Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

RinHaru week 2020 por Yaoi lovers

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡El quinto día que entrego en tiempo! Casi termina la semana, que rápido pasa el tiempo...

No podía creer que empezara a llover en ese momento, estaba tan cerca de regresar a casa que detenerse en ese momento sería una locura. Creía que si se daba prisa podría llegar antes de terminar completamente mojado. Pero el clima estaba en su contra y la lluvia era tan fuerte que solo pudo caminar unos minutos pues el agua comenzaba a humedecer su ropa.

Se detuvo debajo de la cornisa de un establecimiento con la esperanza de que la lluvia terminara pronto; sin embargo, el frío se colaba entre su ropa mojada y la lluvia parecía no terminar nunca.

Fue entonces que descubrió que estaba fuera de un café, no había demasiadas personas dentro y quizá tomar algo caliente mientras la lluvia se detenía lo ayudaría a permanecer tibio.

Se sacudió el exceso de agua en su cabello y se aseguró de no estar demasiado mojado antes de entrar. Una vez dentro se acercó a la barra y tras hacer su pedido tomó asiento en una de las mesas cercanas a la barra.

Su pedido no tardó mucho en llegar y comenzó a beber lentamente sintiendo el calor recorrerlo mientras miraba diversas gotas de agua chocando contra los cristales antes de deslizarse hasta el filo de la ventana.

La lluvia parecía imparable y Haru no dejaba de preguntarse porqué olvidó el paraguas en casa y porqué debía llover estando tan cerca de volver. Era frustrante la situación, pero no podía hacer mucho, solo esperar que la lluvia se detuviera o disminuyera su intensidad para seguir.

Dio un rápido vistazo al interior del local y notó algo que llamó su atención; al otro lado del lugar había un chico pelirrojo sosteniendo un libro entre sus manos. No le habría dado importancia de no ser porque él mismo acababa de comprar ese libro unos días antes.

Ese tampoco sería un motivo para llamar su atención, de no ser porque al parecer la oceanografía no era un tema particularmente popular y porque esa era una edición especial que fue difícil conseguir y cuyo tiraje fue reducido. Si no tenías una preventa y llegabas temprano a la librería, conseguirlo era casi imposible.

Definitivamente había llamado su atención y no pudo evitar intercalar su mirada entre la ventana que daba hacia el exterior y el chico del libro, un corto vistazo a alguno y luego volvía su vista al otro. Había terminado su café antes de lo esperado, resultó ser delicioso y dado que la lluvia parecía no ceder decidió pedir uno más mientras esperaba.

Seguía ahí, simplemente bebiendo su café y de vez en cuando miraba al pelirrojo perderse entre las páginas del libro; le causaba cierta curiosidad saber lo que el chico opinaba, pues parecía absorto en las palabras solo haciendo pequeñas pausas para beber un sorbo de su bebida.

Estaba intrigado y así había terminado su segunda taza de café. La lluvia por fin se había detenido y podía volver a casa. No había más razón para permanecer ahí así que lentamente se preparó para salir del lugar y regresar a casa. Solo una última mirada al pelirrojo que simplemente seguía perdido entre las letras sin pensar en más.

Salió del lugar aun pensando en la imagen del chico leyendo el libro, era curioso aunque no lograba entender que había despertado tanto su interés. Pensó en ello algunos minutos, aunque una vez en casa y mientras comenzaba a realizar las actividades que tenía pendiente lo había olvidado.

Al día siguiente volvió a pasar frente a la cafetería y pudo ver nuevamente al pelirrojo, estaba vez no estaba sumergido entre las páginas del libro de oceanografía, sino que tenía una libreta que consultaba de vez en cuando antes de volver su vista a la pantalla del portátil que tenía sobre la mesa.

No le prestó demasiada atención antes de seguir con su camino, aunque le sorprendía que todo este tiempo el café estuviera tan cerca de su hogar y ni siquiera se hubiera dado cuenta de su existencia.

Pasaron varios días más en los que pasó frente al establecimiento y en cada uno de ellos había dado un rápido vistazo al lugar encontrando al mismo chico, en la misma mesa siempre haciendo algo diferente. Lo había visto leyendo, trabajando en el portátil, escuchando música, escribiendo en una libreta y otras veces simplemente disfrutando del café.

En algunas ocasiones había ido a la cafetería y compraba algo para llevar a casa, otras más se quedaba en el lugar justo en el asiento de la primera vez observando de reojo al chico pelirrojo. Algo en él llamaba su atención y era casi imposible no mirarlo de vez en cuando.

