Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The True Murderous Intent (Edited) por urumelii

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—¿Puedo besarte?


 


La pregunta resbaló de los labios de Aoi, sin permiso. Su corazón latía tan rápido que por un momento pensó que Uruha podía sentirlo también, no era su intención que el chico le atrajera. En realidad, había estado peleando contra esa atracción y pensó que podía ganarla al saber que era un chico, pero ahí, con el castaño tan cerca se dio cuenta que aquello no podía importarle menos. Sintió una punzada de culpabilidad, el recuerdo de Ayu palpitando en el fondo de su cabeza, sentía que la estaba traicionando de alguna forma, pensar en alguien más lo hacía distraerse de su objetivo, no quería y no podía olvidarse de Ayu, solo él podía vengarla. Pero la pregunta estaba hecha, el aliento del castaño chocaba contra su cara y su mirada no podía desviarse de esos ojos color miel.


 


—¿Por qué estás pidiendo permiso? —la respuesta que recibió fue suficiente para hacerlo sonreír, le alegraba saber que de alguna forma era correspondido, sin embargo lo hacía sentirse mas inseguro al respecto. 


—No quiero que me vuelvas a golpear —dijo evadiéndose a si mismo—. Solo quiero sentir tus labios, una vez —se autoconvenció, solo sería una vez. Cerró los ojos y simplemente se dejó llevar.


Sus labios chocaron y el mundo pareció desvanecerse por completo, no importaba que estuvieran en un torneo donde podían jugarse la vida, no importaba si Uruha fuera hombre, si lo acababa de golpear, si era hijo de Yoshiki, por primera vez en años: Ayu no ocupaba su cabeza. Por ese instante, importaba únicamente los labios del otro jugueteando con los suyos, el sabor de su saliva al abrir su boca y darle permiso de explorarlo con totalidad. Le importaban los puños de Uruha fuertemente cerrados en su camisa tratando de sostenerse, le importaba la forma en la que su propia mano navegaba por la cintura el kimono del otro, ansiando un contacto tan necesario como respirar en medio de un beso que subía de tono a medida que pasaban los segundos.


 Y de pronto terminó, con un jalón brusco que llevó a Uruha a levantarse con brusquedad, Aoi abrió los ojos con sorpresa, levantándose de pronto. Se había perdido tanto en el beso que no había sentido la presencia de alguien entrar al lugar, Tora estaba parado a un lado de Uruha con la mirada hecha un furia. Aoi sintió vergüenza de si mismo, por lo que había hecho, por lo peligroso de la situación, pero más por haber bajado la guardia de manera irresponsable. 


—¿Perdiste la razón? —preguntó Tora con los labios apretados y sin mirar a Aoi.


—Tora, yo —Uruha respondió sin aliento.


 


—Solo estábamos —Aoi trató de decir pero la mirada de Tora lo interrumpió. 


 


—Sé muy bien lo que estaban haciendo y sinceramente no es de mi incumbencia —miró a Uruha—. Tienes suerte de que haya sido yo y no Reita, o tu padre —dijo seriamente—. Yoshiki te está buscando —avisó. 


Uruha miró a Aoi con una disculpa en los ojos, se acomodó el kimono y salió de la habitación sin decir nada más. Dejando a los otros solos, en un silencio sepulcral, que finalmente fue roto por el suspiro de Tora, quien se volvió a él, la furia había desaparecido, solo tenia una expresión demasiado seria en el rostro. 


—Liarse con la hija del organizador va contra las reglas, en este mismo instante podría expulsarte del torneo —advirtió en un tono monótono.


 


Shiroyama parpadeó—. Necesitas tener pruebas, además podrás ser sirviente de Yoshiki pero sigues siendo un participante —dijo con más seguridad de la que sentía, la había cagado y lo sabía, eso no era algo que tuviera que saber el otro, seguro Ruki lo iba a matar o mínimo no dejaría de burlarse por un buen tiempo.


—No juegues con tu suerte, solo te diré que no arruinaré una posibilidad de que por fin Yoshiki acabe muerto —parecía sincero ante sus palabras. Se miraron fijamente, como si pudieran leerse la mente.


—Creí que trabajabas para él —dijo Aoi, esta vez sin ocultar su sorpresa, recogió la espada colocándola en su funda. 


—Que trabaje para él no significa que no lo quiera muerto, solo mira a Uruha, es su hija —hizo un gesto para simular su sarcasmo—, y lo detesta con toda su alma —sonrió con una mueca y se cruzó de brazos.


