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El candidato al trono por ami4alice

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Notas del capitulo:

¡Ya en el último capítulo! Ahora voy al día como en Wattpad.

 

¡Disfruten! <3 

Dewis estaba sorprendido.

Cuando acepto ser amigo del hijo de los Miskal, jamás creyó que se estaba haciendo amigo de toda su familia. Al principio era extraño, la primera vez que fue a la casa de Kari fue todo un cumulo de situaciones incómodas. Empezando con la exagerada mini fiesta que le hicieron para recibirlo, con tantos aperitivos y adornos, aparte de todo eso, no supo cómo termino gustándole a toda la familia de su nuevo amigo.

Kari Miskal era el segundo hijo de seis, primero estaba Lelei, la única chica de la familia, luego seguía Rei, Ryo, Tomh y Takumi. Rei y Ryo se llevaban solo un año de diferencia, siendo Rei el primero, muchas personas los tomaban como si fuesen gemelos por lo cercano de sus edades y sus apariencias. Como característica única de la familia Miskal con los hombres, los cuatro tenía el cabello plateado, Rei y Ryo tenían los ojos turquesa, pero en un tono mucho más oscuro, en cambio Tomh y Takumi los tenían más claros, siendo los de Kari el punto medio de aquellos cinco ojos color turquesa.

Una de las cosas que dio un poco en su orgullo fue el hecho de que su altura era la misma que la de Rei y Ryo, siendo ellos tres años menores que él mismo. Tomh le llevaba dos años a Ryo y Rei, pero Takumi le llevaba tres años a Tomh, así que, teniendo en cuenta que Kari tenía catorce, Rei tenía once y Ryo diez, Tomh ocho y Takumi cinco años. Lelei tenía dos años por encima de Kari, ya habiendo sido presentada en sociedad y faltándole dos años para heredar el nombre de su familia. Los Miskal esperaban hasta los dieciocho para pasar el nombre de la familia a otro integrante de la misma.

Toda esa información la obtuvo esa primera vez que fue a la casa de Kari, siendo recibido con tanta información que fue difícil de procesar, fue tanta la oleada de emociones que luego de eso, Dewis duro dos días en cama, porque le había dado quebranto. Al final, Kari regaño a sus hermanos por lo que hicieron esa vez, lo supo tiempo después por parte de Lelei, que era una chica muy dulce y amable, también bastante inteligente y fuerte.

En otra ocasión que visito la casa, la chica le pidió una pelea con espadas, a lo cual dudo al principio, pero cuando la chica le dio una paliza más de una vez, se dio cuenta del talento que tenía. Si la chica no fuese la heredera de su familia, estaba seguro que serviría como caballero. Rei era un chico listo de carácter tranquilo, te podría hablar fácilmente de cualquier tema relacionado a la naturaleza, Ryo en cambio era alguien más impulsivo, aunque bastante observador, estaba seguro que ese chico en el fondo era más listo de lo que se mostraba.

En el caso de Tomh, su carácter era extremadamente tranquilo, demasiado para un simple niño de ocho, se sorprendió de descubrir que el chico ya leía libros que un niño de su edad le parecían aburridos. Las ventajas de tener en su hogar una biblioteca personal y que el hermano mayor de su padre fuese una persona excéntrica que le gustaba recolectar todo tipo de cosas raras. Takumi era un niño muy dulce, el niño consentido de todos y el que se parecía más a Kari físicamente hablando.

A esas alturas ya no sabía si iba a visitar a Kari o a toda su familia, que todo el tiempo le esperaban con cada ocurrencia. Antes jamás se hubiese planteado el hecho de que Kari tenía esa clase de familia tan agradable y cálida, ahora entendía un poco el aura humilde que rodeaba a Kari. El chico fue criado en un buen ambiente aun cuando tenía que pasar la mayoría del tiempo en los recintos del emperador. Ese día de nuevo estaba visitándolo, hacia un buen clima, el sol se encontraba en lo más alto y ellos decidieron tomar el té en el jardín.

Un lugar bastante bonito, con diferentes flores y una fuente en medio de todo, se podría comparar con el del emperador, pero el de este seguía siendo más majestuoso. Por suerte para ambos, ese día se encontraban a solas, sin todos los hermanos de su amigo. Ambos suspiraron al unísono cuando sus pensamientos se sincronizaron.

-Ah… Está muy silencioso –dijo mientras tenía en sus manos una taza de té, que acababa de tomar -. ¡Ah! No es que este diciendo que es algo molesto el silencio.

Normalmente había mucho ruido por sus hermanos u otras cosas y personas.

-No, está bien –comento -. Pensé lo mismo.

La relación de ambos era un poco mejor que antes, aunque a veces se sentía esos silencios, que cualquiera diría eran incómodos, pero para los involucrados no se sentía de esa forma, todo lo contrario. Cruzaron miradas y al hacerlo, simplemente comenzaron a reír sin razón aparente.

