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El candidato al trono por ami4alice

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Notas del capitulo:

Buenas a todos.

Con este capítulo, llegamos al final de esta historia...

Solo queda un especial y terminamos. 

Al cabo de la guerra, días después se reunieron en la sala del trono.

Allí se encontraban los líderes de los caballeros, el emperador Perk, además de las otras familias. Los principales cabecillas se encontraban allí también, pero arrodillados en el suelo mientras se encontraban esposados, la humillación más grande para personas que tenían linaje de noble. Fue todo un poema las caras que mostraban al presenciar que quien se encontraba sentado en el trono era Kari. El emperador Perk se encontraba parado a un lado del trono, aunque Kari aún no había heredero su lugar como emperador, este mismo decidió que estaba siendo el momento para que su sucesor comenzara a tomar las responsabilidades que acarreaban ser emperador.

-¡Emperador tenga piedad! Yo solo soy una víctima de esta confabulación.

La representante de la familia Arau no dudo en declararse inocente, aunque tristemente se dirigió a la persona equivocada.

-La decisión no se encuentra en mí, sino en la persona que me remplazara.

Todos pasaron frío al oír aquellas palabras, sus vidas estaban en manos del mocoso que más despreciaron. Kari les miraba en completo silencio, antes de que se cruzara de piernas y relajara un poco los hombros.

-Nosotros solo somos inocentes, utilizados por el mocoso de la familia Noth.

-¿¡Qué!? –soltó Veronika, la madre de Kam -. Ustedes no parecieron molestos con la idea.

Más y más quejas de parte de los otros nobles se escuchaban por toda la habitación. Kari al fin se levantó de su asiento y como si eso fuese algo detonante, todos los demás se silenciaron. Al momento en que estuvo cerca, como ratas, todos buscaron arrodillarse y mostrar su falsa lealtad a Kari.

-Nosotros somos inocentes… Le seremos fieles a usted nuevo emperador, lo juro por mi familia.

Kari frunció el ceño con desagrado al ver lo patético de esos nobles.

-Su juramente no puede sonar más falso –dijo Kari con una sonrisa -. Y para aclarar, no necesito su lealtad.

-¿Qué? ¿De qué está hablando?

De nuevo la mujer de los Arau habló con cierto pavor. Kari sonrió antes de hacer un gesto con su mano, pronto se acercaron a ellos un integrante por cada familia que se encontraba allí arrodillada siendo acusada de deslealtad.

-¿Leih? ¿Qué haces aquí?

El señor de la familia Manh de inmediato acribillo al joven al verlo allí parado, el joven le dedico una mala mirada.

-Hago lo que debiste haber hecho hace mucho tiempo, padre.

Kari volvió a sonreír, antes de dirigir una mano en dirección de las personas que ahora se encontraban allí paradas.

-Ellos serán los cabecillas de sus familias a partir de ahora.

De la familia Manh estaba Leih, el hijo del que se encontraba siendo condenado, en el caso de los Arau, se trataba de la hermana menor. Con los Nils se trató de un familiar secundario, ya que de la familia principal no había herederos, ya que el consejero no tenía hijos. Con respecto a los Noth, se trataba de uno de los hermanos de Kam.

-¡Tu…! ¡¿Acaso planeas desobedecer a tu madre?!

La madre de Kam no dudo en gritar a todo pulmón, el hombre frunció el ceño con irritación.

-Madre… no, ya no puedo considerarte mi madre –dijo el hombre con un suspiro -. Es suficiente, ya no queremos seguir luchando contra el nuevo emperador.

Todos los demás asintieron con la cabeza. Ya con esa nueva noticia, quedaba claro que ellos no tendrían el perdón por lo que hicieron. Kari volvió su mirada a los encadenados.

-Todos ustedes serán despojados de sus bienes y serán trasladados a Arak y Petit, donde serán forzados a trabajas en las minas.

Para esas personas, que jamás habían movido un dedo, seguramente sería una tortura tener que trabajar, más aun en un lugar como las minas. Un sitio donde la monotonía predominaba y el estar lleno de suciedad parecían ser la moda de todos los días. Kari pudo presenciar el momento en que aquellas personas mostraron horror ante su sentencia, ciertamente se estaba gozando de las expresiones ajenas, llenas de frustración, arrepentimiento y terror, mientras el mantenía esa sonrisa de victoria.

-¡Por favor no! ¡Todo menos eso! –la señora Petrit de inmediato grito desesperada -. Castígueme de cualquier otra forma menos esa… ¡Se lo suplico!

-¿Estas implorando por un castigo diferente? –obtuvo una asentida de cabeza como respuesta -. ¿Así como te lo pidieron a ti y tú simplemente los rechazaste?

