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El candidato al trono por ami4alice

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Notas del capitulo:

Yuju~ otra vez yo por aquí... ¡Disfruten! 

Dewis paso saliva.

Si creía que lo mataría cuando estaban afuera, verlo ahí sentado de piernas cruzadas bebiendo té con soltura, lo mataría el doble.

Cuando sintió la mirada del otro sobre él, se dio cuenta que llevaba un buen rato solo mirándolo en completo silencio, lo certifico cuando sus sirvientas se lo dijeron con un gesto nada sutil. Él también le había estado mirando, pasaba su mirada entre el té que bebía y Dewis. Como si con solo mirarse estuvieran entablando la mejor conversación de todas, continuaron así un poco más, donde alguno de los dos desviaba la mirada, haciendo que el otro hiciera lo mismo y luego volvía a quedar atrapados en los ojos contrarios. Era una dulce tortura de miradas.

El codazo de parte de Nath le saco de su embobamiento.

-¿Qué le trae por aquí?

Al fin se había hablado en aquella habitación donde el sonido de las tazas y el té era lo único que tintineaba. Además de sus respiraciones. Hubo de nuevo un silencio, antes de que Kari dejara su taza en la mesa.

-La correspondiente visita a los otros candidatos.

Tal vez en el fondo esperaba otra respuesta y sintió que el otro lo descubrió cuando prosiguió.

» Aunque todavía no eres aceptado como un candidato, ¿cierto?

Su sonrisa, su endemoniada sonrisa. ¿Lo iba a matar de una vez o solo seguiría torturándolo hasta el golpe final?

-Supongo –fingió indiferencia.

-¿Has logrado algo?

Ahora el silencio vino de su parte. ¿Podía confiar en aquel chico? La última vez que lo hizo termino en la horca.

-Creo que eso es algo que no debería ser de su interés.

Se recompuso cuando se percató que quizás ese chico solo venía a vigilar su progreso, tal vez alguien de su familia le dio la idea. Ve y espía al chico nuevo para saber cómo arruinar sus planes. Dewis estuvo mucho de ese lado del tablero, así que sabía las técnicas para obtener información sin que se dieran cuenta. No le ganarían tan fácil esa partida, apenas estaba comenzando.

-Supongo… -alargó su frase teniendo su mirada fija en la ventaja -, que eso es cierto…

El que se encogiera de hombros hizo que se confundiera. ¿Qué era lo que realmente quería ese chico? No creía que también fuese alguien en su misma situación, así que lo más seguro es que siguiera siendo un niño de doce años, aunque como futuros emperadores, no creía que precisamente tuviera la mente de un niño de doce años.

» Fue impresionante –dijo luego de una pausa -. Lo que hiciste hace seis meses, cuando fuiste declarado un candidato.

Parecía que perdió el interés en la ventana, porque regreso su vista a él, pero en esta ocasión, Dewis tenía el ceño fruncido. No caería en una trampa similar dos veces. Se levantó de su asiento irritado por la situación que tenía delante, no terminaba de entender a aquel chico delante de él.

-Si no tiene más nada que decir, supongo que es hora de que se retire.

-¿Tan rápido? ¿Luego de un viaje de una semana? –a pesar de que se viera como queja, no sonaba así -. Los planes son quedarme una semana.

-¿Qué?

De nuevo no estaba entendiendo lo que pasaba. El otro chico también se levantó, la diferencia de estatura quedaba en evidencia otra vez.

-El emperador ordeno que nos quedemos una semana… Para mejorar la relación entre candidatos, ya sabes… Convivencia.

Aunque lo estaba escuchando no podía creer. ¿Tenía que pasar una semana con ese chico? ¿Por qué?

Otra cosa resonó en su interior cuando capto el verdadero problema de aquella orden.

-¿El otro candidato también vendrá aquí?

Kari agitó su cabeza en negación y se sintió enormemente aliviado.

-Él vendrá, pero no se quedara una semana, a lo mucho tres días…

El alivio paso al olvido ante esas palabras. Si iba a venir y lo tendría que ver, no quería que eso pasara, no deseaba encontrarse con Kam Noth, el otro candidato a emperador, el hombre que le traicionó.

