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El candidato al trono por ami4alice

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Notas del capitulo:

Con este capítulo especial finalizamos esta hermosa historia. <3

Kairi Nils.

Una mujer que nació de la infidelidad del heredero de la familia Nils dos generaciones atrás. El hombre reconoció al hijo en aquel tiempo, así que esa familia de bastardos comenzó a formar parte de la rama principal de la familia Nils. Aunque legalmente fueron aceptados, moralmente era un asunto completamente diferente, debido a ello, esa rama de la familia se tuvo que ir a otro territorio, por ello Kairi no estaba tan relacionada con la gente de la capital, porque ella nació en tierras de Marik, pero todo cambiaría al cumplir sus dieciséis años.

Desde que Kairi cumplió diez años comenzó a sufrir de un miedo al dormir, porque cada que cerraba los ojos soñaba con lo mismo todo el tiempo. Una vida que no era la suya y un triste y aterrador final. La opresión en su pecho era tan intensa cada día que despertaba agitada y con lágrimas, haciendo que Kairi comenzara a tener miedo de la noche. ¿Qué significaban todas esas pesadillas que estaba teniendo? No las llegaba a entender y tampoco podía contárselas a otros, porque la tomarían como demente. Aquellos sueños se sentían demasiado real para su gusto. El rostro de dos hombres también aparecía en sus sueños, hombres que jamás había visto en su vida o por lo menos así fue hasta su cumpleaños número dieciséis.

La fecha decisiva.

Al no ser una familia muy influyente por tener raíces bastardas, su fiesta de cumpleaños fue una pequeña celebración con las personas más allegadas, pero en mitad de esta, apareció un carruaje. Era ostentoso y llamativo, pero no tenía ningún escudo, así que todos se preguntaron el origen de aquel vehículo delante del hogar de la cumpleañera. De él se bajó un fraile, lo reconocieron por sus ropajes. Este camino con elegancia antes de pararse en mitad del lugar y dignarse a hablar en tono alto a todos los presentes.

-¿Quién de todas estas señoritas es Kairi Nils?

Todos la miraron, así que fue obvia la respuesta.

» ¿Eres tú? –Kairi asintió con la cabeza -. Has sido llamada por la sagrada escritura, a partir de este momento eres la prometida del emperador.

Se quedó completamente en silencio. ¿Por qué alguien como ella era escogida como prometida del emperador? Los comentarios no se hicieron esperar, todo el mundo sabía de sus raíces, así que sería impactante que ella, siendo una descendiente de un bastardo, terminase siendo escogida por la sagrada escritura para ser la prometida del emperador. El fraile hizo un gesto y todos en el lugar se silenciaron.

» Por favor prepara tus cosas, nos vamos de inmediato.

-Espera… ¿De inmediato? ¿Por qué?

-Eso es obvio, tenemos un largo viaje que realizar, primero iras a ver a la sagrada escritura, luego irás a presentarte al emperador.

El fraile se encogió de hombros como si hubiese dicho algo obvio. Antes de volver a decir algo, sintió las manos de su padre en su hombro, tenía en su rostro una sonrisa.

-¡Kairi! –soltó él en un tono que no reconoció -. Es nuestra oportunidad para que nos dejen de despreciar.

Particularmente ella no estaba interesada en aquel asunto, después de todo no quería comprometerse con alguien que jamás había visto, pero la felicidad que mostró su padre por la nueva posición de su única hija, fue algo que causo que no pudiera negarse a la descabellada idea que comentó el fraile anteriormente. A diferencia de ella que le daba igual ser aceptada por los otros integrantes de la familia Nils, su padre era un caso diferente, ese hombre sí que busco gran parte de su vida la aceptación de esa familia que tantos años solo los despreció.

-Yo… bien.

No pudo negarle el único deseo sin cumplir de su padre, ese hombre que se dedicó a darle una buena vida, a permitirle muchas cosas. Se convirtió en la mujer que era actualmente gracias a la forma en que la crió su padre, por eso mismo no pudo rechazar esa oportunidad de hacer feliz al hombre quien la cuido aun cuando su madre murió luego del parto. ¿Cómo permitirse hacer infeliz a su padre quien se enfrascó en darle la mayor felicidad hasta ahora? Simplemente no podía hacerlo.

-Entonces esperare a que estés lista.

Kairi asintió con la cabeza y pronto los pocos sirvientes en su casa comenzaron a preparar sus maletas. Ella se cambió de ropa a una más cómoda, a pesar de la felicidad de todo el mundo, unos por mejorar la situación de su familia y otros porque era un honor ser la prometida del emperador, Kairi no compartía el mismo sentimiento. En vez de felicidad sintió un inmenso dolor, semejante a los sueños que constantemente se repetían en las noches. Pasado una hora de la llegada del fraile, todo estuvo listo y se encamino a donde se encontraba este, específicamente frente al carruaje que les llevaría hacia la capital, todo estaba pasando demasiado rápido para su gusto.

-Kairi –dijo su padre -. Estoy seguro que tú lo lograras.

Aunque Kairi debió de sentir algo con aquellas palabras, lo que sintió fue un vació inmenso, porque se sentía usada de alguna forma. No acotó nada al comentario de parte de su padre y se giró dispuesta a entrar en el carruaje junto al fraile.

El viaje no fue tan largo como se imaginó o quizás estaba tan metida en sus propios pensamientos que no notó el tiempo que duraron en aquel carruaje con dirección a la capital, exactamente al templo. Aun no se podía creer lo que acababa de pasar, había sido llamada por la sagrada escritura para ser la prometida del emperador y ese hecho, por muy extraño que fuese, no le gustaba para nada, porque parecía como si toda su vida a partir de ese momento ya estuviera establecida. ¿Acaso no tendría libertad de elegir?

-Hemos llegado.

Escuchó al fraile, pero no le prestó verdadera atención, como si fuese una muñeca sin vida, simplemente le siguió, aunque si llego a notar que ya se encontraban delante de las puertas del templo. Que ella recodara, el sumo sacerdote murió luego de la coronación del actual emperador, así que en aquel sitió no había un líder que guiará a los frailes, aun así, parecían encontrarse bien organizados. Caminaron por un par de pasillos, antes de encontrarse delante de una nueva puerta, pero más pequeña a la anterior, por los adornos y bien cuidada que se encontraba la puerta, dedujo que aquel acceso la guiaría a la sagrada escritura y el fraile a su lado se lo confirmo con lo que le dijo.

-La sagrada escritura te está esperando.

Fue lo único que dijo, antes de retirarse luego de un gesto que intuyó era una despedida. Se quedó delante de la puerta un momento, sabía muy bien que cuando se venía a ver a la sagrada escritura se tenía que estar solo. Respiro hondo antes de no poder seguir obviando lo inevitable, abrió la puerta, para después de entrar cerrarla tras de ella, caminó a donde reposaba la sagrada escritura, el cual se encontraba cerrado. De nuevo estuvo dudando sobre lo que estaba pasando y le llevo un par de minutos abrirlo, pero justo cuando lo toco solo un poco, el libro se abrió y desprendió una luz cegadora, uso su brazo para tapar la luz y solo lo apartó cuando el libro dejo de desprender aquella luz.

-Mi adorable niña.

Kairi llevo sus manos a sus oídos para taparlos, mirando a su alrededor. ¿De dónde provenía esa voz?

» No tengas miedo, mi adorable niña.

-Tu… -dijo al fin Kairi -. ¿Eres la sangrada escritura?

-Se podría decir que sí.

Hubo silencio de su parte un momento, la voz parecía resonar dentro de su cabeza, así que no pudo dudar de aquella misteriosa voz, así que decidió continuar hablando.

-¿Por qué estoy aquí?

-Porque tú eres la indicada para realizar dos tareas.

