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No apto para menores por shiki1221

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Notas del capitulo:

Holis, lamento muchisimo la tardanza, pero para quienes no perdieron la fe en que actualizará aquí está el final de este two shot :3

Cap 2: No apto para menores

 

Mientras los adolescentes hablaban de algunos detalles más con los adultos, los niños fueron a unirse con sus amigos. En realidad, eran más amigos de Naruto, pues las niñas decían que les gustaba Sasuke. Ellas eran muy fanáticas de los cuentos de hadas, se veían a sí mismas como princesas y como tales necesitaban un principe azul. Uchiha cumplía bien con las características físicas para ser uno. Era bonito a la vista y cuando estaba callado era agradable. Mikoto solía pensar que su pequeño era muy tímido al tratar con las atenciones de las niñas, pero la verdad es que su hijo menor no quería tener a nadie invadiendo su espacio personal. A duras penas soportaba el contacto con su hermano mayor y su mejor amigo. Y eso porque ambos eran unos tercos que no sucumbían ante sus malas caras, quejas e insultos.

―¡Hinata-chan! ―llamó el rubio yendo a su encuentro―. ¡¡Feliz cumpleaños!! ―exclamó mostrando la caja prolijamente envuelta en papel de regalo, cortesía de Menma. Quien ayudó en todo a su hermanito.

―Hola, Naruto-kun, Sasuke-kun ―saludó cortésmente la joven Hyuga moviendo un poco la cabeza al verlos―. Me alegra que hayan podido venir ―dijo algo nerviosa con las palabras saliendo un poco entre cortadas de su boca.

―Felicidades por tu cumpleaños, Hinata ―felicitó Sasuke por educación más que nada.

No tenía problemas en tratar con la joven Hyuga, pues a diferencia de las demás no era una fanática suya y eso lo alegraba. Su única queja sería que siempre intentaba acercarse a Naruto, pero hasta en eso no podía reclamarle nada. Dado que la pequeña era sumamente introvertida y tímida, cualquier intento de acercarse al rubio era detenido por su propia inseguridad. No había necesidad de hacerle o decirle algo, ella no tenía la confianza suficiente para iniciar una conversación. Así que Uchiha estaba tranquilo. Mientras no intentara alejar a su mejor amigo de él, no sería alguien con quien llevarse mal. Por otra parte, aun desconfiaba un poco de su amigo rubio, quien solía ser un poco empalagoso con sus amistades nuevas o viejas. Tendía a invadir espacio personal ajeno y a mostrar poca tolerancia a las negativas a peticiones suyas. Lo vivía en carne propia en ese preciso momento. De ser cualquier otra persona quien le invitara habría rechazado cualquier fiesta de ese tipo, pero no cuando esos ojos azules lo miraban como un cachorro desamparado.

―Gracias a… a… ambos por venir ―agradeció la pequeña de ojos blancos haciendo una leve inclinación con la cabeza―. Siéntanse libres de… de pasar a servirse lo que gusten.

―¡Todo se ve genial ttebayo! ―celebró Uzumaki viendo aquellas mesas con varias comidas a disponibilidad de todos.

―Sírvanse cuanto gusten ―ofreció la cumpleañera juntando sus deditos con vergüenza.

―Vamos, Teme ―dijo el blondo sujetando la muñeca de su amigo para correr donde estaban los helados.

―No me jales, Dobe ―se quejó el moreno viendo a la chica quedándose atrás―. ¿No estás siendo descortés con ella? ―cuestionó sintiendo un poco de lástima.

―Valdrá la pena ―aseguró con una gran sonrisa―. Vamos a darle una sorpresa aquí mismo ttebayo ―aseguró alzando sus puños con decisión.

―¿Cómo harás eso? ―preguntó Uchiha sin entender, pero siguiendo caminando a paso lento hacia donde estaban los helados―. Literalmente aquí tiene de todo. Hasta nuestros regalos se ven como poca cosa ―refunfuñó algo ofuscado por sentirse menos comparado con otros invitados.

―Lo sé, Teme ―aceptó el blondo poniéndose pensativo―. Es sólo que todos están jugando o comiendo y mírala, en cuanto nos alejamos se quedó sola ―comentó decaído no entendiendo porqué siendo la agasajada era la que menos atención recibía.

―Entiendo lo que dices, pero ¿qué podemos hacer? ―preguntó mirando de reojo a los otros niños entretenidos y dispersos por todos lados.

―¡Es que no lo sé ttebayo! ―se quejó al no tener una idea clara de cómo demostrarle a Hinata que ella era la importante ese día.

―Tal vez un helado les ayude a despejar sus mentes ―comentó el encargado de ofrecer los helados a los niños―. Tengo de varios sabores muy… deliciosos ―susurró arrastrado las sílabas al pronunciar aquello.