Dio un paso hacia atrás y como se encontraba cerca del mueble, fue a dar de regreso a este, viendo el piso todo el tiempo. Tanto que se había esforzado por evitarlo y ahora tendría que verlo por eso de las convivencias entre candidatos. Eso importaba una mierda, él lo sabía muy bien, porque a Kam no le importó usarlo para matar al otro candidato, con el cual debía llevarse bien, pero así como conocía todo sobre Kari, también sabía sobre el inmenso odio de Kam hacia este.

Todo el tiempo fue un gran odio, cualquiera que conociera la verdadera personalidad del segundo hijo de la familia Noth, sabría del despreció que le tenía al otro competidor. Dewis siempre se preguntó lo que pensaba Kari de todo ello, pero nunca tuvo el valor de preguntar o averiguarlo.

Al elevar la vista, se encontró de nuevo con aquellos orbes turquesa.

» ¿Está todo bien?

-Sí –dijo cortante -. No me siento bien… Iré a la cama.

Su plan era irse de ese lugar, no estaba para torturarse con aquel asunto, más por su propia situación con el territorio de Leslik. Antes de partir o alejarse de los muebles, una mano en su brazo le detuvo, de nuevo detenía su partida de aquella forma.

-No huyas –dijo sin apartar la mirada -. Sea lo que sea, enfréntalo directamente con la cara en alto.

Irónico.

Si lo pensaba un poco era bastante irónico que la persona que asesino le dijera algo como aquello a alguien como él. No dijo más nada y cuando su brazo fue liberado, decidió ponerse a andar con dirección a su cuarto. Tenía que pensar en un plan para cuando Kam estuviera allí, una manera de hacer que no se vieran aun cuando estaban en la misma casa.

Sin importar lo que tenía que hacer… Evitaría todo contacto con Kam Noth.

.

.

.

Dewis lo recordaba muy bien, el primer momento en que conoció a Kam que hizo que se enamorara o por lo menos comenzara a prestarle más atención al punto de enamorarse profundamente.

Tenía once años, recién cumplidos, cuando tuvo que ir a una fiesta en el palacio del emperador por su cumpleaños. En ese tiempo había escuchado por error una conversación de su padre donde ponía en duda, hacer a su hijo el heredero. Le dolió mucho escuchar aquello, como era un simple crio no entendería los motivos que le llevaron a su padre a decir aquello, pero el hecho de que estuviera pasando cada vez más tiempo en cama era una de las razones para ponerlo en duda. Su padre, así como muchos otros, no tenía esperanza de que fuese a vivir tanto tiempo.

Los motivos de su padre los desconocía, porque él solo se veía como un niño que tenía mala temporada, por eso se enfermada durante tanto tiempo cada tanto, pero consideraba que tenía las habilidades para ser el heredero de la familia Aliskar. Aunque escuchar a su padre poniendo en duda aquello, le destrozó, sintió como si aquello declarara que su padre ya no lo quería. Con el corazón destrozado y dudando, asistió a la fiesta de cumpleaños del emperador, pero no se sentía con ganas de escuchar la opinión ajena.

No necesitaba de mucho para alcanzar a escuchar los murmureos de los demás, que parecían tener la misma percepción de su padre sobre su herencia. Al final no pudo soportar ese pesado ambiente y salió al jardín para tomar aire, a pesar de que se estuviera muriendo por dentro, no debía de mostrarlo en su cara, no delante de esa gente, que lo único con lo que ayudaba era en criticar.

Camino por el jardín, ignorando por completo su belleza, por lo menos hasta que estuvo delante de aquel gigante árbol. Elevo su mirada para certificar que no podía ver el tope desde ese ángulo, ignoró también el hecho de que las flores le hacían brillar por la luz de la luna que daba con estas. Llevo una mano al árbol, preguntándose en si él era el equivocado en aquella situación, después de todo, la mayoría se inclinaba a un solo lado. Dudaba y dudaba más de sí mismo, él si tenía la fuerza para ser el heredero de su familia aunque la situación estaba causando que su confianza fuera rota.

Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas y aunque quiso contenerse, unos sollozos se le escaparon. Que nadie tuviera confianza en él le estaba destrozando de una increíble manera. Cuando escuchó pasos, luego de un buen rato con sus hombros contraídos y siendo el único testigo de sus lamentos el árbol, se limpió las lágrimas, jamás mostraría debilidad ante alguien.

-Vaya, vaya –escuchó su voz, así que se giró a ver de quien se trataba, era Kam, uno de los candidatos -. Tal parece que si necesitaras de esto y yo poniéndolo en duda.

