Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Omega por Mon18Zu

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola nuevamente!. He estado muy inspirada esta semana, así que les traigo un nuevo capítulo. 

Dean decidió que deseaba volver a su habitación y esperar por la respuesta de su padre, y Sam estuvo de acuerdo. Salieron del saloncillo y caminaron de vuelta juntos, no obstante, Dean decidió que quería andar solo por un rato. Sam lo aceptó y le dijo que alcanzaría a su madre cuando estuvieron cerca de las escaleras principales de la mansión. Dean no supo cuál fue su destino, pero tampoco le preguntó. Se despidieron con un cariñoso apretón de manos.

Mientras caminaba por el pasillo hacia las escaleras principales, recordó que debía conseguir una cadena, de preferencia dorado, para colgarse aquella llave dorada al cuello; al menos quería llevarla consigo en la cena de esta noche. Subió nuevamente las escaleras y una vez en el balcón superior ingresó en el pasillo de las alcobas familiares hacia su propia habitación, pero se detuvo poco pasos en el interior del corredor.

La alfombra había amortiguado sus propios pasos, pero no los pasos de aquel sujeto. Dean se volvió y miró sobre sus espaldas; una persona acaba de cruzar el balcón y sus zapatos costosos hicieron eco sobre el piso de cerámica. Dean se fijo en el alto hombre que caminó detrás de él, pero el alfa no pareció darse cuenta de su presencia. Aún así, Dean se acercó a la pared del pasillo y se pegó a un lado de una cajonera que adornaba el corredor, escondiéndose.

El hombre usaba un traje formal azul oscuro y podría decir que es más alto que su hermano y más musculoso; el traje parece un poco apretado. Sin embargo, es moreno. El alfa descendió las escaleras con rapidez, un poco contento, seguro, incluso satisfecho. Por sus movimientos, Dean supuso que se estaba acomodando el chaleco del traje con derroche.

Se perdió en pocos segundos, pero Dean permaneció en aquel sitio semi oculto por mucho tiempo, su corazón bombeando con presteza. Él hombre ni siquiera notó su aroma sobre las escaleras y eso lo desconcertó un poco. Tal vez no debió dejar que Sam se fuera, pero ese miedo que sintió fue alimentado también por él al contarle sobre la existencia de Lucifer Novak y los alfas peligrosos. Cuando entendió aquello, se irguió sobre sí mismo y se posicionó en el centro del pasillo, en dirección al balcón. Tal vez esperaba encontrarse con ese sujeto, pero no fue así. El hombre no volvió a subir.

En su lugar, Dean caminó hacia el balcón y miró hacia el pasillo de dónde el alfa habría salido; el pasillo que lleva al despacho de su padre, a su derecha.

Él debe estar allí.

Suspiró profundamente y sonrió con dicha. Luego, se adentró en el corredor.

Caminó por la roja alfombra hasta que se detuvo frente a una gruesa puerta de madera oscura lustrosa; el despacho de John Winchester.

 

........

 

Su suspiró fue ruidoso, pero necesario. Se recargó perezosamente sobre su cómodo asiento y recargó su codo izquierdo sobre el colchado brazo del asiento, acariciando el nacimiento de su barba sobre su mandíbula con los dedos de la mano.

John había bebido mucho aquella mañana y había compartido una amena y relajante plática con Michael Novak, su futuro yerno. Pronto se convertirían en familia. Y sin embargo, se había comportado indebidamente en lo que respecta a su hijo. John le prometió que lo conocería en la cena de está noche, concediéndole una presentación formal incluso frente al consejo y en las narices de Dick Roman, quien ha mostrado claras intenciones de cortejar Dean. Justo ahora mismo el hombre ha prometido conseguir la antología completa del libro cerrado que John está sujetando con su mano derecha sobre el escritorio. Y se arrepintió de no haberlo escondido en el cajón del escritorio en cuando invitó a Dick a entrar.

Encontró el libro en la mesa de noche del departamento de su hijo, en el fondo del cajón inferior. No creyó que Dean sea gustoso de tales lecturas, pero no le quedó duda cuando lo abrió y vio la primer página. Las hojas están gastadas de tanto uso y aún guarda un poco de su aroma en ellas, pero la portada estaba algo polvorienta lo que le indicó que no lo ha hojeado en mucho tiempo. John lo había limpiado con las manos antes de abrirlo y los recuerdos de su infancia volvieron por un momento; por un momento recordó el bello rostro de su madre tan nítidamente como cuando era un cachorro, como cuando aún vivía.

