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¿Quién eres? por Bloomx

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Notas del capitulo:

YU-GI-OH no me pertenece, yo solo utilizo sus personajes para crear nuevas historias.

Wow, no puedo creer que que ya llegué al capítulo 10 de esta historia y ver que a tanta gente le gustó. COmo siempre gracias por dejar sus reviews, siempre es más fácil continuar cuando recibes apoyo

Joey no podía creer que se había dejado llevar por su odio a Kaiba y le había confesado  lo que pensaba a un completo desconocido. En el momento no lo había pensado claramente y en lo que menos pensó fue en la posibilidad de que esta persona, desconocida, justo conociera a Kaiba personalmente, a pesar de las posibilidades de trabajar en su empresa.

 

“Cuando se iba a dar el primer evento, dijiste que no te interesaba conocer a los administradores, supongo que ahora puedo asumir que eso se debe a que ya los conoces personalmente, aunque no me lo dijiste”.

“Quizá omití algunas cosas”.

“¿Entonces sí los conoces personalmente? ¿Por qué no me frenaste cuando opiné sobre Seto Kaiba?”

“¿Por qué lo haría? Tú querías dar tu opinión”.

“Sí, bueno. Pero no me agrada el hecho de que una persona cercana suya sepa que opiné mal sobre él. Estoy seguro de que si se entera me correrá de su juego en dos segundos y no podré volver a ponerme en contacto contigo”.

Joey ya había comenzado a angustiarse imaginando que Kaiba llegaría un día a la escuela y en frente de todos se burlaría de él y le prohibiría volver a jugar cualquiera de sus juegos, hasta le arrebataría su mazo de cartas y con él, a su dragón.

“Por lo que yo recuerdo, tú dijiste que te sorprendía, porque era inteligente y seguro de sí mismo”.

“Porque lo es y es admirable, pero también dije que es un engreído y poco simpático”.

“No es nada que él no sepa, dudo que se ofenda por eso. Si te hace sentir mejor, yo no le diré que dijiste eso y él prácticamente tampoco sabe quién eres en realidad, eso es seguro”.

“Supongo que al final del día estar en anonimato contigo me beneficia. Digo, mira si me conoces, te desagrado y me mandas al frente con el ricachón engreído. Creo que ya debería dejar de decirle engreído por mi bien”.

“El anonimato es útil”.

“¿No te gustaría conocerme?”

“Últimamente, demasiado. Sin embargo, no sé si es la mejor opción. No sé si me decepcionarías, pero creo que yo sí lo haría”.

Joey frunció el ceño entonces, el Sacerdote era alguien muy confuso; era un completo engreído la mayor parte del tiempo, no le importaba presumir que era más inteligente y capaz que él, pero por momentos… no parecía llevarse bien consigo mismo. No se consideraba alguien sociable ni divertido, no creía que pudiese caerle bien a las personas y menos a las de su edad.

“Sé que crees que personas como yo no van con personas como tú, pero llevo hablando contigo durante meses y si de algo estoy seguro es de que me gustas. Conozco la parte de ti más divertida y emocionante, quizá no es la más sincera, pero a pesar de que me escondes cosas de tu vida o me mientes, sé que es tuya. Quiero decir, si esta parte de ti es verdadera y me gusta, sé que las otras partes también van a gustarme”.

Joey acabó por confesarse, por largar esa confesión que quería admitir desde que dijo ‘me gustas’. Claro que el Sacerdote sabía que le gustaba, pero quería que él supiera que su gustar iba muy en serio, Joey no podía imaginar que hubiese una parte del Sacerdote que no le gustase; hasta cuando se ponía ególatra y mandón en los duelos dobles, conseguía derretirlo y dejarlo con la boca abierta.

El Sacerdote no respondió, cuando pasaron más de tres minutos Joey consideró seriamente cerrar el juego ante la humillación. Con los ojos picando con lágrimas, comenzó con la función de salir cuando le llegó un mensaje.

“Tú también me gustas, a pesar de que tienes pinta de ser un perro tonto y seguramente lo seas”. Joey parpadeó rápido para deshacerse de algunas lagrimitas traicioneras que se acumulaban, a la vez que soltaba una pequeña risa por lo que estaba leyendo, estaba feliz y aliviado. “¿Qué tal si acabamos con este constante malestar de si decepcionaremos al otro y nos vemos en el próximo evento? Quiero conocer a quien realmente está del otro lado de la pantalla”.

“Yo también quiero conocerte, considéralo un hecho”. Joey no dejaba de sonreír como un completo tonto.     

“Voy a irme, ¿sí? Todavía no he recuperado las horas perdidas de sueño de las últimas dos semanas”.

“Espero que duermas bien. También me iré, mañana hay escuela. Buenas noches”.