Hubo silencio de su parte, puesto que dirigió su mirada a lo que llevaba en sus manos. Una hermosa flor amarilla, un tanto rara porque tenía un número impar de hojas, normalmente las flores tenían números pares de pétalos. Esa flor tenía una historia detrás de ellas.

“Tengo confianza y fe plena en ti”

Ese fue el significado que se le dio a la flor por su rareza y color. Una flor que se le daba a aquellos seres queridos para hacerles entender que confiaban en ellos y que creían también. Dewis tuvo que contener las lágrimas cuando se dio cuenta que querían volver a brotar al recordar el significado de la flor. ¿De verdad se la estaba regalando?

A penas habían hablado ellos dos, solo unas cortas conversaciones donde la mayoría era simples saludo y aun así estaba allí dándole una de esas flores. Para alguien como él, que su confianza estaba siendo destrozada, recibir esa flor fue mucho más especial, de lo que seguro fue para la otra parte.

Acepto la flor y con eso acepto la curiosidad que tuvo por aquel candidato, buscando tener más conversaciones que un simple saludo. Dewis se dedicó a conocer a aquel hombre capaz de darle esa flor con tan profundo significado y que trajo consigo un deje de confianza. Su relación mejoró, al punto de conversar de cosas importante, él creía ciegamente que era especial para ese hombre, pero luego de la traición que recibió, descubrió de la mala manera que el único que se consideraba especial, era él mismo.

Ese sería un recuerdo que le destruía por dentro, enterarse de que ni siquiera la persona que creyó, creía en él de la forma que hubiese querido todos esos años.

.

.

.

Abrió sus ojos, encontrándose con el techo de su habitación, la que tenía desde que llego a Leslik. Al abrirlos se dio cuenta que un par de lágrimas se le escaparon de sus ojos. Hace mucho tiempo que no pensaba en ese tipo de vida que tuvo antes de volver a tener diez años, pero ahí estaba de nuevo, atacándolo en sueños, como si fuese alguna clase de recordatorio de lo que tendría que cuidarse en esa nueva oportunidad que tenía. Paso su brazo por el rostro para eliminar cualquier rastro de haber llorado, se incorporó en la cama, pero quedó paralizado en el lugar cuando vio hacia la pequeña mesa que acompañaba esta.

Una flor amarilla con un número impar de pétalos.

Se alteró inevitablemente al ver aquella flor, llevando su vista a Joyn, quien era la encargada ese día de venir a despertarlo, la cual se sobresaltó al verlo ahí despierto en la orilla de la cama.

-¡Señorito! ¿Qué…?

-¿De dónde salió esta flor?

Dewis le cortó, yendo directo al punto. Joyn miró en dirección de la pequeña mesa con más de dos gavetas para ver la flor allí descansando. El silencio que tuvo la mujer hacia que el miedo se extendiera por todo su cuerpo.

-Fue el otro candidato, señorito.

Lo que se espero había pasado, había llegado Kam.

Se levantó de golpe de su cama, puesto que había estado sentado hasta ese punto, tenía que buscar una manera de evitar verse con ese hombre. Joyn quien le miraba fijamente notó lo alterado que se encontraba su señor y no llego a entender el motivo detrás de ese comportamiento, porque se veía como asustado.

» ¿Todo bien? –se atrevió a preguntar ella.

Dewis la miro con duda, aun así decidió hablar.

-Sí, solo… ¿Puedo pedirte un favor? –pregunto, a lo que Joyn asintió -. ¿Puedes ayudarme a evitar al segundo hijo de la familia Noth?

La mujer inclinó su cabeza confundida.

-Pero señorito, el segundo hijo de la familia Noth no está aquí… -dijo ella pensativa -. Según el primer hijo de la familia Miskal, él vendrá a final de la semana.

-¿Qué?

-De eso fuimos informadas ayer.

Dewis enmudeció por un momento, se giró a ver la flor y luego regreso su mirada a Joyn.

-¿Entonces la flor…?

-El primer hijo varón de la familia Miskal solicito que fuese dejada la flor allí.

Regreso a la orilla de la cama en completo silencio. ¿Por qué ese chico le regalaba esa flor? ¿Acaso entendía el significado de esta?