-Siempre es agradable… -dijo Dewis -. Es como sentirse en casa… Ya sabes que mi casa al residir caballeros, siempre hay mucho ruido de los entrenamientos…

Él ya estaba acostumbrado el ruido, pero llego a notar que era molesto cuando en una de las visitas entre ambos, se encontraban en su hogar y no pudieron disfrutar del té por el ruido que había fuera, los caballeros podían llegar a ser escandalosos cuando se lo proponían.

-Supongo que eso es cierto… -comento, Kari también recordó ese día -. No pudimos hablar ese día de ninguna cosa.

-Para nada.

Volvieron a reír al unísono.

Iban a volver a decir algo, pero en eso escucharon un ruido, al ser un candidato de emperador, Kari tenía un pequeño escuadrón asignado a él, para su cuidado personal.  Ahora mismo estaban solos porque su escuadrón se encontraba entrenando, la mayoría eran pasantes de la guardia del emperador. En el imperio de Kurth, se tenía la costumbre de asignar un escuadrón cuando el candidato cumplía diez años; cuestión de que los más cercanos al futuro emperador fuesen sus fieles servidores.

Dewis giró su vista para poder apreciar el entrenamiento de los caballeros, quienes no estaban muy lejos de donde ellos se encontraban sentados bebiendo té. No pudo evitar tener la mirada fija en una cabellera rubia corta, puesto que la reconoció de inmediato, esa mujer fue una de las que participó en la caza de su familia cuando le declararon un traidor. Así que esa chica formaba parte de la escuadra personal de Kari, entendía un poco más el despreció que mostró en ese momento, el placer que debió sentir por su sufrimiento, así como ella lo tuvo.

Repentinamente el entrenamiento termino y pudo ver como el chico que antes conoció, junto al que era su compañero se acercaban a ambos y se arrodillaban cerca de donde estaba sentado Kari. Aunque solo se arrodillaron y se levantaron de inmediato, suponía que por el mismo motivo que él ya conocía sobre que Kari detestaba tanto formalismo.

-Hemos terminado con el entrenamiento –dijo Noel, el chico de cabello castaño tirando a rubio -. Nos retiraremos a cambiarnos, por el momento le dejaremos a dos aspirantes a caballero.

-Muy bien.

Todos se formaron y dieron un golpe en el pecho, antes de que se retiraran, pero quedaron dos chicas aspirantes a caballero. Una era la chica que antes se le quedo viendo y la otra, igualmente rubia, no la conocía para nada.

»Preséntense.

Como si le hubiese leído la mente, Kari dijo aquello, a lo cual, las dos mujeres hicieron el mismo gesto anterior en su respectivo momento.

-Mi nombre es Jay, pertenezco a la familia Koizumi.

Luego de sus palabras dio unos pasos hacia atrás para dar paso a su compañera.

-Mi nombre es Miu, pertenezco a la familia Mori.

La voz de la segunda chica era un poco más agudo que la primera, además que mucho más bajo, tuvo que agudizar su oído para oírla bien. Ambas eran mujeres hermosas con su rubio cabello. Jay tenía el pelo bastante corto y ojos del color de la sangre, los recordaba muy bien, llenos de intenso rencor, pero ahora se veían tranquilos y hasta podía decir dulces. Miu tenía el pelo más largo, recogido en dos coletas, aunque tenía un mechón negro en la parte baja de su cabello, sus ojos eran de color anaranjados y se notaba que era algo tímida.

-Espera… -dijo Dewis -. ¿Dijiste la familia Mori?

La chica asintió levemente, apenada.

-Allí donde la vez es un talento oculto.

Miu se avergonzó aún más con las palabras de su señor. Por su parte Jay soltó una leve risa que intento ocultar con su mano.

-Ya veo –comento con una pequeña sonrisa -. Espero que me permitas tener una batalla contigo en un futuro.

-¿Qué? Yo no…

-Está bien Miu –la interrumpió Jay -. Después de todo él también es un aspirante a caballero

Ahora el que se encontró apenado fue él.

-Bueno… Eso no es para tanto.

-¿Cómo no lo es? –interrumpió Kari -. Vas a presentar la prueba antes de la mayoría de edad. Eso es impresionante.

El tono rojizo en sus mejillas se acentuó con el alago que recibió de parte de Kari, aunque dejo de ver sus propias rodillas cuando se dio cuenta de una mirada, al elevar la propia se encontró con la de Jay. No supo en ese preciso momento descifrar la mirada de la chica, sus ojos rojizos parecían decirle algo, pero no llego a entender el qué.

-Entonces es cierto –la que interrumpió el repentino silencio fue Miu -. Vas a presentar el examen.

-Más que ir a presentarlo, ya lo estoy haciendo –dijo Dewis en un suspiro -. Esta será mi última visita, pronto tendré que dar la primera fase de las pruebas para caballero.