“Buenas noches, Senshi”.

Esa noche Joey se tiró en su cama y se dedicó a mirar el techo abrazando su almohada, su mente estaba tan en otro planeta, que ni le interesaba el calor de la habitación. Cada tanto tiempo se le escapaba una sonrisa tonta y debía de esconder la cara en la almohada. ¡Él no era Yugi, él no sonreía como tonto al estar enamorado!

Pero no podía dejar de pensar en que al fin conocería al Sacerdote en persona.

+ - + - + - + - + - +

En la escuela al otro día, su mente no parecía querer funcionar a toda marcha, así que pechaba a toda persona a su paso. Cuando entraba al salón se congeló en la puerta, Duke estaba otra vez allí riéndose con Tristán de algún chiste que este dijo.

Se les acercó y al igual que cada vez que veía a Duke su corazón se aceleró y es que de verdad creía que podría ser el Sacerdote, había tantas cosas que encajaban. Cuando quedó ese fin de semana con Duke se dio cuenta de que el chico era muy diferente a lo que uno pensaría luego de verlo, era muy como el Sacerdote.

-Hola Joey, ¿cómo estás? Te ves agotado –Duke lo miró de arriba abajó y Joey quiso salir corriendo, apenas se había lavado el rostro y aunque lo intentara, su cabello era incontrolable.

No quería ni pensar en la vista que Duke estaba obteniendo de él ahora mismo. “Tranquilízate, Joey…”

-Bien, me quedé jugando hasta tarde. ¿Y tú Duke? También te ves agotado. Tienes ojeras… –Joey saltó de un pie al otro con nerviosismo. ¡Se quería abofetear! Prácticamente le dijo que se veía mal. Bueno Duke se veía cansado, pero eso no quería decir que se viera mal, ¿verdad?

 Duke solo se rio sentándose tranquilamente en el pupitre de Tristán, quien se sonrojó un poco al ver desde abajo al chico deslumbrante tan de cerca.

-La verdad es que todavía no he podido recuperar las horas de sueño que gasté trabajando en la actualización. ¿Al final te gustó? Después de todo, se trataba de que gente como tú, que pensaba abandonar el juego, no se fuera.

Joey abrió la boca para hablar pero no salió nada. Cada vez quedaba más perplejo frente a lo que Duke decía; era exactamente igual a lo que le dijo el Sacerdote. ¿Era solo una coincidencia? ¿Todos los empleados de Kaiba Corp. estaban pasando por lo mismo?

-Sigo jugando, la actualización estuvo muy buena –se las arregló para decir y con eso se ganó una de las sonrisas de Duke, se sintió mal de que no fuera acompañada del giño de siempre. Era simplemente amistosa.

-Ustedes dos, siempre hablando de juegos, ¿no se cansan nunca? –comentó Tristán mientras se tiraba hacia atrás en su silla y cerraba los ojos.

-¿Disculpa? ¿Qué quieres decir con eso? -Duke se levantó del pupitre mirándolo ofendido, Tristán abrió un solo ojo.

-Es solo que no le veo lo interesante, al menos no para estar todos los días jugando –se explicó Tristán y Duke lo miró indignado.

-Eso es porque no lo has probado. Si le dieras una oportunidad a mi juego, estoy seguro de que te gustaría, ¡mi juego es muy bueno! –como siempre, el engreído de Duke no puede dejar de defender su juego a muerte.

 Tristán se elevó de hombros, no le daba la razón completamente pero sí acertaba en que nunca lo había probado, así que su opinión era un poco injusta.

Al tiempo sonó la campana que anunciaba el comienzo de las clases y Duke tuvo que irse, le guiñó un ojo al despedirse y Joey volvió a sentirse contento y confundido. Necesitaba de ese guiño y al mismo tiempo no lo quería, pensaba en preguntarle si era el sacerdote cada vez que lo hacía.

Pasó otro día más con la cara pegada a su pupitre.

-Señor Wheeler, ¿puede decirnos la respuesta a la pregunta?

Joey levantó la vista de inmediato cuando la profesora se plantó frente a él y lo miraba reprobatoriamente. Joey palideció y miró al pizarrón donde estaba escrito “Where are you from?” 

Miró a un lado para ver a Yugi, este lo miró alarmado moviendo la cabeza de lado a lado, volvió a mirar a la profesora que esperaba pacientemente.

-I’m… from… Japan? –respondió dudoso y la clase entera comenzó a reírse de él. Volvió a mirar a Yugi y este se golpeó la frente con su palma abatido.

-Buena pronunciación, señor Wheeler. Pero esa pregunta fue de la clase de inglés, de la clase anterior –Joey sintió como se ponía colorado mientras sus compañeros seguían riéndose. Le dedicó una sonrisa avergonzada a su profesora-. Ahora estamos en filosofía y la pregunta era qué opinaba Descartes sobre la existencia de Dios.