No se quedaría con la duda, él no era como antes, un vil cobarde, esta vez había decidido cambiar, por eso mismo se dejó llevar por sus emociones y se levantó para caminar fuera de la habitación, aun en contra de las protestas de parte de Joyn. Estaba repitiendo lo mismo que hace dos años atrás, cuando se lanzó del balcón. No le importaba, tenía que obtener respuestas a las nuevas preguntas que se le formaban y si tenía al que le daría las respuestas, no se acobardaría en enfrentarlo directamente. Llego al comedor donde lo encontró allí sentado, se paró cerca de su silla con aquel aire lleno de confianza, por su parte, Kari le vio y luego desvió su mirada un poco avergonzado.

-Hay algo de lo que tenemos que hablar –su tono fue severo.

-Bien, pero… Deberías cambiarte de ropa… por una más adecuada.

Su tono era dudoso y no le mirada directamente. Dewis bajo su mirada para notar que se encontraba en pijama, de nuevo repetía todo eso. Ahora fue él quien se encontró avergonzado, principalmente porque el otro se mostraba así.

-¡Bien!

Luego de aquello se giró, con la cara completamente roja y salió corriendo hacia su habitación para vestirse. Unos minutos más tarde se encontraba de nuevo en el comedor, ya vestido con ropa más adecuada a la que tenía cuando apareció por primera vez. Dewis tenía muchos pantaloncillos cortos con tirantes debido a que su madre siempre decía que se veía bien, así que en ese instante llevaba unos de color marrón con detalles naranjas, su camisa también tenía detalles naranjas, pero era blanca y de mangas cortas.

Se sentó al frente de Kari, quien llevaba un pantalón negro, con mocasines del mismo color, una camisa blanca y un chaleco negro con detalles plateados, para que combinara con su cabello del mismo color. Con una sola mirada de su parte se podía dar cuenta lo bien que se veía con esas prendas, lo que Dewis no sabía es que la otra parte, pensaba lo mismo en ese momento en donde parecía que se miraban, pero en realidad estaban analizando la apariencia ajena.

-¿Quiere mermelada con su pan?

Fue Teffy la que interrumpió aquel silencio que parecía eterno y tenso a la vez. Dewis se giró a ella, como si tratara de entender su interrupción.

-Ah… Sí.

-¿La de fresa?

-¿Te gusta el pan con mermelada? –finalmente habló Kari.

-Al señorito le gusta mucho, tanto que a veces cuando no lo vemos, se roba con una cuchara mermelada.

-¡Nath!

Nath había soltado aquello que hizo avergonzar a su señor y reír a su acompañante. La seguridad por preguntar lo que quería saber se perdió por un momento, donde solo miró sus rodillas.  

-¿Ibas a preguntar algo?

Elevo la mirada para ver a Kari con la taza de té en sus manos, dándole un rápido sorbo, sin mirarlo a él, mirando el té como si fuese lo más llamativo de la sala.

-Sí… -dijo con algo de duda, desviando la mirada -. La flor amarilla, con un número de pétalos impar…Esa… ¿Sabes su significado?

Hubo un silencio en donde Dewis dudo si había sido correcto preguntar eso directamente, tal vez debió buscar otra manera de encararlo. Escuchó el sonido de la taza siendo dejada en la mesa lo que causo que le mirara, pero este no lo estaba mirando.

-Tengo confianza y fe plena en ti.

Con aquellas palabras lo confirmaba, el hijo de los Miskal sabía el significado de la flor.

­-¿Por qué…?

No pudo evitar iniciar su pregunta con un hilo de voz, la cual no termino. Ahora se encontraba tensó al saber que el otro chico sabía su significado. ¿Acaso se estaba burlando de él?

La sola idea causo que se levantara de forma brusca, produciendo un ruido estridente que provoco que todas las miradas cayeran sobre él. Estaba alterado, sus sirvientas lo notaban, por la forma en que apretaba su pantaloncillo con sus manos y tenía esa mirada lastimera, la cual solo vieron una vez, cuando la sagrada escritura lo declaro un candidato.

» ¿¡ACASO ES GRACIOSO REIRSE DE MI!? –la tensión se transformó en ira -. ¡¡¿Es tan divertido burlarse de este estúpido futuro caballero?!!

 Aquello lo grito con fuerza, pero sin mirarle, por eso le tomó por sorpresa cuando vio la reacción que tuvo de parte del hijo de los Miskal. Kari también se encontraba sorprendido por aquella clase de reacción, pero más que sorpresa, vio un deje de tristeza en aquellos ojos turquesa. ¿Por qué él…?

-Ya veo… -dijo el otro en tono bajo -. Así que te ha molestado el gesto.

