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RinHaru week 2020 por Yaoi lovers

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Notas del capitulo:

Bastante más tarde de lo que tenía planeado pero al menos puedo publicar el séptimo día en tiempo ¡Yey! Estamos tan cerca del final de la semana...

No tenía quejas sobre su estilo de vida, los negocios de su familia eran importantes y siempre había tenido facilidades para muchas cosas, pero no se le exigía nada fuera de lo común. Tendría que encargarse de los negocios familiares llegado el momento, aun así era libre para decidir por si mismo sus pasatiempos e incluso lo que haría con su vida.


Pese a las costumbres de muchas familias con grandes negocios en la suya nunca había sido limitado ni obligado a nada por más importante que fuera para la familia. Había seguido sus sueños y aunque parte de su formación incluía la administración del negocio podía designar a alguien de su entera confianza para ser el rostro mientras él gestionaba a la distancia.


Era un buen acuerdo y se sentía cómodo con ello, de vez en cuando participaba en las reuniones o asistía a las fiestas que su familia organizaba para conocer a otras personas con las que su familia tenía relaciones laborales aunque la mayor parte del tiempo podía dedicarlo a lo que él deseara.


Últimamente había estado demasiado ocupado con la organización del negocio pues algunos contratos vencían y otros más debían firmarse, además de que el aniversario de la empresa estaba cerca y debían organizar muchas cosas antes de poder realizar la fiesta de celebración.


Haru estaba un poco disperso, pues el trabajo se acumulaba y casi no tenía tiempo que dedicarle a cualquier otra cosa que no estuviera relacionada con negocios, así que no fue nada fácil intentar entender lo que su madre decía durante la cena varias semanas antes de la fiesta de aniversario.


—No me digas que no la recuerdas, cada que asistimos a alguna fiesta y los dos estaban presentes se la pasaban todo el tiempo jugando entre ustedes sin considerar a nadie más. Justo regresará unos días antes de la fiesta y seguro estará ansiosa de verte...


Para ser sincero, no recordaba nada de lo que su madre estaba diciendo. Recordaba que cuando era pequeño una chica hija de uno de los socios más importantes de su familia era su amiga, pero no recordaba que en algún momento sus familias sugirieran que sería una maravillosa idea si ellos fueran pareja ¡Y mucho menos que acordaran que si después de su cumpleaños 27 seguían solteros intentarían formalizar una relación!


Aun no vencía el plazo, tenía un par de años para ello, pero si la chica estaría durante la fiesta seguramente tenían intenciones de reunirlos para que el amor surgiera. Haru no estaba interesado en tener una relación, le gustaba su vida tal como estaba y no podía confiar en que la implicada tuviera pareja o al menos interés romántico en alguien más para que no se viera en esa situación.


Él ni siquiera se relacionaba con muchas chicas y las que conocía las consideraba buenas amigas, no tenía intenciones de entablar una relación con alguna de ellas. Y aun así, con la fiesta tan cerca debía encontrar un plan para marcar sus límites y aunque fuera ganar un poco de tiempo.


Fue así como decidió crear un perfil en una página de citas, algunos de sus amigos habían hablado al respecto y creía que quizá sería más fácil hacer eso que comenzar a salir e intentar conocer más gente. Ni siquiera estaba convencido de que eso podría servir, pero estaba desesperado y no tenía una mejor idea.


Había recibido varios mensajes rápidamente y estaba sorprendido, no pensaba conseguir tanta atención apenas entrar así que revisó cada uno de los mensajes para seguir la conversación. 


Habló un par de días con cada chica antes de acordar una cita. Había un lugar que le recomendaron mucho y era popular, así que creyó que sería buena idea conocerlas ahí. No tenía idea de como podía resultar aquello, pero sentía que el tiempo se agotaba y que debía hacer todo lo que pudiera para evitar la situación en que estaba metido.


Acordó varias citas el mismo día y varias más para los siguientes, además de que seguía enviando y respondiendo mensajes de otras chicas esperando que mientras más opciones tuviera fuera más fácil conocer a alguien con quien llevarse bien y poder fingir que salían.