-Es cierto, estas empiezan en invierno –soltó Kari -. Yo también tengo que asistir para dar comienzo a las pruebas. Tendré que vestir formal para el evento…

Cuando Dewis cruzo miradas con Kari, ambos rieron suavemente. El castaño sabía muy bien lo mucho que odiaba las formalidades el otro chico. Dejaron de verse cuando regresó la pareja principal que cuidaba del candidato a emperador.

-Parece que se han entretenido –dijo Noel con su comportamiento amable -. Jay, Miu, pueden retirarse.

-¡Sí!

Las dos mujeres hicieron el gesto que venían haciendo y se retiraron, dejando a los otros dos hombres que ya Dewis conocía. Noel era el líder del escuadrón encargado de proteger al primero hijo varón de los Miskal. El chico era amable y servicial, más de una vez le ayudo con uno que otro asunto, por otro lado estaba Simón, el segundo al mando, aunque era en su mayoría callado, también fue siempre amable con él. Al principio creyó que lo trataban así por su posición (de un posible candidato), luego se dio cuenta que ellos en realidad todo el tiempo se comportaban así.

-Como siempre, buen trabajo –dijo Kari dirigiéndose a Noel mientras bebía de su té.

-Siempre un placer.

-Es nuestro deber –agrego Simón -. ¿Ambos se quedaran el resto de la tarde en el jardín?

-¡Oh no! –interrumpió Dewis -. En realidad, debería ya retirarme, hay mucho que preparar para mañana.

-Lo sé.

Al cruzar miradas con Kari luego de su comentario, volvieron a reír, como si ambos en secreto estuvieran de acuerdo que a veces tantas formalidades eran estresantes.

-Entonces lo acompañaré a la salida.

-Gracias.

Luego de una despedida hacia Kari y Noel, que se quedaron en el jardín, se retiró junto a Simón hacia la entrada principal de la mansión, donde ya le esperaba su carruaje. Ya era el momento de prepararse para comenzar con las pruebas de caballero, después de todo se esforzó para lograr presentarlas, no podía tirar a la basura aquella gran oportunidad.

.

.

.

El inicio de las pruebas de caballero se daba siempre primero en invierno, siendo la primera fase de las pruebas, luego venía la segunda en primavera. La prueba que se presentaba en invierno era más de resistencia, como futuros caballeros tenían que tener las habilidades para sobrevivir a malas situaciones, por eso mismo la primera fase se daba en invierno.  A los  que deseaban volverse caballero, primero tenían que sobrevivir en las montañas dos meses, movilizándose de un lado a otro, montando campamentos y preparándose para las posibles batallas. Dependiendo de la cantidad de participantes, se formaban grupos que hacían alusión a los ejércitos, pero eso no era lo único, la guardia del emperador hacia como ejercito enemigo y su tarea era atacarlos, así que además de tener que sobrevivir en las montañas con la nieve, tenían que planificarse para evitar ser emboscados por el “ejército enemigo”.

Justo ese día, se encontraban en la celebración para dar comienzo a la prueba de caballero, era un evento importante que se daba a mediados de invierno. Por ese mismo motivo se encontraban los aposentos del emperador arreglados para la ocasión, para dar inició a las pruebas que volverían a los participantes caballeros del imperio de Kurth. Luego del evento en donde el emperador daba inició al examen, los futuros caballeros se marchaban a realizar su prueba, dependiendo de los resultados, se pasaba a la segunda prueba. Dicha prueba era una batalla entre los que quedaban seleccionados de la primera prueba, allí es donde demostraban su talento con la espada cada uno de los participantes.

Los recintos del emperador se encontraban hermosamente adornados para la ocasión y se encontraban en el evento, las cinco facciones de nobles que residían en la capital. A diferencia de los demás territorios del imperio, que eran regidos por una familia que ejercía el papel de rey, en la capital había cinco facciones de nobles que tenían gran poder adquisitivo. Mayormente de esas cinco familias es que nacían los candidatos a emperador, así que la familia Miskal y Noth pertenecían a esas facciones. Las otras eran la familia Arau, Nils y Manh, de la segunda es que formaba parte el consejero del emperador actual.

El castaño no pudo evitar pasar saliva, en ese gran evento, lleno de tanta gente, se sentía nervioso, sobretodo porque era el más joven que presentaría la prueba. Allí solo había hombres de dieciocho para arriba, aunque no pasaban de los treinta años los que presentaban la prueba. Él era el único allí con solo catorce años, cuatro años menos de los más jóvenes que se presentaba para la prueba de caballero.

-¿Estas nervioso a estas alturas? –Kokade le habló, quien había decidido al final tomar la prueba -. ¿Luego de todo lo que hiciste?

Le dedico una mala mirada por su comentario sin poder evitarlo.

-Lamento que este mocoso este nervioso.

La risa de Kokade solo provoco que se enojara más con el mayor.

-Vamos, vamos –soltó golpeando su espalda -. Estarás bien.