Vio a Kari levantarse de su asiento, camino a donde él se encontraba parado y a pesar de que alguien de su posición no debía hacer algo como aquello, se arrodillo delante de él. Le veía con sorpresa y preocupación a la vez, alguien de la posición del hijo de los Miskal no tenía por qué arrodillarse delante de otra persona, aun así, con elegancia, el otro se agacho colocando una rodilla en el suelo y una mano en su pecho.

» Si mi acción te ha molestado, me disculparé contigo por haber sido grosero…Pero si hay algo que quiero que quede claro –comento con una pausa donde elevo su vista a la de Dewis -. Hice el gesto porque eso es lo que pienso sobre ti.

Abrió la boca varias veces para decir algo, pero ningún sonido se produjo en ese momento, se encontraba impactado por lo que acababa de decir el otro chico. Entonces, tomando su silencio como respuesta, Kari se levantó con una sonrisa triste y después camino directo a la entrada del comedor. No podía creer lo que acababa de pasar, ni siquiera cuando se quedó solo en el comedor se lo podía creer.

Hice el gesto porque eso es lo que pienso sobre ti.”

Esas palabras se repetían una y otra vez en su mente, sin cesar. No sabía lo que tenía que pensar sobre lo que acababa de suceder, todo fue tan rápido o tan lento, no lo sabría reconocer a primeras. En sus recuerdos fue Kam quien le dio la flor, entonces Dewis se preguntaba el motivo de que Kari supiera su significado y que se la diera en ese preciso momento, con aquellas palabras. ¿Qué estaba sucediendo?

De nuevo, su mente estaba siendo todo un caos, aun así, a instrucción de sus sirvientas se volvió a sentar en silencio y tomo el desayuno para poder seguir con sus tareas del día. Aunque su cuerpo se encontraba allí, su mente estaba en otra parte, otro lugar diferente, aquello definitivamente le había descolocado por completo al punto de no saber con exactitud lo que debía hacer o el curso que tenía que tomar. Aun con la mente de una persona de veinte años, aquello fue completamente difícil de procesar, comenzando a dudar de sus propios pensamientos.

Ahora tenía que enfrentarse a la persona que menos deseaba para obtener las respuestas a las preguntas que se le formaron… Tendría que hablar cara a cara con Kam.

.

.

.

Como todos los días desde que se ganó la confianza de los ciudadanos de Leslik, se encontraba realizando trabajo pesado, el mismo que realizaba la gente del territorio. Tenía una pala en sus manos y guantes, porque sus manos eran sensibles y el roce de la madera de la pala le sacaba ampollas. Estaba cavando un huevo, como todas las mañanas luego de desayunar, la gente de Leslik tendía a abrir huecos por diferentes motivos, para las trampas, para trasplantar alguna planta, para el huerto, para las urnas, no importaba el motivo, siempre se tenía que hacer los huecos, a veces pequeños en otras ocasiones más grandes.

Estaba concentrado en su tarea de meter la pala en la tierra y echar hacia atrás la tierra, para brindarle más espacio. Mientras realizaba su tarea, su mente divagaba en lo sucedido en la mañana, preguntándose en las cosas que tendría que hacer a partir de ese momento. De todo, lo que concluyó es que tendría que hablar con Kam, aunque no deseaba, porque tenía que saber, si el chico conocía también el significado de la flor, si lo conocía, las cosas se le complicarían bastante, sino… Había algo sospechoso en sus propios recuerdos.

-¡DEWIS!

El fuerte grito de su nombre hizo que se sobresaltara, soltando la pala. Se giró para encontrarse con Kia, quien estaba agachada en la altura de donde él se encontraba cavando.

-¿Q-qué sucede? –pregunto.

-Sé que tenemos que cavar huecos, pero tampoco buscamos abrir una puerta al inframundo.

No entendió lo que hablaba la chica, pero cuando llevo su vista a lo que había hecho, se percató que por encontrarse divagando en sus pensamientos, no midió la profundidad del hueco que estaba abriendo. Era más profundo de su estatura y más ancho, podría dar un par de pasos sin problema, pero eso no fue lo importante. El hueco fue demasiado grande por no prestar atención.

-Lo siento…

Se avergonzó por haber metido la pata en su tarea por andar pensando en otras cosas. Con ayuda de la chica, logro llegar a la orilla y salir del hueco que acababa de hacer, se sentó en el borde soltando un suspiro.

-¿Todo bien?