—Tú y Uruha, ¿tienen algo? —Ni siquiera supo de dónde había salido esa pregunta, no era que se sintiera celoso o le importara mucho la vida amorosa del castaño pero los había encontrado en una situación bastante comprometedora y lo menos que quería era tener más problemas. 


Tora negó soltando una carcajada—. No, sólo es como mi herman…na —se corrigió al final.


Aoi ladeó la cabeza y chasqueó la lengua—. Sé que es hombre —Tora abrió muchísimo los ojos—. No le diré a nadie, pero te pido que no le digas que lo sé —sonrió con malicia. 


El otro solo atinó a asentir—. Ten cuidado —le reiteró. 


Sin querer habían formado una especie de alianza, cuyo uno propósito era ver a Yoshiki muerto. Al parecer el organizador del torneo se había ganado demasiados enemigos en el transcurso de su vida.


 


-x-


 


Kai entró al lugar donde se llevaría a cabo la pelea, debía admitirlo, estaba nervioso; no tenía ni la mas mínima idea de cómo era el estilo de pelea de Ruki, no podía decir si confiaba en que ganaría o no. Ciertamente la forma en la que el rubio hablaba lograba transmitirle un poco de seguridad, es decir, nadie hablaba de esa forma sino se tenía suficiente confianza. Pero de nuevo, la única arma que le había visto al mercenario había sido una pistola automática y con eso no llegabas muy lejos.


Un ligero sonrojo apareció en sus mejillas al recordar lo que le había prometido a Ruki si no mataba a nadie, sonrió por mero instinto. A él también le gustaba el sexo y el rubio no era para nada desagradable a la vista. ¿Por qué no aprovechar un poco? Claro, esto no lo desviaría de su objetivo principal, pero divertirse no estaba de más. Era más impulsivo de lo que le gustaba aceptar. 


Suspiró al ver a Ruki frente a su contrincante, un sujeto muy alto y con una cara bastante extraña llena de cicatrices. La pelea llevaba cinco minutos y ninguno se había movido de su lugar, sólo estaban parados frente al otro mirándose sin mover siquiera un músculo. 


—¿Qué se supone que está esperando? —Kai dijo en voz alta a nadie en particular y frunció el ceño.


 


—Está esperando a que el otro haga el primer movimiento, lo que no entiendo es por qué —le contestó un rubio con una banda en la nariz, quien se encontraba a su lado mirando la pelea con los brazos cruzados.


Kai chasqueó la lengua, miró de reojo a la persona que le había contestado pero solo movió la cabeza para hacerle saber que lo había escuchado, no quería perderse un segundo de l pelea, sabía que incluso un parpadeo podía ser crucial entre ganar o perder. Sin embargo, se encontraba ansioso, ¿ese era el lado psicópata de Ruki? Un poco decepcionante a decir verdad, por alguna razón pensaba que Ruki sería uno de esos asesinos que disparaba y después preguntaba, que no dejaba que su contrincante si quiera diera un movimiento, pero ¿esto? Lo descolocaba totalmente.


—Pareces confundido —le dijo de nuevo el chico de la banda en voz baja.  


El castaño oscuro asintió—. Espero que Ruki se mueva o haga algo —dijo con seriedad.


—¿Cuál de los dos es Ruki?


Kai sonrió, habían presentado al mas bajo por su nombre real—. Matsumoto —contestó sin apartar la vista, prestándole muy poca atención a su acompañante.


—Y, ¿tu eres?


Alzó una ceja sin entender el interés del otro y por fin su mirada se dirigió al de chico a su lado. Era guapo sí, mucho, estaba vestido de negro pero sus brazos se veían fuertes incluso a través de la camisa de manga corta, tenía puesta la banda en la nariz y sus ojos eran pequeños pero muy expresivos, lo que le llamó mas la atención no fue el extraño peinado, sino la mueca en su rostro, lo hacía lucir altanero e incluso rebelde. Algo que le llamaba mucho la atención en los chicos—. Mi nombre es Kai —se limitó a decir y de inmediato su vista se volvió hacia Ruki, sin importar si el chico era bastante atractivo, su mente estaba en alguien más.


En ese momento el enemigo de Ruki comenzó a reírse, atrayendo la atención de todos, quienes ya se mostraban impacientes por un poco de acción de pelea. El contrincante del rubio comenzó a acercarse ligeramente al otro.


—No debiste esperar tanto tiempo, Matsumoto —el tipo de cabello oscuro y extraña mirada hizo un ademán como si jalara algo. 


