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Como un demonio por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Hola~

 

Un sabado mas y un capítulo más, esta vez narrado de nuevo por Michael. Espero que lo disfruten!!

O como vivir entre demonios sin perder la cordura.

 

Desearía que todo fuera un sueño. Incluso sin abrir los ojos sé que no estoy en mi casa, hay poca luz y el colchón es muy suave. Mi casa tampoco huele a vainilla.  Me siento muy cansado, como si no hubiera dormido nada… creo que de hecho así fue ¿a qué hora me dormí?

Este lugar es enorme, y solo es una habitación. Un escritorio con una silla, la cama y un mueble para ropa es lo único que veo. Las paredes son blancas, las dos puertas que hay son de madera y solo hay una ventana muy pequeña, tapada con cortinas azules. Anoche use la silla para alcanzar la ventana y ver si podía salir por allí pero es muy pequeña y estoy en el segundo piso. En serio quisiera que esto fuera un sueño ¿Qué se supone que voy hacer ahora? aún estoy… no puedo creer que anoche… y él… además mis clases ¿Qué hare? No quiero tener a alguien vigilándome todo el tiempo, mucho menos a un… demonio. Tal vez pueda escaparme, todo parece ser un caos por aquí, si tengo cuidado podría salir y ya veré entonces que hacer. Sí, eso me gusta, la puerta no tiene llave y ni se molestaron en venir ¿podría ser tan fácil?

— Oh, lo siento ¿te asuste?— si pudiera gritar hubiera despertado a todos— Lo siento, estaba esperándote— es el sujeto del cabello negro, el que entiende el lenguaje de señas ¿dijo que su nombre era Azrael?— ¿Dormiste bien?— no sé cómo podría dormir bien con todo lo que paso anoche, estoy casi secuestrado aquíoh, lo siento, creo que preguntar estaba de más pero me gusta ser cordial— no veo a nadie más por aquí, y me doy cuenta de que mi plan de escapar no funcionaría porque no sé muy bien donde estoy ¿Dónde están los otros? Veo el movimiento de la mano acercándose a mí y mi cuerpo se mueve solo para alejarse, pero sigue siendo Azrael, intentando llamar mi atención. Por señas me pregunta si tengo hambre, es muy sencillo entenderle y responderle. Él siempre mira muy fijamente, me pone un poco incómodo porque siento como si me estuviera analizando o no supiera que es lo que soy.

Tú. Estómago. Hace. Ruidos. Bajemos. A. comer… ¿Qué mi…? ¡Qué vergüenza! No he comido nada desde ayer, y en parte es verdad que no sentía hambre, pero mi cuerpo parece entender otra cosa. Las manos de Azrael se mueven otra vez: Vamos. A. la. Cocina. Hare. Algo. Ahora que lo menciono, sí que estoy sintiendo el dolor del hambre y comer algo no me hará mal ¿verdad? mejor le pregunto si hay algún truco en esto ¿no me voy a condenar? ¿Es comida normal? ¿No son viseras o sangre?

— ¿Por qué seria eso? hare hotcakes, a Jade le gustan— ¿tienen café?— ¿te gusta el café? Eso me parece algo más del estilo de Cyan pero nunca le he visto tomarlo, quizá encontremos en las despensas— y me hace una seña para seguirlo. 

Estamos muy lejos de la cocina ¿Qué tan grande es este lugar? No quiero pensar que soy yo el que está acostumbrado a los lugares pequeños. Lo que sí, este lugar es muy bonito, me siento fuera de lugar: el piso blanco y brillante, las paredes con tonos suaves y algunas pinturas coloridas. No hay fotografías. Pasamos por la sala donde aparecí por primera vez antier, parece que fue hace semanas, y finalmente entramos a la cocina. Todo esta tan limpio que me hace dudar si es natural o es por obra de los demonios ¿tal vez les guste la limpieza? Azrael me señala una silla.