Aquel hombre era algo tétrico. Llevaba el cabello suelto dejando ver lo larga que era su cabellera azabache. Sus ojos amarillentos los miraban fijamente sin perder ningún movimiento realizado por ellos. Tenía el gorrito y el delantal de heladero con el símbolo de la familia Hyuga, legitimando que se trataba de un empleado contratado por ellos. Aun así, Orochimaru inspiraba muy poca confianza. Aquel ofrecimiento sin malicia alguna sonaba tanto a una insinuación extraña que los menores comenzaron a recordar las advertencias de sus hermanos mayores. Pese a que el hombre les tendió los helados como haría con cualquier otro invitado, ni Naruto ni Sasuke se atrevían a tomarlos de aquellas pálidas y huesudas manos. Les daban escalofríos nada más pensar en hacer contacto con él. Mas, seguían siendo niños y a sabiendas de que sus hermanos mayores les estaban cuidando a todos los invitados, ¿qué podía salir mal?

Mientras el adulto de aspecto tétrico preparaba los conos para cada uno de ellos, los infantes estaban ocupados con su conversación sobre hacer sentir mejor a la cumpleañera.

—Tal vez deberíamos regalarle sexo a Hinata-chan —propuso Naruto mientras miraba a su amigo.

—No —negó de inmediato Sasuke con el ceño fruncido.

—¿Por qué no? —interrogó el rubio—. ¿A quién no le gustan los abrazos?

—Primero: Tu hermano dijo que era algo aburrido —enumeró Uchiha alzando el dedo índice.

—Si es tan aburrido, ¿por qué tu hermano se ve tan desesperado por hacerlo con el mío.

—Mi hermano es muy tonto —dijo Sasuke ignorando por completo el comentario. Él tampoco entendía qué tenía de bueno, por lo mismo no quiso seguir con ello para no exponer su propia ignorancia—. Segundo: debes dormirte. Si se duerme en su propia fiesta de cumpleaños se la perderá —continuó antes de levantar el tercer dedo—. Y, por último, eso se hace con un novio.

—Pero como no tiene novio todos los niños podríamos abrazarle, ¿verdad? —preguntó mientras recibía su helado de la mano de Orochimaru al igual que su amigo.

—No lo harás —dictaminó Sasuke con firmeza. Él no dejaría que su amigo abrazara a esa niña ni a ninguna.

―¿Les gustan los helados? ―preguntó el mayor de manera susurrante viendo a los menores comiendo.

―Sí, es muy rico ttebayo ―comentó alegremente el pequeño rubio.

―El mío sabe raro… ―se quejó Uchiha mirando el suyo con cierto fastidio.

―Oh ¿en serio? ―preguntó con una sonrisa divertida mientras veía al menor arrugar la cara con disgusto―. Es algo amargo, sabe cómo a…

―¡Hey! ―llamó Charasuke llegando donde estaba el hombre mayor junto a los niños―. ¿Qué tanto les estabas diciendo a los niños? ―demandó saber mientras veía con sospecha los helados de los pequeños.

―Soy empleado de los Hyuga ―se presentó mostrando el gafete con su nombre en la ropa―. Soy el encargado de repartir los helados a los niños.

―¿Seguro? ―cuestionó el mayor de los hermanos Uchiha alzando a su hermanito en brazos―. ¿Les hizo o dijo algo raro? ―susurró cerca del oído de Sasuke.

―No, sólo su helado sabe raro ―respondió el moreno menor alzando la mano para colocar el cono de helado delante del rostro del mayor―. Mira, prueba.

Charasuke veía el rostro insistente de su hermano, pero la sonrisa de aquel sujeto le daba mala espina. Y más cuando su hermanito lo veía como si hubiera probado algo horrible. Necesitaba salir de dudas y saber si le habían puesto algo raro a la comida de su hermanito, ―que con aquella cara de serpiente no le extrañaría para nada si era un secuestrador―, pero no le hacía mucha gracia probar “sustancias” no aptas para el consumo. Siguió debatiéndose un poco más acerca de que hacer al respecto, mas pronto sintió el helado entrando a la fuerza a su boca. Su terco e impulsivo hermano le había metido el cono a la boca aprovechándose de que estaba distraído. Comenzó a toser teniendo algunas arcadas a causa de la brutalidad con la que Sasuke lo introdujo. Luego de toser un poco saboreó el sabor en su paladar. El menor tenía razón. Esa cosa no sabía a helado sabía a…

―¿Berenjena? ―cuestionó Charasuke observando curioso el cono en su mano―. ¿Cómo llegó ese sabor a un helado? ―interrogó mirándolo con sospecha a Orochimaru.

―Qué puedo decir ―respondió encogiéndose de hombros mientras se relamía los labios―. Soy un inventor.

―Claaaaro ―habló el moreno alargando la primera vocal para marcar mejor su sarcasmo.

―Es la verdad ―dijo el mayor mientras preparaba otro cono―. Al menos no soy yo el que anda hablándoles de sexo a los niños ―soltó con naturalidad.

―¿Qué insinúas? ―interrogó entrecerrando los ojos con molestia.

―Oh nada, es sólo que mientras hablabas con los patrones estos dos niños estuvieron pensando en decirles a otros que tengan sexo ―explicó comiendo uno de sus propios helados disfrutando la cara de sorpresa completamente pálida del otro―. Muero por ver la reacción de los señores Hyuga cuando sepan que estos dos niños estuvieron pensando en pedirles a todos los invitados que tengan sexo con la cumpleañera.

