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El candidato al trono por ami4alice

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Notas del capitulo:

Bueno, bueno, aquí traigo otro capitulo para ustedes. Espero lo disfruten.

Aun cuando ya tenía toda una semana desde que se despertó, no le dejaban salir de la cama para nada, las chicas montaban guardia para evitar que se parara o anduviera por ahí caminando, los caballeros de su padre resguardaban las puertas y ventanas de la habitación. Se sentía como un prisionero o algo similar, de broma le dejaban ir al baño y eso porque se encontraba en la misma habitación. Agradeció enormemente que sus sirvientas personales en todo ese año en que duró en coma, ellas se encargaran de ejercitar su cuerpo, para que al despertar no perdiera ni un poco su movilidad.

El médico vino al día siguiente de que despertó, certificando que se encontraba en perfecto estado, aun así todos no dejaron de ser sobreprotectores y no es como si no llegara a entenderlos, después de todo casi le mataban en las pruebas de caballero, lo cual le hizo caer en cuenta de ese hecho. No sabía nada con respecto a los resultados, más que saber que Kokade ahora estaba entrenando ya que quedo como caballero, oficialmente formaba parte de los caballeros del emperador. Al pertenecer a su familia, no fue asignado a su padre por eso mismo. Pero el asunto radicaba en su propia situación, ¿había logrado su objetivo?

Suspiro de nuevo, ya había perdido la cuenta de cuántas veces lo hizo en ese día, pero no le dejaban hacer nada más que leer y uno que otro deber para nivelarse por todo ese año perdido. Quería practicar con la espada, pero no le dejaron, por lo menos aún no. Dejo de lado el libro que sostenía con sus manos, mirando el techo de su cuarto, ya se lo sabía de memoria de tanto que lo estuvo viendo esa semana. Su frustración fue interrumpida por la llegada de Teffy, quien venía con un dulce aperitivo para la tarde de ese día.

-Le he traído un poco de pudin señorito –comento -. La cocinera se ha esforzado en hacer uno de sus postres favoritos.

-Ya…

Dio un saltó, aunque se desequilibró un poco, aun no estaba acostumbrado al movimiento, ya que se encontró dormido todo un año. Eso asusto un poco a Teffy, pero mantuvo la compostura, solo mirándole severamente como regaño. Dewis camino al sofá cerca de su cama para sentarse y así tener su merienda de la tarde.

-¿Qué tal le parece?

-Está bueno… -dijo con poco ánimo -. Dime Teffy… ¿Cuándo podré salir de este encierro?

La mujer no dijo nada.

» Entiendo que todos estén preocupados por lo que paso en la prueba, pero ya ha pasado una semana.

-Lo sé señorito –dijo Teffy -, pero aún no se ha dado con la mente detrás de ese atentado.

-Ya veo…

Comprendía que si salía sin precaución, se podría repetir lo sucedido en las pruebas, pero ya había pasado todo un año, aun así… ¿Lo seguían queriendo muerto?

Decidió concentrarse en su pudin sin agregar más nada, principalmente porque ya todos conocían su opinión, en toda esa semana se quejó respecto a eso, obteniendo la misma respuesta todas las veces. Siguió en silencio, hasta que fue interrumpido por la puerta de su habitación la cual se abrió, dejando ver a Kia y Kurai. Ellas realmente ayudaron mucho a consolar a su madre cuando estuvo en coma, de eso se enteró por boca de Joyn.

-Hemos venido a visitarte.

Dewis hizo una mueca.

-Han venido por mi pudin.

-No digas eso… ¡De verdad estábamos preocupadas por ti!

Kia se quejó y aun así las vio sentarse y tomar de los pudines que se encontraban en la mesa. Por su parte Dewis frunció el ceño levemente, las chicas venían siempre por un buen rato a la hora de la merienda, pero él sabía que más que a visitarlo, estaban allí para comerse los dulces que le preparaba la cocinera, aun cuando ellas ya debieron comerse su ración.

-Claro, claro. Si estuvieran preocupadas me ayudarían a salir de aquí.

-Sabes que no podemos hacerlo –comento Kurai -. ¿O quieres que nos metamos en problemas?

Se silenció ante aquellas palabras, tampoco quería darles problemas a otros.

-Está bien.

Aceptó a regañadientes. La siguiente en entrar por la puerta fue Nath, quien venía emocionada desde el pasillo.

-¡Señorito! –dijo ella al pararse a su lado -. Tengo buenas noticias.

-¿Me dejaran salir?

Nath agito su cabeza levemente en negación.

-Por los momentos no, pero la señora ha convencido a su padre, para que, como mínimo, celebrarle la fiesta de cumpleaños que no pudo darse.

Al oírla, Dewis cayó en cuenta del asunto, por estar en coma no pudo disfrutar de su quinceava fiesta de cumpleaños. No es que su familia fuese reacia a las celebraciones, simplemente tenían una pequeña fiesta con las personas más allegadas a ellos, por eso le sorprendió un poco saber que su madre pensaba planear una fiesta de cumpleaños.

-¿Y eso es bueno? –no pudo evitar preguntar.

-Bueno, la señora pensó que sería bueno celebrar una gran fiesta para celebrar su ascenso como caballero junto a una de cumpleaños. Sería como matar dos pajados de un solo tiro.

Eso sí que llamo su atención.

-Espera, espera… ¿¡Si quede como caballero!?

-¡¡Nath!!

Las otras tres mujeres regañaron a la nombrada quien se llevó ambas manos a la boca cuando dejó escapar aquella sorpresa. Su emoción causo ese desliz.

-Señor… -su madre entraba en la habitación con un suspiro -. Y eso que he obligado a todos a no mencionarlo.

-Lo siento mucho mi señora…

Nath se disculpó por haber metido la pata, nadie había mencionado lo de las pruebas de caballero a parte del accidente con la belladona, porque de eso se enteró al despertar. Antes de la batalla había ingerido una cantidad grande de las vallas de la belladona, causando todos los síntomas por los que paso durante la pelea. Fue un momento horrible y recordarle le ponía la piel de gallina.

-¿De qué hablan? –pregunto Dewis insistente.

Su madre suspiro para sentarse en el mismo sofá que su hijo, cerrando el abanico en sus manos.

-Antes de que te desmayaras, has sido anunciado ganador y como no fue tu culpa lo sucedido, no se removió tu victoria.

-¿¡En serio!?

No pudo evitar sonar animado, porque lo estaba, aunque por eso se ganó un leve golpe en la cabeza del abanico de su madre.

-Sí… También tienes que asistir a una reunión con el emperador para declararte caballero, como no has podido ir al evento principal de nombramiento, se hará una excepción, ya que al final, todavía sigues siendo un candidato a emperador.

-Entonces… ¿Podré salir?