Joey tragó saliva nervioso y como siempre que estaba nervioso, hablaba antes de siquiera pensar. -¿Que Dios no me pondría una mala nota a pesar de mi error?

La clase entera volvió a reírse y se hundió en su asiento tratando de desaparecer. La profesora suspiró mientras se acomodaba sus gafas con decepción.

-Espero que la próxima vez al menos pueda reconocer la asignatura de su profesor –la mujer se dio la vuelta y volvía al frente del salón.

-Lo siento mucho, profesora –se disculpó y se prometió a sí mismo prestar atención ese día.

Vio que la mayoría de sus compañeros seguían mirándolo y algunos aún se reían por lo bajo de lo sucedido, no los culpaba, él también se hubiera reído. Le llamó la atención ver que Kaiba se había dado la vuelta en su asiento para ver lo que sucedía como todos los demás, lo miraba fijamente con sus ojos azules penetrantes.

Se puso nervioso enseguida pero le devolvió la mirada, lo estaba juzgando de tonto. Se acomodó recto en su asiento de la vergüenza. Finalmente Kaiba decidió volverse mientras negaba con la cabeza.

Joey quería que la tierra se lo tragara.

+ - + - + - + - + - +  

 A la noche siguiente, cuando volvió del trabajo prendió su computadora como de costumbre y se metió a la ducha. Se puso su pijama y mientras cargaba su cuenta en “Magic & Wizards”, sacó una valija del armario que se propuso a llenar.

La tiró sobre la cama y fue en busca de su ropa. En internet decía que el verano en Egipto era matador, así que se enfocó en poner varios pantalones cortos y camisetas, pero también decía que refrescaba en la noche, por lo que agregó jeans y algún que otro abrigo. En el espacio que sobró colocó su calzado.

Miró a la pantalla para asegurarse que nadie había iniciado un chat con él. Ese día solo quería charlar con el sacerdote y quizá enfrentarse en un duelo los dos juntos contra alguien, si el sacerdote quería. Así que solo estaba esperando a que él se conectara y lo encontrara como siempre.

Doblaba su ropa interior cuando pensó en decirle al sacerdote sobre su viaje, no a dónde iba porque sería extraño, pero sí advertirle sobre la posibilidad de que no se conectara durante el fin de semana. Después de todo, no tenía idea de si podría conectarse en Egipto. Era la casa del faraón, por obvias razones él también jugaba el juego desde alguna computadora, pero no quería asumir que este se la prestaría. Eso sería abusar de su hospitalidad. Más si tenía en cuenta que el faraón no tenía idea de que Yugi y él irían.

La próxima vez que miró la pantalla alguien le había escrito, fue corriendo cuando corroboró que era el Sacerdote.

“Buenas noches, Senshi”.

“Buenas noches, ¿qué tal tu día?”

“El trabajo se extendió de más y estoy estresado. Al menos mañana es viernes”. Joey notaba que el sacerdote siempre parecía agotado de su trabajo, debía ser horrible trabajar tanto para alguien de su edad.

“Espero que al menos te guste tu trabajo y que Seto Kaiba te pague bien”. Le escribió teniendo la esperanza de que eso lo hiciera reír.

“Siempre haciéndome reír, sabía que era un buen plan venir a ti en vez ir directo a la cama”. Joey se sintió orgullo de sí mismo y sonrió como tonto a la pantalla. “Amo mi trabajo, el dinero no me importa, pero sí gano bien. Quizá me importe un poco.”.

“Te ganaste la lotería de los trabajos entonces. Premiemos a Kaiba por ser un buen jefe, aunque quizá deba reducir las horas de trabajo para que pueda hablar más tiempo contigo”.

“¿Quieres hablar más tiempo conmigo?” El avatar del sacerdote comenzó a moverse por el mapa del bosque y Joey lo siguió mientras escribía al mismo tiempo.

“Claro que sí. Por lo general entro antes que tú y siempre me voy después”.

“Se lo comentaré a Kaiba, seguro que me deja salir antes si le digo que un chico bonito me está esperando”.

El Sacerdote lo llevó a una cascada y desapareció por un hueco, porque como en todos lados, las cascadas eran un cliché para esconder cosas. Así que él también había encontrado esa misión la noche anterior luego de que el sacerdote se fuera.

“A este punto creo que eres capaz de leerme la mente, iba a proponerte hacer justo esta misión”. Joey ordenó a su avatar sacar su espada mágica para defenderse de las criaturas que aparecían en el túnel, el Sacerdote utilizó un arco y flechas en su lugar. No necesitaron escribirse para vencerlos, estaban completamente coordinados. “Hablando de lo que dijiste, ¿tú crees que Kaiba te deje por una excusa como esa? No parece el tipo de chico que corre en esa dirección. Tú me entiendes”.

