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El candidato al trono por ami4alice

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Notas del capitulo:

Jaja. ¿Se creyeron que el anterior era el último de este maratón? ¡Pues no! Este es el verdadero capítulo final del maratón <3

 

 

Cuando abrió los ojos se encontraba en la soledad de su habitación. Tal vez le habían traído allí cuando se desmayó, se preguntaba qué había pasado con la competencia de caballero, pero antes de poder moverse de su cama, las cortinas de su habitación fueron corridas, dejando entrar la luz. Era Nath quien venía a despertarle, se incorporó para decirle algo, pero las palabras quedaron ahogadas en su garganta.

-Buenos días señorito.

Se vio sorprendido por la frialdad en la voz de Nath. ¿Qué había pasado?

Aunque quiso preguntar, de nuevo las palabras se atoraban en su garganta y no salían, simplemente su cuerpo se movió por su cuenta, levantándose de la cama y parándose recto con sus brazos extendidos. No se dijo más nada en la habitación y Nath comenzó a realizar su tarea de cambiar a su señor. Esa frialdad le recordaba a sus recuerdos originales, donde el trato era así frío.

Al acabar de cambiarse fue dirigido al comedor, donde ya le esperaban sus padres, aunque más que en plural, la única que se encontraba era su madre. Así mismo sucedió en sus recuerdos originales, todo el tiempo fue de esa manera. Su padre casi nunca estaba presente por su trabajo de caballero y su madre más que las cortesías entre hijo y madre, no hacía más nada en cuanto a su relación. Él considero todo ese tiempo que ese trato era de lo más normal para todas las familias, por eso tampoco se esforzó por cambiar aquel ambiente.

-Buenos días.

Su madre le saludaba como si fuesen dos extraños conviviendo juntos, aun a pesar de que eran madre e hijo. De esa forma lo recordaba, el tono frío que parecía que ni siquiera le miraba fijamente. ¿En qué momento su relación tomo ese camino?

Comió con su madre en completo silencio, muy diferente a lo que venía conociendo en su segunda oportunidad, desde que regreso a tener diez de nuevo, ya esas comidas solitarias no se daban, su padre estaba presente y su madre reía suavemente todo el tiempo. Un cálido ambiente, muy diferente al que estaba teniendo. Cuando tomó el cubierto y vio finalmente su reflejo en este se percató de algo. ¿Acaso había vuelto a tener diez años por tercera vez?

Muchas preguntas inundaron su mente y aunque quiso preguntar a sus acompañantes, las palabras no salían de su boca. Es más, aunque intentaba hacer algo diferente a lo que llevaba haciendo desde que se levantó en ese frío ambiente, no pudo hacerlo. Allí se dio cuenta que quizás no estaba repitiendo por tercera vez sus diez años, sino que había vuelto a su línea original, la cual parecía que no podía alterar. La comida terminó y se fue a sus clases, todo, exactamente todo se repetía tal cual lo recordaba.

El ambiente frío, la distancia que mantenía con sus padres, simplemente estaba viviendo esa vida que juro no volver a repetir. Intento recordar qué fue lo último que paso para regresar a esa misma vida llena de desgracias, pero antes de darse cuenta se encontraba en el jardín del emperador, lamentándose por haber oído a su padre dudando sobre si heredarle el nombre de su familia. Ya las cosas no se daban así, en su nuevo presente se dio cuenta que en realidad su padre dijo aquello no por algo malo, sino para protegerlo a él. Cuando comenzó a enfrentarse a la gente que estaba involucrada con el imperio, se percató de que su padre solo buscaba protegerlo a su manera.

Volvía a repetir ese momento cuando tuvo once años, recién cumplidos hace poco y se encontraba de nuevo en la fiesta en el palacio del emperador por su cumpleaños. De nuevo sentía ese dolor luego de haber escuchado las palabras de su padre, aunque ahora entendía muchas más cosas, el sentimiento de confusión seguía presente en él, además, tal cual lo recordaba sus recaídas estaban pasando cada vez más seguidas, causando que pasara más tiempo en cama.  La tortura sobre las críticas de los demás y su padre,  le atormentaban de nuevo, asimismo como lo recordaba. Su esperanza de vida también se ponía en duda.

Sus sentimientos sobre lo relacionado con su padre estaban allí otra vez, atormentándolo. El pensamiento de que solo tenía una mala temporada persistía en su sistema y él mismo solo tenía una pregunta en su mente. ¿Por qué? ¿Por qué volvía a estar en ese lugar lleno de la angustia a la que decidió enfrentarse? ¿Dónde quedo todo eso que había avanzado en su nuevo presente?

Aunque no quisiera, mientras estaba por tercera vez en aquel jardín,  se lamentaba porque su padre pusiera en duda su habilidad y creía que estaba equivocado, pero aunque compartiera ese pensamiento con su yo actual, el curso de la historia parecía continuar sin que él pudiera modificarlo. Estaba otra vez allí, pero no como participante, sino más bien como un espectador, donde miraba su propia vida desde un tercer ángulo.

Con el corazón destrozado y dudando, asistió a la fiesta de cumpleaños del emperador, pero no se sentía con ganas de escuchar la opinión ajena. No paso mucho en esa repetición de su propia vida cuando llego el momento en que comenzó a escuchar los murmureos de los demás, que hablaban sobre lo ineficiente que fue en esa época. Al final no pudo soportar ese pesado ambiente y salió al jardín para tomar aire, a pesar de que se estuviera muriendo por dentro, no debía de mostrarlo en su cara, no delante de esa gente, que lo único con lo que ayudaba era en criticar.