No contestó de inmediato, se pensó lo que diría.

-Tengo una situación… que hace que mi cabeza no este conmigo.

-¿La situación tiene que ver con el otro chico de cabello plateado?

La pregunta tan directa hizo que le mirara avergonzado, como si hubiese sido pillado. Desvió la mirada antes de negar levemente.

-¿Por qué piensas que tiene que ver con él?

-Porque desde que llego estas actuando raro… -indico Kia -. ¿Acaso te hizo algo malo?

La chica dejo su mirada dulce y coloco una más seria, como la de una mujer capaz de todo si tocaban a los que les importaban. De nuevo Dewis negó con la cabeza.

-No, no es nada….De verdad –comento para llevar su vista por el lugar -. ¿Y Kokade?

Al mirar a su alrededor se dio cuenta que el chico no se encontraba, por su parte, Kia inclinó su cabeza, también dándole una mirada a su alrededor.

-Él siempre que termina su parte del trabajo desaparece… -dijo encogiéndose de hombros -. Ya es algo normal que lo haga.

-¡No puede ser! –dijo levantándose de golpe, sorprendiendo a la chica -. Ah… Lo siento.

Se disculpó, porque su acción causo que la chica cayera en su propia retaguardia. La ayudo a levantarse y la vio sacudirse la tierra de su falda short, luego le dedico una mirada silenciosa.

-Debe estar en el bosque, siempre va allí –como si hubiese escuchado la pregunta no dicha de Dewis, la chica le dio aquella información.

-Gracias.

No dijo más nada y luego de un rápido abrazo a la chica en gesto de agradecimiento por sus palabras, se fue corriendo hacia el bosque. Aun la conversación con Kokade no estaba terminada, necesitaba que le enseñara esa forma de usar la espada, así podría superar las pruebas de caballero y convertirse en uno, aun a pesar de su condición. Decidió en ese momento, concentrarse en lo que tenía delante, ya cuando apareciera Kam, resolvería ese otro asunto que hacía que su mente y corazón quemaran, porque quería saber la verdad, descubrir lo que paso en aquel entonces.

.

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Estaba sentado en el borde de su cama esa mañana, se encontraba en fin de semana, la noche anterior se le anunció que el segundo hijo de la familia Noth vendría a sus aposentos. Respiraba hondo con su mano apretando su pecho, estaba vestido más elegantemente, ya que ese día no tenía que ir a realizar trabajo, con dos invitados, iba a ser más ocupado para él como anfitrión. Tenía de nuevo un pantaloncillo con tirantes, una camisa con estampado de cuadros y un lazo en el cuello, además de un prendedor en su cabello. Llevaba zapatos bajos y medias altas, las cuales tenían unas cintas en la parte superior.

Por un momento había olvidado la forma en que su madre le gustaba vestirlo cuando era pequeño, de esa forma tan aniñada. Como si fuese lo más delicado en la habitación, que con un toque brusco iba a romperse. En el pasado no dijo nada, porque pensaba de la misma forma, al final él solo parecía un muñeco de exhibición sin nada que aportar a la familia, pero ahora pensaba diferente, tendría que hablar con su madre sobre la ropa que iba a llevar a partir de ese instante.

Suspiro para levantarse de la cama, se encontraba allí solo por petición de él, le indicó a las chicas que le dejaran solo por un momento para buscar el valor de ver cara a cara a Kam. Con Kari las cosas no empeoraron o mejoraron, desayunaban y cenaban juntos, pero en completo silencio. Desde que se quejó por lo de la flor, tampoco realizó un acto similar, en realidad llego a notar que mantenía su distancia, como si le estuviera dando su espacio y lo agradecía y odiaba al mismo tiempo, lo peor de todo es que no sabía el por qué.

Salió de la habitación para encontrarse con Nath, quien le señalaba que el carruaje del hijo de la familia Noth había llegado. Fue con ellas tres a la entrada para recibirlo, donde hizo una reverencia cuando lo vio bajar del carruaje. A diferencia de lo que sintió cuando vio a Kari, con Kam fue una sensación diferente, de irá, de despreció. Le miraba como si aquel hombre no existiera, no se encontraba delante de él, como si estuviera mirando a la nada.

-Bienvenido Kam Noth, candidato a emperador.

-Por lo menos tienes modales.

Aunque lo dijo en tono bajo y trato de ocultar su comentario con una mano en su boca, llego a sus oídos perfectamente. Se incorporó para mirarle con una sonrisa, su mejor sonrisa de hipocresía.