-Oh, cariño. Claro que sí, solo que todos hemos sido considerados porque apenas ha pasado una semana desde que despertarte, no queremos sobrecargarte a la primera.

Dewis hizo una mueca, ganándose otro golpe del abanico por la expresión que mostró. Tal vez su madre había entendido lo que decía con aquella cara. No es que le molestara la preocupación de todos los demás, solo que ya se encontraba aburrido de solo estar en su habitación.

» Así que por eso, hemos estado planeando para hacer una fiesta en conmemoración de tu nuevo estatus y agregado a eso, celebraremos tu cumpleaños.

Su madre se veía animada al decir eso, tal vez le relajaba el planificar dicho evento. Asintió con la cabeza.

-Me sentiré raro siendo el invitado de honor…

Todos en la sala rieron, Dewis se les unió al poco tiempo.

-Debiste esperarlo desde que decidiste tomar la prueba para caballero antes de tiempo –soltó Kia moviendo la cuchara en sus manos.

-Eso es cierto, ahora mismo eres el centro de los chismes.

Dewis dejó escapar un suspiro, vaya manera de entrar en la boca del tiburón. Quería evitar todo eso, pero ahora se encontraba en boca de todos los demás y no era de menos. Fue envenenado para que no pudiera completar las pruebas, eso seguro que había sido noticia durante el evento.

-No me siento feliz por eso…

-¡Exacto! –interrumpió su madre -. Ya estoy cansada de tener que desviar el tema en las reuniones de las casadas. ¡Por eso…! He hablado con tu padre para organizar esta fiesta, mostrarles a todo que te encuentras perfectamente bien. Cerrarles la boca.

Olvidaba que desde que comenzó a tratar a su madre tras su regreso, descubrió que ella era una mujer un tanto agresiva, pero no de dar golpes, sino ingeniosa que sabía dónde darle a los demás donde más le dolía, discretamente por supuesto.

-Parece que se están divirtiendo.

Su padre hacia acto de presencia en la pequeña reunión en su habitación.

-¡Papá!

No pudo evitar emocionarse, aun cuando tenía una semana desde que despertó, su padre solo estuvo con él al momento en que abrió los ojos, luego tuvo que marcharse a una misión.

-Me alegra ver que te encuentras bien.

-Sí… Gracias a Nath, Teffy y Joyn puedo moverme bien. El medico dijo que me recuperare completamente dentro de poco, ya podré sostener una espada.

Escuchó la risa de su padre.

-Solo controla tu entrenamiento, recuerda que tienes que empezar desde lo básico para acostumbrar de nuevo tu cuerpo.

-Huhg…

Esa idea no le gustaba para nada, porque sentía que había retrocedido todo lo que llego a avanzar.

-Vamos, a veces regresar a lo básico te ayuda a entender muchas otras cosas que antes no veías. Velo como encontrar una nueva forma de blandir la espada.

-Está bien.

-Querido, le estábamos hablando a nuestro hijo sobre la doble fiesta que tendremos pronto.

-Oh –soltó su padre -. ¿Finalmente se puede hablar sobre ese tema?

Todos rieron, menos Nath que se apeno sin poder evitarlo por la metida de pata que tuvo.

-¿En serio obligaste a todos a no mencionarlo? –pregunto a su madre.

-Bueno, quería que fuese una noticia impactante.

-En realidad lo fue –confeso Dewis -. No esperaba que de verdad se validara mi victoria, luego de… Bueno, perder el conocimiento.

Hubo un silencio, en donde sintió la mano de su madre y padre sobre sus hombros, al ver a los presentes, todos estos tenían una sonrisa en sus rostros, demostrando que entendían el cómo debió sentirse todo ese tiempo.

-No hay nadie que no llegara a notar todo tu esfuerzo hijo.

Le regalo una sonrisa a todos los presentes. Al parecer necesitaba oír esas palabras.

De verdad que estaba agradecido con todas esas personas que se encontraban a su lado. Sus sirvientas personales, Kia y Kurai, sus padres, los caballeros, Kokade, todos ellos habían sido los cimientos que necesito para poder enfrentarse a esa nueva realidad. Ahora, después de haber tenido aquel sueño, recordando su línea original, se daba cuenta de lo agradecido que debía estar con todos, hasta con los que no estaban presentes pero también lo apoyaban.

En ese momento, nuevamente se juró no volver a repetir los mismos errores.

.

.

.

Nuevamente se sentía vivo, ya que otra vez pudo volver a sostener una espada.

Ya había pasado dos semanas desde que despertó, al fin le permitieron salir de su habitación y poder practicar con la espada. Tal como espero, tanto su agarre como movimiento fue un tanto flojo y no era para nada extraño, duro todo un año sin practicar, aunque el haber practicado de forma espartana todos los días antes de quedar en coma le ayudaron un poco. No estaba tan flojo como se esperó en un comienzo, es más, llego a tener miedo de sostener la espada de nuevo. ¿Y si había perdido toda su habilidad?

Estaba contento de haberse equivocado con su mal augurio. Ahora se encontraba practicando las cosas básicas sobre sostener la espada y como su padre le señalo antes, realmente se estaba dando cuenta de cosas nuevas que quizá en aquel entonces paso por alto. Posiblemente volver al inicio a veces no eran malas noticias. Movía su espada con su muñeca y el cuerpo completo, mientras atravesaba el aire, cuando se detuvo un momento, ver nuevamente los callos en sus manos, sobre los antiguos, le saco una sonrisa de satisfacción.

Llevo su mano al cielo, hacia un bonito día, por eso se animó a entrenar un poco. La escuadra de su padre no se encontraba, ya que nuevamente se marchó a una misión, al parecer estaban teniendo problemas en las costas del territorio de Marik. Agregado a eso, los sirvientes se encontraban ocupadas con la organización de la fiesta que tenía planificada su madre. En el caso de Kurai y Kia, ellas se encontraban con sus instructoras privadas, ya tenían quince años, eso significaba que pronto tendrían su debut en la alta sociedad. Por todo eso, se encontraba completamente solo entrenando, había pasado todo un tiempo desde que estuvo solo.

La verdad es que todos se mostraron preocupados recién despertó, teniendo miedo de que volviera a quedar inconsciente o con una deficiencia por el veneno, por suerte para él no le paso nada, tenía todos sus órganos bien y no quedaron secuelas. Recordaba las palabras del médico cuando le hizo el chequeo al estar despierto.

Ciertamente, estas bendecido por la sagrada escritura.

Bendecido, dijo el hombre.

Honestamente nunca llego a pensar de esa manera, pero si se planteaba de nuevo su situación, tal vez el médico tenía un poco de razón. Tuvo la oportunidad de volver a vivir su vida de nuevo y corregir sus errores, estaba seguro que nadie paso  por lo mismo, aunque tampoco es como si hubiese preguntado por allí si les paso algo similar, seguro lo tomarían por un loco. Ya suficiente se encontraba en el ojo del huracán para quedarse allí por voluntad propia. Dejo escapar un suspiro sin poder evitarlo, demasiadas cosas para pensar.