La mujer palideció ante aquellas palabras, ella sabía que Kari tenía conocimientos sobre todo lo que había hecho siendo la cabecilla de su familia. Petrit por primera vez en su vida, entendió lo que causo en otros.

»Su castigo no cambiará, esta es la decisión final –continuó Kari, llevando su mirada a los caballeros -. Llévenselo a sus celdas, mañana por la mañana partirán a los otros territorios.

El padre de Dewis y Roy asintieron con la cabeza antes de tirar de los otros por sus cadenas y provocar que se levantaran, comenzando así a llevárselos de la sala del trono. Kari regreso al trono, pero no llego a sentarse, su mirada estaba dirigida a los nuevos líderes de las familias nobles.

»Aquí y ahora, delante de todos los presentes. ¡Juren su lealtad a la corona!

Aquellas palabras iban dirigidas a los nuevos señores, quienes no dudaron en ir uno a uno arrodillándose mientras dejaban escapar su juramento.

-Yo, Leih Manh, representante de la familia Manh, juró aquí delante de todos los presentes ser fiel al nuevo emperador. ¡Gran vida al emperador Kari y el imperio Kurth!

-¡Gran vida al emperador Kari y el imperio Kurth!

Repitieron los demás al cabo del primer juramento. Así como lo hizo Leih, todos los demás fueron pasando, dando su lealtad al nuevo emperador. Cuando todos pasaron, con un gesto de su mano Kari hizo la señal de que la reunión había finalizado.

-¡Todos pueden retirarse!

Al terminar de decir eso, nadie dudo en salir del salón del trono, los únicos que se quedaron allí, fueron el emperador Perk, Kari y Dewis. Al haber tanto silencio en la sala, pudieron escuchar el suspiro de parte de Kari.

-Y este es solo el principio –comento el emperador Perk junto a una risa.

-Lo has hecho muy bien –agrego Dewis.

Kari se le quedó viendo un momento a Dewis, hasta que desvió su mirada al emperador.

-Lo peor es que aún falta la celebración de la coronación.

A veces Kari pensaba que ser solo un candidato había sido mucho más fácil de lo que estaba siendo suceder al emperador como tal. La risa que dejó escapar el emperador Perk hizo que Kari le dedicara una mala mirada, aunque la desvió a Dewis quien también rió, pero a él si le aplico un castigo, jalándolo un poco de sus mejillas.

-Lo harás bien, tengo fe de ello.

Kari dejó de torturar las mejillas de Dewis para mirar al emperador.

-Es un honor oír esas palabras de usted emperador.

El emperador Perk negó con la cabeza.

-A partir de ahora, ya no soy el emperador.

Ambos hombres (Dewis y Kari) cayeron en cuenta de las palabras ajenas, a partir de ese momento el emperador Perk dejaba de tener ese título. Los dos se miraron un instante, como si estuvieran batallando sobre la forma en que se dirigirían a alguien tan importante. El emperador Perk se dio cuenta de la disyuntiva de los otros dos.

»Está bien si solo es Perk.

-No, no podríamos ser tan confianzudos –se negó Kari.

-Pero yo les he dado permiso, además… -Perk hizo una pausa -. No es como si ahora no existiera la confianza entre nosotros.

Le daban un punto al hombre, luego de pensarlo un poco, ambos asintieron con la cabeza.

-Entonces, señor Perk, es un honor haberlo tenido como mentor, espero que me ayude de ahora en adelante.

Fue Kari quien dijo aquellas palabras, Perk asintió con la cabeza, antes de acercarse y sin más, revolver el cabello del más joven, repitió la acción con Dewis.

-El honor es todo mío.

Después de decir aquellas palabras, dejó la sala del trono.

-Finalmente todo ha acabado.

Dewis dijo aquello cuando estuvieron completamente solos.

-No, no lo ha hecho…

-¿Qué? ¿Cómo…?

Dewis no terminó su oración debido a que presenció como Kari se arrodillaba delante de él. En su nerviosismo por lo que estaba viendo miró a su alrededor, certificando nuevamente que se encontraban completamente solos. Llevo su vista a Kari, quien le miraba mientras estaba allí agachado con una mano en su pecho.

-Dentro de poco me volveré el emperador, tal cual como te prometí ese día que te volviste mi caballero –dijo Kari con una pausa -. Terminemos con el juramento, no, más bien haré una declaración.

Kari apartó la mano de su pecho y busco la de Dewis, la cual tomó, besó su palma y volvió a fijar su mirada en su compañero.