Honestamente eso esperaba, pero no dejaba de sentirse inquieto por alguna extraña razón. Al final llegaron Kia y Kurai, que ya a esas alturas, su familia había adoptado a los tres hermanos, así que los tres chicos podían asistir y tener muchas otras cosas ya que tenían un apellido. Una costumbre bastante rara que tenía Leslik era que no le daban apellidos a sus residentes, sus razones se debían a que ellos como seres venían y regresarían a la naturaleza, así que más que el nombre, no necesitaban nada más, muy diferente a las costumbres de los otros territorios, sobretodo la capital.

Después de hablar un rato con ellos, decidió ir a la mesa de aperitivos para tomar algo de beber, ya que sentía la garganta reseca. No había tenido la oportunidad de ver a Kari en el evento, sí que vio a su familia, pero a él particularmente seguía sin verlo. Las mesas se encontraban cerca del jardín, que se encontraba cerrado para el evento, aunque al mirarlo, Dewis no pudo evitar querer ir a recorrerlo, tal vez eso lograría calmarlo. Con esa idea en la cabeza no lo dudó ni un segundo y así, luego de una mirada hacia el evento, decidió entrar al jardín sin que lo vieran.

Al recorrer aquel hermoso lugar y detallar cada una de las flores, sobre todo las típicas del imperio de Kurth, sintió que se relajaba un poco su cuerpo, que estuvo tenso todo ese rato desde que llegaron al evento. Todavía no se sentía cómodo con tener todas las miradas sobre él, agradecía enormemente que en sus reuniones con el emperador, no se encontraran todas las familias nobles, no podría con tanta presión junta. Camino un poco más y cuando se vino a dar cuenta del lugar donde se encontraba, ya estaba en mitad del pasillo fuera del jardín, por la zona donde estaba prohibido el paso.

-¿Qué haces aquí?

La tensión regreso a sus hombros cuando escuchó la voz de aquel chico, no necesito girarse para saber que era Kam Noth, aun así lo hizo, frunciendo el ceño inevitablemente.

-Simplemente me he perdido.

No permitiría sentir miedo delante de ese hombre. Kam se acercó a él, suponía que para verse amenazante, aun así, Dewis se paró recto sin desviar la mirada. Él ya no era ese chico que suplicaba por su amor, nunca más lo sería.

-Aun si te creo, sigues sin poder estar aquí –dijo en un tono que Dewis reconoció como despreció -. Alguien que no es un candidato no puede estar aquí.

-Pero lo fui, así que se podía decir que no es malo que este aquí.

Al parecer regresarle el mismo tono que uso le sobresalto, pudo notarlo en sus ojos, porque su cuerpo seguía erguido como una tabla.

-¡Ja! ¿Una basura como tú siendo candidato? Eso fue lo más estúpido que pudo pasar.

Ahora lo veía claro, la verdadera personalidad de ese chico que una vez llego a amar. Que poco amor se tenía para haberlo hecho.

-Claro, porque usted es mejor porque se encuentra en la cima de esta mierda.

De nuevo vio que sus palabras le afectaron, pero en esta ocasión si llego a reaccionar, cuando se vino a percatar, se encontraba pegado a la pared con el brazo de Kam presionando en su cuello. El ser lanzado contra la pared le dolió debido a la sorpresa inicial, pero el brazo ajeno si llego a detenerlo,  interponiendo sus manos a tiempo, sino, seguro Kam no dudaría en ahogarlo.

-Cállate pedazo de mierda –no le sorprendió el mal vocabulario de Kam -. Tu ni nadie va a arruinar mis planes.

-Ni aunque quieras, ni en tus sueños, serás escogido para ser el siguiente emperador.

Porque le conocía, es que Dewis sabía dónde dar para que al otro le dolieran de verdad sus palabras. El hombre siguió intentando presionar su brazo, pero las manos de Dewis se lo impedían, se trataba de una lucha para evitar ser estrangulado. Ahora se daba cuenta de aquel hecho, del peor error que cometió. Él hizo de todo para que ese chico delante de él se volviera emperador a toda costa, porque fue lo que creyó que sería correcto todo ese tiempo, pero delante de él no había alguien digno de volverse emperador y guiar a todo un imperio, más bien lo destruiría.

-Cállate, cállate, cállate –le escuchó repetir -. Tú no sabes ni una mierda.

-P-puede ser… -no pudo evitar tartamudear por el forcejeo -. Pero eso… Lo puedo asegurar…

Aunque le estuviera forzando a evitar ser estrangulado, su mirada fue intensa al decir aquellas palabras, ya no le tendría más miedo a ese hombre, levantaría la mirada, porque él ya no era la misma persona débil que sucumbió a ese tipo una vez. Ahora tenía mucha más seguridad en sí mismo y personas en las que confiar y confiaban en él, en ese preciso momento ya no estaba solo como en aquel tiempo en donde fue tan patético para creer que Kam Noth era un buen hombre.

