Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Solo un poco despiadado #6 KyuMin por Chulixxx

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Solo Un Poco desíadado #6

Pareja principal: KyuMin.

Capítulos: 51 + epílogo.

Genero: Drama/Romance/+18/Yaoi/ Lemon

*Adaptación sin fines de lucro.

*La temática y los personajes no me pertenecen, los créditos son para su autor (s) original y a quien realizó la traducción.

*Solo para fomentar la lectura, es de fans para fans.

 

1

El traje era conservador, gris y aburrido.

Lee Sungmin miraba su reflejo en el espejo con el gesto fruncido. Se veía... bien, pero el traje no logró el efecto que había deseado: no se veía mayor.

Quizás había sido esperar demasiado.

Suspirando, Sungmin se pasó una mano por su suave mandíbula, deseando tener alguna barba varonil para ocultar su cara de bebé.

Tenía veintitrés años, por amor de Dios. Era vergonzoso que la mayor parte de la gente no creyera que tuviera edad para beber y tuviera que llevar su ID a todas horas. Sungmin culpaba a su ridícula boca: debido a su labio superior regordete y en forma de corazón, su rostro parecía portar un puchero perpetuo.

Lo hacía parecer muy joven, y mientras que normalmente no era problema, lucir como un niño de dieciséis resultaba un dolor en el culo cuando uno tenía que asistir a una importante reunión de negocios. No es como que asistiera a demasiadas reuniones de negocios importantes.

Sungmin le sonrió sombríamente a su reflejo y encuadró los hombros. Bueno, eso estaba a punto de cambiar.

Iba a probarle a su padre que él podría ser confiable para cosas importantes. Seguro, su padre iba a ponerse furioso cuando lo averiguara, pero esta oportunidad era demasiado buena para dejarla escapar de entre los dedos. No conseguiría una oportunidad como esta de nuevo. Normalmente, en Inglaterra, su padre lo mantenía con correa corta, vigilándolo como un halcón. 

A Sungmin le habría gustado pensar que el motivo de ello era la sobreprotección de su padre, pero no era un iluso: Lee Soo Man simplemente no confiaba en su hijo.

Sungmin trató de no tomarlo muy personal él no confiaba en nadie pero ya era tiempo de cambiarlo. No se había graduado con honores de Oxford sólo para pasarse la vida siendo una cara bonita en las campañas de marketing de su padre.

Sungmin siempre lo había odiado, pero estaba francamente enfermo con ello luego de los últimos dos meses pasados en Moscú, asistiendo a eventos sin sentido en lugar de su padre para la sucursal rusa de las Industrias Lee.

El mail que había recibido Sungmin hace unos días resultó un bienvenido descanso de la abrumadora rutina a la que se había acostumbrado. Bien, técnicamente, el mensaje no era para él. Si Sungmin no hubiera estado en Moscú, los empleados de su padre sólo lo habrían reenviado hacia la oficina principal en Londres, donde estaba actualmente su padre. En sentido estricto, Sungmin debería haber hecho lo mismo en vez de leerlo, pero había estado aburrido e inquieto y el mensaje lo había intrigado.

Soo Man,

Mi secretaria parece estar teniendo problemas para contactarte. Me informó que ha sido incapaz de llegar a ti. Le dije que eras un hombre ocupado. Pero también yo soy un hombre ocupado. Tampoco soy un hombre demasiado paciente. Tenemos asuntos que discutir. San Petersburgo, 21 de febrero, 9 p.m., restaurante "Palkin". Espero que estés allí. No llegues tarde. Sabes cuánto detesto la impuntualidad. Odiaría que nuestra amistad fuera arruinada por algo tan pequeño.

Espero ansioso nuestra reunión,

Cho Kyuhyun.






Sungmin había leído el mensaje varias veces. Algo en él estaba mal. La forma amistosa parecía falsa. ¿O sólo lo estaba imaginando? No lo creía así.

Cho Kyuhyun. El nombre le sonaba vagamente familiar, aunque Sungmin no podía recordar en donde lo había escuchado. Pero el hombre, fuera quien fuera, debía ser lo suficientemente importante como para ser capaz de asumir semejante tono de superioridad con Lee Soo Man.