-Veo que te encuentras mejor.

La voz la reconoció de inmediato a lo que se giró para verlo.

Llevaba un traje algo abultado, lo cual lo hacía ver un tanto deportista, pero debajo de ello había una camisa manga larga negra. El color de su vestimenta era de color rojo con detalles dorados y llevaba botas altas de color negro, esta vez no llevaba capa y su peinado estaba algo desordenado. Parecía venir como de un entrenamiento, porque su respiración se encontraba algo alterada y estaba sudando, aunque todo eso lo lograba disimular muy bien. No había venido a visitarlo desde que despertó y por un momento creyó que hizo algo mal, pero al verlo parado allí, usando una de sus manos para llevar su cabello hacia atrás, le hacía disipar cualquier duda.

-Ah… -soltó cuando se dio cuenta que llevaba rato sin decir nada -. Sí, ya me encuentro mejor.

Kari se acercó un poco más a él, llevando por un momento su mirada a la espada, luego la regreso a él.

-¿Se siente bien regresar?

-Sí –Dewis levanto la mano que sostenía la espada, ciertamente se sentía bien poder hacer lo que sabía muy bien -. La verdad, me sentí raro de no poder hacerlo de inmediato.

-Supongo que es normal –comento junto a un silencio -. Lamento no haber venido antes.

-Ah… No, no, está bien, debiste estar ocupado.

Kari agito su cabeza en negación, antes de llevar sus dos manos al rostro de Dewis. Ahora se encontraban bastante cerca, tanto que no podía apartar la mirada de la ajena.

-Eso no es una excusa –no necesitaba elevar la voz para escucharlo -. Cuando me enteré que despertaste, quise venir de una vez…

-Pero…

-Política.

Aquello lo dijo entre dientes, lo que causo que ambos rieran al poco tiempo.

-En serio… ¡Podrías mostrar más agrado a la política!

Kari hizo una mueca que Dewis entendió a la perfección, en serio que ese chico jamás le gustaría las formalidades y política. Tal vez porque era muy bueno para ello es que se aburría fácilmente, porque la verdad es que Kari tenía talento para la política, pero al chico simplemente le desagradaba.

-No le encontraré nada emocionante de estar reunido en una sala con muchos viejos solo hablando sin parar.

Dewis no pudo contener otra risa, esa sería la primera vez que escuchaba a Kari quejarse del trabajo que tenía que hacer como candidato, normalmente siempre estaba bien compuesto para no mostrar sus verdaderos sentimientos y allí estaba, quejándose como cualquier adolescente de su edad.

-Supongo que en eso tienes razón.

-Si –dijo él, deslizando con lentitud sus manos de las mejillas al cuello de Dewis -. Aunque no hablemos de eso, he venido para ver cómo te encontrabas, pero al verte con la espada, notó que estas bien.

-Sí… ¡Espera! ¿¡Cuánto llevas aquí!?

-Veinte minutos.

-¿¡Qué!?

La sorpresa fue cambiada por la vergüenza al escuchar que estuvo viéndolo entrenar por veinte minutos. Acentuó mucho más al oír la suave risa que dejo escapar su compañero, a lo que él hizo un puchero por aquella clase de reacción que tuvo. Aun a pesar de tener la misma edad, Kari seguía siendo más alto, así que estaba un poco inclinado hacia adelante para que sus rostros quedaran al mismo nivel.

-¡Hm!

Un tercero se aclaró la garganta interrumpiendo el momento y sorprendiendo a ambos hombre, provocando que Kari apartara las manos de Dewis, aunque la cercanía se mantuvo. Noel se encontraba parado cerca de la esquina del edifico cercano de donde estaban parados ambos, junto a él estaba Joyn oculta junto a Teffy.

-Señorito…

-¿Qué sucede? –pregunto sin entender.

-Habíamos venido para señalarle que la merienda esta lista, pero…

-¡Nosotros le apoyamos señorito!

-¿Qué?

Noel y Simón que se habían acercado a Kari, quien se apartó un poco más de Dewis, le colocaban sus manos en los hombres a su patrón.

-Mucha suerte, Kari –dijo Noel en un susurro para que solo Kari le escuchara.

-Necesita toda la que le den –agrego Simón.

Kari les dedico una mala mirada a ambos hombres por las palabras que le susurraron. Joyn y Teffy se acercaron a su señor, quien solo las miraba sin haber entendido muy bien a qué se referían los recién llegados.

-En serio… ¿Qué pasa? –pregunto mirando a todos pero nadie dijo nada.

-¡Ah! –interrumpió Teffy -. ¡La merienda! ¿Agregamos un asiento para su invitado?

Dewis se giró a ver a Kari un momento, antes de regalarle una sonrisa.

-¿Te quedaras a tomar un poco de té?

Con un suspiro Kari asintió.

-¡Arreglaremos todo de inmediato! –Joyn dejo escapar animadamente mientras agarraba el brazo de Teffy -. Vamos, vamos.

-En serio… ¿Qué les pasa?

No paso mucho tiempo para que se encontraran en la habitación donde siempre recibía a Kari en sus visitas a la casa de su familia, ahora parecía un lugar exclusivo para él, de tanto que lo visito, sucedía lo mismo en su caso con la familia Miskal. En la mesa delante de él había toda clase de tartas, pudines y panques, además del respectivo té. Dewis pensó por un momento al ver tantos dulces que era una exageración, pero decidió guardarse su propio comentario.

Sabía que Kari no odiaba los dulces, pero si tenía la oportunidad, prefería no tener que comerlos, por eso que se esforzaran tanto por la visita, quien no comía dulces, se veía algo forzado. Suspiro levemente, como le toco ir a su habitación para tomar un baño y cambiarse, no tuvo oportunidad de chequear las cosas que pondrían de merienda. Ahora llevaba una camisa la cual tenía un poco de color al final de las mangas y lo que daba con la cintura, un pantalón que llevaba dentro de las botas altas que tenía. Se veía bien, pero estaba seguro que no se comparaba con cómo se veía Kari, aun en esas fachas un tanto desarregladas se veían muy guapo. Un demonio guapo, esa fue la conclusión a la que llego mientras le veía fijamente, ni siquiera había picado la tarta en el pequeño plato que sostenía con sus manos.

-Si sigues mirando, eso me dará el derecho de también mirar.

-¿Qué? Yo no estoy mirando…

Dewis se quejó, desviando la mirada a su derecha cuando Kari le miró fijamente, jamás aceptaría que se le quedaba mirando directamente cada tanto. Kari bebió su té antes de dejarlo en la mesa.