»Yo, Kari Miskal, juró aquí en la sala del trono, lugar donde reside toda la historia del imperio Kurth, serte completamente fiel, valorarte y protegerte. Ayudarte a crecer como persona y acompañarte en todo momento. Seré tu compañero hasta mi último aliento. ¿Me darás el derecho de permanecer el resto de tu vida a tu lado como tu fiel acompañante?

Dewis lo sabía, el peso que llevaban aquellas palabras, las cuales le impresionaron tanto que lo dejaron sin palabras, aunque no por eso, su felicidad estaba siendo menos. Sin decir algo o romper el agarre que tenían, Dewis también se agacho para quedar al nivel de Kari.

-Yo, Dewis Aliskar, aceptaré tenerte como mi compañero si también aceptas todo eso mismo de mí. ¿Me permitirás ser tu compañero el resto de tu vida?

La respuesta estuvo demás, igualmente ambos asintieron al unísono, luego de eso se acercaron al otro para sellar ese juramento con un beso. Solo dejaron ir la mano del otro para poder alargar un poco más aquel beso. Al separarse, ambos dejaron escapar una corta risa.

-Aún falta –dijo Kari buscando en su bolsillo -. Esto me lo dio Cayn en una oportunidad.

Del bolsillo Kari había sacado una pequeña caja, al momento en que la abrieron, porque se veía que Kari desconocía su contenido, se sorprendieron un poco al ver que se encontraba un juego de anillos. Ahora entendía el motivo de que Cayn le dijera que los abriera junto a Dewis, no podía creer que la chica le diera los anillos importantes de su familia, igualmente estaba agradecido.

» ¿Nos lo colocamos?

Dewis lo pensó un poco, antes de asentir con la cabeza. Cada uno tomó un anillo y sin alguna duda en ellos, lo colocaron en el dedo anular de la mano izquierda de su compañero. Ambos se dieron cuenta que el anillo no les quedaba, puesto que este bailaba en su dedo.

-Tal parece que tendremos que… ¿Eh?

Estaba a punto de decir algo, pero Dewis no terminó debido a que de pronto, el anillo se ajustó al dedo de su portador. Ambos se miraron, antes de reír un poco.

-No será lo más raro que veremos.

-Eso es cierto.

Rieron de nuevo, antes de levantarse y finalmente dejar la sala del trono, todo lo que tenían para decir había sido dicho. Ahora lo que quedaban eran los preparativos para la coronación.

Los días de paz al fin habían tocado su puerta.

.

.

.

Los días siguieron pasando y la capital se llenó de trabajo debido a los preparativos de la coronación, por lo menos para los demás, porque a Dewis prácticamente le obligaron a tomar unas mini vacaciones. Luego de la coronación, iba a ejercer como el principal caballero del emperador, significaba que iba a encontrarse más ocupado, por eso su madre convenció a su padre para que lo hicieran descansar, para poder pasar un rato en familia antes de que su hijo tomara su camino. Ese sería uno de los últimos momentos que podría pasar con su familia, ya que Dewis había decidido su camino. Aunque podría volver a su casa, no sería como antes de todos esos eventos que le hicieron estar más cerca de sus sueños y objetivos. Por todo eso, decidió cumplir la egoísta petición de su madre.

Dewis lo atribuyó a la comodidad de su hogar, pero todos esos días que estuvo descansando allí, se sintió horriblemente somnoliento, hasta un día por la tarde cuando tomaba el té con su madre, casi se quedaba dormido mientras sostenía una taza. Tal vez el cansancio de todo lo que sucedió estaba pasando una factura, su cuerpo le estaba gritando con ello que debía descansar bastante. Por eso, aunque lo llamo tiempo con su familia, en la mayoría de ocasiones, se encontraba durmiendo, hasta había adquirido siestas de la tarde. Todo le pareció muy extraño, pero todos le decían que se debía al cansancio, así que él acepto esa conclusión.

Ese día no estaba siendo diferente, luego de pasar la mañana con Kia y Kurai, se dirigía a su habitación, antes de comer siempre le daba sueño, es más, siempre se dormía cerca de las horas de comida y ya no consumía tantos aperitivos como antes, ese hecho lo atribuyó a que se estaba convirtiendo en un adulto y ellos tendían a dejar el azúcar al crecer. Al llegar a su habitación, solo alcanzó a quitarse los zapatos, antes de que se quedara completamente dormido en la cama, sin siquiera quitarse la ropa. Fue una de sus sirvientas que al entrar al cuarto, se dio a la tarea de acomodar mejor a su señor sobre la cama.