Se vio a sí mismo caminando hacia el jardín, ignorando por completo su belleza, por lo menos hasta que estuvo delante de aquel gigante árbol. Elevo su mirada para certificar que no podía ver el tope desde ese ángulo, ignoró también el hecho de que las flores iluminaban el camino debido a la luz de la luna que daba contra ellas. Llevo una mano al árbol, preguntándose sobre si él era el equivocado en aquella situación, después de todo, la mayoría se inclinaba a un solo lado. Dudaba y dudaba más de sí mismo, en si tenía la fuerza para ser el heredero de su familia, estas solo estaban causando que su confianza fuera rota.

Allí, viéndose de nuevo frente a aquel árbol, se daba cuenta lo patético que fue, lo ciego que se volvió por encerrarse en su propio dolor, que egoísta había sido, pero eso fue algo que comprendió ahora luego de todo lo vivido. Era comprensible que actuara así, se trataba de un mocoso de solo once años, uno que solo debería tener en su cabeza estudiar y jugar, no en heredar el nombre de su familia. Lo que menos debió importarle era la opinión de otros, pero en aquel momento, fue alguien demasiado influenciable. Se dejó manipular por aquel ambiente a su alrededor.

Observo como las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas y aunque quiso contenerse, unos sollozos se le escaparon. Que nadie tuviera confianza en él le estaba destrozando de sobremanera. Cuando escuchó pasos, luego de un buen rato con sus hombros contraídos siendo el único testigo el árbol, se limpió las lágrimas, jamás mostraría debilidad ante alguien. Que equivocado estuvo con ese pensamiento, en realidad en ese momento necesitaba mucho a alguien que le consolara.

-Vaya, vaya –escuchó su voz, así que se giró a ver de quien se trataba, era Kam, uno de los candidatos -. Tal parece que si necesitaras de esto y yo poniéndolo en duda.

Al ver a ese hombre solo pensó en que tenía que correr, pero él solo se trataba de un observador, así que aunque quiso huir de Kam, no lo hizo, la historia continuó.

Hubo silencio de su parte, puesto que dirigió su mirada a lo que llevaba en las manos. Una hermosa flor amarilla, un tanto rara, porque tenía un número impar de hojas, normalmente las flores tenían un número par de pétalos. Esa flor tenía una historia detrás de ella.

“Tengo confianza y fe plena en ti”

Ese fue el significado que se le dio a la flor por su rareza y color. Una flor que se le daba a aquellos seres queridos para hacerles entender que confiaban y creían en ellos. Dewis tuvo que contener las lágrimas cuando se dio cuenta que querían volver a brotar al recordar el significado de la flor. ¿De verdad se la estaba regalando?

En su cabeza lo único que cruzaba es que no debió aceptar esa flor, debió darse cuenta que aquel hombre jamás tendría un detalle como ese hacia él, porque nunca fue importante para ese chico, simplemente se trató de un títere, un objeto que pudo desechar cuando dejo de servirle. Ahora podía darse cuenta de todo y sentirse impotente por ello, que estúpido había sido en aquel entonces.

A penas habían hablado los dos, solo unas cortas conversaciones donde la mayoría era simples saludo y aun así estaba allí dándole una de esas flores. Para alguien como él, que su confianza estaba siendo destrozada, recibir esa flor fue mucho más especial de lo que seguro fue para la otra parte.

No, no se equivocó con su pensamiento, aquel momento fue solo especial para él, en ese preciso instante se daba cuenta de ello. Al volverse a ver en esa misma situación se percataba que todo aquello solo se trataba de una muy buena actuación por parte de Kam, ese hombre solo se estaba aprovechando, solo buscaba darle a un tercero donde más le doliera y en realidad termino haciéndolo, más adelante se percató de ese hecho.

Acepto la flor y con eso acepto la curiosidad que tuvo por aquel candidato, decidió así, intentar tener más conversaciones que un simple saludo. Él se dedicó a conocer a aquel hombre capaz de darle esa flor con tan profundo significado y que trajo consigo un deje de confianza por su parte. Que estúpido había sido al dejarse engañar tan fácilmente por aquel hombre, se despreciaba a sí mismo por lo idiota que se comportó.

-Gracias –se atrevió a decir cuando sostuvo la flor en sus manos.

-No tienes por qué agradecerme.

Le dedico una sonrisa antes de llevar una mano a su mejilla, su tacto “dulce” le estremeció, porque consideraba que esa era su primera vez siendo tratado tan gentilmente. No dejaba de sorprenderle lo idiota que pudo llegar a ser en ese tiempo.

-N-no –tartamudeo nervioso y con un sonrojo en sus mejillas -. Tengo que mostrar mi gratitud, ya que usted lo ha hecho con este presente.

No podía evitar actuar tímidamente, estaba nervioso por lo que acaba de pasar, ya se sentía mejor. El otro dejo escapar una suave risa que le atrajo, le acarició un poco más la mejilla antes de alejar su mano.

-Entonces volvámonos más cercanos –Dewis asintió en respuesta -. Regresemos a la fiesta.