Siéntate. Voy. A. tardar. Las sillas son pesadas, de madera lustrosa y forrada con piel sintética oscura, a juego con la mesa. Ha pasado mucho desde la última vez que me quede esperando a que me prepararan la comida, si no contamos las veces que he comido en restaurant o la cafetería. Hay mucha luz en la cocina debido a la ventana, que da a un pequeño jardín o un espacio con pasto porque no hay flores ni árboles para llamarle jardín.  Azrael mueve la mano frente a mí y me pregunta cuantos voy a querer. Levanto tres dedos, y es todo, no me dice nada más.  Desde donde estoy sentado puedo ver la entrada a la cocina, y por eso veo como llega el otro demonio, el del cabello azul.  Le dice algo a Azrael pero no lo entiendo, y luego solo saca un tazón de la alacena, una caja de cereal y una botella de leche del refrigerador.  Ni siquiera me mira, de hecho, me ha mirado poco desde que me encontraron buscando mi teléfono entre la basura.  Es como si yo no existiera para él. No sé si es algo bueno que no tenga su atención o malo que me ignore como un cero a la izquierda.

— ¿Qué quieres?— ah, me le quede mirando. Niego con la cabeza, sé que no me entiende si uso señas. Azrael se gira para mirarnos. Te. Molesta.  No. es. Su. Intención. Es. Siempre. Serio. Oh, bueno, entonces no es algo contra mí. El olor a dulce quemado se extiende por la cocina, y le señalo atrás. Parece que no está muy acostumbrado a cocinar— no estoy siendo grosero con él, me estaba mirando y cuando los humanos hacen eso es porque quieren decirte algo— ah,  situaciones como esta son las más difíciles, cuando alguien responde o habla siguiendo una conversación que no puedo ver, porque tengo que deducir de que están hablando. Me hace sentir apartado de los demás, es como si fuera invisible. Y que este comiendo cereal como si nada no ayuda a quitarme esa impresión. Lo único que puedo hacer es intentar integrarme, lo he hecho desde hace tanto tiempo que incluso aunque sea un demonio tengo el terrible impulso de hacer que me note, lo cual si lo pienso bien es una mala idea si quiero escaparme. Y si voy a escapar,  mejor pregunto por todos. Uso el teléfono para escribir la pregunta— No voy a moverme para leer eso— ¿seguro que arrojarle el teléfono a la cara es mala idea?

— pregunta por los otros demonios— No note a Azrael a mi lado hasta que movió mi mano para poder leer.

— ¿los otros demonios? En el infierno o que se yo— ¿en serio? me refiero a los que estaban con nosotros.

— se refiere a los que estaban aquí.

— Bel no vive aquí, ni es bienvenido. Y Jade…— señala la puerta. Allí está entrando el chico que me ha hecho quedarme aquí. Tiene una cara de sueño tremenda y no se ha cambiado la ropa de dormir. Ahora que conozco los nombres es más sencillo leerlo en sus labios cuando los pronuncian.

— ¿están hablando de mí? Oh, son hotcakes.

— ¿Por qué finges? Te has levantado solo porque has olido que los estaban preparando— la verdad tiene un buen olor. Azrael pone un plato con los tres hotcakes que pedí. Jade saca un tarro de mermelada de fresa y miel, cuando va a tomar la leche, el bote se mueve solo, alejándose de él, lo que hace que Jade comience a hablar tan rápido que no entiendo nada de lo que dice— no me interesa, es mía.  Hay más en el refrigerador— Cyan responde con calma, y Jade se da la vuelta para abrir el refrigerador. Unos toquecitos en mi hombro me apartan de la escena, Azrael ya está poniendo otro plato en la mesa y luego me hace señas. Siempre. Pelean. No. te. Preocupes. Resuelven. Sus. Problemas. Déjales. Ah, no es como si fuera a involucrarme en una pelea entre dos demonios. Jade sigue molesto, lo sé por las miradas exasperadas que le dirige a Cyan y a su ceño levemente fruncido.  

— iremos al casino hoy, para que te familiarices con el lugar— no estoy nada entusiasmado por eso, me gusta mi trabajo actual aunque sea solo limpiar— oh, vamos ¿pensabas limpiar pisos toda la vida?— no, la verdad es que no pero me cuesta desprenderme de las cosas que valoro ¡Y todo sería más fácil si no estuviera involucrándome con demonios! No quiero acabar en el infierno— ¿me ha entendido? No dice nada.