En cada ocasión que se quedaba dormido, soñaba cosas completamente diferentes y muchas de ellas eran cuestiones que desconocía por completo. Ese día no fue diferente, nuevamente se encontraba soñando sobre un lugar que no conocía, con personas que no hablaban su mismo lenguaje, con costumbres diferentes a las que ellos conocían, con seres místicos y el mar, el extenso y amplio mar. Muchas imágenes y situaciones venían a su mente, cosas que se sentían tan reales que cada que se despertaba, Dewis se sentía algo agitado, pero lo más llamativo de los sueños, se trataba de aquella dulce voz que parecía llamarlo. De nuevo, como en los otros días, se despertó algo agitado, con su respiración siendo un desastre.

Se sentó en su cama, mientras trataba de recomponerse, sosteniendo con fuerza su pecho, por lo menos hasta que podía ver de casualidad el anillo en su dedo, algo dentro de él le hacía abrazarse a este, como si se buscara aferrarse. Tenía que calmarse, últimamente estaba soñando con cosas completamente extrañas y así como había personas que no conocía, también aparecían personas que ya conocía. Todo estaba siendo un desastre en su mente y aunque tratara de decirle a alguien más sobre sus sueños, simplemente no podía hacerlo, algo lo detenía. Tal vez estar separado de Kari le causaba esa ansiedad que estaba sufriendo en esos momentos. Dewis se alteró un poco cuando escuchó un ruido, dándose cuenta que se trataba de la puerta.

-Adelante.

Luego de decir aquello, pudo ver a Nath.

-Señorito, el nuevo emperador se encuentra aquí.

Ni dudo en saltar de la cama para comenzar a prepararse para recibir a Kari. Mientras él lo hacía, Kari esperaba en la sala de estar, junto a los padres de Dewis. El hombre tenía que acotar que el ambiente estaba siendo algo incómodo, puesto que ninguno de los integrantes comentaba algo, hasta Roy se sentía nervioso y eso que el hombre era malo para entender esa clase de situaciones incómodas.

-Ha sido un tiempo desde la última vez que la vi.

Kari fue el que decidió romper el hielo, dirigiéndose a la madre de Dewis.

-Ciertamente.

De nuevo el silencio fue el rey de la habitación, ya Kari no sabía qué hacer, había intentado varias veces y aun así, los otros se mantenían en un silencio sepulcral. Comenzaba a desesperarse un poco, ya no encontraba qué debía decir para que los padres de Dewis dejaran de estar así de silenciosos. De pronto, el silencio desapareció cuando ambas personas sentadas frente a él hicieron una reverencia.

» ¿Eh? ¿Qué?

No comprendía para nada lo que estaba pasando.

-Nuevo emperador, nosotros queremos darle las gracias.

Ahora el que se mantuvo en silencio fue Kari.

-La verdad es que nosotros sabemos que no hemos sido los mejores padres del mundo –comento la madre de Dewis -. Pero siempre hemos buscado velar por la felicidad de nuestro hijo.

-Dudamos de sus capacidades –dijo ahora el padre -. Si somos honestos, no creíamos que se volvería caballero, es más, creo que no queríamos…

-Ser caballero es arriesgar tu vida, no queremos que un día nos llegue esa clase de noticia sobre nuestro hijo… -continuó la mujer -. Por eso no deseamos que fuese caballero, pero al verlo ahora…

-Notamos todo lo que estuvimos equivocados. Nuestro hijo, Dewis, él parece brillar mientras logra todos sus objetivos, podemos ver lo feliz que es ahora, por eso…

-Estamos agradecidos con usted.

Kari ahora entendía un poco hacia dónde iba toda esa conversación, negó ligeramente con la cabeza.

-No tienen nada que agradecerme, más bien soy yo el que tiene que hacerlo.

Los otros dos se miraron un momento, eran ellos lo que ahora no comprendían el asunto.

» Estoy agradecido de que ustedes criaran tan bien a Dewis, gracias a eso, he podido tener el placer de conocerlo. Soy yo el que se siente afortunado y agradecido.

Luego de decir aquello, pudo notar como los padres de Dewis dejaban escapar un ligero suspiro. El ambiente pesado finalmente dejaba la habitación y daba paso a uno mucho más agradable. Kari se tomó el atrevimiento de continuar hablando.

» Tengo que agradecer que gracias a su hijo me encuentro hoy aquí delante de ustedes –dijo con una pausa -. Muchas gracias por permitirme conocer a Dewis.

El que se encontró haciendo una reverencia en ese instante fue Kari. Ante semejante gesto fue inevitable no reaccionar, aunque la que más lo hizo fue la madre de Dewis, quien llevo sus manos a su boca dejando escapar un sollozo.