-¿Tareas? ¿Cómo así?

-Dentro de unos años tú traerás al mundo a un candidato a emperador –señalo la voz mística -. Y la otra tarea, bueno… La descubrirás cuando llegue el momento.

Kairi no se podía creer lo que estaba escuchando, ella traería al mundo a un futuro candidato al trono, con eso podía entender un poco el motivo de comprometerla con el emperador, aunque aún había muchas cosas que no terminaba de entender. Ellos no eran del tipo en que la descendencia del actual emperador sería el sucesor, por eso mismo se preguntaba… ¿Para qué comprometerla con el emperador?

Como si la sagrada escritura estuviera leyendo sus pensamientos, continuó hablando.

» Esta bien, el hijo que tendrás será del hombre que llegaras a amar desde el fondo de tu corazón. Así que será un hijo deseado.

-¿De verdad tengo ese derecho? –soltó Kairi con ironía sin poder evitarlo.

- Te darás cuenta por ti sola de ello.

Kairi apretó su puño con evidente irá, ¿acaso se estaba burlando de ella? La estaban comprometiendo con un hombre que no amaba y aun así, se le decía que tendría un hijo con la persona que amaría en el futuro. Frunció el ceño para mirar severamente al libro, porque no había otro lugar a donde mirar.

-¡Deja de burlarte de mí! –dijo en tono alto -. ¡Yo tendré el destino que desee para mí!

Aunque grito eso en el calor del momento, no obtuvo respuesta, por un buen rato la sala estuvo en completo silencio, solo siendo su respiración lo que se escuchaba. Al poco tiempo apareció el fraile de nuevo, Kairi tomó una decisión en ese momento, ella sin lugar a dudas llegaría a cambiar su propio destino, no haría todo lo que profesara un libro, el cual no le daba una debida explicación.

Ella tomaría sus propias decisiones.

.

.

.

A pesar de que ya llevaba tiempo en los recintos del emperador, no había llegado a verlo todavía, no era extraño, el hombre recientemente fue coronado emperador, así que tendría solo un par de años más que ella, sino mal recordaba se encontraba apenas en sus veinte. La ironía de la vida que a un veinteañero se le comprometiera con una mocosa de apenas dieciséis años. Suspiro levemente sin moverse de su posición actual, recostada en uno de los cojines de aquel sillón en su habitación. Tenía todos los lujos que su padre hubiese querido tener, ahora mismo delante de ella había todo un festín de bocadillos, pero aun teniendo todo eso, no se sentía a gusto para nada. No la dejaban salir de la habitación a menos que estuviera con un guardia y agregado a eso, no conocía a nadie en aquel inmenso lugar. En comparación de la libertad que tenía en su hogar, aquel lujoso lugar se veía como una jaula de oro.

Escuchó un ruido en su puerta, así que se levantó para asomarse, pero cuando abrió la puerta, se dio cuenta que no se encontraban los guardias, aprovechando esa única oportunidad que tendría para salir de su habitación sin un sequito de gente, no dudó en escapar. Corrió por aquellos pasillos, evitando a cualquier persona o caballero que pudiera obligarla a ir de regreso a su habitación, estaba cansada del encierro. Se detuvo de golpe cuando un par de hojas en mitad de su camino, la llevo a girar su cabeza, encontrándose con aquel hermoso jardín.

Era tan colorido que Kairi no pudo evitar cambiar su rumbo a aquel sitió, combinaba perfectamente con el vestido que llevaba, ya que Kairi tenía un vestido de color beige con un estampado de flores, diferentes tipos de flores, era de mangas cortas, pero la falda llegaba un poco más arriba de sus tobillos, además de ser abombado, tenía medias completas y unos tacones del mismo color del vestido con detalles dorados con forma de flores. Su cabello estaba recogido en una media cola de lado, donde reposaba un gran lazo, parecía toda una muñeca de exhibición. Kairi estaba seguro que si vendía ese vestido, obtendría una buena cantidad de billetes.

Recorrió el jardín, tocando los diferentes tipos de flores en aquel lugar, si fuese por ella, se quedaría el resto de su vida en aquel sitio tan colorido. Se detuvo cuando estuvo delante de un inmenso árbol que parecía brillar, aquello se veía como un espectáculo de luces. Sin poder contenerse, tomó con sus manos el vestido y comenzó a bailar, dando vueltas frente a aquel brillante árbol, luego de tantos días de encierro, se sentía bien poder hacer algo que le gustaba mucho, la naturaleza y la danza. Con eso se contentó ella sola, al fin se sentía con algo de vida en aquel sombrío lugar. Detuvo su acción, cuando escuchó un ruido provenir de un lugar no muy lejos de donde se encontraba, al girarse de golpe se encontró con un chico de cabello plateado, por su contextura Kairi dedujo que debían tener la misma edad, pero eso no fue lo que más llamo su atención.

Al encontrarse con esos orbes color plateado como su cabello, Kairi sintió una  fuerte opresión en su pecho que causo que repentinamente comenzara a llorar. Una inmensa tristeza la golpeó y no sabía el motivo de ello, por lo menos hasta que unas imágenes vinieron de golpe a su mente. Ellas las reconoció de inmediato, aquellas imágenes se trataban de las que veía constantemente en sus sueños. El chico delante de ella lo reconoció como el de sus sueños, el mismo que moría una y otra vez, aun cuando ella buscaba constantemente impedirlo. Sin poder controlarlo más, sus piernas se rindieron, las emociones traídas de sus sueños terminaron descompensándola al punto de caer de rodillas en el suelo, aun con sus lágrimas cayendo por sus mejillas. El otro la vio caer de rodillas y se acercó apresurado a ella, cuando coloco una mano en su hombro para ayudarla, su cuerpo actuó por su cuenta, abrazándolo con fuerza.

-Lo siento, lo siento mucho… -decía Kairi, ni ella misma se entendía -. Lo siento mucho Reymon.

-¿Cómo… -le escuchó iniciar al otro joven -, sabes mi nombre?

Kairi miró al chico cerca de ella, quien se encontraba igualmente sorprendido que ella. ¿Qué es lo que acababa de pasar? ¿Por qué conocía el nombre de ese chico?

-¡Reymon!

La tensión que tuvo el chico fue tan obvia que hasta ella llego a sentirla. Le vio separarse de golpe, lo cual hizo que se sintiera más sola y tuviera que levantarse por su cuenta, sus lágrimas se habían detenido por lo menos. Al elevar la vista pudo apreciar a una mujer mayor, bastante elegante y se veía serena, por lo menos hasta que el chico que le iba a ayudar a levantarse originalmente se le acerco. La mujer sin dudar le propino un golpe en la mejilla a Reymon, quien además de tambalearse, no hizo más nada por lo sucedido. Kairi nuevamente se encontró sorprendida por lo que acababa de pasar.

» ¡Te dije específicamente que no te movieras! ¡¿Acaso te gusta desobedecer a tu madre?!

El chico no contesto a las palabras de su madre y por ello recibió otro golpe en el mismo lugar. Ahora sí que podía notar la ira en el rostro de la bella mujer de caballo rojo y ojos plateados.

-Uhm…

Sin poder evitarlo, tuvo que interrumpir, porque sintió que el otro chico sería golpeado nuevamente. La mujer cambio de expresión repentinamente cuando detallo de quién se trataba, colocando una sonrisa en su rostro. Hizo una reverencia delante de ella.

-Un placer conocer finalmente a la prometida del emperador –dijo la mujer sin cambiar su expresión -. Lamento que haya tenido que ver tal escena, pero usted entenderá que solo lo estoy disciplinando.

