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El candidato al trono por ami4alice

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Notas del capitulo:

Aquí vengo con otro capítulo <3 Espero lo disfruten.

Al momento en que volvió a abrir los ojos, veía de nuevo el techo de su habitación. Se levantó de golpe, pensando por un instante que había vuelto de nuevo, pero cuando le dio un detallado chequeo a la habitación, se percató que no era así. Seguía siendo un chico de once años, con mente de veinte, aunque eso lo ponía en duda. Suspiro para notar que se encontraba en pijama, lo último que recordaba fue la voz divina cuando estuvo leyendo la sagrada escritura, si es que eso se podía llamar leer.

-¡Señorito!

La voz de Teffy interrumpió sus pensamientos cuando la puerta fue abierta, dejándose ver a su padre. Se preguntó el motivo de su aparición, si se suponía que estaba en una misión en la frontera.

-¡Dewis!

Antes de decir algo, se acercó a su cama y le dio un fuerte abrazo, sorprendiéndolo. No se esperaba un abrazo de parte de su padre y más porque aún no se ubicaba.

-Papá…

La siguiente en aparecer fue su madre, quien se unió al abrazo, se notaba que estaba a punto de llorar, sus ojos estaban cristalizados.

-¡Estábamos tan preocupado!

Lo que estaba pasando de verdad que le estaba confundiendo, aun así se dejó abrazar por sus padres hasta que ellos estuvieron satisfechos y se separaron.

-¿Qué fue lo que paso? He venido corriendo cuando me avisaron que te desmayaste en el templo.

Ahí entendió el asunto, se desmayó en el templo y fue traído hasta su casa. Por lo menos obtenía una respuesta a una de sus tantas preguntas. Se mantuvo unos minutos en silencio, siendo su madre la que interrumpió el silencio.

-Querido… -dijo en un tono bajo, haciendo que su esposo le dirigiera la mirada -. También hay otra cosa.

La mujer tuvo toda la atención de los presentes.

-¿De qué hablas?

Suspiro, abriendo su abanico para echarse aire, mientras pensaba las palabras que usaría para continuar.

-Ha pasado algo en el templo… -comenzó con duda la mujer -. El nombre de nuestro hijo… apareció en las hojas de los candidatos a emperador.

Padre e hijo tuvieron la misma expresión en su rostro al oír aquellas palabras. Su padre, quien no estaba sentado, dio unos pasos hacia atrás colocando una mano en la mesa al lado de la cama para sostenerse.  Aquello era una gran noticia, una peligrosa y explosiva noticia.

-¿Ya es sabido? –la expresión que le dio su esposa se lo confirmo -. ¿Qué más?

-¿Yo? ¿Un candidato a emperador? ¿Por qué? –Dewis habló antes de que pudiera responder su madre -. ¿Esto es una broma?

Aunque deseaba desesperadamente creer en eso, la expresión de su madre le certificó que esa sería su realidad. Apretó las sabanas que cubrían sus piernas, ahora entendía un poco las palabras de aquella voz divina. Tal parecía que no iba a poder escapar de su destino, porque con aquella noticia de ser un candidato a esa edad, podía asegurarle un lugar en la horca. Nunca había pasado algo como aquello, así que lo más seguro es que se entendiera que todo era falso, entonces creerían que él altero de alguna forma la sagrada escritura, un delito peor del porque fue horcado originalmente.

»Papá…

Miedo. Ese era el sentimiento que reflejaron sus ojos cuando los dirigió a su padre, tenía miedo de lo que pudiera pasar en ese preciso momento. Miedo de que se volviera a repetir lo mismo, que todos fuesen condenados por una idiotez que él provoco. Justo cuando iba a caer en su desesperación, sintió el cálido abrazo de parte de su padre, eso seguro le trajo algo de paz.

-Está bien –dijo separándose -. No importa qué pase, nosotros estaremos de tu lado.