-Estoy seguro que se convertirá en un increíble emperador.

Fueron las palabras de Mario, junto a una sonrisa. La mujer asintió, afirmando las palabras de su esposo. Pronto la puerta se abrió, dejando ver a Dewis, que luego de un rato preparándose finalmente estaba listo para recibir a tan importante invitado.

-Bienvenido Kari –dijo Dewis al entrar, antes de llevar su vista a sus padres -. ¿Ha pasado algo malo?

Su madre negó levemente con su cabeza.

-No, solo me ha caído algo en mi ojo –comento mientras se levantaba de su asiento -. Le dejaremos tener su tiempo a solas.

Dewis vio a su padre hacer el mismo gesto de su madre, caminando hacia la puerta, pero antes de terminar de salir, la mujer se giró en dirección de ellos, precisamente hacia Kari.

» Pero no crea emperador que le daré a mi hijo tan fácil –dijo ella abriendo su abanico -. Aún le falta tener mi aprobación para cualquier otra cosa ¿entendido?

Con aquellas palabras, Dewis se avergonzó y su padre se rió, Kari por su parte parpadeó un poco desconcertado antes de reír. Ciertamente esa mujer era tan oportuna como Dewis, ahora veía de dónde lo había sacado el otro.

-Para la próxima traeré algo delicioso como soborno.

-¡Kari!

Dewis se quejó con el otro cuando vio que le siguió la onda a su madre, quien reía de manera cómplice. Cuando su hijo les dedico una mala mirada, fue momento de huir y ambos adultos se marcharon del salón. Dewis también terminó dedicándole una mala mirada a Kari debido a que continuó riendo.

-Vamos, vamos –dijo levantándose -. ¿Qué tal si damos un paseo?

No dudo en asentir con su cabeza, había pasado un tiempo desde que pudieron tener esa clase de tranquilidad. Salieron del salón con dirección al jardín, siendo seguidos por Roy quien tenía un poco de distancia de los otros dos, no se necesitaba de mucha inteligencia para darse cuenta de la clase de ambiente que se formaba entre los otros dos.

» ¿Cómo llevas tus vacaciones obligatorias?

Dewis llevó su mirada a Kari un instante.

-¿Cómo podría llevarlas?

Kari enarcó una ceja ante la clase de respuesta que tuvo. Dewis suspiró un poco, antes de resignarse, aunque no quisiera, Kari le iba a hacer darle una respuesta adecuada.

» Ahí va, es un poco aburrido no tener nada que hacer…

Podía entenderlo, luego de que se acostumbraba a un cierto ritmo, cuando se dejaba de llevarlo, era un poco complicado. Kari detuvo su andar, haciendo que Dewis hiciera lo mismo, aprovechando que estaban quietos, Kari aprovecho de llevar una mano al cabello de Dewis.

-Las eternas vacaciones pronto terminaran.

-Eso espero.

Sin agregar más nada, continuaron con su caminata por el jardín, no haciendo mucho en ese preciso momento. Había pasado un tiempo desde que pudieron tener un momento relajado como ese, así que en silencio tomaron la decisión de disfrutarlo. Aunque tristemente esa felicidad y comodidad no llego muy lejos, mientras caminaban, Dewis terminó tropezando y casi cayéndose de cara al suelo, pero cuando elevó la mirada, se encontró en un lugar completamente diferente.

Las calles eran de concreto, las casas demasiado altas, además, todo estaba iluminado por extrañas cosas redondas. Había muchas personas a su alrededor, algunas le trataban de ayudar, pero no entendía lo que sucedía, cuando se levantó, pudo observar más cosas a su alrededor. Extrañas maquinas que parecían rodar en objetos semejantes a la ruedas de los carruajes, unos raros aparatos que parecían adheridos a las manos de las personas. Toda la nueva información fue tanta que terminó dándole una especie de colapso, así que volvió directo al suelo en poco tiempo. Estaba sudando frío, pero ya no deseaba encontrarse allí, en ese extraño lugar desconocido.

-¿Dewis?

Al elevar nuevamente la mirada, se percató que allí estaba Kari con una mano en su hombro. ¿Qué es lo que había pasado?

-Creo que si…

Kari frunció levemente el ceño, el otro no se veía para nada bien.

-Será mejor que regreses a descansar.

Aunque Dewis se quiso negar, sabía muy bien que Kari no iba a dar su brazo a torcer, así que asintió con su cabeza.

-Está bien.

-Vendré por ti el día de la ceremonia.

-Bien.

No se dijo más nada y caminaron de regreso para que Dewis descansara.