-Realmente se sintió solitario.

No necesito de mucho para que Dewis entendiera a lo que se estaba refiriendo. A aquellas palabras le siguió un silencio, en donde siguió con la mirada a Kari cuando se levantó de su asiento y camino al sofá donde se encontraba él, sentándose ahora a su lado. Afincó una mano en el espaldar mientras sus ojos se encontraban.

» No perdonaré a los que se atrevieron a hacerte eso.

Una cara que nunca antes había visto en Kari apareció. Enojo, fue lo que pudo ver en esa expresión, Kari se encontraba muy molesto por lo que sucedió hace un año. Por su mente solo cruzo el momento en que él mato a ese hombre en su línea original. Que se enojara por él por lo sucedido le demostraba el apreció que le tenía y eso le dolía un poco, por lo que él se atrevió a hacer originalmente.

Coloco el plato sobre la mesa y se giró un poco para así quedar mejor cara a cara con Kari. Tomo su mano, la que había estado reposando en una de las piernas ajenas, la sostuvo un momento antes de cerrar los ojos y acercar esa mano a su rostro. Ciertamente, la verdad es que estaba agradecido con ese hombre, que todo el tiempo tuvo plena confianza en él. No quería volver a defraudar esa confianza nunca más, Dewis había decidido que a toda costa protegería a Kari, eso fue lo que concluyó al volver a ver sus propios recuerdos. Agitó su cabeza en negación antes de abrir los ojos para ver directamente esos orbes turquesas.

-No –dijo Dewis -. Quiero que los perdones.

-¿Qué?

No se hizo esperar la cara de desconcierto.

-Entiendo tu enojo, pero no deseo que te llenes de rencor por lo que paso. No sabemos qué los llevo a hacer eso, así que no podemos simplemente echarle toda la culpa de lo sucedido.

-¡Aun así…!

-No –le interrumpió a Kari -. No ganaras nada con ese odio, solo harás que te conviertas en alguien que no eres. Por eso, quiero que los perdones, si no puedes hacerlo por ellos, entonces hazlo por mí.

Hubo silencio, donde de nuevo sintió la mano de Kari en su mejilla, la que tenía libre.

-¿Estás seguro?

-Sí.

De nuevo hubo silencio, hasta que Kari hizo un movimiento y antes de darse cuenta se encontraba rodeado por los brazos ajenos y cerca de su pecho, podía sentir los latidos de su corazón.

-Los perdonare, pero… -comento Kari con una pausa -. También deberías hacer lo mismo.

No entendió a lo que se refería el otro, aun así, no se movió de aquella posición. La verdad es que estar entre los brazos ajenos se sentía muy cálido y reconfortante para su corazón.

» No sé lo que sea… pero aquello que te atormenta, también deberías darle un perdón.

Sinceramente no supo el motivo de aquellas palabras, pero dieron justo donde debían, Dewis sintió su vista nublada repentinamente mientras se llegaba a preguntar… ¿Se había perdonado a sí mismo?

-¿D-de verdad? –la voz se le cortó al decir aquello.

-Sí –comento Kari con seguridad -. Yo perdonaré a esas personas, así que tú también tienes que darle un perdón a eso que te atormenta. Tú mismo lo has dicho, no hacemos nada con ese odio.

El ambiente se llenó de silencio, pero aun así se pudo escuchar los leves sollozos que comenzó a soltar, mientras ocultaba su rostro en el pecho ajeno. Había soltado la mano del otro para apretar sus ropas un poco mientras lo dejaba salir, aquellas lagrimas que se había contenido todo este tiempo, lo que quedaba de aquellas que soltó en el sueño que tuvo sobre sus recuerdos. Kari no dijo nada, solo se mantuvo allí rodeándole con sus brazos, solo acariciando su espalda un poco para aligerar su carga.

Hasta el momento no se lo había planteado, el hecho de perdonarse a sí mismo todo lo que hizo, lo que provoco por su cobardía, perdonarse por no haber protegido a las personas que en realidad eran importantes para él. Le causo tanto daño a muchas personas, hizo cosas horribles que solo llevaron a un triste final. Aunque acepto que se lo merecía por las cosas que realizo, jamás llego a plantearse el perdonarse por sus errores. Como cualquier otro, era un humano, así que de igual forma como le pedía a Kari perdonar a los que lo envenenaron, también debía perdonarse a él mismo por las cosas que hizo en una oportunidad, pero que se estaba encargando de no repetirlas.

Si era honesto, no creyó que se mereciera el perdón hasta este momento, donde se encontraba mojando la ropa de su amigo por las lágrimas, sollozando de manera baja, aun así sus hombros se contraían por encontrarse llorando. Finalmente podía dejar ir los pecados que cometió, perdonarse a sí mismo para poder continuar con lo que ahora se enfrentaba. Esas lagrimas eran diferentes a las que había tenido con sus padres, podía darse cuenta de ello porque con cada una de las gotas que caían por sus mejillas, sentía que el peso sobre sus hombros se iba  haciendo cada vez más pequeño.

Después de un buen rato solo llorando de forma baja, se separó un poco para regalarle una pequeña sonrisa a Kari.

-Gracias.

Fue lo único que alcanzó a decir en ese preciso momento, en serio que estaba agradecido con ese hombre, que cada segundo que pasaba con él, sentía que le regala algo nuevo, volviéndolo una mejor persona. Kari se le quedo mirando fijamente un momento, antes de acariciar con su pulgar la mejilla de Dewis y acercarse un poco más a su rostro.

-¡No lo permitiré!

Su madre gritó al entrar a la habitación escandalosamente. Cuando dirigió su mirada a su hijo y su acompañante, ambos se encontraba en direcciones contrarias con sus manos en la frente. Por verse sorprendidos, ambos se movieron de tal forma que se golpearon en la frente.

-¿Mamá? –soltó Dewis -. ¿Qué haces aquí?

Como una niña pequeña, su madre camino a donde se encontraba su hijo y sin dudar se sentó en medio de los dos chicos. Uno entendió ese acto, el otro simplemente miraba confundido todo.

-¡No lo aceptaré! –replicó la mujer -. No daré a mi pequeño bebé tan fácil.

-¿Qué? –soltaba Dewis confundido.

-Es más divertido con más gente ¿eh?

Kari dejaba escapar ese comentario, antes de que Dewis comenzara a reír por aquella clase de cosas que acababa de decir su amigo.

-¿Qué?

Ahora la que parecía confundida era su madre.

-Comamos un poco del aperitivo o sino la cocinera se molestara con nosotros.

Con sus palabras su madre y Kari le dedicaron una sonrisa, antes de tomar un poco de los aperitivos y comenzar a comer. El resto de la tarde se la pasó conversando sobre cosas sin mucha importancia. Estaba agradecido con Kari, ya que gracias a él sentía un peso menos encima, ahora podía concentrarse de lleno en su nuevo objetivo.

