Pensar en tener una relación siempre fue complicado para los dos. No sólo tenerla entre ellos considerando sus profesiones, sino con cualquier otra persona. Aunque ninguno realmente consideró estar con otras personas. Un héroe profesional y un policía, siempre al borde de la muerte aún sin proponérselo, es una posibilidad que nunca deben descartar. Toshinori siempre pensando en los sacrificios que hizo su maestra, creyendo que debía hacer lo mismo. Tsukauchi siempre respetando su decisión, diciéndole que estaría esperando por él, para cuando el momento fuera el adecuado.
Pero, ¿cuándo llegaría ese momento? Ninguno sabía, quizás nunca.
Tenían encuentros, muchos, porque podrán tener miedo, pero eso no cambiaba el hecho de que se aman.
A Toshinori se le hace cruel tenerle esperando, pero es egoísta, contrario a la creencia popular, quiere tener a Tsukauchi a su lado a pesar de todo, aunque los mantenga juntos una promesa vacía y Tsukauchi no es tan diferente.
Nunca le va a pedir que deje de ser un héroe, es como pedirle que abandone todo lo que ama de él. No que lo ame por ser un héroe, pero es básicamente a lo que se ha dedicado todos esos años.
Eso, sin embargo, no cambia el hecho de pensar que al fin Toshinori sería suyo. Que una vez perdido el One for All al fin podría tenerle todo para él. Se siente un poco miserable al estar, muy por dentro, por ese hecho cuando es una enorme pérdida para el mundo. Tsukauchi siempre pensó que sería una gran ganancia para él.
Fue muy iluso.
—Aún tengo un deber —le informó cuando le habló de seguir siendo un profesor en la UA, por el bien de los estudiantes. Por el bien de Midoriya Izuku.
Tsukauchi no es tan infantil como para sentir celos de un niño. Sabe que el deber de Toshinori con el niño es el deber que tiene con el One for All, pero eso no minimiza la desazón en su corazón. Sólo quiere, por una vez, tenerle todo para él, no tener que compartirlo con nadie más, ni como símbolo de la paz, ni como persona. Ha estado esperando por muchos años para poder monopolizarlo por completo. Una larga espera que no parece tener fin. Sabe, no es ningún idiota, que la promesa es vacía. No tiene ninguna garantía. Ninguno de los dos la tiene y aun así se permite soñar de vez en cuando.
Despertar cada vez es más duro.
Supone que por eso se aferra tanto al maltrecho y lastimado cuerpo de Toshinori cada que lo abraza, cada que le hace el amor con lentitud.
Después de la pelea que casi lo mata, fue complicado entre los dos. Toshinori avergonzado de su estado y sus cicatrices que, contrariamente, Tsukauchi veneraba con besos y caricias, como prueba que sigue con vida, que se ha esforzado y ha llegado más lejos que cualquier otro en este mundo.
—No te escondas —le dice siempre que la vergüenza vuelve a atacar a Toshinori y quiere evitar que Tsukauchi mire demasiado su cuerpo—. Eres hermoso así.
Y sabe que no le cree. Mira la inseguridad en sus ojos, la duda cada vez que toca su cuerpo marcado por las peleas. Pero siempre intenta convencerlo a base de caricias y besos. Amando cada parte de su cuerpo, de su esencia, de lo que fue, es y será hasta que lentamente Toshinori vuelve a exponerse ante él, abriéndose para recibirle con los brazos abiertos.
Porque no importa que estén unidos por una promesa vacía, o que siempre habrá alguien con quien deba compartirlo. Yagi Toshinori decidió vivir ese sacrificio por el bien de las personas. Pero, mientras siga regresando a los brazos de Tsukauchi Naomasa, está regresando a donde es amado por ser solamente Toshinori. Estará regresando a su hogar.