Se movieron de aquel lugar y Dewis decidió colocar en el bolsillo de su chaqueta la flor, para que todo el mundo que la mirara, pudiera detallar la flor que llevaba, eso le traía la seguridad que había estado perdiendo. No se dejaría de repetir una y otra vez lo idiota que estaba actuando, confiando en alguien que no lo merecía.

De pronto en mitad de su camino de regreso, se encontraron con el otro candidato. Kari estaba parado en el pasillo, viendo como venían juntos y al ver la flor pudo apreciar como por un corto momento se animó, pero repentinamente ese estado se apagó, tal vez cuando su mirada se encontró con la de Kam. Allí lo pudo apreciar, como un observador ajeno a la situación, lo que causo en Kari en ese momento, entendió que todo este tiempo estuvo equivocado, el que verdaderamente confió en él a ciegas no fue Kam, sino Kari.

-¿Qué te trae por aquí? –pregunto Kam.

-Simplemente estoy tomando aire –soltó Kari con el ceño fruncido -. ¿Y ustedes?

-¿Nosotros? –soltó Kam para rodear a Dewis con su brazo y sostener con su mano su hombro -. Simplemente nos estamos conociendo mejor. ¿No es cierto?

Al momento en que Kam se dirigió a él, le dedico una sonrisa tímida antes de asentir con la cabeza. Creer que en ese entonces se sentía feliz con ese tipo de gestos simples, que en realidad no venían con un verdadero sentimiento de cariño.

-Sí, estábamos hablando –dijo Dewis -. El candidato Noth me ha dado este lindo detalle como forma de amistad.

El solo ver la flor le animaba mucho, el saber que había alguien que confiaba en él le gustaba demasiado. Pudo apreciarlo, pudo darse cuenta finalmente el daño que causo a Kari al decir aquellas palabras, por su estúpido error de creer que fue Kam quien le dio la flor, había lastimado grandemente a la persona que en realidad se la había dado. Al poder ver de nuevo ese momento se percató finalmente de lo que hizo.

Kari se giró dejando de mirarlo.

-Ya veo –soltó en tono bajo -. Eso es algo bueno. Disfruten de la fiesta.

No acotó más nada y se retiró, dejándolo a ellos dos solos. La primera vez que vio la sonrisa en el rostro de Kam cuando quedaron a solas, pensó que estaba sonriendo porque la gente notara su lado amable, pero entendió que estaba equivocado. Esa sonrisa no estaba ni cerca del pensamiento que tuvo, fue una sonrisa de alguien que había logrado su objetivo de lastimar a la otra parte. Kam había sentido placer y satisfacción de observar como Kari salía lastimado por lo sucedido. Sin darse cuenta había colaborado con aquel sufrimiento de la otra parte.

Aun a esas alturas no podía creer lo ingenuo que fue todo el tiempo.

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.

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Ya había pasado un tiempo desde que de nuevo se encontraba allí como un observador ajeno a la historia. Lo único que podía concluir de lo poco que había pasado fue el hecho de lo idiota que había actuó y lo iluso que fue en aquel entonces, aunque parecía estúpido seguir hablando en pasado, ya que ahora ese parecía ser su nuevo presente.

La diferencia estaba siendo demasiada, de lo que fue hasta hace poco su nuevo presente, ya no hablaba con sus sirvientas, ni siquiera con sus padres más que el saludo cordial tradicional, nada de lo que había obtenido en su segunda oportunidad, lo tenía en lo que parecía su nueva realidad. No importó cuanto lo intento y tampoco es que podía intentar algo, en ese preciso momento se encontraba como un espectador, sentado en un asiento en la gran sala, viendo la pantalla grande, donde estaba plasmada la vida que tuvo, la que parecía ser su única realidad.

Allí se encontraba de nuevo, visitando a Kam, desde que le dio la flor, no dudo en comenzar a visitarlo y no llego a ver que el hecho de que le ignorara al principio era la prueba para darse cuenta que no tenía interés en él, pero con el tiempo termino por comenzar a recibirlo. Su estúpido ser de ese instante creía que solo no lo recibía por encontrarse ocupado. Estar ahí sentado, frente a Kam bebiendo té fue definitivamente uno de sus mejores placeres.

-¿Y? ¿Qué tal ha ido el trabajo como candidato?

-Normal.

-¿De verdad? ¿Qué clase de cosas hacen? –pregunto con una sonrisa y curiosidad.

-Lo normal, mucho papeleo molesto.

-¿En serio? Supongo que tiene que serlo –comento Dewis mirando por un momento la taza de té en sus manos -. Estar rodeado de tantos papeles debe ser molesto. ¿Qué tal si salimos un rato al jardín?

-¿Para qué?

No quería verlo, no quiso aceptarlo en aquel entonces, porque significaba no creer en él mismo de alguna forma, pero ahora notaba aquel hecho, de la verdad detrás de la mentira que él mismo se creó. Ese hombre no tenía ni una pizca de interés en él, se notaba en el comportamiento que tenía todo el tiempo que se juntaban.

-Bueno… Tal vez te anime un poco ver la flora. ¿O quizás prefieras algo sabroso de comer?

Allí se encontraba como un idiota, tratando de hacer feliz a un hombre que no lo merecía.

Kam no dijo nada, pero lo que sí hizo fue mirarlo fijamente, luego de un buen rato sin haberle mirado ni una vez. Le observo un corto momento antes de levantarse del sofá donde se encontraba recostado e ir a la ventana, donde se paró, mirando hacia afuera manteniendo el silencio que venía trayendo. De pronto, algo que miró por allí le sacó una sonrisa, entonces se volteó hacia él para alegremente decir finalmente:

-Sí, tienes razón, vayamos al jardín a dar un paseo.

