde se detuvo el batallón de Kari.

-Creo que esta será tu última oportunidad de retroceder.

Kari sonrió inclinando un poco su cabeza.

-¿Te estás diciendo eso a ti mismo?

Kam chasqueó evidentemente enojado por la respuesta que obtuvo.

-El trono será mío aunque tenga que tomarlo a la fuerza.

-El trono nunca aceptaría a alguien tan bajo.

Kari no se dejó provocar por Kam, quien acentuó su ceño fruncido. Sin más, Kam sacó su espada y la elevó.

-¡Ataquen!

Aquel fue el grito que inicio la batalla.

Pronto el galopeo de los caballos se escuchó por todo el terreno, al igual que los gritos de los combatientes. Kari se concentró en Kam, quien no dudo en atacarlo de inmediato, una batalla sobre sus caballos comenzó. Por su parte, Dewis se encargó de liderar a los demás caballeros hacia los batallones del otro bando. El sonido de diferentes espadas chocar se escuchó por todas partes, al igual que los chillidos de los caballos. Los que iban en caballo no dudaban en atacar a los que iban a pie, los arqueros lanzaban sus flechas hiriendo a los demás. El cansancio en los guerreros estaba tomando cuerpo, se evidenciaba en sus respiraciones agitadas y el sudor que hacía que prácticamente todo se le pegara a la piel.

Kari corría junto a su caballo, de par en par junto a Kam, mientras ambos blandían sus espadas, por lo menos así fue al principio, cuando Kam se dio cuenta que no podría asestarle un golpe, decidió apuntar al caballo de Kari. Por suerte, el caballo que montaba Kari era una buena yegua, un animal que Kari tuvo y entreno desde que fue un potro. Ese caballo se sabía todas las manías de su dueño, así que la tarea de lograr derribarlo iba a ser más difícil de lo que Kam creyó. Además, no solo los soldados comenzaban a cansarse, los caballos empezaban a mostrar agotamiento.

Por su parte, Dewis estaba derribando a los del otro bando cuando repentinamente su caballo chilló levantándose en dos patas. Eso logró hacer que cayera al suelo de un solo golpe, le habían asestado a su caballo una flecha en su muslo. Ni oportunidad a reaccionar al golpe le dio cuando tuvo que frenar una espada. Tres contra uno no estaba siendo precisamente justo, pero Dewis se las ingenió para lograr dejarlos inconscientes, aunque tampoco tuvo descanso. Más rápido de lo que pensó, tuvo otra cosa en que poner su atención, ya que una flecha casi le dejó fuera de combate un brazo. Al mirar en dirección de dónde provino la flecha, pudo apreciar al consejero del emperador Perk.

-Finalmente tengo la oportunidad de ponerte en tu lugar.

El hombre se encontraba en su caballo, en lo alto para protegerse, pero en una buena posición para atacar a los otros desde la distancia.

-¿En serio? Creí que ya lo estaba.

Mientras esquivaba las flechas de aquel hombre, Dewis buscó un caballo, el cual montó. Por suerte para él, su padre le enseño todo lo que tenía que saber sobre caballos, así que no le costó mucho hacerse con el caballo, mismo que lo llevó a donde se encontraba el concejero. Al ver que se acercaba cada vez más, el concejero no dudo en retroceder, lo cual no le sorprendió a Dewis, su patrón señalaba que este iba a huir cuando veía que no tenía las de ganar.

Para ese momento, Dewis silbó con fuerza y el concejero no pudo escapar, ya que se cayó del caballo. Los “ciudadanos” de los terrenos de los Miskal comenzaron a formar parte de la batalla. Con la unión de ellos, los demás comenzaban a darse cuenta que las cosas no estaban siendo como creyeron, su victoria comenzaba a verse cada vez más lejana. Al momento en que el concejero estuvo amarrado como muchos otros, Dewis lo miró desde su caballo un instante.

-Estoy disfrutando de la mirada de odio que me dedicas –índico en tono tranquilo -. Porque será lo último que podrás hacer.

Con una sonrisa sobre sus labios, Dewis dejó al concejero para ir al lugar donde se encontraba Kari.