Apartó la mirada de su padre cuando sintió que su mano era tomada, su madre lo había hecho.

-Siempre de tu lado.

Dewis sintió como su corazón se apretujo en su pecho, porque él fue capaz de traicionar esa confianza cuando decidió asesinar al otro candidato. Él tiro a la basura aquella seguridad que sabía que tenía, pero que nunca fue dicha, tal vez por eso no tuvo dudas en traicionarla. Ahora que la escuchaba, solo podía llorar, al darse cuenta que aquellos padres que tenía, no dudaban en demostrarle su amor y cariño, lo que tanto necesito antes de volver a tener diez años.

Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas y simplemente dejo salir todo ese dolor que llevaba conteniendo, veinte años de sufrimiento que se había guardado. Sus padres no preguntaron nada, solo se quedaron a su lado hasta que las lágrimas se detuvieron, acariciando suavemente su espalda o sosteniendo su mano. Aquellos pequeños gestos que le hacían entender lo querido que estaba siendo, además de sus padres, la servidumbre también le demostró lo mucho que le apreciaba. Los caballeros al cargo de su padre igualmente lo hicieron. Todos estaban de su lado, si se hubiese dado a la tarea de darse cuenta de aquel hecho, quizás las cosas serían muy diferentes a lo que fueron.

Él siempre tuvo personas que le apoyaron y quisieron honestamente, solo que jamás llego a darse cuenta, por lo menos no a tiempo. Se arrepentía de eso, pero no cometería el mismo error.

.

.

.

Aunque hubiese preferido evitar enfrentarse al actual emperador, no podían seguir dando excusas, no cuando su padre era un caballero del imperio. Tarde o temprano tenían que ir a enfrentarlo debido a la conmoción que causo el hecho de que ahora era un candidato a emperador y honestamente prefería que fuese temprano, porque sentía que si era tarde, sufrirían muy malas consecuencias.

Por ese mismo motivo se encontraban ese día caminando por los pasillos a la gran sala donde reposaba el trono. Como un niño pequeño, iba caminando detrás de su padre, mientras sostenía su capa, viendo cada tanto el escudo de su familia, tenía que llenarse de valor, por el bien de su familia. Respiro hondo varias veces, tratando de encontrar el valor, al parecer su padre notó lo nervioso que se encontraba, porque espero a que él le mirara para dirigir una mano a la puerta para abrirla. Al hacerlo pudieron ver hacia su interior, al final del pasillo estaba el trono, donde descansaba el actual emperador, que tenía como nombre Perk, a su lado el consejero Yil, un poco más acá se encontraba a la derecha la familia Miskal y a la izquierda la familia Noth, cada uno con sus candidatos.

Mientras caminaban por la alfombra roja con detalles dorados, tenía la mirada baja y se mantenía a la espalda de su padre. Estaba seguro que aunque se mostraba seguro, también se encontraba asustado por lo que podría pasar. Al estar delante del emperador, su padre se arrodillo, así que decidió hacer lo mismo. No quería mirar a ningún lado, no quería estar ahí, si se quedaba allí se involucraría con las personas que le arruinaron la vida, uno por traicionarlo y el otro por no impedir que le asesinara.

-¡Larga vida a Kurth y al emperador Perk!

La voz de su padre sonó por encima de las voces de los presentes.

-Sabes porque estás aquí, ¿cierto?

La voz ronda del emperador sonó por toda la habitación, silenciando a los presentes.

Su padre elevo la mirada para asentir, pero sin dejar de encontrarse arrodillado. Caso contrario, Dewis mantuvo su mirada en la alfombra roja, no quería mirar a su alrededor por el mismo motivo que le llevo a no poner un pie de nuevo en ese lugar desde que había vuelto a tener diez años. Hubo un silencio en la habitación, hasta que de nuevo se escuchó la voz del emperador.

»Ha aparecido el nombre de tu hijo en la sagrada escritura como un nuevo candidato.

