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El candidato al trono por ami4alice

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Notas del capitulo:

¡Ya en el capítulo 5! Uno más y se acaba los capítulos seguidos... ~~ 

Finalmente se habían cumplido los dos años en los que estaría en Leslik, convenciéndolos de formar parte del imperio, transcurrido ya el tiempo pautado, tenía que regresar para presentar su reporte al emperador, para que todos se enteraran si los objetivos propuestos fueron cumplidos. Luego de la visita de los otros dos candidatos,  todo lo demás fue viento en popa, Dewis no habló sobre lo que sucedió ese día con Kari y este tampoco lo volvió a mencionar. Igualmente evitó relacionarse con Kam más de lo políticamente necesario, después de todo, los tres seguían siendo candidatos a emperador, quisieran o no tendrían que tratarse.

Su plan para fortalecer a Leslik había funcionado, los ciudadanos del territorio aceptaron su propuesta, ya que el que lo escucharan era de por si una ventaja, porque nadie nunca había logrado llegar tan lejos como para que fuesen tomados en cuenta, pero el esfuerzo de trabajar como un esclavo todos los días surtieron efecto y los líderes de Leslik le permitieron una conferencia. Allí planteo su estrategia para fortalecer la economía de esta sin necesidad de cambiar la forma en que hacían las cosas. Luego de proponer su idea, le llevo alrededor de un mes para obtener la respuesta, mes en que no pudo pegar el ojo en ninguna noche.

Cuando se cumplió el año, los líderes de Leslik aceptaron su propuesta y la única condición que pusieron es que no deseaban a ningún otro líder allí, que él sería el único que tomarían como una especie de embajador. Aunque no terminara como emperador, tenía un segundo trabajo asegurado, eso le dijo Joyn en una broma luego de haber oído el veredicto final. El siguiente año se la paso llevando a cabo la estrategia para que Leslik formara parte del imperio Kurth. Todo parecía ir en buen camino para el heredero de la familia Aliskar. Después del año, su madre vino de visita por una semana, aunque no la pudo atender bien debido a tanto trabajo que lo ocupaba.

Olvido por un momento todo lo sucedido con los otros dos candidatos a emperador, centrándose solo en el trabajo que tenía delante, ya que era su deber cumplir con su palabra de ganarse el territorio de Leslik y lo había logrado en el tiempo en que prometió, obvio que el proyecto que presento seguía en desarrollo, pero tenía el sello que mostraba que Leslik era suya. Mientras estaba parado en las escaleras de la mansión donde residió esos dos años, miraba el papel donde se declaraba que el territorio de Leslik le pertenecía, con la firma de todos los líderes y el sello característico de Leslik. También, en dicho papel era donde lo declaraban único embajador del territorio, se podía considerar aquello como una victoria.

-Se nota lo feliz que se encuentra por este logro.

Nath se paró a su lado con una sonrisa. Como era el día de su regreso, unos días antes vinieron otros sirvientes que ayudarían con las cosas, así como ayudaron a descargarlos cuando llego por primera vez.

-Si…

Realmente estaba feliz, porque eso significaba que iba a poder presentarse en la prueba para volverse caballero. ¡Se había ganado su derecho!

Otro asunto relevante en su estadía en Leslik fue que, aunque le llevo un tiempo y varios intentos, logro que Kokade le enseñara el estilo de esgrima que había desarrollado por su cuenta, porque esa fue la primera vez que veía a alguien pelear de esa forma, normalmente usaban la fuerza para aplicar sus movimientos. Ahora no solo se ganó el territorio de Leslik, sino que también tenía la confianza con su esgrima, ya quería volver a casa y mostrarle a su padre lo mucho que había avanzado, además, la musculatura que había ganado, ya no se desmayaba tanto como en un principio. Estaba avanzando a su objetivo final de ser un reconocido caballero, eso era seguro.

Enrollo el papel y lo guardo entre sus ropas, algo tan importante no se apartaría de su lado y más conociendo a la clase de gente que estaba en contra de que él se volviera un candidato. Ava, el hombre que conoció en el camino a Leslik y que suponía fue contratado para retenerlo o hasta matarlo, molesto en otras ocasiones además de ese primer encuentro. Quemo en una de ellas toda la siembra, actos cobardes que le permitían huir, pero Dewis no se quedaría completamente quieto, les hizo un terrible seguimiento y luego les entrego su cabeza a los líderes de Leslik, eso fue algo que le dio más puntos con ellos. Aquellos líderes adoraban hacer pagar a los que destruían las cosas que con tantos esfuerzos ellos conseguían.

-Espero que no aflojes cuando estés en la capital.

Kokade venía de arriba de las escaleras, con ropas de alguien de la capital y no de Leslik.

-Para eso te voy a tener a ti detrás de mí.