Fue así como llegó a su primera cita; era una chica agradable, pero al parecer ambos tenían la sensación de que una relación no saldría bien y, aunque acordaron salir en algún otro momento y seguir conversando, no creía que fuera la candidata perfecta.


Su segunda cita fue muy parecida, pues aunque tuvieron una conversación amena, simplemente ninguno se había sentido lo suficientemente cómodo para acordar otra cita y solo quedaron en que seguirían conversando.


La tercera fue un desastre, la conversación no había sido particularmente interesante y ninguno de los dos se sentía cómodo y era evidente; al despedirse ni siquiera pensaron en seguir hablando después y mucho menos en volver a salir.


La cuarta marchó mucho mejor; no había sido tan incómoda, pero tampoco tan agradable como para pensar en otra cita. Su quinta cita llegó tarde y se fue pronto, apenas tuvieron tiempo para presentarse y hablar un poco.


Sabía que eso de las citas a ciegas o en grupo no funcionaba para él, pero tenía cierta esperanza de que luego de hablar un poco con ellas sería más fácil salir y conocerse mejor. Y aun así, nada había resultado como esperaba. Quizá iba a ser más difícil de lo que creía y con solo unos días antes de la llegada de "su prometida" comenzaba a sentirse nervioso, y más porque su madre no paraba de hablar de ella cada que podía.


Haru no quería comprometerse, no tenía especial interés en entablar una relación con alguien y mucho menos si eso implicaba no poder elegir a ese alguien. Pero sus citas tampoco estaba resultando, aunque muchas chicas fueron agradables y de vez en cuando intentaban conversar con él luego de su cita, se sentía incapaz de mostrar interés.


Una relación necesitaba mucho más tiempo del que tenía, y para esas alturas ya se había dado cuenta de que por más citas que tuviera en ninguna lograría un avance para presentar a alguien como su pareja y quitarle de la cabeza a su madre la idea de comprometerlo con esa chica a quien apenas recordaba.


La situación parecía estancarse y solo tenía un par de días más antes de la llegada de la chica. Había perdido la cuenta de citas que llevaba, y aun así, estaba de nuevo en el mismos lugar de siempre esperando a su siguiente cita. Constantemente revisaba su teléfono pues la hora acordada ya había pasado, suponía que tuvo algún contratiempo o algo que la retrasó, pero tampoco había mensajes para avisar de su retraso.


Comenzaba a desesperarse y cada cierto tiempo volvía a mirar la pantalla de su teléfono. Pero no había nada, ni un solo mensaje y el tiempo seguía avanzando. Comenzaba a hacerse a la idea de que no iba a llegar cuando alguien se acercó hasta él.


—¿Problemas con tu cita? —era un chico pelirrojo que trabajaba en el lugar y lo había atendido varias veces—. Puedo traerte lo que sea mientras esperas, o si lo prefieres puedo recomendarte algo que seguro te hará sentir mejor —sonreía ampliamente mostrando sus dientes, pero no se sentía con muchos ánimos así que solo asintió sin prestar mucha atención.


Hizo un par de pedidos más mientras esperaba su siguiente cita, había perdido el ánimo aunque no tenía muchas opciones más que seguir ahí esperando que sus intentos dieran algún resultado positivo. Tras su última cita salió del lugar, caminando un poco alrededor hasta encontrarse de nuevo con el pelirrojo que había tomado un descanso.


—Hola —sonrió mirándolo unos instantes mientras rascaba su nuca—. Yo... Lo siento, creo que mi comentario hace rato no fue el mejor. Aunque solo bromeaba, no quería incomodarte.


Haru negó, la única razón por la cual tenía esa expresión era por sus propios problemas, él no era responsable de nada de lo que estaba pasando y se lo hizo saber.


—¿Mal de amores? —sentía curiosidad luego de escucharlo, y aunque no quería entrometerse, pensó que quizá podía darle un consejo; pero él negó y no podía aconsejarle algo si no sabía lo que ocurría—. Quizá debas tomarlo con más calma, apresurar las cosas en esos temas no resulta muy bien —parecía que el chico no tenía muchas ganas de hablar así que quizá solo darle unas palabras de aliento serviría.