-¡Herejía!

Cuando el emperador calló, el consejo soltó aquel insulto. Era bien conocida la enemistad de los caballeros con los consejeros del emperador, ese hombre seguro estaba disfrutando por la humillación que estaba sufriendo su padre. El emperador elevo la mano como señal  para que se callara.

-Es bien sabido que los candidatos a emperador son escogidos al nacer –inició el hombre con su expresión impenetrable -. Pero el nombre de tu hijo acaba de aparecer ahora, cuando ya tiene once años.

Las dos familias comenzaron a murmurar luego de aquellas palabras, aunque no les miraba, sí que podía oír sus comentarios. Era la misma sensación de cuando estuvo en la horca, la gente le insultaba elegantemente por lo que estaba pasando, por un momento Dewis se llevó una mano al cuello, para asegurarse de que no se encontraba ninguna soga.

-Lo sé señor… Nosotros tampoco tenemos idea de cómo paso esto.

-¡Claro! Seguro estas orgulloso de que tu hijo, un vulgar caballero es nombrado candidato para emperador.

Su padre le dedico una mirada de despreció a aquel hombre que se sobresaltó y se resguardo detrás del trono. Un suspiro por parte del emperador hizo que la atención regresara a él.

-Lo primero que se está haciendo, es que el sumo sacerdote certifique la validez de lo que ha sucedido.

Por eso aún no lo condenaban a muerte, el sumo sacerdote se encontraba ocupado. Claro, la meditación podía llegar a durar un mes entero o más, dependiendo de cuánto quisiera purificarse para estar más cerca de la divinidad. Internamente Dewis agradeció a la meditación del sumo sacerdote.

»Hoy me han dicho que termino con su meditación –dijo el emperador -. Así que debe estar certificando la validez de lo que ha sucedido.

Un silenció invadió la habitación, por lo menos hasta que un movimiento por parte de su padre llamo la atención.

-Señor… -inició su padre -. Si es falso… ¿Qué sucederá?

-Sabes la respuesta a eso sin que te la diga.

Más murmureos de parte de los presentes. Sin necesidad de que lo expresara, todos sabían lo que sucedería si lo ocurrido era falso o una alteración forzada hacia la sagrada escritura. De nuevo Dewis se encontró tocándose el cuello, aunque no quería, se hallaba tentando a la muerte otra vez. La sala se silenció cuando un caballero del emperador anunció la llegada de un fraile.

-¡Larga vida a Kurth y el emperador Perk! –saludó, aunque la diferencia es que ellos no se arrodillaban -. He sido mandado por el sumo sacerdote.

-¿Cuál ha sido el veredicto final?

Tuvo miedo, porque su vida dependía de lo que expusiera aquel hombre, pero no podía seguir huyendo y más cuando sintió una mirada sobre él. Al finalmente despegar su vista de la alfombra se encontró con la del fraile.

-El sumo sacerdote ha revisado la sagrada escritura y ha confirmado que es real –comento el fraile para llevar una mano a su cuello -. Además, yo he presenciado la marca de un candidato.

Le regreso el alma al cuerpo con aquellas palabras, su cuello estaba salvado, por el momento. Aunque aquello no agrado mucho a ambas familias ni al consejero.

-¿Entonces la sagrada escritura ha elegido también al heredero de la familia Aliskar como candidato?

El fraile asintió.

-La sagrada escritura lo ha aceptado como candidato y también… -hizo una pausa incomoda -. El sumo sacerdote ha dicho que lo ha posicionado como el favorito.

Una oleada de comentarios se hizo presente ante las últimas palabras del fraile. Sorprendiendo a todos, hasta al mismo emperador que miraba directamente al fraile. Al parecer nadie se esperaba una noticia como aquella y no era extraño, ser posicionado como el favorito por la sagrada escritura significaba que era un candidato más adecuado que cualquiera de los otros. Posición bastante conveniente para alguien que estaba integrándose a esas alturas a la competencia.