Joder, el tipo prácticamente estaba lanzándole órdenes a su padre. Sungmin nunca había conocido a nadie que tuviera suficiente poder y temple como para hacer eso. Todos sabían que Soo Man no era alguien con quien jugar. El padre de Sungmin era conocido en Gran Bretaña como el multimillonario más despiadado, más poderoso... un multimillonario del cual se rumoreaba que hacía tratos con la mafia italiana y rusa. 

Sungmin no era ajeno a los rumores sobre su padre; habían estado por ahí toda su vida, pero alguien nunca pudo probar nada.

Ni siquiera él, el único hijo de Soo Man, lo sabía con certeza. El hecho de que el remitente no estuviera para nada preocupado por las repercusiones, pese a la reputación de Soo Man, significaba que, quienquiera que fuera ese hombre, no era alguien a quien tomar a la ligera.

Tampoco.

Debería haberle reenviado el mensaje a su padre cuando lo había entendido. Pero Sungmin siempre fue demasiado curioso para su propio bien.

Solo le tomó unos minutos Googleando para encontrar la información que Sungmin necesitaba. 

Cho Kyuhyun, treinta y dos años, era un magnate petrolero de madre rusa y padre coreano, 
multimillonario.

Aparentemente, tenía docenas de compañías alrededor del mundo y se sentaba en la junta de otras docenas.

Un multimillonario a los treinta y dos años. Ese tipo de cosas no parecían ser demasiado raras en Rusia. 
Sungmin había notado que muchos magnates asiáticos eran bastante jóvenes.

Pero no fue la edad de Cho lo que atrajo su atención.

Sungmin estaba algo avergonzado de admitirlo, pero no pudo evitar mirar fijamente las fotos del tipo.

Cho Kyuhyun era un hombre alto, de cabello castaño, con amplios hombros y el tipo de porte que la mayoría de los hombres sólo podrían soñar. Parecía más un modelo profesional que un empresario exitoso.

Era estúpido crearse una opinión de un hombre que nunca había conocido, pero cuanto más miraba Sungmin las fotos de Cho, más desconcertado se sentía. Incluso cuando el tipo sonreía, no parecía alcanzar nunca su mirada. Aquella profunda mirada  avellana dominaba completamente cada foto en que aparecía, llamando su atención cada vez. No había nada atractivo en esos ojos. En todo caso, la crueldad acechando en ellos resultaba francamente fea. El tipo era lo bastante apuesto, supuso Sungmin, si te gustaran los hombres fríos y asertivos que parecieran poder romperte el cuello y aburrirse mientras lo hacían.

A Sungmin ciertamente no lo hacían.

Pero, por algún motivo, tenía problemas para apartar la mirada. Era tonto. Sólo era una fotografía. Una fotografía no debería acobardarlo tanto.

Sacudiendo la cabeza, Sungmin comprobó la hora en su teléfono. Si no dejaba pronto el hotel, iba a llegar tarde a su vuelo hacia San Petersburgo.

Sungmin miró la puerta que iba a la habitación contigua y suspiró.

Dennis.

Probablemente debería decirle a Dennis que saldría de Moscú.

Pero entonces por otra parte, Sungmin no estaba seguro de que su amigo notara su ausencia.

Dennis estaba tan deprimido que no parecía preocuparse por nada en estos días.

Sungmin hizo una pequeña mueca. Ver a su amigo en ese estado casi lo hacía cuestionar su sueño de encontrar el amor.

Considerando que el amor había convertido a Dennis de un tipo encantador y extrovertido en un deprimido desastre enfermo por amor. El amor jodidamente apestaba.

Las propias experiencias de Sungmin también eran bastante decepcionantes: sus cuatro novios habían mutado de "Príncipe Encantador" a Gilipollas Reales. Para ser justos, nunca había sentido nada ni remotamente cercano a cómo era descrito el amor en las novelas románticas baratas (que Sungmin no se avergonzaba de leer) por ninguno de sus novios.

Nunca había sentido la clase de amor que le causara vértigo y lo dejara sin aliento. Para decepción de Sungmin, lo que ocurría en las novelas románticas era todo lo contrario de lo que experimentó en su vida real. Pero de nuevo, tal vez fue sólo que él tenía un talento especial para encamarse con idiotas.

Sonriendo con autoarrepentimiento, Sungmin se encaminó hacia la habitación de Dennis.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).