Llegaron a la última prueba y se presentaron dos centauros para un Duelo de Monstruos doble que ambos aceptaron enseguida. Nuevamente no tuvieron que hablar, habían hecho esto ciento de veces, confiaban en la baraja y la estrategia del otro.

“¿Por qué no? Que sea el CEO de una gran firma no tiene que ver con su sexualidad. Seguro que él también se sentiría atraído por un divertido chico rubio”.

Joey se rio histéricamente al imaginarse la situación. Colocó una carta boca abajo y terminó su turno. Al sacerdote le encantaba bromear sobre el color de su cabello al ser lo único que sabía de su físico. Esperaba que no se estuviera haciendo grandes expectativas.

“Tienes razón, quizá le gusten los chicos bonitos. Aunque en mi opinión sería demasiado bueno para ser verdad, él es sexy como el infierno. Sería estupendo tenerlo del lado oscuro”.

 El Sacerdote ordenó a su dragón blanco que ataque al centauro de la izquierda, quien solo tenía un monstruo y no lo suficientemente fuerte para proteger sus puntos de vida, se arriesgaba porque este también tenía una carta boca abajo. El centauro activó su trampa de ‘fuerza del espejo’ haciendo que el ataque rebotara, pero Joey activó su propia fuerza del espejo, protegiendo al sacerdote y reflejándolo en el enemigo. Los puntos del centauro fueron a cero.

Lo tenían planeado sin decirlo, el Sacerdote confiaba en su carta boca abajo para protegerse.

“¿Tú crees que es atractivo? Pensé que lo odiabas”.

“No lo odio, solo que a veces no lo soporto. Pero eso no me hace ciego, claramente es sexy. ¿No lo crees?”.

No era la primera vez que halaban sobre el atractivo de diferentes personas, no era nada más que para pasar el rato y divertirse averiguando los gustos del otro. Después de todo, las personas a las que nombraban no eran más que platónicas.  

 Era el turno de Joey, y frente a un oponente menos, ahora ambos podían concentrarse en acabar con el centauro que quedaba. Ese caballo estaba acabado.

“Que suerte que no lo odies. Y no, no creo que sea sexy. No es mi tipo. Prefiero los rubios, últimamente solo le echo el ojo a los rubios…”.

“Qué suerte que sea rubio, es una buena coincidencia, ¿verdad? Bueno, me halagas, pero ahora dudo de tu buen gusto. El insoportable es extremadamente atractivo al punto de ser injusto”.

 “No hay nada de coincidencia, Senshi, créeme”. Joey dejó salir una risa tonta, de verdad le encantaba ese chico. “Y no sé qué decirte, no es mi tipo. Y no había pensado en su atractivo hasta ahora”.

“Por favor, no te lo tomes como modelo de mis gustos, sería algo difícil de superar. Mis expectativas no están tan altas. A menos que me digas que ustedes se parecen”.

“No lo tomaré de modelo entonces y tampoco creas que caeré en tu trampa para que te diga algo sobre mí, te conozco Senshi. Entonces, ¿digamos que él está en tus expectativas más altas?” 

“Está bien, me atrapaste, me rindo. Y no sé, ¿quizá en lo físico? Me gusta su altura y sus inusuales ojos azules y fríos. Pero renuncio a todo eso en un segundo por su actitud. Me vale más cómo me trate la persona que cómo luce”.

“Tomaré nota de eso entonces”.

El Sacerdote había dejado sin defensa al centauro y en el propio turno de este, con su carta de trampa mandó a volar la última posibilidad de protegerse. Ahora, sin monstruos que lo protejan y siendo su turno, Joey tenía la oportunidad de un ataque directo y así lo hizo, ordenó a su Dragón negro de ojos rojos atacar.

Los puntos de vida del centauro bajaron a cero dando por finalizado el duelo. En la pantalla aparecieron sus premios: las monedas y las gemas se sumaron solas a sus ganancias, el Sacerdote prefirió quedarse con la espada mágica hecha por duendes, para así Joey se quedaba con la carta rara.

Siempre  insistía en que Joey se quedara con las cartas raras. Él lo pensaba como si fueran a comer algo y el Sacerdote insistiera en pagar la cuenta. Era su forma de tener citas por internet en un mundo de frikis.

+ - + - + - + - + - +  

 La escuela el viernes se hizo insoportable. Tener que esperar al mediodía para salir era tortura en un día como hoy.