La mujer abrió el abanico, tapando un poco su rostro, con aquellas palabras sintió como si le estuviera diciendo a ella que aquel asunto no era de su incumbencia. Por su parte Kairi llevo su vista a Reymon, quien miraba en otra dirección, sin preocuparse por nada, ni siquiera del hecho de que hace un momento lo acababan de golpear delante de un extraño. El vació que antes vio en aquellos ojos color plateado no había sido para nada su imaginación, además, aún estaba lo que antes paso. ¿Cómo sabía el nombre de ese chico?

-No tiene de qué preocuparse –dijo Kairi.

-Eso es algo bueno, nos veremos cuando sea presentada oficialmente, señorita.

Otra reverencia por parte de la mujer, luego de haber cerrado el abanico en sus manos, llevando una mano al cabello de su hijo cuando le dio la espalda a Kairi. Jamás creyó que vería en primera fila a una madre llevando a su hijo de los cabellos, pero allí estaba, viendo como la mujer se llevaba a Reymon de sus cabello sin nada de delicadeza, dejándola boca abierta. Kairi no tuvo madre, así que no sabía si así tenía que comportarse una, las sirvientas que fueron sustitutas de su madre nunca la trataron de tal forma, por eso no entendía bien lo que sucedió. Decidió comenzar a caminar cuando se quedó sola, viendo a un par de caballeros, por eso mismo se ocultó, pero los caballeros venían hablando entre ellos.

-Así que es cierto… -escuchó a uno de los dos que andaba patrullando -. Sobre la forma en que cría a su hijo la condesa Miskal.

-Los nobles de bajo rango estuvieron hablando una vez sobre cómo le golpeo delante de una multitud de gente… Pobrecito el chico.

Kairi se sorprendió de lo que escuchaba, así que sin poder evitarlo, decidió seguir a los caballeros que continuaban en su conversación.

-Ella paga su desgracia con su pobre hijo… Su primer esposo la abandono por otra mujer y fue obligada a contraer matrimonio con el conde Miskal, aun cuando tuvo a su hijo, ella no tiene oportunidad de tener el estatus que tuvo una vez.

-Bueno, ella tuvo al segundo hijo del conde, aunque lo desee, a menos que algo le pase a su primer hijo, dudo que el suyo pueda heredar.

Los caballeros continuaron conversando, pero Kairi no siguió escuchando porque detuvo su andar, el dolor de antes momento volvía a encontrarse dentro de su pecho. Por eso aquellos hermosos ojos plateados no le reflejaron nada, ¿cómo iban a hacerlo? Si no entendía ningún sentimiento humano más que el dolor y aun así, su cuerpo se sintió tan cálido. Sin saber el motivo, Kairi se propuso enseñarle otro tipo de sentimientos a Reymon, había tomado esa decisión.

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Siguió pasando el tiempo y el momento en que tuvo que presentarse al emperador finalmente llego. Fue arreglada para la ocasión, como una digna futura emperatriz y se le llevo a la sala de reuniones, donde vería a su futuro esposo. No pudo evitar sentirse nerviosa, aun cuando ya llevaba allí todo un mes, no había visto a su prometido ni una sola vez, tampoco ese hombre fue hasta su habitación y una parte de ella lo agradeció, pero otra solo le hizo sentirse ansiosa, porque tendría que enfrentarse al hombre en cualquier momento. Respiro hondo, si era honesta le molestaba la ropa que llevaba, demasiado despampanante para su gusto, aun así, la obligaron a llevarla. Pudo ver cómo era anunciada al ser abierta la puerta y no le quedó más que caminar por aquella alfombra roja. Se detuvo a unos pasos del trono para arrodillarse.

-Yo soy Kairi Nils, emperador.

Luego de aquellas palabras elevo la mirada, para encontrarse con la del emperador. Tenía una mirada severa y no se movió de su asiento ni un poco, estaba sentado cómodamente, teniendo el brazo en el porta brazos del trono y su mejilla en su puño cerrado, mientras la veía en un largo y tortuoso silencio.

-Así que tú eres la niña elegida por la sagrada escritura.

No supo si fue su imaginación, pero sintió un tono de despreció de parte del hombre al lado del emperador. Tiempo después supo el motivo de aquel tono despectivo hacia su persona.

-Sí señor, soy yo.

-Creer que una bastarda tendrá semejante posición –debido a que solo se encontraban esos dos hombres y ella, pudo escuchar aquel murmuro de parte del hombre parado -. Espero que no pienses avergonzar a la familia Nils como tus antecesores.

El tono que usó de nuevo le dio a entender el odio hacia ella. Dejó de verlo cuando el emperador hizo un gesto con su mano.

-Este hombre aquí es mi consejero, pertenece a la rama principal de tu familia.

Allí entendió finalmente, aquel hombre pertenecía a la rama principal de la familia Nils, la que despreciaba a la suya por provenir de un bastardo.

-Es un honor conocer al resto de la familia.

Kairi no era ninguna idiota, sabía cómo comportarse en ese tipo de situaciones. Finalmente vio al emperador moverse, levantándose de su asiento y caminando a donde se encontraba ella arrodillada, el emperador coloco una rodilla en el suelo, quedando próximo a ella y llevó una mano a su mentón para elevar el rostro de Kairi.

-Por lo menos tienes un rostro decente.

Podía soportarlo, la humillación a la que se estaba exponiendo, porque creyó que como mínimo el emperador la trataría adecuadamente, por la clase de posición que tenía el hombre, pero al momento en que soltó aquellas palabras denigrantes, no pudo aguantarlo más. Enojada no dudo en apartar la mano del emperador de un manotazo y se levantó de golpe, como el emperador estaba agachado, ella quedo más alto que el otro.

-¡No se crea demasiado por ser el emperador! –le regaño Kairi -. Aunque sea emperador, no tiene derecho a tratar a los demás por debajo de usted. ¡Es un hombre despreciable!

Estaba enojada y ni siquiera se quedó a esperar una respuesta, cuando se giró para salir corriendo de aquel lugar sin dudar, ni tomó en cuenta que podría ser castigada por lo descortés que fue con el monarca. El que si llego a reaccionar fue el consejero.

-¡¿Qué le pasa a esa mujerzuela?! –grito el hombre -. Ordenaré darle un castigo adecuado.

-No.

El consejero se detuvo en su tarea de llamar a algún caballero para que trajera a Kairi, aun si era arrastrada de su cabello, cuando el otro se negó. El emperador se levantó para girarse a ver al consejero, el hombre tenía una sonrisa en su rostro.

» Me gusta –dijo el emperador observando la mano que antes fue golpeada -. Así que será mejor que no te atrevas a tocarla.

La mirada del consejero fue incrédula ante las palabras que recibía del monarca. Ese hombre de frío corazón se encontraba interesado en alguien, eso no se podía significar algo bueno, pero al consejero no le quedo de otra más que solo asentir con la cabeza. Un hombre con corazón de hielo que no dudaría en cortar la garganta de sus enemigos, así se describía al emperador.

Kairi corrió por los pasillos luego de haber hecho semejante escena en la sala de reuniones, pero no le importaba, el emperador había sido una horrible persona con ella, así que no se disculparía ni siquiera aunque le cortaran la cabeza. Corrió, aun con el incómodo vestido que llevaba, pero repentinamente se detuvo cuando su visión dio con algo conocido. Todo su cuerpo se congelo en su lugar al momento en que su mirada dio con Reymon, de nuevo se encontraba en el jardín cerca del árbol en donde ella bailo hace un par de días atrás. Desde aquel día en que se encontraron, no se habían vuelto a ver, por eso mismo su cuerpo simplemente se quedó paralizado en su lugar cuando finalmente se volvieron a encontrar, aunque se trataba más de ella viendo a Reymon que viceversa.