Con Kokade, Dewis había logrado tener una cierta confianza, se podría decir que Kokade fue  una especie de primer amigo cercano a su edad que logro obtener, aunque su relación era más que eso, se podrían considerar más hermanos. Cuando le propuso a Kokade el venir con él a la capital, este no pareció dudarlo demasiado, quizás en el fondo esperaba algo como eso, poder salir de ese lugar donde parecía no encajar. Lo que si le sorprendió a ambos hombres es que sus hermanas gemelas decidieran seguirlo, aun cuando ellas encajaban perfectamente en ese lugar.

-Oigan, oigan, no se olviden de nosotras.

-Cierto, cierto.

Kia y Kurai hacían acto de presencia, si se veían bonitas con la ropa típica de Leslik, se veían preciosas con los vestidos de la capital. Cualquiera que las viera podría jurar que eran hijas de nobles importantes y con grandes extensiones de tierra, que triste que en realidad eran huérfanas.

-Por supuesto, estoy segura que a mi madre le encantara tener finalmente compañía femenina.

Su madre amo mucho a Kia y Kurai cuando las conoció en su visita, las chicas también compenetraron muy bien con su madre. Rápidamente se trataban como si de verdad fuesen sus hijas, a las cuales le daba consejo y las mimaba con adornos o peinarlas. Su madre les tomo mucho cariño y no dudaba de ello, porque debía de estar cansada de vivir en una casa donde lo que más abundaban eran hombres.

Había llegado solo con Joyn, Nath y Teffy, ahora se regresaba con Kokade, un chico ya en su mayoría de edad, además de Kia y Kurai, dos dulces y fuertes mujeres un año menor que él, así que ahora tendrían trece años, porque él ya había cumplido sus catorces. Su círculo de personas importantes comenzó a crecer, muy diferente a sus recuerdos, donde se obsesionó tanto por su amor no correspondido que no se detuvo a relacionarse con otros. Se encerró tanto en intentar complacer a Kam, que no se giró a su alrededor a notar que habían muchas personas que estarían de su lado.

A diferencia del primer viaje donde llego, el de ida fue mucho más calmado y no tuvo que hacer un plan para evitar ser atacado, antes se preparó con respecto a eso, si no llegaba sano y salvo a la capital, lo más seguro es que Leslik tomara eso como una provocación a ellos y no dudarían no solo en rechazar unirse al imperio, sino entrar en una guerra y aunque nadie lo admitiera abiertamente, Leslik tenía todas las de ganar. Nadie le atacaría, por lo menos no todavía. Pudieron acampar con tranquilidad y llegar a su hogar en una semana, tiempo respectivo del viaje, al ver su casa, no pudo evitar sentirse algo nostálgico.

Al bajarse del carruaje, no pudo evitar tensarse cuando escuchó el sonido de una escuadra posicionarse para recibirlo. Esa sería su primera vez siendo recibido de tal forma, como un digno heredero de su familia. Al final de la fila de los caballeros bajo el comando de su padre, se encontraba él al lado de su madre, estaban allí para recibir a su preciado hijo luego de dos años. Olvidando todo lo relacionado al protocolo y la etiqueta, Dewis bajo corriendo del carruaje y corrió hacia su padre, tirándosele en los brazos, tal cual como lo hizo cuando tuvo diez y se lanzó del balcón.

-¡Papá!

Su papá rió, pero correspondió al abrazo.

-Vaya, vaya, parece que aunque crezcas seguirás actuando como un niño.

Se avergonzó mientras se separaba de su padre un poco, su madre aprovecho para incorporarse al abrazo, teniendo un dulce y emotivo abrazo familiar. Sus padres estaban allí, dándole el amor que siempre le tuvieron, pero por estúpidos malentendidos jamás se lo mostraron.

¡Estaba feliz de estar de nuevo en casa!

.

.

.

De nuevo se encontraba allí, en los aposentos del emperador, viendo aquel despampanante jardín, la única diferencia es que llevaba un traje más ceremonial que la vez pasada que estuvo en ese lugar, enfrente del emperador Perk. Vestía un traje negro con detalles dorados, una capa con adornos en cadena que tapaba su hombro derecho hasta su codo y tenía el sello de su familia. Estaba acomodando el cuello de su camisa, porque se sentía ahogado con la ropa, tal vez porque no estaba acostumbrado a tales prendas. Su madre siempre le hizo vestir de forma ligera, no estaba acostumbrado a tantas prendas encima de su cuerpo.

Suspiro levemente mientras caminaba de un lado a otro en el pasillo, su padre le había ordenado quedarse allí un momento mientras iba a arreglar todos los detalles de la reunión que tendría con el emperador. Se sentía extraño porque fueron dos años desde que lo vio por última vez, cuando lo enfrento en aquella misma sala donde mostraría la prueba de que obtuvo el territorio de Leslik. Otro suspiro salió de sus labios, estar solo causaba que se pusiera más nervioso… ¿Y si cambiaba de opinión el emperador al final?

-Si sigues así, abrirás una zanja.

Se tensó y giro con brusquedad para encontrarse con aquellos ojos turquesa.