Yugi dormitaba en su pupitre entre ansioso, nervioso y entusiasmado. La noche anterior no había dormido mucho, lamentablemente en toda la semana no había podido encontrar la última misión que le daría acceso al próximo evento de Kaiba Corp. y por supuesto que se negaba rotundamente a no ir. Por lo que no durmió hasta hallar la inmensa cueva en el medio del desierto de Egipto, tal como la pista lo sugería.

El día que se habilitó el mapa del pantano, en este apareció un extraño monolito con una instrucción bastante rebuscada para encontrar la primera misión específica para ese evento. Solo una persona que conociera muy bien los mapas podría dar con el primer lugar, que lo llevaría con otra pista al próximo y así. Pero estos últimos días su cabeza estaba enfocada en una sola cosa, Atem, y básicamente no entendía la última pista.

Al final dio con ella pasadas las dos de la mañana y sumándole el tiempo que le llevó realizarla, digamos que no durmió mucho. Pero se había asegurado un lugar en el evento, que era lo importante. La entrada al evento cerraría el Domingo y no quería tener que pedirle a Atem su computadora para entrar al juego, sería humillante, probablemente él cree que ya tenía su entrada.

Mientras tanto, Joey se encontraba igual de ansioso. Sería la primera vez que saldría de Japón, aunque se sentía un poco mal por ser una carga extra, ¡pero era un viaje gratis! No sabía cómo es que tenía tanta suerte últimamente.

Al mirar a Yugi lo vio rebotar la cabeza y tratar de mantener sus ojos abiertos. Pensó en que seguramente no pudo dormir de los nervios.

-¿Están nerviosos por el viaje? –les preguntó Tea cuando se juntaron para comer algo.

-Nah –respondió tranquilamente Joey masticando un onigiri.

-Un poco… bastante –admitió Yugi-. Atem no sabe que vamos y eso… no sé, ¿quizá estamos invadiendo?

-Tranquilo, Yugi. Si alguien está invadiendo es este tipo –dijo Tristán, señaló a Joey con el pulgar, el rubio lo miró mal mientras tragaba-. Probablemente Atem estará más que feliz que verte, ¡y para su cumpleaños!

-¡Oye, yo no me estoy colando! –se quejó Joey-. Voy a cuidar de Yugi, tal y como le prometí a la señora Muto.

-Sí, gracias por eso Joey. Si no fuera por ti, seguramente no podría ir. Eres un buen amigo –Yugi le sonrió con devoción y Joey se derritió de la ternura, orgulloso de sí mismo.

-Se te ve emocionado, ¿por eso no has podido dormir bien? –preguntó Ryou, él también había notado como su amigo cabeceaba.

-No, en realidad es porque me quedé jugando. Recién ayer, bueno hoy de madrugada, pude encontrar la última misión para entrar al evento. Además estoy muy ansioso para dormir bien -Yugi le dedicó una sonrisa vergonzosa. 

-Es increíble que nosotros estemos ansiosos y Kaiba esté tan fresco como una lechuga recién cortada –comentó Joey, dio otro mordisco al onigiri.

Joey le había echado el ojo a Kaiba ese día, le sorprendió. Seto por primera vez en meses no estaba trabajando en clase, se dedicó a prestar completa atención a los profesores y eso era todo. Asumía que entonces se estaba tomando unas mini vacaciones, y él que pensaba que vería a Kaiba trabajando todo el fin de semana desde el amanecer hasta la noche, pero ese no sería el caso al parecer.

-Él ha viajado a Egipto cientos de veces –Yugi se elevó de hombros mientras miraba a Kaiba-. También sé que vivió allí por un tiempo.

-¿De verdad? –preguntó Ryou con curiosidad. Él también había vivido un tiempo en Egipto con su padre, él era un coleccionista, el sitio era un sueño para los de su clase.

-Sí, eso me comentó Atem.

Todos estaban mirando fijamente a Kaiba con curiosidad. Seto leía tranquilamente un libro y comía un sándwich de vegetales, sintió como si lo estuviesen mirando un centenar de ojos. Despegó los ojos de la hoja y observó a su alrededor, al mirar hacia atrás el grupito feliz apartó la mirada y fingieron conversar. No eran tan disimulados como ellos pensaban. Aun así, Wheeler le sostuvo la mirada como siempre, era de las pocas personas que lo hacían.

Elevó una ceja en forma de pregunta. ¿Cuál era el problema con ese perro? Joey se encogió de hombros y se unió a la charla forzada de sus amigos. Él de verdad se estaba convirtiendo en una de las personas más extrañas que conocía.

-¿Qué hay de ti, Ryou? –preguntó Joey-. ¿Conseguiste entrar al evento?

-Ayer en la tarde pasé la última misión. Así que esta vez los acompañaré.