Ya conoce el libro, cuando era niño su madre se lo leyó esperando que se convirtiera en un omega y aprendiera sobre ellos en el mundo, fuera de las cuatro paredes de su lujosa alcoba. Puede ser un libro algo cursi, pero definitivamente es realista y le alegró saber que Dean conocía de él y había aprendido de su texto. Al final, John no se presentó como un omega, pero recuerda muchas de las citas incluidas en él.

Levantó la mirada del encuadernado rosa y de las letras negras cursivas, y miró por un segundo su vaso de licor semi vacío sobre el escritorio. No obstante, soltó el libro y alargó su mano derecha para tomar el vaso de agua en el extremo opuesto. Bebió un poco y entonces se percató de que la puerta de su despacho estaba siendo abierta.

Una delgada y pequeña figura asomó detrás, reflejando su sombra sobre la alfombra, y John no dudó esta vez en esconder el manuscrito. Entendió de quién se trataba antes de que Dean ingresara en el interior, silencioso. Cerró la puerta tras de sí.

Escuchó los pequeños y sutiles pasos sobre la alfombra. Su despacho está semi oscuro, pero encendió la pequeña chimenea negra del fondo antes de sentarse detrás de su amplio escritorio de caoba y la estancia se había tornado mucho más cálida en poco tiempo.

El invierno estaba cerca, así que es importante mantener las estancias con algo de calor.

Dean parece haber notado el cambio de temperatura y se sintió reconfortante, lo suficiente para enterrarse sobre su regazo y acurrucarse sobre su pecho con toda la confianza que tendría un hijo con su padre o un omega con su alfa y eso le sacó una sonrisa a John, quien de inmediato pudo escuchar el profundo suspiro proveniente de la garganta de Dean y los suaves olisqueos sobre su ropaje. John usaba las mismas ropas que la noche anterior, así que su aroma estaba bastante bien concentrado.

Dean sujetó con sus dedos su gruesa camisa mientras se estiraba hacia arriba y enterraba su nariz en el cuello del alfa, de su alfa. Por su parte, John colocó una gran y cálida mano sobre la tierna espalda del omega y lo acunó con el brazo izquierdo. Pero unos instantes después, inclinó la cabeza hacia abajo y respiró sobre su cuello, cubriéndolo con su aroma; de esa forma evitaría que, mientras Dean se paseara solo por allí como podía jurar acaba de hacer, cualquier alfa invitado en su hogar lo pensaría dos veces antes de acercarse demasiado.

Naturalmente, después de sólo unos segundos, Dean se quedó levemente dormido y John aprovechó la oportunidad para volver a sacar el libro y revisar con detalle las páginas. De ese modo, se dio cuenta del capítulo más hojeado: "el inicio de un matrimonio". Pasó las páginas ayudándose solo de su mano derecha, ya que la otra la mantuvo sobre el cuerpo de Dean, cuidando que no se moviera.

No obstante, se vio obligado a despegar su vista del texto por tercera vez cuando alguien volvió a interrumpir en su despacho.

-Tenemos un pequeño problema....- Dijo Mary, totalmente consternada. Sin embargo, se detuvo en cuanto sus ojos lo vieron y a Dean sobre su regazo.- Oh, entiendo. Ya no tenemos un problema.- John sonrió y asintió. Mary cerró la puerta que dejó abierta tras su precipitada entrada y se volvió hacia él, evitando los fuertes ruidos.

-Dean me ha dicho que desea brindar su propia declaración cuanto antes. No presentó ninguna objeción a ello,es más, parecía impaciente.- Mary caminó hasta llegar al frente del mueble, con ambas manos tras su espalda.

-Seguro que si.- Respondió él en voz baja y arrulladora. Dean movió un poco el cuello, respondiendo a su voz, pero no abrió los ojos.- Está ansioso de involucrarse en asuntos mayores. Así es él.- Mary lo vio dormir atentamente.

-Puede que tengas razón.- Dijo, algo distraida.- Pero hay algo más detrás de eso. Algo que está ocultando.

-¿Qué puede ocultar un omega?.- Renegó él, cerrando la portada del libro y posándolo sobre la superficie del escritorio. Mary le hecho un vistazo a éste.- Es muy probable que solo se trate de...

-De su celo.- John asintió ante esas acertadas palabras. Mary pareció preocupada entonces.- Aún no tiene la confianza para contárnoslo.- Añadió con tristeza y en un murmullo, mordiéndose el labio inferior. Su pequeño Dean....eso significaba que el tiempo que tenían juntos se estaba agotando rápidamente y el corazón de Mary se estrujó en consecuencia.