La emoción de que aceptara acompañarlo al jardín de los recintos del emperador le hizo ser ciego a la verdad detrás de esa aceptación. Animadamente salieron de ese despacho, pero luego de dar unos pasos por los pasillos se cruzaron con el otro candidato, que al verlos mostró por un escaso instante su sorpresa. Más aun cuando Kam de pronto lo acerco a él, el mismo gesto que hizo la primera vez que se cruzaron con Kari, cuando recibió la flor.

Estaba feliz porque de nuevo le trataba con amabilidad y no se daba cuenta que solo lo estaban usando para causar daño. Como observador se percataba de aquello que no llego a notar, por la felicidad falsa que se había creado en su cabeza.

-Nos encontramos de nuevo –dijo Kam con una sonrisa -. Parece que nuestros caminos están destinados a cruzarse.

Cegado por lo que dijo Kam, de que sus destinos parecían estar conectados, no llego a apreciar el verdadero motivo de aquellas palabas, solo dichas para lastimar.

-Eso parece –contesto Kari sin ganas.

-Nosotros vamos al jardín, para ver las flores –dijo Dewis animadamente -. Ahora que nos encontramos en primavera, es un buen momento para verlas. Si tiene oportunidad, debería también darse el tiempo de mirar las flores.

-Sí, sí.

Kam se inclinó para acercarse al rostro de Dewis, quien se mostró tímido ante tal acción. Aunque él veía aquello como un gesto que demostraba que sí tenía interés en él, en realidad solo lo hacía porque sabía el efecto que tendría en el otro chico a unos pasos de donde ellos se encontraban parados.

-Ya… -dijo Kari -. Me lo pensaré, pero si me disculpan… Ahora mismo estoy algo ocupado.

-Está bien, que tenga un buen día.

Sin darse cuenta, había colaborado indirectamente para lastimar a la primera persona que mostro confianza en él. Mostrarse tan sonriendo mientras estaba al lado de alguien más, esa felicidad y animo que irradiaba por estar en compañía de Kam, simplemente eran como veneno para Kari, ahora se daba cuenta de todo eso.

Aun a pesar de que su felicidad solo se volvía una tortura para el otro candidato, este no hizo nada para dañarlo, en ningún momento, más bien se encontró apoyándolo. ¡Que cruel había sido con Kari! El dolor que debió sentir por tener que dejar ir a alguien que quería demasiado debió ser inmenso. Uno que sentía en ese instante que era un observador y luego de haber pasado por su otro presente. Quería llorar por lo idiota y cruel que fue.

Él había ayudado a desgarrar el puro y amable corazón de Kari.

-¿Entonces? Vayamos al jardín.

Dewis no pudo evitar mostrar su emoción, pero cuando Kari dejo de encontrarse a su alrededor, Kam le apartó como si fuese un plaga. Lo primero que pensó fue que había hecho algo malo.

-No es necesario.

-Pero…

El suspiro pesado que soltó detuvo su acción de tomar de nuevo su brazo para impedir que se marchara.

-Ya dije –comento con frialdad, girándose a verlo -, que no es necesario toda esa basura.

La expresión de despreció que le mostró causo que se quedara quieto en el lugar, pensando inútilmente de nuevo que había hecho algo malo para que Kam se enojara con él, si este era un hombre amable.

De eso se quiso convencer toda su vida que estuvo a su lado, que en el fondo, muy en el fondo, Kam era una persona amable que solo le costaba mostrar sus verdaderos sentimientos. Con ese pensamiento concluyó que se volvería la fuerza de Kam, sería esa persona que haría que su corazón se abriera para mostrar ese lado sensible de él.

Que idiota fue todos esos años con semejante pensamiento.

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Los años pasaron y lo único resaltando de todos esos años, fue uno en que Kam por primera vez le pidió algo, como era la primera vez que este le pedía algo, se sintió emocionado y lleno de confianza, tal vez finalmente había llegado a su corazón, por eso no puso en duda ni profundizo con aquella petición que le dio. Se trataba de un día en otoño cuando se encontraba de nuevo en el despacho de Kam, se volvió una costumbre pasarla allí todo el tiempo, aun cuando el otro no le hablaba en la mayoría de casos. A veces salían y comían afuera, pero nada más allá que solo eso. Además, para aquel entonces también visitaba al emperador Perk.

Se encontraba terminando de acomodar los papeles del otro hombre cuando detuvo la pluma en sus manos para dedicarle una mirada, inevitablemente le miró, ya que rara vez se fijaba en él, ya se había vuelto una costumbre aquel hecho.

-Dewis.

-¿Qué sucede?

En verdad era raro que usara su nombre.

-Si yo te pidiera algo… ¿Lo harías?

-¿Eh? –se lo pensó un poco porque no entendía aquella petición -. Claro.

Kam sonrió satisfecho.

-Entonces quiero que me hagas un favor.

Se levantó de su asiento y dio los pasos necesarios para quedar a su lado, como la primera vez acarició su mejilla, Kam sabía muy bien que ese gesto le debilitaba. Estaban tan cercas que no pudo evitar sentirse apenado, pero no podía apartar la mirada, ya que el otro se encargó de que se vieran directamente.

-¿Q-qué clase de favor?