Fue cuando Kai se dio cuenta que hilos muy finos estaban atravesando la arena y se enroscaban en los pies de Ruki, la acción hizo que el mercenario cayera al piso de espaldas, causando un gran estruendo.  


El tipo comenzó a arrastrar al rubio con una mirada triunfante, ensuciando la implacable yukata del otro con la arena del lugar. Ruki hizo un movimiento rápido, en menos de un segundo ya tenía la pistola automática en la mano, pero no disparó hacia su contrincante disparó hacia el piso, la bala rebotó como si fuera dirigida por control remoto directo a los finos hilos, solo pasando de lado, lo que fue suficiente para romper las ataduras.


Ruki se levantó de inmediato haciendo un arco con las piernas y disparó de nuevo, pero un pequeño cuchillo sujeto también por un hilo, desvió la trayectoria de la bala. El rubio no cambió su semblante ni un segundo. 


—Me molesta hablar cuando estoy peleando, pero debo decir que tu técnica de largo alcance es buena —sonrió el rubio—. Es una lástima que la mía sea mejor —el salto fue tan rápido que varios no alcanzaron a darse cuenta que Ruki ya estaba arriba de su contrincante, había dado una vuelta en el aire que lo hizo ir de cabeza. Traía dos pistolas en la mano y las disparó al mismo tiempo, cada bala rozó cada una de las manos del otro, haciéndole soltar los cuchillos que llevaba. Ruki cayó a su espalda, el otro se giró y lanzó otro cuchillo hacia él, el rubio hizo el torso a un lado esquivando el cuchillo y disparó con la mano derecha—. Boom —dijo antes de que la bala entrara de lleno en el hombro del otro, quien cayó sobre una rodilla—. No puedo matar a nadie —en ese momento se giró a ver a Kai y le guiñó el ojo, se devolvió a su enemigo—. Eso no evita que me divierta un poco, la bala entró directo al ligamento de tu brazo, no creo que lo puedas volver a usar —sonrió con una mueca.


—Bastardo, no creas que ya terminé —se levantó sacando otro cuchillo con su mano izquierda. Se le aventó y los dos comenzaron a pelear cuerpo a cuerpo.


Ambos eran bastante rápidos, pero Ruki era un poco más a los ojos de Kai, era impresionante que pudiera moverse con tal soltura cuando su especialidad era el ataque a distancia, pudo distinguí algunas fallas en su combate cuerpo a cuerpo pero seguí siendo superior al otro. El otro alcanzó a rozarle la mejilla derecha con la mano que aún servía y tenía el cuchillo. Ruki tomó la muñeca de su contrincante torciendola con su mano izquierda, mientras con la derecha atestó un gancho directo en el estomago con la automática aun en la mano. No dejó que su enemigo se zafara, le dio otro golpe y otro hasta que por fin con una mueca terrorífica en el rostro, disparó. 


 La arena quedó en silencio ante el ruido ensordecedor del disparo, Ruki por fin lo soltó y su enemigo cayó al piso con un ruido sordo que devolvió a todos a la realidad. 


—No está muerto —anunció el rubio limpiándose la sangre de su mejilla—. Pero pudo haberlo estado de haberme dejado cicatriz —dijo refiriéndose a la herida de su cara. No tenía una expresión clara en sus ojos, parecía divertido e incluso una mueca torcida adornaba sus labios, parecía completamente otra persona. 


Ese era el Ruki psicópata, pensó Kai; temiendo el día en que tuviera que enfrentarse a ese chico. La expresión del rubio cambió casi de inmediato, devolviendo la calidez a su extraña frialdad, ese era el chico que le atraía, no el asesino a sangre fría.


-x-


Uruha seguía sonrojado y continuaba respirando de forma agitada. Estaba aun sorprendido por el atrevimiento de Aoi, por su mismo atrevimiento, lo había besado y lo había disfrutado, porque claro que lo había hecho. A pesar de que se notaba que el pelinegro tenía mucho sin besar a alguien, le había encantado.


Se tocó los labios con los dedos, tratando de volver a sentir los del pelinegro una vez mas. Sonrió sin querer, ¿cómo alguien que le resultaba tan insoportable podía gustarle tanto? ¿Qué demonios estaba pasando con él? ¿Que tenía ese tal Shiroyama que en este instante le estaba llenando la cabeza de pensamientos para nada sanos? Se quedó recargado en la pared para recobrar un poco el aliento, antes de llegar a la oficina de su padre.