-Ah…

Luego de lo que paso entre ellos, no sabía cómo debía de comportarse delante de él y en su comportamiento quedo reflejado aquella duda.

-Está bien –le escuchó decir -. Sigamos como veníamos.

El hombre coloco una mano en su cintura, moviéndose ligeramente hacia un lado e inclinando solo un poco su cabeza, sin apartar sus orbes turquesa de él.

La misma sensación que tuvo cuando lo vio por primera vez en el territorio de Leslik, le invadió de nuevo. No pudo evitar llevar su mirada por todo el cuerpo ajeno, notando que llevaba un traje de color azul rey con detalles negros, una capa en su espalda que cubría ambos hombros con cadenas plateadas, que brillaban igual que su cabello perfectamente peinado. Antes jamás se dedicó a darle una mirada al hijo de los Miskal, pero ahora que lo hacía se daba cuenta de su belleza.

Todo parecía encajar perfectamente, sentía que aun si vestía harapos se vería igual de guapo que con ropas costosas. Su cabellera de color plateado, típica de la familia Miskal, un rasgo que pertenecía únicamente a su familia, específicamente a los hombres. Kari tenía cuatro hermanos menores, lo cuales también tenían ese cabello plateado, muy por el contrario de su hermana mayor, quien lo tenía semejante al color de sus ojos turquesas, pero que a la luz de la luna, su largo y laceo cabello se veía como con reflejos plateados. Tenía que admitirlo, todos en la familia Miskal eran hermosos.

-¡Kari!

Comprobó aquel pensamiento cuando no muy lejos de donde ellos se encontraban parados, apareció la hermana mayor del nombrado. Lelei, era la femenina primogénita y por eso ella heredaría el nombre, a diferencia de otras familias nobles, los Miskal no tenían preferencia por los hombres, la única condición para heredar el nombre era ser el primogénito. Estaba completamente seguro que esa belleza andante tenía las cualidades de cualquier heredero varón de otra familia.

Llevaba un hermoso vestido del mismo color que el de su hermano, el cabello a medio recoger en un moño, se veía tan elegante y  al estar junto a su hermano menor se veían como un hermoso paisaje al cual admirar. Cuando la chica notó su presencia le regalo una sonrisa y no pudo evitar sonrojarse, se sentía nervioso de que tal belleza le estuviera mirando.

-¿Qué sucede? –pregunto Kari -. ¿Qué quieres?

A pesar del tono frío que escuchó en la voz de Kari, su hermana mayor le regalo una sonrisa.

-Nos han llamado, la reunión comenzara –luego de decirle eso, volvió su vista al acompañante de su hermano pequeño -. Te deseo suerte, heredero de la familia Aliskar.

Con aquellas palabras, la chica tomo su falda y la elevo un poco mientras se inclinaba hacia adelante y un pie iba hacia atrás, en un hermoso gesto de reverencia. Aunque ambos eran herederos de una familia, obvio que su rango había subido al ser un candidato a emperador. La belleza de la mujer y su actitud tan amable le hizo de nuevo avergonzar. Kari le tomó del brazo para llevársela, así se quedó solo de nuevo, pero lo único que paso por su mente fue si había sido su imaginación el que escucho a Kari chasquear.

Se giró a ver el jardín que se encontraba más allá de donde estaba parado. Lo había olvidado, por un momento, debido a que todos llamaban a Kari el heredero de la familia Miskal, que en realidad no lo era. No muchos estaban de acuerdo con que una mujer heredara el nombre, así que nunca se referían a Lelei como la heredera, dándole el título al segundo hijo que si era varón. Como todos le llamaban a Kari así, se le olvido ese asunto, aunque tampoco es como si pudiera cambiar la forma de referirse a él como el heredero luego de tanto tiempo hacerlo.

Llevo su vista a su lado, en un punto se recostó de la pared, era su padre quien le miraba con una expresión serena.

-Ya has sido convocado.

Paso saliva y asintió con la cabeza a las palabras de su padre.

Le siguió por el pasillo hasta la sala del trono, donde todo el mundo le esperaba en su lugar. Ahora que ya era sabido que logro ganarse a Leslik, significaba que era otro candidato a emperador, por ello no era estrictamente necesario arrodillarse, aun así, lo hizo junto a su padre.

-¡Larga vida a Kurth y el emperador Perk!

Ambos soltaron al mismo tiempo, dignos caballero postrándose ante su emperador. Con un gesto de la mano hizo entender al consejero de que se moviera a donde estaban los otros dos arrodillados, para que recibiera en sus manos el documento que mostraba que él se ganó el derecho como candidato a emperador. Dewis busco en sus ropas, desde que volvió lo seguía llevando con él todo el tiempo, para cuidarse las espaldas de que pudieran robárselo o quemarlo. Al tocarlo con sus dedos lo saco y se lo entrego al consejero, quien después camino de regreso y se lo dio al emperador Perk.