-Ya el desayuno está listo, por favor venga conmigo.

No se dijo más nada y comenzaron a caminar con dirección al comedor, donde ya el desayuno se encontraba servido. Al llegar, el salón se encontraba solo la comida, Kari no había llegado aún a la habitación. Recorrió con su vista la comida en la mesa, entonces vio algo que le hizo girarse hacia Joyn, tomando su brazo y sorprendiendo a la chica por su gesto.

-Joyn… Quita de la mesa el pan con almendras.

-¿Eh? ¿Por qué? –pregunto ella confundida.

-A Kari no le gusta ese pan… -indico -. Mejor trae el de trigo. También, cambia la taza de su asiento, el adorno que tiene no le gustara para nada…

Aun con duda, la mujer asintió y se fue a cumplir con la petición de su señor. Dewis lo sabía, porque conocía todo de ese hombre, lo que odiaba, lo que le gustaba, absolutamente todo, por eso sabía que detestaba el pan con almendras, no comía nada que tuviera almendras en su contenido, también conocía muy bien las supersticiones en las que creía. La tasa que le dieron tenía un símbolo que lo asociaba a la brujería, así que particularmente no le gustaba, porque le recordaba precisamente a la muerte.

Se fue a sentar, dándose cuenta que la forma en que iban a sentarse, él quedaba delante de Kam, así que su mirada se encontró con la del otro chico, quien le miraba fijamente desde hace un buen rato. Soltó una risa, afincando su codo en el posa brazos y su mejilla en el puño cerrado. Dewis no pudo evitar tensarse al ver aquella expresión, aquella posición relajada.

-Parece que estas bien informado de los gustos y manías del hijo de los Miskal.

La sabía porque ese hombre delante de él se lo pidió, pero eso era algo que no podía llegar a decir. Solo se quedó allí mirándole fijamente, intentando evitar desviar la mirada.

» ¿También conoces los míos?

La pregunta le descolocó un poco, sobretodo porque al pensarlo con profundidad, se dio cuenta que la respuesta era negativa. Tanto afán de aprenderse todo de Kari para matarlo, le llevaron a no conocer nada del hombre que había amado desde el fondo de su corazón. De nuevo se mantuvo en silencio.

» ¿No vas a contestar? ¡Pero que insolencia!

Se tensó sin poder evitarlo cuando elevo un poco la voz, estaba usando ese tono despectivo que solo señalaba cosas malas.

-Lo haré… -dijo al fin -. Pero antes de cualquier cosa… Quisiera hacerle una pregunta.

-¿Una pregunta? –soltó curioso, obteniendo como respuesta una asentida de cabeza -. Muy bien, le permitiré a alguien de tu clase preguntar lo que quiera.

Dewis decidió ignorar el insulto en sus palabras, respiro hondo para tomar el valor de continuar.

-¿Sabes de la flor amarilla de pétalos impares? –ahora fue él quien obtuvo una asentida de cabeza por parte del otro -. ¿Conoces su significado?

Hubo silencio, un largo y prolongado silencio que lo torturaba.

-¿Tendría que saber el significado de una simple y estúpida flor?

Su respuesta causo que Dewis se levantara de golpe, aunque el otro no se inmuto por la acción del otro, seguía manteniendo su porte seguro.

-Si no lo sabes… -dijo luego de dar un golpe a la mesa con ambas manos -. Si no lo sabes… ¿¡Por qué me diste esa flor!?

No pudo evitar elevar la voz, tal vez sería escuchado por Kari, pero no pudo evitarlo. Enterarse de aquel hecho le hizo sobresaltar sus emociones negativas. ¿Acaso todo lo que creía era mentira?

El hombre de cabello negro le miró sin cambiar de expresión, pero luego de un silencio de su parte, soltó una risa, una que no demostraba felicidad, sino más bien satisfacción. Dewis se alteró mucho más al oír y ver como el otro se comportaba, lentamente todo lo que creyó se estaba destruyendo delante de sus ojos. Ahora podía verlo, la verdad de aquel hombre delante de él, su verdadera y podrida personalidad.

-¿Tanto por una estúpida flor? –soltó él con soberbia -. Simplemente lo hice para arruinar los planes del estúpido e idiota candidato de la familia Miskal.

Su odio se notaba en su voz, no es como si ya no la hubiese notado en el pasado, pero ahora se daba cuenta de lo enorme que era, por la clase de expresión que le dio el pelinegro.