—¿Ibas a empezar sin mi? —la voz de su padre lo sacó de sus preciosos pensamientos. Caminaba hacia él, también iba para su oficina—. Mírate como estás, sonrojado incluso. ¿Qué estabas pensando, Uruha? ¿Tan ansioso estás? —sonrió divertido.


Uruha parpadeó varias veces al comprender lo que en realidad estaba pasando, el pensamiento de Aoi había sido tan abrumador que incluso había olvidado lo terrible que era su padre—. Me dijeron que me buscabas —dijo tratando de mantener la compostura.


Yoshiki se acercó hacia donde estaba Uruha recargado en la pared—. Quería recordarte que tienes que bajar a cenar conmigo y te encuentro aquí, agitado y sonrojado —le levantó la cara por el mentón—. Que hermosa visión, ¿querías provocarme o algo así? —dijo tiernamente.


El asco se arremolinaba en su estómago, pero no era que pudiera hacer otra cosa, tantos años fingiendo, ya le resultaba fácil. Comenzó a balancearse de un lado a otro y a parpadear—. ¿Me crees capaz? —fingió su voz.


Su padre comenzó a besar su cuello de forma desesperada y Uruha solo giró los ojos mientras sentía que levantaban su kimono por las piernas. Recordó las manos de Aoi en su cintura, su lengua acariciando sus labios, saboreando su boca. Soltó un gemido sin querer. Yoshiki se separó de él bruscamente—. Vaya, tu nunca gimes. Algo bueno debo estar haciendo —sonrió y volvió a atacar su cuello.


Uruha se sorprendió, el nunca hacía ruido mientras estaba en la cama, por obvias razones. Ahora solo había pensado en el beso con Aoi y el gemido había salido sin si quiera proponérselo, no era fingido como algunos que había tenido que hacer, había sido uno real y esto lo asustó de sobremanera.


Pasara lo que pasara no podía enamorarse de un Shiroyama, pero Aoi nunca abandonó sus pensamientos incluso cuando su padre se lo llevó a su oficina.


-x-


—No maté a nadie —dijo Ruki mientras se llevaba otro bocado a la boca, estaban cenando los tres en uno de los jardines.


—Solo lo dejaste incapacitado por el resto de su vida —apuntó Aoi sin reproche, si no como si fuera un chiste lejano.


—Cortó mi mejilla —casi grito ofendido y señaló el lugar de la herida que ahora estaba cubierta por un pequeño parche que Kai le había puesto—. Yo vivo de este hermoso rostro, imagínate que me lo hubiera dejado marcado —dijo con indignación.


Aoi rodó los ojos—. Eres tan insoportable —le dijo sin apartar la vista de su comida.


—Lo que no soportas es que sea mas guapo que tu —cuando lo dijo Kai soltó una risita, lo miró más indignado—. A todo esto, ¿por qué llegaste tarde a mi pelea? ¿Qué clase de mal amigo eres? —Aoi había llegado casi al finalizar la pelea, se había quedado incluso en la puerta para no interrumpir nada, por lo que no pudo notar que Reita estaba justo al lado de Kai.


Aoi comió un poco mas—. ¿Qué sabemos del tal Tora? —preguntó sin responder a la provocación del otro. 


Ruki y él habían investigado todo acerca de los sirvientes de Yoshiki en caso de que tuvieran que enfrentarse a ellos, por si los planes no resultaban como lo esperaban.


—Según yo, pelea mejor que muchos aquí, pero casi no hace encargos, eso lo hace… —el rubio se alzó de hombros.


—Reita —completó el pelinegro con infinito desprecio—. Debo irme, estoy cansado —se levantó llevándose una fresa a la boca y despidiéndose con la mano.


Kai esperó a que Aoi se perdiera de vista para hablar—. ¿Está cansado? —alzó una ceja incrédulo. Ruki volvió a alzarse de hombros—. No lo conozco tanto y hasta yo sé que está mintiendo.


—Déjalo, con el tiempo nos dirá lo que sucede. Primero tiene que analizar todo lo que pasa a su alrededor. Ese análisis por todo va a ser su perdición, debería entender que a veces tienes que actuar y después preguntar —hizo la seña de una pistola con su dedo indice y pulgar y simuló disparar. 


Kai hizo una mueca, pero desvió su pensamiento de la demostración de pelea que había dado Ruki aquella tarde, en lugar de eso tomó una fresa y la acercó al otro—. ¿Quieres? —le ofreció.