Antes de darse cuenta, se encontraba caminando en dirección a Reymon, pero con cada paso que daba, comenzaba a oír voces en su cabeza y las imágenes se estaban volviendo cada vez más nítidas. Retrocedió en sus pasos cuando finalmente pudo verlo con perfecta claridad, los sueños que había comenzado a tener desde más joven. Podía verlo todo claramente, a ella misma, en una situación similar a la que se encontraba, también estaba Reymon y el emperador. Su relación con ambos hombre y el final de aquella historia, entendió al fin el motivo de haber llorado la primera vez que se encontró con Reymon. Ella ya lo conocía y toda su situación, también se propuso cambiar la vida de Reymon, tanto se involucró en su vida que terminó enamorándose de ese chico, pero ella no dejo de ser la prometida del emperador.

Reymon era el hombre que ella amo desde lo profundo de su corazón, pero al ser la prometida del emperador, no le espero un buen final a la persona que amaba. Fue decapitado como castigo, por haber intentado secuestrar a la prometida del emperador, aun cuando la idea de escaparse juntos había sido de ella. Kairi había llevado a Reymon a la muerte, por haberse enamorado de él aun siendo la prometida de alguien más, pero no lo pudo evitar, cuando la gente se enamoraba no controla sus sentimientos y Kairi no alcanzo a hacerlo lo suficiente para dejarle ir. Reymon llego a corresponderle, por eso mismo es que la siguió en su huida que no acabo para nada bien. Después de la muerte de Reymon, Kairi fue obligada a contraer nupcias con el emperador, al poco tiempo de su boda, cuando la noticia de que se encontraba esperando el hijo de otro hombre, se le ordeno abortar, pero Kairi se negó. Se suicidó para evitar que mataran al hijo que nacía en su interior, el hijo fruto de su amor.

Todo lo que comenzó a ver y escuchar fue tanto, que antes de darse cuenta se tambaleó y fue a dar al suelo, desmayándose. Esa vida que vio de pronto, similar a la que en ese preciso momento se encontraba viviendo, había sido tan fuerte que causo que fuera a dar al mundo de la inconsciencia. No supo que paso después, lo único que tuvo seguro era la invasión de diferentes sentimientos en su pecho, tan fuertes que las lágrimas salían de sus ojos sin que ella pudiera controlarlo. No supo más nada por aquel día.

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Días después de aquel momento, Kairi continuaba en cama, las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas cada vez que recordaba esas imágenes y agregado a eso, los días que duro en cama, siempre soñaba la misma escena, el momento de la muerte de Reymon. Ahora entendía menos que antes, ¿por qué tenía esa clase de sueños que se sentían como recuerdos tan vividos? Todo estaba siendo muy confuso y debido a ello no quiso salir de la cama por toda una semana y seguiría así.  Tal vez lo mejor para ella sería morir de depresión en aquella cama. Aun con sus ojos cerrados, las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas.

-Mi adorable niña.

Kairi abrió los ojos al reconocer la voz, sentándose en la cama.

-¿La sagrada escritura? ¿Por qué?

-Parece que finalmente has recuperado los recuerdos de tu primera vida.

-¿Qué? –dijo ella desconcertada -. ¿De qué hablas?

-Kairi, mi adorable niña, esta es la segunda vez que vives tu vida.

Se quedó en silencio, con aquellas palabras sus pocas dudas sobre los recuerdos se borraron por completo. Si se trataban de recuerdos, eso significaba que si vivió la tortura y la pérdida de la persona que más amaba. Lo único que se preguntaba en aquel momento era una cosa… ¿Por qué?

-¿Por qué? –dijo ella en un hilo de voz -. ¡¿Por qué hacerme repetir dos veces esta miserable vida?!

Kairi no terminaba de entender el motivo de la sagrada escritura, sin importar cuánto lo pensara.

-Lo dije la primera vez… Tu estas destinada a traer al mundo a uno de los futuros candidatos a emperador.

-¿¡Entonces por qué darme esta clase de vida!? ¡¿Por qué tengo que ser la prometida del emperador?!

-Las personas entienden las cosas a su manera –escuchó a la sagrada escritura -. Yo jamás declaré que debías casarte con el emperador, solo te he posicionado como la madre de un futuro monarca.

Kairi se quedó un momento en silencio, analizando lo dicho por la voz en su cabeza.

-Entonces… ¿No tengo que ser la prometida del emperador?

-Eso fue algo que la gente del imperio entendió, yo jamás te impondría eso. ¿Acaso no te dije que tu hijo nacería del hombre que más amas?

De nuevo silencio. Kairi llevo sus manos a su rostro para cubrirlo un poco mientras pensaba de nuevo en toda su situación actual. ¡La gente del imperio había entendido mal las indicaciones dadas por la sagrada escritura!

» Es entendible que se equivoquen, nadie puede escuchar mi voz, aún no ha nacido un niño santo. Así que perdonadlos mi adorable niña.

-¿Perdonarlos?

-Sí. Por eso te he dado una nueva oportunidad mi adorable niña, aprovechadla.  Sigue el camino que querías y cambia tu destino

Kairi se vio sorprendida al oír esas palabra de la sagrada escritura, al parecer la había escuchado cuando decidió cambiar el destino que parecía escrito en piedra. Paso una mano por su rostro, decidida a que cambiaría la historia que originalmente le toco vivir. Salvaría a Reymon y lograría casarse con él, la persona de la que se enamoró.

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La familia Nils, la rama principal, actualmente tenía a dos hijos, el hombre y heredero quien se trataba del actual consejero y otra hija, de la misma edad de Kairi. A la joven la conoció poco después de haber llegado a los recintos del emperador, creyó que quizás esa chica iba a ser su amiga en aquel sitió donde no conocía a nadie, pero se equivocó. Tal cual como recordaba de la línea original, Veronika, la hermana pequeña del consejero jamás se mostró amigable con ella. Fue tarde cuando llego a entender el motivo de su despreció, al parecer, Veronika sí que amaba desde el fondo de su corazón al actual emperador, pero este siempre paso de ella. En cambio con Kairi fue diferente, el interés del emperador por Kairi quedaba palpado, lo cual solo causo que Veronika la odiara mucho más. Aun a pesar del interés por parte del emperador, Kairi estaba decidida a terminar con aquel compromiso.

Pensó muchas formas de romper con aquel compromiso sin que tuviera que tener un mal final, por eso mismo, decidió volverse un poco más cercana al emperador, pero sin llegar a hacer algo que causara más interés en el hombre, no deseaba que este se enamorara cuando ella estaba ya enamorada de alguien más. Obviamente también busco recuperar la relación que tenía con Reymon, el hombre que amaba, aunque le costó un poco, porque actuaba como una niña enamorada cuando se encontraban, aun cuando Reymon le mostraba siempre una desolada mirada, después de todo aún seguía bajo el yugo de su madre.

Un día, se celebró una fiesta en la casa de la familia Nils, el cumpleaños de Veronika y obviamente todos los nobles fueron invitados al igual que el emperador. Ella le tocó ir como su compañera porque aún seguían comprometidos, pero estaba esperando el momento adecuado para proponerle al emperador romper con el compromiso. Kairi se veía como una digna emperatriz y no era de menos si fue obligada a ver lecciones para actuar como una perfecta compañera del monarca del imperio Kurth. Aunque se encontraba caminando junto a su prometido, su mirada se fue en busca de la persona con la que verdaderamente quería estar, dio con ella rápidamente, encontraría a Reymon donde fuese que estuviera, aun si se ocultaba.

Tuvo que realizar el molesto protocolo, además de bailar una pieza con el emperador, pero cuando tuvo la oportunidad no dudo ni un segundo en escaparse de aquella situación. Aunque a diferencia de otras ocasiones, en esta el emperador sí que le impidió su huida. Kairi se vio sorprendida cuando el emperador tomó su muñeca impidiendo que se marchara.