+

Una hora después de salir de la escuela, se encontraban Yugi y Joey en el aeropuerto. El señor Wheeler se encontraba trabajando, pero el abuelito de Yugi y la señora Muto habían ido a despedirlos.

-No tienen de qué preocuparse, yo cuidaré de Yugi –les aseguró Joey.

-Lo sabemos, Joey. Pero no olvides tú también de divertirte –el abuelito le dio un abrazo.

-Por supuesto.

-Que les vaya muy bien –les deseó la señora Muto-. Saluda Atem por su cumpleaños de nuestra parte, y dile que queremos conocerle cuando venga a Japón. ¡Oh! Y de paso pregúntale cuál es su comida favorita.

-Sí, mamá… -respondió Yugi vergonzosamente mientras se alejaban.

-Ustedes sí que van en serio. Conociendo a las familias… -comentó riéndose una vez que se alejaron lo suficiente para que no los escucharan. Yugi se unió a su risa, confirmándolo.

Un hombre se acercó corriendo a ellos, vestía traje oscuro y corbata, usaba gafas para el sol y se secaba la frente con un pañuelo al correr. Les hizo una reverencia sutil cuando se les puso en frente, Joey y Yugi intercambiaron una mirada incómoda.

-Buenas tardes. Me presento, soy Ronald, trabajo para el señor Kaiba. Si son amables de seguirme por favor, los llevaré hasta el avión.

-Muchas gracias –dijo Yugi, y tanto él como Joey le devolvieron la reverencia.

Joey quedó boca abierto cuando se encontraron frente a un avión privado con las iniciales K.C a un lado. Con razón a Kaiba no le molestaba ni llevar a Yugi, ni arrastrar a Joey con él. No había pasajes que comprar. ¡Todo el maldito avión era suyo!

Al entrar vieron a Kaiba muy cómodo en su gran sillón individual junto a la ventana. Él solo les dedicó un asentimiento que ellos correspondieron.

-¿Viajas así todo el tiempo? –preguntó Joey, era una pregunta más bien retórica, no esperaba que él la respondiera.

Contempló el lugar y tomó asiento del otro lado del pasillo donde el castaño estaba, Yugi se sentó frente a él con una mesa entre ellos.

-En realidad no, pero es conveniente tener tu propio avión cuando la mitad de los jefes viven en otro país –comentó un chico que apareció de la nada. Joey lo identificó enseguida como el famoso Mokuba Kaiba. El chico de trece años se acercó a ellos-. Tú debes de ser Yugi, mi primo nos ha hablado mucho de ti.

-Demasiado –comentó aburrido Kaiba.

-Un gusto conocerte –le correspondieron.

El viaje fue mayoritariamente cómodo. Yugi y Joey rápidamente se pusieron a hablar de cualquier cosa, eran mejores amigos y eso no les costaba. Pronto terminaron hablando de juegos y por lo tanto de su vicio actual, ‘Magic & Wizards’, fue entonces cuando Mokuba se les unió a la conversación. Joey no podía evitar dar una mirada a Kaiba entre tanto y tanto, él no hablaba pero los miraba y escuchaba atentamente, era extraño. Pensó que se pondría a hacer algo, pero solo los escuchaba y hasta parecía interesado.

-¿Les puedo preguntar una cosa? –les dijo Mokuba bastante tímido-. ¿Ustedes que opinan del nuevo mapa?

-No he jugado mucho en él, la verdad –respondió Yugi pensativo-. Pero me pareció muy bueno.

-Yo si he jugado bastante ahí, últimamente es en el que más juego, me encanta –comentó Joey.

-¿De verdad? –le preguntó Mokuba con curiosidad, entonces se cambió de asiento de frente a su hermano a compartir asiento con Joey.

-Sí, claro. No entiendo por qué te sorprende –dijo Joey riendo-. Después de todo es el que cuenta con más misiones nuevas y el diseño es muy bueno. Me gustó la idea del pantano y todo eso de los ríos y arroyos con los que hay que tener cuidado.

-Casi te come un cocodrilo, ¿verdad? –dijo Mokuba con una sonrisa que insinuaba saber la respuesta.  

-Más de una vez –le contestó. Mokuba se carcajeó y Joey se le unió.

Todos los mapas, excepto el del Himalaya, contaban con algún río o laguna que podías cruzar nadando o con algún navío que hubiese en el lugar. Todos pensaban que en el mapa del pantano sería igual, pero si te acercabas mucho al agua te darías cuenta del error, las aguas estaban llenas de cocodrilos y otros bichos.

-Es curioso que te guste eso, por lo general la gente lo odia –se lamentó el chico y Joey frunció el ceño al verlo tan decaído de repente-. Bueno, la gente odió muchas cosas de mi mapa, supongo que no estuvo tan bueno…

 -Ya te dije que debes de ignorarlos, Mokuba. No hay nada malo con tu mapa –afirmó Kaiba, la primera vez que hablaba en dos horas de vuelo.