Pero el chico parecía bastante desanimado y se sentía mal por él. Quería hacer algo, pero su descanso estaba por terminar y debía volver a trabajar.


—Debo volver al trabajo... Pero podemos intercambiar números y conversar después, soy Rin —sonrió mientras buscaba su teléfono.


Haru no entendía porque, pero no lo pensó demasiado antes de darle su número y su nombre. No sabía de él más que trabajaba en el lugar que había comenzado a visitar frecuentemente y ahora su nombre; y aun así, no se arrepentía de haberlo hecho.


Ese mismo día por la noche Rin le envió un mensaje contándole como había terminado su jornada en el trabajo y algunas experiencias curiosas de lo que ocurrió mientras atendía las mesas o limpiaban antes de cerrar. Haru no tenía mucho de que hablar pues después de su encuentro había vuelto directo a casa y solo había respondido un par de mensajes nuevos de la página de citas.


Había acordado algunas citas más, en el lugar de siempre, y le habló a Rin sobre ello pues esperaba que pudiera recomendarle algo diferente a lo que generalmente pedía ya que había sugerido algo bastante interesante esa misma tarde. Rin seguía curioso ante esa actitud, pero si no quería hablar al respecto con él, tampoco lo obligaría.


Pasaron algunos días más así hasta que "su prometida" regresó a casa, y como era de esperarse, la invitaron a cenar para que los dos pudieran verse y hablar sobre lo que habían hecho durante el tiempo en que no se vieron. Fue una gran sorpresa para ambos, pues ninguno recordaba al otro con claridad.


Conversaron durante largo rato, pues al parecer pese al tiempo que habían pasado sin verse al reencontrarse comenzaron a recordar situaciones del pasado que eran bastante entretenidas. El tiempo pasó rápidamente y sus invitadas partieron. La madre de Haru no paraba de repetir lo hermosa que era la chica, lo simpática y agradable y lo madura que era.


Haru no podía negar nada de eso, y aun así, aunque se había sentido mucho más cómodo que durante sus citas de los últimos días, no podía asegurar que se enamoraría y mucho menos que aceptaría casarse. Se sentía abrumado por lo que estaba pasando y solo quería dormir un poco para no pensar en más.


Al estar en su habitación se percató de los mensajes recibidos. Eran de Rin, quien preguntaba por él y por su ausencia durante ese día. Se limitó a responder que tuvo algo que hacer y no había hecho ningún compromiso para poder realizarlo pues no tenía mucho ánimo para hablar de lo que había ocurrido. Rin le contó sobre lo tranquilo que había sido el día, los pocos clientes que tuvieron y lo aburrido que había sido pasar un día con tan poco trabajo.


Y aunque había ido a su habitación con la única intención de dormir, luego de comenzar a hablar con él se sentía de mejor humor y pasaron varias horas conversando. Rin era quien más mensajes enviaba y quien llevaba el flujo de la conversación, pero se sentía bastante cómodo con ello, tanto así que la media noche llegó y ninguno fue consciente de ello hasta ver el reloj.


Rin se disculpó varias veces por ser tan desconsiderado aunque Haru le aseguró que no había problema. Sin embargo, tenía trabajo al día siguiente así que lo mejor era ir a dormir; volvió a disculparse varias veces antes de despedirse y desearle que descansara.


Al día siguiente Haru no planeó ninguna cita, había mucho por hacer para tener lista la fiesta de aniversario a tiempo y debía apoyar a su familia en todo lo que había pendiente además de revisar que todo en el negocio marchara como debía. Rin se sentía curioso así que volvió a preguntar por su ausencia ese día.


Nuevamente habían pasado un largo rato conversando de su día sin darse cuenta del paso del tiempo hasta que comenzaron a sentir sueño. Esta vez ambos se disculparon aunque el otro insistía en ser el responsable de lo que había ocurrido.


Pasaron varios días de la misma manera, conversando hasta tarde incluso si era sobre las cosas más sencillas o si Haru no decía mucho más que en respuesta a lo que Rin decía. Pero se sentían tan cómodos, sin importar lo sencillo que fuera se divertían y los hacía olvidarse un poco de su rutina.