Si con lo anterior Uchiha estaba pálido, con la nueva información estaba considerando hacerse el seppukku para escapar del castigo que se le podía venir encima. Se suponía que habían tenido cuidado con la explicación dada. Aunque tenía que admitir que la excusa de Menma acerca de los abrazos y dormir era fácilmente mal interpretable. Tendría que hablar seriamente con los menores y pedirles explicaciones de a cuántos y a quienes les dijeron semejante cosa. De habérselo dicho a otros niños sería un problema serio y de haberlo comentado con los adultos… sonaba igual de mal. Fuera cual fuera el caso estarían en serios problemas los niñeros por no poder cuidar el vocabulario de sus propios hermanos. Y pensando en su parentesco… ¿qué rayos dirían sus padres cuando supieran acerca del incidente?

―Tienes mala pinta, niño ―dijo el hombre de ojos amarillos divirtiéndose a costa del otro chico―. No sé por qué te escandalizas tanto por un poco de sexo vainilla.

―¿Sexo vainilla? ―preguntaron los tres ladeando la cabeza levemente.

―Dudo que hablaran de BDSM ―agregó divertido de las caras de confusión de los otros.

―Chara-nii ¿qué es sexo vainilla? ―cuestionaron de inmediato Naruto y Sasuke jalándole la ropa.

―Ah eso… verán el sexo vainilla es… es… ―tartamudeo debatiéndose cuál excusa usar para salir del apuro.

―Seguro que ni siquiera lo sabes ―interrumpió Orochimaru riéndose descaradamente―. Apuesto a que ni ese has tenido. Tienes cara de niño virgen.

―Sí, sé ―contradijo pese a ser una mentira su conocimiento en el área. Vale, que le gustaba el porno y esas cosas, pero nunca vio uno donde usaran vainilla―. El sexo vainilla es ese donde usan vainilla. Es un fetiche como los que usan crema chantillí, chocolate y esas cosas ―explicó orgulloso de sí mismo.

―Qué niño tan ingenuo ―se burló el otro en su rostro, haciéndolo ofenderse―. Pero si estás muy interesado, puedo darte una explicación profunda.

―¡Charasuke! ―llamó Menma con enojo mientras le sujetaba la parte trasera de su camisa―. Me dejaste hablando solo con los Hyuga ―reclamó con los dientes exhibiéndose fuera de su boca como si fuera un zorro rabioso a punto de morderlo―. Y ahora te encuentro hablando de sexo delante de nuestros hermanos menores.

―¡No es eso! ―aclaró de inmediato a su novio―. Es que este tipo iba a explicarme acerca del sexo vainilla ―dijo señalando al mencionado haciendo que Menma siguiera su dedo con la mirada.

―Soy muy buen maestro y descuida seré “gentil” con el novato ―ofreció relamiéndose los labios.

―No, gracias ―negó de inmediato el mayor de ojos azules―. Aléjate de los niños ―ordenó de manera brusca sujetando al rubio de la mano y a su novio con la otra―. Y de los idiotas con mentalidad de niño también ―advirtió mientras alejaba a su novio de ese sujeto.

Por suerte no tuvo que preocuparse por Sasuke, quien seguía en el brazo de su propio hermano. Éste se dejó arrastrar por su novio. Tenía un puchero en los labios por haber sido señalado como el de “mentalidad de niño”. No era su culpa que ese sujeto tuviera tantos años de experiencia en su haber. Él todavía no pasaba de los besos y abrazos. Unos consejitos de parte de la voz de la experiencia podrían sentarle bien para hacer de su primera vez con Menma algo inolvidable. Sin embargo, su novio no parecía muy de acuerdo con ese asunto. Se le veía ofuscado y murmuraba cosas por lo bajo prácticamente gruñendo por lo escuchado. Y no era para menos. En cuanto tuvo la oportunidad Charasuke se alejó con rapidez de los Hyuga. Estaba aburrido de toda la perorata dada por ambos. En el momento en el que se mencionó las labores, el moreno huyó con la excusa de estar ansioso con comenzar su trabajo. Vaya mentiroso.

—¿Ese sujeto es muy sospechoso para ti, Menma? —interrogó Charasuke sin comprender del todo el motivo de aquella reacción tan exagerada—. Sé que se ve raro, pero creo que los Hyuga no serían capaces de contratar a alguien sin revisar sus antecedentes.

—Nos contrataron a nosotros sin saber demasiado de nuestro historial —le recordó Menma con una mirada acusadora—. Se confiaron de la palabra de Sakura e Ino.

—Bien, bien —aceptó Uchiha algo cansado—. Oh eso me recuerda —dijo repentinamente mirando a su hermanito y cuñado—. ¿Qué es eso de pedirle a los demás niños que tengan sexo con Hinata-chan? —interrogó mirándolos acusador.

—¡¿Qué hicieron qué?! —preguntó el mayor de los Uzumaki alarmado de semejante cosa—. ¿Cómo te enteraste de eso? ¿Lo sabías desde antes y no hiciste nada para detenerlos? —interrogó queriendo asesinar a Charasuke.

—El vendedor de helados me lo dijo —respondió Uchiha a su pareja.