El hombre desato la cinta roja del papel y lo desenrollo para leer su contenido. Al acabar, la sonrisa que mostró no le gusto al consejero que leyó de reojo el contenido de aquel papel en las manos del emperador. Volvió a enrollarlo y se lo dio esta vez a un chico, que luego de recibir su indicación se marchó de aquella sala. Todos estaban en completo silencio, pero ya se conocía el veredicto final desde que Dewis anunció su resultado antes de pisar la capital.

-¡Felicidades! –comento el emperador -. Haz ganado tu puesto como candidato.

-Gracias señor.

Bajo la cabeza en gesto de agradecimiento, pero pronto levanto la mirada para ver directamente al emperador Perk. Una sonrisa que demostraba que él recordaba su promesa.

-Parece que ahora que has cumplido con tu parte, yo tengo que cumplir con la mía.

Una emoción le invadió de golpe al oír aquellas palabras, podría presentarse a las pruebas de caballero, se ganaría el título y heredaría el nombre de su familia.

»Yo, aquí y ahora –inició el emperador en tono alto para que nadie se quedara sin oír -. Doy permiso para que Dewis Aliskar pueda presentar las pruebas de caballero.

Un ruido estridente de parte de los presente no se hizo esperar, muchos parecían inconformes con aquella declaración. Si seguía el curso como iban las cosas y el heredero de la familia Aliskar se presentaba y ganaba el torneo para ser caballero, entonces sería el caballero más joven en la historia.

-Señor –dijo Dewis, llamando la atención del emperador -. Hay otra cosa que quisiera decir.

-¡Hablé!

Aunque inició con seguridad, al tener la mirada de todos, no pudo evitar sentirse nervioso.

-Si quedo en las pruebas como caballero… -comenzó a hablar de nuevo -. Quiero renunciar a mis derechos como candidato a emperador.

Una nueva oleada de comentarios llenos de sorpresa invadió toda la habitación. Ser un candidato a emperador era el mayor honor de todos, nadie nunca había renunciado a serlo, por lo menos no hasta ahora. El emperador Perk le miró curioso, inclinando un poco su cabeza y haciendo que el poco cabello canoso que tenía se inclinara hacia un lado. Así como los demás, hasta su propio padre, se encontraba sorprendido de aquella clase de petición.

-¿Puedo preguntar porque esa decisión?

Hubo silencio, todos esperaban una respuesta de su parte. Respiro hondo para recuperar su seguridad.

-Yo quiero proteger al pueblo con mi espada, señor –dijo con seguridad -. Siendo un candidato a emperador no puedo hacerlo.

El emperador pareció dudar un momento, pero, aunque fue un gesto que pasó desapercibido para todo el mundo, Dewis pudo notar como el hombre delante de él miró de refilo a alguien en aquella sala. Sin poder evitarlo, él fue más descarado y miró a donde dedujo había vista de reojo el emperador, se encontró con el primer hijo de la familia Miskal, quien descansaba en uno de los murales con sus brazos cruzados y los ojos cerrados, como si aquello que estaba pasando en la sala fuera ajeno a él, aunque quizás era más que eso. Por alguna razón Dewis sintió que a ese chico no le sorprendió para nada la noticia que ahora corría de persona en persona en aquella sala.

Dewis sintió algo estremecerse dentro de él.

“Tengo confianza y fe plena en ti.”

De nuevo, aquellas palabras se repitieron en su cabeza. Sus acciones no sorprendieron a ese candidato por el simple hecho de que ya sabía que algo como eso pasaría, por ello se encontraba ahí parado, como si la conmoción de la sala no fuera asunto suyo. Todo fue simples sospechas, pero cuando Kari abrió sus ojos y se encontraron sus miradas, pudo saberlo, que no estaba lejos de la realidad.

-¡Silencio!

Por andar divagando en su mente, no se percató de que el escandalo aumento y que su padre se hallaba de pie, mirando de mala manera al consejero, al parecer, soltó un comentario inadecuado que enfureció a su padre.

» Si dijera que dejar de ser un candidato tiene sus consecuencias –comento el emperador dirigiéndose a él -. ¿Qué harías?

-¡Las aceptaría!

No dudo en contestar, no dudaba de su decisión.

-Aliskar –el apellido de su familia fue dicho en tono alto y seguro por el emperador, su padre se arrodillo a consciencia que le llamaban a él -. Tu hijo tiene el permiso de asistir a las reuniones que tengas que presentarte tú.

-Señor… -el tono de sorpresa de su padre no pasó desapercibido.

-Dewis Aliskar, parece que nosotros solo podremos tener acuerdos para lograr lo que queremos –ahora se dirigía a él -. Solo aceptaré tu renuncia a candidato a emperador, si ganas la competencia. Y habló de quedar en primer lugar, de quedar en segundo u otra posición que aun te permita ser caballero, no será aceptada, así que tendrás que renunciar a ser caballero y entrar en la competencia como candidato a emperador. ¿Entendido?