»Tú… -su mirada de nuevo se encontró con la del fraile -. ¿Escuchaste la voz divina?

Con aquella pregunta, todas las miradas se posicionaron en él y decidió dejar su mirada en el fraile, para no encontrarse con ninguna otra que no deseaba. Aunque la termino desviando a su padre, que miraba igual de sorprendido que todos los demás.

-Eso es… ¿Malo?

No pudo evitar dudar, el fraile negó con la cabeza.

-No –comento y el fraile hizo algo que no hacía más que para el sumo sacerdote, se arrodillo delante de Dewis -. Eso solo hace que la facción del templo se encuentre de tu lado como candidato.

El templo, que siempre se ha mantenido neutral en cuanto a los candidatos a emperador, ahora mismo se había puesto del lado del recién llegado. Para ellos, alguien que podía escuchar la voz divina como el sumo sacerdote, tenía mucho más derecho de ser emperador que cualquier otro candidato, tal cual como el primer emperador. De nuevo una oleada de comentarios lleno la habitación.

-Entiendo –fue la voz del emperador la que los calló -. Puedes retirarte.

El hombre hizo la típica despedida de los del templo al emperador Perk y se retiró de la sala. Ahora había mucha más conmoción que al principio y las voces de los demás se elevaba cada vez más, ya que el emperador Perk se mantuvo en silencio un buen rato, solo mirando la situación que se desarrollaba.

-¡Eso es imposible! –soltaba el consejero -. ¡Que el templo se ponga del lado de un caballero!

-¿Para qué todo este protocolo? ¡Si pondrán de favorito a un recién llegado!

Una mujer de la familia Noth se hacía escuchar. Los que más comentaban y mostraban su desaprobación a lo que acababa de pasar eran los de la familia Noth.  De la otra familia había comentarios más simples y menos hirientes. Dewis regreso su mirada a la alfombra en sus pies cuando el fraile se marchó. ¿Las cosas podían ir peor?

-Bien.

De nuevo la voz del emperador Perk callaba a todos los presentes. Su padre solo se había dedicado a mirar de forma desagradable a todos lo que insultaban a su hijo.

»Esto cambia un poco las cosas –el hombre se inclinó un poco hacia adelante -. No es justo que entre a la competencia así sin más, luego de todo el trabajo que han aplicado los otros dos candidatos. Así que tiene que nivelarse.

-¿Nivelarse?

La voz de su padre sonó dudosa, el emperador Perk asintió.

-Se le asignara una tarea que compensé el trabajo de los otros dos.

-¿Un trabajo? Emperador Perk… ¿Acaso eso no es demasiado poco?

El consejero metía su cuchara en un asunto que no le incumbía, por lo menos eso decía la mirada que le dedico su padre al hombre. El emperador giró su cabeza a su consejero.

-No –sentenció con tono severo -. Actualmente, los candidatos se encuentran unificando al imperio… Y justo estaba decidiendo a quién asignar Leslik.

Un frió recorrió su cuerpo por completo cuando escuchó aquel nombre. Lo recordaba perfectamente, el territorio de Leslik era la que más se resistía y la que nadie había logrado convencer para que diera su brazo a torcer y se unificara con el imperio. Ahora mismo ese territorio se mantenía independiente, aunque no dejaba de ser importante porque se encontraba en todo el centro hacia los bosques y montañas, tenía los mejores caminos para conseguir la materia prima. Dewis la recordaba como el único territorio que ninguno de los dos candidatos logro hacerla suya. Primero se la asignaron al segundo hijo de la familia Noth y luego al de la familia Miskal, ambos fallaron completamente.