-Los omegas sabes cuando su celo está cerca con mucha más anticipación de lo que lo hace un alfa y no debe agradarle para nada la idea que haya extraños en casa. Desea que se marchen lo antes posible.- En su regazo, Dean volvió a agitarse, soltó un largo suspiro y se quedó quieto nuevamente. Sus dedos se aferraron con más fuerza a su camisa.

-Eso tiene mucho sentido.- Concordó su esposa después de unos segundos de silencio.

-¿Cuánto?.- Preguntó con profunda seriedad.- ¿Dicen algo los libros?.- Mary alzó las cejas, esperanzada. Ciertamente, John se encargó de reunir todos los manuscritos referentes a la naturaleza de los omegas de la biblioteca común. Apenas había tenidos tiempo de leerlos, pero se prestó a ello entre ratos.

-Nada con certeza, pero si alguien puede estimarlo, ese es Dean.- John asintió en dirección a su pecho. Mary desvió su mirada de él y de su hijo al poco tiempo de contemplarlos y volvió su atención a la portada del libro, resignada.

-Eso que lees no parece propio de ti.- Comentó, inclinando un poco el cuello. Apoyó las manos sobre el escritorio y se inclinó hacia el frente.

-No lo es.- Confirmó él, haciéndole entrega del texto.- Lo encontré en su departamento.- Ella lo tomó, se alejó un poco y comenzó a hojearlo.

-Lo leía mucho, ¿no es así?.

-Así parece.- Confirmó, bebiendo un poco más de agua. Observó su perfil mientras disfrutaba de un párrafo o dos en silencio.

-¿Sobre qué trata?. Puedo imaginármelo, pero....- Cuestionó después de un rato.

-De la vida perfecta de un omega.- Respondió sin rodeos.- Solía ser el libro favorito de mi madre.- Y luego añadió en un susurro grave.- Su capítulo favorito es el doceavo; la preparación de un omega para su nueva vida de consorte, en pocas palabras. Es un buen texto y lo que es mejor, fue escrito por una omega del siglo XVII.

-Él mundo no ha cambiado mucho.- Susurró y John estuvo de acuerdo.- Esa omega debió ser de alta cuna.- John no respondió a su comentario. Mary, por su parte, volvió hacia el escritorio y dejó el libro sobre él.- Cómo sea, ¿hablaré con el consejo o esperaremos a mañana?.

 

.........

 

Dean abrió los ojos y no se percató de que estaba despierto hasta que las voces comenzaron a cobrar sentido. Parpadeó con lentitud y buscó un objeto en que enfocar su vista. Como salido de la nada, Gabriel sobresalió del resto.

El despacho parecía haberse iluminado mientras dormía; habían encendido las luces de los candelabros de las paredes y la puerta yacía semi abierta, por lo que un haz de luz amarilla del pasillo se filtraba por ella.

Un profundo suspiro salió de él, su pecho subió forzadamente.

Gabriel estaba de pie delante del escritorio, luciendo un galante traje de color beige con rayas blancas verticales. Lucía un cuello apretado y una corbata blanca ajustada; mantuvo la mano derecha dentro de su bolsillo del pantalón de donde sobresalía una cadena de oro. Dean inmediatamente lo asoció a un reloj de bolsillo. Observó cómo Gabriel alisaba su chaleco con la mano izquierda mientras sus labios se movían.

-El consejo no tiene inconvenientes en esperar al menos un par de días, si así lo desea. No creo que debamos precipitarnos.- Esclareció Gabriel con una sonrisa, aunque parecía más bien preocupado. Cuidó su tono de voz.

No le gusta la idea de que dé mi declaración hoy mismo, pensó Dean, percatándose de ello. 

-Por supuesto, sin duda. Sin embargo, si el omega aquí presente se siente bien para contestar las preguntas de su señoría, entonces no habría porqué retrasarla.- Dean se sorprendió de no haberse dado cuenta de la presencia de esa tercera persona en la estancia. Dirigió sus ojos hacia el desconocido y descubrió unos luceros azules muy claros que le devolvieron la mirada bajo unos párpados caídos. El hombre delgado, conspicuo y talante caminó por la alfombra desde la pared sur, desde dónde lo había estado mirando sutilmente, hasta posicionarse a un costado de Gabriel. De ese modo le facilitará a Dean mirarlo.