¡Protegería a Kari a toda costa!

.

.

.

Se encontraba nervioso y eso no era para menos si ese mismo día tendrían una reunión para nombrarlo a él caballero. Tristemente debido a lo que sucedió en las pruebas de caballero hace un año atrás, no pudo asistir a la respectiva celebración del nombramiento de caballero, además del banquete que se festejaba en honor a los nuevos integrantes de los futuros protectores del imperio. A pesar de todo eso, el emperador Perk fue compasivo con él, ya que aun cuando quedo en coma por culpa de lo que consumió antes de la pelea, había cumplido con su promesa de ganar la prueba de caballeros, situándose como el primero.

Aun cuando sabía que solo se iba a realizar una simple reunión de nombramiento, eso no le impedía a él en ese preciso instante sentirse increíblemente alterado por lo que iba a suceder. Uno de sus objetivos se estaba cumpliendo finalmente, ya que dentro de poco estaría arrodillándose delante del emperador Perk para ser nombrado caballero. La zanja en el suelo parecía tomar forma de tanto que iba de un lado a otro, más todavía porque se encontraba sobre tierra, ya que al final termino yendo al jardín buscando calmarse un poco.

Obviamente no asistiría todo el mundo para aquel pequeño evento, simplemente se invitó a los otros candidatos a emperador y a su familia, además del consejero, el cual era obligatorio que asistiera. En un momento se detuvo de su andar de un lado a otro para tomar aire profundo, si continuaba así, iba a arruinar todo el esfuerzo que le dedicaron a su ropa, porque no solo estaba caminando, sino pasando sus manos por el cabello y por la ropa. En una de esas sintió una mano en su hombro y se tensó por instinto.

-Oye, es grosero que reacciones así.

Kokade hacia acto de presencia. El joven andaba en sus rondas cuando le vio allí caminando de un lado a otro, así que decidió acercarse.

-¡Kokade! –soltó cambiando de expresión a una más animada -. Ha pasado un tiempo desde la última vez que te vi y eso es decir mucho…

Ambos hombres rieron por la ironía de aquellas palabras.

-Bueno, ahora estoy en entrenamiento en la guardia del emperador –comento el chico -. Y sabes que es obligatorio quedarse residenciado a donde te asignen.

Lo sabía, por eso en su hogar residían la mayoría de caballeros bajo la orden de su padre. Como su casa no era demasiado grande, además de la casa principal, habían dos edificios más, los cuales estaban asignados para las chicas y chicos respectivamente, sea caballero o sirviente. Esa podía ser una de las razones por las que los caballeros se llevaban tan bien con los sirvientes de su casa, ya que compartían residencia, de vez en cuando también ayudaban con las tareas pesadas, puesto que en su casa habían más mujeres sirvientas que hombres, preferencia de su madre.

-¿Cómo te está yendo?

Vio a Kokade inclinar su cabeza en un suspiro.

-No podría decir mal o bien, simplemente mucho trabajo –comento -. Además, no solo es el entrenamiento, también el papeleo… ¿Por qué tenemos que realizar tanto papeleo?

-Mi madre te dijo que estudiaras por algo.

-Sí, sí. Ahora la entiendo –comento en un suspiro -. Pero ni loco le digas que le di la razón.

Kokade terminó siendo en su familia como el hijo rebelde que no quiere hacerles caso a sus padres, así que siempre vivía discutiendo con su madre. Todas las canas que no le sacó él de niño, lo estaba haciendo Kokade y eso que ya se consideraba un adulto.

-Un día tendrás que admitirle que ella siempre tiene la razón.

-Pero no será pronto –bufó él en otro suspiro -. Por cierto, ¿cómo le está yendo a Kia y Kurai? Escuché que pronto será la fiesta de presentación… Es por eso que hay tanto papeleo y trabajo.

Se le escapó una risa a Dewis ante aquel comentario y expresión de parte de Kokade.

-Bueno, están bien…  Estudiando y preparándose para la fiesta de presentación en sociedad –comento él -. ¿Vendrás a mi fiesta?

-¡Oh! ¿El invitado de honor me invita directamente? ¿Cómo rechazar tal oferta?

Ambos hombres rieron luego de que Dewis golpeara en el hombro a Kokade, por lo idiota que estaba siendo, este sabía muy bien lo incómodo que le hacía sentir a Dewis todo lo relacionado a la fiesta organizada por su madre.

-¿Entonces?

-Sí, obvio que iré –comento -. Ya he perdido permiso y todo, así aprovecho de ver a mis hermanas también.

-Es un alivio –dijo Dewis en un suspiro -. Podré tener alguien con quién conversar de forma normal…

-¿Eso es lo que más te preocupa?

-Bueno…

-¡Larga vida a Kurth, hijos del soberano!

Se sobresaltó al oír aquello de parte de Kokade, así que se giró para encontrarse con unos orbes turquesa. Kari quien se acercaba a ellos hizo un gesto con la mano para que Kokade detuviera la reverencia.

-Pronto empezara la reunión –dijo antes de llevar su vista al acompañante de Dewis -. ¿Ya estás listo?

Dewis tensó los labios un poco sin contestar, puesto que al oír que faltaba poco recordó lo nervioso que estaba antes de la llegada de Kokade.

» ¿Quieres unos minutos más?

-No, no. Si continuó posponiéndolo no lo haré.

-¿De verdad?

La tensión en sus hombros se vio repentinamente aligerada al sentir las manos de Kari en sus mejillas. Ya estaba tan acostumbrado al tacto del otro que el solo hecho de sentirlo aligeraba su tensión, puesto que se sentía cómodo de esa forma.

-Sí –dijo con una sonrisa, dedicándole una mirada a Kari -. Igual, esto es lo que debí hacer hace un año.

-Eso es muy cierto.

Justo cuando las manos se deslizaron a su cuello, apartando un poco la camisa para tocar directamente la piel, Dewis había llevado sus manos al moño que llevaba Kari en ese preciso momento, acomodándolo, porque había notado que se encontraba torcido.

-¡Hm-mp!

Un aclarado de garganta les hizo notar dos cosas, que se habían quedado en silencio y que no se encontraban solos en ese preciso momento. Kokade había interrumpido el momento cuando se dio cuenta que los otros dos simplemente pasaron de él y lo que le pareció aún más curioso es que ni siquiera cuando las miradas de los otros dos estaba sobre él, se movieron de su posición actual, bastante cerca si lo pensaba un poco.

-¡Oh! Cierto… Kokade –dijo un tanto disperso Dewis -. Te espero entonces en mi fiesta.

-Sí, supongo que nos veremos allí –comento con una mueca, notando que no solo fue Kari quien parecía correrlo -. Me retiraré a seguir con mis deberes.