Aquello no era lo único que recordaba Dewis, también recordaba otra cosa que paso en esa ocasión. Él seguía siendo el heredero de su familia y por motivos personales, se la pasaba mucho más en los recintos del emperador. Hubo una ocasión en donde de alguna forma termino en la biblioteca jugando junto al emperador Perk. El hombre era temido y admirado, pero al final seguía siendo un simple hombre que tendía a aburrirse a veces de su propia posición, por lo menos esa fue su percepción todo el tiempo. Recordaba una conversación que tuvo con este en uno de sus tantos juegos en la biblioteca, siendo principalmente ajedrez.

Era un día lluvioso, así que la biblioteca se sentía más fría que de costumbre, aun así, tenía que seguir allí sentado, porque el emperador Perk se negaba a dejarle ir, desde que le gano una vez, el hombre le invitaba a jugar todo el tiempo, siempre eran juego de estrategia o en los que tenía que pensar a profundidad. Allí estaba, viendo por la ventana el cielo nublado, ya en ese momento estaba atrapado por las redes de uno de los candidatos.

.- ¿Qué piensas sobre Leslik?

La repentina pregunta hizo que mirara al emperador.

-¿Qué?

-¿Qué piensas sobre las estrategias aplicadas por los candidatos para obtener Leslik?

Medito un poco la respuesta, pensando que era una trampa, pero cuando miró al emperador supo que solo deseaba saber su opinión. Tenía dieciséis casi cumpliendo los diecisiete. Cerca del tiempo donde cometería la mayor estupidez.

-No fueron malas –inició con algo de duda -. Pero pienso que ambos han puesto su interés por encima de lo demás.

-¿Cómo así?

La ceja blanca levantada del emperador le invito a que continuara.

-Ambos han intentado hacer que Leslik forme parte del imperio, pero no se debe hacer eso… Pienso yo que eso solo provoca que los que viven allí sean reacios a ponerse de su lado –comento -. Ellos han sido independientes durante mucho tiempo, nosotros los necesitamos más a ellos que ellos a nosotros. Y eso es lo que no han incluido en sus estrategias.

-La idea es que formen parte del imperio.

-Lo sé –comento inclinando su cabeza y llevando una mano a su mentón, pensativo -. Pero no se lograra nada solo obligándolos o mejorando su situación. A ellos les gusta vivir en esas condiciones de pueblo pequeño, así que convencerlos de que mejoraran sus vidas solo hará que no quieran aceptar.

-¿Qué propones? –el emperador se recargo en su silla, cruzándose de brazos.

-La inversión que se debe hacer es mejorar sus herramientas de trabajo, buscar más proveedores que compren sus productos. Ellos ya tienen las rutas para el comercio, hacerla el territorio principal de nuestro comercio, pero sin invadirlos.

Dewis se detuvo de golpe cuando escuchó la risa del emperador Perk. ¿Acaso se había equivoca?

-Eso mismo he pensado yo –comento el hombre en un suspiro -. Pero se necesita demasiado capital, además de mover nuestro comerció de Lak a Leslik y es demasiado trabajo.

-¿Pensó lo mismo?

El emperador asintió, volviendo su mirada a él. Como si hubiese escuchado la pregunta no dicha de parte del más joven, volvió a hablar.

-Sí –comento -. Pero, ¿cómo quedaría un emperador si derrocha dinero en algo que parece que no se obtendrá ningún beneficio? Además, se supone que fui yo el que volvió Lak nuestro principal territorio de comercio. Si hiciera lo que propusiste, simplemente quedaría mal parado.

Entendió el punto del emperador Perk. No podía hacer nada por su posición y tampoco darle la idea a algún candidato porque sería favoritismo y él como emperador no podía tener esa clase de cosas. Tenía que ser objetivo con ambos, aunque se notaba lo decepcionada que estaba de que ninguno lograra ganarse a Leslik. Él ya tenía la solución y no la podía aplicar por ser el emperador, irónico.

Elevó su mirada de golpe cuando la voz de su padre se elevó.

-¡Pero señor! Todos sabemos que Leslik es el territorio más difícil para lograr ganársela.