-Estos papeles –dijo sosteniendo la punta de uno de los que tenía entre sus manos -. Es información sobre Kari Miskal, quiero que te aprendas toda su información.

Dudo y quizás si hubiese seguido su intuición de dudar de todo aquello, las cosas fuesen sido diferentes, pero no lo hizo, se dejó engatusar por aquel sujeto delante de él, que le tocaba ligeramente solo cuando le parecía conveniente, claro está, que él nunca llego a darse cuenta sino hasta que tenía la oportunidad de repetir sus propias decisiones. No lo dejaría de repetir mientras se veía a sí mismo, que fue un grandísimo idiota.

-Está bien.

De nuevo esa sonrisa de satisfacción apareció en su rostro.

-Bien –dijo apartándose -. Entonces hazlo, luego de que termines de memorizar todo… te diré cuál es el favor que quiero.

Solo le quedo asentir con la cabeza, aunque no llegaba a terminar de entender el motivo de aquella petición. ¿Con qué fin se aprendería la información sobre el otro candidato a emperador?

Tristemente tiempo después pudo averiguar el motivo de aquella extraña petición. Estaba en otro momento de nuevo en el despacho de Kam, desde pequeños tenían su propio despachó para realizar sus tareas y trabajos como candidatos, aun a pesar de que no podían ser emperador hasta la mayoría de edad, se les asignaba trabajo para un emperador. Dewis tuvo la oportunidad de ver un poco aquel trabajo y muy poco fue lo que llego a entender sobre los asuntos del imperio. Ya había pasado un tiempo desde que le solicito que se aprendiera la información y para complacerlo como venía haciéndolo desde hace tiempo, se lo memorizo rápidamente.

Se encontraba sentado en el sofá, viendo como Kam terminaba de firmas unos papeles, cuando acabo suspiro y creyó tontamente que se levantaría y se sentaría en el sofá delante de él, no pedía que se sentara a su lado, pero como mínimo que le hiciera compañía. Se reclinó en su silla, antes de dedicarle una mirada.

-¿Ya has memorizado lo que te pedí? –fue lo primero que pregunto, Dewis asintió con la cabeza -. Muy bien, ahora quiero que hagas otra cosa.

Sin levantarse de su asiento hizo un gesto con su mano para que se acercara, al notar la intención del gesto no dudo ni un segundo en levantarse para caminar a donde se encontraba Kam. A solo escasos centímetro del otro, le tomo de la muñeca para jalarlo y hacer que cayera sobre su regazo. Le sorprendió el gesto, pero las caricias que le dio a su cabello después hicieron que ignorara aquel agresivo movimiento. Notar lo necesitado que se mostró en aquel entonces le hizo sentir patético y solo quiso golpearse a sí mismo, por lo imbécil que actuó, por la necesidad de ser amado.

» Ahora te diré el favor que quiero que me hagas –dijo en tono bajo, casi un susurro -. Quiero que asesines por mí al otro candidato a emperador.

No pudo ver la expresión que tenía, porque sintió que fue lo mejor, si le miraba, sentía que de nuevo le iba a tratar un poco agresivamente. Tenía todas las señales para darse cuenta que estaba en una dañina relación con aquel chico, que no le llevaría a ningún lado, porque si verdaderamente lo hubiese amado, no le fuese lastimado como muchas veces llego a hacerlo.  Pero él idiotamente creía que simplemente se debía a que le molesto de alguna manera, todo el tiempo solo se echó la culpa a él mismo, sin darse cuenta que en realidad termino siendo una víctima más.

Más de una vez le trato mal, su comportamiento demostraba despreció a alguien como él, nunca lo vio como un igual, ahora podía saberlo, darse cuenta de aquel hecho. Para Kam solo era un objeto el cual podía usar a su conveniencia y él no se esforzó por cambiar su propia situación, el miedo de que no sería querido por nadie más si rompía esa relación, le llevo a no dejar de ser tan patético como fue. Solo asintió con la cabeza levemente, no repitió una segunda vez su petición, porque ambos sabían que sería peligroso hacerlo.

Ese día en su casa, en la soledad de su habitación, se quedó despierto pensando toda la noche sobre las maneras en que mataría al otro candidato. No estaba pensando en realidad, simplemente se estaba dejando llevar por el falso amor y el miedo que sentía de quedarse completamente solo. ¿Qué razones tenía Kam para matar a Kari? Al volver a vivir su vida, de una forma diferente, se percató que planifico matarlo por una simple y llana razón… Kam sabía que no iba a ganar esa competencia.

Todo apuntaba a eso, que al final de esa competencia, cuando ambos cumplieran la mayoría de edad, el ganador de toda esa pelea sería Kari Miskal, ya todos se lo presentían aunque no lo dijeran. Si hubiese pensado con más profundidad se habría dado cuenta que ya Kam estaba perdiendo a las personas que le estaban apoyando, como viles escorias, estaban comenzando su movimiento para ir a lamerle los zapatos al que seguramente ganaría. Al momento en que Kam le hizo aquella petición, nadie esperaba que él ganara la competencia, así que solo le quedaba una opción. Ganar por default. Pero estuvo todo ese tiempo ciego por la necesidad de amor, que no quiso darse cuenta de todo lo obvio.

