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Boku no Drabbles por Dra-chan

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Notas del capitulo:

Perdón por meter tanto a Deku, lo amo :c

1


En un inicio, a Kaminari no le era tan difícil ignorar la clara preferencia que tenía Kirishima de andar tras las faldas de Bakugo, él mismo parecía tener esa necesidad. La seguridad que destilaba y la inesperada inteligencia que posee te llama como la luz a una polilla. Bakugo es el epítome de ser varonil, muy a pesar de su actitud de villano, y es obvio que alguien tan simple como Kirishima, y el mismo Kaminari, terminarían por ser atrapados por su resplandor.


Pero ahora, cuando piensa en ello, no puede evitar creer que es desagradable. Ambos son sus amigos, o así lo cree al menos –con Bakugo todo le genera duda- así que no debería ser tan molesto.


Pero lo es.


Lo peor de todo, increíblemente, no son esos incomprensibles sentimientos, sino que no tiene a nadie con quien compartirlos.


Sólo tiene ese nivel de confidencialidad con Kirishima ya que en general no hablan nunca de sus sentimientos. A Sero no lo considera ni por un segundo, aunque, por lógica, sería la mejor opción. Sin embargo, no se imagina abriendo su corazón con él. Bakugo… ni siquiera se va a molestar en pensar en ello.


Y, a pesar de todo, no sabe cómo termina hablando de ello con Midoriya.


2


Era fin de semana. Al fin tendrían un día libre al día siguiente después de una semana demasiado pesada. Todos estaban reunidos en la sala de estar decidiendo qué película ver y repartiéndose las actividades entre quién haría las palomitas y quién serviría las bebidas.


Todos menos Midoriya y Kaminari. El primero tenía rato entrenando porque parece que su vida gira en torno a eso y nadie había salido a detenerlo todavía, demasiado distraídos con sus actividades en el interior.


Kaminari se había dedicado a ver su entrenamiento la última hora porque estar dentro le parecía demasiado sofocante y nadie parecía notar su ausencia. Seguro que a nadie se le había descargado el celular. No aún.


Suelta un suspiro, abatido. La verdad es que nuevamente no soportaba ver la camaradería entre Kirishima y Bakugo y ver sudar a Midoriya le calmaba de una incomprensible manera.


—Kaminari-kun —le llama Izuku al fin notando la presencia del rubio, caminando hasta él.


Lleva una toalla en el cuello con la que se seca el sudor y bebe agua de una botella de agua.


—¿Cuánto tiempo tienes aquí? No te sentí llegar.


—Un rato —admite sin muchas ganas, encogiéndose de hombros.


—¿Sucede algo? —pregunta de nuevo el pecoso, quien no parece poder ignorar los problemas de los demás.


Eso conmueve el corazón de Denki y le hace preguntarse por qué prefiere seguir a alguien tan agresivo como Bakugo y no a alguien tan lindo como Midoriya que parece cargar curitas en su bolsillo por si alguien se llega a lastimar. Aunque el lastimado siempre es él. Piensa después en la sonrisa de Kirishima y le da algo de sentido a su decisión.


—¿No te molesta? —pregunta en cambio. Izuku le mira confundido, sin entender qué debería molestarle—. Tú y Bakugo se conocen desde siempre, ¿no te molesta que sea más amigo de otra gente que contigo?


Izuku lo medita por largos segundos, sin mostrar su desconcierto por la pregunta tan rara y tampoco molesto por tener que responder.


—No —dice al fin y le confunde más ver la desilusión en el rostro de Kaminari—, estoy acostumbrado —continúa como si necesitara explicar—. Kacchan y yo nos conocemos desde niños, pero nunca hemos sido estrictamente amigos. Es complicado —ríe nervioso—. Kacchan siempre ha tenido muchos amigos, lejos de mí, porque no hay quién no lo admite. Es difícil no hacerlo.


Denki tiene que darle la razón con esa última frase, aunque en ese momento no le guste la idea.


—A veces —habla Izuku de pronto. Tienen unos minutos de pesado silencio—, me da un poco de celos, eso sí lo admito. De Kirishima-kun, de ti —le mira con una sonrisa culpable.


—¿De nosotros? —dice el rubio, confundido, pero la comprensión no tarda en llegar—. Sí, comprendo —admite al final.


—¿No te gusta que Kacchan tenga otros amigos? —pregunta Midoriya y Kaminari no puede reprimir un escalofrío de horror.


—No es Bakugo el que me importa —aclara bruscamente—. Ya sabes, somos amigos, sólo amigos, pero…


Hay un largo minuto de pausa que amablemente Izuku no interrumpe y Denki cree que lo ama un poquito más por eso. No es sólo Bakugo, también es Mina. Mina que es adorable y perfecta, que conoce a Kirishima de años. Son todos aquellos que pueden estar tan cerca de Kirishima cuando él se siente tan lejos.