—Es que Hinata-chan está sola a pesar de ser su cumpleaños. ¡No debería ser así ttebayo! —exclamó vehemente Naruto.

—El Dobe piensa que podemos hacer que deje de ser una paria en su propia fiesta —apoyó Sasuke muy a su manera.

—Menma —llamó su novio mirándolo fijamente antes de acercarse a su oído y susurrar—. ¿No crees que es mejor explicarles a los niños las cosas directamente? —cuestionó preocupado por como las buenas intenciones de los niños se estaban confundiendo.

—Tal vez tengas razón —admitió el Uzumaki mayor con una pose pensativa al reflexionar acerca del incidente con Orochimaru—. Creo que deberíamos explicar lo necesario para que no lo repitan sin cuidado.

—Me alegro —felicitó Uchiha mientras palmeaba la espalda de su novio—. Cuando yo descubrí a Itachi teniendo sexo con su novio me explicó todo con calma. ¿Y mira cómo salí? —preguntó señalándose a sí mismo.

La expresión en el rostro de Menma se puso pálida y se llenó de horror al saber que el origen de la perversión de su novio provenía de su cuñado mayor. Curioso para alguien que lo miraba como si quisiera matarlo. ¡No era él quien corrompía a su hermanito! Empero, hacerle entender eso al mayor, era imposible por la imagen mental que tenía de sus hermanitos como seres puros y completamente angelicales.

—Niños el sexo es un juego para adultos y aprenderán las reglas en unos años. Mientras tanto tienen prohibido hablar de eso con cualquier otro ser pensante que vean

—Chara-nii no piensa mucho, ¿podemos hablar de eso con él? —preguntó Sasuke.

—Cualquier ser viviente —corrigió Menma mirando a los menores sin retractarse de que su novio no fuera un ser pensante—. Si lo hacen los van a castigar sus padres.

Charasuke miró molesto a su hermanito y luego negó con la cabeza al oír a su pareja diciendo eso. Vaya excusa más tonta. Era mejor explicar todo como debía ser. ¿Por qué cambió repentinamente de opinión? Él sólo intentaba hacer de esos niños gente de bien para el futuro. ¡Incluso se puso como el ejemplo de los beneficios de tener un niño bien informado! “Momento, ¿será que no quiere que sean como yo? Nahh eso es imposible. ¿Cómo no podría gustarle a mi novio mi forma de ser, si somos novios? Además, mi kitsune-chan no puede ni besar a alguien que no le gusta a diferencia de mí que hasta almohadas besé para practicar”. Pensó Uchiha orgulloso por alguna razón.

—Mejor vamos con los niños, mientras más rápido terminemos será mejor —sugirió Charasuke queriendo terminar rápido con el trabajo.

—Tienes razón —aceptó su pareja mientras llevaban a los menores junto a los demás.

Los dos pares de hermanos caminaron hacia donde se encontraban el resto de los pequeños reunidos. Algunos estaban apartados haciendo sus propias cosas, algunos niños jugaban con pelotas y había niñas jugando con algunas muñecas que llevaron. Nada más acercarse todas las miradas se posaron en ellos. Anteriormente cuando los adultos se acercaban a esa parte era para avisarles de algún evento para ellos o para traerles bocadillos. Por lo mismo, era natural que fuera lo primero que cruzara por sus cabecitas. Mas algunos reconocían a Naruto y Sasuke, por ser sus compañeros de clases. Así que algunos asumieron que vinieron a dejarlos allí nada más.

—Hola, niños —saludó Charasuke algo nervioso e incómodo por haber tantos niños a su cargo—. Nosotros vinimos aquí para entretenerlos.

—¿Son payasos? —interrogó uno alzando la mano como si estuvieran en un salón de clases.

—Sólo él —mencionó Menma con su cara de seriedad mientras señalaba al moreno ganándose una mala mirada de parte de su pareja.

Para su sorpresa los niños comenzaron a reír. Cosa que sorprendió a Charasuke, pues por la cara de rancio que llevaba su novio temió que los niños se sintieran asustados, pero parecía ser que de todas formas les gustaba. Varios se le habían acercado al Uzumaki y le jalaban las manos y la ropa pidiéndole que fuera a jugar con ellos. El de ojos azules puso una cara de horror al ver como se le estaban pegando tanto. Ni siquiera cuando Sakura intentaba convertirse en su novia era tan pegajosa como ellos. Aquellas manos llenas de restos de saliva, comida y hasta tierra se seguían multiplicando. No obstante, no podía quitárselos de encima de manera brusca. Clavó su azulina mirada pidiendo auxilio de forma silenciosa a su novio y sólo terminó ganándose una sonrisa burlona de su parte.

—Traidor —murmuró Menma entre dientes dirigido claramente hacia su pareja.

—Diviértete, kitsune-chan. ¡Saca el niño que hay en ti! —exclamó Uchiha muy animado.