El enojo en la cara de Kam quedo mucho más reflejada con la seguridad que mostraban los ojos de Dewis, entonces cambió la estrategia que estaba aplicando. Dewis lo vio y aunque lo hizo, no podría detener la mano que Kam elevó, le pegaría y por tener que estar deteniendo su otro brazo, no iba a detenerlo. Sin poder evitarlo, cerró los ojos esperando el golpe, pero este nunca llego. Los abrió para encontrarse con los orbes turquesas, que detenían la mano de Kam.

-Como candidato a emperador… ¿Qué es lo que pensabas hacer?

El tono que uso Kari fue severo, uno que no estaba acostumbrado a escuchar.

Por su parte, Kam chasqueó antes de soltarse de un manotazo, para dar unos pasos lejos de Dewis, quien tosió inevitablemente luego de verse liberado del forcejeo. El pelinegro miro a ambos, primero a uno y después al otro sin decir nada, pero en su mirada reflejaba lo que verdaderamente sentía, cuando Dewis cruzo mirada con Kam pudo saberlo, el despreció que en ese preciso instante sentía por ambos. También notó la mirada severa de Kari dirigida a Kam.

-No te creas demasiado –Dewis no supo decir a quien de los dos iba dirigido eso -. No importa lo que hagan, yo destruiré todo. Eso se los aseguro.

Hubo silencio de parte de ambos, uno porque no supo cómo reaccionar y el otro porque tomo la decisión de guardar silencio.

» ¡Se los aseguro! Acabaré con cada cosa en la que crean. Así que es mejor que cuiden sus espaldas.

Luego de soltar aquello, se marchó por el pasillo, dejándolos a ellos dos solos, aunque se encontraban en compañía de Noel y Simón, que se encontraban en posición para atacar.

-¿Estas bien? –Kari volvía a su tono habitual, muy diferente al que uso con Kam -. ¿Te hizo algo?

-No… -dijo enderezando su espalda, había estado encorvado sin darse cuenta -. Me encuentro bien… gracias por ayudarme.

-Simón… -dijo para mirar al mencionado -. Le mande por unas cosas y al venir a traérmelos, me ha señalado lo que vio.

Dewis llevo una mirada al pelinegro, quien desviaba la mirada de él. A pesar de que no hablara mucho, ese tipo de acciones demostraba lo amable que podía llegar a ser. Le dedico una sonrisa como gesto de agradecimiento, la cual no fue devuelva, porque Simón no sonreía demasiado.

» Será mejor regresar.

Dewis regresó su mirada a Kari, quien no le miraba sino que tenía su vista fija en dirección del evento. Tenía razón, había estado demasiado tiempo ausente por intentar relajarse, pero ahora mismo tenía una nueva preocupación en su mente.

-¿Es seguro dejarle ir? –pregunto al fin, refiriéndose a Kam -. Luego de lo que dijo…

-Está bien –aseguro Kari -. Aunque quiera no podrá hacer nada.

No dijo nada de inmediato, ya que se quedó pensativo sobre el asunto, no terminaba de convencerle las palabras de Kari. Él sabía muy bien la clase de cosas que podía llegar a ser capaz Kam, lo vivió de primera mano antes de volver, así que estaba preocupado de verdad, no tanto por él sino por Kari. ¿Y si se repetía lo mismo y Kari era asesina pero por otra persona? Eso no podría soportarlo. Ahora se daba cuenta quien tenía el verdadero talento para gobernar.

» Por ahora debes es preocuparte por tu prueba –dijo en un suspiro, como si le estuviera leyendo la mente -. Así que déjame lo demás a mí.

Dudo. Dudo de las palabras que le dijo Kari, aunque quería creer en ellas de todo corazón, pero no deseaba que se repitiera lo mismo, él lo que más deseaba es que el que subiera al trono fuese Kari. Allí, con ese pensamiento, le quedo algo bien claro sobre su propia situación. La verdad es que él deseaba proteger a Kari, impedir que le hicieran algo para evitar que subiera al trono, con esa idea en mente, tomo la mano de Kari, quien se había girado dispuesto a marcharse.

-Si yo me convierto en caballero… -inició con duda, pero obtuvo la seguridad que necesitaba para continuar -. Déjame ser tu caballero.

Como tenía su vista fija en Kari, no llego a notar la sorpresa en los otros dos hombres que se encontraban en el lugar. Para un caballero hacer tal declaración era un asunto serio, porque se trataba como una especie de juramente, uno solo se declaraba caballero delante del emperador.

El silencio de parte de Kari le hizo preocupar, pero cuando observo esa sonrisa cálida, pudo saber que no se equivocó con su petición.

-Esperare ansioso a que ganes la prueba.

Se avergonzó, aun cuando fueron palabras comunes, se sintió apenado, porque no las dijo en una situación normal. Kari se había inclinado luego de tocar con una mano su mejilla y le susurro aquello en el oído, como si fuese un secreto únicamente entre ellos dos. Asintió con la cabeza sin apartarlo, el que lo hizo fue Kari.