-Por eso mismo –interrumpió el emperador -. Es perfecta para nivelar al nuevo candidato.

-¡Eso…!

-Vamos, vamos –su padre fue interrumpido por el consejero -. ¿Acaso no crees capaz a tu hijo?

Otra mala mirada de su padre para el consejero.

Cuando elevo la mirada y dejo de fijarla en su padre, se encontró con la del emperador Perk, que le miraba fijamente en ese momento en donde el consejero se peleaba con su padre. De nuevo cayó en cuenta de la conversación que recordaba y el emperador parecía hacerle una simple pregunta, porque tenía esa misma expresión que cuando le pregunto en la biblioteca sobre Leslik, aunque obvio, en ese preciso instante dicha conversación no se había dado, después de todo fue cuando tenía dieciséis y en ese momento tenía apenas once años. Aun así, podía sentir que tanto él como el emperador Perk se encontraban en el mismo hilo de idea.

-¡Yo no creo….!

-Bien –dijo el emperador, parando en seco a su padre -. ¿Por qué no escuchamos la opinión de tu hijo?

Al oír aquella pregunta certifico que tenía razón, estaban en el mismo hilo de ideas.

-¡Señor…!

Ahora el que interrumpió a su padre fue su propio hijo cuando se levantó.

Al hacerlo, el emperador hizo un gesto para que se acercara. Le dedico una mirada a su padre, que aunque tenía una cara seria, podía ver en sus ojos las dudas. Respiro hondo antes de caminar unos pasos por delante de su padre, arrodillándose como lo hizo antes su padre, con soltura y elegancia.

-¿Qué opinas tú, nuevo candidato a emperador?

Hubo un silencio de su parte, prefirió pensar las palabras que usaría.

-¡Que grosero! ¿Te crees con el derecho de…?

La mirada que le dedico Dewis al consejero le hizo callar. Aquella mirada no era la de alguien que tuviera miedo o duda sobre lo que iba a decir. La apartó del molesto hombre y la dirigió al emperador Perk.

-¡Lo haré! –su tono fue alto y seguro -. Pero…

-¿Pero…?

Se volvió a silenciar y por un corto momento vaciló.

-Para eso necesito de un gran capital y mover parte de nuestro comercio a Leslik.

-¿Qué-?

El consejero esta vez se calló cuando el emperador Perk se levantó del trono, caminó a paso seguro hacia donde Dewis estaba agachado. Al tenerlo ahí delante, parado, su intimidación era mucho mayor que cuando estaba sentado, paso saliva para mantenerse con la misma expresión segura.

-¿Estás seguro de lo que dices?

Al elevar la mirada hacia el emperador, supo lo que tenía que hacer.

-¡Sí!

Dejo de estar arrodillado, parándose recto, haciéndose notar la diferencia de estatura y constitución, aun así, ambos parecían desprender el mismo aire de confianza. Dewis le mantuvo la mirada al emperador, que a propósito estaba siendo mucho más intimidante. Un silencio incomodo invadió la habitación, uno donde el emperador Perk y Dewis se miraron, ninguno desvió la mirada ni un segundo.

La risa del emperador Perk causo que todos los presentes se tensaran.

-¡Muy bien!

-¿Señor? –el consejero dudaba sobre lo que había pasado.

-¡Prepara todo lo que solicite el nuevo candidato a emperador! –ordenó al consejero -.Para hacerlo más justo, tienes solo dos años para ganarte Leslik.

-¿Dos años? –soltó Dewis con un gesto más relajado.

-Sí, dos años. Si en ese tiempo no lo logras, demostraras que no eres ni capaz ni digno.

Dewis volvió a fruncir el ceño, haciendo esa expresión severa.

-¿Y si lo logro?

El emperador hizo una expresión pensativa.

-Entonces tendrás derecho a ser un candidato.