De nuevo le estaba dando condiciones exageradas, pero podía notar en la mirada del emperador Perk que colocaba esas condiciones porque sabía que podría lograrlas. Con la seguridad que mostraban los ojos del emperador, a Dewis no le quedo de otra que aceptarla, para cumplir con las expectativas del hombre más importante del imperio.

-¡Sí!

Nada más fue dicho en aquella sala, su seguridad al aceptar otra loca condición hizo a todos callar. Ahora tenía un nuevo objetivo para cumplir.

.

.

.

Tenía que ganar la competencia de caballeros. Ese era su nuevo objetivo.

Por ese mismo motivo se encontraba entrenando de forma espartana, haciendo el mismo entrenamiento de los caballeros de su padre, además de tener batallas contra ellos, para practicar. También se la pasaba con Kokade, quien al tener la mayoría de edad, fue incentivado por la escuadra de su padre para que presentara también la prueba de caballero, le vieron potencial al chico, por eso le animaron a volverse caballero. Aunque Kokade se veía reacio a hacerlo, él podía notar como su entrenamiento también se volvió más estricto, al parecer presentaría la prueba al igual que lo haría él.

Tal vez por eso mismo siempre decía que no presentaría ese año, que quizás lo intentaría el próximo año, porque sabía que al momento de la competencia, ambos tendrían que luchar contra el otro, en esa competencia no serían compañeros o amigos, solo competidores. Ambos entrenaron juntos tanto tiempo que se sabían gran parte de las manían y movimientos del otro, sus enfrentamientos siempre eran reñidos e interesantes, porque todos los caballeros siempre les rodeaban como público cuando decidían enfrentarse. Sus encuentros fueron uno de los motivos de que los caballeros de su padre le dijeran a Kokade que se presentara, no se lo habían dicho, pero supo que hasta su mismo padre le indico que se pensara hacer la prueba.

-Tomemos un descanso…

Se quejó mientras se tiraba en su propia retaguardia al suelo, estaba cansado y completamente sudado de tanto esforzarse entrenando, además, el sol se encontraba en todo su esplendor, haciendo que fuese más forzoso el entrenamiento. Su espada quedo tirada a su lado mientras buscaba recuperar el aliento, estaba demasiado agitado en ese momento, era comprensible, seguía siendo solo un mocoso de catorce años, seguía estando en la adolescencia.

-¿Ya no aguantas una?

-Cállate.

Kokade se burlaba de él como siempre, aunque se veía igual de cansado, seguía parado con la espada sobre sus hombros. La diferencia entre experiencia a veces quedaba presente en sus batallas, además, Dewis perdió muchos años al no empezar desde joven, en cambio Kokade lo hacía desde que se dio cuenta de la diferencia entre él y los demás hombres de Leslik.

-Aunque debo decir que has mejorado mucho –le escuchó decir -. Ellos también lo han notado.

Había llevado su mirada a Kokade, notando que estaba mirando en otra dirección, así que decidió seguir su mirada en la misma dirección, viendo que se estaba refiriendo a los caballeros de su padre. Él entendía perfectamente eso, desde que decidió esforzarse para volverse un caballero y así heredar el nombre de su familia, los caballeros de su padre se habían presentado más colaborativos. Muy diferente a lo que él recordaba de ellos, no recordaba sus caras, porque nunca llego a tratarlos directamente, pero podía sentir como le juzgaban todo el tiempo.

Esos hombres darían la vida por su padre, no lo ponía en duda ahora, por eso se dio cuenta que había recibido esa clase de trato porque al final él se rindió con volverse un caballero y enorgullecer a su familia. Decepcionó a aquellos hombres que aunque no lo dijeron abiertamente, le habían apoyado y le fuesen seguidos a ciegas como lo hacían con su padre. Podía verlo en ese instante, por la forma en que lo trataban y le ayudaban a ganar la competencia de caballeros. Le daban consejos, le ayudaban con la práctica, como debía planificar los ataques y cómo debía protegerse, el movimiento de la espada, de todo su cuerpo, el volverse uno solo ser con la espada.

-¡Señorito!

La vos de Teffy le saco de sus pensamientos.

-¿Qué sucede?

La mujer venía agitada por haber corrido, le llevo unos minutos poder contestar.

-Señorito, tiene una visita.

-¿Una visita? Pero yo no espero a nadie.

La mujer pareció dudar un poco sobre lo que iba a decir o cómo debería actuar, lo único que hizo fue mirar en la dirección en que venía.

Dewis siguió la trayectoria con su mirada, misma que hizo Teffy, para encontrarse allí con su invitado. De nuevo llegaba sin invitación, con ese aire que no denotaba  precisamente superioridad. Ahora que lo notaba, entre los dos candidatos a emperador, ese chico es el que soltaba un aire más humilde, aunque eso era meramente su percepción.  