-¿Vas a desaparecer como siempre? ¿Acaso no es descortés como mi prometida?

Kairi se quedó en silencio, mirando al emperador. Ahora que lo conocía un poco mejor que en su línea original, se dio cuenta que no fue un mal hombre en realidad.

» No pongas esa cara –dijo el emperador -.No te obligaría a nada Kairi.

Sin poder evitarlo, mostró una expresión desolada. Si solo ya no se encontrara enamorada de Reymon, quizás hubiese podido darle una oportunidad al emperador.

-Perk… -le llamo por su nombre, porque así lo quiso el emperador -. Lo sé.

El emperador rompió con el agarre ante la mirada segura que le mostró Kairi, a pesar de lo que estaba haciendo ella entendía que el emperador nunca le obligaría a nada, muy diferente a la línea original, donde por no relacionarse adecuadamente, todo terminó en desastre.

-No desaparezcas por mucho tiempo o será sospechoso.

Al emperador no le quedó más que resignarse.

-Perk. Cuando todo quede claro… hablemos.

El emperador Perk aún no sabía qué cosas cruzaban por la cabeza de aquella interesante chica, pero se daba una idea, por eso solo suspiro resignado y asintió con la cabeza para dejar ir a la mujer que se supone era su prometida. Kairi miró un momento a Perk antes de girarse para continuar con su camino. Le llevo un rato dar con Reymon, pero al final lo volvió a encontrar en uno de los tantos balcones de aquella mansión, no pudo evitar mostrarse emocionada al poder verlo, corriendo hasta donde se encontraba y abrazándolo por su espalda.

» Reymon –dijo la chica en tono dulce -. Al fin puedo volver a verte.

Aunque cuando estaban en público, Kairi fingía bien no tener interés por Reymon, al momento en que se encontraban a solas, simplemente no podía contener sus sentimientos de amor por aquel hombre. Reymon se giró para darle palmadas en la cabeza a Kairi. Ya había pasado un tiempo y se encontraban en sus diecisiete años, pronto cumpliría los dieciocho, así que tenía que resolver todo antes de cumplirlos, porque a esa edad es que era la legal para casarse.

-¿Cómo has estado Kairi? –el tono fue bajo, pero Kairi podía darse cuenta que dejaba de ser uno plano como al inicio -. Hay algo que tengo que decirte…

Kairi se separó un poco para verlo mejor, notando que tenía como siempre una herida en su mejilla, seguramente su madre le había vuelto a pegar. Aunque la expresión que le mostró Reymon le preocupo un poco.

-¿Qué sucede? –dijo en tono preocupado.

-Mi compromiso… ha sido decidido.

Aquellas palabras la descolocaron, sin poder creérselas, fue gracias a que Reymon la sostuvo que no dio contra el piso. Reymon había logrado evitar el compromiso hasta ese momento, pero al parecer su tiempo de libertad se acabó y finalmente tendría que comprometerse con alguna señorita.

» ¿Kairi?

-Ah… lo siento –se disculpó volviendo a incorporarse debidamente -. ¿Tú… quieres comprometerte?

No obtuvo una respuesta de parte de Reymon.

» ¿Tú lo harás? –la voz de Kairi se quebró -. ¿Por qué?

-Ordenes de mi madre.

Aquella única respuesta fue suficiente para hacer que sus ojos se cristalizaran. Ella lo sabía muy bien, que si era una orden de la madre de Reymon, este la obedecería sin chistar, porque esa mujer lo tenía bien controlado, pero eso no le impedía a ella sentirse destrozada por la situación. No dijo nada y simplemente se giró para irse de aquel balcón sin agregar más nada. Escuchó algo de parte de Reymon, pero no le prestó atención, tenía primero que acomodar sus sentimientos antes de seguir hablando, porque sentía como sus lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas.

El emperador Perk, que se encontraba hablando con un par de nobles alcanzo a ver a Kairi y pudo ver la expresión que tenía. De inmediato se iba a excusar para seguirla, pero se quedó paralizado en su lugar cuando vio la persona quien siguió a Kairi. Él conocía muy bien a los nobles de la capital, por eso no le llevó mucho reconocer a Reymon Miskal, el segundo hijo de la familia Miskal, allí el emperador pudo certificar lo que pensaba, Kairi no tenía ni una pizca de interés por él. También podía agregar otra cosa con respecto a lo que vio, pero prefirió guardárselo para él mismo.

Kairi corrió evitando a la gente y que la vieran en aquel estado, saliendo al jardín de aquel salón, tal vez allí podría calmar la gama de sentimientos que la invadían de golpe. No quería que Reymon se comprometiera con alguien más, lo que más deseaba era ser ella la que fuese su prometida, pero sabía que Reymon no se negaría a una orden de su madre, le llevo muchos años en su línea original romper ese vínculo que tenía Reymon con su madre y en esta línea solo llevaban un par de años tratándose, aun no tenía el mismo valor que el de su madre. Por eso mismo se sentía herida, agregado a eso, ella no podía pedirle que no se comprometiera cuando ella misma se encontraba comprometida. ¿Con qué cara se mostraba egoísta?

Su huida se vio detenida cuando fue tomada por la muñeca, al girarse para ver quién la detuvo no alcanzo a verlo, porque pronto fue atrapada en un abrazo. No necesito verlo para saber que se trataba de Reymon, su olor y calor lo delataban. Kairi se quedó allí, dejándose abrazar por el chico. Por lo menos con eso sabía que si le importaba lo suficiente a Reymon. Kairi sollozo en silencio en aquellos brazos en ese pequeño jardín. No quería pensar, no quería imaginar las cosas que le esperaban ahora, por eso mismo quiso simplemente disfrutar de encontrarse entre los brazos del hombre que más amaba.

Por esa noche solo disfrutaría de estar entre aquellos cálidos brazos.

.

.

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El tiempo pasó luego de aquel evento.

Kairi tomó la decisión de que no hacía nada solo deprimiéndose en su habitación, así que buscó distraerse de diferentes formas, no quería preocupar a Reymon, que aunque sabía no tenía toda la culpa de la situación, le molestaba un poco el hecho de que no se negara a su madre. Por eso mismo es que se encontraba ese día con el emperador, teniendo una competencia de equitación. Ciertamente Kairi había encontrado en el emperador un gran e importante amigo. Estaban dando su última vuelta y al final, como todas las demás veces, el emperador terminó ganando esa carrera, en serio que le molestaba lo perfecto que era Perk para ciertas cosas. Suspiro resignada bajándose del caballo.

-En serio, ¿no puedes dejar ganarme una vez?

-¿Acaso quieres que no juegue con todo lo que doy?

Frunció el ceño inevitablemente ante aquellas palabras.

-No, te odiare si algún día lo haces.

La chica prefería mil veces perder a que Perk tuviera consideración con ella por el simple hecho de ser una chica, después de todo Kairi se creía bastante capaz para hacer las cosas que hacían los demás. El emperador hizo lo mismo de bajarse del caballo, recibiendo la toalla del sirviente.

-¿Quieres hacer algo más?

Dudo un poco sin mirarlo, había una discusión la cual no podían evitar más.

» ¿Qué tal si damos un recorrido por el jardín?

Kairi miró a Perk, parecía como si ese hombre pudiera leer su mente o mejor dicho, sus sentimientos. Asintió con la cabeza y luego de dejar las toallas que ambos tenían para limpiar su sudor, decidieron iniciar su caminata hacia el jardín. Estuvieron en completo silencio todo ese rato en que caminaron, por lo menos hasta que estuvieron dentro de este.

» Aquí podemos hablar tranquilamente sin problema alguno.