Se encogió de hombros, como si aquella respuesta fuera lo más obvio. Dewis dudó, pero al final decidió hablar.

-Señor –dijo llamando la atención de los presentes -. Luego de lograrlo. ¿Puedo pedir algo?

Los murmureos volvieron a aparecer en la sala, el emperador por su parte pareció curioso por el asunto. Con un gesto de su mano le señalo que podía continuar.

-Hagamos uso de ser un favorito.

-Si yo logro obtener a Leslik, quiero que me permita hacer el examen de caballero.

La sorpresa se expandió por toda la sala.

-¿No lo presentaras cuando cumplas la mayoría de edad de todas formas?

El emperador dirigió su mirada a su padre, quien asintió como reflejo, tampoco entendía aquella clase de petición.

-Sí, pero quiero presentarla antes de cumplir la mayoría de edad. Eso es lo que deseo.

-¡Que ridiculez!

Con un gesto de su mano el emperador hizo callar a su consejero, antes de regresar su mirada al pequeño niño frente a él que le mantuvo la mirada, sería la tercera persona que lo hacía desde que era conocido como emperador. Duro unos segundos en silencio, como pensando la respuesta que daría, al final se dio cuenta que aquel niño de once años, el cual no parecía tener esa edad y hablaba por la parte psicológica y no la física, no iba a cambiar de idea.

-¡Muy bien! Te dejaré presentar el examen para caballero cuando te ganes a Leslik.

Aligero su expresión cuando obtuvo una respuesta afirmativa, podría tomar el examen de caballero. Obvio que tenía sus motivos para hacerlo, pero no lo iba a decir, prefería que siguieran creyendo lo que quisieran, pero él se iba a proteger de esa clase de destino que le esperaba. Iba a ir en contra de todo aquello que le llevo a la horca y eso significaba enfrentarse en su momento a la persona que una vez amo.

No le dedico ninguna mirada a ese hombre, pero sabía que le estaba mirando, por supuesto que la reconocería, ya que siempre la estuvo buscando y nunca se la regreso, esos ojos naranjas no le llegaron a ver jamás. Lo que si fue nuevo y causo que su vista pasara del emperador que volvía a sentarse, hacia su derecha, era la mirada de alguien nuevo para él. Al ver en dirección de la familia Miskal se encontró de nuevo con esos orbes turquesa. Esta vez le mantuvo más tiempo la mirada.

No supo si fueron ideas suyas, pero sintió que aquella mirada le estaba diciendo algo, que no llego a descifrar. El segundo hijo de la familia Noth miraba directamente al nuevo candidato, pero este le regresaba la mirada al hijo de la familia Miskal, los engranajes del destino estaban comenzando a andar. Tic-tac.

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.

.

El ruido en la entrada era bastante alto y no era de menos, porque se encontraban llevando bastante equipaje para su viaje a Leslik. De donde él residía con sus padres (la capital), hacia Leslik era un viaje de una semana entera, así que no podía ir y venir, si quería ganarse el territorio, tendría que residir allí. Lo bueno es que se cumplió la palabra del emperador y se le fue dado todo lo que solicito, ahora solo quedaba ver que tan buenas eran sus capacidades de negociaciones.

-¿De verdad te tienes que ir?

Su madre hacia la misma pregunta por onceava vez, solo ese día. Desde que se enteró sobre la conclusión de la reunión, estuvo preguntando lo mismo. Comprendía que tuviera ese aire solitario, con su padre yendo a misiones, su madre pasaba bastante tiempo con su hijo, porque las reuniones de la nobleza y demás no ocupaban tanto tiempo. Además, su pequeño hijo solo tenía once años.

» ¿De verdad estarás bien?

Otra pregunta que repitió mucho. Dewis apartó la mirada de la lista en sus manos para ver a su madre.

-Estaré bien mamá.

-¿No quieres que te acompañe?

Negó con la cabeza.

-Alguien tiene que proteger nuestro hogar.