A parte de todo eso, estaba el asunto de para qué un chico en apenas sus dieciséis años deseaba matar a otro. Tenía los ojos vendados y no deseaba quitarse la venda que le impedía ver, por miedo a lo que podría encontrarse. Fue un vil cobarde, en ese punto, al volver a ver su vida, simplemente solo pudo pensar en que lo que paso se lo merecía, aun así, quiso de lo más profundo de su corazón no tener que verlo, ver el momento en que decidió cumplir con aquella estúpida petición.

Si el imperio acaba destruido, sería solamente su culpa, por tomar mal sus decisiones, ser un ciego a las cosas valiosas que tenía. Haber sido un cobarde.

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.

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Finalmente llego a ese momento decisivo de su vida.

Era otoño el tiempo en que tomó la decisión de llevar a cabo el asesinato, justo cuando ya había pasado su mayoría de edad. Pensó muchas maneras de matarlo, pero en todas se necesitaba de mucho trabajo, cada idea la redactaba y se la mostraba a Kam, muchas de ellas fueron rechazadas, siendo quemadas al instantes, no podía quedar prueba de lo que estaban haciendo. Al final siguió la sugerencia de Kam de escribirle una carta para encontrarse en un lugar en específico.

Como no se daba cuenta de las cosas, no notó para nada lo estúpido que fue al seguir tal sugerencia, estaba dejando una prueba para que se descubriera que él asesinaría a Kari Miskal. Dewis, como observador ajeno a la situación que pasaba delante de sus ojos, lo único que sentía era la humedad que corría por sus mejillas. Tantas señales para darse cuenta y él simplemente tomó la decisión de ignorarlas, de dejarlas de lado sin dudar. Todo, absolutamente todo fue planeado por Kam para que cayera en su trampa, Kari no se iba a negar a ser asesinado, si la persona que lo hacía se trataba de alguien que le importaba mucho.

Actúa como si estuvieras en peligro.

Fue otra sugerencia de parte de Kam para lograr su objetivo. Al final se reunieron en las afueras de los recintos del emperador, cerca del lado boscoso de aquella gran mansión, en ese lugar nadie le vería. En la carta le pedía que viniera solo, Dewis creyó que no lo haría, pero cuando apareció, completamente solo y sin llevar su arma, una parte de él se dio cuenta que Kam había tenido razón con su plan.

Se dio inicio el plan para asesinarlo.

Se lanzó a sus brazos con lágrimas falsas, tenía moretones que aunque parecieran parte del acto, no eran falsos. Otra grandiosa idea que tuvo Kam fue que apareciera golpeado para que se viera real la cosa, así que no dudo en ser agresivo con él. Como buen idiota, él lo justifico diciendo que era para que el plan fuese exitoso. Se había lanzado a la trampa por su propia cuenta.

-¡¿Qué paso?!

Su preocupación era sincera, pero él no quiso verla.

-¡No sé qué hacer! –se quejó entre sollozos -. Kam… Él… él no es una buena persona…

Aunque prefería no acribillar a la persona que más quería, él otro le convenció de que lo hiciera, igual, lo que dijera allí no iba a salir de ellos dos, con ese argumento le convenció para hacerlo.

-¡¿Qué fue lo que hizo?!  -soltó escandalizado Kari.

-Yo… No puedo decirlo… No aquí…

Las lágrimas falsas no dejaban de caer por sus mejillas y Kari asintió como si entendiera lo que le estaba diciendo. Sin dejar de tenerlo cerca, comenzaron a caminar lejos de los aposentos del emperador, quizás le llevaría a casa por como él se encontraba.

Allí estaba, esa amabilidad que se negó a ver todo el tiempo por querer que una persona que jamás le iba a dar amor, se lo diera. Antes de llegar a un lugar en donde pudieran verlos, detuvo su andar, se encontraban en mitad de aquel lugar boscoso. Miró con sus ojos cristalizados a Kari un momento, antes de agitar su cabeza, mientras temblaba, fingiendo un miedo que no sentía ni tenía.

-Yo quise… -comenzó a hablar con la voz entrecortada -. Yo solo había querido darle algo de beber…para aliviar su estrés… pero él solo…

Ahogo un sollozo con su mano. El otro solo comenzó a palmear su espalda con dulzura para calmar su ansiedad o por lo menos la fingida. Volvió a llorar algo alto para más dramatismo, luego busco en sus ropas, llevaba un envase pequeño de vidrió con lo que parecía ser un té.

» Yo conseguí este té para aliviar su dolor… para que pudiera trabajar… pero él no lo quiso… ¿Acaso estoy equivocado?

Volvió a llorar con fingido sufrimiento, como si aquello de verdad hubiese pasado. Tal vez no fue el único idiota en ese preciso momento, porque Kari tomó el envase, para mirarlo un minuto.

-Algo con lo que te has esforzado no es inútil –dijo -. Yo lo beberé por él.

-¿De verdad? –pregunto con su cara llorosa -. No podría obligarte a tener las sobras…

Dewis le quito el envase, negando con la cabeza un momento, no quería que obtuviera las sobras o por lo menos eso fue lo que quiso hacer ver. Kari cayó completico en su mala actuación.

¡Detente!

Por favor detente.

Eran las únicas cosas que Dewis podía pensar mientras veía aquello que estaba transcurriendo, de todo lo que estaba haciendo, de lo que iba a hacer. Solo quería que se detuviera, dejar de ver lo imbécil que fue y todas las malas decisiones que tomó a lo largo de la vida, mientras más lo veía, más sentía que se merecía todo lo que vivió. Dewis acepto que quizás debió recibir esa traición para dejar de haber sido un idiota cobarde.