En todos esos días no había visto a Rin pues tenía otros asuntos que atender, además de que su madre constantemente insinuaba que debía aprovechar el tiempo que la chica estaría ahí para salir a algún lugar y conversar un poco. Había logrado evadir esa sugerencia durante varios días hasta que en una ocasión Haru estaba por explicarle a su madre que iría a ver si necesitaban ayuda en el negocio cuando ella ya tenía una sorpresa preparada para él.


—Has trabajado mucho para preparar la fiesta, necesitas un descanso. Nos encargaremos de lo que falta mientras ustedes salen a divertirse juntos —sonrió mientras tomaba la mano de la chica dedicándoles una mirada cómplice.


No podía huir de eso y creía que sería grosero dejar a la chica después de que su madre la hiciera visitarlo. Así que salieron juntos y decidió llevarla al lugar de siempre, quizá le gustaría y al menos podrían pasar un buen rato ya que ambos estaban metidos en ese asunto.


Haru había probado varias cosas del menú así que le recomendó algunas antes de hacer el pedido. Nuevamente era Rin quien lo atendía y le sonrió al ver a la chica. Tomó el pedido de ambos y tras entregarlo no pudo evitar mirarlos de vez en cuando; seguía sintiéndose demasiado curioso y lo estaba aun más al verlo tan cómodo y animado mientras conversaban.


Una vez terminó su turno envió un mensaje para Haru bromeando al respecto de la chica con la que asistió, en el fondo solo esperaba que en cualquier momento se sintiera cómodo para hablar al respecto aunque solo le dijo que la situación con ella era muy diferente a la del resto de sus citas.


Siguieron conversando como los días anteriores hasta la hora de dormir. Rin no podía dejar de pensar en aquello, no tenía suficiente información para sacar conclusiones al respecto, pero le parecía muy extraño que Haru mencionara lo diferente que era su situación con la chica de ese día y las demás con quienes lo había visto. Era extraño, pero no podía hacer nada si Haru no le pedía su opinión.


Al día siguiente Haru no respondió sus mensajes, supuso que estaba ocupado como lo había estado el resto de los días, así que no le dio demasiada importancia. El día en el trabajo había sido tranquilo y pudieron terminar la limpieza pronto, iba de vuelta a casa cuando encontró a Haru esperando fuera.


—Hola, no pensé que vendrías —se acercó hasta él con curiosidad, nunca lo había visto cerca a esa hora y le parecía extraño.


—Me escapé de la fiesta...


Fue aun más extraño luego de escuchar aquello y tenía menos sentido, comenzó a hacerle algunas preguntas y fue entonces que Haru por fin le explicó la situación con la chica de la última vez y el porque había huido del evento. 


—Es extraño... Quiero decir, ha pasado mucho tiempo como para seguir con esa costumbre de comprometer a tus hijos con alguien sin saber lo que ellos desean. Además, no pareces la clase de persona que teniendo un compromiso con alguien más sigue saliendo con otras personas.


—Es complicado, en realidad no estamos comprometidos. Solo existe el acuerdo entre nuestras madres de que si a cierta edad ambos seguimos solteros seremos la primera opción del otro para casarse. Aun faltan un par de años, pero con este asunto de la fiesta mi madre ha hecho todo lo posible por reunirnos y darnos tiempo para conocernos y enamorarnos... En cuanto a las citas, tenía la esperanza de que sucediera algo diferente con alguna de las chicas y al menos pudiera decirle a mi madre que me gusta alguien más.


—¿Y qué hay de ella? ¿Te gusta...? —luego de escuchar la historia sentía que debía ayudarlo, pero necesitaba saber que era lo que realmente sentía.


—Me agrada, y nos llevamos bien... Pero no creo que haya forma de que me enamore de ella.


Rin suspiró profundamente, de verdad quería ayudar a Haru con lo que estaba pasando, pero no era tan sencillo como tomar a cualquier persona y decir que tenían una relación. Su idea del amor era muy clara, y era consciente de que no es algo que ocurre de la noche a la mañana.