-Pero ellos dicen…

-Yo creo que tu hermano tiene razón –apoyó Joey, recién recordaba que ese mapa fue casi totalmente diseñado por Mokuba. Lamentó no recordarlo antes, de lo contrario hubiera tratado de decir más cosas buenas-. Hiciste un gran trabajo, no me parece que haya mucha diferencia con los otros mapas, es más, tiene más definición que el resto de los mapas en un principio.

-Algunos amigos de mi escuela dicen que no es tan bueno como el resto o que muchas cosas son iguales a los otros… -Mokuba se miró los dedos con lamento

-No es verdad, entregaste algo único. A la gente le encanta criticar sobre aquello que no sabe –le dijo Joey ofendiéndose en su nombre-. Te apuesto a que ninguno de tus supuestos amigos sería capaz de diseñar y programar ni la mitad de las cosas que tú hiciste. ¿Alguno de ellos sabe algo sobre computadoras como tú? –preguntó Joey y Mokuba al fin levantó la vista y negó con la cabeza-. Pues ahí lo tienes. Si quieres un consejo, ignora a la gente que no sabe lo que conlleva hacer un videojuego  y consíguete nuevos amigos.

-Los amigos son aquellos que siempre te apoyan y están para ti, en las buenas y en las malas –apoyó Yugi y él y Joey chocaron puños sobre la mesa.

-Supongo que tienen razón. Gracias –Mokuba le sonrió y Joey pensó que era adorable, demasiado para estar conectado por sangre con alguien tan desagradable.

-Fue exactamente lo yo dije –se quejó Kaiba desde su asiento cruzado de brazos y piernas.

-Claro que no, tú no dijiste eso –Mokuba se volteó a mirar a su hermano.

-Sí, lo hice.

-No, no lo hiciste.

-Sí lo hice, eso es lo que quería enseñarte.

-Pues bueno, Joey lo expresa mejor que tú.

Kaiba volteó los ojos indignado y le dirigió una mala mirada a Joey. Para demostrar su madurez, Joey le sacó la lengua y se rio, burlándose de ser el favorito de su hermano por un minuto, él achinó más la mirada. Joey tuvo una combinación extraña de sensaciones cuando los fríos ojos azules le taladraron. 

-Puedes confiar en lo que Joey te dice, después de todo, él es un buen jugador –comentó Yugi.

Mokuba volvió a voltearse y a centrarse en ellos. -¿Lo eres? ¿Ya has entrado al evento? ¿Estuviste en el anterior?

-Claro que soy bueno, por más que tu hermano diga que no –le dedicó a Kaiba una mirada de odio-. Fui al evento pasado y ya tengo mi entrada para el próximo.

-Increíble… -escuchó lamentarse a Kaiba. Iba a contestarle algo cuando Mokuba lo interrumpió.

-¿Y tú, Yugi? Supongo que ya tienes invitación.

-Sí, demoré, pero anoche la obtuve finalmente. Joey es mejor que yo para hacer misiones y ni te digo para dar con ellas.

-Es un talento natural –presumió Joey mientras se miraba las uñas.

-En el evento anterior te vi usar al Mago Oscuro, es una de mis cartas favoritas. Y fue genial como le ganaste a Duke en su propio juego, Atem habló de eso durante días –comentó Mokuba, y como todo niño de trece años no perdió la oportunidad de burlarse de su primo por estar enamorado.

-Fue un castigo… -susurró Kaiba, Joey llegó a escucharlo y se tragó la risa.

-Qué vergüenza -Yugi se lamentó otra vez de lo que hizo aquel día del primer evento. De verdad, ¿qué le había picado?-. Pero sí, el Mago Oscuro es mi monstruo favorito, es importante para mí. Se lo gané a la mano derecha del faraón, así fue como conocí a Atem.

Yugi sacó de su bolsillo una baraja de cartas, tomó la que estaba en la sima y la dio vuelta para que Mokuba la viese. El chico tomó al Mago Oscuro cuidadosamente en sus manos, esa carta era simplemente sensacional.

-Yo quería una pero Seto dijo que no –Mokuba hizo un puchero-, es contra las reglas tener una carta que no te ganaste. Es increíble que pudieras ganarle a Mahad, él es uno de los mejores.

-¿Mahad? –preguntó Yugi.

-Sí, es uno de los mejores amigos de Atem. Ayudó a mi hermano y los demás con la creación del juego, quizá lo conozcas en estos días.

-¿Crees que se enoje conmigo por quitarle a su Mago Oscuro? –definitivamente no era la forma en la que quería conocer a los amigos de Atem.