Su mamá bufo.

-Ya suenas como tu padre –se quejó -. Iré a visitarte, así que mantente sano.

-Está bien –soltó junto a un suspiro -. Trataré de arreglar todo para poder recibir visitas pronto.

Había muchas cosas que planificar y demás, así que no creía que por lo pronto pudiera recibir visitas o cosas similares, tenía que concentrarse en su objetivo. Además, también tendría que buscar una manera de avanzar con la esgrima. Era seguro, su agenda se encontraría bastante ocupada y ajetreada.

-¡Todo listo!

Un caballero de su padre le informaba. Asintió con la cabeza, llevando su mirada a la lista un momento, luego se la entregó al hombre.

-Bien, ya está todo listo para partir.

La mirada solitaria de su madre se acentuó con aquellas palabras.

-Será mejor que lo cuiden bien.

El tono fue severo, pero no se dirigió a su hijo, sino a Teffy, Nath y Joyn, ellas eran las únicas sirvientes que le acompañarían, porque había tomado la decisión de que no necesitaba tanta gente, por eso tampoco llevaba una caballería. Si quería llevar la cosa en paz en Leslik, lo mejor era ir lo más humilde posible, no desea causar una guerra por su imprudencia.

-¡Sí! –las tres contestaron al unísono.

Se subieron al carruaje que los llevaría en su largo viaje de una semana. Dewis le dedico una mirada a su madre.

-Estaré bien –dijo en tono dulce para darle un abrazo -. Dos años pasaran volando.

Su madre hizo una mueca, acción extraña en ella que siempre se mantenía elegante.

-Lo que importa es que regresen con vida.

Después de esas dulces palabras de su madre, se separaron y se subió en el mismo carruaje donde iban las tres chicas. Al estar todos adentro, la caravana comenzó a iniciar su recorrido.

Estaba comenzando su nueva vida, no volvería a cometer los mismos errores que le llevaron a una muerte segura. Dewis paso su mano por el cuello un instante, aun a pesar de que no tenía nada, ya que se miró en el espejo varias veces, cada tanto sentía la soga en su cuello y como esta hacia presión para romper su tranquea. No entendía cómo las cosas habían terminado así, con él yendo a Leslik, pero no le importaba, si eso le aseguraba estar lejos de los otros dos candidatos, entonces lo haría.

Una de las razones por las que decidió tomar antes de su mayoría de edad el examen de caballero fue para tener más opciones, además, si era caballero, fácilmente podía dejar de ser un candidato de emperador, porque lo que menos deseaba él, era tener ese título. Lo único que siempre quiso, fue dar honor a la familia Aliskar, volverse el mejor caballero y ese sería su objetivo. El punto importante para lograr ese objetivo era buscar la manera de zafarse de ser candidato, aunque estaba pensando en usar su estatus de favorito para dejar la competencia. No sabía si serviría, pero no perdería nada con intentarlo.

Nunca, ningún candidato había renunciado a su título de candidato, porque eso traía honor a su familia y demás, pero para él, quien nació en una familia de caballeros, aquello no tenía nada de sentido. Lo que más deseaba evitar era enamorarse de nuevo del segundo hijo de la familia Noth y tratar de que fuese como fuese, no se cruzara por su mente la idea de asesinar al primer hijo varón de la familia Miskal. Aunque con toda la información que sabía de ese candidato, podía hacerlo fácilmente. Una de las cosas que le obligo a hacer el segundo hijo de los Noth, fue aprenderse todo con respecto al otro candidato, sabía más de ese hombre de ojos turquesa que de sí mismo.

Agitó su cabeza levemente.

Tenía que olvidarse de todo eso, despejar su mente para lograr cumplir con el objetivo que ahora tenía delante. Porque a toda costa… Se ganaría a Leslik.

Notas finales:

De nuevo, espero lo disfrutaran tanto como yo escribiendo <3

 

Nos vemos pronto. 


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