Ahora tenía una razón más para pasar la primera prueba y ganar la segunda prueba, ya que decidió que se convertiría en la espada que protegiera a Kari, estaba determinado para lograr ese nuevo objetivo.

.

.

.

Dewis elevo una mano para tapar un poco el sol que había ese día.

Ya se encontraban en primavera, así que la primera parte de la prueba para ser caballero había terminado, ahora se encontraban en la segunda, una lucha entre los que aprobaron la primera fase. En la primera fase hubo un total de veinticinco hombres, pero no pasaron todos, los que aprobaban la primera fase recibían una carta que les decía la fecha para presentarse a la segunda fase de la prueba. Cuando Dewis recibió la carta se sintió horriblemente nervioso y no quiso leerla, fue Kia quien se la quito de las manos en ese momento y la abrió para leer su contenido. Tanto él como Kokade aprobaron satisfactoriamente la primera prueba.

En dicha primera prueba no solo se evaluaba sobrevivir, sino el desempeño que se realizaba, así que si se flojeaba con las tareas o no lograbas aportar nada para las estrategias y ataques o conseguir resguardo en mitad de las batallas, significaba que seguramente serías sacado para la segunda fase. No fue para nada fácil esa primera prueba, no quedó en el mismo grupo de Kokade, ya que aun a pesar de la cantidad, fueron divididos en dos grupos. Su grupo fue el peor, lleno de las personas más problemáticas, Dewis se alababa a sí mismo por no haberles atravesado la espada a más de uno. Aun a pesar de todas las trabas que parecía estaba teniendo, logro aprobar la primera fase.

Es por esa misma razón que se encontraba en aquel estadio, preparándose para dar inicio a la segunda fase. Ya el listado del orden en que tenían que luchar estaba plasmado en una pancarta, la primera vez que la leyó, se dio cuenta que de los veinticinco, solo quedaron dieciséis. Le tocaría luchar cuatro veces si llegaba hasta la final, así que tendría que prepararse, por suerte para él, su batalla no fue programa para ese mismo día, muy diferente a Kokade, que le tocaba pelear de inmediato que supieron la distribución de las peleas.

-¿Estas nervioso? –le pregunto a Kokade cuando dirigió su mirada a él.

-¿Por qué? –a veces esa seguridad que mostraba el hombre le molestaba -. Tú debes ser el que se debe preparar.

-Claro, Claro. Habla cuando podamos enfrentarnos de verdad.

No se dijo más nada porque el anunció de la primera pelea se escuchó, así que Kokade dejo salir un suspiro antes de dirigirse al campo, donde pelearía con su contrincante.

Por su parte decidió ir a las gradas donde a la izquierda se encontraban la mayoría de personas importantes sentadas y del otro lado uno que otro ciudadano común, la diferencia de las clases a veces se dejaba notar demasiado. La segunda fase de las pruebas para caballero, eran un evento abierto para todo el mundo, porque  nunca se sabía si entre la gente común podía haber un futuro talento para ser caballero. Dewis decidió sentarse en el lugar donde se encontraba su familia para ver la batalla entre Kokade y el hombre que tendría que vencer.

Cuando ambos estuvieron en mitad del campo, se pudo notar la diferencia de sus cuerpos, aun a pesar de que Kokade ya tenía dieciocho años, delante de aquel hombre que parecía cercano a sus treinta, se veía como un mocoso frustrado. Ambos estrecharon sus manos, antes de girarse y alejarse un par de pasos, el árbitro habló al público, antes de dirigirse a los peleadores y así anunciar el inicio de la primera pelea para convertirse en caballero.

Los dos se prepararon con sus espadas y el primero en atacar fue el hombre mayor y robusto. Ese tipo de personas tendía a confiar demasiado en su fuerza, debido a su contextura y tristemente el contrincante de Kokade no fue diferente, comenzó a golpear la espada de Kokade con fuerza, tanta que le hizo retroceder. Kokade no tenía fuerza para resistir por mucho tiempo cada uno de los golpes con la espada que le asentaba el otro hombre. Además, la espada del rival de Kokade seguramente era mucho más pesada.

Cuando llegaron a lo que pareció la pared de la arena, Kokade parecía acorralado, pero en un ágil movimiento, logro apartarse, provocando que la espada del otro hombre se quedara atorada en el concreto. Kokade aprovecho su posición para encestar un golpe con el mango de su espada en el estómago del otro hombre, también busco patear una de sus piernas, pero el hombre se las ingenió para evitarlo, volviendo a tomar su espada, aunque para ese momento ya Kokade se encontraba en el otro lado.