Allí Kairi pudo darse cuenta que todo eso lo hizo tomando en cuenta sus sentimientos. Si no fuese porque ya estaba enamorada de alguien más, en serio que no le molestaría amar a ese hombre.

-Yo… -dijo ella con una pausa -. Quiero hablar sobre nuestro compromiso.

-Deseas terminarlo ¿no es cierto?

Se sorprendió de lo perspicaz que era Perk, pero solo asintió con su cabeza, provocando que el silencio inundara el ambiente.

-Yo… sé muy lo maravilloso que eres, pero a mi… yo ya amo a alguien.

El emperador suspiro cuando Kairi decidió romper con el silencio.

-Entiendo…

Le miró con duda un rato, notando como el otro no la estaba mirando a ella, sino más bien a las flores. En el silencio, el emperador arranco una de las tantas flores y se giró a ver a Kairi.

» Tengo una condición para romper el compromiso.

-¿En serio? ¿Cuál?

Le alegraba saber que el emperador la dejaría ir sin tanto problema.

-Pasa una noche intima conmigo.

En serio que Kairi se imaginó muchas cosas, menos aquello que pidió el emperador.  Honestamente ella solo deseaba tener su primera noche con Reymon, pero si tenía que sacrificar eso para poder estar a su lado, entonces haría el esfuerzo. La misma Kairi no se percataba de la clase de expresión que tenía en ese instante.

-Bueno, yo…

Kairi no llego a terminar su frase debido a que el emperador coloco sobre sus labios la flor que sostuvo hasta ese momento. Se sorprendió, mirando al emperador un instante, no se esperó algo como eso.

-En serio que eres interesante –dijo junto a una risa -. No tienes que preocuparte, no hablaba en serio.

No llego a contestar, porque el emperador retomó su caminata. Kairi se alegró de no haberse equivocado en cuanto al carácter de aquel hombre.

-¡Muchas gracias!

No pudo evitar soltar con alegría.

-Está bien, pero quedara en que yo decidí romper el compromiso, tengo una imagen que cuidar.

Kairi rió ante las palabras ajenas sin poder evitarlo, antes de caminar para quedar al lado del otro hombre.

-Está bien –comento con una sonrisa -. Espero que consigas a alguien que te haga feliz Perk.

-Tal vez lo encuentre… si no –dijo con una pausa -. Entonces espero volverme el tío rico que apoya en las locuras a sus sobrinos.

Nuevamente Kairi rió. No podía creer las cosas que soltaba aquel hombre, ella estaba segura o por lo menos eso es lo que esperaba, que Perk encontrara a alguien a quien amar en el futuro. Tristemente Kairi se equivocó y al final Perk decidió cumplir con su palabra. Así es como termino volviéndose una especie de tío que apoya en todo a su sobrino favorito. Aunque su sorpresa en el futuro fue inmensa cuando terminó teniendo de favorito a dos personas.

Porque Perk jamás pudo dejar de cuidar a esas dos personas que quería con todo su corazón.

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Las cosas comenzaron a mejorar para Kairi.

El rompimiento de su compromiso con el emperador no se hizo esperar, así que dejó de ser una mujer atada, podía finalmente ir por la persona que más amaba. Lo que Kairi no considero en sus planes es que la mujer con la que se comprometió Reymon en esta nueva línea de tiempo fue con su querida prima, Veronika. Al final, la chica había logrado no solo robarle la atención del emperador, sino que también le quito a su prometido, de allí nacía el inmenso odio que le tomó Veronika a Kairi. Aunque parte de ese gran odio venía impuesto por culpa de la familia Nils.

La suerte se encontraba de su lado, porque a sus ojos logro obtener un compromiso con Reymon, logro hacerlo con la ayuda del padre de Reymon y su hermano mayor, que conoció en el proceso por tratar de impedir el otro compromiso del hombre que amaba. Al final, también había tenido éxito con el hecho de que Reymon dejara de estar atado a su madre haciendo que la mujer se marchara del hogar de los Miskal. Parecía que el mundo le estaba sonriendo a Kairi, ya que las cosas comenzaban a ir bien para ella.

Hasta logro casarse con el hombre, teniendo una hermosa boda con este. También, a pesar de lo que muchos creyeron, fue Reymon quien terminó obteniendo el título de su padre. El hermano mayor de este, declino de heredar el título y se marchó de la familia tiempo después de que ellos se casaran. Según entendió, fue en busca de encontrar aquello importante para él, así como Reymon encontró lo suyo. Años después, cuando su primer varón tuvo cuatro años, el hombre volvió a la familia con una gran sorpresa, había encontrado a su persona especial. Por muchas tensiones que hubo al comienzo cuando descubrieron quién se trató la otra parte, Kairi logró aliviar todo eso y así poder hacer que la familia aceptara al hermano mayor de su esposo.

-De verdad muchas gracias Kairi.

Recordaba que su cuñado le dijo eso una vez.

-No tienes motivos para agradecerme, solo dije la verdad.

-¿En serio?

La chica rió suavemente, dándole leves palmadas al hombre.

-Vamos, sigue siendo amor… -dijo Kairi -. Aun si tu pareja es otro hombre.

Pudo sentir un ligero suspiro de alivio de parte del otro hombre.

-Eres increíble.

-Me lo dicen mucho.

Ambos rieron al unísono tras sus palabras.

-Tus hijos tienen suerte de tenerte como madre.

-Me esfuerzo porque sea así.

Ahora la que recibió una palmada en su hombro fue ella.

-Cada uno de ellos lograra algo increíble, estoy seguro.

Kairi asintió con la cabeza y simplemente dejaron la conversación hasta allí.

Los día definitivamente le estaban sonriendo a la chica, no podía encontrarse más feliz que en ese preciso momento, tanto como para olvidar el hecho de que aún le faltaba otra tarea por completar.

Aunque eso lo recordaría tiempo después.

.

.

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Ya los años habían pasado desde aquel hermoso momento.

Ahora, Kairi era oficialmente la esposa de Reymon, a diferencia de su línea original, en esta si logro casarse con el hombre que amaba, no solo eso, gozaba de tan buena salud que se encontraba teniendo a su cuarto hijo. El primero que tuvo, que seguramente se trató del mismo en su línea original, se trató de una niña. Cuando nació fue la primera vez que vio llorar de felicidad a su amado esposo, contrario a lo que creyó sentiría su esposo por no ser un varón, Reymon le sorprendió, lleno de felicidad por tener a esa pequeña en sus vidas. Fue tanta su emoción, que Kairi tuvo que regañarlo, porque lo anduvo presumiendo demasiado, pero con esas acciones es que Kairi se percataba lo mucho que Reymon amaba a su primera hija.

Luego de ella, unos años después, precisamente dos años, nació su segundo hijo. Ese nacimiento también se consideró una bendición, ya que ese fue el hijo que la sagrada escritura mencionó hace tantos años atrás, porque había nacido con la marca respectiva de un candidato al trono. Su vida estaba siendo plena, más de la que pudo llegar a considerar al principio en su segunda vida. Siempre creyó que el padre de Reymon la despreciaría o algo así, pero con el tiempo descubrió que en realidad amaba a su segundo hijo como al primero, solo que su segunda esposa lo acaparó tanto que no tuvo la oportunidad de acercarse. Al final, la madre de Reymon terminó regresando a su familia, donde pasaría el resto de su vida hasta que murió.

Particularmente Kairi se sentía extraña en la casa Miskal, porque en su mayoría eran hombre, sacando a su primera hija, luego de ella solo logro tener varones. Así que en la familia solo habían dos mujeres, pero no por eso fueron tratadas como menos, Kairi se ganó el respeto en la casa Miskal, en realidad, los sirvientes llegaron a compararla con el sol de la mañana, tan deslumbrante que alegraba a cualquiera que la viera. Gracias a ese don que tenía desconocido, se ganó al resto de la familia Miskal, se podría decir que se volvió la niña consentida de toda la familia de su esposo, a veces creía que la querían más a ella que a su propio esposo, pero eso nunca llego a decirlo en voz alta.