Kari le volvió a quitar el envase y sin decir nada lo destapó para beberlo, no dejo ni una sola gota de aquel supuesto té. Había caído completico en la trampa. Dewis paso una mano por sus ojos y se incorporó con una sonrisa en su rostro cuando vio como Kari dejaba caer el envase de vidrió, partiéndose en miles de pedazos cuando dio con el piso. Aquello no era té para nada, lo que utilizo fue flores de acónito, en una cantidad lo suficientemente alta como para matarlo. Se quedó allí parado, mirando como comenzaba a surtir efecto el veneno que por voluntad propia lo ingirió Kari. El Dewis actual solo seguía gritando, no queriendo seguir viendo el sufrimiento de Kari.

Se notaba como Kari no podía respirar, como parecía tener un sarpullido por toda la piel, al ser tan clara se notaba mucho más, tenía dolor de cabeza, lo supo por la forma en que se sostenía la cabeza. Estaba sufriendo, mientras más tiempo pasaba más sufría y aun así, no se fue de aquel lugar, no intento huir de aquella situación que estaba viviendo, con lo que estaba resistiéndose fácilmente pudo haberse ido y aun así no lo hizo, se quedó allí a sufrir en un eterno silencio. Dewis se acercó en el momento en que ya Kari se encontraba arrodillado en el suelo, se notaba lo mal que se encontraba, había vomitado por décima vez y no salía nada del estómago a esas alturas.  

-Lo…siento.

La verdad se esperó de todo, que le insultara y dijera del mal que se iba a morir, pero no lo hizo, no llego a hacerlo, ni siquiera a mirarle con odio. Su mirada solo demostraba un profundo dolor, que estaba seguro no se debía al veneno que corría por su cuerpo. Antes de poder preguntar o saber el motivo de aquella disculpa, Kari término cayendo al suelo, había estado toda una hora viendo como el otro moría por el acónito. Se quedó allí mirándolo hasta que se agacho para certificar que no tenía pulso.

Su piel había cambiado de color, sus pupilas estaban dilatadas completamente, el cuerpo delante de él estaba muerto. Suspiro levemente, aunque logro su objetivo de matarlo, algo muy dentro de él no se sintió bien al darse cuenta de lo que hizo. Agitó su cabeza para sacar esos raros pensamientos y se puso a trabajar en hacer ver aquello como un ataque sorpresa, como si fuese un grupo que lo mato por no desear que subiera al trono. Las heridas de una pelea quebrándole un par de huesos, romper un par de ramas y plantas para hacer un seguimiento de la pelea, hasta que finalmente posicionó el cuerpo de una forma en que se notara que termino perdiendo y los asaltantes huyendo.

Limpió cualquier señal de su presencia en aquel lugar y se marchó. Su tarea había sido completada exitosamente.

¡Detente!

Por favor detente.

Repitió el Dewis actual lleno de lágrimas. Había vuelto a ver la mayor estupidez de su vida.

.

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Pasaron los días y la noticia sobre la muerte de uno de los dos candidatos a emperador se supo finalmente.

Por su ceguera y necesidad de amor, no llego a notar la clase de ambiente que se llenó la capital con aquella noticia. Al parecer muchas personas esperaban que el que subiera al trono fuese el primer hijo varón de los Miskal y no el segundo de los Noth. El ambiente que tenía el pueblo dejaba presente ese hecho, pero como se esperó, no llego a verlo realmente en aquel momento. Había pasado un tiempo y llego el entierro del otro candidato, a él asistieron muchas personas, hasta personas no relacionadas a la nobleza. Aquello fue una perdida enorme para el imperio.

Una de las cosas que ignoró de aquel entierro donde asistió por cortesía, para no dejar en evidencia que él ya sabía sobre la muerte de Kari y de que en realidad no sentía un pésame por aquella perdida, fue que en su momento vio algo que no se esperó. Caminando por los pasillos de los recintos del emperador escuchó un fuerte golpe que le sobresalto, se asomó en el cruce en donde provenía el sonido, dejándose ver al emperador Perk. No le llamo, porque sería descortés, pero sí pudo apreciar como golpeaba de nuevo la pared con frustración. Seguramente aquella era la primera vez que veía a ese hombre en aquel tipo de comportamiento, con los hombros caídos y lleno de una inmensa frustración.

Allí se dio cuenta que hasta el emperador Perk esperaba que Kari ganara la competencia, aunque no debía tener un favorito, al parecer si tenía más esperanzas en uno más que en otro. Se quedó oculto, viendo como al poco se incorporaba con ese mismo porte de emperador y se marchaba, seguramente porque daría inició el velorio. Estuvo allí escondido, realmente no sentía para nada el pesar de todas las personas en aquel velorio, tal vez porque fue él quien lo mato que no se sentía mal. Decidió no pensarlo mucho y regresar a su lugar con su familia para que se diera el velorio. La despedida a uno de los candidatos a emperador.

No quería verlo, no deseaba volver a repetir ese momento en donde todos vieron partir a la que parecía ser la única esperanza del imperio, el mejor candidato para gobernar fue Kari y él lo mato, de verdad que ahora se daba cuenta la increíble traición que pudo llevar a cabo sin pensarlo mucho. Se lamentaba, lo hacía grandemente porque no quería eso, no deseaba seguir viendo aquella vida, su propia vida.