Quizás era un poco sádico de su parte, pero adoraba ver a su novio metido en problemas. Le gustaba verlo con el ceño fruncido en esa interesante mezcla de enojo y vergüenza. Luego de terminar de reírse un poco se concentró en los niños que no fueron con Menma. O siendo específico, las niñas. Pues la mayoría que fueron con Uzumaki eran varones que querían jugar a la pelota o a perseguirse. Ellos no tenían idea de lo que se suponía que debían hacer. Nunca habían sido niñeras de nadie que no fuera sus propios hermanos menores, así que limitaron a hacer lo mismo que hacían con ellos: jugar y mantenerlos felices. Con ello en mente, Charasuke se acercó a la cumpleañera al verla sola abrazando a su muñeca.

—¿Eres la cumpleañera? —preguntó en tono amable para no asustarla.

—Sí-sí soy yo —respondió tartamudeando bajito con voz apenas audible—. E-eres el hermano de Sasuke-kun ¿cierto? —preguntó por el obvio parecido.

—¿No habrás creído que es mi hijo? —bromeó, pero al verla sonrojarse violentamente mientras pedía perdón repetidas veces supo que lo creyó—. ¿Es en serio? —interrogó más serio.

—Sa-Sakura-san una vez estaba hablando con Ino-san sobre có-como tenías varios hijos perdidos o algo así —confesó totalmente roja jugando con sus deditos.

—Esas dos —murmuró Charasuke entre dientes gruñendo por el enojo.

—Lo lo siento mucho —se disculpó la pequeña Hyuga cubriéndose la boca con sus propios dedos—. No no sabía —se justificó ella con nerviosismo.

—Tranquila, esto no es tu culpa para nada —tranquilizó mientras le palmeaba la cabeza suavemente—. ¿Por qué estás aquí sola? —preguntó curioso—. Hoy es tu cumpleaños, eres el centro de la fiesta —mencionó pareciéndole raro que todos estuvieran entretenidos con todo lo demás, pero nadie estuviera siquiera hablando con Hinata.

—Me da vergüenza acercarme a los demás, pe-pero en esta fiesta se supone que haría amigos —confesó con los ojos algo humedecidos.

El adolescente entendió más o menos el problema. No le extrañaba que una niña introvertida tuviera tantos niños presentes y aun así la pequeña de ojos perla estuviera sola apartada de los demás. Según sabía a través de Sasuke, muchos consideraban rara a la joven Hyuga por sus tartamudeos y su forma de huir de toda cuanta persona quisiera hablarle. No les era infrecuente verla parada detrás de paredes, árboles o columnas espiando a los demás mientras estaban con sus respectivas amistades y eso la volvía alguien tétrica. Mas ese no era motivo para faltar a su fiesta de cumpleaños, pues los padres seguramente alentaron a sus hijos a gozar de lo ofrecido por los Hyuga a los invitados. Prueba de ello, es como ni infantes ni adultos estaban con la menor. Quizás era esa la razón por la que su pequeño cuñado estaba incitando a los demás a estar con Hinata. “Sólo que la palabra que quería usar nos metería en problemas a todos”. Pensó Charasuke con frustración.

—Oh ya veo —dijo el mayor de los Uchiha en un tono comprensivo.

Naruto se había sentido molesto al ver cómo otros niños se llevaban a su hermano mayor, así que desde hacía algunos minutos atrás se había alejado de los Uchiha para ir a intentar llamar la atención de Menma. El otro menor se quedó un poco más, en el momento en que Sasuke vio a su hermano interactuando con la cumpleañera, frunció el ceño. Los celos infantiles propios de su edad hicieron acto de aparición viendo como amenaza a la niña que estaba robándole la atención de su hermano mayor. Suficiente tenía con sus intentos por acercarse al Dobe como para ahora sumar a su familiar también.

—Chara —llamó el menor de los morenos jalando su ropa para captar su atención—. ¿Podemos ir a buscar al Dobe? —preguntó queriendo que soltara a la Hyuga.

—Espera un momento —pidió el mayor de los Uchiha a su familiar sonando lo más amable posible—. ¿Quieres ir a buscar a Naruto? —preguntó a Hinata al reparar en la ausencia del blondo.

—¡No! —negó Sasuke dando un fuerte pisotón en el suelo—. ¡Ella no puede venir! —agregó inflando las mejillas en claro signo de berrinche.

—Sasuke no seas malo con una niña —regañó Charasuke sin alzarle la voz, pero siendo firme al respecto.

—Te pones de su lado —acusó Sasuke a su hermano con un puchero—. ¡Traidor! —gritó enojado.

—Lo lo siento, Sasuke-kun —se disculpó Hinata temblando con nerviosismo.

Ella no era una persona confrontativa, por lo mismo ese tipo de situaciones le generaban demasiada ansiedad. Como resultado, temblaba más de lo usual y sus frases eran aún más cortadas y difíciles de entender. Sus ojos comenzaron a humedecerse y amenazaba con romper en llanto.

—Cállate, niña rara —insultó el más pequeño de los Uchiha.

—¡Sasuke! —gritó Charasuke enojado por el insulto soltado tan de la nada contra la pobre niña.

—Hasta el Dobe dice que eres rara —siguió Sasuke sin importarle el gesto de molestia de su familiar.

—Suficiente, Sasuke —ordenó el mayor de los azabaches mientras abrazaba a la niña queriendo hacerle sentir reconfortada—. Discúlpate ahora mismo —exigió a su hermanito.