No tenía idea de que era eso que lo atraía y aun así había terminado por asistir al café constantemente sólo para encontrarse con él. Un par de veces había escuchado su voz haciendo algún pedido y otras tantas había visto su sonrisa al recibir su pedido o agradecer la atención.

Era un chico atractivo, sí, y no podía negarlo; pero lo que hacía que constantemente estuviera ahí, solo observándolo en silencio iba más allá de eso. Apenas y sabía algo de él, ni siquiera sabía su nombre o al menos el tipo de café que compraba; no sabía absolutamente nada y aun así cada día su atracción era más grande.

Ya era parte de su rutina diaria asistir a la cafetería, sentarse en la mesa de siempre y pasar largos minutos contemplando al pelirrojo con curiosidad mientras intentaba descifrar que tenía de especial que lo hacia volver cada día para encontrarlo.

Creía que actuaba como un loco, sin siquiera conocerlo y manteniendo su vista pendiente de él intentando no llamar su atención. Y aun más loco se sintió cuando un par de días antes había pensado en la mejor manera de llegar hasta su mesa, presentarse e iniciar una conversación.

¿Qué se supone que diría? ¿Hola, vine un día lluvioso y te vi aquí leyendo un libro que también compré así que he estado observándote desde entonces? No tenía sentido, parecería un acosador y solo asustaría al chico, cuando lo único que quería era conocerlo un poco.

Así pasaron varios días y mientras bebía su café no paraba de pensar cual sería la mejor manera de acercarse a él sin parecer extraño. Él no sabía como acercarse a los desconocidos pues a sus amigos los había conocido en la escuela o por conocidos en común, nunca se había acercado a alguien así sin más y no tenía idea como lo hacían las demás personas.

Y aun así, un día tuvo la mejor idea hasta ese momento. Antes de ir al establecimiento tomó una tarjeta y escribió sobre ella "Hola, espero que te guste" acompañado de su número telefónico y su nombre. Era algo arriesgado y no sabía que esperar, pero no tenía muchas más opciones y mientras más tiempo esperara solo sería más difícil actuar.

Llegó al café a la hora acostumbrada, hizo su pedido y fue directo a la mesa que siempre ocupaba, era un día tranquilo y había solo un par de comensales además de él y el pelirrojo. Su pedido llegó y agradeció por él mirando de vez en cuando al chico mientras bebía su café. Pasó un largo rato así hasta casi terminar su bebida y por fin armarse de valor.

Ni siquiera estaba seguro de lo que iba a hacer, en el fondo creía que era una locura y aun así no podía detenerse. Llamó al mesero y le pidió un café haciendo hincapié en que debía llevarlo a la mesa en que estaba el pelirrojo y entregarle la pequeña nota en que había escrito su número.

El mesero lo miró extrañado durante unos segundos, aunque parecía que no era la primera vez que le pedían algo así y solo tomó la nota con una sonrisa antes de decirle que su pedido no tardaría y alejarse rápidamente para entregar su orden.

Haru se sentía nervioso, pero intentaba disimularlo; después de todo la suerte estaba echada y solo quedaba esperar el resultado. Intentaba no pensar demasiado en ello y no prestar demasiada atención a la mesa del chico, pero no podía evitar mirar de vez en cuando.

Luego de unos minutos por fin el mesero pasó junto a él con una sonrisa cómplice antes de llegar hasta la mesa del pelirrojo y entregarle el pedido. Lo escuchó diciendo que no había pedido nada más y el mesero se limitó a responder que solo había seguido las indicaciones que le dieron mientras dejaba la bebida y la tarjeta.

Lo miró de reojo hasta que el chico tomó la tarjeta inspeccionándola con atención antes de mirar en dirección a Haru, pues al parecer había notado que llevaba rato observándolo con bastante interés. Haru se dio cuenta y rápidamente desvió su mirada mientras daba un sorbo a su café intentando ignorar lo que acababa de ocurrir.

Pasaron unos minutos y de pronto su teléfono sonó y le notificó del mensaje recibido. Era un número desconocido y, aunque en otro momento lo hubiera ignorado, rápidamente lo revisó.

El café fue un gran detalle, gracias; pero ¿Por qué no vienes aquí y lo compartimos?

Rin


Tan pronto como terminó de leer giró hacia la mesa del pelirrojo, él miraba hacia abajo y jugaba con sus dedos sobre el teléfono. Al sentir la mirada contraria por fin levantó su rostro, sus miradas se cruzaron y supieron que nada volvería a ser igual.

Notas finales:

Me encanta la idea de que sea Haru quien tome la iniciativa, así que creo que era una buena oportunidad para verlo así. Espero que les haya gustado y poder leernos mañana.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).