No agrego más nada luego de ver como Dewis asentía con la cabeza, se giró en sus talones y se fue por donde había venido, dejando a los otros dos completamente solos. Tanto Kari como Dewis tuvieron su mirada en la espalda de Kokade hasta que se perdió entre los pasillo, regresando a la de su compañero. Otro silencio estuvo presente, en donde aunque se encontraban mirándose, sus manos parecían tener otros planes. Las de Dewis subieron a las mejillas de Kari, enredándose en un punto en su cabello, mientras que las de Kari seguían deslizándose dedo a dedos por la piel de su compañero.

Antes de darse cuenta, sus rostros se encontraban mucho más cerca de lo que estaban minutos antes, tanto que podían sentir el aliento del otro. Tan cerca, tanto que…

-¡Hm-mp!

Otro aclarado de garganta hizo que se detuvieran, esta vez sí se apartaron un poco para mirar en dirección de donde venía la interrupción.

» Señoritos –dijo Lelei con sus mejillas un tanto rojas -. La reunión ya empezará.

Hubo un último toque antes de que se separaran definitivamente.

No se dijo más nada y se fueron junto a Lelei a la sala de reuniones, donde se fue a encontrar con sus padres a penas verlos. Luego de unos minutos terminaron entrando finalmente a la sala del trono, donde se encontraba ya el emperador Perk sentado en su lugar, detrás de él el consejero y a cada lado las otras familias de los candidatos, tal cual como la primera vez que se enfrentó al emperador. No necesitaban a nadie más para ese evento que los pocos presentes, porque al final la condición se dio delante de esas personas solamente. Junto a sus padres se arrodillo en la alfombra, siendo su padre el que habló primero luego del acto.

-¡Larga vida a Kurth y el emperador Perk!

El respectivo saludo fue dicho. Por su parte el emperador se levantó de su asiento, haciendo mover la capa que llevaba encima en ese momento.

-Dejemos las formalidades por ahora –dijo el emperador -. Como se prometió, tu hijo cumplió con su palabra, así que ahora es momento de cumplir con la mía.

Dewis elevó la mirada para encontrarse con la del emperador Perk, a diferencia de otras situaciones, su sonrisa era tranquila y hasta agradable.

» Dewis Aliskar –inició el emperador -. Hace más de un año, estuviste arrodillado en esta sala mostrándonos que la sagrada escritura no se equivocó al incluirte como candidato, en ese mismo momento se te ha concedido presentar la prueba de caballero aun cuando no posees la mayoría de edad. Haz solicitado también dejar de ser un candidato, aun en contra de la sagrada escritura, para eso he puesto la condición de ganar la prueba de caballero.

Asintió ligeramente con la cabeza, manteniendo el silencio, pero sin apartar la mirada del emperador.

» A pesar del desagradable evento al final de las pruebas, fuiste declarado el ganador de estas, así que se puede considerar que has cumplido con tus palabras. Por eso mismo, ahora me toca a mí cumplir con la mía –hizo una pausa donde miró a la mayoría de los presentes allí en la sala -. Aquí delante de todos estos testigos, yo el emperador Perk Arau, te relevo como un candidato a emperador.

La sala se llenó de bajos murmureos de parte de las otras dos familias. Dewis decidió no prestarle atención, simplemente se concentraría en que se quitaba aquel peso de encima.

-¡Muchas gracias!

Estaba enormemente aliviado de que había dejado de ser un candidato a emperador, porque como bien dijo antes, no deseaba serlo, su verdadero sueño se trataba de ser caballero. El emperador Perk hizo un gesto con la mano y un sirviente acerco una espada que reposaba sobre un cojín, la espada asignada a los emperadores. La elevó al tomarla, haciendo que la luz hiciera que brillara mucho más, seguro había sido lustrada. En el mango de esta descansaba unos cordones de color dorado, ya que el mango era de color negro, haciendo resaltar mucho más la plata de la hoja. Dewis sabía que venía a continuación con esa acción de parte del otro hombre.

El emperador se posó delante de él y no dudo en inclinar su cabeza, ya sus padres no se encontraban arrodillados, sino parados un poco más allá, observando lo que estaba a punto de suceder. El emperador Perk colocó en su hombro izquierdo la espada, antes de comenzar a hablar de nuevo.

-Yo, el emperador Perk Arau, delante de todos estos presentes, te nombró a ti, Dewis Aliskar, caballero del imperio Kurth.

Después de haber reposado en su hombro izquierdo, en mitad de las palabras del emperador, paso a su otro hombro. Con aquel anunció, era finalmente un caballero del imperio. El emperador Perk apartó la espada regresándola al cojín, cuando regreso su mirada a él, Dewis no pudo contenerse más debido a la emoción que le recorría por todo el cuerpo. Se levantó y sin pensar demasiado en lo que estaba haciendo, abrazo al emperador Perk. Evidentemente aquello causo una sorpresa masiva, ya que no era común ver a otros abrazar al emperador, pero no le importaba, en ese momento se encontraba realmente feliz de volverse un caballero, ahora no quedaba casi nada para poder heredar el nombre de su familia.

-¡Muchas gracias! –repitió en el abrazo -. ¡Gracias emperador!

El emperador Perk dudó un poco, pero terminó correspondiendo el abrazo. De nuevo, solo dos personas fueron capaces de hacer tal acto en público. Dewis fue el que rompió el abrazo dando unos pasos hacia atrás, antes de realizar una reverencia al emperador, nada le iba a quitar la sonrisa que en ese momento tenía en su rostro.

Se giró al acabar con su despedida al emperador y salió hacia sus padres, a quienes también abrazo. En ese preciso momento le podía importar poco la etiqueta y demás, ahora lo importante era su emoción por haberse vuelto caballero. Su madre le regalo un cálido abrazo, pero por su parte su padre le palmeó la cabeza, al parecer al hombre le avergonzaba un poco darle un abrazo a su hijo que ya se encontraba en la adolescencia. Mientras se encontraba con sus padres, los demás comenzaron a salir de la sala, ya no había más razones para seguir allí, aunque la familia Noth salió del lugar murmurando cosas sobre lo que había pasado, pero decidió no prestarle atención.

Aunque lo que si no pudo evitar fue dejar a sus padres cuando notó que la familia Miskal se estaba retirando. Solo se encontraban presente, el abuelo de Kari y su padre, además de Lelei. De los dos adulos conocía poco, ya que casi no les trato en sus visitas, aun así, eso no le impidió pasar de ellos para alcanzar a Kari, deteniendo su partida, porque el mencionado se detuvo en su andar, girándose en su dirección.

-¡Lo he logrado!

-Eso pude presenciarlo.