— también puede ignorarte. De hecho es mucho más fácil ignorar a todos si no los puedes escuchar— ¿acaso eso es una mirada de anhelo? No entiendo para nada a estos locos. El olor de los hotcakes hace que mi estómago duela, pero antes de tomar los cubiertos hago la pregunta que me ha estado atormentando ¿me iré al infierno?  Le señalo a Azrael para que haga la pregunta.

— ¿Por qué irías al infierno?— Jade se mete un buen bocado a la boca— ¿has matado a alguien y no nos enteramos? A lo mejor se dedica a estafar a ancianos— no es una broma, no quiero ir al infierno— no te irás al infierno por juntarte con Cyan, no es lepra. Si no haces nada malo no tienes por qué ir ¿cierto?

— lo explicaste de maravilla— ¿se está burlando?— verme no te condena, hablar conmigo tampoco, ni siquiera si vivimos en la misma casa. Pero cuidado con hacer un contrato. A los demonios nos gusta mucho hacer contratos— otra vez me siento como un ratón atrapado ¿no me están mintiendo? ¿Cómo puedo creerle a un demonio? hasta donde se los demonios son buenos mintiendo y engañando. Lo mejor será irme lo más pronto que pueda.

El desayuno pasa rápido, y me quedo con Azrael en la sala. Jade se ha marchado por lo que pude adivinar a cambiarse la ropa. Otra vez siento el toque de Azrael. Estas. Bien. Una pregunta. Me tomo mi tiempo para formar las señas. No lo sé, creo estar soñado, o enloquecí o me hacen una mala broma. Estoy asustado también. Porque me paso a mí.

 Azrael es difícil de leer, aunque hable bien y tenga una buena dicción sus expresiones… bueno, no tiene muchas expresiones, así que no sé muy bien cómo tratar con él, porque las palabras siempre van acompañadas de expresiones, así se cuando una persona está molesta, feliz, triste… con Azrael no hay nada,  su rostro no tiene expresiones que yo pueda interpretar, hasta ahora: Me está mirando con compasión. He recibido muchas de esas miradas lo largo de mi vida.

— vamos, Cyan dejo el auto, nos llevara él— no es un camino muy largo al casino, ese donde había una fiesta. De día no se ve tan impresionante como por la noche, pero ahora puedo leer el nombre: Arcanum, en letras doradas y grandes. Hay un letrero de “Cerrado”.  El recibidor es enorme,  las paredes en un suave color crema y el piso de un brillante color rojo, unas sillas elegantes tapizadas de negro y un candelabro colgando en el techo. Y no hay nadie.  Jade me toma del brazo y me hace camina mientras señala hacia todos lados, no logro entender lo que está diciéndome. Intento detenerme, y eso hace que me mire.

— ¿Qué?— hablar con señas con alguien que no las entiende es difícil, aunque hay señas tan universales que hasta un tonto lo entendería. Jade parece un poco tonto, pero le hago la seña de que no escucho, y que no entiendo lo que me dice— Ah ¿Voy muy rápido?— no puedo leerle los labios si no te veo de frente. Creo que Azrael se lo dice, porque después sigue caminando y cuando habla es hacia mi— si sigues derecho entraras al casino, a la izquierda está el centro nocturno, hay muchos tipos de entretenimiento allí— centro nocturno ¿voy a trabajar allí? ni loco, no lo hare. Prefiero lavar todos los pisos que trabajar en acciones de dudosa reputación— ¿Qué ha dicho?

—  no quiere trabajar en el centro de entretenimiento.

— no te preocupes por eso, no cumples los requisitos para trabajar allí. Si vas por la izquierda llegas a las oficinas ¿entiendes?— ni siquiera me deja responder, y me veo arrastrado a un tour por el lugar, el bar no es tan grande pero si es amplio y con un fuerte olor a alcohol. El casino es un gran espacio alfombrado, con máquinas, mesas y luces amarillas.  Nunca he entrado a un casino, y el tamaño de este lugar me pone muy incómodo. En el recorrido noto otra puerta que jade no menciono.  La señalo para llamar su atención— por allí vas a las salas privadas— ¿salas privadas?