Aunque se esforzara, no podía participar, porque el solo era un espectador, pero no podía más, no deseaba que las cosas siguieran así, no quería vivir esa vida de nuevo, ni volver a tomar las mismas decisiones. Se esforzó para luchar contra aquello a lo que se enfrentaba, esa ya no era su realidad, nunca más lo sería. Cambiaría las cosas, no permitiría que todo volviera a acabar mal, tomaría mejores decisiones. Cuando se vino a dar cuenta, se encontraba en su habitación gritando y llorando fuertemente, allí se dio cuenta, tenía el control de su cuerpo.

Sin prestar atención a nada, salió corriendo de su habitación a los establos, ahí tomó un caballo y se fue montado en este hasta el templo, el único lugar que quizás podría darle una salida a aquella tortura. No quería que la historia se volviera a repetir, ni seguir en ese horrible lugar que una vez fue su mayor felicidad. Cabalgo hasta que llego al templo, ni cuenta se dio de que su padre y algunos caballero le habían seguido, simplemente se bajó para correr a la enorme y hermosa puerta del templo.

-¡Por favor! ¡Por favor!

Las lágrimas no dejaban de caer de sus mejillas mientras golpeaba con desesperación las puertas.

-¡Dewis!

La severa voz de su padre le hizo girar, se encontraba a unos pasos de él, con ese porte severo que recordaba. No le importó y se giró de nuevo a la puerta para seguir golpeándola.

» ¡Dewis!

Su padre volvió a gritar para detenerlo, pero forcejeo hasta que se vio liberando, en el proceso golpeo en la cara a su padre que causo que se cayera al piso, sorprendido. Volvió a golpear con fuerza la puerta del templo, con tanta fuerza que sus nudillos comenzaban a doler y veía un poco de color rojizo en estos.

-¡Por favor! ¡Por favor! –seguía gritando entre lágrimas -. ¡No quiero esta vida! ¡¡NO QUIERO SEGUIR AQUÍ!! ¡¡Perdóname!! ¡Por favor!

La puerta del templo siguió sin abrirse.

» ¡No quiero! No quiero seguir aquí… ¡QUIERO REGRESAR! ¡Quiero volver al lugar donde no haya matado a Kari! ¡Donde tengo una mejor relación con mis padres! ¡Perdóname! ¡Por favor!

Estaba desesperado, enormemente, pero mucha fue la sorpresa de los otros presentes al oír las palabras del más joven.

-Dewis.

Se giró cuando escuchó aquel tono en la voz de su padre, al verlo directamente comprendió todo. Esa mirada era la de alguien que no se creía lo que fue capaz de hacer, decepción. Sonrió con ironía.

-Lo siento padre… -dijo con obvio dolor -. Yo nunca seré lo que tu esperaste, solo soy un vil cobarde… ¡Elegí ser un gran cobarde!

La sorpresa en los ojos de su padre no desaparecía, Dewis rió sin poder evitarlo. Aquello parecía ser una nueva forma de castigo.

»Yo quería amor… Quería ser especial para alguien… ¡Quería ser amado! ¡Quería que confiaran en mí! Pero fui un idiota… ¡Solo fui un gran idiota cobarde!

Volvió a girarse para golpear la puerta, sintiendo como dejaba en cada golpe brusco un poco de la sangre en sus manos.

» ¡Merezco todo esto! ¡Lo merezco! Pero Kari no… ¡Él no merecía morir por mi egoísmo! ¡Por favor! ¡POR FAVOR DEJAME ARREGLAR MI ERROR!

Con aquel último grito la puerta fue abierta y todo se cubrió de una luz cegadora. Cuando se vino a dar cuenta, de nuevo se encontraba en aquel lugar en el que estuvo cuando volvió a tener diez años.

-Mi niño amado.

-Tu… ¡¿Por qué?!

-Mi niño amado, espero que ahora sepas apreciar las cosas.

-¡Lo haré! No desaprovecharé la oportunidad que me has dado –comento con seguridad -. Por eso… ¡Déjame regresar a mi nuevo presente!

Hubo silencio que le altero un poco.

-Pero mi niño amado… No has dejado tu nuevo presente.

De pronto, con aquella palabra, abrió su boca para sentir como un ahogo, como si en ese preciso momento se encontrara debajo del mar, pero no había agua por ningún lado. Repentinamente volvió a respirar, haciendo un ruido algo alto.

-¡Gah…!

Al abrir los ojos se encontró con el techo de su habitación.

-¿Señorito? –la voz dudosa de Nath le hizo dudar -. ¡Señorito!

La mujer se llenó de lágrimas, antes de correr a las puertas y desde allí no dudar ni un segundo en anunciar con todas sus fuerza.

» ¡¡El señorito se ha despertado!!

Aquel grito sonó en toda la casa y Dewis no entendía qué estaba pasando, aun así no se movió de su posición actual (acostado en la cama), viendo al poco como todos los demás aparecían llenos de lágrimas de felicidad porque había despertado, al parecer había estado durmiendo. Todo lo que repitió había sido un horrible sueño. Vivir de nuevo aquella vida llena de desgracias se trató de un sueño, se sintió aliviado al punto en que se encontró también llorando.

Estaba agradecido con aquella nueva oportunidad que se le concedió. Agradecido con todos por estar a su lado.

Notas finales:

Espero les haya gustado. Deje su mensaje aquí abajo para continuar con la historia <3 


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