—¡Te odio! —gritó Sasuke a su hermano antes de correr hacia donde estaba Menma queriendo buscar a su mejor amigo.

La última vez que el pequeño de ojos oscuros había visto a su mejor amigo, era cuando se dirigía hacia el grupo que le pedía a Menma jugar. Si estaba entre ellos podía llegar a ser difícil apartarlo para que le hiciera compañía. Aun así, lo decidiría cuando llegara hasta el otro. Mientras tanto, Charasuke vio la dirección en la que iba su hermanito y lo dejó pasar. Necesitaría unos momentos lejos para tranquilizarse lo suficiente para reconocer su error. No estaba preocupado por el menor ya que se encontraría con Menma y estaba seguro de cuando le contara acerca de lo ocurrido, el mayor de los Uzumaki probablemente le haría notar su equivocación y lo mandaría de regreso con él.

—Este niño —suspiró Charasuke mientras alzaba a la pequeña en brazos—. Tranquila, Hinata-chan —pidió con una voz suave para no aumentar sus gimoteos.

—¿Soy rara? —cuestionó ella en un tono de voz tímido y tembloroso.

—Esa es la forma de alguien celoso de decir que eres peculiar —afirmó el azabache—. ¿Y sabes algo? Las mejores personas del mundo son las más peculiares. Piénsalo así, ¿una persona normal llegaría a la luna? ¿Una persona normal ganaría las medallas de oro? —preguntó retóricamente poniendo varios ejemplos—. Si fuera tan sencillo no sería un logro digno de destacar.

—Pero me dicen rara por mis ojos blancos —replicó con sollozos bajos que intentaba inútilmente contener.

—Entonces no dejes que esa sea la única cualidad que recuerden de ti —aconsejó Charasuke con una sonrisa—. Encuentra algo que ames hacer y vuélvete la mejor en eso. Por ejemplo... —meditó mirando hacia arriba como si la respuesta fuera a llegarle desde el cielo—. ¿Qué te gusta hacer? —interrogó finalmente.

—Me gusta tocar el violín —respondió tímidamente la pequeña.

"Típico de niña rica". Pensó Charasuke sintiendo algo cliché que todos los ricos creyeran que los únicos instrumentos musicales que valían la pena eran el piano y el violín. Sin embargo, era bueno que gustara de ese instrumento pues dudaba que le dejaran la libertad de tocar otra cosa. Si eligiera algo “primitivo” como algunos llamaban a instrumentos como el oboe, podría tener problemas para seguir adelante con su afición a la música. Quería confiar en que al crecer exploraría otras posibilidades además de la impuesta desde pequeña.

—Imagina que eres una famosa violinista y tu nombre artístico se convierta en "la prodigiosa violinista de los ojos perla" —anunció moviendo su brazo como si la estuviera presentando—. ¿No suena bonito? —preguntó emocionado.

—No mucho —respondió Hinata con timidez.

—Bueno puedes pensar en uno propio cuando llegue el momento o dejar que elijan un sobrenombre lindo como "princesa byakugan" —dijo al azar dándole poca importancia al nombre que quisiera usar mientras estuviera feliz por ello.  

—¡Ese me gusta! —exclamó Hyuga muy emocionada.

"Literalmente significa ojo blanco, pero allá tú". Pensó el niñero mientras sonreía al verla más animada.

—Charasuke-san ¿dónde están Sasuke-kun y Naruto-kun? —preguntó al mirar a los alrededores sin encontrarlos.

—Están con Menma —respondió de manera confiada el mayor.

—Pensé que estaban contigo —dijo en recién llegado Menma mientras caminaba hacia ellos con los niños siguiéndolo como si fueran patitos.

Esa visión hizo a Charasuke torcer el gesto en un intento por aguantar las ganas de reírse. Ver a su novio como una “mamá pato” era algo que sentía interés en grabar y presumir con su suegra. Recuperó la compostura al ver la seriedad de esos ojos azules junto a su ceño fruncido recordándole que debían averiguar dónde se habían metido sus hermanos.

—No deben estar lejos —mencionó Uchiha mirando hacia todos lados—. Además, estamos en una fiesta cerrada, todo es muy seguro. ¿Qué podría suceder aquí? —preguntó de manera retórica.

—El heladero —le recordó su novio al pensar en Orochimaru rondando por ahí sin supervisión.

—¡¿Dónde está ese heladero?! —preguntó Charasuke altamente alarmado—. Quédate con los niños mientras busco a nuestros hermanos —ordenó antes de dejar a la pequeña Hinata a su lado.

—Oye, espera —pidió Menma siendo inútil.

Uzumaki no quería quedarse solo a cargo de tantos niños por su cuenta. Su novio era más del tipo payaso que era capaz de inventarse juegos o hacer caras graciosas para entretener a los menores. Él generalmente se encargaba de la seguridad. En otras palabras, evitaba que se mataran haciendo alguna tontería. Soltó un largo suspiro, pero no le quedó de otra más que hacer lo que pudiera mientras estaba por su cuenta. Aprovechó que estaban distraídos para convencerlos de ir a ver algunos actos de magia, a otros los instó a jugar a la pelota, mientras las niñas seguían hablando entre ellas en varios grupos dispersos por el patio. Lo único malo de eso es que no podía verlas a todas al mismo tiempo.