El mercenario negó haciendo una mueca de desagrado—. Odio las fresas —dijo con desdén. Kai se había acercado demasiado al ofrecerle la fruta—. Preferiría comer otra cosa, mi recompensa por no matar a nadie, por ejemplo —sonrió profundizando su mirada.


El castaño oscuro sonrió al instante, dejando de lado la fresa y moviéndose hacia el rubio, colocándose sobre sus piernas sin pudor alguno—. ¿Comerme a mi? —rodeó su cuello con los brazos y se besaron salvajemente.


Las manos de Ruki firmemente depositadas sobre su trasero, acariciándolo y apretándolo de vez en cuando. Ninguno de los dos tenia la suficiente vergüenza para que les importara que estaban en un jardín. Sin separarse del beso, Kai ya se encontraba balanceándose frotando su miembro contra el de Ruki, lo cual resultaba una difícil labor dado el tipo de ropa que el rubio usaba.


—Esto me estorba —dijo Ruki quitándole la chamarra negra a Kai, seguido de su playera. Besó su cuello, bueno, mordió su cuello, al parecer el rubio era tan psicópata en el sexo como lo era peleando o algo parecido, pues mas que caricias, las manos de Ruki recorrían con fuerza la espalda de Kai mientras mordía con cierta fuerza, no demasiada, uno de sus pezones.


Kai gemía sin dejar de moverse, le encantaba sentir el miembro de Ruki contra el suyo, los dos ya despiertos. Rodeó la cintura del mas bajo con las piernas y se recostó sobre el pasto, importándole muy poco la incomodidad que aquello representaba. El castaño oscuro se comenzó a quitar por su cuenta el cinturón mientras Ruki se deshacía de su elaborada vestimenta.


Ruki se recostó sobre Kai cuando ambos estuvieron completamente desnudos.


—Tal vez eso de no matar gente tiene sus ventajas —rodeó su cintura con un brazo y como si Kai no pesara absolutamente nada, lo volvió a sentar sobre él, permaneciendo también sentado—. No queremos causarte irritación en la piel debido al pasto —sonrió de lado.


Se hundieron de nuevo en un beso, en el cual, las manos de Ruki viajaron hacia el trasero ahora desnudo de Kai, abriéndolo ligeramente con la mano izquierda, mientras su dedo índice de la mano derecha buscaba aquel lugar para entrar. Introdujo su dedo, robándole un gemido ahogado a Kai en medio del beso. Sacó y metió el dedo, para después introducir otro, encontró su próstata y la presionó ligeramente, lo que provocó que Kai rompiera el beso para poder gemir a gusto. 


—Suena bien —apuntó Ruki volviendo a hacer presión. Acariciaba aquel lugar logrando que Kai se retorciera sobre él.


—Ya, basta —Kai se levantó un poco sacando los dedos de Ruki de su interior—. No puedo mas —se mordió el labio tomando el miembro de Ruki en sus manos, masturbándolo un poco antes de colocarlo debajo de su entrada.


El rubio sonrió sádicamente y empujó sin ningún tipo de consideración al otro por los hombros, penetrándolo bruscamente, los dos hicieron ruido cuando Kai estuvo completamente sentado sobre Ruki.


Comenzó a moverse de arriba abajo, primero de una forma lenta, Ruki por su parte, se sostenía con los brazos haciéndose un poco para atrás y contemplar la vista que tenía enfrente. Kai penetrándose y gimiendo, mientras saltaba. No tardó mucho en colocar su mano sobre la cintura del castaño, haciéndolo entrar mas profundamente. El mismo Ruki levantaba la cadera para chocar de lleno contra Kai. Cada vez mas rápido, cada vez mas fuerte.


—Ruki —dijo Kai sensualmente apoyándose en los hombros del rubio para poder saltar con mas fuerza. Ambos sudaban pero no estaban cansados, llevaban un entrenamiento demasiado exhaustivo como para que el sexo simple los agotara, al menos en la primera ronda.


No habrá segunda.


—Kai… —Ruki suspiró con el ceño fruncido, estaba a punto de terminar.