Ahora fue el turno de Kokade de atacar, a diferencia de los ataques de su contrincante, sus golpes no venían con fuerza, sino más bien con agilidad. Kokade movía su espada con precisión para dar en puntos críticos, aunque al ser un hombre robusto, le fue difícil afectar la estabilidad ajena. Asimismo, en su momento el hombre se agacho para echarle tierra en la cara a Kokade, un movimiento bajo, pero valido, después de todo, era una pelea, todo podía valer en esa clase de peleas. En una batalla de verdad, se usaba todo al alrededor para así poder ganar.

El otro hombre logro su objetivo de dejar “ciego” a Kokade por la tierra, pero Kokade fue un residente de Leslik, ese lugar que se volvían uno con la naturaleza, así que quedarse a ciegas no le afectaba demasiado, tuvo que soportar peores cosas en aquel territorio. Sabiendo por sus otros sentidos la posición de su contrincante, Kokade se agacho, evitando la espada que iba dirigida a su cabeza, para luego llevar su espada al costado del hombre. Le escuchó gemir de dolor, antes de que pudiera darle un golpe en sus piernas y hacerle caer. Al momento en que pudo mirar, tenía la espada apuntando el cuello del otro hombre.

No hizo más nada, porque el hombre encargado de vigilar las peleas declaro a todo pulmón al ganador de aquel primer encuentro. Hubo un gran escándalo de parte del público “común”, suponía que debían estar emocionados de ver a alguien más “patético” ganarle al fortachón. Vio a Kokade salir del campo y minutos después inició el segundo encuentro planificado para ese día.

Las peleas habían comenzado y él tenía que ganar cada una de ellas, para poder dejar de ser un candidato a emperador y así lograr volverse caballero, que era lo que más deseaba en ese preciso momento.

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De alguna manera lo había logrado.

Se encontraba en la final de aquella competencia, le costó llegar, sobre todo con la última pelea que tuvo, donde el hombre le había lastimado su costado, no dudando en presionar en ese punto una y otra vez buscando lograr ganar con esos movimientos, pero Dewis se las ingenió para ganar. Recordar el cómo matar gente le ayudo en más de una ocasión. Su caso era similar al de Kokade, ya que Dewis tampoco tenía demasiada fuerza en sus golpes, agregado a eso, seguía siendo un niño a los ojos de los demás.

Suspiro pesadamente mientras se encontraba sentado en un banca esperando. Su último encuentro fue hace poco y estaban compitiendo los otros dos participante que quedaban, el que ganara en ese encuentro sería el que pelearía contra él. La verdad, de esos dos, uno de ellos era Kokade, esperaba que ganara él, para tener una pelea en aquel sitio contra Kokade. La competencia no fue seguida, tenían siete días de diferencia entre día y día, pero el día en que se asignaban las peleas, normalmente empezaban con dos, una en la mañana y otra en la tarde. Pero ese día fue diferente, habría tres peleas.

Una fue la suya, donde quedo bastante lastimado y no era de menos si termino prácticamente tirado al suelo varias veces y en una de esas tuvo que arrastrarse. A parte, esa última pelea fue del hombre que le dio insistentemente en su costado. Ahora mismo se encontraba con una venda, porque al terminar fue a tratarse los golpes, por eso también estaba sentado, descansando para prepararse para la siguiente pelea. La última de la competencia para volverse caballero.

-¿Quieres un poco de agua?

La presencia del sirviente le sobresalto, porque se encontraba encorvado con los ojos cerrados.

-¿Qué?

-¿Que si desea un poco de agua? –repitió el sirviente.

-Ah sí… Gracias.

Dewis tomo el vaso de agua para beberlo de un solo trago, luego le regreso el vaso al sirviente. Este pareció inquieto un momento, antes de decidirse a volver a hablar.

-También… -inició el chico -. Me han ordenado darle de beber esto, le ayudara con los dolores.

-¿En serio?

Observo aquel vaso, el cual en vez de agua tenía una especie de jugo, por lo menos esa fue su percepción. Estaba demasiado cansado para pensar y pronto tendría su siguiente pelea, si aquello de verdad servía para calmar su dolor, no dudaría en tomarlo. Tomó el vaso para así beberlo de un solo trago, al principio arrugo el entrecejo porque sabía algo horrible, pero al final se lo bebió todo.

» Gracias.

Le agradeció al sirviente, antes de levantarse de la banca, al parecer ya estaban anunciando al ganador del encuentro, así que tendría que ir al campo para tener su última pelea. Como le había prometido al emperador Perk, él ganaría esa competencia para volverse caballero. Ciertamente desde que entro en los cuatro finalistas sería caballero, pero la condición era ganar para poder dejar de ser un candidato y así volverse un caballero como tanto quería.

No paso mucho tiempo para que de nuevo se encontrara en aquel estadio. Al ser el último encuentro, estaba presente bastante gente, también el emperador Perk se encontraba allí, si ganaba, sería libre de hacer lo que él quisiera.