No dijeron más nada, pero sus acciones decían mucho más que las palabras, ya que al acercarse, sus manos fueron guiadas a las ajenas, siendo tomadas y entrelazando sus dedos. Cosas que poco se veían se mostraron allí, porque se podía decir que Kari estaba sonriendo en ese instante mientras veía fijamente a Dewis, quien tenía una sonrisa de la emoción. Al observar tal escena, los malos comentarios de la familia Noth aumentaron, al igual que los del consejero. El emperador Perk observó la escena un momento y viejos recuerdos vinieron a él por un momento.

Kairi.

Fue el nombre que invadió la mente del emperador Perk antes de girarse y dejar la sala. Ya no había más nada que hacer en aquel lugar.

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.

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-¡Ahh!

Dewis no pudo evitar soltar un largo y pesado suspiro mientras se encontraba con las manos en el barandal de aquel pequeño balcón de su dulce hogar. Aun no se podía creer todas las formalidades que tuvo que realizar hace solo un par de minutos debido a que además de ser el invitado de honor, también tenía que atender las obligaciones de un anfitrión. Ahora recordaba un poco el motivo de que odiara tanto las fiestas, pocas veces asistió a una en su línea original por esa misma razón. Lo curiosos de todo el asunto radicaba en que actualmente se encontraba dando una fiesta, las ironías de la vida.

Por suerte para él, había logrado huir de todas esas formalidades y su madre, que lo andaba arrastrando por todo el salón de la fiesta, presentándolo a todos los invitando y hablando sin parar de lo orgullosa que se encontraba de su hijo, que con corta edad ya era un caballero. No es que odiara el comportamiento de su madre, pero para alguien como él, su forma de actuar le atosigaba un poco. Por eso mismo no desaprovechó la oportunidad de huir de todos allí dentro, porque hasta sus sirvientas estuvieron llevándolo de un lado a otro, parecía como si todos quisieran un poco de él.

Escuchó un ruido proveniente de la entrada a ese balcón y sin siquiera pensarlo demasiado, se subió al barandal para saltar y ocultarse en la parte baja del balcón. No quería que lo encontraran aún y se viese obligado a regresar a la fiesta, así que tomo la decisión de ocultarse, pero tuvo mala suerte. Mientras estaba oculto escucho un par de voces que no conocía, aunque lo que si reconocía era el tono dulce de las voces, de pronto, las voces se volvieron más eróticas y palabras románticas fueron soltadas al aire. ¡¿Qué clase de invitados estaban teniendo un momento íntimo en el balcón de una casa ajena?!

¡Tenía que escapar pronto de ese lugar antes de que fuese peor!

Peor a ser arrastrado de regreso a la fiesta, sería el que le encontraran espiando a dos amantes. Así es como decidió gatear para no ser visto en dirección al jardín, que recordara bien, ese balcón no estaba tan lejos del pequeño jardín de su madre, luego de este se encontraba el edificio asignado a los hombres que residían en su casa. Decidió que se ocultaría allí un rato hasta que tuviera el valor de regresar a la fiesta, si es que este llegaba realmente, porque las ganas de volver le faltaban.

Logro entrar al jardín por unos arbustos, aunque las consecuencias de hacerlo fue que termino hecho todo un lio. Si Nath, Teffy o Joyn lo pillaban, seguro se enojarían enormemente con él por arruinar su elegante apariencia de esa noche, pero no le importaba, lo importante es que finalmente estaba lejos del salón de fiesta y no tendría que seguir con las formalidades, entendía un poco más el motivo del disgusto de Kari con las formalidades excesivas.

-¡Ya salí…!

Empezó animadamente al soltar aquella frase, pero se vio interrumpido cuando chocó con alguien más, cayendo de lleno los dos en el suelo. Cuando pasaba esas cosas es que Dewis se preguntaba si en serio era un hombre de veinte años en un cuerpo de alguien de quince.

-¡¿Qué demonios te pasa…?!

Al separarse, Dewis se dio cuenta que con quien choco había sido el otro candidato a emperador, Kam Noth. Su cara molesta, que se acentuó al notar su presencia, provoco que Dewis no pudiera evitar reír. Ciertamente hace un buen tiempo no hubiese tenido el valor de reír de esa forma delante de Kam, pero luego de superar tantas cosas y decidir otras, tenía el suficiente valor para dejar de tenerle miedo. Además, se había perdonado a él mismo, así que decidió también perdonar a Kam por lo que hizo.

» ¿¡Acaso te estas burlando de mí!?

Dewis no contesto sino que tomó un poco del barro debajo del arbusto y se lo echo en la mejilla a Kam. Que sirviera de algo ser un adolescente como cualquier otro.

-Tu cara amargada se ve mejor ahora –soltó sin dejar de reír -. Vamos, vamos. Un poco de suciedad no dañara a nadie.

Kam hizo una mueca de horror que de nuevo se vio acentuada por la risa de Dewis. Se notaba que el chico no estaba acostumbrado a eso, así que Dewis decidió repetir lo mismo, solo que esta vez le lanzó el barro directo a la cara.

-Tu… -soltó Kam para hacer lo mismo que Dewis y prepararse para lanzar algo de barro -. ¡No te atrevas a burlarte de mí!

Lanzó el barro en su mano, pero Dewis se movió justo a tiempo, pasando de largo o por lo menos así debió, dio en una cara completamente diferente a la que originalmente debió de ensuciar. Kari, quien había caminado al lugar al oír una voz familiar se acercó para recibir justo en su cara barro que terminó ensuciando parte de su ropa.

-¡Ah! –soltó Dewis -. Ahora te vez mejor, Kari.

-Ah… Ya veo.

Un tic apareció en la frente de Kari, antes de agacharse y tomar lodo para también lanzarlo. Kam que se levantó y pensaba irse, recibió el golpe en la parte de atrás de su cabeza.

-Ja, ja, ja. Ahora andan bien combinados los dos. Candidatos del barro.

Como se concentró en reír por lo que estaba pasando, de ver a los perfectos candidatos completamente sucios, no llego a notar cuando los otros dos tomaron barro y sin más se lo estamparon en la cara. Ahora los tres terminaron en el mismo estado.

» ¡Ustedes!

Los tres gritaron al mismo tiempo, antes de encontrarse volviendo a tomar lodo para lanzárselos a los demás. Kam le dio a Kari y este le dio a Dewis, pero Dewis terminó dándole a Kam, así continuaron un buen rato en donde solo estuvieron lanzándose lodo como unos críos de diez años, nadie les creería que tenían en realidad quince años.

-¡Señorito!

Los tres hombros se tensaron y detuvieron de golpe al oír aquellas palabras, como si los tres estuvieran acostumbrados a ser llamado de esa forma. Aunque tristemente la cabeza que rodaría en ese momento sería la de Dewis, porque la que dejo escapar aquello fue Nath, quien tenía una severa mirada en su rostro.