— Sexo, allí van los humanos a tener sexo— no sé si me avergüenzo más de cómo lo dice o lo que dice en sí. La cara me arde.  Las dichosas salas son un pasillo con ocho habitaciones con puerta cerrada y camas.  

—Me estoy aburriendo.

— puedes esperar en la oficina, Cyan— Jade pone los ojos en blanco, aunque no parece fastidiado. De hecho parece muy feliz, lo cual no me parece muy bueno. Cyan se marcha, y nosotros seguimos recorriendo el lugar, la zona de las maquinas, las mesas de juego,  bajamos a la bodega donde tienen el alcohol y a la parte trasera donde Jade menciona algo de una construcción nueva, y como desea poner un servicio de comida, o al menos eso es lo que logro entender de todo lo que dice en ese trayecto. Aunque todo lo que me dice no me interesa mucho, conocer el lugar me servirá si quiero escapar. Conocer todas las salidas…si tan solo pudiera soltarme del agarre de Jade. Azrael a mi lado me hace señas, que tardo un poco en entender. Qué. Pasa. Uh, pues pasa que Jade habla demasiado e intentar leerle los labios es agotador. Todo son deducciones, y por eso al inicio pensé que yo había entendido mal lo de los demonios que no es la primera vez que entiendo una cosa por otra. En lugar de decir todo eso, solo le digo dos palabras: estoy cansado.

— ah…— me distraigo con las personas que están entrando y saliendo, cada una de las chicas lleva menos ropa que la anterior, todas son muy bonitas también. Otra vez los toquecitos en mi brazo y Azrael haciendo las señas. Vamos. Arriba. A. descansar. No voy a quejarme por eso. Jade sigue sin soltarme del brazo, casi no puedo hacer señas así que solo los sigo. Regresamos al recibidor y luego vamos por la puerta izquierda, allí nos dijimos a una escalera y más pasillos, solo entiendo que son oficinas. Todo se siente más amplio y con más luz que las zonas oscuras de abajo aunque aquí no hay nadie y abajo nos encontramos con muchas personas. Al fondo del pasillo llegamos a una puerta de madera, que Jade empuja. La oficina es… increíble.  Es el lugar más lujoso que he visto en persona, es como lo que veo en la televisión que hasta me da miedo sentarme en el sofá ¿y si le hago algo? no quiero saber cuándo tendría que pagar para repararlo.  Cyan está aquí, pero ni siquiera nos ve.

Cuando me atrevo a sentarme, Jade ya se ha puesto delante de Cyan y están discutiendo. Ni me molesto en adivinar sobre qué. Debo escapar, entre más pronto mejor, aunque si salgo de aquí…  conozco el camino hasta el restaurant, y de allí se moverme a casi cualquier lugar, no puedo ir a la policía pero he pensado que es un buen momento para mudarme, no quiero involucrar a mi tía pero no tengo a donde más ir, y si me quedo aquí pienso que sería más fácil encontrarme, tal vez si me voy lejos… ay, ya ni sé que estoy pensando, mi cerebro es una esponja exprimida. Aun no me creo que esté pasando esto. 

— Michael, ¿quieres algo?— es lo que leo en los labios de Jade, pero no sé de qué está hablando. Quiero irme.

— Cyan y yo iremos por comida— explica Azrael. No. hay. Comida. Cerca. Yo aún no tengo hambre, pero según el reloj en el escritorio son casi las dos de la tarde ¿pasamos tanto tiempo recorriendo este lugar? No creo que sea tan grande. Azrael vuelve a mover las manos. Traeré. Comida. Para. Ti. Pero. No sé. Qué. Te. Gusta.

— ¿Qué le estás diciendo?— Azrael le dice a Jade lo que está diciéndome,  y cuando me vuelve a mirar le digo que me da lo mismo lo que traigan. No creo que pueda disfrutarlo. Me quedo a solas con Jade.  Solo pasan diez minutos antes de que Jade se siente frente a mí, me mira por otros cinco minutos, lo que me pone más incómodo. Me decido a escribir en mi teléfono.

¿Yo qué voy hacer aquí?

— ¿Qué quieres hacer? claramente no cumples los estándares para trabajar con los demás— no me siento ofendido por eso— podría imponerte un trabajo pero tú no quieres esto, así que mejor buscamos algo que quieras, así que ¿Qué te gusta? dijiste que estabas estudiando, podríamos encontrar algo relacionado— dudo que aquí haya algo relacionado con lo que yo quiero.