Mientras descansaba, Dean se había movido ligeramente de tal manera que la parte posterior de su cabeza terminó descansando en el duro y abrasador pecho de su padre. Se inclinó hacia adelante un poco, apoyándose con una mano en el grueso y velludo brazo que rodeaba su cintura con firmeza.

La puerta semi abierta, la chimenea apagada y las luces encendidas le indicaron que esta reunión no había sido prevista con antelación; sucedió en el momento.

-Estoy de acuerdo, Gabriel.- Vociferó su padre con voz grave y profunda, raspada seguramente debido al alcohol.- Pero han surgido una nueva eventualidad de índole privado que me he hecho tomar la decisión; se llevara a cabo, está tarde.- Finalizó con parsimonia pero con solidez. Dean se maravilló un poco con el acento cortés y galante de su padre, pero su mirada se había puesto en el vaso semi vacío de licor sobre el escritorio. Pasó saliva, sintiendo la sed en su garganta.

-En tal caso, ¿se puede saber cuál es esa eventualidad, señor Winchester?.- La pregunta la hizo Gabriel, quien había quitado su mano del bolsillo y acariciaba los dedos de dicha mano con pulcritud a la altura del pecho. Parecía molestó.

En ese momento, Dean se percató de un sombra detrás de la puerta. Sin embargo, dejo de darle importancia cuando decidió que bebería un trago del vaso. Estiró el brazo sobre el escritorio, tomó el frío vaso con las yemas de sus dedos y lo colocó sobre su labios.

El sabor del whisky le abrasó la garganta de inmediato y sintió un ardor en su lengua. No pudo evitarlo y como un acto reflejo devolvió el contenido al vaso. Su padre pareció darse cuenta; Dean estaba retirando el vaso de sus labios cuando su padre se lo quitó de las manos y lo depositó en el extremo opuesto del escritorio entretanto respondía a Gabriel que dicha petición no era posible.

Afortunadamente, un sordo ruido proveniente del pasillo distrajo a todos de su pequeño incidente. Algo parecía haberse caído.

-¿Castiel no puede esperar en otro lado?.- Objetó John, un poco impaciente. Dean se sorprendió por la mención del alfa de ojos azules y grandes.

Castiel.

-Entiendo que Castiel es un hombre impaciente, yo viví con él por años, pero está siguiendo sus reglas, señor; se mantiene fuera de la habitación.- Y Dean lo entendió; su padre le ha prohibido permanecer en la misma habitación que él, al menos hasta la cena. Eso tiene mucho sentido, después de lo que pasó con Michael. Su padre desea que sus encuentros con sus pretendientes sean controlados.

Gabriel es el hermano mayor de Castiel, es normal que lo defienda aunque ciertamente Dean encontró innecesario ese comportamiento. Alzó la vista y se topó nuevamente con los ojos inquisidores de ese alfa cuyo nombre aún no conocía. Él hombre carraspeó, dando un paso al frente.

-Disculpe, señor Winchester.- Pronunció cortésmente.- ¿Puedo dirigirme al omega?.- Pidió con suavidad. Ciertamente, también le estaba hablando a él.- No le haré ninguna pregunta, se lo aseguro.- Añadió y John asintió en consecuencia.

Dean no había apartado la mirada de ese hombre, sorprendido de que estuviera interesado en él de alguna manera. El alfa, como ya había intuido, se volvió hacia Dean con un rostro confiable y anhelante. 

-Mi nombre es Baltazar y yo estaré en tu audiencia, sentado a un costado del consejo. Fui yo quien preparó las preguntas que se realizaran en dicha para ti.- Dean lo escuchó con atención, sus ojos puestos en esos delgados labios mientras se movían, pasando también por los ojos azules. Después de esas palabras, Baltazar suspiró con anhelo y dijo:

-Michael tiene toda la suerte de poder cortejar tan inmaculada belleza.- Dean se maravilló con esas palabras, que no esperaba que salieran de la boca de ese hombre.- Usted es un omega precioso, si me permite decirlo.

-Es suficiente de alagarlo. Los Winchester no basamos nuestro prestigio en nuestra apariencia.- Objetó su padre. Gabriel sonrió en respuesta a su rostro encarnado y Dean enterró un poco el rostro en el pecho de su padre, avergonzado.

-Porque no han tenido nadie tan exquisito en la familia...hasta ahora.- Le dedicó una sonrisa a Dean, quien se la devolvió. Tenía algo de razón; su padre no es lo que llamarían bello. Aunque su madre, ella es preciosa.

Al parecer, John no se tomó a bien la palabra "exquisito" y dio por finalizada la reunión. 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).