—¿Quieres terminar? —le preguntó entre saltos—. ¿Quieres venirte dentro de mi? —sus palabras eran entrecortadas—. ¿Quieres llenarme? —ante las palabras Ruki comenzó a masturbar a Kai, claro que quería terminar pero no antes que el castaño, se había vuelto un jueguito de poder, en el que ninguno de los dos se atrevería a ceder. Un jueguito para ver si era Kai quien saltaba mas alto o era Ruki quien lo elevaba con la fuerza de su cadera. Quien terminara primero perdía—. Argh, me llenas por completo, dame mas —los ojos de Kai lucían diferentes, no quedaba nada de esa inocencia que el luchador proyectaba en un principio. Sus rodillas dolían por estar chocando contra el pasto, pero el dolor no importaba debido a la cantidad de placer que recorría su cuerpo gracias a Ruki.


—Estás delicioso —dijo Ruki con una voz ronca que volvió loco a Kai—. Vamos, termina para mi —masturbó con fuerza—. Dame de ti —le dio una fuerte estocada y Kai no pudo aguantar mas.


Justo en el momento de su orgasmo, Kai se contrajo completamente a propósito y Ruki sintió su miembro atrapado y sin poder contenerse mas, los dos terminaron casi al mismo tiempo.


Permanecieron en esa posición hasta que su respiración se normalizó. Kai se levantó sin problema, sin una gota de sudor en su cuerpo, sin sentirse cansado. Se vistió frente a la vista de Ruki, quien lo admiraba con una sonrisa.


—Cumpliste tu cometido, no maté a nadie —dijo el rubio.


—No va a ser tu única pelea —sonrió Kai de nuevo con esa inocencia que parecía haber desaparecido por completo tan solo unos minutos antes.


Ruki supo que tal vez habría mas de una segunda vez.


-x-


Reita ciertamente había quedado intrigado con aquel chico que había estado a su lado durante la pelea, en el instante en que lo había visto sonreír, algo había cambiado en él, había sentido un extraño hueco en el estomago, era atracción pura tal vez pero esa forma en la que veía al tal Matsumoto con toda su atención, lo hizo sentirse intrigado. Matsumoto era un allegado de Shiroyama, por lo tanto su enemigo, pero ese chico, nunca había estado en el mapa, no sabía quien era y lo que encontró no sólo le desagradó, era bastante desafortunado que aquel chico fuera tan endemoniadamente guapo.  


Caminaba rápido hacia la oficina de Yoshiki, no podía creer lo que acababa de descubrir. Escuchó un gruñido antes de entrar, giró los ojos y tocó la puerta, arrepintiéndose casi al instante. 


—Señor Yoshiki, ¿puedo pasar? —dijo temiendo la respuesta y esperando que dijera que no.


—Claro —fue la respuesta.


De nuevo se arrepintió de haber tocado, no era ni la primera ni la última vez que veía semejante espectáculo, pero no por eso le agradaba, era repulsivo y además denigrante, no quería juzgarlo porque después de todo su jefe tenía sus necesidades y lo entendía. Él mismo las tenía, solo odiaba que lo hiciera sin tapujos de nadie e importándole muy poco que todos supieran.


Yoshiki estaba sentado en el enorme sillón de piel de su oficina, mientras su hijo se encontraba arrodillado entre sus piernas practicándole sexo oral a su padre. Reita trató de desviar la mirada, odiaba ver eso, a veces le daba coraje, a veces le daban ganas, pero ciertamente no le gustaba. 


—Señor, perdón por la interrupción —hizo una reverencia.


—No te preocupes —sonrío—. A mi no me molesta y te aseguro que a Uru tampoco —le acarició la cabeza mientras el otro daba arcadas—. ¿Qué pasa? —hizo una mueca de placer.


—¿Eh? —Reita se perdió unos momentos—. Estem, hoy me topé con uno de los participantes del torneo, se hizo llamar Kai —comenzó—. Al investigar me di cuenta que no había ningún Kai registrado, así que imaginé que debía ser un sobrenombre así como el de Shiroyama. 


Uruha hizo un sonido apenas audible, lo que provocó que Yoshiki gimiera—. Estás particularmente bueno hoy hijo —le felicitó y regresó su atención a Reita.


—Sí, es un sobrenombre, pero fue su nombre real el que verdaderamente me sorprendió y que no estoy muy seguro si usted está consciente de quién es…


Yoshiki seguía acariciando la cabeza de su hijo—. No le des vueltas y dime —lo apresuró, a pesar de que dejaba que Reita viera, se moría por quedarse solo y continuar haciendo lo que hacía con Uruha.


—Yutaka Amano —informó.


La sonrisa de Yoshiki se ensanchó—. Así que tenemos a su hermano aquí —dijo fascinado.


—Mas te vale que nadie se entere Reita, nos traería muchos problemas, encárgate de eso por favor.


El rubio asintió. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).