Sin embargo quería hacer algo por Haru, le agradaba y creía que era un buen chico y no merecía pasar por una situación así solo por decisión de su madre. Así que aprovechó que tenía el día libre ese fin de semana y lo invitó a salir, no tenía un plan realmente, pero esperaba que al menos olvidarse un rato de lo que ocurría lo ayudaría a despejar su mente y encontrar la mejor manera de enfrentar la situación.


Haru aceptó la invitación y tal como acordaron salieron ese fin de semana. Fueron hasta el parque de diversiones, Rin creía que los juegos de habilidad le ayudarían a pensar en algo más así que no dudó en desafiarlo para ver quien lograba la mayor cantidad de puntos. Haru no pensaba aceptar el reto, pero era tan insistente que logró contagiarlo de su espíritu competitivo y pronto ambos daban su mayor esfuerzo para vencer al otro incluso en una pequeña competencia para llegar hasta el siguiente juego.


Se había divertido mucho y Rin también, en verdad logró que no pensara más en el asunto del compromiso y su ánimo había mejorado considerablemente. Disfrutó tanto ese día que cuando Rin sugirió ir a algún otro lugar en su siguiente día libre no lo pensó mucho antes de aceptar.


Pese a que durante el resto de días su madre invitaba a comer o cenar a la chica y en más de una ocasión sugirió que debían dar un paseo juntos no pensaba más en la razón para que ella estuviera ahí. Conversaban sobre lo que habían hecho durante ese tiempo en que no se vieron o recordaban las aventuras que tuvieron durante su infancia. Haru incluso había mencionado a Rin y las visitas que de vez en cuando le hacía al terminar el trabajo o lo que hacían cuando tenía el día libre, además de como marchaban las cosas en el negocio.


De verdad se sentía cómodo hablando con ella sobre eso, y disfrutaba el tiempo que pasaba con Rin aun si solo eran los cortos trayectos hasta la estación antes de que ambos volvieran a casa. Y Rin también disfrutaba su compañía, le agradaba su forma de ser y se divertía mucho mientras realizaban alguna competencia o solo conversaban de cualquier cosa que pasara por su mente.


No había vuelto a mencionar el tema del compromiso ni a la chica, ni siquiera hablaban mucho de los temas del negocio. Casi siempre conversaban sobre lugares que querían visitar o cosas que querían intentar. Su relación se había vuelto cercana rápidamente y cada vez era más el tiempo que compartían juntos.


Así habían pasado ya casi dos meses en los que además de sus ocupaciones pasaba tiempo con la chica y con Rin. Su vida había vuelto a la normalidad, con la pequeña diferencia de que pasaba más tiempo fuera de casa; creía que no podía ser mejor hasta que cierto día su madre volvió a mencionar el compromiso.


Al parecer, tanto ella como la madre de la chica estaban seguras de que la constante convivencia entre ellos durante ese tiempo había hecho que el amor surgiera y que era el momento de que ambos hablaran al respecto para formalizar su relación. Pero no era lo que Haru quería, la apreciaba, pero no tenía interés romántico en ella.


Se sentía abrumado, pero tampoco podía alejarse sin dar más explicaciones y dado que ya habían acordado reunirse desde días antes, pues quería que ella y Rin se conocieran, solo quedaba seguir como si nada ocurriera hasta que fuera el momento de enfrentar la situación.


Así que las cosas siguieron su curso y por fin los tres se reunieron; era una salida sencilla pues lo que más querían era conversar, solo habían comprado algo para comer y después se dedicaron a deambular mientras compartían anécdotas de cuando eran pequeños o de las veces en que Rin y Haru habían visitado diferentes lugares.


Luego de algunas horas se despidieron, Rin debía tomar un camino muy diferente para volver a casa y sintió una pequeña punzada luego de despedirse. Haru había hablado con él sobre los planes de su madre y al ver lo bien que se llevaban creyó que terminaría aceptando el compromiso; era evidente que se llevaban bien y pensar que surgiría el amor entre ellos era una conclusión bien fundamentada.


Hacían una pareja maravillosa, nadie podría oponerse a eso; y aunque le alegraba que pudiera cumplir los deseos de su madre sin tener que sacrificar lo que él deseaba no se sentía feliz. Había pasado tanto tiempo a su lado y se habían vuelto tan cercanos que sus sentimientos habían crecido; quería a Haru, no solo como amigo, pero no haría nada para interferir en lo que deseara.