Al acabar con su visita, Dewis volvió a tener sueño, así que otra vez se quedó dormido de inmediato al estar sobre su cama. Cada vez estaban siendo más las horas que pasaba durmiendo, aun así, debido a que habían otras prioridades, nadie le dio importancia a ello, ni siquiera el principal involucrado. Así, Dewis paso otro día en el que se quedaba dormido desde las cinco hasta casi las nueves del día siguiente.

.

.

.

Luego de tanta espera, el día de la coronación llegó.

Toda la capital se encontraba completamente adornada, no había ningún rincón sin adornar, ni hablar del mismo palacio. Cada cosa se encontraba perfectamente acomodada y al momento en que sonó la campana del gran reloj, se pudieron ver por doquier pétalos de flores, celebrando el ascenso del nuevo emperador. A las afueras del palacio habían preparado grandes telones de tela donde se proyectaba la ceremonia que se estaba dando en la sala del trono, donde las diferentes familias se encontraban presentes para poder ver el ascenso de un nuevo gobernante.

Pronto Kari fue anunciado y las puertas se abrieron, dejando ver al protagonista de aquel día, quien iba vestido de forma despampanante. Llevaba una capa larga que se arrastraba en el suelo un poco, con el logo de su familia timbrado en hilo dorado, las cuales hacían juego con las cadenas y hombreras con flecos que tenía la capa. El traje que llevaba tampoco se quedaba atrás, uno de color azul rey con detalles en dorado y plateado, además, llevaba guantes blancos y el cabello perfectamente acomodado hacia atrás. En pocas palabras, la sensación del momento.

Al encontrarse delante del emperador, con elegancia hizo una reverencia junto a los otros dos que le acompañaban. Roy a su izquierda y Dewis a su derecha, quienes llevaban su traje ceremonial de caballero. El emperador Perk se levantó de su asiento caminando a donde se encontraban los otros tres agachados.

-¡Hoy es un nuevo día para el imperio! –dijo en tono alto e imponente -. ¡Será el día donde uno de los candidatos escogidos por la sagrada escritura subirá al trono como el nuevo emperador!

El emperador Perk hizo un gesto y un sirviente se acercó para darle la espada sagrada, arma que solo los emperadores podían empuñar.

» ¡Aquí y ahora, delante de todos los presente, yo Perk Arau, declino de mi puesto como emperador! –el emperador Perk tomó la corona, la cual venía en una almohada sostenida por otro sirviente -. ¡A partir de este momento, Kari Miskal es el nuevo emperador del imperio Kurth!

Luego de aquellas palabras, la corona fue colocada sobre la cabeza de Kari, quien se levantó para poder recibir la espada. Al tener todo, no dudo en caminar hacia el trono, el cual miró antes de girarse a ver a todos los presentes. Desempuño su espada y la elevó alto.

-¡Viva el imperio Kurth!

Kari gritó con fuerza, pronto todos los que se encontraban allí y hasta los que miraban en el pueblo la ceremonia, se arrodillaron en el lugar donde se encontraban parados, hasta el emperador Perk.

-¡Que viva el imperio Kurth y el emperador Kari!

Tan fuerte como pudo sonar, eso fue lo que se escuchó por todos lados, sellando el ascenso de un nuevo gobernante.

Justo cuando Dewis se iba a levantar, ya que hasta el momento había permanecido arrodillado, de pronto sintió un mareo que le hizo regresar a su posición inicial. Todo pareció verse borroso y cuando finalmente pudo enfocar, un par de gritos llegaron a sus oídos. Al momento en que elevo la mirada, pudo apreciar como el emperador Perk caía al suelo, siendo atrapado por Roy quien actuó de inmediato, pero él no fue el único que se desmayó. Pronto Dewis observó como en toda la sala, varias personas sufrieron de lo mismo que el anterior emperador.

Cuando llevo su vista a Kari, este miraba a su alrededor también, lo que estaba sucediendo era por demás extraño. No importaba cuánto llamaran a esas personas inconscientes, estas no despertaban, lo que pudo notar Dewis cuando se levantó y fue hacia Kari, es que la mayoría de los que perdieron el conocimiento rondaban por la misma edad. Personas que se encontraban o sobrepasaban la edad de treinta y cinco años. Los pocos médicos que quedaron de pie no dudaron en actuar para chequear a los pacientes, aunque el emperador Perk fue una prioridad, al ver que lo estaban tratando, Kari y Dewis se acercaron.

-¿Qué es lo que está sucediendo? ¿Tienen algo?

El médico no contesto de inmediato, porque se concentró en su chequeo.

-Esto es extraño, no poseen ningún síntoma, ante lo que puedo revisar, se encuentra en buen estado.