Yo quiero enseñar.

— enseñar…— hace una mueca— no hay muchas áreas relacionadas con enseñanza— era de esperarse— Azrael está ayudando a las personas de contabilidad, así que no podrías estar allí, pero tenemos un departamento de recursos humanos, que se encarga de reclutar personal para otras áreas.

¿Cómo?

— Yo me encargo de elegir a las personas que trabajan como acompañantes, pero paso todos los documentos a recursos humanos, creo que una chica se encarga— parece que no es algo que le interese mucho— puedes probar allí unos días. A menos que te interesé repartir cartas en el póker, estuve a punto de poner a Azrael en eso, seria todo un profesional en poner cara de póker.

¿Cómo es el infierno?  

— ¿el infierno? No lo sé, nunca he estado allí.

¿No? eres demonio.

— No soy un demonio, Cyan es un demonio. Soy humano, o… bueno, lo que sea ahora que hice un trato con Cyan— ¿Qué? ¿Un trato? ¿O sea que Jade vendió… su alma?

¿Trato? ¿Tú invocaste al demonio?

— no… es una historia un tanto larga, Cyan me encontró y ahora tenemos un acuerdo que nos beneficia a ambos— Jade es humano, y vive tan tranquilamente entre los demonios. Eso es perturbador a su manera pero si no es un demonio entonces no puede vigilarme todo el tiempo. Aun sigo pensando en eso cuando le veo hablar, mirando a la entrada ¿regresaron ya con la comida? no, no conozco al chico que entro, parece molesto e incluso me señala. No entiendo cuál es su problema conmigo.  Jade intenta hablarle también,  pero la ¿discusión? Sigue. Este podría ser el momento… escribo en el teléfono y se lo muestro a Jade.  

Voy al baño.

Hace una seña y sigue hablando con el chico. No me presta atención cuando salgo, no hay nadie en el pasillo tampoco. Si entendí bien lo que dijeron en el recorrido, hay un baño al subir a este piso. No hay nadie cuidándome, si me voy ahora podría escapar o al menos alejarme para intentarlo. Abro la puerta del baño, deseando no hacer ruido.  No hay nadie fuera del baño. Camino paso a paso, hasta llegar al punto en el que o voy hacia la oficina o bajo a la entrada.  Me toma dos escalones decidirme, me largo de aquí. Siento el pulso acelerado, apenas si respiro. Dos personas más vienen subiendo pero apenas me miran y siguen subiendo. La entrada está a unos pasos, solo unos pasos. Quiero correr ¡Ahora hay un guardia! Me acerco, siento que todo mi cuerpo tiembla. Sé que no debería mirarlo mucho o parece sospechoso pero si no le veo no sabré si me llaman y así correr en serio. Nadie me detiene cuando cruzo la puerta. El sol me deja cegado unos momentos pero no dejo de caminar, cada vez más rápido y más rápido pero sin llegar a correr. Tal vez me están siguiendo ahora mismo y no tiene caso pensar que logre escaparme. 

No hay nadie siguiéndome. Me considero bueno observando a mi alrededor y las personas a mi alrededor solo caminan, nadie me está mirando ¿los demonios pueden hacerse invisibles? Ah, pensar en estas cosas me da dolor de cabeza.  Debo moverme, han sido ya quince minutos que salí de la oficina ya deben estar buscándome.

Una mano me sujeta con fuerza y tan de improviso que si pudiera gritar, lo hubiera hecho.