Charasuke iba corriendo de un lado al otro buscando a esos mocosos. Se había confiado demasiado y se olvidó por completo de ese heladero tan sospechoso. Estuvo reduciendo a menudo la velocidad delante de los adultos cuando le dirigían la mirada. Lo último que necesitaba en esos momentos era tener a los mayores de entrometidos preguntando qué ocurría. Si llegaran a sospechar que algo malo había sucedido, él y su novio estarían en problemas. Se suponía que ellos eran los responsables de los pequeños y prometieron que todo estará bien. Por lo mismo, caminó más lento y les saludó con la mano colocando una gran sonrisa falsa. Siguió su búsqueda hasta que la voz de un niño le llamó la atención.

—Se lo dije Orochimaru-sama ellos son perfectos, no ha perdido su buen gusto —dijo un niño de cabellos plateados y anteojos de nombre Kabuto saliendo de una carpa.

—Tienes razón —coincidió Orochimaru con una voz que le dio escalofríos a Charasuke—. Naruto-kun y Sasuke-kun son exactamente lo que estaba buscando —afirmó paseando su lengua por sus propios labios antes de volver a ingresar a la carpa.

De inmediato, Uchiha se acercó hasta la pequeña carpa del estilo circo. No lo suficientemente grande para albergar a varias personas, pero sí para un adulto y dos niños. Parecía uno de esos puestos de adivinación que colocaban las estafadoras en parques para atraer a jovencitas idiotas para que les leyeran la fortuna. Sin perder el tiempo ingresó rápidamente en busca de su hermano y cuñado.

—¡Aléjate de los niños! —ordenó Uchiha señalándolo con el dedo índice.

—Tengo helado —respondió el hombre con la cara de serpiente con una gran sonrisa.

—¿Qué? —interrogó Charasuke mirando que parecía ser de un sabor normal—. Bueno luego de estar corriendo un helado no me vendría mal —murmuró pensativo—. ¡No! No debo caer tus engaños —se recordó así mismo.

—Sólo ofrezco un inocente, delicioso y suave helado —dijo mientras saboreaba el helado que tenía en la mano y se relamía los restos de sus labios.

Charasuke sintió como si su cuerpo hubiera recibido el ataque de alguna pistola eléctrica. La imagen de aquel hombre mayor haciendo ese gesto lo ponía de los nervios. Pronto vio a su hermanito acercarse junto al blondo usado unos delantales y gorritos del tipo heladero. Tenían forma de animalitos. Siendo el de Sasuke un gatito y en el caso de Uzumaki parecían orejitas de zorro. De inmediato, el mayor de los azabaches sacó su celular y les tomó algunas fotos.

—¡Deja de hacer esto! —ordenó Sasuke frunciendo el ceño.

—Es que estás tan lindo —afirmó el mayor mientras enviaba las fotos a su madre—. Irán directo al álbum familiar —dijo antes de inspeccionarlos a fondo.

A simple vista no les encontró marcas de nada sospechoso. Tampoco parecía que se hubieran quitado la ropa, porque el delantal y el gorrito iban arriba de lo que llevaban puesto.

—¿Qué están haciendo? —preguntó entonces a los niños viendo de reojo al heladero por si tenía alguna reacción de alarma.

—Le ayudamos a Orochimaru a repartir helados para los demás niños —respondió Sasuke viéndolo serio.

—¿Por qué? —interrogó Charasuke sin perder detalle.

—Porque así podremos buscarle amigos a Hinata-chan —contestó Naruto con una gran sonrisa—. Les ofreceré un helado y les diré que es de parte de ella para que la quieran.

—Yo los sobornaré con el helado para que respeten la propiedad Uchiha —agregó el menor de los morenos.

—¿Qué propiedad? —preguntó Charasuke sin entender.

—No te importa —respondió su hermanito con un puchero.

Sasuke no quería decirle que le daba celos que la pequeña Hyuga se acercara a su hermano mayor y a su mejor amigo dando lástima. Le caía mal que fuera por ahí como una pobre víctima a la que todos ignoraban y así se ganara la simpatía de los demás. Podría dejarlo pasar si no fuera porque se metía con lo suyo. Lo que él consideraba propiedad Uchiha. Si le conseguía amigos pronto estaría distraída con otros y él podría tener su pequeño círculo social protegido de esa niña. Además, era una buena forma de disculparse por gritarle antes. Luego de hablar un rato con Orochimaru llegaron a la conclusión que la mejor manera de “deshacerse” de la chica era dándole un buen cumpleaños. De esa manera haría una buena acción, la niña tendría lo que quería y Sasuke no tendría que compartir lo que no quería. Todos salían ganando.

—¿Por qué ellos van a repartir helados? ¿No tenías tu puesto ese de sabores raros? —interrogó Charasuke al adulto.

—Por alguna razón los niños huían y no comían mis helados, sólo estos dos los probaron —explicó Orochimaru con una mano en su propia mejilla en pose pensativa.

—Es lógico, tienes una apariencia que haría huir a cualquiera —respondió el mayor de los Uchiha creyendo con facilidad que ni por helado se acercaría a ese sujeto.