No entendía para nada lo que sucedía y más aún por todo el ruido que se estaba formando a su alrededor. Luego de escuchar eso y de dedicarle una mirada a Dewis, Kari no dudo en dirigirse a los presentes.

-¡Atención! Sé que todos se encuentran alterados, pero necesito de la mayor ayuda posible. ¡Se moverán a las personas afectadas a los hospitales para que los médicos puedan darle un seguimiento!  ¡Muévanse!

Los caballeros que quedaron conscientes no dudaron en seguir la primera orden dada por el nuevo emperador, quien se encargó de sobrellevar aquel repentino evento. Tristemente no fue solo en la sala del trono que sucedió aquello, por todo el pueblo se encontraban muchas personas en el mismo estado, movilizar a toda esa gente les llevo horas. Agregado a eso, pronto comenzaron a llegar los mensajeros de los otros territorios, indicando que la rara situación se había propagado hasta más allá de la capital. La situación comenzó a volverse cada vez más pecaría.

Mientras los civiles y los caballeros se encontraban acomodando a la mayoría de personas y trasladándola, chequeando quiénes se habían desmayado y cuáles eran los que aún seguían conscientes, las diferentes casas de nobles se encontraban reunidas con el nuevo emperador. Kari no podía creerse lo que estaba pasando, solo llevaba horas desde su coronación y ya se encontraba con una fuerte amenaza desconocida. Suspiro un momento, en ese instante cada integrante de las familias se encontraba dando su opinión o más bien gritando.

-¡Hay que averiguar lo que está sucediendo! ¡Tenemos que hacer un estudio en las victimas!

-¿Estás loco? Nos han informado que la mayoría se puede considerar esta viva, utilizarlos como ratas de laboratorio solo causaría terror en los ciudadanos.

-¿Entonces que deberíamos hacer?

-Están vivos, pero no se despiertan… Es una especie de sueño eterno…

Cada quién daba su opinión en la reunión, mientras Kari se mantenía en silencio.

-¡Nuevo emperador!

De pronto, un sirviente interrumpió la reunión, provocando que todos los de la sala lo miraran. Este venía agitado, puesto que estaba algo sudado, también se veía nervioso, como si hubiese visto un fantasma.

-¿Qué sucede? Habla.

-Nuevo emperador, un integrante de la iglesia ha venido.

Estaba demás decir la sorpresa que apareció en el rostro de todos los de la sala. La iglesia había permanecido fuera de todo lo relacionado al imperio, entonces… ¿Por qué ahora se aparecían en el palacio?

-Déjelo pasar.

Kari no dudo en dar la orden, el sirviente asintió con la cabeza para retirarse luego de una reverencia.

No pasó mucho tiempo para que el invitado sorpresa llegara hasta aquel lugar donde estaban teniendo la reunión. Un hombre vestido con un hábito blanco como la nieve entraba de manera tranquila a la sala, aún bajo la intensa mirada de los otros. Como de costumbre, este no realizó una reverencia al emperador.

» La iglesia ha permanecido fuera de todo, ¿por qué ahora?

Kari no dudo en hablar al hombre.

-Mi nombre es Sthenp, soy un fraile que ha sido mandado por el sumo sacerdote. Mis indicaciones son hablar en presencia del emperador y el niño amado.

Todos miraron con confusión al oír aquellas palabras, estos no podían jamás deducir a quién se estaba refiriendo el hombro. Kari hizo un gesto a uno de los sirvientes que se acercó a él, le señalo algo en el oído y luego de una reverencia se retiró de la habitación. Los demás integrantes que se encontraban en la sala miraban todo en silencio, esperando a que se les diera una respuesta. De nuevo la puerta de la habitación sonó, dejando ver a Dewis, quien entraba junto al sirviente que antes se había retirado. El fraile de inmediato se movió para caminar a donde estaba Dewis, donde hizo una reverencia.

» ¡Es todo un honor poder encontrarme ante su presencia gran niños amado!

Dewis se pasmó ante aquellas palabras, había olvidado por completo ese pequeño detalle, entre tantas cosas se le paso por alto. Llevó su mirada a Kari un tanto desconcertado.

-Ya tienes lo que pediste, ahora habla.

Kari no se encontraba siendo muy paciente. El fraile se levantó del suelo sacudiendo su ropa.

-El sumo sacerdote me ha mandado para decirle a los dos que se dirijan a la iglesia.

-¿¡Qué!? ¡¿Tanto solo para decir eso?!

Aunque Kari quiso ser el que grito eso, no lo fue, puesto que había sido Lelei la que grito alterada aquello.