— Vaya, vaya ¿pero a quien tenemos aquí?— El otro demonio, el de cabello naranja que quería hacer un trato conmigo— Me alegra ver que te has escapado ¿Por qué no vienes a comer conmigo?— su mano me sujeta tan fuerte que duele, aunque intento no avanzar me está obligando a caminar. Por más que intento soltarme no puedo, ni siquiera puedo gritar ¡Nunca me sentí tan mal por no poder escarchar! No puedo gritar para pedir ayuda. Tropiezo varias veces mientras camino, ni siquiera puedo ver bien por donde voy. No quiero ir con él. Ayuda… alguien ayúdeme, quien sea…

Intento dar manotazos y patadas para no seguir caminando o que al menos alguien me vea. De pronto solo dejo de sentir su mano y mi propia fuerza me envía al suelo. El asfalto me quema las manos pero no me importa, me arrastro para alejarme e intentar ponerme de pie, hasta distingo unas piernas. Parpadeo varias veces hasta que distingo a Azrael, extendiéndome una mano. Una sensación de alivio y decepción me invade mientras acepto su ayuda. Bel está a unos pasos de nosotros, sacudiendo una mano como si le doliera. Azrael me llama la atención con una pregunta: ¿Estás bien?  Solo muevo la cabeza para responderle que sí, lo que me hace ver una bolsa de comida con el logro de un restaurant tirada a un lado. Él levanta su mano y toca mi cara… ah, estoy llorando, no me di cuenta que lo estaba. Me froto la cara con el brazo, quizá con más fuerza de la necesaria. 

 ¿Te duele?

Maldita sea, no quiero llorar ¡Ni siquiera es por miedo! ¡No entiendo nada de lo que se están diciendo ahora mismo!

Azrael le da la espalda al otro demonio, hace algunas señas pero estoy tan… no sé cómo estoy, pero no entiendo nada y eso me está frustrando mucho. Veo algunas personas acercarse,  pero no se quedan mucho tiempo, y tampoco estoy muy seguro de cómo es que llegamos a la casa de Jade, es seguro que nos hayamos teletransportado o como se le llame a eso. Azrael alza las manos, en un gesto muy simple y conocido: No te hare daño.

— Todo está bien—me dice al mismo tiempo que hace las señas con las manos. Los repite tres veces. No me siento bien y supongo que se nota porque Azrael me lleva hasta el sofá y luego me hace una pregunta ¿Qué paso?

Escape.

Ahora. Entiendo. porque. Estabas. solo.

Me encontré con él. No pude escapar.

— ¿te duele?— señala mis manos, las estoy frotando y no me había dado cuenta. Me arden y tienen raspones que sangran un poco. Me encojo de hombros. Azrael toma mis manos, pone su mano sobre las mías y una luz azul brilla entre sus dedos y mis manos ¿Qué está haciendo? está caliente… las aparto rápido— no te hare daño.

¿Qué hiciste?

Azrael señala mis manos. Se ven menos raspones, también arde menos ¿eso fue…? le miro, él ya está haciendo las señas. Estoy. Curando. Las. Heridas.

Vuelve a estirar su mano, esta vez se queda unos momentos extendida, esperando. Le miro, olvidándome del miedo que sentía. Las manos me hormiguean, es un cosquilleo cálido. Azrael está esperando mi permiso, es un poco extraño porque es el único entre ellos que parece tratarme con amabilidad. Y también me siento extrañamente cómodo cuando está cerca. Le extiendo mis manos, y otra vez hay una luz azul cuando pone la suya sobre las mías. Cuando termina mis manos solo están sucias, no hay heridas ni zonas enrojecidas. No tenía idea de que los demonios pudieran hacer esto, en serio necesito aprender sobre el tema antes de volver a escapar.

Gracias.

— no es nada, no te preocupes por Bel tampoco— ¿Cómo lo hiciste? ¿Lo resolviste?— los demonios tienen ciertas debilidades cuando se trata de otros como yo— ¿Cómo tú? ¿Diferentes demonios?— no soy como Bel o Cyan, ni siquiera soy un demonio— explica, le pido que me lo repita solo para estar seguro de que lo entendí bien.  Lo repite en señas y moviendo los labios

 ¿Qué eres?

 Él levanta las manos, pero no hace ninguna seña y sus labios no se mueven. Me parece que suspira y se pone de pie. Una luz blanca, como chispas, le recorre el cuerpo y se hace más intenso hasta que ya no puedo ver. Cuando vuelvo a ver, Azrael sigue de pie y… alas, tiene alas. No unas como las que le vi a Cyan, estas son como…

— Yo soy un Ángel.

Ahora si me he quedado en serio sin palabras.  

Notas finales:

Gracias por leer, Hasta la siguiente semana.


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