Se quedó parado en su lugar a la distancia, parecía dudar si acercarse o no, al final camino en su dirección y al notar su presencia, los caballeros no dudaron en arrodillarse, aunque con un gesto de su mano les indicaba que no era necesario tanto formalismo. No lo había visto desde aquel día que tuvo la reunión con el emperador Perk, no podía evitar sentirse aun incómodo delante de ese chico y aún más porque comenzaba a ser consciente de su atracción.

Al estar delante de él fue mucho más consciente de su buena apariencia, pero también de la diferencia de estatura, para tener la misma edad, Kari era un poco más alto que él, en realidad, Dewis tenía que levantar la mirada para verle directamente a los ojos. Llevaba un traje donde la parte superior de la chaqueta que llevaba era de color azul rey, mientras que la parte inferior tenía un color blanco puro, también había en sus mangas, específicamente en los puños el mismo tono de azul. Debajo de la chaqueta llevaba una camisa blanca, un pantalón de vestir azul y zapatos mocasines negros, todo con detalles dorados, además del escudo de su familia bordado en su espalda.

Llevaba el pelo peinado hacia atrás, pero se notaba que algunos mechones se resistían a unirse a los demás. Sobre su brazo descansaba una capa clásica con dobles en la parte del cuello, la capa era blanca y el cuello azul, iban a juego con el traje que tenía en ese momento. Dewis no podía dejar de mirar, aunque lo intentara parecía que su mirada se iba a perder en aquel chico y la ropa que cargaba, que siempre parecía bien seleccionada para hacer resaltar su belleza. Paso saliva sin darse cuenta, llevaba un buen rato en silencio desde que se paró enfrente de él. Fue Kokade al hablar quien le hizo percatarse de que estaba en completo silencio.

-Bienvenido, Kari Miskal, candidato a emperador.

Tal vez no fue el único con la mirada fija en la persona delante de él, porque vio a Kari también reaccionar a las palabras de Kokade, al que le hizo el mismo gesto con la mano para que dejara de lado las formalidades, desviando al fin la mirada de Dewis.

Al ya no tener la mirada en el otro y que este no le estuviera mirando fue que bajo su vista a su propia ropa, llevaba una camisa oscura con las mangas dobladas y un pantalón sencillo, además de las típicas botas de caballero. Esa apariencia no era exactamente para recibir a una visita tan importante y más aún por la tierra y sudor que tenía encima. Dewis se encontró avergonzado de su propia apariencia.

-Esperare en la sala de invitados.

Elevo la mirada para encontrarse con la del hijo de los Miskal, como si le hubiese leído la mente, le soltó aquello.

Asintió con su cabeza, sin apartar la mirada del otro, quien solo quito su mirada cuando le toco girarse para irse al lugar donde antes le señalo que esperaría. Le llevo unos minutos reaccionar al hecho de que seguía sin moverse de su lugar, parecía como si estuviera allí plantado, no sabía porque ese chico le causaba tal cosa. En sus recuerdos ese hombre no había pasado de ser el otro candidato, pero ahora tenía tanta presencia en él mismo que no se lo podría explicar.

Fue gracias a Teffy que Dewis se movió, la mujer tuvo que arrastrar a su señor hasta la habitación y asearlo mientras continuaba en su trance, recibió ayuda de Joyn quien ya tenía todo listo desde el momento en que presenciaron la llegara del candidato a emperador. Lo bañaron y vistieron para estar presentable. Ahora tenía una camisa clara junto a un chaleco de cuadros rojos y negros, el pantalón corto que llevaba tenía el mismo diseño, además de las botas altas.

-Esperen, esperen –soltó saliendo de su trance cuando notó en el espejo del tocador que las mujeres le estaban poniendo un adorno en el cabello -. ¿Por qué me lo ponen?

Las mujeres cruzaron una mirada cómplice. Le habían colocado en el cabello un horquilla de color rojo, puesto que su forma era la de una rosa, pero de él caían unos hilos dorados y tenían pequeñas esferas del mismo color de la rosa. Se lo colocaron del lado derecho luego de recoger parte de su cabello hacia atrás.

-Te dije que se daría cuenta.

-¡Pero se ve tan lindo! –se quejó Teffy. Al parecer ella fue la de la idea.

-¡No soy una niña! –se quejó inflando sus mejillas -. No quiero usar esto.

Dewis se quitó la horquilla del pelo para dejarla en el tocador bajo la queja de Teffy.

-Pero señorito, le queda muy bien –dijo ella ahora haciendo un puchero -. ¿Acaso no quiere verse bien?

La cara que demostró hizo que las mujeres no pudieran contener una risa. Dewis las miro desconcertado a aquellas palabras, era la primera vez que ellas específicamente recalcaban que él se quisiera ver bien.

-¿Acaso no se le quedo viendo al candidato a emperador? –ahora fue Joyn la que habló -. No sienta envidia de él, usted también es lindo. Así que hay que hacer que él vea su belleza.

Dewis se preocupó de que las mujeres estuvieran de acuerdo con aquello, le hizo preguntarse qué clase de aura soltó al momento en que no apartó la mirada del hijo de los Miskal.