El golpe de la verdad es duro, doloroso y por un segundo Denki cree que se va a poner a llorar.


—Creo que me gusta Kirishima —le susurra a Midoriya después de unos largos, largos minutos donde pacientemente ha esperado por él.


Izuku se sienta a su lado mientras el rubio todo lo que puede hacer es esconder el rostro entre las manos. No sabe qué puede decirle él para intentar darle ánimos y todo lo que hace es rodear sus hombros con su brazo en señal de apoyo.


—No puedo darte ningún consejo —admite en voz baja, temiendo que Denki termine por romperse—. Pero puedo escucharte siempre que lo necesites.


Eso parece ser suficiente para que Kaminari se relaje. Quita las manos de su rostro, no está llorando, por suerte, aunque debe tener los ojos rojos. Deja caer su cabeza en el hombro de Midoriya.


—Gracias —dice en un suspiro, cerrando los ojos y calmándose al pensar en su apoyo. No cree tener valor de abrirse así de nuevo, pero agradece la oferta y el apoyo.


No dicen nada más por un largo rato. Izuku en ningún momento le apura por entrar a los dormitorios, aunque seguramente el sudor en su cuerpo ya debió enfriarse de más.


—Ey, Deku —escuchan que gruñe Katsuki a sus espaldas.


Ambos se separan de un salto y voltean a ver a su compañero quien, por cierto, no se encuentra solo. Kirishima le sigue de cerca. Bakugo tiene el ceño profundamente fruncido, lo cual no es extraño. Lo que sí es extraño es ver a Kirishima tan serio y tenso.


Los cuatro se miran en silencio, el ambiente pesado. Denki no sabe por qué tiene la urgencia de excusarse y decir que no es lo que parece, aunque para él no parece nada.


—Ey, chicos —sonríe Kirishima de pronto, rompiendo el ambiente tenso—. Está todo listo para ver las películas, nos mandaron por ustedes, entren de una vez.


Midoriya es el primero que se mueve, reaccionando al fin, le da una ligera palmada al hombro de Kaminari y toma camino hacia los dormitorios. Katsuki gruñe algo y sigue los pasos de Izuku, su ceño siempre fruncido. Denki trata de recordar cómo sonreír frente a Kirishima sin que parezca forzado o incómodo. Cree lograrlo cuando Kirishima le regresa la sonrisa y ambos siguen los pasos de sus amigos.


—¿Sucede algo? —pregunta Kirishima justo antes de entrar a los dormitorios. Bakugo y Midoriya comenzar a discutir por algo y dejaron de prestar atención a si ellos dos les seguían o no, aunque Denki duda que en algún momento realmente se molestaran en estar seguros.


Está apunto de responder con un “¿Qué, por qué?” pero se detiene a tiempo cuando considera que eso es estar muy a la defensiva. No tiene planeado decirle nada a Kirishima. Kaminari es algo tonto, pero tampoco es partidario de luchar peleas perdidas desde el inicio.


—Sí, todo bien —responde con una sonrisa, rogando por verse natural. La voz no se le rompe y la sonrisa no la siente tensa, así que cree que todo está bien.


—Parece que estabas llorando —es la respuesta que recibe, pero lo que le deja helado en su lugar no son las palabras de Kirishima sino el roce gentil de su mano contra el rostro de Denki—. ¿Es algo que no puedes decirme? Puedes decirme lo que sea, siempre te escucharé.


—No es nada importante, de verdad —intenta de nuevo Kaminari, retirando de forma suave la mano en su mejilla que está a punto de provocar que suelte chispas—. Si lo fuera, te lo diría —agrega, aunque ni él mismo se cree las palabras.


Siente que Kirishima puede oler la mentira, pero no presiona más.


Ambos entran al edificio sin decir otra palabra.


3


Tres días después de ese incidente, de alguna forma Kaminari se encuentra a sí mismo sentado en la misma mesa que Midoriya, Uraraka, Todoroki e Iida. No se siente incómodo porque ellos le hacen siempre sentir bienvenido, pero no puede evitar sentirse raro. A lo lejos puede ver a Bakugo, Kirishima, Mina y Sero charlar animadamente mientras comen en otra mesa. Ni siquiera fue capaz de poner una excusa cuando abiertamente desvió su camino, lejos de esa mesa.


—Quiero hablar con Midoriya —es todo lo que pudo decir, bajo la extraña mirada de sus amigos y el muy fruncido ceño de Bakugo. No imagina cómo puede llegar a detestarlo hasta el punto de molestarse porque uno de sus amigos, o algo así, hable con él.


Porque no encuentra otra explicación a su molestia.