Al momento de iniciar el proceso de tener que dejar a su segundo hijo en el palacio del emperador debido a que fue escogido como un candidato al trono, Kairi se encontraba en el momento más pleno de su vida, pero no fue sino hasta que su segundo hijo tuvo seis años, que se enteró de su segunda tarea la cual tenía la sagrada escritura para ella. Un día fue sola al palacio del emperador, aunque se suponía que tenían que dejar a sus hijos solos, Kairi simplemente no podía dejar a su hijo a la deriva y como terminó en una buena amistad con el emperador, este no le impedía sus constantes visitas a su hijo. Cuando llegó, por alguna razón se detuvo frente al árbol gigante que brillaba, no importaba cuánto lo mirara, no se cansaría de él.

-¿Disculpe?

Una suave y dulce voz llegó a sus oídos, notando que se trataba de un niño cuando se giró a mirarlo.

-¿Qué sucede? ¿Te has perdido?

Kairi se agacho, llevando una mano a la cabeza castaño del pequeño niño, quien había negado con su cabeza. De pronto, cuando tocó al más joven, sintió un fuerte dolor y una gran oscuridad que parecía invadir todo su cuerpo, todo eso fue la causa de que apartara su mano. El niño la miró confundido, inclinando un poco su cabeza.

-¿Está too bien?

Se recompuso de inmediato al darse cuenta que dejó que un niño notara sus emociones negativas. Sonrió para negar con la cabeza.

-Para nada, deberías regresar con tus padres.

El niño asintió con la cabeza junto a una sonrisa. Pronto se escuchó a lo lejos una voz pronunciar un nombre, Kairi notó como el niño se giró y se fue corriendo a dónde provenía la voz. Cuando se incorporó pudo notar a un hombre que seguramente rondaba su misma edad, al momento en que este se giró notó perfectamente el escudo en aquella capa.

-La familia… Aliskar.

-Finalmente te has encontrado con tu segunda tarea.

Kairi se sobresaltó cuando escuchó la voz de la sagrada escritura, hacía años que no la oía. Caminó un poco más profundo en el jardín, tampoco es como si buscara que la vieran hablando sola.

-¿Mi segunda tarea? Recuerdo que mencionaste eso… ¿De qué se trata?

-Tu… Pudiste notarlo ¿cierto?

No sabía si la sagrada escritura podía notarlo, pero asintió como reflejo.

-¿Qué fue eso?

-La muerte –escuchó con una pausa -. Ese niño morirá pronto.

-Espera… ¿Morir? Pero apenas es un niño. Debe rondar la edad de Kari… ¿Por qué?

-Pronto llegara… El momento del cambio.

En serio que Kairi no dejaría de odiar la forma tan compleja en que hablaba la sagrada escritura.

-¡Habla claro y deja de darle vueltas al asunto!

Reino el silencio por un largo rato.

-Kairi… mi adorable niña, tu segunda tarea se trata… tu morirás en su lugar.

-¿Qué? ¿Morir? ¿Por qué?

De nuevo obtuvo silencio antes de una respuesta.

-Porque él no puede morir… Si el niño amado muere antes de tiempo, el caos sucumbirá sobre la tierra.

El silencio ahora se produjo de parte de Kairi.

» El nacimiento de un niño amado es el inicio del cambio Kairi –dijo la sagrada escritura -. Pero al nacer al mismo tiempo que el sumo sacerdote, mi voz no le llega… Así que sin percatarse, ha ido gastando su propia energía para ayudar a otros.

-¿Qué? –finalmente se atrevió a decir la chica -. ¿De qué hablas?

-Como cualquier niño, quiere ayudar lo más que puede y al ser criado en un ambiente tan lleno de amor, es natural ayudar a otros, pero eso es lo que lo condenara. Así que quiero, como segunda tarea, que mueras en su lugar, si lo haces… él heredara tu energía y habilidad.

-¿Mi habilidad?

-¿Acaso crees que es algo común que alguien pueda escucharme? ¿O el tener la habilidad de repetir su vida? Para eso se necesita de mucha energía, la cual tiene que ser extraída de la principal persona involucrada.

-¿Estás diciendo que yo logre regresar gracias a mi propia habilidad?

-Se podría decir que fue gran parte de ella lo que te hizo tener una segunda oportunidad.

-¿Y si no deseo hacerlo?

-Todo lo que has logrado hasta ahora se destruirá.

Kairi se sobresaltó ante aquellas palabras bastante duras. Que la misma sagrada escritura le dijera que todo por lo que había luchado se perdería así de fácil la hería bastante, más de lo que se podría pensar por su expresión.

-¿No puede ser al revés? ¿Por qué no me vuelvo yo lo que es ese niño?

No hubo respuesta.

» ¡Dame una respuesta! ¡¿Por qué no puede ser al revés?!

Tampoco obtuvo una respuesta.

-¿Mamá?

La voz de su hijo la hizo dejar de ver a la nada. Este estaba allí parado mirándola completamente confundido, Kairi se esforzó por colocar una sonrisa en su rostro.

-¡Me has encontrado! He venido a visitarte.

-Mamá, sabes que no deberías.

A veces Kairi se preguntaba de donde salió la personalidad de su segundo hijo, demasiado serio, sentía que en la mayoría de ocasiones ella dejaba de ser la adulta en su relación madre-hijo.

-Lo sé, lo sé… ¿Pero tu madre no puede venir a verte?

Vio a su hijo suspirar.

-Está bien, pero será mejor que te controles o le diré a papá.

-Entiendo, entiendo…

Ambos comenzaron a caminar hacia las afueras del jardín.

-Kairi… Este nuevo comienzo, no es tu batalla.

Fue lo último que oyó en un murmuro en el interior de su cabeza.

.

.

.

Por mucho que la sagrada escritura le hubiese dicho que tenía que cumplir con su papel, Kairi se negó completamente a obedecerla. No quería hacerlo, cada vez que veía a su adorable familia, simplemente no podía dejarla y sacrificarse por alguien que no conocía. Además, poco tiempo después se enteró del embarazo del que sería su último hijo, no quería terminar con la maravillosa vida que le costó obtener. No deseaba algo como aquello, quería vivir, ver a sus amados hijos crecer, superarse a sí mismo, casarse, formar una familia, quería vivir todo eso en compañía de su esposo. Tampoco deseaba dejar solo a Reymon, quería continuar a su lado hasta que ambos fueses unas completas pasas bien arrugadas.

Kairi se esforzó cada noche porque su esposo no se diera cuenta de las lágrimas que se le escapaban con tan solo pensar en la idea. ¿Por qué tenía que ser ella? ¿No había nadie más? Si se debía a la habilidad que tuvo que ni siquiera quería, entonces se la podía dar a cualquiera que si la quisiera. En verdad que se esforzaba todos los días para no caer en depresión, fue gracias a su último hijo que no cayó postrada en una cama por el mal sentimiento que la invadió todo el tiempo. Uno de esos días de su último embarazo, decidió ir a ver a su hijo mayor al palacio, tal vez hablar con él le alegraría un poco.

Llegó al palacio e inevitablemente terminó en el jardín, realmente le gustaba mucho ese lugar, le traía cierta paz encontrarse allí, delante de aquel árbol que aun a esas alturas de su vida, no había brillado o florecido en algún momento. Al verlo fijamente un rato, pudo percatarse de algo que antes quizás no notó y parecía que nadie notaba, el árbol comenzaba a tomar un tono más oscuro del propio. Kairi se preocupó por aquel legendario árbol, el primero que inspiro el inicio del imperio Kurth hace tantos años atrás, si este moría… ¿No significaba un mal augurio?