Por su parte, Haru y la chica conversaban de regreso a casa, habían pasado un gran momento y él no había parado de hablar de lo divertido que era Rin, de lo hábil que era para relacionarse con las personas y lo fácil que era volverse su amigo.


—Es maravilloso ¿No? Encontrar a alguien que te hace sentir tan bien, con quien sientes que el tiempo se detiene y puedes pasar todo el día a su lado y aun así sentir que no es suficiente —sonrió mientras lo miraba—. Aunque es triste cuando no puedes pasar a su lado tanto tiempo como quisieras...


No entendía lo que intentaba decir, era demasiado extraño decir algo como eso mientras su miraba reflejaba tanta tristeza. Se sentía tan extraño que ni siquiera podía definir lo que estaba ocurriendo. No dejaba de pensar en sus palabras y eso solo lo hacía más difícil.


Pasó varios días solo en casa intentando distraerse, casi no había hablado con Rin pese a todas las cosas de las que quería hablar con él. Desde el día en que salieron juntos Rin había comenzado a enviarle menos mensajes y no habían vuelto a salir. Ni siquiera había podido encontrarlo saliendo del trabajo y comenzaba a desesperarle la situación.


Y como si no fuera suficiente, su madre estaba empeñada en que debían formalizar su relación y cada vez más aprovechaba cualquier momento que tuviera libre para reunirlo con la chica. Él quería ver a Rin, hablar con él y seguir saliendo a cualquier lugar, compitiendo por cualquier cosa y haciendo de todo sin preocuparse.


Quizá era un poco precipitado, pero no podía ignorar lo que estaba sintiendo, no cuando era algo tan fuerte y que no había sentido con nadie más. Debía hablar con la chica y ser sincero, no era justo dejar que creyera cosas que no son y lo mejor era ser directo. Estaba a punto de contactarla para pedirle que se reunieran, pero justo antes de hacerlo recibió un mensaje suyo citándolo en un lugar.


Estaba sorprendido por su petición, era extraño que la reunión no fuera planeada por ninguna de sus madres, pero ya que dijo que tenía algo importante que decirle y con todo lo que había ocurrido en los últimos días temía que pudiera ser muy seria con el tema del compromiso y no quería herirla.


Había tomado una decisión y no iba a retractarse, sin importar lo que ocurriera sería sincero y no ocultaría nada. Incluso antes de partir le envió un mensaje a Rin, informándole que ambos se reunirían pues tenían algo importante de que hablar y que lo mantendría al tanto.


—Gracias por venir, de verdad es urgente hablar —la chica hizo una pausa, parecía nerviosa aunque estaba decidida a aclarar la situación.


—También tengo algo importante que decirte —Haru no quería interrumpirla, pero debía sincerarse para evitar que el asunto se hiciera más grande.


—Por favor, solo déjame empezar ¿Sí? —tomó su mano mientras sonreía, de verdad necesitaba hablar sinceramente—. No me lo tomes a mal, pero todo este asunto de iniciar una relación y comprometernos no va a funcionar... Me agradas, y me he divertido mucho estos días que hemos pasado juntos, pero eso no es amor —sonrió de medio lado antes de mirarlo seriamente—. Estoy saliendo con alguien desde antes de volver; no se lo había dicho a mamá porque se veía tan entusiasmada con que tú y yo saliéramos que no quería herir sus sentimientos. Pero tu madre y la mía cada vez están más entusiasmadas con esto y no es justo para ti seguir con algo que no va a funcionar. Me agradas de verdad, y creo que podríamos ser buenos amigos; pero estoy enamorada de alguien más. Lo siento —se sentía un poco culpable porque lo que acababa de decir, pero no quería que tuviera ideas equivocadas sobre su relación.


Haru no podía creer lo que acababa de escuchar, en ese preciso momento se sentía profundamente aliviado y no paraba de repetir lo agradecido que se sentía por lo que acababa de decir. Ni siquiera intentó explicarle a que se debía tanta emoción y simplemente se alejó tan rápido como pudo del lugar.