-Bien, bien –soltó en un suspiro, no iba a ganarle a las chicas, eran dos contra uno -. Pero no quiero nada así, algo más sencillo.

Teffy fue la primera en emocionarse y comenzar a chequear en las gavetas del tocador, el estilo de este era vintage de color salmón con tres espejos arribas y siete gavetas, seis a cada lado y una larga en el medio. Arriba tenía un pequeño espacio para colocar los peines y colonias que utilizaba, misma zona que en ese momento se encontraba un poco desordenado ya que se encontraba siendo usado. Dewis se preguntaba si eran necesarias tantas cremas para la piel, pero Nath, Teffy y Joyn insistían en que tenía que cuidar su piel y demás, su madre las apoyaba, así que no podía quejarse.

-¡Aquí esta! –dijo Teffy cuando encontró lo que buscaba -. ¿Este está bien?

La mujer abrió su mano para que él mirara lo que tenía, era un pasador liso, pero que tenía como adorno adherido a este unas tres estrellas de diferentes tamaños, resaltaba porque estaba hecho de oro, aunque estaba seguro que del más barato.

-Bueno, es mejor que la horquilla que me iban a poner antes…

A veces esas mujeres se aprovechaban de su apariencia infantil para hacer lo que querían con él, esperaba terminar  pronto de desarrollarse para que le dejaran de usar como muñeco para colocar accesorio. Teffy se colocó a su espalda y peino el mismo lado donde colocaron la horquilla, llevaron toda esa parte hacia atrás y la sostuvieron con el pasador.

-¡Listo! –soltó triunfante Teffy.

-Se ve tan adorable –agregó Joyn -. El color dorado va con usted, sobre todo cuando la luz da con sus ojos.

Rodó los ojos por la exagerada emoción de las chicas para levantarse de su asiento y así decidirse a terminar de recibir a su invitado, que ya llevaba mucho tiempo haciéndole esperar, aunque no era completamente su culpa, el chico llego sin invitación.

Dejo a las chicas emocionadas en la habitación y camino por el pasillo de su hogar hasta aquella habitación, donde toco para entrar, aun cuando se trataba de su propia casa. Cuando iba a abrir, la puerta se abrió por su cuenta, fue en ese momento que Dewis notó que el hijo de los Miskal venía acompañado, dos hombres, uno más alto que el otro, pero ambos más altos que él. Uno de ellos tenía el pelo claro con reflejos que aparentaban verse como rubio, pero se daba cuenta al detallar que en realidad era castaño. El otro tenía su cabello negro como sus ojos. Por la ropa que llevaban y su comportamiento, seguro eran aprendices de caballero, pero los de la facción del emperador.

Aunque su padre entrenaba a los caballeros, los que entraban a trabajar en los aposentos del emperador o trabajaban cerca de este, tenían una formación completamente diferente a los demás, por eso Dewis no reconocía a esos chicos, ni siquiera en sus recuerdos los veía, tal vez jamás habló o los trato. El castaño tirando a rubio fue el que le abrió, regalándole una sonrisa cuando sus ojos se encontraron. Orbes del mismo tono miel se encontraron. Apartó su mirada cuando sintió otra sobre él, girándose a encontrarse con la de Kari.

Estaba sentado en el mueble con las piernas cruzadas y un codo en el posa brazos, mirando fijamente en su dirección. Parecía mirarle de una forma diferente a cuando se encontraron afuera. No entendió su mirada y aun así camino hacia el mueble delante del que estaba sentado el otro, se sentó en completo silencio bajo la mirada del otro chico, que le siguió mirando aun después de ya estar allí sentado. Al parecer mientras esperaba había bebido unas tazas de té y tenía galletas como aperitivos, por la posición de las cosas se notaba que había consumido solo un poco de las galletas, ahora del té no lo podría asegurar muy bien a menos que chequeara dentro de la tetera.

-Lamento haberlo hecho esperar.

Hizo una reverencia, allí sentado y no pudo evitar ser formal. Le escuchó chasquear, pero cuando elevo su mirada para encontrarse con la ajena, este miraba hacia las puertas que daban al jardín, mientras su mano reposaba cerca de su boca.

Silencio y más silencio invadió la habitación, no fue sino hasta que entro un sirviente para cambiar la tetera en la mesa, que se produjo algún ruido, ahí comprobó que llevaba un buen rato esperando por él. No sabía lo que tenía que decir, por eso se mantenía en silencio, luego de haber llorado delante de ese chico, le era un tanto incómodo estar cerca de este, aun cuando le dijo que le tratara normal, se le hacía difícil. El sirviente se marchó luego de una reverencia, volviendo a quedar solos, aunque aún se encontraban los otros dos aspirantes a caballeros.

 -¿Usas esa clase de accesorio? –preguntó usando su dedo para señalar donde estaba su pasador -. ¿Sonara grosero si digo que te va bien?

Parpadeo un poco incrédulo, pero no paso mucho para que comenzaran a reír. ¿De verdad le estaba preguntando aquello?