En un punto, Kari y Kam habían dejado sus caballos y ahora se encontraban verdaderamente peleando. Por supuesto que al acercarse a Dewis no le sorprendió lo sucio que podía llegar a jugar Kam, aunque Kari no se quedaba atrás. No pudo evitar quedarse mirando a los otros dos mientras peleaban. Estaban evidentemente agotados, además de que la mayoría de la ropa que llevaban se encontraba rasgada, ni hablar de las heridas que tenían. Se encontraban dando vueltas mientras esperaban a que alguno de los dos diera el primero golpe, el que lo hizo fue Kam.

Kam no pensó demasiado en ir contra Kari, quien se defendió del ataque, pero el pelinegro golpeó la pierna de Kari haciendo que perdiera el equilibrio y cayera al suelo, justo cuando iba a dar el golpe final, Kari se movía ágilmente para provocar que Kam también se cayera al suelo, tomando la espada de este, ya que la propia termino demasiado lejos cuando se cayó. Al momento en que se levantó, ni dudo en dirigir la espada en dirección de su contrincante, colocándola cerca de su cuello.

-Ha terminado Kam.

-Esto aún no termina.

-¿En serio? –soltó sin mover la espada de su lugar -. Dale una mirada a tu alrededor, ya ha terminado.

Un silbido se escuchó y pronto el lugar estuvo lleno de caballeros, además de las personas disfrazadas quienes también tenían sus armas. A comparación del principio, la diferencia fue notoria, pero en esta ocasión, del lado de Kari. Kam pudo notar como la balanza se inclinó en dirección de Kari, aunque no quisiera aceptarlo, sabía que en número Kari le estaba ganando, a parte, en su lado la mayoría se encontraba agotada para seguir luchando. La pelea había llegado a su final cuando los del lado de Kam comenzaron a tirar sus armas.

-Tsk.

Kari suspiro, finalmente todo había terminado.

Sin pensarlo mucho, movió la espada del cuello de Kam, ya esa batalla había acabado, no tenía mucho sentido que siguiera de esa forma. Guardó el arma y se dispuso a moverse de allí, se suponía que ya no había más nada que hacer. Lo que Kari no sabía es que Kam podría llegar a jugar bastante sucio, así que no dudo en sacar el cuchillo oculto, levantarse dispuesto a apuñalar a su contrincante. El que sí sabía de ello fue Dewis, mismo quien impidió que su señor fuese apuñalado.

-Ya todo ha terminado.

Dewis no dudo en sentenciar cuando Kam volvió a caer al piso, igual que el cuchillo a unos metros de ellos. Estaba completamente seguro que si fuese la misma persona que fue en su línea original, allí mismo atravesaría a Kam, pero no lo hizo, porque sabía que lo que menos deseaba Kari era obtener muertes en esa pelea, así que lo único que hizo fue clavarla en el suelo.

» Aunque no te guste, tienes que aceptarlo. Haz perdido.

Pudo apreciar muy bien el momento en que Kam golpeaba el suelo con frustración. Dewis se apartó cuando Kari camino a donde se encontraba tirado Kam.

-Para que puedas avanzar, tienes que aceptar también la derrota.

Fue lo que dijo Kari estirando su mano en dirección de Kam, este dudo sobre si debía tomarla, al final terminó haciéndolo. Pronto llego uno de los caballeros y sin dudar esposo a Kam luego de que se levantara del suelo, bajo la mirada de los otros dos. Antes de irse, Dewis se acercó a Kam.

-No harás nada con ese odio que tienes, más aun cuando no haces nada para cambiarlo –dijo con seriedad -. Antes de que inicies cualquier otra cosa, encuentra tu propio perdón.

Al acabar de decir eso, el otro caballero se llevó a Kam junto a todos los demás. Kari quien permaneció en la distancia se acercó a Kari.

-Hemos ganado.

-Sí, lo hemos hecho.

Finalmente la guerra había acabado.

Ahora Kari podía suceder al emperador Perk sin problema alguno. Así, cerca de su vigésimo cumpleaños, Kari se convertiría en emperador.

Notas finales:

Eso ha sido todo, ahora lo que queda es el final.

Y... un capítulo especial, pero en esta ocasión los protagonista son los padres de Kari <3

Nos veremos pronto.


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