-¿Mamá?

Justo cuando tocó el árbol, se giró al oír la voz de su hijo.

Así como la primera vez que recibió de golpe los recuerdos de su primera vida, recibió otra clase de recuerdos al tocar el árbol. Aunque no quiso notarlo, pudo darse cuenta de las personas protagonistas de esos trozos de momentos que estaban invadiendo su mente. No uno solo, sino que parecían ser historias separadas, pero que a la vez la conectaba una sola cosa y Kairi lo supo sin siquiera quererlo.

-¡Aah!

El gritó que soltó Kairi alertó a todos, no solo a Kari que se encontraba allí mirando a su madre. Pronto llegaron sirvientes que comenzaron a atenderla, dándose cuenta que la mujer se encontraba en labor de parto.

Todos comenzaron su trabajo, el palacio comenzó a volverse ajetreado entre el movimiento de los sirvientes. Kari se encontraba afuera de la habitación donde encerraron a su madre, podía oírla gritar, por mucho que se esforzara el médico, parecía que el dolor que sentía la mujer no se reducía. Rezaba porque pronto llegara su padre, el cual lo habían mandado a buscar con un caballero lo más rápido posible. Kari solo se quedó allí, viendo a los sirvientes entrar y salir con diferentes cosas, pero las que más lo preocuparon, fueron las sabanas llenas de sangre que sacaban.

-Kari…

Al que vio al girarse fue al emperador, quien tenía una expresión de preocupación. Kari no dijo nada y el emperador solo se acercó a abrazarlo, realmente no entendía nada de lo que estaba ocurriendo, pero agradeció que el emperador estuviera allí para él.

Justo al momento en que su padre llego a la habitación, se escuchó el llanto de su hermano menor. Al parecer habían logrado tener al niño sin problema alguno, por lo menos eso creyeron los involucrados. Con la emoción a flote, Reymon se acercó a Kairi para mostrarle a su pequeño hijo, quien lo tocó un poco con su mano, mientras sonreía. Estaba feliz de que su hijo pudo venir al mundo sin problema alguno, parecía saludable o por lo menos eso es lo que alcanzo a oír de parte de los médicos y sirvientas.

-Takumi… bienvenido.

Después de ese día, Kairi no se volvió a levantar de la cama.

.

.

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-¡Gash!

Kairi soltó una fuerte bocanada de aire cuando despertó al fin.

Por lo menos eso creyó, pero al levantarse, se percató que ya no se encontraba más en la cama donde dio a luz a su hijo, más bien estaba en un lugar bastante lúgubre. Le rodeaba completa oscuridad y tuvo un poco de miedo, pero aun así se levantó del suelo y comenzó a caminar, no sabía precisamente a dónde, solo camino por esa inmensa oscuridad.

Parecía que no iba a encontrar nada, pero luego de una larga caminata pudo hallar una puerta. Primero dudo en sí debería abrirla, pero terminó por hacerlo, igual, no tenía a dónde regresar ya que no consiguió más nada que esa puerta.  Al abrirla, se encontró en una habitación desconocida, estaba tan oscura como el lugar de donde provino, al salir y caminar un poco, se dio cuenta que alguien se encontraba en la cama de allí. Al acercarse a esta, pudo notar al hijo de los Aliskar, parecía dormir plácidamente. Sin poder evitarlo, dirigió su mano al pequeño, pero no alcanzó a tocarlo.

-Está muerto.

Se congeló por completo cuando escuchó la voz de la sagrada escritura.

» Pronto vendrá una sirvienta y lo encontrara.

En serio que a veces pensaba que la sagrada escritura en realidad era cruel.

-¿Por qué me muestras esto?

-Porque pronto comenzara… La época del caos –le escuchó decir a la sagrada escritura -. Tu último hijo no tendrá el placer de conocer un bonito lugar.

-Tú en serio eres horrible.

-No estoy aquí para ser amigable…

Kairi se quedó en silencio, mirando en dirección del niño acostado en la cama. Sin poder evitarlo, finalizó la acción que no hizo antes, el tocarlo, a pesar de que no se encontraba allí con un cuerpo, podía sentir el frío del cuerpo ajeno, igual a cuando la circulación deja de funcionar. También notó que ya no estaba respirando.

-Supongo que no tendré más opción…

-Aunque creas que es una mala decisión la que estás haciendo… Te darás cuenta que en realidad será la mejor para el futuro.

 Kairi no le dio una respuesta.

Y todo fue cubierto nuevamente por oscuridad.

Con eso, Kairi supo que el momento de su partida finalmente había llegado, aunque le hubiese encantado poder continuar con su familia. Fue inevitable que las lágrimas comenzaran a caer por sus mejillas, si tuviera la opción, tomaría la de quedarse, pero sabía muy bien que sería imposible para ella tomar esa clase de decisión. Solo dejaría que la oscuridad la cubriera por completo hasta callar su sollozos, así no se arrepentiría de nada.

-Mi pequeña niña…

No le dio una respuesta a la sagrada escritura.

» Como regalo de despedida te dejaré mirar algo.

Tampoco le dijo algo, estaba segura que aunque lo hiciera, la sagrada escritura haría lo que quisiera. Pronto la oscuridad dejo de cubrir todo y se encontró en el jardín del palacio, Kairi pensó que en serio estaba siendo muy cruel la sagrada escritura, regresarla a ese lugar tan importante para ella. Llevó su vista un poco a su alrededor, centrándola en el árbol tan grande que siempre le gusto observar cada que se encontraba allí. Para su sorpresa, el árbol se encontraba en su mejor momento, las flores habían florecido por completo, se veía tan increíble que no lo podía creer para nada.

Sin poder evitarlo, llevo una mano al gran árbol, al parecer se le había vuelto una costumbre el tocarlo, sobre todo cuando se sentía angustiada o preocupada. Allí, al tocar el árbol, muchas imágenes vinieron a ella, como si cada pétalo le estuviera contando una historia, pudo mirar algo que simplemente le saco una sonrisa. A diferencia de las dos primeras veces que eso le paso, en esta ocasión no se sintió mal, más bien, las lágrimas se detuvieron.

-En serio eres cruel –dijo Kairi -. Mostrándome esta clase de cosas.

El tono en que comentó aquello, no fue el mismo que antes.

-Solo quería darte lo que querías… -le escuchó decir -. Has podido ver a tu familia crecer.

-Quien diría que las cosas terminarían así.

-A veces a quien ayudas ahora, termina ayudando a alguien importante para ti en el futuro Kairi.

-Vaya manera de decirme que salvare a mi propio nuero.

-Bueno, eso fue gracias a tu hijo…

-Los azares del destino son a veces complejos ¿eh?

-Así como el amor… Kairi.

-Gracias. Gracias por todo –dijo en un suspiro, antes de estirarse un poco -. Creo que ya estoy lista para irme.

-Muy bien.

-Solo una cosa más… -dijo Kairi -. Por favor dile al nuero que cuide de mi hijo o volveré a hacerle la vida imposible.

-Yo… no creo que sea necesario.

-Ya veremos.

Y sin decir más nada, la mujer decidió partir sin ningún arrepentimiento, había hecho todo lo que quiso, ahora solo le tocaba ser un observado de las cosas que iban a comenzar a partir de ese instante.

Porque el final de una historia a veces es el principio de otra.

Notas finales:

Bueno, bueno, bueno.

Con este finalizamos esta... ¿Saga? ¿Parte? Jeje

Nos veremos en la siguiente parte... "Mi niño amado".

 

Esperenlo ~~ (aunque tardaré ya que mi compu se daño ywy)


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