Sabía que el turno de Rin estaba por terminar y si no se daba prisa para cuando llegara él ya se habría ido. Corrió tan rápido como le era posible, sin detenerse. Tenía que hablar con él y debía ser en ese momento. Para cuando llegó al lugar, Rin se despedía de sus compañeros antes de partir. Estaba evidentemente sorprendido de que estuviera ahí pues unas horas antes Haru había dicho que se encontraría con su prometida porque debían hablar; quería saber que hacía ahí pero no lo dejó hablar.


—Rin, me gustas...


—¿¡Eh!? ¿Qué estás diciendo? —lo miró sorprendido, sin entender lo que ocurría.


—Me gustas, Rin —volvió a repetir clavando su mirada en él.


—Te escuché la primera vez, torpe —se sentía avergonzado y no sabía que hacer, nada de eso tenía sentido y se volvía más confuso mientras Haru seguía mirándolo—. Pero no entiendo a que viene todo esto ¿Te volviste loco?


—No estoy loco. Me gustas, Rin, de verdad.


—Mira, entiendo que estás nervioso con todo este asunto del compromiso, y que solo vas a liberarte de él si consigues una pareja; y sé que te ofrecí mi ayuda, pero no de esa manera. Puedo presentarte a alguien o darte consejos, pero eso... —llevaba varios días luchando contra sus sentimientos, intentando hacerse a la idea de que entre ellos no habría más que una amistad como para que Haru apareciera de pronto diciendo aquello.


—No va a haber compromiso —Rin lo miró sin entender que ocurría, suponía que se vería con la chica para formalizar su compromiso y que dijera eso no tenía sentido—. Ambos estamos enamorados de alguien más, no vamos a comprometernos.


Rin estaba sorprendido, era demasiada información para asimilarla tan fácilmente y ni siquiera sabía que decir.


—Por eso me pidió reunirnos, y yo acepté porque quería decirle lo que siento por ti —sus ojos no se despegaban de él, llevaba varios días queriendo decirle lo que sentía, pero creía que debía hablar con la chica antes de hacerlo—. Me gustas, Rin; incluso si intentaran obligarme a casarme no cambiaría lo que siento. Me gustas, Rin; con o sin compromiso, incluso si no te gusto. Me gustas, Rin —volvió a clavar su mirada en él, era tan serio con sus palabras que apenas podía pensar en algo que no fuera su corazón latiendo tan acelerado.


—Maldición... ¿Tenías que hacer esto así? —desvío su mirada, se sentía tan avergonzado que no podía verlo a los ojos sin sentir que en cualquier momento su corazón saldría de su pecho.


—Me gustas, Rin —acortó la distancia entre ambos y tomó sus manos, jamás había hecho algo como eso, pero sentía que si no lo hacía en ese momento después sería demasiado tarde.


—Sí, sí... Te escuché las primeras tres veces —no sabía donde ocultarse, se sentía feliz de escuchar aquello, pero no podía evitar sentirse avergonzado por la forma tan sincera en que Haru se había confesado. Apretó suavemente sus manos antes de mirarlo de reojo sintiendo que moriría de vergüenza si lo miraba a los ojos—. Supongo... Que también me gustas...


Haru sonrió, una sonrisa sincera y cálida que surgió desde lo más profundo de su corazón conmovido por las palabras y la expresión de Rin, sus ojos brillaban y no era capaz de despegar su vista de él. Todo era tan maravilloso que casi parecía irreal, pero escuchaba sus latidos, e incluso podía escuchar los de Rin. Parecía que se habían sincronizado y todo a su alrededor se volvió difuso, como si no existiera.


Todo se trataba de Rin y él, no importaba nada más.

Notas finales: Me entusiasmé bastante con esta idea y resultó mucho más largo de lo que había planeado xD Como lo dije antes, me gusta ver a Haru tomando la iniciativa y creo que sería el primero en confesar sus sentimientos mientras Rin muere de amor, vergüenza y nervios así que no podía dejar pasar la oportunidad de escribir al respecto.
 
Espero que haya sido de su agrado y poder leernos mañana con el último día.

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