-Si desea obtener una respuesta, venga junto al niño amado a la santa iglesia. Eso es lo único que me ha dicho.

Todos comenzaron a hablar sobre el como la iglesia estaba evadiendo su responsabilidad con el imperio, por lo menos hasta que Kari se levantó de su asiento con bastante delicadeza. Llevó su vista a uno de los sirvientes antes de dignarse a hablar.

-Prepara un carruaje.

-No es necesario –dijo el fraile -. El sumo sacerdote ha preparado todo para su llegada.

Con eso Kari se percató que aquello no estaba siendo del todo casualidad, el sumo sacerdote parecía saber más de lo que siempre aparento. Llevó su mirada un momento a Dewis, antes de regresarla al fraile, al cual asintió con su cabeza.

-Entiendo.

-¡Espere un momento emperador! –uno de los nobles habló -. No puede marcharse, aún no hemos llegado a una solución.

-Y no llegaremos a una solo estando aquí encerrados –aclaró Kari -. Iré a donde se encuentran las respuestas.

Sin agregar más nada, decidió seguir al fraile junto a Dewis.

No les llevo mucho llegar a la iglesia, puesto que como había comentado el fraile, el sumo sacerdote tenía completamente todo preparado. Al llegar a aquella gran puerta que fue cerrada al principio, cuando la problemática se agravio, no pudo evitar sentirse algo molesto, puesto que luego de tanto, finalmente abría para ellos. Al abrirse la puerta, de inmediato pudo observar como todos los frailes se encontraban en la entrada, además del sumo sacerdote. Tenía que decir que estaba siendo extraño, el sumo sacerdote no salía a recibir visitas, ni siquiera al emperador y aun así, allí se encontraba.

Bajaron del carruaje, viendo como estaban siendo el centro de atención, aunque Kari se percató pronto, que en esa visita, él no estaba siendo el invitado de honor. Como costumbre Dewis se colocó a su lado y al estar frente al sumo sacerdote, este se arrodillo frente a su caballero, seguido por toda la horda de frailes. Esa estaba siendo la primera vez que veía a tantos integrantes de la iglesia arrodillarse.

-Los estábamos esperando –dijo la intérprete del sumo sacerdote -. Desde el momento en que hemos sabido de su presencia, hemos esperado por este gran momento.

-¿Gran momento? ¿De qué está hablando?

Fue Kari quien pregunto, teniendo la atención de la chica.

-El momento en que el gran niño amado volverá a la tierra santa.

-¿Qué? ¿Volver? ¿De qué esta hablado?

Dewis finalmente había logrado reaccionar. La mujer se incorporó al igual que todos los demás, Kari no podía dejar de pensar en el hecho de que aquello le daba un mal presentimiento.

-Primero terminemos de pasar –dijo la chica -. El sumo sacerdote les explicara todo.

Y sin decirse más nada, ambos hombres decidieron seguir a los integrantes de la iglesia, al parecer, ellos eran los que tenían las respuestas o por lo menos es lo que daban a entender.

Todo aquello estaba siendo ilógico, ninguno de los dos parecía estar entendiendo lo que sucedía. Además del hecho de que al parecer la iglesia les estaba ocultando cosas, estaba la grave situación de afuera y debido a ello Kari se preguntaba si estaba haciendo lo correcto y no fue el único que tuvo esa duda, porque pudo sentir la mano ajena antes de iniciar su caminata. Allí se dio cuenta de lo mal que debía estar sintiéndose Dewis en ese preciso momento, más que nunca necesitaba de su apoyó.

-Sin importar qué, no permitiré que alejen de mi lado.

Declaró sin dudar, lo cual hizo que Dewis se relajara un poco.

Caminaron por un largo pasillo, hasta llegar a lo que parecía una sala, puesto que tenían unos cómodos sofás, por lo menos de eso se percataron al momento en que se sentaron, ni siquiera al estar de esa forma, soltaron la mano de su compañero. No sabían lo que en ese preciso momento iban a descubrir y aunque se prepararan, estaban completamente seguros que sería algo bastante fuerte, por eso mismo es que se encontraban nerviosos. La chica intérprete del sumo sacerdote los miró, antes de sonreír levemente, llevo su mano en dirección del sumo sacerdote.

-Ahora mismo, el sumo sacerdote les explicara todo…

 

 

 Continuará en Mi niño amado…

Notas finales:

Eso ha sido todo... ¿Creyeron que sería el final? 

¡Pues no! Esperen ansioso por la segunda parte titulada "Mi niño amado"

De esta parte de "El candidato al trono" solo quedá un especial. ¡Esperenlo ansiosos! 

Nos veremos~ 


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