—Prejuicioso —regañó el azabache de cabellos largos antes de soltar un largo suspiro—. Y es una lástima porque me encantan los niños —dijo con voz profunda y grave.

—Por favor no vuelvas a decir eso —pidió Charasuke con una mueca de horror—. Siento la necesidad de llamar a la policía nada más escucharte.

—¿Y bien? —interrogó mientras Orochimaru con las manos en las caderas—. ¿Les impedirás que repartan helado? —cuestionó con algo de enojo.

—Oh sí, pueden hacerlo —aceptó el mayor de los hermanos Uchiha—. Ayudaré a llevar los helados para que no se les caigan a los niños.

—Gracias, eres un buen niño —felicitó el adulto con una sonrisa tétrica.

“Me siento sucio, me siento sucio”. Pensó Charasuke tras el escalofrío que sintió al oír esa voz grave pronunciando una frase que sonaba demasiado a película porno barata. Evitó decir algo más y se limitó a llevar la caja con hielo seco que mantenía los helados fríos y evitaba que se derritieran rápidamente. De esa forma su hermanito y su cuñado, podían llevar uno o dos en las manos, entregarlos y volver con él para buscar más y repetir el proceso. De reojo miró como Orochimaru y el niño de anteojos estaban felices al ver los helados ser repartidos. “Siento como si estuviera en una película y el villano viera su plan marchar a la perfección. Eso o en verdad le gustan los niños de forma no rara y sólo quería hacerlos felices con sus helados”. Reflexionó antes de ver a la pequeña Hinata siendo abordada por dos niños.

—Hinata —llamó un niño castaño con triángulos rojos en sus mejillas—. Muy feliz cumpleaños —felicitó Kiba mientras le ofrecía su helado—. Conseguí esto para ti.

—Gra-gracias, Kiba-kun —dijo la pequeña con una linda sonrisa que logró sonrojar al otro.

—No tan rápido, Hinata-sama —llamó un niño de cabellos castaños muy parecido a ella—. No debería aceptar cosas de un chucho como ese —regañó mientras extendía un helado hacia ella—. Este es mucho mejor para usted y es de sabor vainilla su favorito.

—Neji nii-sama —susurró feliz de ver que su primo llegó a la fiesta—. Pensé que no vendrías.

—Nos atrasamos un poco, pero jamás me perdería su cumpleaños —dijo serio.

—¿Quién te crees que eres para hablarme así? —interrogó Kiba enojado por el insulto.

—Soy el primo de Hinata-sama. Conoce tu lugar, chucho callejero —habló Neji sonando tan estirado como alguien de las telenovelas.

—Cha-Charasuke-san —llamó la cumpleañera corriendo hacia él—. Se están peleando por mi culpa —sollozó—. ¿Qué debo hacer?

—Acepta el helado de los dos y ya. ¿Por qué hacer infeliz a uno cuando puedes hacer felices a ambos? —preguntó con simpleza—. Pasa lo mismo con las relaciones de pareja.

—¡¿Qué?! —interrogó Menma a sus espaldas—. ¿Eso piensas?

—No, mi amor para nada —dijo abrazándose a su cintura—. Sabes que sólo te quiero a ti.

Luego de algunos lloriqueos de Charasuke a su novio calmaron a los pequeños que estaban peleando y siguieron con lo suyo. La fiesta fue demasiado agotadora. Debido a que los padres estaban presentes celebrando y haciendo negocios se quedaron hasta tarde aprovechando que sus hijos estaban cerca siendo cuidados por los niñeros. Los adolescentes sintieron deseos de ir a reclamar a derechos humanos por semejante explotación. Incluso llamaron a sus padres para avisarles si querían recoger a Naruto y Sasuke porque ellos tendrían un par de horas más allí. ¡Maldita fuera la hora en que cayeron en la trampa de Sakura! Para cuando finalmente pudieron volver a casa, se dirigieron a la más cercana que era la de los Uzumaki. Charasuke y Sasuke aprovecharon para quedarse a dormir.

El menor ya se había quedado dormido en brazos de su hermano mayor de camino, al igual que Naruto en los de Menma. Los adolescentes llevaron a los niños al cuarto y los dejaron en la cama mientras ellos iban por algo de comer. Se prepararon unos sándwiches y se sentaron en el sofá con la televisión puesta en un canal al azar para hacer ruido de fondo mientras comían. Pronto se quedaron dormidos abrazados allí. Su sueño profundo sólo fue roto por el grito estruendoso del pequeño rubio esa mañana.

—¡Mamá! ¡Menma-nii está teniendo sexo con Chara-nii en el sofá! —gritó a todo pulmón.

—¡Menma! —gritó Kushina de manera que los sacó a ambos del mundo de los sueños en cuestión de segundos.

—Maldito enano —gruñó el mayor de los Uzumaki preparándose mentalmente para explicarle a su madre el malentendido.

—Eso te pasa por decir cosas no aptas para menores —dijo Charasuke encogiéndose de hombros.

—Ya llamé a tus padres también, Chara —advirtió la pelirroja con el ceño fruncido.

—Mierda —maldijo por lo bajo el yerno de Kushina.

 

FIN

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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