Se rió un rato, un largo rato, porque solo con recordar, le entraban las ganas de reír de nuevo, aun a pesar de que duro riendo un momento, al otro no pareció molestarle que hiciera eso, por lo menos así lo vio él cuando detallo que tenía una pequeña sonrisa en su rostro, mientras le miraba. Era seguro que si mostraba esa sonrisa, sería mucho más popular, más de lo que seguro ya era.

-No es que particularmente me gusten, pero todos dicen que van conmigo.

Se atrevió a decir cuando calmo su risa por completo. El otro pareció pensarse la respuesta que le daría.

-¿Qué clase de cosas te gustaría llevar?

-Hm… Buena pregunta, nunca he llegado a pensarlo con profundidad –comento encogiéndose de hombros -. Tal vez por eso sigo llevando lo que me dicen.

Le siguió con la mirada cuando notó que se levantó, iba a hacer lo mismo, pero se detuvo al detallar que había caminado a su asiento y sentado a su lado. Se tensó, no habían estado así de cerca desde que lloró aquella vez en la mansión en el territorio de Leslik.

El silencio se extendió, porque él no dijo nada y Kari tampoco parecía dispuesto a decir algo, lo que sí hizo o hicieron fue girarse para quedar cara a cara aun estando sentados, además, Kari poso un brazo en el espaldar del sofá y otro lo llevo a donde se encontraba el prendedor. Tenía que decir que el tacto de la mano ajena fue extraño, pero no incómodo. Sin que él se diera cuenta, le quito el pasador en su cabello, lo notó fue cuando lo dejo en la mesa delante de ellos.

-Aunque el color va con tus ojos –dijo sin mirarle y pasando su mano ahora por su cabello castaño -. Es mejor así.

Paso un minuto, otro y otro, hasta que finalmente Dewis reaccionó, avergonzándose al darse cuenta de las palabras ajenas. Iba a levantarse de golpe y quejarse o marcharse de allí, la pena era demasiada, pero antes de llegar a decir o hacer algo, la puerta se abrió de golpe, cayendo al suelo su madre junto a Joyn, Teffy y Nath, además de Kurai y Kia.

-¡Ustedes!

La vergüenza aumento al darse cuenta que estaba siendo espiado por su madre.

-¡No me puedes culpar! –se excusó su madre cuando se levantó con ayuda de los caballeros y sacudió su vestido -. Es la primera vez que tienes una visita.

El mismo puchero que hacia su madre, de poner los labios como pez e inflar sus mejillas, era el mismo que hacia Dewis cuando algo no le salía como quería o se escapaba de sus manos. Iba a regañar a su madre y señalarle lo equivocada que estaba, pero en eso cayó en cuenta que ella tenía toda la razón. No tenía visita de otros amigos o similares, la mayoría con la que trataba eran otros caballeros.

-¡No te rías! –se quejó Dewis cuando se giró a regañar a Kari, quien intento ocultar una risa -. ¡Eso no ayuda!

Ahora madre e hijo dejaban en evidencia lo mucho que se parecía al hacer el mismo puchero.

-Ya…Ya –dijo Kari para levantarse -. Entonces…

El puchero quedo en el pasado cuando la vergüenza regreso a él al ver como Kari se arrodillaba ante él y llevaba una mano en su dirección, bajo los sonidos de sorpresa de las mujeres presentes. ¿Qué pensaba hacer?

» ¿Quieres ser mi amigo?

¿¡Acaso tenía que pedirlo así!? ¡Como si fuese una clase de proposición!

El rojo comenzó a colarse por todo su rostro y las mujeres no ayudaban mucho a su situación. Se le quedo viendo un momento, allí agachado con su mano dirigida en su dirección, esperando pacientemente por su respuesta. Al verlo allí se percató de un asunto, esa sería la primera vez que alguien le pedía directamente ser su amigo, en sus recuerdos nadie nunca le hizo tal proposición. Ahora la estaba recibiendo y de la persona que menos pensó que la recibiría, lo irónico que era la vida.

Se inclinó un poco, llevando un pie hacia atrás, una mano fue a dar a su pecho y la otra la coloco sobre la ajena. Si Kari se había arrodillado para pedirle ser su amigo, lo mínimo que podía hacer era corresponder con la misma elegancia que utilizo el otro. Había cerrado un momento los ojos al realizar su acción, pero los abrió cuando sintió un ligero apretón en su mano. Kari le miraba con una sonrisa que nunca había tenido el placer de ver, tan deslumbrante que se encontró sonriendo de vuelta.

-Claro que si quiero ser tu amigo.

Y ese día, con todos esos testigos, hizo su primer amigo, el que se volvería una de las personas más importantes para él. 

Notas finales:

La relación entre Dewis y Kari va a avanzando de poco a poco... 

Espero que esten disfrutando de la historia. 

¡Pasen y dejen un comentario! Eso me anima a seguir escribiendo <3 


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