Sus ojos se encuentran un par de veces con los de Kirishima y cree que ya se está volviendo muy evidente que intenta evitarlo un poco. No recuerda que fuera tan difícil estar enamorado de alguien. No es ningún problema con que ambos sean hombres, es el hecho que son amigos. No quiere perder la amistad con Kirishima por sus sentimientos. Con una persona que no sea tan cercana a él, por quien muestre interés no es tan difícil lidiar con la idea de ser rechazado. Duele, claro, pero es un dolor con el que puede vivir. Que Kirishima lo rechace no sólo es el dolor de un amor no correspondido sino quizás perder una amistad o hacerla incómoda.


Le gustaría poder abrirse el pecho y arrancarse esos sentimientos.


No puede, por desgracia.


—¿Estás seguro que debes estar aquí? —le pregunta Midoriya con una sonrisa suave en el rostro. Sus otros tres amigos están enfrascados en alguna conversación donde no se ven incluidos de momento. Kaminari se ofendería por la pregunta, pero sabe perfectamente que Izuku nunca preguntaría eso insinuando que debe irse, puede ver su preocupación.


—Sólo… sólo necesito un poco de tiempo lejos, recomponerme…


—Los secretos son muy pesados, Kaminari-kun.


Midoriya alarga una de sus manos y toma la mano de Denki, dando un ligero apretón de comprensión y apoyo. Lo suelta rápido y a Kaminari le gustaría preguntarle sobre sus secretos. Pero no cree que él deba inmiscuirse.


4


Esa misma tarde, después de terminar las clases de ese día, un empujón sorprende a Kaminari. No tiene ganas de regresar a los dormitorios ni de molestar a Midoriya y sus amigos. Pensó en pasar tiempo con Jiro y las chicas, pero el pensamiento también le agobiaba. Caminar por la escuela vacía no es de sus ideas más brillantes, pero quién le iba a advertir que Katsuki le acorralaría contra una pared de una patada y haría pequeñas explosiones con la mano a modo de advertencia, como si Denki fuera lo suficientemente estúpido como para intentar darle pelea a Bakugo.


¿Ganas de electrocutarlo? Muchísimas. ¿Ganas de morir? Cero.


Prioridades, supone.


—¿Ba-Bakugo? —tartamudea sin saber qué decir.


—Tú y el nerd —gruñe, porque al parecer ha vuelto a su estado más primitivo y animal. Denki traga con fuerza e intenta no imaginar su cuerpo siendo encontrado en un río, calcinado hasta los huesos—. ¿Qué se traen últimamente?


Kaminari tarda en responder, más concentrado en temblar. No puede ubicar ningún nerd, quizás por el miedo, pero seguro es alguien que conoce para tener a Bakugo así.


—¿Na-nada? —responde porque igual no trae nada con nadie.


—¡Hoy en el almuerzo! —explota Bakugo de pronto, tanto en carácter como en quirk. Los oídos de Denki zumban un poco por el grito y la explosión al lado de su cabeza, donde Katsuki soltó un puñetazo. Si falló o sigue amenazando, no lo sabe y está seguro que no quiere averiguarlo—. Muy agarraditos de la mano.


Ahí es donde algo dentro de la cabeza de Kaminari hace clic. La única persona con la que ha tenido contacto de manos es Midoriya.


—¿Midoriya? —pregunta lo obvio y ante un nuevo gruñido, agrega—: ¡Nada! Sólo charlábamos.


—¿Charlas con todos tomado de la mano?


Kaminari siente que la cabeza le va a explotar sin ayuda de Bakugo al no comprender qué está pasando. Sin embargo, entre la bruma confusa dentro de la mente de Denki algo se conecta en compresión.


Observa mejor a Bakugo, su rostro lleno de ira, las incontrolables ganas de explotar algo, toda su furia dirigida a Denki sólo por pasar un poco de tiempo con Midoriya.


Oh joder, está celoso. Piensa sin poder creer que Katsuki sienta algo tan humano y ridículo y no puede evitar soltar una pequeña risa.


—De qué te ríes, mierda, ¡¿Quieres morir?! —vuelve a gritar Bakugo en un gruñido, provocando más explosiones de sus manos.


La pequeña risa pronto es una carcajada estridente que Kaminari no puede evitar porque, de entre todas las personas, ¿Bakugo está celoso de él? Como si Midoriya tuviera ojos para alguien más. Se ve incapaz de decir algo, la risa incontrolable brotando de su garganta y aunque debería sentir terror de ver más enojado a Bakugo, su ceño fruncido sólo le provoca más risa.


Voy a morir. Piensa cuando ve que Bakugo eleva el puño y duda mucho que sea un simple puñetazo el que le dará. La risa va menguando, pero no le abandona, cierra los ojos esperando un impacto que nunca llega.