-Lo dudo, Mahad es muy buena persona. Probablemente le agrades más por haberlo hecho –lo tranquilizó y le devolvió su carta, Yugi la unió a su baraja y se puso a contemplar sus cartas-. ¿Y tú, Joey? ¿Cuál es tu monstruo más fuerte?

-Sí Wheeler, ¿cuál es tu carta más fuerte?

Kaiba lo miró con soberbia, claramente no lo veía capaz de tener un gran monstruo como el de Yugi o sus propios dragones blancos de ojos azules. Joey lo miró mal, no se seguiría burlando una vez que viera su Dragón Negro de Ojos Rojos, su Jinzo o a su Reina Insecto que le había ganado a ese tonto ‘Niñoinsecto’ hace una semana (solo un tonto se pondría ese seudónimo, Joey estaba seguro que era un niño tonto). Joey no contaba con una baraja de insectos que acompañaran a su reina como ese chico extraño, pero no dejaba de ser uno de los monstruos más fuertes del juego y algo digno de presumir.

Apuesto a que ya no se burlaría después de verlos, sus estrategias con sus cartas de dados ya no serían tan menospreciadas. Solo un buen duelista sabría cuando es apropiado usar el ‘dado gracioso’ que tanta burla le había provocado el castaño.

-¿Por qué sigues intentando subestimarme? –le dijo a Kaiba con odio, él solo le dirigió una sonrisa odiosa y falsa mientras que Joey trataba de lanzarle cuchillos filosos con los ojos-. Ya te enseñaré, ricachón engreído…

Joey se paró para ir por su mochila que había guardado en el compartimiento cuando subió, volvió a sentarse mientras que decía cosas inentendibles sobre Kaiba. A Seto la situación le parecía un gran deja vú y por algún motivo quería molestarlo, era gracioso lo fácil que era hacerlo enojar.

Joey abrió el bolsillo más pequeño, pero allí solo encontró su cepillo de dientes y su jabón facial. –Estaba seguro de que puse mi baraja aquí, que raro –abrió el cierre más grande y rebuscó dentro. Auriculares, cargador, un peine, protector solar-. No está aquí. ¡No está aquí!

Joey entró en pánico y rebuscó con más ganas, seguro que debía de estar ahí, bueno, casi seguro. Dejó algunas cosas en su asiento para revisar más fácil.

-¿La encontraste? –le preguntó Yugi sentándose en el borde de su asiento.

-No. Anoche no la guardé, pensaba en que sería mejor dejarlo para lo último –impotente comenzó a guardar todo de vuelta en su mochila-. Pero ya vez, no la traje.

-Tonto perro olvidadizo –lo criticó Kaiba desde su asiento, Joey lo miró mal.

Que gusto que disfrutara de su sufrimiento.

-Qué pena –se decepcionó Mokuba.

 Joey iba a comentarle a Mokuba de todas formas sobre sus cartas, cuando una mujer apareció llevando un carrito con comida. Se veía simplemente delicioso. El viaje a Egipto era una tortura, pero seguro que esto lo recompensaba.

Después de comer, Yugi se echó a dormir una merecida siesta y Joey y Mokuba continuaron charlando. A Mokuba le encantaba escuchar lo que Joey opinaba de su mapa, hasta el más mínimo detalle. A Joey le preocupó que le importara tanto lo que pensaran los demás, se preguntó qué tipo de críticas habría recibido para sentirse tan angustiado.

Entonces prefirió cambiar de tema, o más bien de juego. Al parecer Mokuba no tenía muchos amigos, las personas más importantes para él eran su hermano, primo y los amigos de ellos, dijo que se sentía más cómodo en Egipto. Por esto mismo jugaba tantos juegos, no había uno que Joey mencionara que el chico no haya jugado antes.

Se divirtieron en el trayecto y Seto los observaba y escuchaba atentamente, a veces Mokuba le pedía una opinión y él tranquilamente respondía. A Joey realmente le gustó charlar, los hermanos Kaiba de verdad sabían de juegos.

Notas finales:

¿Les gustó?

Amé escribir este capítulo, es uno de esos en los que realmente me sentí conectada a Joey y me fue fácil y divertido ponerme en su lugar y narrar su historia. Me llevé unas cuantas risas, espero que ustedes también.

Bueno al fin están viajando a Egipto. Atem y Yugi podrán volver a verse después de meses y Joey conocerá a Seto en un ámbito familiar, hogareño y de viejas y confiables amistades. Quizá Seto Kaiba no sea tan malo después de todo. Y quizá Joey Wheeler no sea tan tonto e incomprendible.

Joey conocerá a los creadores de su juego favorito y podrá aprender sobre los secretos e historias que esconde detrás.

Gracias por leer!!

Nos vemos en el siguiente capítulo!!


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