-¿Arruinar sus planes?

Dudo, regresando a su asiento sin creerlo.

-No sé porque quería hacerlo, pero fue divertido ver su cara cuando su buena acción fue arruinada.

En ese momento Dewis se dio cuenta de todo, el que le envió esa flor en ese entonces, el que le decía con sus gestos que confiaba en él, no fue el hombre delante de él, sino aquel que ignoró por completo y fue capaz de matar. La única persona que sabía creía en él y Dewis lo mató. Ahora se daba cuenta de la clase de cosa que había hecho, del por qué Kari no se opuso cuando lo mató. Había sido usado, ahora no tenía otro camino para tomar, no había esperanza dentro de él, porque muy en el fondo quería creer que todo fue una mentira, que nada de aquello era verdad, pero con eso confirmaba sus peores pensamientos.

El hijo de los Noth lo uso para quitarse del camino a la persona que más odiaba y arruinaba sus planes de obtener poder. Y él cayó por completo por el hombre equivocado, se enamoró verdaderamente del hombre que tenía un hielo frió como corazón. Con los sentimientos que tenía guardado dentro, le miró directamente.

-Eres una basura –comento -. No eres más que una basura, no llegarás lejos… ¡Morirás siendo eternamente el segundo plato de todos!

Al fin hubo una reacción de parte de Kam, quien se levantó de su asiento y lo tomo del cuello de su cabeza, arrugando el lazo que adornaba su ropa. Ira, la pudo ver en sus ojos, el otro chico estaba lleno de una ira contenida, porque él con sus palabras había dado justo donde más le dolía.

-¡¿Qué puede saber alguien como tú?!

Dewis le dio un manotazo para soltarse del agarre, teniendo ese mismo porte seguro que mostraba el otro, aun cuando estaba enojado.

-Tú le odias porque sabes que él es mejor que tu –comento -. Porque sabes mejor que nadie que al final él terminara ganando, a menos que utilices juegos sucios.

Aunque se mostraba seguro y estaba sacando todo el veneno que llevaba dentro, sus manos cerradas en puños estaban temblando, pero el otro no lo notaría jamás, porque su mirada se encontraba fija en la de él. Orbes marrones como la miel estaban fijos en los orbes naranjas.

-¡¡Cállate!! ¡Tú no sabes nada!

Le volvía a agarrar del cuello de su cabeza, estaba seguro que su plan era darle un fuerte golpe en la cara, pero se detuvo de golpe y se apartó lanzándolo hacia su asiento con brusquedad cuando la puerta fue abierta. Kari hacia acto de presencia en el comedor, les miró un momento sin decir nada.

» Se me fue el hambre –dijo Kam -. Iré a la habitación a descansar del viaje.

Se quedaron completamente solos en el comedor, Dewis sintió como la adrenalina de hace un momento se perdía por completo. Aunque se había levantado de su asiento cuando Kari entro, sus piernas terminaron fallando, cayendo arrodillado al suelo.

Como si Kari hubiese entendido algo, se acercó a él, se agacho y tomo sus manos que seguían temblando. Pasando del momento de adrenalina, cayó de nuevo en el miedo, ya que Kam se encargó de que le tuviera miedo, él siempre se encargó de que hubiese esa línea donde si la pasaba era una muerte segura, aun cuando Dewis no se quiso percatar de aquel asunto, pero en ese instante se daba cuenta de ello.

Ante el toque suave y cálido de parte de Kari hizo que su corazón se agitara. Él lo había hecho, él mató a la única persona que creyó en él, que le dedico sabiendo su significado aquella flor, ahora se daba cuenta de todo lo que hizo, del seguro dolor que le causo a aquel chico que ahora le acariciaba la cabeza con dulzura. Las lágrimas comenzaron a caer sin darse cuenta,  el hijo de la familia Miskal tenía un toque muy cálido a pesar de la mirada fría que siempre cargaba en su rostro, era tan dulce y se arrepentía de no haberse dado cuenta antes.

-Lo siento… Lo siento… Lo siento…

Fue lo único que pudo decir en un hilo de voz. Kari no dijo nada, solo siguió acariciándolo dulcemente, apegándolo un poco más a él. Nada más fue dicho, simplemente se dejaron llevar por el cálido y hermoso momento.

Notas finales:

Sayonara~ 

 

Nos veremos en el próximo <3


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