Mientras estuvo parado, haciendo todo el protocolo debido a la presencia de los nobles y el emperador, Dewis no pudo evitar llevar una mano a su brazo, le había dado una extraña comezón. Dejo de hacerlo porque escuchó al hombre que se encargaría de la pelea indicar que se posicionaran. Se estrecharon las manos como se venía haciendo, tristemente el hombre con el que pelearía no sería Kokade, al parecer había perdido. Respiro hondo, lo cual le hizo llevar una mano a su cuello, si acababa de beber agua… ¿Por qué sentía su garganta seca?

Dejo de concentrarse en las cosas que le estaban pasando para centrarse en su pelea, que ya había dado inicio. Le costó evitar ese primer golpe, su corazón acelerado en ese momento no ayudó mucho, solo a ponerlo más nervioso, lo cual solo traía problemas para realizar sus movimientos. Ahora entendía el motivo de que Kokade perdiera, ese hombre no solo tenía la fuerza, sino también la agilidad para acertar cada golpe. Él trataba de esquivar lo mejor que podía y cuando creyó preciso, dio un golpe, pero se vino a dar cuenta de algo, no acertó el golpe.

Dewis retrocedió dándose cuenta que se encontraba contra la pared. No supo en que momento fue llevado a ese lugar, tampoco el hecho de que fallara el golpe. La piel le picaba demasiado, su corazón no bajaba el ritmo de sus palpitaciones y su vista se le nublaba. Ante su situación se preguntaba si se encontraba tan agotado por la pelea anterior que no estaba en su mejor momento. Aun así, lograba evitar los golpes que podrían matarlo o tirarlo al piso, porque sentía que si no los esquivaba, no podría levantarse del suelo. Tenía que ganar sin importar qué.

Aunque no era algo que particularmente le gustara, le toco dar golpes al azar y con poca precisión, porque aunque quisiera guiarse de sus otros sentidos para poder pelear, parecían que estos no estaban funcionando bien, afectando a su equilibrio, tenía que forzar la mirada para poder enfocar bien a su oponente. Fue a dar un golpe bajo con su pie, pero termino perdiendo el equilibrio, no obstante, eso le ayudo a evitar el golpe que iba directo a su cabeza. Sin necesidad de mucho se podía dar cuenta que estaba perdiendo el encuentro, en cualquier otra situación nadie le juzgaría, se trataba de un crío de catorce años peleando con un hombre en sus veinticinco, el mejor momento de su vida.

Iba a perder, eso parecía seguro si continuaba de aquella forma, agregado a todo eso, tuvo ganas de vomitar. ¿Acaso podía empeorar su situación? Pues si lo hizo, el hombre dio en donde ya se encontraba herido con su rodilla, agregado a que también le golpeó en la cara. Una horrible masacre para un simple crío. Podía sentir la sangre correr por su cara y por su herida en el costado que se había vuelto a abrir, adicional a eso estaban las otras heridas que provoco su contrincante. Eso era una pelea con espadas en todo el sentido de la palabra.

Estaba seguro, perdería la consciencia en cualquier momento, todo en su cuerpo se lo decía y el bendito dolor de cabeza que tuvo no ayudaba a pensar mejor en sus movimientos, le estaban dando una paliza. En ese preciso momento, de pronto recordó su vida, la que vivió antes de regresar, todo parecía indicarle que no podría cambiar su destino, más bien lo había acelerado, porque moriría si aquella batalla continuaba y el encargado de vigilar la pelea parecía no querer detenerla aun. ¿Acaso tenía todas las de perder? ¡No lo aceptaría!

Aun en su mala condición decidió moverse, atacando y atacando con su espada, algunos golpes los daba, otros parecían dar a una ilusión de su cabeza, no lo sabría con certeza, pero no lo permitiría, el perder en ese encuentro. Logro controlar su cuerpo y no dudo en ese corto momento en darle la mayoría de golpes que podía, cada uno de estos iban con toda la fuerza que podía aplicar, que en ese momento de desesperación y aumento de adrenalina, eran más fuertes que normalmente. Logro arreglárselas para derribar y quitarle la espada a su contrincante, entonces encesto el último golpe, que pareció ir dirigido a su cara, pero no fue así, con fuerza Dewis clavo la espada en el duro concreto detrás del mayor.

-¡Tenemos un ganador!

Fue lo último que escucho. Saco su espada y dio unos pasos hacia atrás, ya no veía, su piel picaba a horrores, la garganta la sentía seca a morir, entonces paso lo que se resistió antes, vomito.

Rojo.

Ese fue el color que vio antes de que la vista se le terminara de nublar y así cayera de lleno al piso inconsciente. Allí se dio cuenta al fin de lo que pudo haber pasado. Había sido envenenado para que perdiera la pelea, aun así la gano, pero a costa de perder por completo el conocimiento.

No supo más nada, porque todo se llenó de completa oscuridad. Parecía que la muerte le invitaba a su dulce hogar. 

Notas finales:

¡Dewis ha sido envenenado! ¿Qué pasara ahora? 

 

Nos vemos pronto y dejen un comentario. ¡Eso es energía vital para mi <3 

 


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