-Nath, yo…

-¡Ha arruinado la hermosa ropa que se le he puesto hoy! ¿Sabe lo complicado que es quitar el barro? –se quejó la mujer con las manos en su cintura -. ¡Además! ¡Miré como ensució a dos de sus invitados!

Como costumbre, Dewis termino arrodillado en el suelo cuando Nath comenzó a regañarlo. No es que fuese la primera vez siendo regañado, Nath constantemente lo hacía, sobre todo cuando entrenaba. Al parecer la chica no le gustaba ver a su señor hecho un desastre delante de otras personas.

» Por favor discúlpenos –ya no se dirigía a él, lo sabía por el tono dulce que usaba -. Preparare toallas para ustedes.

-No importa –el primero en hablar fue Kam -. De todas formas ya me marchaba.

No alcanzó a decirse más nada cuando Kam se giró en sus talones y se machó completamente lleno de barro. Dejando a los otros dos, por su parte, luego de dejar de ver la espalda de Kam, Kari se giró a Nath.

-Yo si aceptaré la toalla.

-Claro, claro –dijo animada Nath -. Usted viene conmigo señorito.

-¡Ah! ¡Aun no quiero morir!

Dewis se quejó mientras iba siendo arrastrado por Nath, para ser una mujer, tenía la fuerza suficiente para arrastrarlo, aunque tampoco es como si hubiese mucha diferencia de estatura entre Nath y él. Sus malas estadísticas atacaron de nuevo en cuanto a su estatura. Ya sentía su final cerca, cuando dirigió su vista a Kari, donde ya se encontraban Simón y Noel hablando con él. Al verlos, Dewis recordó algo, por eso mismo se removió en su lugar hasta que a Nath no le quedo de otra que dejarle ir. Al levantarse de su lugar miró un momento a Nath.

-¡Espera un momento Nath!

Le indicó aquello mientras se iba corriendo, antes de que Kari iniciara su andar, le tomó del brazo deteniendo su partida. Obviamente Kari se vio ligeramente sorprendido, aun así, se quedó allí esperando.

-¿Qué sucede?

-Yo… -paso saliva un momento -. Ahora que soy caballero, estaba pensando…

Se silenció, aunque parecía una buena idea en su cabeza, tal vez al otro no le iba a gustar para nada.

-Está bien, tranquilízate… Esperare el tiempo que sea necesario.

Dewis le vio directamente, de nuevo Kari estaba siendo considerado y amable con él. Sin poder evitarlo, simplemente se dejó llevar, arrodillándose delante de Kari, como lo haría un caballero hacia el emperador.

-¡Por favor permíteme ser tu caballero!

El silencio invadió el lugar, aunque las expresiones de sorpresa no se hicieron esperar en las caras de los que observaban la escena.

-¿Quieres ser mi caballero?

-¡Sí!

-¿Mío específicamente?

No entendió bien aquella pregunta, pero cuando desvió la mirada un momento a los acompañantes de Dewis se dio cuenta de las palabras que soltó. Sus mejillas tomaron un tono carmesí, pero ya no podía arrepentirse y tampoco es que lo quisiera realmente.

-¡Sí! Quiero hacer el juramente de caballero hacia su señor.

Aquello lo dijo con toda la seguridad que podía llegar a mostrar, en respuesta pudo apreciar una sonrisa sincera de parte de Kari, la cual parecía brillar con la luz de la luna de esa noche. Hizo un gesto para que Noel que se encontraba a su izquierda le entregara su espada, ya que iban a realizar el juramente. Kari saco de la funda la espada y Dewis bajo su cabeza, al hacerlo Kari coloco la espada en un hombro y luego la paso al otro, donde la dejo descansando un par de segundos.

-A partir de ahora, delante de todos estos testigos. Yo, Kari Miskal, candidato a emperador, te acepto como mi caballero.

Dewis pudo sentir como su cuerpo se estremeció al oír aquellas palabras, después de todo, se estaba cumpliendo lo que había querido desde hace un tiempo para acá. Elevó la mirada cuando la espada fue apartada, viendo como Kari la regresaba a su funda y la entregaba a su dueño.

-Me volveré el mejor caballero bajo tu mando.

Aquello lo soltó con confianza y una mano cerrada cerca de su corazón,  un gesto que indicaba determinación y compromiso. Kari solo le miró un segundo, antes de sonreír levemente.

-Entonces no me queda otra opción que ser un emperador digno.

Dewis se levantó de la posición en que antes se encontraba y por reflejo busco las manos de su compañero, el cual correspondió el gesto.

-¡Sí!

Quizás la euforia del momento no hizo notar el uso de las palabras de Kari, porque él no dijo “me convertiré en emperador”, sino “seré un emperador”, eso sería como declarar algo que todavía no fue decido. Aunque quizás, desde hace mucho tiempo atrás, ya lo había sido.

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.

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Un fraile se encontraba en su típica tarea de limpiar la habitación donde reposaba la sagrada escritura, algunas personas que venían a mirarla, no mostraban el debido respeto y ensuciaban el lugar, así que les tocaba a ellos turnarse para limpiar la sala, además, había que quitar el polvo que podía entrar. El hombre dejo escapar un suspiro pasando la mano por su lacio cabello oscuro, dejando la escoba reposando en la pared.

-¿Ya has terminado hermano Sthenp?

-Sí, solo falta recoger las cortinas.

-Eso es bueno, el hermano Raymol nos espera para ir a orar.

El fraile Sthenp asintió con la cabeza, siendo ayudado por el otro fraile, pero justo cuando cerraron la cortina, donde la habitación debió quedar mucho más oscura, repentinamente hubo luz que provenía de la sagrada escritura. Ambos frailes sabían lo que significaba aquella luz, la sagrada escritura estaba hablando, así que cuando dejo de brillar el libro, uno de ellos se acercó para tocarlo con la mano. El libro se abrió por su cuenta, pasando las hojas hasta parar en la que quería mostrar.

-Esto…

El fraile Sthenp miró al otro desconcertado.

-¡Hay que llamar al sumo sacerdote! –grito el fraile Jiht caminando hacia la puerta -. Pronto, suenen las campanas. ¡La sagrada escritura ha elegido al futuro emperador!

El grito sonó en todo el templo, causando ansiedad en los demás frailes. Aquello no era común, que la sagrada escritura eligiera a un candidato a emperador antes de que estos cumplieran la mayoría de edad, aunque si lo pensaba un poco, desde hace un tiempo la sagrada escritura estaba haciendo cosas que antes no hizo. En el libro místico, en la sección de los candidatos, solo reposaba un nombre:

Kari Miskal.

Notas finales:

¡Espero que les haya gustado! 

Si les gusto, dejen su comentario y recomienden la historia.

Nos vemos en otro capítulo <3


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