Abre un ojo de forma temerosa sólo para ver a Bakugo envuelto en cinta, intentando de forma furiosa liberarse.


—¡Kirishima! ¡Corran! —es la voz de Mina la que grita, ayudando a Sero a controlar a Bakugo.


Kaminari siente cómo Kirishima toma uno de sus brazos y comienzan a correr. No sabe cómo se las arregla para enviarle un rápido mensaje a Midoriya para que busque a Bakugo y los demás.


“¡Ven a domar a la bestia!” escribe, aunque no sabe si el chico lo entienda.


Kirishima y él se detienen cerca de los dormitorios, pero sin acercarse hasta estar seguros que Bakugo está más calmado.


Una nueva oleada de risas ataca a Denki al recordar a Bakugo, pero al mismo tiempo quisiera no estar tan sorprendido de la humanidad del chico. Katsuki es un chico muy visceral, vive de sus emociones, los celos no deberían ser tan extraños. Aunque Kaminari sólo creía que podía sentir enojo y furia, parece que no sólo puede sentir celos, sino amor. O algo así, aunque seguro que ni el mismo Bakugo lo sabe o admite.


—Espero que el chiste fuera bueno si vale la pena morir por él —dice Kirishima con una sonrisa nerviosa en los labios.


En ese momento se pregunta Kaminari a qué le tiene tanto miedo. Cree firmemente que, aunque Kirishima le rechace, nunca lo va a alejar. Acaba de ver de frente a un demonio y se siente algo ridículo por tenerle tanto miedo a sus sentimientos. Son cosas distintas, suponen, pero tanto reír le ha aclarado la mente y va a aceptar todo lo que venga de frente.


Quizás llore ahora sí en el hombro de Midoriya, pero seguro podrá seguir adelante.


—Dijiste que puedo decirte lo que sea —comenta Kaminari cuando al fin puede dejar de reír. Kirishima luce adorablemente confundido y eso sólo le hace quererle más.


—Claro, lo que sea —confirma Kirishima.


—Creo que a Bakugo le gusta Midoriya —suelta como si nada—. Y estoy seguro que a Midoriya también.


Kirishima le mira, impactado. Ladea un poco la cabeza, como si buscara que sus neuronas conectaran para terminar de entender. Se recompone rápidamente y sonríe.


—Bueno, si lo piensas un poco tiene bastante sentido, la verdad —dice al fin con su habitual sonrisa de siempre—. Pero pensé… —agrega después, inseguro y borrando su sonrisa—, que a ti te gustaba Midoriya. Bakugo estaba muy molesto porque pensó que estaban flirteando.


Kaminari no puede evitar el suspiro cansado que ese pensamiento le genera.


—Midoriya sólo estaba siendo empático conmigo —voltea a ver directamente a Kirishima—. Tú eres quien me gusta, sólo hablaba de eso con él.


Denki quiere volver a reír con fuerza al ver la cara de shock en su amigo, pero al mismo tiempo está demasiado aterrado como para siquiera moverse. Quería hacerlo mejor, decirlo de una mejor manera. Pero supone que si lo pensaba más tiempo iba a acobardarse de nuevo.


Sin embargo, a pesar del miedo, se siente ligero, como si una enorme carga fuera retirada de sus hombros y recuerda bien que Midoriya dijo que los secretos pesan mucho. Tiene bastante razón.


—¿Yo? ¿No Midoriya? —vuelve a preguntar Kirishima, aún sin salir de su asombro.


—¿Qué les hace pensar que me gusta él? Es adorable, sí, ¿pero has visto a su perro guardián?


De la absoluta nada, Kirishima comienza a reír. Hay alivio en su rostro y su risa suena fresca, renovada.


—Qué horror, por un momento pensé que tendría que competir con Midoriya y esa es una batalla perdida —dice Kirishima, para total confusión de Denki—. Bakugo no es el único celoso, si así interpreto su comportamiento, yo también… yo también odiaba verte tan cercano a Midoriya —Kaminari está a punto de preguntar de qué habla—. Tú también me gustas —agrega rápidamente Kirishima—, mucho. Pero no quería… no pensé…


No termina la frase, pero Kaminari la entiende perfectamente “no pensé que sentirías lo mismo”.


Ambos se miran directamente a los ojos y sonríen, tranquilos. Parecen más relajados que en los últimos días. Kirishima se aventura a tomar la mano de Kaminari entre la suya y entrelazar los dedos. Es un acto tan inocente y puro, Kirishima está casi tan rojo como su cabello que el corazón de Kaminari se siente derretir.


Se aventura a acercarse y dejar que sus labios busquen los contrarios en un beso suave, casto, sin prisa. Se separan de golpe cuando algo explota en la lejanía.


—¡Deku! —oyen la voz de Katsuki y sin saber por qué, ambos estallan en risas.

Notas finales:

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